(ZENIT.org).- Benedicto XVI denunció este miércoles la enorme disparidad que se da entre ricos y pobres, calificándola de ofensa para la dignidad humana, al unirse a la Jornada Mundial del Rechazo de la Miseria.
«¡Cuántas poblaciones viven todavía en condiciones de extrema pobreza!», exclamó el pontífice al final de la audiencia general de este miércoles en la que participaron unas 50.000 personas.
«La disparidad entre ricos y pobres se ha hecho más evidente e inquietante, también en los países económicamente más avanzados», indicó.
«Esta situación preocupante interpela a la conciencia de la humanidad, porque las condiciones en que se hallan tantas personas ofenden la dignidad del ser humano y comprometen, por tanto, el progreso auténtico y armónico de la comunidad mundial».
El Papa alentó por último «a multiplicar los esfuerzos para eliminar las causas de la pobreza y sus consecuencias trágicas».
La Jornada Mundial del Rechazo de la Miseria fue creada por iniciativa del padre Joseph Wresinski (1917- 1988), fundador del movimiento «ATD Cuarto Mundo», el 17 de octubre de 1987, cuando colocó en el atrio del Trocadero, en París, una lápida «por las víctimas de la miseria».
La iniciativa fue asumida por las Naciones Unidas en 1992 con el título de Jornada Internacional para la Eliminación de la Pobreza.
La celebración oficial de la Jornada en la ciudad eterna se celebró ayer, a las 18,00 horas, en el atrio de la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma, en torno a la lápida que reproduce la que se encuentra en el Trocadero de París.
La lápida lleva la inscripción: «Allí donde hay hombres condenados a vivir en la miseria, se violan los derechos humanos. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado».
Esta frase original del Trocadero fue completada en la lápida romana con las palabras de Juan Pablo II: "Nunca más discriminaciones, exclusiones, opresiones, desprecio de los pobres y de los últimos."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario