No esperes a sentir que ya no te queda nada, que todo a lo que te
aferrabas y te llenaba lo has perdido o ya no te da la paz que
anhelabas; no te quedes sin buscar a Dios, hasta que llegues a
experimentar tanto dolor que no puedas más que aferrarte a El para
lograr continuar. Date la oportunidad de descubrir su amor expresado
en todo lo que hermoso que te regala desde que abres tus ojos, eso te
ayudará a enfrentar y superar cada momento más aún en la dificultad.
No esperes a que las personas que están a tu lado ya no estén, para
querer verlas así sea por una sola vez más y decirles que las amas y
que siempre has valorado todo lo que te dan. Hazlas sentir hoy lo que
significan para ti. No esperes que te lleguen sentimientos de culpa,
porque no supiste valorarlas ni tampoco sentir frustración, por no
haber visto ni reconocido antes todo su valor.
No esperes a que las oportunidades pasen de largo y ya no puedas
echar marcha atrás, para querer intentarlo cuando sea casi imposible
lograrlo. No te justifiques en que los demás no creen en ti, o que
estás demasiado joven o viejo para realizarlo; no te acomodes
creyendo que aún hay suficiente tiempo o que vendrán mejores
momentos… no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, el pasado no
vuelve, el futuro nadie lo tiene asegurado, lo único que tenemos es
el presente con lo que ahí se nos ha dado.
No esperes a que el tiempo se te haya acabado y ya no exista la
posibilidad de pedir perdón o de perdonar, de dar ese abrazo o
decirle a alguien lo que tanto anheló escuchar; de disfrutar tu
juventud tu salud, las fuerzas y la capacidad de trabajar, de
realizar lo que soñabas, de utilizar el vestido nuevo que con tanto
recelo guardabas. No esperes acumular cosas para invertirlas o
compartirlas, no esperes a ya no tener nada para aprender a valorar…
No esperes a perder la vida, para empezar a vivir… simplemente
levántate cada día sintiéndote afortunado por esta nueva oportunidad
que se te ha dado y trata de ver más allá descubriendo la grandeza
escondida de lo que se te convierte en rutina y a todo lo que te has
acostumbrado; esas pequeñas cosas y esas personas que muchas veces no
ves, son las que merecen más tu atención y tu valor, y así no
esperarás a no tenerlas para añorarlas y querer hacer lo que no
hiciste y disfrutar de lo que ya perdiste… No esperes, hazlo ya!
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