* «Pasé años en la oscuridad, sin pensamientos ni emociones. Sentí que perdí completamente mi alma, mientras mi madre rezaba el rosario continuamente. Le pedí a un amigo católico del ejército que me ayudase a rezar porque lo había olvidado todo. Una noche de 2018 tuve, de repente, el primer pensamiento en cuatro años. En ese momento sentí un torrente de gracia. Me sentí en paz, comencé a sentir emociones de nuevo y mi alma estaba de vuelta. Entonces volví a tratar con la gente, a conectarme con mi fe y las Escrituras y me convertí en una persona completamente nueva. Me sentí especialmente atraído por Nuestra Señora y la Virgen de Lourdes… Ha sido un gran despertar para mi alma: me he convertido en una persona verdaderamente nueva en Cristo»