No viváis ya como viven los paganos
El tiempo del Espíritu es el tiempo de la Iglesia. El tiempo de la Iglesia es el tiempo de crear el camino que nos lleva a la plenitud de aquello que ya nos fue revelado. Mientras Cristo anda con los discípulos Él es el responsable por esa propiedad, Él es el cumplimiento de la promesa que el pueblo esperaba: la tierra donde mana leche y miel, el lugar de nuestro descanso, donde podemos reclinar nuestra cabeza. El lugar demarcado para el encuentro es también paraíso.
“No viváis ya como viven los paganos, que andan a merced de sus ideas frívolas”. (Ef.4,17) Este pasaje nos abre los ojos que a partir del momento que nos entregamos a Dios no podemos vivir como paganos. Nosotros podemos muchas veces creer que estamos siguiendo a Jesús y que estamos como telespectadores.
Nuestra inteligencia muchas veces no nos lleva a nada, reflexionamos, pero actuamos como pagano. Nuestra inteligencia no actúa a nuestro favor cada vez que optamos por la vida sin sabor, haciendo una opción burra, pues la vida pasa rápida y desperdiciamos el tiempo. Una vida en el Espíritu Santo es una vida de sabor, de alegría y que siempre tiene espacio para la lucha. Aquello que más te hace feliz es aquello por la cual más luchaste, aquello que viene muy fácil no tiene mucho sabor. Vivir como pagano es decir que no tienes sabor.
La vida pagana va retirando de nosotros toda disposición para cualquier cosa. Jesús era un hombre que reinauguraba a las personas todos los días. Necesitas descubrir a que rutina precisas colocar un nuevo condimento. Así como necesitamos del pan nuestro de cada día necesitamos del sabor de cada día.
Si comes arroz, frijóles y col todos los días te empalagas, necesitamos cambiar el sabor. Por eso no podemos vivir como pagano. Nadie aguanta religión por obligación, necesita tener sabor. La fuerza del Espíritu Santo coloca en nosotros la alegría de que vale la pena seguir los pasos de Jesús. Cristianismo es también deber, pero si te sumerges en él verás que él tiene más sabor que cualquiera otra cosa.
No podemos asociar que la vida en Dios es sólo sufrimiento, ¡No! Ella tiene sabor, pues Dios va cambiando tu forma de ver el mundo, Dios está intentando poner sabor en tu vida. Dios amplía tu mirada para el mundo para que no seas víctima de mirar las cosas con el ojo torcido con una visión preconceptuosa. Imagina a Jesús mirando al pueblo con una visión preconceptuosa, nadie tendría una oportunidad con Él. Nuestra visión muchas veces es preconceptuosa porque es sin sabor.
La cosa más pesada que puede haber es que coleccionemos prejuicios. El prejuicio cierra la puerta para muchos acontecimientos en nuestra vida. Esta visión pagana está dentro de nosotros. Y conversión es eso, es apertura de nuestra mente para que veamos las cosas con más inteligencia. Un corazón endurecido es un corazón ignorante.
¿Cuál es la primera acción del Espíritu en nosotros? Librarnos de la ignorancia. Él retira de nosotros el endurecimiento del corazón y todo que nos impide de crecer. El principal acto de ignorancia es cuando no sabemos y fingimos que sabemos. Necesitamos reconocer que no sabemos. Salir de la ignorancia es muy difícil. Preferimos enseñar que aprender. Para salir de la ignorancia es necesario que haya tranquilad. El proceso de Dios y del Espíritu Santo es lento dentro de nosotros, dura la vida entera.
¿Como superas el miedo? ¡Nunca vi una persona que tenga más miedo de los difuntos que yo! Y tengo que ir a los velatorios, pues soy padre. Son traumas que quedan en el inconsciente. Pues cuando yo era pequeño escuchaba varias historias sobre difuntos antes de dormir, entonces crecí con miedo de ellos. El Espíritu Santo es quien nos modifica de todas esas cosas que en nosotros necesita ser más saludable.
Dios te hace un hombre libre cada vez que tú permites que el Espíritu Santo te lleve a su casa. Es necesario que tomemos pose. La promesa que el Espíritu Santo hace a la Iglesia es: “yo haré nuevas todas las cosas”. Por eso necesitamos siempre acoger la gracia que nos cabe. Nosotros vamos a llegar a aquello que tenemos de más sagrado cuando nuestros ojos estén clavados en la seducción de Jesús. Pero si tu mirada está clavado en la seducción del demonio te transformarás en un ser humano despreciable, mezquino. Pero mirando a Jesús podrás proclamar desde ya la victoria en Jesús, la propiedad es tuya, toma pose cuando quieras.
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