* «Vi a Jesús sufrir de verdad, y entendí que no era solo por el pecado, sino también por la indiferencia de los cristianos, que pretenden ser parte de su familia, ser sus amigos. Sé que el Señor sufre agonías porque su amor es a menudo ignorado o no reconocido. No sabemos cuánto nos ama. Dios tiene un amor infinito por cada criatura. Él ama a esa persona infinitamente y quiere salvar incluso a cualquier persona hasta el final por muy malvada que sea. Cuando le pregunté: «¿Por qué lloras?» él dijo: “Porque sois mis queridos hijos; Te amo infinitamente y a cambio recibo frialdad, desprecio e indiferencia. Lloro porque no hay nada peor que ser rechazado por los que amamos». Por eso sufre Cristo. Me hizo sentir eso. Creo que Jesús me hizo ver esto para que recuerde a la gente que debemos arder con amor por él, completamente, por lo que es, y no solo a través de unas pocas palabras pronunciadas a medias, de una manera mundana, o para calmar la conciencia»