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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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jueves, 8 de noviembre de 2007

Biografía del Apóstol Pablo / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM

Con motivo del año jubilar de San Pablo la Parròquia de Sant Narcís de Barcelona celebra desde ayer una serie de Catequesis semanales sobre el apóstol convertido camino de Damasco, su mensaje y visión del cristianismo. Iniciamos la publicación de las sesiones catequeticas para que den frutos de conversión
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(Saulo de Tarso) Apóstol del cristianismo que él transformó en religión universal (Tarso, Cilicia, hacía el año 8 - Roma, hacia el año 68). Era hijo de judíos fariseos de cultura helenística y con ciudadanía romana. Fue contemporáneo de Jesucristo e incluso estuvo en Jerusalén en la misma época que él, aunque probablemente no se conocieron.

Pablo tenía una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística (hablaba griego, latín, hebreo y arameo). Participó en las primeras persecuciones contra los cristianos. Pero durante un viaje a Damasco, poco después de la crucifixión de Jesucristo, se convirtió a la nueva fe, que por entonces era considerada una secta herética del judaísmo (según su propio relato, fue el mismo Jesús el que se le apareció).

Desde entonces San Pablo se convirtió en el más ardiente propagandista del cristianismo, que contribuyó a extender más allá del pueblo judío, entre los gentiles: viajó como misionero por Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina; y escribió cartas a diversos pueblos del entorno mediterráneo.

Los escritos de San Pablo adaptaron el mensaje de Jesús a la cultura helenística imperante en el mundo mediterráneo, facilitando su extensión fuera del ámbito cultural hebreo en donde había nacido. Al mismo tiempo, esos escritos constituyen una de las primeras interpretaciones del mensaje de Jesús, razón por la que contribuyeron de manera decisiva al desarrollo teológico del cristianismo.

martes, 6 de noviembre de 2007

EL Decreto “Missiones ad Gentes” / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM

La misión "Ad gentes"

Una manera de vivir todas las vocaciones específicas: todo cristiano, donde quiera que se encuentre, ha de buscar ante todo promover la evangelización

La Misión "Ad Gentes" es una manera de vivir todas las vocaciones específicas, respondiendo al envío de Jesús a sus discípulos antes de subir a los cielos; de esta manera, todo cristiano, donde quiera que se encuentre, ha de buscar ante todo promover la evangelización.

La Misión "Ad Gentes" es un trabajo específicamente consagrado a la evangelización, en los pueblos que aún no conocen a Dios.

Se deriva de la Misión de la Iglesia

La misión de la Iglesia es revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no los conocen: he ahí el programa fundamental de la Iglesia que desde la mañana de Pentecostés, ha asumido, como recibido de su Fundador.

Todo el Nuevo Testamento, y de manera especial los Hechos de los Apóstoles, testimonian el momento privilegiado, y en cierta manera ejemplar, de este esfuerzo misionero que se realizará después en toda la historia de la Iglesia.

La Iglesia lleva a efecto este primer anuncio de Jesucristo mediante una actividad compleja y diversificada, que a veces se designa con el nombre de "preevangelización", pero muy bien podría llamarse evangelización, aunque en un estado inicial y ciertamente incompleto.

Cuenta con una gama casi infinita de medios, por supuesto, pero también el arte, los intentos científicos, la investigación filosófica, el recurso legítimo a los sentimientos del corazón del hombre podrían colocarse en el ámbito de esta finalidad.

La evangelización se realiza como Cristo la llevó a cabo durante el tiempo de su predicación, como los Doce en la mañana de Pentecostés. La Iglesia tiene también ante sí una inmensa muchedumbre humana que necesita del Evangelio y tiene derecho al mismo, pues Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad".

Sensible a su deber de predicar la salvación a todos, sabiendo que el mensaje evangélico no esta reservado a un pequeño grupo de iniciados, de privilegiados o elegidos, sino que está destinado a todos, la Iglesia hace suya la angustia de Cristo ante las multitudes errantes y abandonadas "como ovejas sin pastor" y repite con frecuencia su palabra: "Tengo compasión de la muchedumbre" (Mt 9,36).

Pero también es consciente de que, por medio de una eficaz predicación evangélica, debe dirigir su mensaje al corazón de las masas, a las comunidades de fíeles, cuya acción puede y debe llegar a los demás.

¿Quiénes tiene la misión de Evangelizar y que consecuencias trae para la vida de la Iglesia?

La Iglesia se construye si hay hombres que proclaman en el mundo el evangelio de salvación, lo hacen por mandato, en nombre y con la gracia de Cristo Salvador. "¿Cómo predicarán sí no son enviados?" Escribiría el que fue sin duda uno de los más grandes evangelizadores. Nadie puede hacerlo, sin haber sido enviado.

¿Quién tiene pues la misión de evangelizar?

El Concilio Vaticano II ha dado una respuesta clara; " incumbe a la Iglesia por mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda creatura". Y en otro texto afirma: "La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del Pueblo de Dios".

Hemos recordado anteriormente esta vinculación íntima entre la Iglesia y la evangelización. Cuando la iglesia anuncia el Reino de Dios y lo construye, ella se implanta en el corazón del mundo como signo e instrumento de ese reino que está presente y que viene. El Concilio ha recogido, porque son muy significativas, estas palabras de San Agustín sobre la acción misionera de los Doce: "predicando la palabra de la verdad, engendraron las Iglesias".

¿Qué es la Misión Ad Gentes?

La Misión Ad Gentes es una vocación que tiene una específica referencia a la fundación de Iglesias nuevas. Pero ésta no es una vocación diversa al lado de las tres precedentes. Tanto los laicos, como los religiosos, como los ministros ordenados pueden ser llamados a la misión "Ad Gentes", de manera que la condición misionera se convierte en un modo concreto de vivir cada una de las tres vocaciones específicas.

¿Quiénes realizan actividades Misioneras Ad Gentes y por qué?

La Iglesia realiza la Misión Ad Gentes aunque a todo discípulo de Cristo incumbe la tarea de propagar la fe según su condición, Cristo Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que quiere, para que le acompañen y para enviarlos a predicar a las gentes. Por lo cual, por medio del Espíritu Santo, que distribuye los carismas según quiere para común utilidad, inspira la vocación misionera en el corazón de cada uno y suscita al mismo tiempo en la Iglesia institutos que tomen como misión propia el deber de la evangelización, que pertenece a toda la Iglesia.

Porque son sellados con vocación especial quienes, dotados del conveniente carácter natural e idóneos por sus disposiciones y talento, están dispuestos a emprender la obra misional, sean nativos del lugar o extranjeros: sacerdotes, religiosos, laicos. Enviados por la autoridad legítima, se dirigen por fe y obediencia a los que están alejados de Cristo, segregados por la obra a que han sido llamados, como ministros del Evangelio, para que la población de los gentiles sea acepta y santificada por el Espíritu Santo (Rom 15,16).

A) MISION UNIVERSAL DE LA IGLESIA

Cristo vino a salvamos y esto lo realizó por medio de su muerte y resurrección; sin embargo, antes de subir al cielo, encomendó a los Apóstoles que transmitieran y anunciaran esta salvación (Mt 28, 16-20). De esta manera la misión de la Iglesia no es diferente a la Misión de Cristo, sino su continuación, mas aún, la Iglesia es Sacramento universal de salvación, como dice la Constitución Dogmática Lumen Gentium.

De esta manera, todo bautizado participa de esta misión de transmitir el Evangelio, razón de ser de toda vocación cristiana y específica, y debe comprometerse en la labor misionera de la Iglesia.

En pocas palabras "La Iglesia Peregrinante es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre". (A.G. 2) El fin último de la misión no es otro que hacer participar a los hombres en la comunión que existe entre el Padre y el Hijo. En su Espíritu de amor. (Cfr. Cat. IC. 850).

B) MISSIONES AD GENTES

Ahora bien, aunque la misión es tarea de todo bautizado, sin embargo hay personas que consagran su vida a las misiones "Ad Gentes", cuyo fin específico es la fundación de nuevas Iglesias. A estas fundaciones se les llama comúnmente MISIONES. En ellas los heraldos del evangelio, enviados por la Iglesia y yendo por todo el mundo, realizan el encargo de predicar el Evangelio y de implantar la Iglesia entre los pueblos o grupos que todavía no conocen a Cristo.

La actividad misionera Ad Gentes se diferencia de la actividad pastoral que hay que desarrollar con los fieles, por los medios que hay que usar para conseguir la unidad de los cristianos.

Las Misiones son el envío que la Iglesia hace de sus misioneros con la específica tarea de predicar a Cristo donde todavía no lo conocen y de implantar la Iglesia donde todavía no ha sido fundada (A.G. 23,6).

Es evidente que sin misioneros no hay misiones, como también es evidente que la Iglesia no los puede enviar si no los tiene.

C) MISIONEROS AD GENTES

Como las misiones son un medio para realizar cualquier vocación específica los misioneros pueden ser:

1) Laicos:

Jóvenes, matrimonios y profesionistas que, de acuerdo con la Jerarquía Eclesiástica, mediante su testimonio personal, colaboran en la implantación del Reino. Unidos a los consagrados ejercen desinteresadamente sus servicios profesionales o algún ministerio eclesial en las misiones. A ellos se suman también los Laicos Consagrados, que integran los Institutos Seculares.


2) Religiosas y Religiosos:


Son personas que consagran su vida en Institutos que tienen como parte de su trabajo o como carisma específico la dimensión misionera.

3) Sacerdotes Religiosos:

Son los hombres que han recibido de Dios el ministerio sacerdotal dentro de un Instituto Misionero, que viviendo y trabajando en forma comunitaria el espíritu de las Bienaventuranzas y regidos por unas constituciones trabajan con la finalidad de que Cristo llegue a ser conocido por todos los hombres.

4) Sacerdotes Diocesanos:

Son aquellos que, formados y ordenados en el seno de la Iglesia particular, al sentir la invitación de Dios a colaborar en la implantación del Reino en campos de misión, manifiestan sus deseos al Obispo y él a su vez los apoya, ayudándolos a relacionarse con un Instituto misionero que a su vez los envía en nombre de la Iglesia a un lugar, para que realicen la misión que les ha sido encomendada. A estos se les llama comúnmente misioneros "Fidei donum" (don de fe).

En la Iglesia tenemos un día especial para orar y comprometemos con las misiones ad gentes, el DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones, que se celebra el 3er. domingo de octubre).

martes, 30 de octubre de 2007

La Constitución Dogmática “Gaudium et Spes” / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM















Es el documento que marca la base de los contenidos de la actual Doctrina Social de la Iglesia y por lo tanto leído en clave de misión nos viene a decir como la Evangelización llega a transformar la estructura de la sociedad, haciendo de la persona una promoción espiritual y humana. El esquema que señalo a continuación es tipo de revisión de vida.

VER.

* Los cambios tecnológicos han ocasionado cambios sociales. Han afectado a todo el mundo, individuos, familias, comunidades y naciones.

* Los conflictos se han recrudecido: riqueza acumulada en pocos y miseria en muchos; además de libertad y esclavitud psicológica.

* Resultados buenos y malos. Crece la convicción de que la humanidad es capaz de status en orden político conforme a la dignidad humana. Hasta ahora los cambios tecnológicos han propiciado la interdependencia, pero no han alentado las relaciones personales.

* Surge un nuevo humanismo en el que la empresa se define por sus responsabilidades ante el mundo. Hay peligro de que el cristiano dependa de los descubrimientos modernos y de buscar las realidades superiores.

JUZGAR.

I. La Iglesia: en el mundo experimenta la misma situación terrena; signo de los tiempos.

* La naturaleza humana se refleja en la historia, la ciencia y la cultura. La Iglesia puede recibir ayuda del mundo moderno para preparar el terreno al Evangelio.

* La Iglesia no está ligada a ningún sistema político, económico o social.

* La iglesia necesita purificarse constantemente.

* Su misión (salvadora y escatológica) empieza en este mundo. Por ello se preocupa y juzga las realidades terrenas.

II. Principios de reflexión:

* Sobre la dignidad humana.

a. El ser humano es creado a imagen de Dios (libre e inteligente); es sociable; experimenta en si mismo la división por el bien y el mal; su dignidad está en su libertad, para seguir su recta conciencia.

b. Ante el ateísmo, obstaculiza la liberación de la persona, pero el conocimiento de Dios no es contra la dignidad humana.

* Sobre la sociabilidad humana:

a. El perfeccionamiento del individuo y de la sociedad depende del esfuerzo de cada uno. El bien común se logra con la cooperación de todos. La Escritura prescribe el amor al prójimo. El amor es activo. Jesús nos llamó hijos de Dios para que nos amaramos como hermanos.

b. El mundo, en su realidad terrena, ha de ser envuelto en el espíritu cristiano que se muestra a través del ejemplo.

* Sobre el matrimonio y la familia:

a. Las familias son la base de la sociedad. De la estabilidad de las familias depende la salud de los individuos y de la sociedad.

b. El matrimonio tiene como destino: al procreación y la educación de los hijos; la ayuda y la comunidad de vida. Destruyen el matrimonio: el divorcio, el amor libre, el egoísmo, la poligamia, la idolatría del placer, ciertas condiciones socioeconómicas, políticas y la sobrepoblación.

c. La vida humana debe cuidarse desde el momento de la concepción, como algo sagrado.

* Sobre el desarrollo cultural:

a. La cultura ha de desarrollarse propiciando el crecimiento integral de la persona.

b. Dios habla para las diversas culturas.

c. La Iglesia ha de difundir el Evangelio mediante las diversas culturas.

d. La cultura necesita libertad para desarrollarse.

e. Todo ser humano tiene derecho a la cultura, al pensamiento y a su expresión. Las mujeres han de participar en la vida cultural.

* Sobre la actividad socioeconómica:

a. La persona humana es el origen, centro, y fin de toda la vida socioeconómica.

b. La justicia va contra las injusticias económicas actuales.

c. El trabajo humano es superior los otros factores y recursos de la vida económica. Por eso la actividad económica en detrimento del trabajador es errónea e inhumana.

d. Los trabajadores tienen derecho a participar de alguna manera en el funcionamiento y administración de la empresa.

e. Dios establece el destino universal de los bienes y la propiedad privada es un medio para que ese destino se realice. Por ello todos tienen derecho a los bienes que satisfagan sus necesidades personales y familiares.

f. El empleo es un camino para la recta distribución de los bienes.

g. Las autoridades públicas han de velar que no exista un mal uso de la propiedad privada y su función social.


* Sobre la paz:

a. La paz se basa en el amor, la armonía, la confianza y la justicia.

b. Las armas modernas ponen a la humanidad en situación crítica.


III. JUICIO: Hay que eliminar las causas de las injustas condiciones que afectan la dignidad de los hombres, de sus familias, de su desarrollo cultural y de una humana actividad socioeconómica.

ACTUAR:

I. La Iglesia exhorte a todos a mejorar el mundo (templo de Dios) alentando a la conversión del corazón. Los cristianos como individuos deben comprometerse a actuar por la evangelización del mundo, para que sea más humano.

II. Foméntese la paternidad responsable.

III. Que el pensamiento cristiano se exprese en términos asequibles a la cultura de los pueblos.

IV. Promover el desarrollo integral de la persona humana.

V. El progreso tecnológico debe adaptarse a la persona integral.

VI. Exigir una auténtica participación de los bienes.

VII. Apoyarse en la no violencia y respetar la objeción de conciencia.

VIII. Aunque se permita la defensa en sí, deben evitarse las guerras de conquista. Cese la carrera armamentista.

IX Crear las condiciones para una cooperación ecuménica en mira a la Justicia.

X La Iglesia esté atenta contra la injusticia

lunes, 22 de octubre de 2007

La Constitución dogmática “LUMEN GENTIUM” / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM


INTRODUCCIÓN.

En la Constitución Lumen Gentuim, la Iglesia se ha propuesto declarar con toda precisión a sus fieles y a todo el mundo su naturaleza y su misión universal. En este breve informe, se abordará este documento magisterial desde una visión global, entregando algunos elementos de su estructura que nos ayuden para que el acercamiento a él, sea lo más sencillo posible y a su vez se compartirán algunos comentarios a algunos números que nos hablan del concepto de Santidad que nos aporta este concilio.

Siento que antes de acercarnos al documento propiamente y antes de seguir en la lectura de este comentario, es muy necesario realizar una mirada retrospectiva en la historia de nuestra Iglesia. Situarnos en todo el ambiente que rodeó la realización del Concilio Vaticano II, los conceptos que hasta ese momento se manejaban en nuestro lenguaje, en nuestra enseñanza y en nuestra vida de cristianos. Sin hacer este recorrido previo por la historia, no se podrán reconocer los aportes del este Concilio en el pensamiento de la Iglesia, ya que será muy probable, que para las generaciones post-conciliares, este documento, y otros más, no signifiquen aportes sustanciales a nuestras vidas y conocimientos.

Como un breve anticipo, y con esto fundamento el enfoque de esta reflexión, lo que me llamó la atención del documento en cuestión, fue el gran cambio de visión en el concepto y la vivencia de la Santidad, vista ahora, no como algo distante, inalcanzable, sino como algo mucho más cercano, que lo vivimos en nuestra práctica del amor cotidiano, como se acercó a la realidad algo que parecía tan ajeno a ella.

Reconociendo de antemano lo complejo y árido que puede llegar a ser la lectura de la L.G., creo poder hacer un pequeño aporte para que esta lectura pueda hacerse un poco más accesible y cercana.

BREVE RESEÑA Y ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO.

El Concilio Vaticano II se desarrolló entre los años 1962 y 1965 y el documento de la Lumen Gentium se elaboró entre la primera y la tercera sesión. Juan XXIII, al convocar al Concilio pidió propuestas de temas. Uno de ellas fue un documento sobre la Iglesia.

La forma de trabajo era reunirse cada año desde el 08 de septiembre al 08 de diciembre. Una comisión presentaba los documentos que eran estudiados por los padres conciliares.

Luego de varias propuestas, el día 24 de noviembre de 1964, este documento magisterial (L.G.) fue aprobado casi por unanimidad.

Para obtener una visión general de este documento, podemos decir que, a lo largo de sus 8 primeros capítulos se pretende dar respuesta a la Naturaleza y la Finalidad de la Iglesia. Luego, se le adhieren dos decretos más, uno sobre el Ecumenismo y otro sobre las Iglesias Orientales, los cuales le dan la integridad necesaria para ser “Luz para los Pueblos”.

ALGUNOS CONCEPTOS IMPORTANTES.

De una forma muy global intentaré dar una definición de algunos términos que están presentes en la L.G. que me llamaron la atención, y que algunos a simple vista, no están explícitamente graficados en él.

Misterio. (Manifestación progresiva)

.En el contexto bíblico, la palabra Misterio se entiende como el plan salvador de Dios, preparado desde toda la eternidad, el cual se resume en Cristo encarnado que en su Cuerpo y en su Cruz reúne todo, manifestando el amor de Dios y la reconciliación de toda la humanidad.

Eclesiológicamente le podemos llamar a la Iglesia Misterio, porque es el lugar donde se manifiesta, se revela a la humanidad el plan de salvación de Dios. Lo característico de este misterio, no es lo oculto, sino lo propio de una verdad que revela progresivamente, con el paso del tiempo y de las experiencias, es algo que solo podemos entender retrospectivamente. Este misterio quiere acentuarnos que el plan salvador de Dios no es inmediato, no lo podemos comprender rápidamente, reconocemos su paso por nuestras vidas, pero no son más que eso, pasos, marcas, que nos invitan a estar atentos a una nueva manifestación. La L.G. describe a la Iglesia-Misterio, como la concretación del plan de Salvación.

Sacramento. (Signo, instrumento, medio eficaz)

La Iglesia es en Cristo como un Sacramental. La Iglesia en Cristo ilumina y en Cristo es Sacramento. Señala y concreta la unión de Dios con los hombres y de los hombres entre sí.

Para entender esto, debemos tener en cuenta lo siguiente: El Primer Sacramento en la Iglesia es Cristo, pero para que Cristo se manifieste, necesita de la Iglesia, por ende, la Iglesia es un medio necesario, no es un fin. El único fin es manifestar el reino de Cristo.

Decir que la Iglesia es como un Sacramento, es reconocer que la Iglesia es signo o instrumento de comunión entre Dios y los hombres.

Comunión. (Participación de algo en común.)La Iglesia es Sacramento de comunión. Es el espacio donde nos sentimos congregados bajo un mismo Espíritu, reconociendo nuestras diferencias. Es una unión especial en donde cada uno aporta desde su propia realidad y experiencia, así como la imagen de la Vid y los sarmientos, todos estamos unidos por un mismo tronco (Cristo), pero somos distintas ramas (nosotros). Es Unidad, no Uniformidad.

El documento nos aporta las siguientes ideas: Comunión de los fieles: entiende como algo fundamental en la Iglesia la igualdad de todos por medio del Bautismo, por él nos integramos todos a la misma Iglesia y dentro de ella compartimos todos la misma unión en Cristo.

Comunión de las Iglesias: se acentúa la aceptación y la comunión con otras Iglesias particulares (cristianas) por la unión Universal (que no es unión Plena).

Comunión de la Jerarquía: por el ministerio cetrino nos mantenemos todos los miembros de la Iglesia en Unidad. Es el reconocer que necesitamos de alguien concreto que nos guíe, oriente y pastoree.

Comunión Abierta: es la invitación a dialogar y relacionarnos con el mundo, desde el amor y la solidaridad. Es aceptar la invitación de ser signos del reino para todo el mundo, no es para un grupo selecto.

SANTIDAD SEGÚN LA L.G.
.
El capítulo quinto del documento, hace un análisis exclusivo al tema de la santidad y sus diversos, el cual me parece personalmente interesante destacar. Comienza este capítulo, entregándonos a groso modo la idea de que todos estamos llamados a ser Santos. Ser Santos como Cristo fue Santo, no significa solamente ser devoto, religioso, piadoso o rigorista, es mucho más que simples actos externos. Es una actitud de vida. Es una llamado que Dios nos hace (vocación) y es con nuestra vida concreta y cotidiana que nosotros le respondemos. En este mismo número el documento pone las bases de la existencia de la Santidad en la Iglesia Católica, que aunque el concepto católico no aparece explícitamente en este número, lo podemos interpretar debido a la explicación de la santidad en su sentido Universal, tanto dentro de la jerarquía de la Iglesia, como en el mundo de los fieles, ya que en ellos el Espíritu Santo se manifiesta depositando semillas y recogiendo frutos de caridad

Posteriormente el documento nos quiere aclarar más detalladamente y con una explicación muy lógica el origen y el por qué de esta invitación a ser Santos. Nos pone nuevamente como referente a Cristo, el Maestro y Modelo de Perfección. Es decir, nosotros debemos seguir a Cristo en sus enseñanzas y en sus obras, debemos no solamente hacer lo que Cristo hizo, sino también, como lo Él lo hizo. El por qué de esta invitación, se radica en el Bautismo, es en este Sacramento que compartimos la Naturaleza de Divina, y es por esto que debemos cuidar y potenciar este gran regalo a lo largo de nuestra vida.

Es desde este número 40 como se fundamenta el número siguiente, que nos habla de los diversos estados de vida en que se puede ejercitar esta vocación a la Santidad. En este número se va describiendo gráficamente, como los obispos, los presbíteros, los diáconos, los clérigos, los cónyuges, los solteros, los enfermos y pobres, pueden alcanzar a vivir la Santidad desde sus diversas realidades. Me llama profundamente la atención como se integra y se describe la vivencia de la santidad para los laicos. Creo que este ha sido uno de los grandes pasos que se ha dado en el pensamiento de nuestra Iglesia, por ende, ha sido uno de los grandes aportes de este Concilio Vaticano II, ya que en otros documentos, también se resalta fuertemente la presencia y participación activa de los laicos en la Iglesia[ En este número solo les quiero compartir una simple percepción. Siento que aún existe una buena cuota de clericalismo en nuestro medio, el cual dificulta una mayor integración y participación activa de los laicos en nuestra Iglesia, aunque en muchas ocasiones esta es una responsabilidad compartida, entre nuestra jerarquía y el pueblo de Dios, ya que a ellos, en ciertas ocasiones se les brindan los espacios y no los han sabido resguardar y aprovechar. Este mismo capítulo culmina, con un tono de reconocimiento y también de exhortación, sobre la vivencia de la caridad, dirigida explícitamente a quienes la han querido vivir de una forma más radical abrazando como horizonte de su vida los Consejos Evangélicos. Es una bonita ilustración sobre la esencia de la vivencia del Amor, resumida en los tres ámbitos que abarcan nuestra integridad de personas.

CONCLUSIÓN.

Son tres las ideas que me quedan después de elaborar este informe con respecto a la santidad. La primera es como nosotros a pesar de nuestra humanidad frágil, vulnerable, pecadora, estamos siendo cooperadores de la voluntad de Dios y de la construcción de su reino. El pensar esto, ser cooperadores de Dios, me evoca fuertemente uno de los principios de nuestra espiritualidad franciscana, el ser Instrumentos de su bondad, de su justicia, de su misericordia, de su consuelo.

Lo segundo es que siento que la Santidad es una invitación concreta que Dios nos hace para ser mejores personas, para relacionarnos de mejor forma, para llevar a cabo una forma distinta nuestro diario vivir. El Señor nos dice: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn. 15,12). Esta invitación nos propone el vivir la Compasión, la Misericordia y la Humildad.

Somos Humildes cuando nos aceptamos ser pobres, limitados, frágiles, carentes y no lo somos, cuando pensamos ser alguien superior, ya sea por nuestra condición social, económica, política, cultural o religiosa.; cuando nos juzgamos mejores que los demás. Somos misericordiosos cuando hemos vivenciado profundamente la misericordia que proviene de Dios hacia nosotros, al descubrirnos pobres y débiles y no lo somos cuando dejamos reinar en nosotros los prejuicios, la indiferencia, el pesimismo. Somos compasivos cuando somos capaces de acercarnos con sincero corazón al que sufre, al necesitado, al enfermo, y no lo somos cuando aislamos a nuestros hermanos, cuando los dejamos solos en sus dificultades, cuando no nos interesa lo que le pasa, lo que siente, lo que vive.

Lo tercero que pienso es, que la santidad al ser una invitación de Dios, es una invitación que no se piensa, ni se vive en un pasado o un futuro, solo le pertenece al presente. Es decir, Dios nos invita a ser Santo como Él es Santo, nos invita a amarnos mutuamente, pero en nuestro tiempo, en una realidad concreta y específica. En muchas ocasiones nosotros pensamos que podríamos haber logrado la Santidad en tiempos pretéritos, cuando existían otras formas de vida religiosa y consagrada, cuando eran otros los parámetros y las inquietudes de la época y no reconocemos que Dios se encarnó en un tiempo concreto y que su palabra se hace actual en nuestra realidad. También solemos creer que seremos Santos cuando seamos mayores, cuando tengamos más tiempo para rezar, cuando vivamos más tranquilos, sin las actividades cotidianas. En ambas aspiraciones siento que perdemos el horizonte. La Santidad como tal, es una invitación de Dios para vivirla ahora, en el presente, con la conciencia que Dios nos ama por sobre todas las cosas y sin condiciones, nos ama con nuestras imperfecciones, debilidades, limitaciones, flaquezas y nos invita a amar con toda esta realidad, nos invita a hacer el bien hoy día, no ayer ni mañana, nos promueve a servir ahora y a amar ahora, en el presente, a pesar de nuestras limitaciones, ya que estas son parte de la humanidad, de la Iglesia y de la condición de discípulo, que sigue a su maestro para aprender, para mejorar, para crecer.

En síntesis, la Santidad para mí, no es algo que se alcanza al final de nuestra vida, por nuestros propios méritos. No es el resultado de la suma de los buenos actos realizados en la vida, es mucho más desafiante que una simple meta a alcanzar. La Santidad es una invitación constante, un proceso de descubrimiento del amor de Dios en nuestra vida. La Santidad es una forma de vida, a la que todos estamos llamados y que debemos seguir.

Por último, me gustaría terminar con las mismas palabras que utiliza el documento para cerrar el número 42: “Todos los fieles cristianos, en cualquier condición de vida, de oficio de circunstancias, y precisamente por medio de todo eso, se podrán santificar de día en día, con tal de recibirlo todo con fe de la mano del Padre Celestial, con tal de cooperar con la voluntad divina, manifestando a todos incluso en una servidumbre temporal, la caridad con que Dios amó al mundo”.

domingo, 7 de octubre de 2007

La misión de la Renovación Carismática Católica / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM

Como grupo eclesial tiene que estar enmarcada en el sentir de la Iglesia local o regional tal como lo determina el sínodo de obispos o Concilios Provinciales y el plan diocesano, de acuerdo con la naturaleza y carismas del grupo. La descripción que voy a dar está enmarcada en el ámbito de Catalunya y por lo tanto citaré del Concilio Provincial de la Tarraconense (CPT) de 1995

La Misión específica de los carismáticos tiene dos vertientes, una Ad intra de la Comunidad que celebra la Eucaristía como grupo profético ya que los dones son concedidos por Cristo mediante su Espíritu a la Iglesia para su organización y santificación y el don de profecía consiste en hablar bajo la inspiración de Dios, sobre cosas pasadas, presentes o futuras, no consiste en dar visiones de catrástofes, de finales del mundo, sino consolidar, edificar a la Comunidad Cristiana, para que sea fiel a Cristo. El Apóstol Pablo prefiere que todo cristiano tenga el don de Profecía para que al Iglesia sea verdaderamente fiel al Señor. Canalizan la gracia de Cristo por medio de la Oración (Sacramentales), es la que está más extendida en Catalunya pidiendo permiso al párroco o al sacerdote responsable de una iglesia de culto para hacer un grupo carismático.

Y la otra Ad Populum (Popular) debidamente actualizada de mucha tradición y fruto en nuestro pueblo (CPT 15) anunciando con poder que Cristo Vive y despertando en los cristianos los dones que en su día les fueron dados por el Sacramento de la Confirmación, creando pequeñas Comunidades eclesiales de Oración (CPT 19) con sus alabanzas, tiempos de silencio, y compartiendo la Palabra de Dios, después del anuncio del Kerigma. Estas Comunidades reciben el nombre de Células Carismáticas o Grupos de Compartir como faros o luces de la Buena Noticia de la Salvación.

Estas Células son centros misionales, o punto de encuentro entre la Parroquia y los Alejados, principalmente de los enfermos (CPT 24) que no han recibido todavía la visita del sacerdote y que se reúnen una vez a la semana en las casas y un Sábado o un Domingo en la Parroquia formando una gran Asamblea festiva desembocando en la Eucaristía dominical, poco a poco van cogiendo su sentido de pertenencia de Iglesia e irán trabajando en diferentes campos de la Parroquia o en las nuevas realidades que han ido surgiendo en la Misión.

La Escuela de Formación de Servidores de la RCC es una gran herramienta para la formación de estos servidores o animadores de las Células Carismáticas.

Seria Conveniente que el Consejo Regional o Nacional de la RCC elaborase un plan de Misión Popular Carismática, que su fase preparatoria tenga que empieza con el permiso del párroco y su consejo, la elaboración de un censo como paso previo a un estudio sociológico para saber la realidad social que la Parroquia debería estar presente, buscar las casas para los grupos y como se hace el anuncio del Kerigma y se organizan los grupos abarcando todos los sectores de la demarcación parroquial.

El Consejo tendría que tener presente en el plan que hay que avisar al Obispo que se va hacer una Misión Popular Carismática y invitarlo a que presidiese la Misa de Envío del grupo principal, de los servidores de las Células, del párroco y de dueños de casa; la Misa de clausura o de Continuidad tendría que estar presidida por el párroco.

En esta Misa de Clausura, los grupos dan su respuesta de que si desean continuar o no reuniéndose para orar en las casas.

Sería preciso elaborar unas enseñanzas para este tiempo fuerte y para la postmisión, mientras tanto se les enseñan como elaborar una enseñanza.

Resumiendo: La Iglesia que se perfila del Siglo XXI es el Pueblo de Dios, que cuya autoridad está al servicio del Pueblo (LG), que guarda y medita la Palabra que le ha sido dada y la da a conocer (DV). Esta Palabra es viva y eficaz, alimentando al Pueblo de Dios en la liturgia, celebrando la salvación (SC) y comparte los gozos y los dolores de la humanidad de hoy (GS), dando desde la fe sentido a su vida.

Es una Iglesia que tiene dos canales donde Cristo derrama su gracia para el bien de la Comunidad Cristiana y su propia edificación (La jerarquía y los grupos carismáticos), reavivando los otros dones y carismas de los otros grupos parroquiales, religiosos o diocesanos de cara a la Evangelización.

miércoles, 3 de octubre de 2007

La Iglesia del siglo XXI: ¿Es carismática? / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM

1.INTRODUCCIÓN:

En la década de los 60 del siglo pasado, el Espíritu Santo suscita a la Iglesia que vuelva a sus orígenes, en el ámbito institucional sería el Concilio Vaticano II (1962-1965) que definió a la Iglesia como Pueblo de Dios y reconfiguró a la Iglesia con las características esenciales de las Comunidades Cristianas primitivas y una vez finalizado el Concilio, surgió en 1967 cuando unos pocos estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh, Pennsylvania – Estados Unidos), durante un retiro meditaron sobre la experiencia de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles. Entonces oraron para ocurra lo mismo entre ellos. Experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la manifestación de dones carismáticos. La experiencia pronto se propagó por el mundo entero. Más de cien millones de católicos participan de la espiritualidad de la Renovación Carismática Católica (RCC) actualmente.

La RCC junto con la reciente recuperación del catecumenado de adultos, hace que la Iglesia en el siglo XXI se asemeje más a sus orígenes.

La RCC cuenta con los servicios del (ICCRS) – International Catholic Charismatic Renewal Services - [Servicios de la Renovación Carismática Católica Internacional –SRCCI-] y es reconocido por el Consejo Pontificio para los Laicos.

En mayo de 1975, la Renovación Carismática celebró su conferencia en Roma. S.S. Pablo VI, y el 19 de mayo de este mismo año –Lunes de Pentecostés, en la cual se celebró la Misa votiva del Espíritu Santo-, exhortó a los participantes a continuar sus esfuerzos de renovación y a continuar fieles a la Iglesia: “"Este deseo auténtico de situaros en la Iglesia es un signo auténtico de la acción del Espíritu Santo... ¿Como no va a ser esta "renovación espiritual" una oportunidad para la Iglesia y el mundo? Y como, en ese caso no tomar todos los medios para asegurar que permanezca de este modo...”

El Papa Pablo VI permitió al Cardenal Suennens celebrar la Santa Misa en el altar mayor de San Pedro en el Vaticano, sobre los restos mortales de San Pedro y San Pablo, para la conferencia de la Renovación Carismática. Al final de la misa, concurrida por unos 10000 miembros de la Renovación, se impartió esta profecía que debemos hoy recordar: “Porque yo los amo, quiero mostrarles lo que estoy haciendo en el mundo hoy. Quiero prepararles para lo que ha de venir. Días de oscuridad vendrán sobre el mundo, días de tribulación... Edificios que hoy están en pie, no lo estarán más. Seguridades que están allí para mi pueblo, ya no lo estarán más. Quiero que estén preparados, pueblo mío, para conocerme solo a MÍ, para llenarse solo de Mí y tenerme de una forma más profunda que nunca.

Yo los guiaré hacia el desierto... Yo los despojaré de todo de lo que hoy dependen, para que dependan solamente de Mí. Viene un tiempo de oscuridad sobre el mundo, pero un tiempo de gloria viene para mi Iglesia, un tiempo de Gloria viene para mi pueblo. Yo derramaré sobre ustedes todos los dones de mi Espíritu, Yo los prepararé para el combate espiritual; Yo los preparare para un tiempo de evangelización como el mundo nunca ha visto antes ... Y cuando no tengan nada sino a Mi, lo tendrán todo: Tierra, campos, hogares y hermano y hermanas, amor, felicidad y paz como nunca antes. Estén alertas pueblo mío, Yo quiero prepararlos...

Les hablo a ustedes del amanecer de una nueva era para mí Iglesia. Les hablo de un día como nunca antes se ha visto... Prepárense para la acción que hoy empieza, porque las cosas que hoy ven alrededor suyo cambiarán; la batalla que hoy deben comenzar es diferente, es nueva. Necesitan de mi sabiduría que todavía no la tienen. Necesitan el poder de mi Santo Espíritu, en una forma que hasta ahora no han poseído, necesitan comprender Mi voluntad y las maneras cómo yo actúo, que ustedes todavía no comprenden. Abran sus ojos, abran sus corazones para prepararse para Mí y para el día que hoy he comenzado.

Mi Iglesia será diferente; mi pueblo será diferente; dificultades y tribulaciones vendrán sobre ustedes. Las comodidades que hoy conocen estarán lejos de ustedes, pero la comodidad que ustedes tendrán es el consuelo de mi Santo Espíritu. Enviarán por ustedes para quitarles la vida, pero Yo les sostendré. Vengan a Mí. Júntense, únanse a mí alrededor, Prepárense, porque yo proclamo un nuevo día de victoria y de triunfo para su Dios. Miren, ya ha comenzado.

Yo renovaré mi Iglesia. Yo renovaré a mi pueblo; Yo haré de mi pueblo uno. Les llamo a alejarse de los placeres del mundo. Les llamo a alejarse de los deseos del mundo. Les llamo a alejarse de buscar la aprobación del mundo en sus vidas. Quiero transformar sus vidas... Tengo una palabra para mi Iglesia. Estoy haciendo resonar mi llamado. Estoy formando un poderoso ejército... Mi poder está sobre ellos. Ellos seguirán a mis pastores escogidos... Sean los pastores como yo los he mandado ser... Estoy renovando a mi pueblo. Renovaré mi Iglesia. Liberaré el mundo.

Sepan que Yo, soy su Dios; traje a Pedro y a Pablo a Roma para testimoniar mi gloria. Yo los he escogido a ustedes también y los he traído a Roma para ser testigos de mi gloria, confirmada hoy por su Pastor. Id a sanar las naciones. Sabed que yo estoy con ustedes; y aunque tengan que pasar tribulaciones y pruebas, Yo estaré con ustedes, hasta el final. Les estoy preparando un lugar en la gloria. Mírenme a Mí., Yo les liberaré del poder del maligno. Yo estoy con ustedes hoy, todos los, días, hasta la consumación de los tiempos.

Han conocido la verdad estos días. Han experimentado la verdad estos días. Está claro para ustedes en este momento lo que es la verdad. Es la verdad de mi Reino, mi Reino que prevalecerá... Quiero que tomen esa verdad, que descansen en esa verdad, que crean en esa verdad, que no la comprometan, que no la pierdan en confusión, que no sean tímidos acerca de ella, sino que la sostengan simplemente, en amor, pero que se mantengan firmemente enraizados en la verdad como piedras fundamentales sobre las cuales mi Iglesia pueda tener nueva vida y nuevo poder.”


El Papa Juan Pablo II, hablándole a un grupo de líderes internacionales de la renovación, el 11 de diciembre de 1979, les dijo: "Estoy convencido que este movimiento es un componente muy importante en toda la renovación de la Iglesia.” El les dijo que desde sus once años hace una oración diaria al Espíritu Santo y añadió: “Esta fue mi propia iniciación espiritual, así que entiendo todos estos carismas. Son todos parte de la riqueza del Señor. Estoy convencido que este movimiento es una señal de su acción”

A nadie le puede quedar duda sobre el lugar que tiene en la Iglesia a la Renovación Carismática después del Congreso mundial de Movimientos Eclesiales celebrado del 27 al 29 de mayo de 1998. Dicho congreso fue promovido oficialmente por el Pontificio Consejo para los Laicos quien formalmente invitó a la Renovación Carismática Católica. Fue un representante de la renovación carismática quién presentó al Santo Padre en nombre de todos los movimientos, los votos de fidelidad a Su Santidad y a la Iglesia.

El Papa Juan Pablo II dijo sobre la RCC el 29 Mayo, 2004: “Gracias al movimiento carismático, muchos cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han redescubierto Pentecostés como realidad viva y presente en su existencia cotidiana” y “deseo que la espiritualidad de Pentecostés se difunda en la Iglesia, como empuje renovado de oración, de santidad, de comunión y de anuncio”

El Papa alentó la iniciativa denominada «Zarza ardiente», promovida por la Renovación en el Espíritu, que como él ilustró, es “una adoración incesante, día y noche, ante el santísimo Sacramento; una invitación a los fieles a ‘regresar al Cenáculo’”.

Su objetivo, según el Papa, es que los bautizados, “unidos en la contemplación del Misterio eucarístico, intercedan por la unidad plena de los cristianos y por la conversión de los pecadores”. “Deseo de corazón que esta iniciativa les lleve a muchos a redescubrir los dones del Espíritu, que en Pentecostés tienen su manantial”

“Entre nosotros, con las manos elevadas, está orando la Virgen, Madre de Cristo y de la Iglesia. Imploremos junto a ella y acojamos el don del Espíritu Santo, luz de verdad, fuerza de auténtica paz”

El Cardenal José Ratzinger, Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su presentación del libro del Cardenal Suennens sobre la RCC, reconoció el bien que ocurre en la RCC y presentó algunas cautelas: “En el corazón de un mundo inmerso en un escepticismo racionalista, de repente surge una nueva experiencia del Espíritu Santo. Y desde entonces ha asumido una la expansión de un movimiento mundial de renovación. Lo que el Nuevo Testamento nos dice sobre los carismas -que fueron vistos como signos visibles del advenimiento del Espíritu- no es solo historia antigua, ya terminada, sino que una vez mas se esta siendo extremadamente actual”.

Hablando del tema del libro, Renovación y el Poder de las Tinieblas, dice: “¿Cual es la relación entre experiencia personal y la fe común de la Iglesia? Ambos factores son importantes: la fe dogmática sin el apoyo de la experiencia personal permanece vacía; la sola experiencia, sin relación a la fe de la Iglesia permanece ciega”.

Finalmente, el exhorta a quienes lean el libro, a poner atención a la doble petición del autor “... a los responsables del ministerio eclesiástico - desde el sacerdote parroquial hasta los obispos- no dejar que la Renovación les pase sino que le den una completa bienvenida; y por la otra parte... a los miembros de la Renovación que atesoren y mantengan su vínculo con toda la Iglesia y con los carismas de sus pastores”. -Renovación y Poder de las Tinieblas, León Cardenal Suennens.

Dicho esto, podemos afirmar que la RCC no es un grupo más de la Iglesia Universal, o de la Diócesis o de la Parroquia y hay que resituarla en su sitio y redescubrir su función vital vocación y misión que tiene dentro de la Comunidad Cristiana como uno de los fundamentos de ella (Cf. Ef. 2,19-22).

El Cristiano es carismático por naturaleza , recibe el don de profecía en el sacramento del bautismo y reforzado en la Confirmación al recibir los 6 dones restantes. En un grupo carismático se le abre la ocasión de vivirlo con autenticidad, porque la RCC contribuye a la vida de la Iglesia, a través de del testimonio fiel de la presencia y la acción del Espíritu Santo ha ayudado a muchas personas a redescubrir la belleza de la gracia que se les dio en el Bautismo, entrada a la vida en el Espíritu., según afirma Juan Pablo II en el 35 aniversario de la RCC en Roma el 10 de Noviembre del 2002.

Juan Pablo II indica la necesidad de abrir los corazones y las mentes a las necesidades de la humanidad afligida por una “crisis de sentido”. Ante esta situación, subraya la urgencia de una “evangelización de la cultura para hacer que la vida esté marcada por la esperanza y no por el miedo o el escepticismo”

Por este motivo, el sucesor de Pedro alienta a los “carismáticos” a ser “signos vivientes de esperanza, faros de la Buena Noticia de Cristo para los hombres y las mujeres de nuestro tiempo”. Lo que significa, añade, ser “auténticos testigos” en “cordial unión con los sucesores de los apóstoles”, los obispos, y de esa verdad que tanto necesita hoy el mundo. Las comunidades carismáticas, concluye el Papa, tienen también el gran desafío que el nuevo milenio plantea a la Iglesia: ser “la casa y la escuela de la comunión”

2. La función de la RCC en la Comunidad Cristiana:

Canalizar la gracia en el Seno de la Comunidad Cristiana para la edificación de dicha Comunidad, poniendo los dones recibidos al servicio de la Comunidad.

3. Las cinco notas de la RCC:

Trinitaria: Alabamos al Padre por medio del Hijo en el Espíritu Santo.

Cristológica: Como miembro del Cuerpo Místico de Cristo es uno de los brazos junto con la jerarquía donde Cristo derrama su gracia al Pueblo de Dios.

Mariana: Tiene algunas actitudes de la Virgen Maria que las imita. La tradición eclesial de los Padres de la Iglesia que la Iglesia Luterana también heredó y así lo recoge el apóstol Juan en Apocalipsis 12 ha visto a María como modelo de la Iglesia y el mismo Apóstol Pablo nos dice: “Sed mis imitadores como yo lo soy de Cristo” (1Co 11,1) y el autor de los Hebreos nos dice: “Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios y, considerando el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. No os dejéis seducir por doctrinas diversas y extrañas” (Heb 13,7-9). Por lo tanto lo que vamos a ver aquellas actitudes de Maria de Nazaret que debemos de imitar o que la RCC la imita. Para comprender la Renovación en el Espíritu, hay que asomarse a la experiencia de los Apóstoles en Pentecostés. El Cenáculo es el lugar donde los cristianos se dejan transformar por la oración, en torno a María, para acoger al Espíritu. Y es también el lugar de donde salen para llevar "hasta los confines de la tierra" el fuego de Pentecostés. La misión de la Renovación Carismática es hacer presente hoy en el mundo la experiencia de Pentecostés. Confirma así su vocación de servicio a la Iglesia, que fue enriquecida con los carismas del Espíritu desde su nacimiento en el Cenáculo.

A) La RCC como María es “la llena de gracia” (Lc 1,28): En términos paulinos es Santa e Inmaculada (Ef. 5,26) Dios ha colmado y continúa colmando a la RCC de sus dones, de la gracia del Espíritu para edificar la Iglesia.

B) La RCC como María es orante: Adora al Padre en espíritu y en verdad, con sencillez de corazón y con su Magnificat alaba y celebra ese Dios que nos salva dándole gracias y bendiciéndolo por todo lo que ha hecho a favor de su Pueblo.

C) La RCC como Maria guarda la Palabra de Dios poniéndola en práctica (Lc 2,19.51; 11,28), no se la queda para si misma, ya que se nutre de ella, verifica el signo que le ha sido dado y sale anunciarla, entonces resuena en nuestros corazones aquella bienaventuranza de Isabel: “¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1,45)

D) La RCC como Maria es oferente: Ofrecemos a Jesucristo que es nuestro aval de Salvación.

E) La RCC como Maria es Medianera de todas las gracias: El Apóstol Pablo nos dice que el único mediador entre Dios y los hombres es Cristo (1Tim 2,5). Pero uno de los canales de mediación que tiene Cristo es a través de la Comunidad Cristiana y de sus miembros, tal como afirma el Apóstol: “Para mí, mi vida es Cristo” (Flp 1,21), de tal manera que “Ya no soy el que vive, es Cristo que vive en mí” (Gal 2,20). El cristiano sigue a Cristo en Comunidad y es la Iglesia, como cuerpo de Cristo, que media por él y lo vincula a Cristo y como carismáticos somos los mediadores de la Gracia de Dios para el bien y la edificación de la Iglesia, es Cristo que nos utiliza como canal y derrama su santo Espíritu.

Eclesial: la Renovación como grupo eclesial es la Iglesia en movimiento, donde Cristo mediante su Espíritu derrocha gracias en abundancia a favor de su Pueblo, cumpliéndose lo que dijo el profeta Joel: “Derramaré mi Espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y también sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu. Haré prodigios arriba en el cielo y signos abajo en la tierra. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que llegue el Día grande del Señor. Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará” (Hch 2,17-21).

Ecuménica: Por motivos de conflictos internos y alguno de ellos era promovidos por problemas estructurales que agobian a la Iglesia en avanzar en una reforma, la Iglesia de Cristo se fue fracturando y en el seno del protestantismo, también se llegó a fracturar a causa de los intereses propios de los pastores y su línea de interpretar las Escrituras, de tal manera que un Evangélico Bautista se diferencia de un Evangélico Pentecostal, en que los Bautistas creen los dones del Espíritu se dieron en el siglo I y dejó Dios de darlos a la Iglesia y el Pentecostal afirma que se ha dado en todo tiempo de la Cristiandad y sobretodo en estos últimos días.

En el Siglo XIX aparece lo que se llama el movimiento ecuménico: Los protestantes se dan cuenta que les une en la Fe en el Dios Trinitario y Cristo que es el único mediador entre Dios y los hombres es el Salvador. La Iglesia Católica con Pío XII se suma al carro ecuménico para trabajar por dos objetivos que los presenta el Apóstol Pablo y el mismo Cristo: “lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la plena madurez de Cristo” (Ef 4,13) y “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.” (Jn 17,11)

Hemos dicho que la RCC es la Iglesia Católica en movimiento y participa de este ecumenismo al poder convocar o participar en encuentros de oración interconfesionales cristianas carismáticas, respectando la identidad de origen de cada uno y sin ánimos de hacer proselitismo, o que un carismático que viva en un sitio que no hay Iglesia Católica pueda participar en un grupo carismático de otra confesión cristiana ya que lo que prima es alimentarse de la Oración, de alimentarse de su Palabra y de poder alabar al Señor según establece los acuerdos ecuménicos.

4. Algunas objeciones para no tener un grupo carismático:

La gente suele creer realidades metahistóricas, son capaces de creer que una persona difunta haya hecho un milagro y la Iglesia la reconozca como Santa, que está en la presencia de Dios y sin embargo no pueden admitir que el milagro lo haga un cristiano, por su naturaleza pecadora. En realidad no son ni el Santo y ni el Carismático que han hecho el milagro, tal como dijimos en el apartado de las mediaciones, es Cristo que canaliza su gracia en aquella persona.

Basándonos en esta objeción sería discutible toda la teología sacramental, ya que el ministro es un pecador y por eso no se van a confesar, también les costaría en creer que un sacerdote que esté en pecado mortal pueda consagrar con el poder del Espíritu el pan y el vino para que se convierta en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Ponemos en cuestión la idoneidad de la persona, cuando la gracia está por encima de que la persona sea digna o no.

Algunos tienden a equiparar la liturgia carismática con otras liturgias “sanadoras” con ritos similares y que no son reconocidos por la Iglesia, tratando al que ora de brujo, hechicero, estas son unas palabras suaves comparadas con las que le dijeron a Jesús (Mc 3, 20-30) o de tratar como dioses a los oradores (Hch 14,11)

Otros atribuyen que la sanación es un efecto psicológico de la persona, que se encuentra bien y luego se encuentra mal o peor que antes. Todo esto es el enemigo que pretende destruir y dividir a la Iglesia y para el carismático le debe fortalecer.

Tal como pasa en otros grupos que hay laicos que contribuyen a la edificación de la Comunidad Cristiana, para algunos sacerdotes llega a ser un estorbo que un catequista y en el caso de los carismáticos un profeta contribuya a ello, siendo una gran ayuda para el presbítero trabajando y cooperando en Comunión y en caridad fraterna. Quizás sea, y esto hay que evitarlo para no romper la comunión, que el laico coja posturas que se clericalize anulando la autoridad del presbítero responsable.

5. Todo cristiano es carismático:

Tal como hemos visto en la parte bíblica que en las comunidades Cristianas primitivas el neófito tiene algunos poderes o dones que el Espíritu Santo le ha concedido y los dones son para la edificación de la Comunidad Cristiana, muchos afirman que es una cosa pasajera, que solamente se dio en aquel tiempo y nada más. Pero hay algún detalle en los Sacramentos de Iniciación Cristiana que confirma que no es una cosa pasajera y lo vemos cuando el cristiano es Confirmado:
El Concilio Vaticano II dice: "por el sacramento de la Confirmación se vinculan (los cristianos) más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu Santo y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe como verdaderos testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras" (LG 11)

Lo primero que conviene reafirmar es que el sacramento por el cual recibimos el Espíritu Santo, el Sacramento del Espíritu, es el Bautismo. Con él nacemos espiritualmente y nos hacemos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad y comenzamos a vivir una vida sobrenatural, la vida en el Espíritu. La Confirmación es el robustecimiento de la Gracia Bautismal. Es un crecimiento espiritual, en este sacramento se van a renovar las promesas del Bautismo que otros hicieron por nosotros si es que se recibió al poco tiempo de nacer. Su fin es perfeccionar lo que el Bautismo comenzó en nosotros.

Lo que caracteriza el símbolo de la Confirmación es la imposición de manos y la unción con el crisma. Esta unción ilustra el nombre de cristiano que significa "ungido" y que tiene origen en el nombre de Cristo, al que Dios ungió con el Espíritu Santo.

En una de las moniciones explicativas a la oración de imposición de manos hay una alusión a elementos propios de los carismáticos en el confirmando, esta monición reza así: “El día de Pentecostés, los Apóstoles recibieron una presencia muy especial del Espíritu Santo. Los Obispos, sus continuadores, transmite desde entonces el Espíritu Santo como un don personal por medio del sacramento de la Confirmación, que ahora va a comenzar con la imposición de manos del Obispo. La imposición de manos es uno de los gestos que aparecen habitualmente en la historia de la salvación y en la liturgia para indicar la transmisión de un poder o de una fuerza o unos derechos”

Imposición de manos:

En este sentido se puede decir que en la Confirmación el obispo, en nombre de la Iglesia, bendice a los bautizados para que el Espíritu Santo los fortalezca y lleve a plenitud la gracia del Bautismo, los haga testigos de Cristo en el mundo extendiendo y defendiendo la fe con sus palabras y sus obras. Con la imposición de manos se hace la inserción plena de las personas bautizadas en la comunidad apostólica, esta inserción es una verdadera participación en el profetismo de Cristo, que los cristianos tendrán que realizar asumiendo, anunciando y confesando la fe en Cristo, testimoniando con palabras y obras, la verdad evangélica, a través del espacio y del tiempo y siendo fermento de santidad en el mundo.

Unción con el Crisma:

En el Antiguo Testamento tiene una significación importante el gesto de ungir a los reyes (1Sam 10,1; 16,13; 1 Re 1,39). Mediante la unción, se otorgaba al rey el poder para ejercer su función que estaba estrechamente relacionada con la defensa de la justicia. Que consistía especialmente en la defensa de los pobres y desvalidos, los huérfanos y las viudas, es decir, de los que por si mismos no podían defenderse.
Para el Nuevo Testamento. Jesús es el Ungido por excelencia. Así lo manifiesta el evangelio de Lucas al narrar el suceso acaecido en la sinagoga de Nazaret, donde se lee el texto del profeta Isaías haciendo referencia a Jesús.

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación de los cautivos a dar vista a los ciegos, a libertar a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor" (Lc 4, 18-19)

El cristiano, al recibir la Confirmación, queda ungido y enviado para la misión de anunciar la fe, testimoniar la verdad, comprometerse en la implantación en el mundo de la justicia, la libertad y la paz, para ser fermento de santidad y edificar la iglesia por medio de sus carismas y servicios de caridad.

La Confirmación, como el Bautismo, se da una sola vez en la vida, porque imprime en el alma una marca indeleble, el carácter que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu, revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo. Cristo mismo se declara marcado con el sello de su Padre (Jn 6,27). El cristiano también está marcado con un sello, este sello marca la pertenencia total a Cristo, la puesta a su servicio para siempre.

Efectos de la Confirmación

El mayor efecto del sacramento de la Confirmación es la efusión plena del Espíritu Santo, y sus siete dones: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza y Temor de Dios, como fue concedida a los apóstoles el día de Pentecostés.

Si el Bautismo hace al cristiano Hijo de Dios, la Confirmación le enriquece con una fuerza nueva y singular del Espíritu Santo, que le hace capaz de dar testimonio de su existencia y de irradiar la fe que la presencia y acción de Dios ha creado y mantiene en él.

Si el Bautismo une al cristiano con Jesucristo, la Confirmación le hace testigo del Señor en plenitud, activando y profundizando continuamente la nueva vida que reside en él.

Si el Bautismo llena al cristiano con los dones del Espíritu Santo y le ha incorporado a la Iglesia, la Confirmación, le estimula para hacer fructificar en el servicio esos dones recibidos y para estar plenamente unido a toda la Iglesia en su consagración y misión.

Dones del Espíritu Santo

Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu, estos dones son:

Sabiduría: Nos da la capacidad especial para juzgar las cosas humanas según la medida de Dios. Iluminado por este don, el cristiano sabe ver interiormente las realidades de este mundo; nadie mejor que él es capaz de apreciar los valores auténticos de la creación, mirándolos con los mismos ojos de Dios.

Ciencia: El hombre iluminado por el don de la ciencia, conoce el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador. Y no estima las criaturas más de lo que valen y no pone en ellas, sino en Dios, el fin de su propia vida.

Consejo: Este don actúa como un soplo nuevo en la conciencia, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma. El cristiano ayudado con este don, penetra en el verdadero sentido de los valores evangélicos, en especial de los que manifiesta el sermón de la montaña

Piedad: Mediante éste don, el Espíritu sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios y para con los hermanos. El don de la piedad orienta y alimenta la necesidad de recurrir a Dios para obtener gracia ayuda y perdón. Además extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón.

Temor de Dios: Con este don, el Espíritu Santo infunde en el alma sobre todo el temor filial, que es el amor a Dios, el alma se preocupa entonces de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de permanecer y de crecer en la caridad.

Entendimiento: Mediante este don el Espíritu Santo, que "escruta las profundidades de Dios" (1 Cor 2,10), comunica al creyente una chispa de esa capacidad penetrante que le abre el corazón a la gozosa percepción del designio amoroso de Dios, al mismo tiempo hace también más límpida y penetrante la mirada sobre las cosas humanas. Gracias a ella se ven mejor los numerosos signos de Dios que están inscritos en la creación.

Fortaleza: el don de la fortaleza es un impulso sobrenatural, que da vigor al alma en las habituales condiciones de dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios, en el soportar ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, incluso entre incomprensiones y hostilidades, en el camino de la verdad y de la honradez. Es decir, tenemos que invocar del Espíritu Santo el don de la fortaleza para permanecer firmes y decididos en el camino del bien. Entonces podremos repetir con San Pablo: "Me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte" (2Cor 12,10).

Si con la Imposición de manos hemos recibido los 7 dones, el cristiano tiene que estar en un lugar propicio para activarlos en función de su propia edificación y la de la Comunidad Cristiana. Una Comunidad Cristiana abierta al Espíritu Santo, reaviva, redimensiona y vive con más autenticidad los otros carismas u opciones de vida Cristiana que están al servicio de la Iglesia y de la Evangelización.

Si la Comunidad Cristiana tiene su opción preferencial por los pobres y el Papa Juan Pablo II en su exhortación apostólica “Ecclesia in Europa” del 28 de Junio del 2003 en su apartado: “Dar esperanza a los Pobres” (Cf. EiE 86-89), sitúa a los enfermos como pobres, la enfermedad es una clase de pobreza, la RCC tiene su campo de misión en este sector y tiene que ser estimulada para que continúe su misión entre los enfermos y podría dar una gran vitalidad a la Pastoral de Enfermos en su equipo de visitadores de enfermos.

viernes, 21 de septiembre de 2007

La comunidad cristiana en las Cartas de San Pablo / Autor: Hº Jaime Ruiz castro CM

COMUNIDAD CRISTIANA: Nos encontramos con Comunidades formadas por gente sencilla, pobre, algunas de estas comunidades son carismáticas (Corintio, Galacia), la mayoría de ellas participan de la Eucaristía. Pablo la define como el cuerpo místico: Algunos actúan como las manos de Jesús (Catequistas, servicio a los pobres), otros como pies (Misioneros), la cabeza es Cristo y el corazón es el amor de Dios que hace moverlo todo.

En esta Comunidad no tiene que haber discriminaciones, ya que todos somos iguales delante de Cristo Jesús. Tú como cristiano eres una parte de ese cuerpo y estás llamado a hacer activar el don de ser profeta que el Espíritu te dio en el bautismo para ser luz para los demás y anunciar a Cristo en los ambientes que desarrollas tu vida dando un testimonio de vida.

LA MISIÓN DE GALACIA Y EL SECTARISMO

1. INTRODUCCIÓN: Me ha parecido oportuno de los múltiples viajes misionales de Pablo en centralizarme en la Misión a los Gálatas, motivado por un paludismo y los Gálatas en lugar en lugar de despreciarlo lo acogen como si fuera un ángel o mensajero de Dios. También aborda un tipo de Comunidad Cristiana que observamos en los países de Misión que los seglares llamados “Catequistas” en África, “Delegados de la Palabra” en Latinoamérica, o “Laicos en Misión Pastoral” tal como se ha comenzado a denominar en Catalunya son los responsables de animar a la Comunidad Cristiana.

Estamos hablando de “macroparroquias” y el presbítero va de gira por las diferentes Comunidades para celebrar la Eucaristía y administrar otros Sacramentos, reavivando la fe de estos cristianos

2. LA MISIÓN DE GALACIA: Los gálatas evangelizados por Pablo durante su segundo viaje misionero, hacia el año 50, eran descendientes de los celtas o galos, un pueblo extremadamente belicoso que en el siglo III a. C. se había instalado en la meseta central de Asia Menor. La estadía de Pablo en Galacia se prolongó por algunos meses, debido a una enfermedad que lo obligó a permanecer allí hasta su curación (4,13-15). Fuera de esto, no conocemos otros detalles sobre la actividad del Apóstol en esa región y sobre las Iglesias allí fundadas.

Las circunstancias que motivaron la intervención de Pablo están suficientemente expresadas en la Carta. Las comunidades de Galacia habían sido perturbadas por algunos predicadores cristianos venidos de Jerusalén. Estos, erróneamente, se consideraban respaldados por Santiago, «el hermano del Señor» (1,19), que era una de las «columnas de la Iglesia» junto con Pedro y Juan (2,9)

Según ellos, los fieles convertidos del paganismo debían someterse a la Ley de Moisés y a la práctica de la circuncisión, para llegar a ser verdaderos hijos de Abraham y herederos de las promesas divinas. Al mismo tiempo, trataban de desacreditar la persona y la autoridad apostólica de Pablo, mostrándolo en desacuerdo con los demás Apóstoles. La crisis provocada por estos «judaizantes» en Galacia es una de las expresiones típicas de la dificultad que tuvo la Iglesia para desvincularse cada vez más del Judaísmo y adquirir su fisonomía propia.

3. LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE GALACIA:

Una comunidad viva

Ese impacto personal tan profundo en la vida de Pablo hará todavía más dramática la crisis de Galacia, que nos documenta la carta correspondiente

Varias «Iglesias»

Sobre todo si se trataba de una comunidad viva y fuerte, como nos demuestran algunos indicios. Entre otros, que se formaron varias comunidades: «las Iglesias de Galacia» (Ga 1,2 y 1Cor 16,1). Los gálatas no son «cuatro gatos», que Pablo ha convertido -como quien dice- desde la cama, sino que han llegado a formar distintas Comunidades Cristianas. Pablo debió de estar allí más tiempo del que nos imaginamos y debió de dejar algún continuador de su obra, responsable de la extensión del cristianismo en las ciudades del entorno.

Si ese hombre fue Tito nos explicaremos mejor algunas cosas:

- Que sea nombrado en la Carta a Gálatas (2,1.3) Y en la Segunda a los Corintios (2,13; 7,6.13s; 8,6.16.23; 12,18), pero no en las cartas anteriores (las dos a los Tesalonicenses y la Primera a los Corintios): podría haber quedado en Galacia hasta la crisis, para después no volver;

- Si Tito es quien ha traído la noticia de la crisis y después no vuelve a Galacia, ni a llevarles la carta, comprenderemos que en la salutación de Gálatas no se citen otros nombres (como se hace en las cartas a los Tesalonicenses y a los Corintios) sino que se diga simplemente: «y todos los hermanos que están conmigo» (Ga 1,2);

- El nombre de Tito aparece sólo en las dos cartas más estridentes de Pablo (Gálatas y Segunda Corintios), que responden a dos grandes crisis.

- Según Ga 2,1-5, Tito acompañó a Pablo en el viaje que hizo a Jerusalén para someter el evangelio que anunciaba entre los paganos a la consideración de Pedro, Juan y Santiago, los cuales no exigieron que Tito fuese circuncidado, ya que sabemos que es un pagano convertido al Cristianismo y tal vez por el mismo Pablo. Por lo que nos dice 2Co 7,6-16; 8,6; 12,17-18, Tito debía ser un hombre emprendedor y con capacidad reconciliadora.

Lucas, en los Hechos, hace lo posible por hacer olvidar las estridencias de Pablo: no habla ni de la evangelización de Galacia ni de los momentos conflictivos que se mencionan en Segunda Corintios. Quizás por eso mismo ni siquiera menciona la figura de Tito.

Comunidades carismáticas

Volviendo a las Iglesias de Galacia, tenemos otro indicio de vitalidad: los tiempos presentes en Ga 3,5. Después de haber dicho (v. 2) que «recibieron» el Espíritu por haber "escuchado» la fe, les dice: “El que os está otorgando el Espíritu y está realizando milagros entre vosotros, ¿lo hace por causa de las obras de la Ley o por causa de la fe que habéis escuchado?”

Otro tiempo presente, en 4,6: “Porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual grita: «Abbá, Padre»”

Parece claro que los cristianos tenían sus propias reuniones, en las cuales experimentaban aquellos dones del Espíritu.

Llevadas por laicos en misión pastoral

Todo eso, si no queremos atribuirlo a un milagro continuado, nos hará pensar en la presencia de unos líderes, que instruían a aquellas comunidades (¡se les presuponen buenos conocimientos de historia sagrada!) y las acompañaban en su crecimiento.

En cuanto a la forma de aquella enseñanza, Gálatas usa dos términos que han pasado a la posteridad: «catequista» y «catecúmeno», dos derivados de la palabra griega êkhô) «eco»: el maestro pronuncia unas palabras y el discípulo las va repitiendo hasta que las aprende. Con todo, la relación entre uno y otro debió de ser más profunda: “Que el catequizado comparta toda clase de bienes con aquel que lo catequiza en la palabra” (Ga 6,6).

Es decir: que el catequizado no sólo tiene que preocuparse de la manutención de aquel que lo catequiza (recordemos que Pablo, personalmente, renunciaba a ello), sino que le tiene que contar sus alegrías y sus penas.

4. LOS LAICOS EN MISIÓN PASTORAL: Monseñor Luís Martínez Sistach en su carta dirigida a toda la diócesis de Tarragona el 18 de Abril del 2001 titulada: “Reorganització de la Diòcesi davant de la disminució de preveres” escribió: “En referencia al don profético que se recibe en el bautismo, los laicos pueden realizar el servicio de la catequesis, puede recibir el nombramiento de enseñar ciencias sagradas, pueden ser llamados para cooperar con el obispo y los presbíteros en el ministerio de la Palabra, ser admitidos a predicar en una iglesia u oratorio, pueden ser enviados a una tarea misional […] Con relación al Don sacerdotal, los laicos pueden recibir los ministerios de lector y acolitado; puede administrar el bautismo un laico catequista [delegado de la Palabra] u otro designado por el obispo, si está ausente o impedido el ministro ordinario, pueden ser ministros extraordinarios de la Eucaristía, ser delegados para matrimonios, allá donde no haya ni presbíteros ni diáconos, previo el voto favorable de la Conferencia Episcopal y la licencia de la Santa Sede” . Estos ministerios que se desprende del don sacerdotal, son tareas de suplencia que realizan los laicos.

Mons. Luís prosigue: “En referencia a aquella primera categoría de las tareas intraeclesiales propias de los laicos, es necesario que el campo sea muy amplio para todos los ámbitos, pero especialmente en el parroquial y en el arciprestal. Será innumerable la lista de participación que está haciendo el laico en el Seno de la Iglesia colaborando con los sacerdotes y diáconos. Como afirma Pere Tena: ‘la capacidad de colaborar con el ministerio jerárquico viene de la misma condición sacramental del cristiano, será tan amplia como lo pidan las necesidades de la vida cristiana, en el marco de la comunión eclesial’ ‘El ejercicio de estas tareas no hace del laico un pastor: en realidad no es la tarea que constituye un ministerio, sino al orden sacerdotal’ . Así mismo es preciso evitar el peligro de clericalizar a los laicos asumiendo indebidamente tareas eclesiales que corresponden a los clérigos”

5. LA PREDICACIÓN DE PABLO: Su predicación es ante todo el «kerigma» apostólico, Hch 2,22ss, proclamación de Cristo crucificado y resucitado conforme a las Escrituras, 1Co 2,2; 15,3-4; Ga 3,1. «Su» evangelio, Rm 2,16; 16,25, no es cosa suya; es el evangelio de la fe común, Ga 1,6-9; Ga 2,2; Col 1,5-7, sólo que con una aplicación especial a la conversión de los gentiles, Ga 1 16; 2 7-9, en la línea universalista inaugurada en Antioquía. Pablo se siente solidario de las tradiciones apostólicas; las cita cuando se le presenta la ocasión, 1Co 11,23-25; 15,3-7, las supone siempre, y ciertamente les debe mucho. Parece no haber visto en vida a Cristo, ver 2Co 5,16ss, pero conoce sus enseñanzas, 1Co 7 10s; 9 14. Además, es también un testigo directo, y su irresistible convicción se apoya en una experiencia personal: porque también él ha «visto» a Cristo, 1Co 9,1; 15,8. Ha sido favorecido con revelaciones y éxtasis, 2Co 12,1-4. Lo que ha recibido de la tradición, puede también atribuirlo y con entera verdad a las comunicaciones directas del Señor, Ga 1,12; 1Co 11,23.

Se ha querido atribuir estos fenómenos místicos a un temperamento exaltado y enfermizo. Pero sin fundamento alguno. La enfermedad que le detuvo en Galacia, Ga 4,13-15, sólo parece haber sido un ataque de paludismo; y «el aguijón de la carne», 2Co 12,7, pudo ser muy bien la oposición en el seno de sus comunidades. No era hombre imaginativo, a juzgar por las imágenes que emplea, pocas y corrientes: el estadio, 1Co 9,24-27; Flp 3 ,2-14; 2Tm 4,7s, el mar, Ef 4 14, la agricultura, 1Co 3 6-8, y la construcción, 1Co 3 10-17; Rm 15 20; Ef 2,20-22, dos temas que fácilmente asocia y combina, 1Co 3,9; Col 2,7; Ef 3,17; ver Col 2 ,9; Ef 4,16. Es más bien un cerebral. A un corazón ardiente se une en él una inteligencia lúcida, lógica, exigente, solícita por exponer la fe según las necesidades de sus oyentes. A esto se deben las admirables exposiciones teológicas de que rodea al Kerigma según las circunstancias. Cierto que esa lógica no es la nuestra. Pablo argumenta en ocasiones como rabino, según los métodos exegéticos recibidos de su ambiente y de su educación (por ejemplo, Ga 3,16; 4,21-31).Pero su genio hace saltar los límites de aquella herencia tradicional, y hace pasar una doctrina profunda a través de canales un tanto anticuados para nosotros.

Por otra parte, este semita también posee una cultura griega aceptable, recibida quizá desde su infancia en Tarso, enriquecida por reiterados contactos con el mundo grecorromano. Esta influencia se refleja en su modo de pensar lo mismo que en su lenguaje y en su estilo. Cita autores clásicos si la ocasión se presenta, 1Co 15 3, y conoce ciertamente la filosofía popular basada en el estoicismo. Debe a la «diatriba» cínico-estoica su estilo de razonamiento riguroso por medio de breves preguntas y respuestas, Rm 3,1-9.27-31, o sus amplificaciones por acumulación retórica, 2Co 6 4-10; y cuando por el contrario emplea frases largas y recargadas, donde las proposiciones se empujan en oleadas sucesivas, Ef 1,3-14; Col 1,9-20, puede también tener sus modelos en la literatura religiosa helenista. Maneja corrientemente el griego con pocos semitismos. Es el griego de su tiempo, la «koiné» elegante, pero sin pretensiones aticistas. Pues desprecia la afectación de la elocuencia humana y sólo quiere atribuir su fuerza de persuasión al poder de la Palabra de fe confirmada por los signos del Espíritu, 1Ts 1,5; 1Co 2,4s; 2Co 11,6; Rm 15,18.Incluso, a veces, su expresión es incorrecta e incompleta, 1Co 9,15, pues el molde del lenguaje resulta incapaz de contener la presión de un pensamiento demasiado rico o de emociones demasiado vivas.

Salvo raras excepciones, Flm 19, dicta, Rm 16,22, en la forma acostumbrada por los antiguos, contentándose con escribir el saludo final, 2Ts 3,17; Ga 6,11; 1Co 16, 21; Col 4 18; y si bien algunos fragmentos parecen fruto de una redacción largamente meditada, muchos otros producen la impresión de un primer impulso espontáneo y sin retoques. A pesar de estos defectos, o quizá precisamente por ellos, este estilo fogoso es de una densidad extraordinaria. Un pensamiento tan elevado, expresado de manera tan ardorosa, ofrece al lector más de una dificultad (2 P 3,16); pero también le ofrece textos cuyo vigor religioso y aun literario no tienen quizá igual en la historia de los epistolarios humanos

6. LAS SECTAS HOY: La crisis de los Gálatas fue desencadenada por unos pseudosmensajeros de los apóstoles que bajo la autoridad y la tradición bíblica del judaísmo obligaban a los Cristianos provenientes del paganismo a circuncidarse, también manipulaban el contenido de la Predicación realizada por Pablo, manipulando la interpretación de la Biblia Judía, ya que en ninguna escuela rabínica se oía tales disparates, por eso Pablo les mete la bronca (Ga 1,6-9), y con la carta tiende a situar los puntos sobre las “íes” sobre los temas que habían manipulado. Esta carta a diferencia de 2Co no tiene un carácter reconciliador.

Hoy en día, las sectas paracristianas que se adhieren a una supuesta autoridad bíblica hacen que algunos católicos cambien de Evangelio y tenemos que recodar aquello que dijo Pedro: “Acerca de lo cual también os ha escrito nuestro querido hermano Pablo, según la sabiduría que Dios le ha dado. En cada una de sus cartas os ha hablado de esto, aunque hay en ellas puntos difíciles de entender que los ignorantes y los débiles en la fe tuercen, como tuercen las demás Escrituras, para su propia perdición.” (2Pe 3,15b-16)

jueves, 13 de septiembre de 2007

Los viajes de San Pablo / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM


Pablo inició su predicación en Damasco. Aquí la rabia de los judíos ortodoxos contra este "traidor" era tan fuerte que tuvo que escaparse dejándose bajar de la pared de la ciudad en una canasta. Al bajar a Jerusalén, fue suspiciosamente vigilado por los judíos cristianos porque no podían creer que él que tanto había perseguido se había convertido. De regreso a su ciudad nativa de Tarso, otra vez se unió Barnabás y juntos viajaron a Antioquía siriana, donde encontraron tantos seguidores que fue fundada por la constancia de los primeros cristianos. Fue aquí donde los discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (del Griego << Christos >>, ungido). Después que regresaron a Jerusalén, una vez más para asistir a los miembros de la iglesia que estaban escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a Antioquía y después navegaron a la isla de Chipre; durante su estancia convirtieron al procónsul, Sergius Paulus.

Una vez más en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron muchos pueblos del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo rechazaban entonces predicaba a los gentiles. En Antioquía de Pisidia, Pablo lanzó un discurso memorable a los judíos, concluyendo con estas palabras: Hechos 13,46-47 "Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»

Después de esto Pablo y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban el tema de la posición de la Iglesia, todavía en su mayoría de miembros judíos, hacia los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue problemática porque para los judíos era importante que los gentiles se sometieran a este requisito de la ley judía. Pablo se mostró en contra de la circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del corazón, una transformación interior. La ley no puede justificar al hombre sino sólo la gracia recibida por medio de Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aun más radical que el que presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta total hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.

La segunda jornada misionera, la cual duró del año 49 a 52, llevó Pablo a Silas, su nuevo asistente a Frigia, Galacia, Troas, y a través de tierra de Europa, a Filipos en Macedonia. Lucas el médico era ahora un miembro del grupo, y en el libro de los Hechos él nos da un relato que ellos fueron a Tesalónica, y después bajó a Atenas y Corinto. En Atenas Pablo predicó en el Areópago y sabemos que algunos de los estoicos y epicureanos lo escucharon y discutieron con él informalmente atraídos por su intelecto vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética. Pero mas importante, el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón podían comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada.

Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del mundo griego-romano, y sus cartas de este período muestran que él está consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante contra el escepticismo e indiferencia pagana. Él sin embargo se quedó en Corinto por 18 meses, y encontró éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se convirtieron y llegaron a ser muy valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él al Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto que Pablo escribió las primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba la inhabitación de Espíritu Santo ya que solo así hay salvación y poder para bien.
La tercera jornada misionera cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante de Lidia, donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy popular. Pablo fue motivo de un disturbio público ya que los comerciantes veían peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí florecía. Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el templo; fue arrestado, tratado brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante el tribunal, él se defendió de tal forma que sorprendió a sus opresores. Fue llevado a Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén que lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo. Así planeaban matarlo. Fue puesto en prisión en Cesarea esperando juicio por aproximadamente dos años bajo el procónsul Félix y Festus. Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre judíos y cristianos por lo que postergaron su juicio de mes a mes. Pablo al final apeló al Emperador, demandando el derecho legal de un ciudadano romano de tener su juicio escuchado por el mismo Nerón. Fue entonces colocado bajo la custodia de un centurión, el cual lo llevó a Roma. Los Hechos de los Apóstoles lo dejan en la ciudad imperial esperando su tribunal.

Aparentemente la apelación de Pablo fue un éxito porque hay evidencia de otra jornada misionera, probablemente a Macedonia. En esta última visita a las comunidades cristianas, se cree que nombró a Tito obispo en Creta y a Timoteo en Efeso. Volviendo a Roma, fue una vez más arrestado. Su espíritu no decae ante las tribulaciones porque sabe en quien ha puesto su confianza.

Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. -II Timoteo 1,12

Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en Roma) sufrió martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la Iglesia de Roma. San Pablo, por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una antigua tradición su martirio fue cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que según la tradición surgieron cuando su cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces)

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Oración de acción de gracias / Enviada por Hº Jaime ruiz Castro CM


Cómo podré agradecer tanta bendición,

cómo podré responder a tu amor.

Levantando mis manos Señor,

declamando que tú eres Dios,

y dejándome llevar por el soplo de tu Amor.

Y ALABÁNDOTE SEÑOR, MI DIOS.

Quiero adorarte Señor desde el corazón.

Y descalzarme ante ti Santo Dios.

Tu perfume me inunda Señor.

Tu presencia está dentro de mí.

y tu gracia se derrama por este lugar.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Fundador de las Conferencias San Vicente de Paúl: Antonio Federico Ozanam / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM


Antonio Federico Ozanam nació en Milán el 23 de abril de 1813, tercer hijo del matrimonio Juan-Antonio Francisco Ozanam y Maria Nantas. Federico, dice el mismo, que da gracias al Señor por el don de sus padres profundamente cristianos.

Este seglar del siglo XIX, cristiano en un mundo secularizado, fue un auténtico profeta de su tiempo en la Iglesia a la que él "ama con gran amor y sumisión". Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. Durante un periodo de su adolescencia tuvo grandes problemas de orden espiritual, pero se confió a la dirección del abad Noirot, gran filósofo, que le ayudó a superarlas, él mismo escribe "he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz".

En tiempos de revolución en la sociedad y en la Iglesia, Ozanam y sus amigos se propusieron tener, además de las conferencias de historia, las conferencias consagradas a la caridad, unir la acción a la palabra y afirmar con las obras la vitalidad de su fe.


En 1833 con un grupo de siete amigos fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, al que eligen como patrono. El mayor de ellos Emmanuel Bailey, 39 años, Federico 20 años, sólo uno del grupo era más joven que él. Cuando deciden ir al encuentro de los pobres Emmanuel Bailey les envía a Sor Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, gran apóstol y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard. El estilo de las conferencias es la visita domiciliaria, la relación directa con el que sufre. Hoy las conferencias se han extendido por todo el mundo.

Federico como hijo, marido, padre y amigo, dotado de una rara sensibilidad, impresionó profundamente a todos aquellos que lo conocieron.

Fue testigo de la Caridad en toda su vida personal, familiar, profesional y cívica. Expresó un deseo ardiente "Es necesario abrazar el mundo en una red de caridad". Fue fiel defensor de los pobres.

Fue Profesor titular de derecho comercial, en la Facultad de Lyon, y más tarde profesor de Literatura Extranjera en la Sorbona.

Por motivos de salud tuvo que abandonar la enseñanza, que ejercía como un apostolado, dedicó sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Tras una larga enfermedad murió a los 40 años en Marsella, el 8 de septiembre de 1853 en una actitud de total entrega a Dios.

Fue beatificado por Pablo II en París el 22 de agosto de 1997, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.

jueves, 23 de agosto de 2007

Santa Rosa de Lima, Virgen / Autor: Hº. Jaime Ruiz Castro CM


SANTA ROSA DE LIMA, Virgen
"Rosa de Santa María"

Patrona de América, Perú y las Filipinas
Fiesta: 30 de agosto en Perú, 23 de Agosto


El día en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y enfermos, Santa Rosa de Lima le contestó: "Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús".
-Catecismo de la Iglesia Católica, 2449

En Breve

Nació en Lima (Perú) el año 1586; cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y, cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto del año 1617.

Biografía

Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva.

Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio. Rosa tomó a Santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos. En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela. Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie.
Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo cual no pudo vestirse por sí misma en un mes. Estas y otras austeridades aún más sorprendentes la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia.

Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones.

Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían.
El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia. La santa estaba contenta con su suerte y jamás hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor.
Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas. Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de El, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del Amor.
Extraordinarias pruebas y gracias.

Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la más profunda desolación espiritual.
El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".
Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro.

El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

Aunque no todos pueden imitar algunas de sus prácticas ascéticas, ciertamente nos reta a todos a entregarnos con mas pasión al amado, Jesucristo. Es esa pasión de amor la que nos debe mover a vivir nuestra santidad abrazando nuestra vocación con todo el corazón, ya sea en el mundo, en el desierto o en el claustro.