Elige tu idioma

Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

escucharlavoz@yahoo.es

Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

Página web de Escuchar la Voz del Señor

Página web de Escuchar la Voz del Señor
Haz clic sobre la imagen para verla
Mostrando las entradas para la consulta Benedicto XVI ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Benedicto XVI ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

lunes, 19 de mayo de 2008

La belleza de ser jóvenes y de compartirlo, explica el Papa / Autora: Marta Lago

Llama a los jóvenes a no "quemar" la juventud en modas pasajeras
En su visita pastoral a Génova

GÉNOVA, (ZENIT.org).- El secreto y la belleza de una juventud permanente es vivir abierto a la esperanza, cosa que sólo da el encuentro real con Jesucristo, reconoce Benedicto XVI.

La plaza genovesa de Matteotti vivió, en la mañana de este domingo, el ambiente propio de una Jornada de la Juventud en el rato de fe y fiesta que compartieron los jóvenes con el Papa -visiblemente felices--, en visita pastoral en la región italiana de Liguria.

La lluvia torrencial que hacía acto de presencia no desanimó esta cita, sino que entre aplausos los jóvenes recibieron la confidencia de Benedicto XVI: «La lluvia me está persiguiendo un poco estos días, pero tomémosla como signo de bendición, de fecundidad de la tierra y como símbolo del Espíritu Santo que viene y renueva también la tierra reseca de nuestras almas».

Los años de la juventud están «llenos de expectativas y de sueños», pero cuando hayan pasado «en el corazón todos debemos permanecer jóvenes», dijo el Papa en su discurso a la multitud de chicas y chicos.

«Es bello ser jóvenes; todos quieren serlo» --reflexionó--; y es que «la juventud tiene aún todo el futuro por delante», y futuro significa «tiempo de esperanza».

Benedicto XVI en muchos momentos dejó aparte su discurso escrito, entrando en una especie de diálogo espontáneo con los jóvenes. Y compartió su inquietud, dándoles voz: «¿Encontraré un puesto de trabajo? ¿Encontraré casa? ¿Encontraré el amor, que será mi verdadero futuro?».

En lugar de consumir la vida cuando está empezando, «es importante elegir las verdaderas promesas que abren al futuro, aún con renuncias -subrayó el Papa--. Y quien ha elegido a Dios, tiene aún en la vejez un futuro sin fin y sin amenazas ante sí».

Por eso es «importante elegir bien y no destruir el futuro», y «la primera elección fundamental debe ser Dios», que «se ha revelado en su Hijo Jesucristo»; «a la luz de esta elección» «se encuentran los criterios para las otras opciones necesarias», explicó.

«Ser jóvenes implica ser buenos y generosos» --continuó Benedicto XVI--; y «la bondad en persona es Jesús, a quien conocéis o a quien busca vuestro corazón».

Es Jesús «el Amigo que jamás traiciona», «fiel hasta el don de la vida en la Cruz». Así que Benedicto XVI exhortó a los numerosos jóvenes: «¡Rendios a su amor!»; «como lleváis escrito en las camisetas de este encuentro, "derretios" ante Jesús, porque sólo Él puede disolver vuestras ansias y temores y colmar vuestras expectativas».

Punto de partida: un encuentro en persona

«Para encontrar el amor con Cristo, para encontrarle realmente como compañero de mi vida, tenemos ante todo que conocerle, como los dos discípulos que le siguen después de las parábolas del Bautista y le dicen: "Maestro, ¿dónde vives?"», «porque quieren conocerle de cerca -fue desgranando el Papa--, y el Señor, hablando con los discípulos distingue: "¿Quién dice la gente que soy yo?"», refiriéndose a quienes «le conocen de lejos, de segunda mano», y prosigue Jesús: «¿Quién decís vosotros que soy yo?», dirigiéndose a «quienes le conocen de primera mano, habiendo vivido con Él, habiendo entrado realmente en su vida personalísima hasta su diálogo con el Padre».

Y «entrar en una relación personal» y real con Cristo «exige el conocimiento de la Escritura, sobre todo del Evangelio, donde el Señor habla con nosotros», recordó.

En sus palabras espontáneas, Benedicto XVI admitió: «No siempre son fáciles estas palabras, pero entrando en ellas, entrando en diálogo, llamando a la puerta de la Palabra diciendo al Señor: "¡Ábreme!", encontramos realmente palabras de vida eterna para hoy, actuales como lo fueron en su momento y como lo serán en el futuro».

Y precisó que «este coloquio con el Señor en la Escritura debe realizarse no sólo individualmente, sino también en la gran comunión de la Iglesia, donde Cristo está siempre presente, en la comunión de la Liturgia, del encuentro personalísimo de la Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación en el que el Señor» dice a cada uno: «Te perdono».




«¡Hay tantas dimensiones para entrar en el conocimiento de Jesús!», constató el Santo Padre, aludiendo igualmente al «importante camino» de la ayuda a los pobres y necesitados, brindando tiempo para los demás, y «naturalmente también a la vida de los santos, que ayudan a encontrar el verdadero rostro de Jesús».

«Sólo así conocemos personalmente a Jesús --sintetizó-- y podemos también comunicar esta amistad nuestra a los demás», y «superar la indiferencia», porque aunque parezca que no se tiene necesidad de un Dios, «en realidad todos saben que algo falta en sus vidas», y al descubrir a Jesús dicen: «Es lo que estaba esperando».

«Cuanto más seamos de verdad amigos de Jesús, más podemos abrir el corazón a los demás para que también ellos sean verdaderamente jóvenes, o sea, tengan ante sí un gran futuro», afirmó.

Claves misioneras

Al término del encuentro, Benedicto XVI hizo entrega del Evangelio -como signo de envío misionero-- a algunos jóvenes en representación de cuantos el próximo curso emprenden en la archidiócesis genovesa la misión de los jóvenes hacia los jóvenes. «Anunciad a Cristo Señor, esperanza del mundo», les dijo.

«Cuanto más se aleja el hombre de Dios, su Fuente, más se extravía y más difícil se hace la convivencia humana»; por eso, antes de despedirse, el Papa quiso aconsejar a los jóvenes: «Estad unidos entre vosotros; ayudaos a vivir y a crecer en la fe y en la vida cristiana para poder ser testigos valientes del Señor».

«Estad unidos, pero no cerrados. Sed humildes, pero no temerosos. Sed sencillos, pero no ingenuos. Sed reflexivos, pero no complicados. Entrad en diálogo con todos, pero sed vosotros mismos», les advirtió.

Y exhortó: «Permaneced en comunión con vuestros Pastores: son ministros del Evangelio, de la Divina Eucaristía, del perdón de Dios», «padres y amigos, compañeros de vuestro camino».

«Les necesitáis, y ellos -todos nosotros- os necesitamos», reconoció el Papa entre fortísimos aplausos de los jóvenes.

«Cada uno de vosotros», «si permanece unido a Cristo y a la Iglesia, puede hacer grandes cosas», un deseo y consigna que dejó Benedicto XVI a la juventud, citándola a la Jornada Mundial de Sydney (Australia) del próximo julio.

Además de poner en manos de la Virgen María la tarea misionera de los jóvenes genoveses, a continuación el Papa, al introducir el Ángelus, que rezó junto a todos ellos en italiano -no en latín, como es habitual--, invocó su materna asistencia con la plegaria de San Bernardo.

«"¡Confía en mí!". Esto nos repite hoy María --recalcó--. Una antigua oración, muy querida a la tradición popular, nos permite dirigirle estas palabras confiadas, que hoy hacemos nuestras: "Acuérdate, oh Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu protección, implorado tu auxilio, reclamado tu socorro, ha sido abandonado"».


Para ver el video haz click sobre las imagenes

El Papa visita el hospital infantil de Génova

El Papa en Génova: la Iglesia llamada a dar comunión al mundo

El Papa en la diócesis italiana Savona

Audiencia al Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias

jueves, 17 de abril de 2008

Tres años de Benedicto XVI: pasión por Jesús / Autor: Mons. J. Ignacio Munilla

Quizá es esta buena ocasión para animarnos a orar por el Papa y sus intenciones
El 2 de abril se cumplía el tercer aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II. Aquel día la Iglesia entera se introducía en un profundo clima de recogimiento, orando intensamente por la elección de un nuevo Papa. Pedíamos al Espíritu Santo que iluminase a los cardenales de la Iglesia en aquella importante decisión.
Teníamos confianza en la Providencia de Dios y sabíamos que el siguiente Papa sería igualmente asistido por el Espíritu Santo para conducir fielmente la barca de Pedro. La elección recayó en alguien ya muy conocido para todos nosotros: el Cardenal Ratzinger, nuestro querido Benedicto XVI. Era el 19 de abril de 2005.

En estos primeros años del Pontificado de Benedicto XVI, hemos comprobado que el Espíritu otorga a sus pastores, carismas y dones diversos en favor del Pueblo de Dios. Lo que sorprende no son ya las diferencias entre los dos papas, sino la continuidad en su común empeño por centrar nuestra mirada en el Hijo de Dios y de María. He aquí el común denominador de Juan Pablo II y Benedicto XVI: un corazón de buen Pastor que contagia la pasión por Jesucristo.

Una de las grandes aportaciones que el Papa actual está realizando, son sus riquísimas homilías y discursos. Muchos católicos las seguimos puntualmente, gracias a su difusión por Internet y otros medios, con gran aprovechamiento personal y utilidad pastoral.

De una forma especial, me parece oportuno destacar el impagable servicio que Benedicto XVI está haciendo al conjunto de la Iglesia, al compartir con todos nosotros su vastísimo conocimiento de los Santos Padres de la Iglesia. En efecto, Joseph Ratzinger es uno de los mayores especialistas en los escritos de los obispos y teólogos de los primeros siglos de la Iglesia. ¡Un don y un carisma muy especial, gracias al cual se están divulgando y popularizando muchos tesoros teológicos, tradicionalmente reservados sólo para especialistas capaces de acceder a esas fuentes!

En acción de gracias a Dios por el tercer aniversario de este Pontificado, quisiera compartir con vosotros una de esas “joyas” que Benedicto XVI nos ha regalado en su reciente predicación. Me refiero a la homilía que pronunciaba en la Vigilia Pascual de este año. En ella, explicando los símbolos litúrgicos de la luz y del fuego, contaba un interesante detalle de la Iglesia de los primeros siglos:

“Gregorio de Tours (538- 594) narra la costumbre, que se ha mantenido durante mucho tiempo en ciertos lugares, de encender el fuego, para la celebración de la Vigilia Pascual, directamente con el sol a través de un cristal: se recibía, por así decir, la luz y el fuego nuevamente del cielo para encender luego todas las luces y fuegos del año. Esto es un símbolo de lo que celebramos en la Vigilia Pascual”.

A continuación, extraía en su homilía las enseñanzas teológicas de esa tradición patrística narrada por San Gregorio de Tours:

“Con la radicalidad de su amor, en el que el corazón de Dios y el corazón del hombre se han entrelazado, Jesucristo ha tomado verdaderamente la luz del cielo y la ha traído a la tierra –la luz de la verdad y el fuego del amor que transforma el ser del hombre–. Él ha traído la luz, y ahora sabemos quién es Dios y cómo es Dios. Así también sabemos cómo están las cosas respecto al hombre; qué somos y para qué existimos. Ser bautizados significa que el fuego de esta luz ha penetrado hasta lo más íntimo de nosotros mismos. Por esto, en la Iglesia antigua se llamaba también al Bautismo el Sacramento de la iluminación: la luz de Dios entra en nosotros; así nos convertimos nosotros mismos en hijos de la luz. No queremos dejar que se apague esta luz de la verdad que nos indica el camino.

Queremos preservarla de todas las fuerzas que pretenden extinguirla para arrojarnos en la oscuridad sobre Dios y sobre nosotros mismos. La oscuridad, de vez en cuando, puede parecer cómoda. Puedo esconderme y pasar mi vida durmiendo. Pero nosotros no hemos sido llamados a las tinieblas, sino a la luz. En las promesas bautismales encendemos, por así decir, nuevamente, año tras año esta luz: sí, creo que el mundo y mi vida no provienen del azar, sino de la Razón eterna y del Amor eterno; han sido creados por Dios omnipotente. Sí, creo que en Jesucristo, en su encarnación, en su cruz y resurrección se ha manifestado el Rostro de Dios; que en Él Dios está presente entre nosotros, nos une y nos conduce hacia nuestra meta, hacia el Amor eterno.

Sí, creo que el Espíritu Santo nos da la Palabra verdadera e ilumina nuestro corazón; creo que en la comunión de la Iglesia nos convertimos todos en un solo Cuerpo con el Señor y así caminamos hacia la resurrección y la vida eterna. El Señor nos ha dado la luz de la verdad. Esta luz es también al mismo tiempo fuego, fuerza de Dios, una fuerza que no destruye, sino que quiere transformar nuestros corazones, para que nosotros seamos realmente hombres de Dios y para que su paz actúe en este mundo”.


Este tercer aniversario del Pontificado de Benedicto XVI es una buena oportunidad para iniciarnos, o quizás reiniciarnos, en la santa costumbre de orar por el Papa y por sus intenciones. La oración por el Papa, integrada en el conjunto de nuestra vida cristiana, es uno de los signos más auténticos del amor a nuestra Madre Iglesia.

------------------------------------------------
Fuente: Forum Libertas

sábado, 20 de agosto de 2011

Benedicto XVI a seminaristas en primera Misa de JMJ: «No os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios»

* Benedicto XVI ha defendido la santidad del sacerdocio ante 4.500 seminaristas congregados en la Catedral de la Almudena desde las 08.00 horas de este sábado para escuchar la primera Santa Misa oficiada por el Pontífice en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en la que ha anunciado que declarará Doctor de la Iglesia al patrón del Clero español, San Juan de Avila

* En el saludo al Papa pronunciado por uno de los seminaristas en nombre de todos ha afirmado que "no resulta fácil hoy la misión de ser testigos de Cristo. Nos cuesta mucho llegar a nuestros hermanos alejados o no creyentes"

Pinchando en los titulares puedes leer:

Homilía integra a seminaristas de Benedicto XVI en JMJ: «No os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios»

Anuncio integro de Benedicto XVI en JMJ de la próxima declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal

20 de agosto de 2011.- Al presidir esta mañana desde las 10:00 a.m. (hora local) la Misa con unos dos mil seminaristas de distintas partes del mundo, el Papa Benedicto XVI los alentó en su homilía a "no dejarse intimidar por un entorno que en el que se pretende excluir a Dios". Para llegar al templo, Benedicto XVI ha recorrido en Papamóvil el camino entre el Retiro -donde ha podido confesar a cuatro jóvenes durante 40 minutos- hasta el templo madrileño, al que ha llegado a las 10.00 horas. Mientras, se han podido escuchar por encima de las campanas de la Catedral, que no dejaron de tocar hasta que el Pontífice entró en la Almudena, los vítores de los jóvenes: '`Viva el Papa! `Viva la Iglesia!'. Leer más...

sábado, 31 de diciembre de 2022

Adiós a Benedicto XVI, ha fallecido y vuelto a la Casa del Padre a las 9’34 de hoy 31 de diciembre


31 de diciembre de 2022.-
 (Camino Católico) Benedicto XVI ha vuelto a la Casa del Padre. La Oficina de Prensa del Vaticano ha anunciado hace unos minutos que el fallecimiento se ha producido a las 9:34 horas, en la residencia del Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, que el Papa emérito, de 95 años, había elegido como residencia tras renunciar al ministerio petrino en 2013.

El director de la Sala de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, acaba de anunciar ante los periodistas que el funeral del Papa emérito Benedicto XVI, será el jueves, 5 de enero, a partir de las 9:30 y será presidido por el Papa Francisco. Ha confirmado además que La capilla ardiente será en la Basílica de San Pedro a partir del lunes, 2 de enero, por la mañana, cuando el cuerpo de Benedicto XVI será expuesto para ser honrado por los fieles que quieran pasar a darle un último adiós.

Según avanzó Bruni, Benedicto XVI dejó como última voluntad que su funeral fuera «lo más sencillo posible. Solemne pero sobrio». También explicó que en el momento del fallecimiento Benedicto XVI se encontraba con su fiel secretario, monseñor George Ganswein, y con las cuatro mujeres del movimiento «Memores Domini » que le han atendido los casi 10 años en los que vivió en el monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos, pues hacían turnos para no dejarle solo ni un momento.

Desde hacía ya varios días el estado de salud del Papa emérito había ido empeorando debido al avance de la edad, tal y como había informado la Oficina de Prensa actualizando la evolución de la situación.

El propio Papa Francisco había querido compartir públicamente la noticia sobre el empeoramiento del estado de salud de su predecesor al final de la última audiencia general del año, el pasado 28 de diciembre, cuando invitó a rezar por el Papa emérito, «muy enfermo», para que el Señor le consuele y le sostenga «en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final». Y en todos los continentes se multiplicaron inmediatamente las iniciativas de oración con mensajes de solidaridad y cercanía también desde el mundo no eclesial.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Benedicto XVI en la primera meditación en el Sínodo de Obispos: “Dios ha hablado y ya no es el gran desconocido”

10 de octubre, 2012.- (Rome Reports / Camino Católico) El primero que ha intervenido en el Sínodo sobre la Nueva Evangelización fue Benedicto XVI este lunes 8 de octubre. El Papa inauguró los debates con una reflexión, sobre el sentido de la palabra “evangelización”. Benedicto XVI ha afirmado que “mi meditación se refiere a la palabra 'evangelium- evangeliae'. En este sínodo queremos descubrir qué significa, qué nos dice, qué tenemos o debemos hacer”.
Ante los 262 padres sinodales y los observadores y expertos, Benedicto XVI ha subrayado que los cristianos no crean la Iglesia sino que cooperan con Dios evangelizando. El Papa ha dicho que “no podemos hacer la Iglesia, sólo podemos dar a conocer lo que Jesús ha hecho” y ése es el papel de la Nueva Evangelización. El Pontífice ha explicado que “solo Dios puede comenzar. Nosotros sólo podemos cooperar porque el inicio tiene que venir de Dios. Por eso no es una mera formalidad que comencemos cada día de este sínodo con una oración. Porque responde a la misma realidad. Sólo el principio de Dios hace posible nuestro caminar, nuestro cooperar, pero no es decisión nuestra”.
Esta ha sido la primera reflexión que Benedicto XVI ha dirigido dentro del aula sinodal junto a los participantes. Como invitados especiales intervendrán el principal líder ortodoxo, el patriarca Barolomé y el primado anglicano Rowan Williams. El texto integro de la meditación es el siguiente: Leer más...

domingo, 21 de agosto de 2011

Benedicto XVI a los jóvenes en la misa de clausura de JMJ: «Dad testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso donde hay rechazo»

*El millón y medio de peregrinos que han despedido al Papa en Cuatro Vientos han escuchado la homília en la que el pontífice les ha dicho que «seguir a Jesús es caminar con Él en la comunión de la Iglesia»

*Benedicto XVI "siente profundamente" que no se haya podido distribuir hoy la comunión a los cientos de miles de jóvenes que han asistido a la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, debido a que las hostias preparadas quedaron inservibles como consecuencia de la la fuerte tormenta caída anoche en el lugar

*El Santo Padre anuncia, como ya se conocía, que la próxima JMJ será en Río de Janeiro en 2013

Pinchando en los titulares puedes leer:

Homilía integra de Benedicto XVI a jóvenes en Misa clausura JMJ: «El mundo necesita el testimonio de vuestra fe»

Ángelus integro de Benedicto XVI con los jóvenes en clausura de JMJ





21 de agosto de 2011.- Más de un millón y medio de peregrinos han despedido a Benedicto XVI en la 'misa de envío' celebrada este domingo en el aeródromo de Cuatro Vientos. El Papa pidió durante la ceremonia a los jóvenes que no se puede seguir a Jesús sin seguir a la Iglesia, "ya que quien cede a la tentación de ir por su cuenta corre el riesgo de no encontrar nunca a Cristo". En la misa, tan solo algunos fieles han podido recibir la eucaristía porque las inclemencias del tiempo de la pasada noche dañaron las hostias instaladas en las capillas colocadas en el aeródromo, algo que ha lamentado profundamente el santo padre.Tras la misa, el Papa se ha despedido de los jóvenes hasta la próxima cita en Río de Janeiro en 2013, tal como ya había avanzado la Santa Sede. Leer más...

miércoles, 30 de enero de 2013

Benedicto XVI en Audiencia General 30/1/2013: “Dios es Padre porque podemos confiar en su perdón cuando nos equivocamos de camino”

“Su grandeza como Padre omnipotente se manifiesta plenamente sobre la cruz gloriosa de su Hijo, en la misericordia, en el perdón, en la incansable llamada a la conversión y en una actitud de paciencia, mansedumbre y amor”

30 de enero de 2013.- (13 TV/ Camino Católico) Benedicto XVI ha continuado  su catequesis sobre el Credo en la audiencia general de hoy miércoles  profundizando en la paternidad de Dios. El Papa ha dicho que cuando los padres tienen muchas dificultades para atender a sus hijos, pueden encontrar en la paternidad de Dios la ayuda necesaria para superar esas dificultades.  El Papa, ante más de cinco mil fieles, ha explicado cómo la omnipotencia de Dios Padre es compatible con el sufrimiento de Jesús y de los hombres, porque Dios no se impone, se manifiesta en el Amor y en el respeto a la libertad.
Benedicto XVI  ha meditado explicando  que “Dios es Padre porque nos ha elegido y bendecido antes de la creación del mundo; nos ha hecho realmente sus hijos en Jesús; porque acompaña nuestra existencia, dándonos su Palabra, sus enseñanzas, su gracia y su Espíritu, y porque podemos confiar en su perdón cuando nos equivocamos de camino” . En el vídeo se visualiza y escucha traducida al castellano la intervención del Papa en italiano y la síntesis que Benedicto XVI ha hecho en español de la catequesis. El texto íntegro de la intervención del Pontífice en nuestro idioma es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas:

Quisiera hablar hoy sobre la primera y fundamental definición que el Credo nos presenta de Dios: Él es Padre omnipotente. La revelación bíblica nos ayuda a comprender esta expresión. 
Dios es Padre porque nos ha elegido y bendecido antes de la creación del mundo; nos ha hecho realmente sus hijos en Jesús; porque acompaña nuestra existencia, dándonos su Palabra, sus enseñanzas, su gracia y su Espíritu, y porque podemos confiar en su perdón cuando nos equivocamos de camino. 
Él es un Padre bueno, que no abandona, sino que sostiene, ayuda y salva con una fidelidad que sobrepasa infinitamente la de los hombres. Nos ha dado a su Hijo para que seamos hijos suyos y nos ofrece el Espíritu Santo para que podamos llamarle, en verdad, «Abbá, Padre».
Su grandeza como Padre omnipotente se manifiesta plenamente sobre la cruz gloriosa de su Hijo. No es una fuerza arbitraria que cambia los acontecimientos o anula el dolor, sino que se expresa en la misericordia, en el perdón, en la incansable llamada a la conversión y en una actitud de paciencia, mansedumbre y amor.
Saludo a los fieles de lengua española provenientes de España, México, Chile y demás países latinoamericanos. Invito a todos a ser constantes en la fe, dando testimonio de Cristo, y a vivir en plenitud el Credo, abandonándonos confiadamente a Dios Padre y a su misericordia omnipotente, que salva. Muchas gracias.
Benedicto XVI

martes, 4 de agosto de 2020

El Vaticano precisa que Benedicto XVI «está superando la fase más aguda de una enfermedad dolorosa, pero no grave»

Camino Católico.- La salud del Papa emérito Benedicto XVI vuelve a estar de actualidad después de que se publicase en la prensa mundial este lunes que se encontraba “extremadamente frágil” debido a un herpes zóster. De este modo, citando a Peter Seewald, biógrafo del Papa alemán y que visitó al Pontífice el sábado en el Vaticano, el diario Passauer Neue Presse afirmaba que estaba gravemente enfermo. Ante la repercusión mundial de la salud de Benedicto XVI, la Santa Sede ha emitido un comunicado en el que afirma que sus condiciones no son “particularmente preocupantes”.

El director de la Oficina de la Santa Sede, Matteo Bruni, transmitió la explicación del secretario personal de Joseph Ratzinger, monseñor Geor Gänswein, quien ha comunicado que «las condiciones de salud del Papa emérito no representan particular preocupación. Son las de un anciano de 93 años que está superando la fase más aguda de una enfermedad dolorosa, pero no grave».

Según las publicaciones de este lunes, el Papa emérito sufriría esta enfermedad desde que regresó a Roma a finales de junio, tras viajar a Ratisbona para despedirse de su hermano, el arzobispo Georg Ratzinger, al que estaba muy unido y que falleció días después, el 1 de julio.

Peter Seewald, quien el sábado pasado entregó a Joseph Ratzinger su biografía, afirmó que se encuentra en un estado extremadamente delicado, aunque en su encuentro se mostró optimista, a pesar de su dolencia.

Seewald afirmó que Benedicto XVI razona y mantiene la memoria, aunque su voz prácticamente es imperceptible, y que el Papa emérito declaró que, si recupera las fuerzas, posiblemente vuelva a escribir unas líneas. Precisó que el testamento espiritual de Benedicto XVI ya está redactado y se hará público tras su muerte y que incluso ha elegido la antigua tumba de su predecesor, San Juan Pablo II, para reposar en la cripta de la basílica de San Pedro.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Monseñor Georg Gänswein, secretario de Benedicto XVI: «El programa del Papa está en tres palabras: Dios es amor»

Cuando todos los ojos y todas las cámaras se dirigen a Benedicto XVI, no es él quien se sitúa en el centro. Él no se anuncia a sí mismo, sino que remite siempre al rostro de Jesucristo, el único salvador del mundo”

17 de septiembre de 2011.- Es ya habitual que cada Viaje de Benedicto XVI vaya precedido de agresivas campañas mediáticas que intentan enrarecer el ambiente, y su próxima Visita a Alemania no iba a ser una excepción. Contrasta, sin embargo, esa irracionalidad visceral, con el mensaje limpio y lleno de esperanza que transmite siempre el Papa, allí adonde va:Dios es amor. En esas tres palabras, resume su secretario personal, monseñor Georg Gänswein, el programa de este pontificado, y lo explica en unas líneas, para el número especial que dedica al próximo Viaje la revista alemanaVatican-Magazin, bajo el título A dónde lleva el Papa y cuya traducción publica Alfa y Omega.

(Georg Gänswein) El Papa Benedicto XVI no es como Juan Pablo II. A Dios no le gustan las copias. No se olvida, sin embargo, que, tras su elección, Benedicto XVI quiso dispensar la veneración a su antecesor. Sólo un día después, dijo a los cardenales en la Capilla Sixtina: «Me parece sentir su mano fuerte que estrecha la mía; me parece ver sus ojos sonrientes y escuchar sus palabras, dirigidas en este momento particularmente a mí: ¡No tengas miedo!» Leer más...

jueves, 28 de febrero de 2013

Las últimas palabras del pontificado de Benedicto XVI en Castel Gandolfo

28 de febrero de 2013.- (13 TV/ Camino Católico) El Papa Benedicto XVI ha llegado pasadas las 5,30 de la tarde a Castel Gandolfo, residencia en la cual vivirá provisionalmente durante un tiempo hasta instalarse definitivamente en el monasterio de clausura. Al saludar a todos cuantos le esperaban en la plaza ha pronunciado las últimas palabras públicas de su pontificado, momento que puede visionarse en el video. Benedicto XVI ha dicho:
"Queridos amigos,
Estoy feliz de estar con vosotros, circundado por la belleza del Creador, por vuestra simpatía, vuestra amistad.
Vosotros sabéis que este viaje mío es distinto de los anteriores. Soy el Sumo Potifice de la Iglesia Católica hasta las ocho de la noche, no más. Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra.
Quisiera con mi corazón, con mi amor, con mi oración,  con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores trabajar por el bien común, por el bien de la Iglesia y de la humanidad.
Me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Vamos adelante juntos con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Muchas gracias.
Con todo mi corazón, mi bendición."
Benedicto XVI
A las 20,00 horas, cuando se haga efectiva su renuncia, el camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone, cerrará la habitación pontificia con los sellos habituales así como el ascensor que lleva a la habitación pontificia. Mientras, en Castel Gandolfo no se espera ninguna otra ceremonia, sino que simplemente serán cerradas las puertas del edificio y los guardias suizas se marcharán. Además, Lombardi ha anunciado que la cuenta de Twitter @pontifex" "permanecerá inutilizada durante la Sede Vacante" y que corresponderá al próximo pontífice determinar si querrá continuar a usarla o no.

ÚItimo tuit del Papa Benedicto XVI:

Respecto al Cónclave, aún se desconoce el número concreto de participantes, aunque en principio se espera que sean 115. La Misa antes de iniciar el Cónclave en la capilla Paolina se prevé que podría ser presidida por el decano del colegio cardenalicio, el cardenal Angelo Sodano. 

sábado, 9 de febrero de 2008

Lo que verdaderamente dijo el Papa sobre el Infierno / Autor: Sandro Magister


VATICANO, 11 Feb. 08 / 08:58 am (ACI).- Diversos medios de prensa recogieron versiones parciales de las respuestas que el Papa Benedicto XVI dio a los párrocos de Roma, uno de los cuales preguntó sobre el juicio final y la posibilidad del infierno.

En respuesta a los recuentos periodísticos parciales, incluso algunos de ellos estableciendo una supuesta "contradicción" entre las enseñanzas de Benedicto XVI y Juan Pablo II sobre este tema, el Vaticanista del diario L'Espresso, Sandro Magister ha reproducido textualmente lo que el Pontífice respondió a cada una de las preguntas.

----------------------------------------------------------
También este año el Papa Benedicto XVI se ha reunido con los sacerdotes y diáconos de Roma para la tradicional cita de comienzo de Cuaresma.

Y también esta vez ha respondido, improvisando, a sus preguntas.

El encuentro se ha llevado a cabo a puertas cerradas, la mañana del jueves 7 de febrero en el Aula de las Bendiciones, que se encuentra debajo de la entrada a la Basílica del Vaticano. Diez han sido las preguntas que le fueron formuladas, sobre la misma cantidad de argumentos.

Por ejemplo, un sacerdote de la India que volverá pronto a su patria, le preguntó al Papa por qué y cómo evangelizar a los indios, si ya "el Concilio Vaticano II dice que hay una semilla de luz también en las otras confesiones".

Otro sacerdote ha preguntado: “'Cómo educar para la investigación y para la contemplación de esa verdadera belleza que, como afirmaba Dostoievsky, salvará al mundo?".

Otro ha denunciado el silencio que hay en torno a las verdades últimas: el juicio, el infierno, el paraíso. Ha lamentado que "en los catecismos de la Conferencia Episcopal italiana, utilizados para la enseñanza de nuestra fe a los jóvenes, no se habla más del infierno, tampoco del purgatorio, una sola vez del paraíso, una sola vez del pecado, pero sólo en referencia al pecado original". Y ha preguntado: "Al faltar estas partes esenciales del Credo, 'no Le parece que se destruye el dogma dela redención de Cristo?".

También otro, que había ido a Loreto con los jóvenes de su parroquia, para la vigilia y la Misa con Benedicto XVI, ha dicho que ha encontrado "una cierta distancia entre el Papa y los jóvenes" y una separación todavía más pronunciada entre la solemnidad de la Misa y el sentimiento de participación de los centenares de miles de jóvenes allí reunidos. Concluyó con la pregunta: "'Cómo conciliar el tesoro de la liturgia en toda su solemnidad, con el sentimiento, el afecto y la emotividad de las masas de jóvenes llamados a participar en ella?".

A continuación publicamos el texto integro de dos de las diez respuestas del Papa.

La de la verdad olvidada respecto al juicio final, al infierno y al paraíso.

Y la de los problemas planteados por las Misas celebradas con grandes multitudes.

Al igual que en anteriores ocasiones similares, al improvisar sus respuestas Benedicto XVI hace aflorar en forma de lo más transparente sus pensamientos y sentimientos personales.


---------------------------------------------------------------
Juicio final, infierno, paraíso. Las verdades que hay que retomar

P. – ¿Al faltar estas partes esenciales del Credo, 'no Le parece que se derrumba el dogma de la redención de Cristo?

R. – Usted ha mencionado justamente temas fundamentales de la fe que, lamentablemente, aparecen raras veces en nuestra predicación. En la encíclica "Spe salvi" he querido hablar también del juicio último y universal, y en este contexto también del purgatorio, del infierno y del paraíso. Pienso que todos nosotros estamos golpeados todavía por la objeción de los marxistas, según la cual los cristianos solamente han hablado del más allá y han descuidado la tierra. Por eso queremos demostrar que realmente nos esforzamos por las cosas de la tierra y no somos personas que hablan de realidades lejanas que no ayudan a resolver los problemas de la tierra.

Ahora bien, si bien es justo mostrar que los cristianos trabajan por la tierra — y todos nosotros estamos llamados a trabajar para que esta tierra sea realmente una ciudad para Dios y de Dios —, no debemos olvidar la otra dimensión. Si no la tenemos en cuenta, no trabajamos bien para la tierra.

Mostrar esto ha sido para mí una de las metas fundamentales al escribir la encíclica. Cuando no se conoce el juicio de Dios, cuando no se conoce la posibilidad del infierno, del fracaso radical y definitivo de la vida, no se conoce la posibilidad y la necesidad de la purificación. Entonces el hombre no trabaja bien para la tierra, porque en definitiva pierde los criterios, no se conoce más a sí mismo al no conocer a Dios, y destruye la tierra. Todas las grandes ideologías han prometido: tomaremos las cosas en nuestras manos, no descuidaremos más la tierra, crearemos el mundo nuevo, justo, correcto y fraterno. Pero por el contrario, han destruido el mundo. Lo vemos con el nazismo, lo vemos también con el comunismo, los que han prometido construir el mundo tal como debería haber sido y que, por el contrario, han destruido el mundo.

En las visitas "ad limina" de los obispos de los países ex-comunistas, veo siempre de nuevo como en esas tierras han quedado destruidos no sólo el planeta y la ecología, sino sobre todo y más gravemente las almas. Reencontrar la conciencia verdaderamente humana, iluminada por la presencia de Dios, es el primer trabajo de reedificación de la tierra. Ésta es la experiencia común de esos países. La reedificación de la tierra, respetando el grito de sufrimiento de este planeta, se puede realizar solamente reencontrando a Dios en el alma, con los ojos abiertos hacia Dios.

Por eso, usted tiene razón: debemos hablar de todo esto, precisamente por la responsabilidad que tenemos respecto a la tierra y respecto a los hombres que hoy viven en ella. Debemos hablar también y precisamente del pecado como posibilidad de destruirnos a nosotros mismos y de este modo a todas las otras cosas de la tierra.

En la encíclica he buscado demostrar que justamente el juicio último de Dios garantiza la justicia. Todos queremos un mundo justo, pero no podemos reparar todas las destrucciones del pasado, todas las personas injustamente atormentadas y asesinadas. Sólo Dios mismo puede crear la justicia, la cual debe ser justicia para todos, también para los muertos. Y, como dice Adorno, un gran marxista, sólo la resurrección de la carne – a la que él considera irreal – podría crear justicia. Nosotros creemos en esta resurrección de la carne, en la que no todos serán iguales.

Hoy se ha tornado habitual pensar: 'qué es el pecado? Dios es grande, nos conoce, en consecuencia el pecado no cuenta, al final Dios será bueno con todos. Ésta es una bella esperanza, pero existe la justicia y existe la culpa verdadera. Los que han destruido al hombre y a la tierra no pueden sentarse imprevistamente en la mesa de Dios, junto con sus víctimas.

Dios crea justicia. Debemos tenerlo presente. Por eso me pareció importante escribir en la encíclica también sobre el purgatorio, que para mí es una verdad tan obvia, tan evidente y también tan necesaria y consoladora, que no puede faltar.

He intentado decir: quizás no sean tantos los que se han destruido de este modo y que son insanables para siempre, quienes no tienen más algún elemento sobre el que pueda apoyarse el amor de Dios, ya que no tienen más en sí mismos un mínimo de capacidad para amar. Esto sería el infierno.

Por otra parte, son ciertamente pocos – o mejor dicho, no demasiados – los que son tan puros como para poder entrar inmediatamente en comunión con Dios.

Muchísimos de nosotros esperamos que haya algo sanable en nosotros, que haya en nosotros una voluntad última de servir a Dios y de servir a los hombres, de vivir como Dios quiere. Pero hay tantas y tantas heridas, tanta inmundicia. Tenemos necesidad de estar preparados, de ser purificados. Ésta es nuestra esperanza: a pesar de la inmundicia que haya en nuestra alma, al final el Señor nos da la posibilidad, nos lava finalmente con su bondad, la cual viene de su cruz. De este modo, nos hace capaces de estar eternamente con Él.

En este sentido, el paraíso es la esperanza, es la justicia finalmente realizada. Y nos da también los criterios para vivir, para que este tiempo sea de alguna manera el paraíso, o bien que sea una primera luz del paraíso. Donde los hombres viven según estos criterios, aparece un poco del paraíso en el mundo, lo cual es visible.

Me parece también una demostración de la verdad de la fe, de la necesidad de seguir la senda de los mandamientos, de los cuales debemos hablar más. Éstos son realmente indicadores del camino y nos muestran cómo vivir bien, cómo elegir la vida. Por eso debemos hablar también del pecado y del sacramento del perdón y de la reconciliación. Un hombre sincero sabe que es culpable, que debería recomenzar, que debería ser purificado. Ésta es la realidad maravillosa que nos ofrece el Señor:hay una posibilidad de renovación, de ser [hombres] nuevos. El Señor comienza con nosotros de nuevo, y de este modo nosotros podemos recomenzar también con los otros en nuestra vida.

Este aspecto de la renovación, de la restitución de nuestro ser después de tantas equivocaciones, después de tantos pecados, es la gran promesa y el gran don que ofrece la Iglesia, y que la psicoterapia, por ejemplo, no puede ofrecer. La psicoterapia está hoy tan difundida y es también tan necesaria frente a tantas psiquis destruidas o gravemente heridas. Pero las posibilidades de la psicoterapia son muy limitadas: solamente puede buscar equilibrar un poco al alma desequilibrada, pero no puede ofrecer una verdadera renovación, una superación de estas graves enfermedades del alma. Por eso permanece siempre como una solución provisoria, jamás es definitiva.

El sacramento de la penitencia nos da la ocasión de renovarnos a fondo con la fuerza de Dios — "ego te absolvo" — que es posible porque Cristo ha cargado sobre sus espaldas estos pecados y estas culpas. Me parece que esto es hoy justamente una gran necesidad: que podamos ser sanados nuevamente. Las almas que están heridas y enfermas, como lo constata la experiencia de todos, tienen necesidad no sólo de consejos, sino de una verdadera renovación que sólo puede venir del poder de Dios, del poder del Amor crucificado. Me parece que éste es el gran nexo de los misterios que en definitiva inciden realmente en nuestra vida. Nosotros mismos debemos volver a meditarlos y, de este modo, hacerlos llegar de nuevo a nuestra gente
.

----------------------------------------------------------

Las misas celebradas con grandes multitudes. Los pro y los contra


P. – ¿Cómo conciliar el tesoro de la liturgia en toda su solemnidad, con el sentimiento, el afecto y la emotividad de las masas de jóvenes llamados a participar en ella?


R. – Es un gran problema el de las liturgias en las que participan numerosísimas personas. Recuerdo que en 1960, durante el Gran Congreso Eucarístico internacional de Münich, se intentó dar una nueva fisonomía a los congresos eucarísticos, los que hasta entonces habían sido solamente actos de adoración. Se quería poner en el centro la celebración de la Eucaristía como acto de la presencia del misterio celebrado.

Pero inmediatamente surgió la pregunta respecto a de qué modo era posible hacerlo de esa manera. Se decía que adorar se puede hacerlo también a la distancia, pero para celebrar es necesaria una comunidad limitada que pueda interactuar con el misterio, es decir, una comunidad que debe ser asamblea en torno a la celebración del misterio.

Muchos eran contrarios a la celebración de la Eucaristía a cielo abierto, con cientos de miles de personas. Decían que no era posible, justamente por la estructura misma de la Eucaristía, que exige la comunidad para la comunión. También había grandes personalidades, muy respetables, que eran contrarias a esta solución.

Pero luego el profesor Jungmann, gran liturgista, uno de los grandes arquitectos de la reforma litúrgica, creó el concepto de "statio orbis", es decir, se volvió hacia la "statio Romae", donde precisamente en el tiempo de Cuaresma los fieles se reunían en un punto, la "statio", como soldados de Cristo, y luego iban juntos a la Eucaristía. Él ha dicho que si aquélla era la "statio" de la ciudad de Roma, el lugar donde se reunía la ciudad de Roma, entonces la Eucaristía es la "statio orbis", el lugar en el que se reúne el mundo.

Es desde ese momento que tenemos las celebraciones eucarísticas con la participación multitudinaria. Debo decir que para mí subsiste un problema, porque la comunión concreta en la celebración es fundamental, en consecuencia no veo que se haya encontrado realmente la respuesta definitiva. También en el Sínodo pasado he hecho suscitar esta pregunta, a la que todavía no le he encontrado respuesta.

También he hecho otra pregunta, sobre la concelebración masiva: por qué, por ejemplo, concelebran miles de sacerdotes, si no se sabe si ésa es la estructura querida por el Señor. Éstas son preguntas. Así se le ha presentado a usted, en Loreto, la dificultad para participar en una celebración masiva durante la cual no es posible que todos participen de la misma manera. En consecuencia, se debe elegir un cierto estilo para conservar esa dignidad que es siempre necesaria para la Eucaristía; la comunidad no es uniforme y la experiencia de la participación en el acontecimiento es diferente; para algunos es ciertamente insuficiente. Pero en Loreto la cosa no ha dependido de mí, sino más que nada de los que se han ocupado de la preparación.

Es por eso que debe reflexionar bien sobre qué es lo que hay que hacer en estas situaciones [...]. Subsiste el problema fundamental, pero me parece que si se sabe qué es la Eucaristía, aunque no se tenga la posibilidad de una actividad exterior que se desearía para sentirse copartícipe, si se ingresa en ella con el corazón, tal como afirma el antiguo imperativo de la Iglesia, formulado quizás justamente para los que estaban detrás de la basílica: “¡Arriba los corazones! Ahora todos salimos de nosotros mismos, así todos estamos con el Señor y estamos juntos”. No niego el problema, pero si hacemos realidad esta frase - "Arriba los corazones" – todos encontraremos la verdadera participación activa, también en las situaciones difíciles y a veces discutibles.


__________

Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.

jueves, 18 de agosto de 2011

Benedicto XVI pide que se rece por su presencia en la JMJ 2011: «Que vuestra oración me sostenga y acompañe en mi viaje a Madrid»

18 de agosto de 2011.- Benedicto XVI se prepara para la Jornada Mundial de la Juventud y es que sólo queda un día para que Madrid reciba al Papa: “Mañana estaré en Madrid, donde tendré la alegría de encontrarme con tantos jóvenes reunidos allí para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud”. Por eso, Benedicto XVI ha pedido durante la audiencia general en Castel Gandolfo que se rece por este viaje ante decenas deperegrinos de lengua española: “Que vuestra oración me sostenga y acompañe en el viaje apostólico que mañana emprendo a España”. Es la tercera Jornada Mundial de la Juventud de Benedicto XVI y también el tercer viaje a España de su pontificado.

Por otra parte, el Pontífice ha recordado que la Iglesia celebró el pasado lunes la fiesta de la Asunción de María y ha invitado a los cristianos a"meditar" lo que Dios ha hecho por todos y "todos sus beneficios". Además, el Papa ha recordado que en el mundo de hoy se tiende "a llenar el día con muchas actividades, problemas o preocupaciones" pero "sin tener un momento para pararse y tener un contacto con Dios". En este sentido, Benedicto XVI ha subrayado que es importante que los cristianos "busquen momentos de recogimiento y silencio" para "asimilar los misterios de la fe" y "crecer espiritualmente". Por último, el Pontífice ha recordado que el Rosario o la oración tras la comunión permiten a los cristianos "confiarse cada vez más al amor de Dios".


miércoles, 13 de febrero de 2013

Benedicto XVI en Audiencia General 13/2/2013: “¡Gracias por el amor y la oración, la Iglesia es de Cristo, sigan rezando por el Papa!”

En la catequesis de inicio de la Cuaresma ha explicado que “convertirse significa no cerrarse en la búsqueda del propio éxito, del propio prestigio, de la propia posición, sino hacer que cada día, en las pequeñas cosas, la verdad y la fe en Dios y el amor se conviertan en la cosa más importante”
13 de febrero de 2013.- (13 TV/ Camino Católico) En su penúltima audiencia general, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, Benedicto XVI ha dedicado su catequesis al tiempo de Cuaresma, en el Año de la fe, en el que ha invitado a renovar nuestro empeño en el camino de conversión “para superar la tendencia a encerrarnos en nosotros mismos y para hacer, en cambio, espacio a Dios, mirando con sus ojos la realidad cotidiana”. El Santo Padre ha dicho que “convertirse significa no cerrarse en la búsqueda del propio éxito, del propio prestigio, de la propia posición, sino hacer que cada día, en las pequeñas cosas, la verdad y la fe en Dios y el amor se conviertan en la cosa más importante”.
Con grandes aplausos y muestras de devoción y cariño, al inicio de la catequesis, sostenido e iluminado por la certeza de que Cristo nunca dejará de guiar y de cuidar a su Iglesia, Benedicto XVI reiteró – en su penúltima Audiencia General, las palabras con que anunció su renuncia, el pasado lunes, agradeciendo a todos por el amor y la oración y exhortando a rezar por el Papa y por la Iglesia. Se trata de una decisión que, tal como Benedicto XVI afirmó, ha tomado siendo “profundamente consciente de la gravedad de este acto”, pero, al mismo tiempo “consciente, de no tener ya la capacidad de ejercer el ministerio petrino con el vigor que el mismo requiere”: En el vídeo se visualiza y escucha traducida al castellano la intervención del Papa en italiano y la síntesis que Benedicto XVI ha hecho en español de la catequesis. El texto íntegro de la intervención del Pontífice es el siguiente: Leer más...

viernes, 25 de abril de 2008

Los obispos españoles denuncian los abusos contra las mujeres

Mensaje de la Comisión Episcopal de Pastoral Social para Corpus Christi
La Eucaristía, esperanza para el pobre

La festividad del Corpus Christi nos invita a entrar en el corazón del misterio de la Eucaristía, que se ha de creer, celebrar y vivir. “Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesús hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito para cada hombre”[1].

Este año, a la luz de la última encíclica de Benedicto XVI –“Spe salvi; Salvados en la esperanza”-, contemplamos la Eucaristía descubriendo en ella un verdadero sacramento de esperanza para toda la humanidad y, de manera muy especial, para los más pobres y excluidos de los bienes necesarios.

Nos unimos a la campaña que viene desarrollando Cáritas sobre derechos humanos e igualdad de oportunidades. Dentro de ella, este año dedicó la campaña de Navidad al derecho a la salud; y ahora, cuando nos sentamos juntos hombres y mujeres en la misma mesa del Señor, la dedica a los derechos de la mujer y nos invita a poner de manifiesto la igualdad entre hombres y mujeres[2] y la importancia de que se reconozcan oportunidades equitativas para ambos sexos como expresión de la común dignidad humana que compartimos y como base de una sociedad más justa y más fraterna.

La Eucaristía, sacramento de esperanza

La Eucaristía, sacramento del amor, aviva en nosotros la conciencia de que donde hay amor brilla, también, la esperanza, de que donde el ser humano experimenta el amor se abren para él puertas y caminos de esperanza.

Así nos lo ha recordado Benedicto XVI cuando dice: « No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito intramundano. Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de “redención” que da un nuevo sentido a su existencia»[3]. Y porque el amor es lo que salva, salva tanto más cuanto más grande y fuerte es. Por eso, no basta el amor frágil que nosotros podemos ofrecer. El hombre, todo hombre, también el pobre, en palabras del Papa, «necesita un amor incondicionado». Ese es el amor absoluto que Dios nos ha manifestado en Jesús: «Por medio de Él estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana “causa primera” del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: “vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí” (Gal 2,20)»[4].

Este amor absoluto e incondicionado de Dios que el hombre necesita para encontrar sentido a la vida y vivirla con esperanza, se ha manifestado en Cristo y tiene su máxima expresión sacramental en el misterio de la Eucaristía.

Cuando se descubre y vive la Eucaristía, como misterio de presencia de Cristo acompañando al hombre en el camino de la vida, como misterio de vida entregada por el “Otro” y como servicio humilde y generoso al hermano necesitado, como misterio de comunión que nos hace sentar en la misma mesa superando toda diferencia, resulta fácil descubrir que la Eucaristía es el gran sacramento de la esperanza, anticipo de los bienes definitivos a los que todos aspiramos en lo hondo de nuestro corazón y que esperamos alentados por la fe[5].

Celebremos la Eucaristía ofreciendo a los pobres signos de esperanza


Vivida y celebrada la Eucaristía como el gran sacramento del amor, la fe en ella se traduce inevitablemente en gestos y signos de esperanza. Lo dice el Papa con otras palabras: «Toda actuación seria y recta es esperanza en acto. Lo es ante todo en el sentido de que así tratamos de llevar adelante nuestras esperanzas más grandes o pequeñas; solucionar éste o aquel otro cometido importante para el porvenir de nuestra vida: colaborar con nuestro esfuerzo para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano, y se abran así también las puertas hacia el futuro»[6].

Según las palabras del Papa, toda nuestra acción en favor de la justicia y de los pobres, es “esperanza en acto”, es decir, es un signo y un testimonio de esperanza. Afortunadamente, podemos ofrecer al mundo muchos signos de esperanza.

Es verdad que cuando miramos el momento histórico que nos toca vivir y la sociedad que estamos construyendo, hay muchas sombras que oscurecen y debilitan la esperanza. Baste recordar algunas de ellas que es necesario denunciar y que están demandando la luz de nuestro compromiso abierto y decidido:

La igualdad original entre hombres y mujeres se ha constituido en un principio jurídico universal; sin embargo, asistimos en el mundo a una feminización de la pobreza que se caracteriza por el creciente empobrecimiento de las mujeres, al empeoramiento de sus condiciones de vida y a la vulneración de sus derechos fundamentales.


Entre nosotros, los logros en este campo, aun siendo muchos, resultan todavía insuficientes. La violencia doméstica, la discriminación salarial, el mayor desempleo femenino, la todavía escasa presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad política, social y económica, las cargas familiares que tienen que soportar en situaciones de escasos recursos y los problemas de conciliación entre la vida personal, laboral y familiar, muestran cómo la igualdad, siendo diversos el hombre y la mujer, es todavía una tarea muy incompleta[7].

La trata de mujeres es una de las formas más crueles de violencia y de esclavitud. Son miles las mujeres extranjeras que son captadas y traídas a España por personas, grupos de delincuentes o redes criminales organizadas, a través de engaño, amenazas o coacción, con el fin de someterlas a explotación, en la prostitución, en la agricultura, en el servicio doméstico, en la construcción, la hostelería o los talleres clandestinos[8].

Todo ello, sin olvidar otros datos como que hemos rebasado la escalofriante cifra de 100.000 abortos al año en España; que unos 20.000 niños son objeto en España de la trata de personas y están sometidos a diversas formas de explotación sexual y laboral[9]; que miles de inmigrantes llegan a nuestras fronteras huyendo del

hambre y sin ser reconocidos en su derechos humanos.

No obstante, si son muchas las sombras también hemos de reconocer las luces y los signos de esperanza que apuntan entre nosotros y que hemos de cuidar y potenciar. Seríamos injustos si no reconociéramos algunos de ellos:

El compromiso de muchas comunidades parroquiales con su entorno cercano, siendo activas en la formación de un tejido social solidario y responsable ante los más pobres.

El servicio de las Cáritas y de otros grupos eclesiales, asistiendo a las víctimas de la explotación en su proceso de recuperación física, psicológica, económica y de integración social, así como brindándoles asistencia jurídica.

La implicación de cristianos en movimientos sociales diversos en defensa de los derechos humanos, personales y sociales, de las personas y de los pueblos empobrecidos.

El compromiso de personas e instituciones en la promoción de políticas sociales que eviten formas de discriminación ofensivas a la dignidad y vocación de la mujer en la esfera social[10].

El protagonismo que están asumiendo las mujeres en muchos países del sur empobrecido, para sacar sus familias adelante y abrir caminos hacia un orden social nuevo, como reconocen los Obispos africanos[11].

Contemplando el don de la Eucaristía en este Día de la Caridad, os invitamos a entrar en su misterio y a dejaros configurar por él, para que todo el caudal de amor y de vida generosamente entregados por el Señor, y ofrecido por cuantos entran en comunión con él, constituyan para todos, especialmente para los más pobres, una fuente permanente de esperanza.

De manera muy particular os invitamos este año a secundar la campaña de Cáritas trabajando decididamente para que la igualdad de derechos entre hombres y mujeres pase de ser un derecho formal a ser un derecho real que configure relaciones personales y sociales de igualdad en los distintos ámbitos de la vida.


Lo hacemos confiando en la fuerza que nos da la comunión en el Señor y con la esperanza cierta de que, como dice Benedicto XVI, “la injusticia de la historia no puede ser en absoluto la última palabra”[12].

Comisión Episcopal de Pastoral Social

---------------------------------------------------------------

NOTAS

[1] Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, 1

[2] Cfr Juan Pablo II, Mulieris dignitatem, n.1.

[3] Benedicto XVI, Spe salvi, n. 26.

[4] Ibid.

[5] Cfr. Mt 26, 26-28; Jn 15,3; 1Cor 10,17; 11, 17-34; Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 59.

[6] Benedicto XVI, Spe salvi, n. 35.

[7] Consejo Pontificio Justitia et Pax, Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, nº 146.

[8] Entre 40.000 y 50.000 mujeres son explotadas en España todos los años, la mayor parte de ellas extranjeras, según informó en Viena la Red Española contra la Trata de Personas.

[9] Son datos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

[10] Consejo Pontificio Justitia et Pax, Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, nº 295.

[11] Cfr Jean Zerbo, Carta Pastoral El desarrollo en África, principales actores, Barnako, mayo 2007. Esta carta fue ratificada posteriormente por la Conferencia Episcopal Maliense y, en octubre de 2007, por las Conferencias Episcopales Africanas.

[12] Benedicto XVI, Spe salvi, n. 43.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

El Papa Francisco en la Audiencia General pide «una oración especial» por Benedicto XVI que «está muy enfermo» y el Vaticano pública una

* «Oremos. Dios Todopoderoso y Eterno, Tú eres la salud eterna de los que creen en Ti. Escucha nuestras oraciones por tu siervo enfermo Benedicto, para quien imploramos la ayuda de tu tierna misericordia. Por Cristo nuestro Señor. Amén»

28 de diciembre de 2022.- (Camino Católico) “Quisiera pedirles a todos una oración especial, por el Papa emérito Benedicto, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia. Recordarlo – está muy enfermo – pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final” ha dicho el Papa Francisco al final de la audiencia general de este miércoles.

El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, ha confirmado el agravamiento del estado de salud del emérito: «Respecto a las condiciones de salud del Papa emérito, para quien el Papa Francisco ha pedido una oración al final de la Audiencia General de esta mañana, puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento debido a su avanzada edad. Por el momento, la situación está bajo control, bajo seguimiento constante de los médicos. Al término de la Audiencia General, el Papa Francisco se ha desplazado al monasterio Mater Ecclesiae para visitar a Benedicto XVI. Nos unimos a él en la oración por el Papa emérito».

La oración que propone rezar el Vaticano por Benedicto XVI

La Santa Sede a través de Vatican News ha publicado en Facebook la siguiente oración , originalmente en inglés, para pedir por la salud del Papa Emérito Benedicto XVI:

Oremos.
Dios Todopoderoso y Eterno, Tú eres la salud eterna de los que creen en Ti.
Escucha nuestras oraciones por tu siervo enfermo Benedicto, para quien imploramos la ayuda de tu tierna misericordia,
Por Cristo nuestro Señor. Amén.