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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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jueves, 30 de agosto de 2007

Jean Vanier: "Hay que amar a las personas en su depresión. Es la mejor manera de ayudarlas a salir de ella"


Entrevista con Jean Vanier, fundador de la Comunidad del Arca: «La depresión no es una enfermedad vergonzosa que hay que esconder unos a otros… Las heridas del corazón son realidades de la vida de las que ninguno está exento», considera Jean Vanier. En esta entrevista concedida a Zenit, el fundador de la Comunidad del Arca profundiza en las causas de este azote del mundo moderno, y aporta vías útiles para hacerle frente, tanto para el enfermo como para quien está cerca de él.

Originario de Canadá, donde nació en 1928, Vanier es hijo de quien fue gobernador general del país. Entró muy joven en la marina militar, camino que abandonó en 1950 para seguir a Jesús, para buscar el Evangelio, para descubrir el sentido de nuestra vida y de nuestro mundo.

En 1964 fundó en Trosly-Breuil (Francia) El Arca, comunidad para y con personas con discapacidad psíquica. Hoy existen unas 130 casas de este tipo en una treintena de países en las que se comparte la vida y el trabajo.

En 1971, junto a Marie Hélène Mathieu, fundó Fe y Luz, movimiento que acoge a personas con discapacidad, a sus familiares y amigos, para compartir momentos de celebración y oración. Actualmente hay cerca de 1.500 comunidades en unos 80 países del mundo.

Jean Vanier escribió en 1999 un libro sobre «La depresión» de gran impacto en los países francófonos («La dépression», Editions du Livre ouvert), y traducido en varios idiomas.

–La depresión es una plaga de la sociedad actual. ¿Cómo afrontarla? ¿Cómo librar a las personas deprimidas de su padecimiento? Es un tema del que usted habla de buena gana…

–Jean Vanier: Es necesario hablar de la depresión, y hablar de ella como de la más humana y real de las cosas. La cuestión es saber dónde se sitúan los propios valores. Y la gran cuestión es que si se sitúan estos valores únicamente en los logros, en la fuerza, etcétera, se está descuidando una parte de uno mismo, una parte que es el niño, que es la mujer más frágil, que es una persona vulnerable. Salir de la depresión significa encontrar personas que te quieren no porque tu seas poderoso o porque hayas tenido éxito, sino por ti mismo, con tu fragilidad.

Podemos decirnos esto a nosotros mismos o a las personas deprimida, ¿pero cómo pueden, una y otra parte, interiorizarlo verdaderamente?

–Jean Vanier: Nos encontramos ante un problema inmenso. No son sólo las medicinas las que pueden ayudar a las personas. Los fármacos pueden atenuar las angustias, pero la gran cuestión es: «¿Quiero descubrir lo que significa ser humano?». El ser humano ha nacido pequeño y morirá pequeño. ¿Estamos nosotros dispuestos a acoger nuestra fragilidad como es verdaderamente? Nos hallamos en una sociedad que rechaza este dato de hecho. Se rechaza a los débiles, se quiere descartar a los ancianos, se quiere apartar a los discapacitados y de quiere prescindir de nuestras fragilidades. Entonces, ¿cómo ayudar a las personas a reencontrar el significado de «ser humano»?

–¿Se puede percibir la depresión como una discapacidad mental?

Jean Vanier: No es en absoluto una discapacidad mental. Un deprimido es lo que llamaría un «discapacitado del ahogo». La depresión es una enfermedad del ahogo, de la energía. Desde algún lugar la energía es bloqueada. Y es éste bloqueo del aliento lo que causa desgraciadamente todo tipo de angustia, todo género de elementos en el propio interior que se quiere calmar. Así que el peligro es esconderse tras la televisión, refugiarse en el alcohol, en drogas, buscar algo nuevo en lugar de buscar dentro de uno mismo. ¡Y éste es el drama!

–Pero el problema del deprimido es justamente que no logra entrar dentro de sí mismo y que intenta buscar en el exterior las respuestas al propio malestar…

–Jean Vanier: Por lo tanto se necesita de alguien que le salga al encuentro. Pero es necesario que él mismo sienta la necesidad de cambiar un poco su vida, porque los bloqueos de la energía aparecen en el sentido de que se lanza a un terreno, por ejemplo, al éxito, olvidando otra parte de sí mismo. El ser humano es complejo. Hay que tener tanto la capacidad como el corazón; son necesarias las relaciones con las personas. Pero en estas relaciones no se trata de buscar dominarlas, sino de estar en comunión con ellas. Existe una parte de espiritualidad que es un movimiento interno que me ayudará a vivir y a descubrir que puedo hacer buenas cosas con mi vida. Ahí hay una cuestión de fe que toca todas las materias de la muerte, del fracaso, etcétera. Y con mucha frecuencia las personas han suprimido algo. Entonces es necesario ayudarlas a buscar en su intimidad más profunda. Pero el hecho importante es que no hace falta que sean muchos los que quieran cambiar a las personas. Debe haber personas que les aceptan como son. Cuando se quiere cambiar a las personas, en lugar de amarlas como son, se corre siempre el riesgo de un rechazo por su parte.

–Entonces, ¿cómo aprender a amar a estas personas? ¿Cómo ayudarlas en su ahogo?

–Jean Vanier: La verdadera cuestión que hay que plantearse es cómo ayudar a estas personas en nuestra pobreza, dado que ese ahogo es una falta de fuerza. Uno se encuentra pobre. Y cuando se está ante una persona deprimida, uno mismo se hace pobre. La cuestión es: cómo acoger al otro, como él es, con nuestras miserias y nuestro elemento de depresión frente a la depresión.

–¿Considera que todos están capacitados para acompañar a una persona deprimida hacia su liberación?

–Jean Vanier: Todos estamos sujetos a la depresión. Todos somos capaces de entrar en el mundo de la desesperación. Bernanos dice que para hallar esperanza es necesario bajar a los abismos de la desesperación. Pero para acompañar es necesario estar atentos, dado que cuando se habla de acompañamiento existe una especie de deseo de cambiar a la otra persona. Hay que amar a las personas en su depresión. Es la mejor manera de ayudarlas a salir de ella. Así que lo primero que hay que hacer para ayudar a una persona es empezar a cambiar nosotros mismos.

–El bienestar psíquico de los enfermos es su preocupación diaria. ¿Cómo percibe todo lo que se realiza actualmente en el plano médico, pero también en el plano social, para ayudar a las personas que padecen depresión?

–Jean Vanier: Para mí se trata de vivir en mi comunidad con personas que atraviesan altibajos. Por ejemplo, acabamos de acoger a una joven de 22 años que carece de familia, tiene una discapacidad mental y fue maltratada por una cuidadora. Está recién llegada y ha entrado en una fase de ligera depresión, pues uno de mis asistentes, al que ella apreciaba mucho, se tiene que marchar. ¿Cómo actuar de manera adecuada con ella, no obligarla a cambiar, sino aceptarla como es? Se trata de una joven con una necesidad inmensa de encontrar lo que jamás ha tenido. Se necesitará tempo, así que no debo emplear demasiado en preguntarme lo que ocurre alrededor. Es necesario que yo mismo busque hoy sentirme impotente ante una joven como ella, y ayudarle, a pesar de todo, estando cerca de ella.

lunes, 22 de junio de 2009





Jean Vanier, nominado para el premio Nobel de la Paz
ES EL FUNDADOR DE LAS COMUNIDADES DE «EL ARCA» DE ACOGIDA A PERSONAS CON DEFICIENCIA INTELECTUAL
22 de junio de 2009.-Con 80 años, sigue viajando por todo el mundo visitando las 120 comunidades de «El Arca», presentes en 30 países. Los promotores de su candidatura para el Premio Nobel de la Paz 2009 destacan la «universalidad» de su mensaje, que supera el mundo de la discapacidad.

(Jorge Martínez-Pueyo /ReL) De nacionalidad canadiense, Jean Vanier fundó las comunidades de El Arca, presentes en los cinco continentes y destinadas a ofrecer hogares familiares para todas aquellas personas que sufren una deficiencia intelectual. Los promotores de la candidatura de Vanier, provenientes del mundo académico, político y del Derecho Internacional, destacan de él la «universalidad» de su mensaje.

En una carta escrita por ellos y enviada al Instituto Nobel de Oslo, afirman que su mensaje trasciende el mundo de la discapacidad mental y «nos muestra el camino para sacar de nosotros y de nuestro entorno las causas mismas de los conflictos. el miedo a la diferencia, el deseo de poder, la violencia y la riqueza».
Nacido en Ginebra (Suiza) en el año 1928, estudió Filosofía y Teología en el Instituto Católico de París y, tras publicar su tesis sobre Aristóteles y ser contratado como profesor en la Universidad de Toronto, Jean Vanier decidió cambiar de vida.

Abandonó su prometedor futuro profesional y siguió los pasos del Padre Thomas, un dominico al que Vanier considera su «padre espiritual» y que, por aquel entonces, era el capellán de una institución para discapacitados en Trosly-Breuiel. Allí fue donde descubrió su vocación, tras instalarse allí y acoger a dos de ellos, Philippe y Raphaele.

Una vida dedicada a la paz

Entre sus obras por la paz están «El Arca», fundada en 1964. En ellas acoge a personas con discapacidad mental con los que comparten su vida hombres y mujeres que optan por comprometerse a vivir siempre a su lado. Actualmente existen más de 120 comunidades en 30 países de todo el mundo.

Otra es Fe y Luz, fundada en 1971 bajo el auspicio de Jean Vanier y Marie-Helène Mathieu. Su objetivo es la creación de comunidades de encuentro donde las personas discapacitadas se reunen una o dos veces al mes con sus familias y amigos para convivir, festejar o compartir un momento de oración.

Por último, Intercordia se creó por iniciativa de Jean Vanier. Dirigida a jóvenes universitarios, busca que adquieran una «práctica de la paz», en un proceso que incluye formación teórica, una estancia en el extranjero y una tesina para obtener el Diploma de la Universidad March Bloch de Estrasburgo.

Entregado por completo, a sus 80 años de edad, a difundir la paz por todo el mundo con viajes, conferencias y retiros, Vanier ha escrito cosas tan bellas como ésta: «Obrar por la paz es acoger a aquel que está cerca, que molesta y es desagradable, que tiene ideas diferentes (...)No se trata de juzgarlo, ni condenarlo porque también es un ser humano (...) No es un rival ni un enemigo, sino un hermano o una hermana en humanidad, herido como nosotros».

En España El Arca tiene dos comunidades: «El Rusc» y «Els Avets», en la provincia de Barcelona. Además, existe un proyecto para abrir una tercera comunidad en Madrid.

jueves, 18 de marzo de 2010

Testimonio de Jean Vanier: El cuerpo glorioso de Cristo en cada persona

18 de marzo de 2010.- Laico, soltero y católico ferviente: Jean Vanier ha dedicado toda su vida al reconocimiento de la discapacidad mental. Después de fundar El Arca, en 1964, fundó “Fe y Luz” en 1971, revelando otra percepción sobre la discapacidad.

En este período de Cuaresma, tiempo de reconciliación y de conversión, en el vídeo que publicamos, Jean Vanier relaciona el texto del Evangelio de la Transfiguración con la transformación de las personas discapacitadas. En la capilla de El Arca de Trosly, en Francia. Leer más y ver vídeo...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Jean Vanier: En la Eucaristía, "Jesús me ama como soy"

QUEBEC, (ZENIT.org).- La Eucaristía es el don por excelencia que ha recibido la humanidad en el que cada persona puede experimentar que "Jesús me ama como soy", explica Jean Vanier. El fundador de la comunidad de El Arca (http://www.larche.org) conmovió a los participantes en el Congreso Eucarístico Internacional, que se celebró en Quebec, al evocar la vivencia de la primera comunión de un niño de París con discapacidad mental.

"Tras la Eucaristía, que había sido una fiesta de familia, el tío, padrino del niño, dijo a su mamá: '¡Qué liturgia tan bella! ¡Qué triste que él no haya comprendido nada'". "El niño escuchó estas palabras y con lágrimas en los ojos le dijo a su mamá: 'No te preocupes, mamá, Jesús me ama como soy'". Leer más y ver vídeo testimonio....

viernes, 22 de febrero de 2008

El amor de Dios corre como rios de Agua Viva por la la Comunidad El Arca de Jean Vanier

Pensamientos de Jean Vanier



Breve historia de El Arca


Testimonio de Sandra - Acodiga en El Arca de Argentina


La vida en el hogar - 2007


El Taller - El Arca Argentina


Testimonio del asistente Juan Tobón acerca de su experiencia en El Arca de argentina


El martes 17 de julio de 2007 el Arca de argentina le dio la bienvenida a Gael, un nuevo asistente, llegado voluntariamente desde Francia, de la primera comunidad de El Arca


El Arca Argentina - Visita con Osvaldo a la radio - Parte 1


El Arca Argentina - Visita con Osvaldo a la radio - Parte 2


El Arca en Santo Domingo


"El Taller" en El Arca


N u n c a

miércoles, 26 de marzo de 2008

La maldición convertida en bendición / Autor: Jean Vanier

Publicamos la carta de Jean Vanier escrita en Enero de 2008, como colofón al tiempo de Navidad. Sin embargo, la unción, la sabiduría y la escucha de Dios del fundador de las Comunidades del Arca, la hacen actual. Cristo ha resucitado y quiere hacerlo todo nuevo. Quiere convertir nuestro lamento en danza.

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Queridos amigos,
En octubre pasado, durante un retiro que daba en Lituania para los grupos de Fe y Luz y para los que desean integrarse al Arca, una mamá dio un testimonio muy conmovedor. Cuando su hija nació, con discapacidad, creyó que era una maldición. Hubo momentos en que deseó ya no vivir más cuando las observaban a ella y a su hija con curiosidad y a veces con repulsión en el transporte público. Pero un día, entró en una iglesia donde vio a un grupo de personas felices, algunas de ellas discapacitadas, que se reían y bailaban. Era una de las comunidades de Fe y Luz.

Poco después decidió unirse a Fe y Luz y lo que en algún momento le pareció una maldición, se convirtió en una bendición. Para muchos padres, la discapacidad de sus hijos les parece una maldición. Para muchas personas en nuestro mundo la vida puede parecer una maldición. ¿Qué se necesita para que una maldición se convierta en una bendición? ¿No esacaso la pregunta que nos hacemos cada uno de nosotros?¿Cómo podemos ayudar a la creación de comunidades que puedan convertirse en fuente de bendición para quienes sienten que son presa de la maldición?

Escuchamos hablar cada vez más de las maldiciones que corren el riesgo de afectar a nuestro planeta: maldiciones ecológicas y climáticas, terrorismo y guerras. Parece que estos riesgos siguen en aumento con el desarrollo industrial de China, de la India y de muchos otros países que quieren recuperar el atraso económico. Van a necesitar mucho petróleo (¡China está creando 40 aeropuertos nuevos!) Y todo ese petróleo va a producir cada vez más gas carb
ónico... existe una especie de carrera desenfrenada por el desarrollo que corre el riesgo de llevar a la humanidad a la peor crisis que jamás haya vivido... ¿una maldición?

¡Hélène Elsida, profesora de Economía y Teología, decía recientemente en una conferencia pública que esta crisis podría ser una gran oportunidad para la humanidad! Que esta maldición podría convertirse en una bendición. Ella decía que la carrera por tener “más”: más energía, más dinero, más fuerza, más competencia, más producción, nos va a llevar “directo a la ruina”. La solución no consiste en buscar “menos”: menos producción, menos salarios etc., sino en encontrar juntos soluciones nuevas para lograr más humanidad. No sabemos cuáles serán estas soluciones, pero es seguro que no serán fijadas con anterioridad por gente poderosa. Será algo completamente nuevo, nacerán de un diálogo donde ninguno buscará defender sus propios intereses sino únicamente el bien de la humanidad. Juntos, sin buscar la competencia ni la lucha, sino el diálogo y la búsqueda en común, encontraremos las soluciones... las soluciones de paz.

Esta solución implicará menos rapidez y movilidad, y más interioridad; menos consumo y más relaciones; menos técnica y más humanidad; menos dispersión y más unidad; menos competencia y más comunidad; menos individualismo y más sentido de compartir y de vida juntos.
Un nuevo año comienza. Es un tiempo en el que queremos vivir la paz. Celebramos el nacimiento de un niño, el nacimiento del Niño. El niño tan débil, tan vulnerable, sin sistema de defensa, pero amado y protegido por el amor de sus padres. Es necesario escuchar a este niño que se maravilla y contempla, que nos enseña a jugar, a reír, a celebrar, a bailar, a relajarnos, a amarnos, a hacernos regalos, a abrazarnos. Nos enseña la ternura y la confianza, nos enseña la humildad. Creemos juntos un mundo de niños y por los niños donde exista menos competencia y más celebración y baile. Jesús nos dice que para entrar en el Reino de los Cielos debemos ser como los niños. Nos dice también que si acogemos a un niño en su nombre, acogemos a Dios mismo. ¡Sí, los niños tienen mucho que enseñarnos! Formemos parte del juego de los niños, entremos en su baile para contemplar, amarnos y rogar juntos por nuestro Padre de los Cielos.

Hélèna Elsida decía: menos movilidad onsumo y más relaciones. Me siento feliz de estar en El Arca en mi hogar, de celebrar la vida juntos. Ya hace más de 43 años que vivo en Trosly: es mi lugar, mi tierra, mi comunidad, aunque haya viajado mucho durante toda mi vida. Sin duda, muchas cosas han cambiado externamente en El Arca. Vivimos en un mundo que valoriza el cambio, siempre es necesario renovar: nuevas máquinas, algunas veces (socios) parejas nuevas, nuevo..., nuevo... nos aburrimos con lo viejo.
Pero la parte fundamental de la comunidad perdura: la alegría de las relaciones que continúa desde hace 20, 30, 40 años. El Arca es un lugar de alianza, de fidelidad, de celebración, de vida juntos. ¿No es ahí donde se encuentra la bendición?
Dios se esconde en los niños, en esas relaciones de ternura y fidelidad, y en la comunidad que celebra. Es tan vulnerable, tan amoroso, tan humilde ante nuestra libertad. Dios es siempre nuevo, Él todo lo crea.
Me llenan de satisfacción las comunidades del Arca y Fe y Luz y muchas otras comunidades que se interesan con amor en las personas diferentes y frágiles. Que este año sea para todos un año de bendición.
Me gusta citar este pequeño extracto de Tagore y quisiera que sea verdadero para mí.

Te agradezco Señor porque mi recompensa es estar con los excluidos que sufren y que cargan con el peso del poder y ocultan sus caras, acallando sus sollozos en la oscuridad. Ya que cada latido de su dolor ha palpitado en la profundidad secreta de la noche y cada insulto ha sido contenido en tu gran silencio.

Y el mañana les pertenece.

¡Oh! Sol eleva sobre ti los corazones que sangran, y que broten en flor de la mañana.

(Tagore, “canasta de flores”)

Doy gracias por la bendición de mi vida, doy gracias por esta comunión entre nosotros que me da vida y esperanza. Me siento inmensamente feliz en el Arca y Fe y Luz. Gracias por sus deseos, gracias por sus oraciones y por esta comunión que me ayudan y me llenan de alegría.

Oren por mí, para que pueda continuar por este camino que Jesús me ofrece.
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Fuente: Comunidades del Arca

jueves, 18 de octubre de 2007

“Enviados a dar lo que hemos recibido, a gritar lo que se nos ha susurrado” / Autor: Jean Vanier





Publicamos la última de las reflexiones de Jean Vanier impartidas a una de las comunidades de Fe y Luz durante un retiro en Salamanca sobre el mismo tema. La primera de ellas está publicada en nuestro blog el día 5 de septiembre, la segunda el 14 de septiembre, la tercera el 19 de septiembre, la cuarta el 27 de septiembre, la quinta el 3 de octubre y la sexta el 11 de octubre. Introduciendo el nombre de Jean Vanier en el buscador del blog os aparecerán todas, además de los artículos que citan al autor.

Lo primero que quiero hacer es daros las gracias; me siento muy feliz de estar con vosotros. Siempre es una experiencia para mí vivir un retiro. Cuando Raúl me invitó, comenzó un intercambio de e-mail para fijar el programa, pero yo sabía más o menos lo que iba a suceder. Para mí lo importante no es el programa, sino lo que va a suceder, lo que va a hacer Jesús en el grupo, en los corazones de la gente. El programa es como los huesos pero luego tienes que rellenarlo de carne para que se vuelva algo vivo y eso es vuestro papel. ¿Cómo recibís la Palabra de Dios? Como vosotros sabéis no soy alguien que lea un texto, sino que intento responder a vuestra necesidad; intento, lo que yo llamo, intentar fluir con la música... ¿cuál es vuestra necesidad? San Agustín dice que Dios pone labios al que habla, de acuerdo con las necesidades y deseos de los que escuchan. Así que cuando hablo no es sólo hablar, es un diálogo.

Yo veo algo muy bello que vosotros no veis, son vuestras caras. Puedo ver muy rápidamente una cara que está abierta o una cara que está cerrada. Algunos de vosotros os habéis dormido, no diré quiénes...; está bien, está bien dormirse, yo me duermo casi siempre en las homilías. Me acuerdo una vez que daba un retiro en Bélgica, estaba muy cansado el último día. En aquél momento estábamos sentados todos en el suelo; yo siempre intentaba coger un sitio cercano a la pared y tenía gran capacidad para quedarme dormido y todo el mundo pensaba que estaba rezando. Yo estaba así y rápidamente me dormía. Estaba ahí el Padre Roberti, que a lo mejor alguno conocéis, estaba dando la misa y yo me desperté cuando el Padre Roberti estaba diciendo esto: “el silencio de Juan quiere decir que...” –me estoy quedando dormido yo también hoy-, “el silencio de Juan nos dice hoy que El Arca en Bélgica debe permanecer en silencio también”. Abrí un ojo y me di cuenta de que algo no estaba bien. Durante el abrazo de Patrich, me levanté hacia Alan y le pregunté: ¿qué ha pasado...?, y me dijo: “es que te has quedado dormido”, y le dije: “¡si!”. Me dijo: cuando el Padre Roberti comenzó su homilía, comenzó diciendo: “y ahora Jean nos va a contar cómo van las cosas en Bélgica”. Así que, siento mucha compasión hacia los que de vosotros os dormís; pero lo que sugiero es que cuando durmáis, sed muy vigilantes para cuando os despertéis, porque puede ser que los ángeles os estén diciendo: “levántate, que te están hablando a ti”.

Así que quiero daros las gracias. Lo que siento, es que Dios ha pasado por cada uno de nosotros y este paso de Dios por mí...; es muy importante para mí un retiro, porque cuando me doy cuenta de que las palabras que digo tocan los corazones de la gente es muy humillante y muy bueno, porque no soy yo. Espero que todos vivamos la misma experiencia, todos somos instrumentos de Dios, a través de nuestras manos, a través de nuestro rostro, del modo en que amamos a la gente, con nuestros ojos, con nuestras palabras... Y lo único realmente importante es que nos convirtamos en instrumentos de Dios, no intentando hacer “nuestra cosa”, no buscando nuestro poder... Lo único realmente interesante es que nos convirtamos en instrumentos de Dios. Nuestro mundo tiene mucho dolor y necesita descubrir la compasión de Dios. Eso es lo que estamos haciendo, lo importante es que cada uno de nosotros descubra que podemos ser realmente instrumentos de Dios, que nos volvamos un signo de lo que Dios es. Algunas personas que son ateas son un signo de Dios. Una persona en mi comunidad falleció hace algo más de un año, una persona con una deficiencia; provenía de una familia muy anticlerical, nunca iban a rezar, nunca iban a misa y nunca debías decirle: “rezo por vosotros” porque se volvían furiosos. Cuando él murió, la gente dijo: “nunca pudimos hablarle a él de Dios, pero toda su vida nos hablaba a nosotros de Dios”. La gente es atea porque es parte de su familia, parte de su tradición, parte quizá de su ira hacia Dios, y bueno, está bien estar enfadado con la iglesia, la gente ha sufrido, y es normal que estén enfadados. Alguna gente está defraudada, y eso es normal porque pensaban que Dios iba a resolver todos sus problemas y no han descubierto todavía que Dios les dice: ` no, arregla tú los problemas ´. Porque si la gente tiene hambre, Dios no nos va a hacer llover el maná de los cielos; Dios nos está diciendo: `uniros todos, gentes, y dadles pan ´, no os escondáis en vuestro pequeño mundo, donde coméis demasiado; y pedir a Dios que haga el resto. Entonces necesitamos escuchar a Dios y dejar que Él nos inspire; eso significa que necesitamos confiar, la fe significa confiar. Es la misma palabra en griego, así que, tener fe en Jesús no es ante todo una percepción intelectual, sino que es confiar en una persona, la persona de Jesús. Por tanto nosotros debemos de acoger de algún modo la experiencia de Jesús y yo espero que durante estos días todos hayáis tenido algún momento en el que habéis experimentado la presencia de Jesús, en los pequeños grupos, en el lavatorio de pies, en la Eucaristía, en las conferencias, en los momentos de silencio... sea donde sea... ¡tener una experiencia de paz!

Después de que mataron a Jesús, los discípulos estaban totalmente perdidos, habían puesto tanta esperanza en Jesús y ellos creían que era tan poderoso... ¡el triunfo del Mesías! Y cuando le matan, pierden todo, no saben qué hacer. A veces nos puede suceder lo mismo cuando nos damos cuenta que el triunfo de Dios está perdiendo cancha, y perdemos la confianza. No, la Iglesia nunca ha pensado ser triunfante. Quizá hay movimientos en España que están creciendo, son importantes, hay momentos de triunfo... pero eso no es lo importante. Así que los discípulos entraron en un colapso cuando mataron a Jesús, y podemos comprender esto, estaban realmente molestos, decepcionados y por tanto estaban muy asustados y se escondieron juntos. Y de repente Jesús está ahí y... ¿sabéis lo que dice cuando aparece en medio de ellos? Únicamente les dice: “la paz esté con vosotros”. No les dice: ¿por qué me habéis abandonado?, ¿por qué estabais escapando?, ¿por qué no creísteis? Jesús nunca, nunca critica. Solamente hay un lugar, creo que es en el evangelio de Marcos en el que Él critica, quizá algo relacionado con la Iglesia, les reprende porque no habían escuchado a las mujeres. Porque Jesús primero se apareció a las mujeres y luego las envió a que fueran a decírselo a los hombres y podéis imaginaros a los hombres diciendo: ` mirad, son unas histéricas`. Porque las mujeres son más emocionales, ellas lloran con más facilidad y los hombres hablan de fútbol. Hay una diferencia entre hombres y mujeres, no sé si lo sabéis, y ambos son necesarios, no para el fútbol, del fútbol no sé nada, eso no es mi problema... Así que Jesús en el evangelio de Juan lo único que hace es mirarles a los ojos y decir: “PAZ”. En lenguaje bíblico, en arameo, paz significa `presencia´. La paz no es un sentimiento interior de no deseo, no proviene de un esfuerzo para ser espiritual, la paz es la conciencia de ser amados tal y como somos. Así que de repente los apóstoles quizá ven a Jesús mirándole a cada uno y diciéndole “paz”, estoy diciendo: ` estoy contigo, te quiero y no tienes que preocuparte, estoy contigo...` Así que eso les trae una inmensa alegría, la alegría de ser amado.

Cuando os hablé de la mujer samaritana, incluso cuando os hablé del buen samaritano, en cierto modo es Jesús el que ayuda a alguien a descubrir que es herido, esta es nuestra realidad. Hay caos en nosotros, y porque hay caos hay ira, angustia, celos... todo tipo de cosas. Pero eso es lo que somos, y somos amados tal y como somos. Lo único realmente importante es ser conscientes de ello..., de quiénes somos, y de que somos amados como somos; entonces sucede algo y empiezo a crecer. Este es el misterio; alguna gente cree que si queremos a la gente tal y como son, entonces no crecerán y sólo crecerán si les digo lo que tienen que hacer, pero... ¡no es así! Cuando alguien te quiere, te ama... ¿qué pasa?, empiezas a quererle, es tan simple como esto, esto es lo que sucede. Cuando alguien se te abre a ti, empiezas a abrirte a los otros. Así que lo realmente importante es descubrir quién eres y que eres amado.

Hay una película realmente conmovedora, que aquí se llama “pena de muerte”, ¿os suena de algo? Desde el punto de vista humano y pedagógico es una película muy importante. No obviamente la película, sino la realidad que hay de ella. Es un hombre joven llamado Patrick y su hermano que mataron a una joven pareja en Lousiana, en Estados Unidos. Eran dos hombres muy violentos, que fueron criados en un mundo de droga y de violencia en el sur de Estados Unidos. Patrick fue condenado y fue condenado a muerte. Y Helen, una religiosa se puso en contacto con Patrick, esperando el momento junto a él en que fuera ejecutado con una inyección. Ella empezó a escribirle y después fue a visitarle y los dos se encontraron. Y creo que por primera vez en su vida Patrick descubrió que alguien le amaba. La mayoría de la gente estaba asustada por él, así que se escondía detrás de muros de violencia, y llegó un día en que Helen logró llegar más adentro que la propia violencia y él descubrió que era amado y todo cambió. Eso no quiere decir que todavía siguiera existiendo mucha violencia en él, pero algo había cambiado. Y el día de su ejecución, él estaba sentado en la silla y Helen estaba detrás del cristal y Helen le miró a través del cristal y le dijo: “te quiero” y él la miró y la dijo: “te quiero”. Y entonces él se volvió hacía los padres de uno de los que había sido asesinado por él y le dijo: “lo siento”, y le pusieron la inyección y murió. Pero él había sido cambiado porque él descubrió que era amado, porque él no sabía que era bueno, pensaba que no era bueno, que nadie podía amarlo, que Dios no podía amarlo. Pero entonces descubre que detrás de todo este lío hay un pequeño manantial de agua... ¡esa es la realidad! El agua está escondida bajo la tierra, Patrick es Patrick, la tierra que había encima y todo el lío que había encima era muy grande, y el agua estaba muy, muy abajo; fue Helen la que tuvo que bajar abajo y buscar el agua y revelarle a él quién era realmente. Pero lo que es verdad para Patrick es verdad para todos, que detrás de todo el barullo, de todo el lío, los miedos, los celos, problemas sexuales, alcohol..., debajo hay algo bello y cuando lo descubrimos, las cosas empiezan a cambiar.

Yo creo que hubo unos cuantos entre vosotros que habéis vivido esta experiencia que cuando Jesús nos dice a nosotros “paz”, nos está descubriendo ese pequeño manantial de agua debajo de todo ese lío. Entonces Jesús enseña sus heridas, me gusta mucho cuando Jesús muestra sus heridas, porque Él también está herido, sus heridas son muy diferentes, son heridas muy físicas; Él enseña sus manos y sus piernas y también la herida del costado, porque las heridas de Jesús son su gloria... ¿Pueden nuestras heridas ser nuestra gloria?

Os voy a contar una experiencia sobre una mujer joven que tenía un padre muy violento, por ello, estaba muy enfadada hacia todos los hombres y por supuesto, muy enfadada con su padre. Lo que descubrí al escucharla es que ella poco a poco se iba haciendo consciente, mejor que mucha gente, que Dios estaba también en su padre. Así que, su herida se convirtió en su gloria, porque siempre había estado buscando un padre real, y entonces encontró un padre real, de un modo diferente al que lo encuentran otras personas que tienen padres buenos. Su herida fue su gloria. Eso también es verdad para padres y madres con un hijo o hija con deficiencia, pueden estar muy heridos, muy enfadados contra Dios..., hasta que un día descubren que su hijo es un profeta, que llama a la gente a cambiar, y entonces, su herida se convierte en su gloria, lo descubriremos algún día. Todo lo que está herido es una unidad dentro de nosotros y es a través de esa unidad a través de la cual vendrá Dios. Y cuando todos vayamos al cielo -y será mucho mejor de lo que nos imaginamos- será realmente bueno, nos enseñaremos todos las heridas unos a otros, todas nuestras iras, nuestros celos, nuestras necesidades de controlar, nos diremos: ` ¡mira, mira que heridas tengo, mira que maravilloso es esto; mira, a través de esto yo recibí la compasión de Dios y Dios vino fluyendo a mí a través de estas heridas...!´ Ese es el misterio, ese el es misterio del Evangelio. Tenemos muchos problemas para creer en los evangelios. Algunas personas tienen más facilidad para creer en la religión, porque la religión creará el orden, pero los Evangelios crean desorden y a nadie le gusta eso, porque Jesús vino a traer orden, a regalar su presencia a través del desorden, a través de las heridas, ese es todo el mensaje de los Evangelios, todo el misterio del Evangelio. Así que Jesús les dice a sus discípulos y les enseña sus heridas; y en cierto modo, mostrarles las heridas, con eso quiere decirles: `no temáis por vuestras heridas`. Y entonces les dice: “como me ha dicho mi Padre, yo os envío”. Lo dije ayer por la mañana, hay un peligro en la espiritualidad; vivir en un mundo y crear una pequeña espiritualidad sobre Dios, puede ser el peligro de algunas pequeñas religiones asiáticas, no digo todas, pero puede haber una cierta tendencia a que alguna espiritualidad cree una especie de paz y de comodidad, porque en algún sitio tenemos que sufrir y no queremos sufrir, no podemos soportarlo, así que intentamos escapar, intentamos dormir de un mundo de sufrimiento y división.

Hay tanta gente, tan buena en tantos sitios... Nuestro mundo no es un mundo malo de pecado; existe el mal, pero hay muchas cosas preciosas sucediendo en el mundo, cantidad de gente maravillosa, quizá no van a misa, por cualquier razón... ¡está bien! Son gente maravillosa. Y Jesús no nos dice: `debemos dejar, honorar este mundo y crear un pequeño remanso de paz para nosotros...` No, no; Él envía a la gente al mundo, al mundo del dolor, de la división, del sufrimiento... “id”, `estaré con vosotros y os convertiréis en un signo de compasión y uniréis a la gente y revelaréis a la gente quien son realmente...` Hay tanta gente maravillosa en nuestro mundo, que ha sido herida por la Iglesia o por los medios o ... ¡por lo que sea! Y estamos ahí para revelarles que son amados. Siempre tengo problemas cuando oigo a la gente que dice `Dios te ama` pero entonces se van porque ellos no quieren saber nada. Tenemos que revelar que Dios te quiere a través de mi compromiso hacia ti, a través de mi propio amor por ti, sólo así se te revelará el amor de Dios por ti. Y en el momento en el que yo puedo decirlo, que mi amor es el amor de Dios por ti, no sólo soy yo, es Jesús que nos utiliza a todos nosotros.

Así que Dios nos envía a Fe y Luz. Algunas de vuestras comunidades puedan ser un lío, bueno pero así son. Tenemos 120 comunidades de El Arca y siempre decimos que al menos un 10 % de ellas están en problemas, en un lío, un caos, otro 10 % están entrando en problemas y otro 10 % está saliendo del problema. Siempre nos encontramos con momentos en los que nos metemos en problemas y tenemos que intentar ver qué tenemos que hacer, a veces esperar, a veces otras cosas... Pero Jesús nos está enviando a nuestras comunidades, y también a nuestros lugares de trabajo, a nuestras familias, a lo que sea, nuestra comunidad. Y también recordad que somos llamados a dar testimonio, y dar testimonio no sólo es decir una palabra, lo que sería realmente bueno, es que la gente nos dijera a nosotros: `veo que el retiro te ha cambiado... ¿no tienes que decir nada?` Debiéramos dar testimonio a través de nuestra carne, de nuestros ojos, manos, a través de todo nuestro cuerpo. No tenemos que decir, explicar lo que hemos aprendido, tenemos que revelar que hemos cambiado; quizá un cambio pequeñito, porque así trabaja Dios... poco a poco.

Algunos de vosotros sois de Brasil, o algunos de vosotros conocéis Brasil. Alguno de vosotros creo que ha estado en el Amazonas. En el Amazonas hay un árbol que se llama el bácuri; muchos brasileños no conocen el bácuri, un árbol muy especial. Desde el día que lo plantas hasta el día en que recoges el primer fruto tarda cuarenta años, necesita tiempo. Algunas personas son como los tomates, pones la semilla y ... ¡y ya está! y unos meses después ya tienes el tomate. Pero los tomates son menos bonitos que el bácuri, no cuestan mucho en el mes de agosto, pero los bácuris son muy importantes. Algunos de nosotros somos como el bácuri. Dios trabaja de modo diferente en cada uno de nosotros y crecemos poco a poco. Encontramos unidad en cada uno de nosotros, y por supuesto, si queremos crecer tenemos que tener cuidado sobre todo de una cosa, comer y comer bien; y cuando hablo de comer bien no me refiero a hacer bien el desayuno, comida y cena, no hay crecimiento si no comes, ya lo sabéis, si dejáis de comer unos días pareceréis un cadáver y seguramente iréis al médico y os dirá: `comed un poco más...` No hay crecimiento si no comemos. Así que, debéis reflexionar qué debéis comer para convertiros en un hombre o en una mujer de los evangelios. Así que, nosotros tenemos que irnos de aquí sabiendo qué necesitamos comer, el cuerpo de Cristo, la Palabra de Cristo, amigos... ¡sea lo que sea! Eso es lo que debemos descubrir, la necesidad de comer y de comer bien. Un retiro como este es como una gran comida, quizá después de la comida tengáis indigestión, pero espero que no haya demasiadas indigestiones. Pero os pido que estéis muy atentos a lo que coméis, porque podemos comer cosas que nos den problemas de hígado, problemas espirituales de hígado que nos hagan vomitar. Tenéis que descubrir qué es lo que os ayuda a crecer y qué es lo que no os ayuda a crecer. Quizá algunas personas que se dicen amigos pero no son verdaderos amigos, quizá algunas formas de televisión..., otras cosas. Tenemos que tener cuidado de lo que comemos; viniendo aquí tenemos que saber un poquito.

¿Sabéis? Suelo decir con frecuencia que no somos muy inteligentes los seres humanos, afrontémoslo, la humanidad no es inteligente; la prueba es que todo el mundo dice cosas contradictorias, muy poca gente está de acuerdo en algo, pero hay algo que todos podemos saber, podemos saber lo que nos hace bien y lo que no nos hace bien, lo que necesito comer y lo que no debiera comer. Esa es la pequeña inteligencia que tenemos. Algunos amigos me ayudan, me acercan a Dios; y quizá en Fe y Luz hemos descubierto la importancia de las personas con deficiencia y quizá hemos descubierto que aquellos a los que rechazamos son aquellos que nos curan; es un misterio. Es posiblemente el salmista el que le dijo a Jesús: “la piedra que fue rechazada por los arquitectos se ha convertido en la piedra angular”. Realmente ¿creemos que el corazón de la Iglesia, el corazón de la salvación, el misterio de la gracia está entre los más pequeños y los más débiles? Somos curados, sanados por aquellos a los que rechazamos, porque poco a poco nos rebelan nuestros prejuicios y empiezan a revelarnos el agua debajo de todo el lío. Así que, cuando Jesús nos envía, tenemos que descubrir los lugares de alimento y Fe y Luz es uno de los lugares de alimento, y tenemos que tenerlo muy claro. Así que, luego Jesús sopla sobre sus discípulos, les envía su aliento...; podéis verlo respirando sobre cada uno y diciendo: `os doy el Espíritu Santo, vengo a traeros una nueva fuerza, un nuevo espíritu` y Él viene a darnos ese nuevo espíritu, un espíritu que a través de muchas formas también ha sido soplado sobre las personas con una deficiencia. Recibimos el espíritu del bautismo, pero con frecuencia lo cubrimos; la presencia de Dios, y el manantial de agua que hay ahí, lo tapamos, lo cubrimos con necesidades culturales; quizá no con la violencia de Patrick, sino con necesidades culturales, del éxito, del poder, del subir en la escala, los celos, etc. Así que, en cierto modo, a través del Espíritu Santo, Dios nos trae de nuevo esa fuerza, esa agua que hay en lo profundo de nosotros. Así que, tenemos que sentir que Dios nos da su aliento en cada uno de nosotros.

Una de las cosas más importantes para continuar este crecimiento es buscar ayuda. Es muy importante buscar un padre o madre espiritual.. ¡es muy importante! Yo tuve mucha suerte cuando encontré un sacerdote cuando dejé la marina, fue mi padre espiritual durante 40 años, y si había algo bueno en mí, el 99% vino de él. Así que, espero que encontréis un sacerdote o una madre espiritual, alguien que pueda caminar con vosotros, que pueda animaros para continuar en este camino del mensaje del Evangelio. Así que, Jesús les da el aliento, respira sobre ellos, les envía el Espíritu Santo... `estaré contigo, siempre estaré contigo`. Pero recordad que vosotros sois esa planta frágil que sale de la tierra. Los tomates frecuentemente necesitan un tutor, un palito de madera; cuando sois muy pequeños, saliendo de la tierra, es importante encontrar un tutor al que nos podamos agarrar y podamos continuar creciendo. Ese tutor puede ser la comunidad, alguien que os acompañe, o un sacerdote; que no os diga lo que hay que hacer, sino que os escuche. Eso es lo que todos necesitamos, alguien que nos escuche y nos ayude a crecer.

Jesús también os envía a todos a perdonar; es muy bonito estas palabras de Jesús en las que dice: “os envío a todos a perdonar”. Estas palabras de Jesús son aplicables a los sacerdotes en la reconciliación pero es para todos nosotros, hemos sido llamados a perdonar. Esas palabras son muy misteriosas... “los pecados que perdonéis serán perdonados, aquellos que no perdonéis, no serán perdonados”, es muy misterioso esto, porque... ¿qué es lo que nos dice Jesús? Es que si alguien os acoge como un hombre o una mujer de paz, ellos serán curados, cuando os acojan como un discípulo de Jesús, o como un miembro de Fe y Luz en contacto con profetas. Y si te acogen comenzarán a abrirse, porque perdonar es entrar en relación; y si alguien viene y rechaza el abrirse a ti, permanecerá cerrado; y vivir esa apertura del uno hacia el otro es la apertura a Dios. Así que todos somos llamados a convertirnos en hombres y mujeres que revelan la compasión de Dios y por supuesto no podemos hacerlo por nosotros mismos, lo tenemos que hacer juntos, de eso trata la comunidad. Por eso digo también que tenemos que ser hombres y mujeres con una misión; no sólo la misión de que mi comunidad crezca y se haga más profunda, que no seamos una comunidad que sólo se lo pasa bien, sino que seamos una comunidad que crezca en el amor; por supuesto tenemos que pasarlo bien, celebrar, tiempos de compartir, pero todo debiera ser de algún modo que nos volvamos conscientes de la presencia de Dios. Nuestras comunidades son llamadas a ser un signo de paz y un signo de amor para todo el mundo, también somos llamados a anunciar Fe y Luz a aquellos que no la conocen, a muchos, muchos padres y madres que están solos, que necesitan ayuda. Así que, estás palabras de Jesús recaen sobre todos nosotros... “la paz sea con vosotros”. Él les enseña sus heridas y les dice: “como el Padre me ha enviado yo os envío” y respira sobre ellos, les da su aliento, el aliento del Espíritu Santo y les envía al mundo para ser signo del amor y del perdón de Dios.

jueves, 27 de septiembre de 2007

“Llamados por Jesús con otros.La comunidad. El corazón de la comunidad: Las personas con una discapacidad" (II) / Autor: Jean Vanier


Publicamos una de las reflexiones de Jean Vanier impartidas a una de las comunidades de Fe y Luz durante un retiro sobre el mismo tema. La primera de ellas está publicada en nuestro blog el día 5 de septiembre, la segunda el 14 de septiembre y la tercera el 19 de septiembre. Introduciendo el nombre de Jean Vanier en el buscador del blog os aparecerán todas, además de los artículos que citan al autor.

Quiero hablaros sobre una persona con deficiencia llamada Antonio que acogimos en nuestro hogar hace varios años. Había pasado 20 años en un hospital; no podía usar sus brazos y sus piernas, no podía hablar; físicamente tenía serias dificultades y necesitaba un suplemento extra de oxígeno; además, tenía que ser alimentado directamente a través del estómago. Así que nos llegó a nosotros después de pasar 20 años en un hospital. Una persona increíblemente bella, increíblemente franca, con un rostro increíble, una gran sonrisa, sus ojos eran brillantes. Si te acercabas a este hombre y le decías su nombre: ¡Antonio! no Anthony (era de origen italiano) entonces él se sentía reconocido. En el pequeño hogar en el que él estaba, todos solían decir que él era un maestro. ¿Sabéis que san Vicente de Paúl decía que los pobres son nuestros maestros...? En Antonio no había ninguna depresión ni ninguna ira; a veces se disgustaba un poco cuando la gente no le hacía caso, cuando el agua del baño estaba un poco caliente, un poco fría... Lo realmente extraordinario era la increíble aceptación de sí mismo, tan pobre, tan frágil, pero raramente feliz; así que decíamos: él es nuestro maestro. Porque a nosotros nos cuesta aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos.

Esta mañana os he hablado un poco sobre nuestras deficiencias, y nuestras deficiencias en el plano, en el mundo de la relación. Algunas personas nos gustan, otras no nos gustan, algunos nos gustaría tirarlos a un río. Y la comunidad es un lugar donde vamos a descubrir quiénes somos nosotros. Cuando estamos solamente con amigos, a los cuales hemos elegido y los cuales nos han elegido a nosotros mismos nos podemos alabar y decirnos lo maravillosos que somos, pero cuando llegamos a una comunidad, una comunidad de El Arca, una comunidad de Fe y Luz, rápidamente veis que hay gente que os gusta y otra que no, algunas personas os enfadan, os disgustan, algunos padres os vuelven felices y otros no; algunas personas con deficiencia estáis muy cercanos a ellas y otras no. Así que la comunidad es un lugar maravilloso para descubrir quiénes somos. Esta es la alegría y el dolor de la comunidad; nos amamos pero nos odiamos, porque por un lado descubrimos la alegría, la belleza de estar juntos, y también descubrimos el caos en nosotros. Yo creo que todos tenemos un gran caos; este caos puede manifestarse a través de nuestra sexualidad, en la que somos atraídos por alguna realidad o alguien del otro sexo, lo queremos y no lo queremos; el caos de la violencia, con algunas personas nos podemos enfadar mucho, algunas personas con deficiencia nos pueden enfadar mucho. Dentro de la comunidad encontramos este mundo de caos; podemos descubrirlo en el mundo de la depresión, incluso en el deseo de morir.

En muchos países del mundo hay muchos, muchos jóvenes hoy que cometen suicidios; todo esto es parte del caos que existe en nosotros. Y cuando descubrimos el caos, cuando descubrimos en nosotros fuerzas que nos lanzan hacia la sexualidad, hacia el alcohol, hacia las drogas, hacia la violencia..., entonces nos damos cuenta de que necesitamos estar seguros, necesitamos ser salvados porque hay algo muy roto en nosotros. Nos puede asustar mucho el caos.

Cuando veo a alguien al borde de la depresión o alguien que manifiesta elementos de enfermedad mental, puede haber un gran miedo. Una de las personas que viven en mi comunidad, una persona que estudia medicina, pero que tuvo una crisis a la edad de 20 años y cayó gravemente enfermo mentalmente, y pasó un largo tiempo en el hospital. Ahora ha vuelto a nuestra comunidad porque en cierto modo se ha visto reducido a una persona con una deficiencia mental, pero es un hombre increíble. A veces se me acerca y me dice: “debo ir al hospital, siento que esto me vuelve otra vez”. Es un hombre que tiene un gran sentido de quién es y se da cuenta de cuándo el caos le domina.

Así que el caos está ahí. Esto es algo por tanto que es importante descubrir en la comunidad, el caos; descubrir nuestras iras, nuestra reacción hacia ciertas realidades que pueden destruirnos. Hay una sed de vida, pero también una sed de muerte. Esta sed de muerte la encontramos claramente en personas atrapadas por las drogas, por el alcohol; ellos saben que el alcohol es malo, ellos saben que cuando están bajo los efectos del alcohol pueden pegar a su mujer o a sus hijos, saben que están gastando todo el dinero de la familia, pero hay una fuerza dentro de ellos... ¡es ese caos! Ese caos aparece algunas veces como algo muy caótico, a veces puede aparecer bajo la idea del imposible, el “haz tú lo mismo”... ¡es imposible! Y Jesús nos dice que amemos como ama el buen samaritano.

Creo que todos tenemos la experiencia de no ser capaces de amar. Hay cierto bloqueo en nosotros. A menudo escucho gente que me dice: “me gustaría aprender a amar”, y todos tenemos ese ideal de amor. En el corazón de la idea de Fe y Luz, en el corazón del mensaje de Jesús está esa idea de amor ¡pero no puedo! Porque me enfado muy rápidamente con los demás. Hay distintos tipos de bloqueos en mí, y no puedo. Y en el corazón del mensaje de Jesús se nos pide que vayamos más allá..., pero ¡yo no puedo! Hay una parálisis en mí, hay culpabilidad en mí y no sabemos cómo amar. Podemos querer a nuestro novio o nuestra novia, es maravilloso, pero fijaros en ella o en él dentro de diez años... ¡no es lo mismo!

Yo creo que todos hemos experimentado el caos, el caos como violencia o el caos como imposibilidad. Quiero amar pero no puedo amar. Cuando dejé la responsabilidad en mi comunidad me fui a vivir a una comunidad con personas con una deficiencia muy profunda, porque era muy importante para mí, poder bañar a diario a Erick o a Luic. Es algo sencillo bañar a alguien... ¡no, no es tan sencillo! Porque cuando tocas a alguien le das a esa persona algo que tú tienes dentro de ti; si tú tienes paz, das paz, si te encuentras mal, se transmite al otro cuerpo. He vivido experiencias muy profundas en este hogar; ninguna de las personas hablaba. Erick era el único de ellos que caminaba. Así que es muy importante descubrir esa comunicación completa a través del cuerpo para comprender a las personas que no hablan. Por supuesto, yo lo puedo hacer por mí mismo, puedo estar con otros que comprenden el lenguaje no verbal; así que descubrí cosas bellas también en mí, pero también descubrí mucha ira.

Había allí un hombre llamado Lucian, que no podía caminar, no podía hablar, tenía problemas psicóticos, un hombre muy, muy herido. Pasó 30 años con su madre. Su madre era una mujer muy bella; ella entendía cada gruñido, cada movimiento de su cuerpo, ella entendía su lenguaje y podía responder a ese lenguaje; y la madre se puso enferma, tuvo que ir al hospital y Lucian no podía mantenerse por sí mismo, así que se le llevó a otro hospital. Entonces sufrió una angustia inmensa, y la angustia quiere decir comunidad rota, comunión rota, porque él había vivido toda la vida con su mamá, con una relación muy profunda, simbiótica, y de repente se encontró completamente solo y vivió una angustia terrible, y después vino a nuestra comunidad, porque el hospital no era un lugar para él. Yo viví con Lucian durante un año, pero tuve muchos problemas con él, porque en ciertos momentos del día esa angustia brotaba de él y gritaba, gritaba, gritaba..., con una tonalidad muy alta, muy aguda; y ese grito entraba dentro de mí y creo que despertaba mi angustia, quizá su grito despertaba mi grito... ¡eso es una cosa muy dolorosa! Quizá todos hemos experimentado esto, que alguien débil y frágil despierta nuestras fragilidades más profundas y roturas. Y cuando ese grito penetraba en mí, despertaba mi grito, podía detectar ira, y descubría violencia que salía de mí. Afortunadamente vivía en comunidad, así que mi violencia se contenía, pero yo sé que si no viviera en comunidad, quizá Lucian estuviera en peligro.

Me imagino que todos nosotros hemos experimentado algo parecido, cuando no hay una firmeza, una fuerza, delante de una dificultad, hay algo en el orden de la violencia que surge del caos y no de un punto de luz, y entonces sabemos que podemos herir a alguien. Ahora me doy cuenta cada vez más que el mayor miedo en cada uno de nosotros es matar a alguien. Hace algunos años visité muchas cárceles. Recuerdo que pasé una semana en prisión en el oeste de Canadá; tenía mi pequeña celda y una noche estaba en el club 21; el club de los 21 es el grupo de hombres que ha sido condenado a 21 años de prisión, y me invitaron para una tarde completa de compartir, y cada uno me contó su historia. Me di cuenta de que escuchándoles, y cada uno había cometido un asesinato, que si yo hubiera tenido su educación y hubiera estado en su situación, yo hubiera hecho lo mismo. Me acuerdo de un hombre muy grande, me contaba que él estaba bebiendo en el pub, y obviamente había bebido demasiado, y alguien llegó y le insultó, sencillamente le dio un golpe en la cabeza y le mató; la ira surgió de él. Me di cuenta que yo hubiera podido hacer lo mismo en sus circunstancias.

Vosotros sabéis, este es el gran misterio del caos que hay en nuestro interior y a mí el descubrir esa ira en mí fue muy doloroso porque afectaba a mi vocación; mi vocación es vivir con gente débil y me daba cuenta que era capaz de herir a alguien. Su grito era un grito normal, era el modo de expresar su dolor, quizá yo exprese mi dolor de otra manera, pero el único modo que él tenía para expresar su dolor era el grito. Estuvimos hablando con un médico sobre la medicación y todos estábamos de acuerdo en que no debía tener medicación porque era importante que él pudiera expresar su dolor, y su dolor era la separación de su madre; y la única manera para él de expresar su dolor era gritar, y el grito -como os he dicho- despertaba mi grito. Un poco después, vino un asistente a verme y me expresó la situación de un modo similar a como yo lo había vivido, cómo él había sentido que deseaba matar a alguien. Al día siguiente, él estaba en la capilla y de repente se dio cuenta de lo que había sucedido y entonces, me contó, me puse a llorar, y vino a hablar conmigo de ello. Y entonces yo le dije: “mira, quizá la noche pasada ha sido uno de los momentos más importantes en tu vida; tú viniste a El Arca ha salvar a los pobres, ahora estás descubriendo que eres pobre y que necesitas ayuda”. Nosotros necesitamos ayuda, todos necesitamos ayuda para crecer y volvernos completamente seres humanos y ocupar nuestro lugar en el mundo.

Yo acompaño también a madres y padres. A veces me cuentan de madres que se enfadan mucho con sus hijos; cuando el niño pequeño no quiere lavarse los dientes: “lávate los dientes” , “¡no!”, “te he dicho que te laves los dientes”, “¡no!”. Y entonces ¿qué sucede?, ¿qué sale de la madre? Ira. Mirad, bien proyectemos nuestra ira hacia las personas o la proyectemos hacia nosotros; cuando la lanzamos sobre nosotros eso se llama depresión; la ira puede volverse hacia mí o puedo proyectarla hacia el exterior. Así que, probablemente todos hemos experimentado el caos. Es muy importante que leáis aquellos momentos en vuestra vida en los que habéis vivido el caos, iras profundas, formas de depresión o atracción hacia cosas que sabíamos que nos iban a dañar. Porque es cuando vivimos la experiencia del caos o la imposibilidad cuando nos damos cuenta que necesitamos una nueva fuerza... ¡necesito una nueva fuerza, no lo puedo hacer por mí mismo!

Cuando miráis la historia de la humanidad, la historia de la humanidad es una historia muy dolorosa, es una historia de guerra. Vosotros lo sabéis porque lo habéis vivido en vuestro país en los años 30... ¡cómo puede de repente aparecer el odio! Posiblemente estos días veis algo en la televisión sobre Israel y Palestina, y del odio que hay ahí. Nosotros comenzamos una comunidad en Betania, entre musulmanes, hace algunos años y simplemente escuchar a los israelitas y a los palestinos, y escuchar su ira y su odio, nos preguntamos ¿cómo puede terminar esto? Una de las cosas más dolorosas es la separación entre la gente, entre los ricos y los pobres. Raúl me contaba cuando llegábamos a Salamanca, que Salamanca es la ciudad de las grandes universidades, pero también es una ciudad en la que hay un gran número de analfabetos; así que, tenéis a todos los inteligentes, y todos aquellos que no saben leer ni escribir, y hay un muro entre ambos, y no hay modo de crear un contacto porque todo el mundo tiene miedo del otro. Así que, tenemos la conciencia de que nuestro mundo es un mundo roto. ¿Sabéis? Todos queremos probar que tenemos la razón. Me gusta mucho ver a las personas que están viendo un partido de fútbol en la tele, me doy cuenta de que en España hay mucha gente que le gusta el fútbol, excepto las mujeres de los hombres, no les gusta el fútbol. Lo que es muy interesante cuando la gente ve la tele, cuando el Madrid juega contra el Salamanca, u otro..., lo único que veis es a 22 personas corriendo detrás de un trozo de cuero con aire dentro y... ¡la gente se excita tanto! Y cuando el Real Madrid mete un gol, o cuando lo meten en la otra portería... ¡¡buff!!

Un día paseando, comenzamos a escuchar grandes voces y gritos... ¿qué pasa? Y nos dimos cuenta de que mucha gente llevaban unos cascos, entonces nos dimos cuenta de que Guatemala estaba jugando contra Honduras. Así que, qué es lo que se vive..., la necesidad de ganar, la necesidad de estar en el equipo ganador, la necesidad de ser el mejor. Sería maravilloso si sólo sucediera en el fútbol, pero muchas veces va más allá; hay una fuerza grande de agresión dentro de nosotros, una gran necesidad de ser el poderoso, de ser el mejor. Necesitamos ser salvados si queremos tener paz, porque la paz no es la coexistencia, todos podemos coexistir.

Estuve hace poco en el norte de Serbia; estaba hablando a un grupo de católicos, y en el mismo pueblo, les pregunté ¿cuál es vuestra relación con los ortodoxos? Vivían puerta con puerta y me dijeron: “nunca nos hablamos”. Así que la paz no es sólo la coexistencia, vivimos al lado pero nunca nos juntamos. La paz sólo puede llegar si nos encontramos y nos escuchamos y tú me cuentas tu historia y yo te cuento mi historia. Entonces empezamos a encontrarnos. Esto es lo que afortunadamente sucede en vuestros pequeños grupos, en los que podemos hablar, decir nuestras cosas desde la parte más profunda de nosotros mismos, y yo te puedo revelar quién soy, y tú me revelas a mí quién eres tú. La paz sólo puede llegar si nos encontramos con personas y escuchamos a personas; pero estamos asustados y construimos los muros. La fuente, el origen de esos muros es el caos, porque tenemos miedo de pelearnos, porque tus certezas, en cierto modo, ponen en peligro mis certezas. Todos tenemos nuestras certezas, todos tenemos nuestra religión, nuestra cultura, nuestra clase, nuestra ideología..., y si escuchamos a los demás, va a afectar mi ideología, mis certezas, mi necesidad de sentir que soy el mejor.

Tener paz entre nosotros, y querernos..., para eso necesitamos ayuda, y en el corazón del mensaje de Jesús, yo te digo: ´ ama a tus enemigos, haz el bien a aquellos que te odian, habla bien de aquellos que hablan mal de ti y reza por aquellos que te aplastan...` ¡no es posible, no puedo amarlos! El enemigo es aquél que me pone en peligro, tengo miedo del enemigo, me protejo del enemigo... ¿cómo puedo amar al enemigo? Automáticamente si ves una piedra que te llega a la cabeza te defiendes y en el corazón del mensaje de Jesús dice: “ama a tu enemigo”. Así que, el descubrimiento de que tenemos que ser salvados, cuando nosotros comenzamos a tocar nuestro caos, cuando nos vamos dando cuenta de que hay tantas cosas que son imposibles, que no puedo amar a esta persona, entonces nos desanimamos y caemos en la culpabilidad, nos sentimos desanimados, y mucha gente joven está desanimada. Porque ¡mirad nuestro mundo!, ¿cuál es la esperanza de nuestro mundo?, ¿hay alguna esperanza?, ¿o sencillamente nos peleamos unos con otros y aceptamos la sociedad tal y como es?, ¿intentamos subir en la escala del poder frecuentemente pisoteando a los que son más pobres? Sencillamente... ¿el Evangelio no es más que una utopía, una esperanza para nuestro mundo? Mucha gente está desanimada, quizá puedan ir a misa los domingos, pero... ¿realmente hay alguna esperanza en ellos?, ¿podemos hacer algo por la justicia, por la paz, por el amor?

Hay un texto muy bello del profeta Ezequiel. No sé si conocéis al profeta Ezequiel; es un hombre fantástico, siempre muy excitado; veis a un hombre realmente inspirado, con sueños maravillosos. En inglés es la misma palabra para decir sueños, pero en francés hay dos palabras para decir sueños; una de las palabras significa: sueño que viene de Dios y tiene un significado real; mientras que la otra palabra no tiene ningún sentido, o durante la Biblia encontráis a muchas palabras viviendo sueños irreales. Y de hecho Platón, no sé si conocéis a Platón, es otro hombre muy interesante, en uno de sus libros pregunta porqué los demiurgos, los dioses, crearon el hígado, y ¿sabéis por qué dice que los dioses crearon el hígado? Es muy importante saberlo; dice: crearon el hígado para que las personas pudieran convertirse en profetas... ¿cuál es la relación entre el hígado y los profetas? Yo no sé si en España conocéis el queso Camembert, es un queso que huele mal, pero es muy cremoso, si coméis mucho, demasiado Camembert, tendréis sueños por la noche, porque el hígado crea nuevas imágenes y las envía al cerebro. Y Jesús dice que Jesús crea esas imágenes para enviar mensajes a las personas. Yo no sé si san José comió mucho Camembert, pero San José tuvo un número de sueños en los que Dios le enviaba mensajes. Es muy importante saber distinguir; quizá vosotros hayáis tenido mensajes en algún sueño, es importante estar atento a ciertos sueños.

De cualquier modo, voy a volver al profeta Ezequiel, porque Ezequiel tenía grandes sueños. En una ocasión tuvo un sueño en el que estaba en un valle lleno de huesos secos. Es casi una pesadilla ¿os podéis imaginar? Y Yahvé le dijo a Ezequiel: “hijo del hombre, ¿pueden vivir estos huesos?”. Ezequiel es muy prudente, la manera en la que él responde es: “Dios, sólo tú lo sabes”. Así que, si Dios os hace alguna pregunta, de la mejor manera que podéis responder es: “sólo tú lo sabes”. De cualquier modo, podéis encontrar esto en el capítulo 37 de Ezequiel; y Dios le dice a Ezequiel: “profetiza, profetiza sobre estos huesos muertos, secos” y los huesos empiezan a juntarse y empieza a aparecer carne sobre ellos; están allí pero no están viviendo, entonces Dios le vuelve a decir a decir a Ezequiel: “profetiza otra vez, profetiza más”. Y entonces de repente la mira, penetra en esta multitud de personas y de repente, todo este cúmulo de huesos se ha convertido en una gran multitud de personas que hablan... ¡eso es un sueño! Pero después de eso viene la interpretación del sueño, y a veces necesitamos ayuda para interpretar los sueños. Y aquí Dios interpreta un sueño, y esto es lo que dice: “Hijo del hombre, estos huesos son la casa completa de Israel, representan a todo el mundo en Israel, ¿qué pueden decir nuestros huesos, están secos? Nuestra esperanza está perdida y estamos separados de la tierra de los vivos”. Estas palabras fueron dichas seiscientos años antes del nacimiento de Jesús, ¿qué palabras oímos hoy?, ¿me siento seco dentro de mí?, ¿no tengo más esperanza? Sepárame de la tierra de los vivos... ¡es muy fuerte! Y hay mucha gente hoy en ese estado de desesperación... ¡no creen que pueden vivir, y que pueden dar vida! Están encerrados en una prisión interior, y entonces en Señor Dios dice: “yo abriré vuestras tumbas y os sacaré de vuestras tumbas ¡oh, mi gente! Os levantaré, os sacaré de vuestras tumbas y yo llevaré vuestro hogar a la tierra de Israel. Vosotros sabréis que yo soy el Señor cuando abra vuestras tumbas y os levante de vuestras tumbas ¡oh, mi pueblo! Y pondré el Espíritu sobre vosotros, y vosotros viviréis y os colocaré en vuestra propia tierra, entonces sabréis que yo soy el Señor...”. Os levantaré de vuestras tumbas, la tumba de la desesperación, la tumba del caos, la tumba del yo no puedo hacerlo, es imposible... ¡yo pondré el Espíritu en ti y tú vivirás!

Jesús vino seiscientos años después de Ezequiel y todas las promesas de Jesús son: “si tú me amas y mantienes mi palabra, yo le rezaré al Padre y Él os enviará al Paráclito, para estar contigo siempre, el Espíritu de la verdad...”. Esta es la promesa de Jesús; lo más importante del mensaje del Evangelio, se vuelve una promesa, una promesa de darnos el Espíritu, para ser renacidos, para ser capaces de hacer lo imposible, para hacer no lo que es posible para mí, sino lo que es posible para Dios. Vivir en comunidad es imposible, perdonar a las personas es imposible, convertirse realmente en amigo de una persona con deficiencia es imposible, amar a nuestros enemigos, descubrir el perdón, descubrir la violencia que hay en mí y no sentirse deprimido por ello, sino trabajar por ello para descubrir la ayuda adecuada. Todos tenemos violencia en nosotros, todos tenemos depresión en nosotros. ¿Estamos condenados a vivir esta violencia o a esconderla? La promesa de Jesús.

Espero que en este pequeño tiempo, corto que queda, porque nos vamos dentro de dos días, escuchéis esta promesa, pero no aquí en la cabeza, sino aquí abajo, en vuestro corazón. Esta promesa comienza cuando Jesús nos dice: eres importante para mí y te quiero. Es un poco como Jesús cuando entra en diálogo con la Samaritana; Jesús entra en diálogo con nosotros y nos promete: “si tú bebes el agua que yo te daré, esa agua se convertirá dentro de ti en un manantial del que brotará la vida eterna”. Esa es la promesa que Jesús le hace a la mujer de Samaria. Así que es importante que escuchéis a Jesús, y para escuchar, realmente necesitamos tiempo; escucho lo que dice Peluso, también escucho muchas de las cosas que decís..., ¡pero es importante escuchar a Jesús que nos habla! Estamos en un momento increíble de la historia de la humanidad, yo diría incluso, uno de los momentos más bellos de la historia de la humanidad, en el que puede haber un renacimiento en la paz, en el amor; un renacimiento de la Iglesia o si no, habrá catástrofes. Y a esta misión estamos llamados todos, a ocupar nuestro lugar, sea cual pueda ser ese sitio, y convertirnos en instrumentos de paz y convertirnos como Jesús en un rostro de compasión; o lo que quiere decir lo mismo, conviértete en un hombre y en una mujer de compasión, busca amar a las personas y ayuda a las personas a crecer, y ayúdales a descubrir quiénes son, la increíble belleza que existe en cada uno, también la capacidad increíble que cada uno tenemos para crecer. La gran esperanza de nuestro mundo es que nos volvamos hombres y mujeres de compasión, y que la Iglesia se convierta en el lugar para la compasión, no sólo el lugar del Señor, no solamente el lugar del dogma, sino el lugar de la compasión, de la amabilidad, de la bondad, de la transmisión de una fuerza. Así que, Dios nos puede llamar a que salgamos de nuestras tumbas, puede poner el Espíritu en todos nosotros para que nos volvamos realmente seres humanos que viven.

jueves, 11 de octubre de 2007

"Llamados para ser signo de esperanza" / Autor: Jean Vanier

em> Publicamos una de las reflexiones de Jean Vanier impartidas a una de las comunidades de Fe y Luz durante un retiro sobre el mismo tema. La primera de ellas está publicada en nuestro blog el día 5 de septiembre, la segunda el 14 de septiembre, la tercera el 19 de septiembre, la cuarta el 27 de septiembre y la quinta el 3 de octubre. Introduciendo el nombre de Jean Vanier en el buscador del blog os aparecerán todas, además de los artículos que citan al autor.

Uno de los momentos más conmovedores de la vida de Jesús que tuvo lugar en un comida muy especial lo podemos leer en el capítulo 13 de S. Juan. En medio de la comida, Jesús se levantó y empezó a quitarse los vestidos, y os podéis imaginar a todos los apóstoles diciendo: `pero este qué está haciendo ahora`. Jesús es algo que hace siempre ...; siempre hace algo que no esperamos, así que tiende a molestar siempre... Nos gusta tener nuestra vida bien ordenada, no nos gusta el desorden, Jesús siempre viene a traernos el desorden, porque no nos gusta el cambio, a los seres humanos nos gusta la rutina, nos gusta anticiparnos, saber lo que va a pasar sin probar, y queremos controlar, no nos gusta ser controlados, no nos gusta que nos molesten. Jesús entonces se quita la túnica que llevaba, no la túnica, el vestido que llevaba, debajo estaba la túnica; sabemos que el vestido que llevaba era un vestido sucio. Por qué digo esto: porque cuando leemos lo que sucedió en la cruz, cuando los soldados rasgaron sus vestiduras, se deshicieron del vestido..., y entonces se dice que cuando le quitaron la túnica, los soldados se la jugaron a ver quién se quedaba con la túnica, porque era una túnica preciosa, y estaba tejida desde arriba, de una sola pieza. Lo que los romanos normalmente hacían con las túnicas era cortarlas en cuatro con una espada y cada uno de los soldados se cogía uno de los trozos para limpiar el suelo. Jesús se quita las vestiduras y se queda con la túnica; la túnica es una especie de camisa larga que llega hasta las rodillas o hasta los tobillos, a veces con mangas, a veces sin mangas, y esto es algo anormal. Normalmente no tienen vestiduras simplemente llevaban la túnica. Así que Jesús coge una vasija, una palangana, la llena de agua, y se pone una toalla, y empieza a lavarle los pies a los discípulos. Pedro reacciona: “¿tú lavarme los pies?”, “no lo puedes entender ahora, ya lo entenderás más tarde...”, “no jamás me lavarás los pies”. Veis, Pedro tiene un sentido del orden.

Os hablé el otro día de la visión de la pirámide, arriba del todo está el hombre o la mujer con el poder, los privilegios, y según bajamos nos encontramos a los más débiles, los inmigrantes, personas con deficiencias, enfermos... Así que Pedro tiene una visión muy culturalmente humana; él debería lavar los pies al que está arriba, y alguien más bajo que Pedro le debiera lavar a él los pies, esta es la visión normal humana que existe en todos lados. El otro día os dije que Jesús vino a cambiar las pirámides por un cuerpo, en el que estamos todos juntos, en el que todos tenemos un lugar. Cada un tiene una misión, pero tenemos problemas con esa misión para creer que todos somos responsables de la Iglesia. Este es mi cuerpo, este es nuestro cuerpo, no se trata solamente del sacerdote, los obispos, el Papa, estamos juntos, cada uno con un papel diferente, cada uno con un ministerio diferente. Pablo va más allá y dice que aquellas partes del cuerpo que son las más débiles, las menos presentables, son necesarias para el cuerpo y deben ser honradas. Una misión extraordinaria la de Jesús, pero todos estamos formados por nuestra cultura y rápidamente decimos que el evangelio es una utopía... ¿cómo podemos amar a nuestros enemigos?, ¿cómo puede ser posible que me den en una mejilla y yo presente la otra...? Jesús nos está llevando hacia algo nuevo, de todo esto trata Fe y Luz, de crear un cuerpo, en el que las personas con una deficiencia son nuestros amigos, y estamos todos juntos, cada uno tenemos nuestro lugar, no hay ni una sola persona más importante, todos somos iguales, todos somos preciosos, cada uno de nosotros tiene un sitio diferente... Así que Pedro no es capaz de aceptar que Jesús se arrodille ante él; me pregunto qué haríamos nosotros si Jesús se nos apareciera y se arrodillara a nuestros pies, cómo seria nuestra reacción, que sucedería si Jesús se nos aparece allí donde vivimos y empieza a limpiarnos el suelo, cuál sería nuestra reacción... “No no, ve al salón y te llevaré algo de comida”. Es muy difícil para nosotros entrar en esa visión de Jesús; y Pedro dice: “No jamás me lavarás los pies”, y Jesús le mira y le dice: “si no te lavo los pies no formas parte de mi, no tienes nada que ver conmigo”. Quiere decir que no compartiremos más, quiere decir no serás ya mi amigo, no serás ya mi discípulo, es como decir: “ahí tienes la puerta, puedes irte...” ¡Muy fuerte! Si no puedo lavarte los pies no habrá más que decir y se acabó... Bueno, así que Pedro se asusta mucho. Es un hombre generoso, es un poco estúpido, pero es generoso, no quiere herir a Jesús, únicamente quiere afirmar que sabe que Él es más importante. Así que se asusta mucho cuando Jesús le dice que si no puede lavarle los pies, ahí tiene la puerta...; `no solo los pies sino la cabeza, las manos, dame una ducha si quieres...` Porque Pedro es un buen hombre, pero no comprende, todos somos buena gente, pero... ¿entendemos?

Hay una parábola muy hermosa que es muy importante para nosotros en Fe y Luz, que es la parábola del banquete de boda. El rey ha preparado el banquete de bodas para su hijo, todo está preparado, las hermanas han preparado toda la comida... (hay buen vino español, no es malo...) Los sirvientes salen fuera para invitar a todo el mundo; son buena gente los invitados, son gente bien inserta en la sociedad, pero dicen: “No, mi hija se está casando; no puedo ir, he comprado un par de bueyes y tengo que hacer que la yunta funcione; he comprado una tierra y tengo que construir...”; son todos buena gente, no son mala gente, son buena gente, pero no comprenden. Esto lo podéis leer en S. Lucas. El rey indica a sus sirvientes: `podéis ir por los caminos, por las autopistas, y traer a los tullidos, a los pobres, a los deficientes, a los ciegos...` Y todos empiezan a beber, ellos tienen demasiado tiempo, la gente que está bien insertada en la sociedad, no tienen tiempo suficiente. Es difícil entender la visión de Jesús, la visión del Evangelio, la visión de la paz.

Jesús lava los pies a los discípulos; me imagino que después de esa discusión entre Pedro y Jesús habría una especie de silencio eléctrico. Jesús les lava los pies y luego se sienta, y se vuelve a poner sus vestiduras sucias, viejas, y les dice: “¿Entendéis, comprendéis lo que he hecho? Me llamáis el Señor, el Maestro, y lo soy, y si yo el Señor y el Maestro os he lavado los pies, vosotros tenéis que lavaros los pies unos a otros, he hecho esto como un ejemplo para vosotros”. Es el único ejemplo en los evangelios en el que Jesús dice: “He hecho esto para daros ejemplo a vosotros; lo que yo he hecho contigo vosotros lo tenéis que hacer unos con otros”. Y entonces Jesús dice: `El sirviente no es menos importante que el maestro, y aquél que ha sido enviado no es menos importante que el que le ha enviado; si sabiendo esto lo hacéis, seréis bendecidos por Dios, encontrareis la Bendición y recibiréis la presencia de Dios`. Así que a mi me gustaría reflexionar con vosotros porqué Jesús hace esto. Creo que entendí esto un poco cuando estuve viviendo en un hogar con personas con deficiencia muy severa. Habíamos acogido a Eric; y Eric era ciego y sordo, con mucha angustia, no podía caminar, era un hombre muy pobre y muy pequeño que había vivido 16 años en un hospital psiquiátrico. Os decía esta mañana que el objeto principal de Fe y Luz era, es ayudar a la gente que tiene una imagen rota de sí misma, crear una imagen positiva de sí misma; aquellos que sienten que no son buenos, que descubran que sí son buenos...; esa es toda la pedagogía de Fe y Luz y de El Arca, ayudar a la gente a descubrir que son preciosos, ayudarles a descubrir que tienen valor, que por tanto pueden hacer cosas muy bellas.

Así que, como comunicarse con Eric, que no ve ni oye, así que el único modo de comunicarse con él es el tacto; el tacto es un sentido muy fundamental. Bañábamos a Eric todas las mañanas; yo encontraba que era muy importante para mi dar este baño y sostener a Eric en su pequeño cuerpo. Es muy importante tener paz cuando bañas a alguien, lo mencioné el otro día, porque transmites la paz a través de tus brazos o los nervios a través de tus brazos, y cuando lo estamos bañando lo que queremos es revelarle que es importante a través del tacto; el tacto es algo muy importante, cualquier madre lo sabe, el modo de abrazar, de coger al niño, cuando abrazas y sostienes a un niño le das seguridad, pero también por el modo en cómo le cogemos le revelamos que él o ella es importante. Así que hay un modo de tocar a las personas que revela algo, también hay maneras falsas de tocar, hay maneras de tocar en las que pretendemos atraer a las personas, puede haber una manera de tocar sexual que puede ser no necesariamente buena, porque intentamos poseer a alguien, pero tocar también es una revelación, porque tú también eres importante y valioso. Creo que cuando Jesús está arrodillado en el suelo, tocando el cuerpo de los discípulos, creo que está diciendo algo importante, particularmente porque al día siguiente estará muerto. Así que quizá también estará diciendo adiós, es el último momento en el que podrá tener un encuentro personal, y todo lo que hace Jesús es a través de encuentros personales. Vosotros sabéis que cuando yo hablo aquí no es una comunicación personal sencillamente, yo lanzó un mensaje para un grupo, pero lo que quiere Jesús es un encuentro personal. Podéis tocar el cuerpo de cada uno, es un gesto de comunión. En el evangelio de Juan no se habla para nada de la institución de la Eucaristía, en los otros tres evangelios sí se habla de la institución de la Eucaristía, y hay algo muy similar entre la eucaristía y el lavatorio de pies, los dos tienen que ver con el cuerpo..., lavar el cuerpo, dar el cuerpo, es un momento de comunión, es un momento de ternura...; en ambos momentos Jesús es humilde, y Jesús da su cuerpo para ser comido; es una humildad increíble, sabéis porqué Jesús da su cuerpo para que sea comido, es porque Él quiere vivir en mi, quiere vivir en cada uno de nosotros, para que nos volvamos como Él, para que tengamos compasión, perdón, así que Jesús inventa esa idea de transformar el pan en su cuerpo para revelar algo muy importante, que quiere vivir en nosotros, no solamente en el momento de la comunión, es un signo de que Él quiere vivir en mí todo el tiempo, vivir en cada uno de nosotros todo el tiempo, para que veamos el rostro verdadero de Dios; es un rostro de amor, no antes que nada el rostro del Señor, sino el rostro del amor y de la ternura, y de la compasión, esto es lo que hace Jesús cuando se arrodilla a sus pies.

Hay un suizo, que dice que la historia de la humanidad cambió cuando Jesús se arrodillo a los pies de los discípulos; así que Jesús nos habla de entrar en comunión a través de la humildad. ¿Sabéis? Cuando queréis a alguien mucho, queréis servir a esa persona, y si alguien me quiere mucho pues debe servirme, es un servicio mutuo, ayudarnos unos a otros, revelarnos unos a otros que somos importantes, de eso trata la amistad, y particularmente la amistad que es el amor. Eso es lo que hace Jesús, según se arrodilla y lava los pies, en el evangelio de Lucas y de Mateo, dice: “el Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir”, para que descubramos quién somos, qué es lo más importante en nosotros, y cómo podemos convertirnos en este mundo en un signo de paz. Es lo que leímos anoche en el evangelio, que si tú crees en mí, harás las mismas obras que yo he hecho, o incluso mayores obras. Eso es lo que quiere Jesús, que nos volvamos como Él, que traigamos amor y paz a este mundo. Pero también Jesús nos está diciendo algo sobre cómo podemos ejercer la autoridad...; podemos ejercer la autoridad desde arriba, diciéndole a la gente lo que debe hacer, o podemos ejercer la autoridad desde abajo, ayudando a la gente a ponerse de pie; así que no es controlar a la gente, sino ayudar a la gente a ser responsable. No es que no tengáis que ser obedientes, sino confiar en la gente para que puedan ponerse de pie. De esto trata Fe y Luz, ayudar a la gente a descubrir quiénes son, y ejercer la autoridad con humildad y amor.

Nunca es fácil ser padre, nunca me he casado, no tengo hijos, pero veo que no es difícil ser un padre con ........... He visto que es difícil ser un padre, madre, porque los niños exigen demasiados cuidados, y los padres no saben cómo cambiar tan rápidamente como ellos quieren, y a veces tratan a un niño de seis como si tuviera tres, y tratan a uno de diez como si tuviera seis, y tratan a uno de quince como si tuviera doce... Tienen problemas en cambiar, durante las primeras semanas los padres son perfectos, porque responden al grito del bebé, los problemas vienen después porque no saben cómo volver atrás. Yo no os voy a contar lo que hay que hacer, vosotros sabéis lo que hay que hacer, así que hacerlo, si no lo hacéis, bueno no lo hagáis, pero estaréis tristes si no lo hacéis..., pero es vuestro problema... Porque toda la cuestión de la educación trata de despertar la conciencia interna de cada persona, debéis decidir, por eso es tan difícil para los padres de una persona con discapacidad. Cualquier forma de educación es difícil y la educación de personas con un deficiencia es todavía más difícil, porque no hay un libro de reglas claro. Así que los padres tenderán a poseer más y les asustará dejarles ir, porque ellos son los únicos que saben. A veces podéis tener problema en Fe y Luz porque a veces los padres no dejan salir a sus hijos o a sus hijas; pero también sucede con nosotros, tampoco sabemos cómo ejercer la autoridad, nunca es fácil ser el líder de la comunidad, porque siempre se trata de ayudar a la gente a crecer, y confiar en la gente, y a veces la gente no llega a tiempo o la gente joven no aparece, pero bueno así son las cosas. Cómo ayudar a la gente a que se convierta en responsable, de eso se trata, ayudar a todos en la comunidad a ser responsables, pero para eso necesitamos tiempo, mucho diálogo, debemos hablar, tenemos que hablar de ello..., qué quieres al venir a Fe y Luz, cómo puedes ser llamado a ser más responsable. Quizá nos asusta la responsabilidad; Jesús nos está diciendo algo sobre la autoridad, nos guste o no todos nosotros ejercemos la autoridad en algún lugar, la autoridad de un sacerdote, de un padre, de un doctor, todos ejercemos la autoridad; la autoridad es algo muy bello, se trata de ayudar a la gente a crecer, no decirles lo que hay que hacer, sino ayudarles a crecer , a que se vuelvan más humanos, más amantes, y eso significa hablar.

El otro día estaba compartiendo con una pareja y me contaba que su hija de dieciocho años les estaba planteando muchos problemas de dinero... `Esta es la cantidad de dinero que gano, esto es lo que me lleva el alquiler, esto es lo que me cuesta el coche y solamente me queda esto, así que, qué vamos a hacer...` Por qué no podemos hablar; normalmente el dinero suele ser un tabú, nadie habla de ello, sobre los sueldos y esas cosas, pero si quieres que tu hija no esté infeliz, habla con ella sobre el dinero, vamos a dialogar sobre ello. ¿Sabéis? A veces no queremos encontrarnos y no queremos hablar, ayudamos a la gente a ser responsables cuando hablamos y compartimos... ¡por eso los grupos pequeños son importantes!

El otro día en el encuentro con los responsables, les pregunté a los responsables: “¿tenéis algún sacerdote en vuestro grupo?”, y les dije : “A menudo los sacerdotes hablan demasiado...” No sucede en España, pero en algunos grupos hablan mucho y no suelen hablar de sus problemas, hablan sobre ideas, y en el fondo son igual que tú y que yo, todos somos seres humanos, todos tenemos nuestros problemas, hablemos sobre ellos, hablemos desde nuestro corazón...; así es como podemos ayudar a la gente a ser responsables, porque todos somos lo mismo, no hay una gente mejor que otra, no hay gente que siga a Jesús mejor que otra, todos somos gente pobre, todos necesitamos a Dios, todos tenemos problemas interiores de depresión, violencia y de muchas cosas más, y hablemos de ello, ayudémonos unos a otros a crecer, ejercitar la responsabilidad es ayudar a la gente a crecer, a volverse responsable de sus vidas..., de eso trata Fe y Luz.

Así que Jesús se arrodilla a los pies de sus discípulos y nos dice cómo ejercer la autoridad; nos está diciendo algo sobre la humildad: no estar por encima de la gente, sino con la gente, estamos juntos, nos necesitamos, construimos juntos la comunidad. Jesús nos está hablando por lo tanto de algo, pero también nos habla del perdón; el agua en la tradición bíblica es la vida, pero también es la purificación; siempre tiene que ver con limpiar, todos necesitamos que nos limpien. Ayer por la tarde os hablé sobre la culpa, cómo somos todos paralizados por la culpa, porque no sabemos amar como debiéramos, no sabemos vivir el mensaje del evangelio como debiéramos, no sabemos cómo rezar, no sabemos cómo entrar en comunicación con Jesús...; así que siempre estamos llenos de la sensación de: “no hago nada bien”. Y lo que está en el corazón de nuestras personas con discapacidad está también en el corazón de todos nosotros: “No soy bueno”, “no sé como hacerlo...”. Y entonces nos escondemos de los demás, porque necesitamos ser perdonados; ser limpiados significa también ser liberados de toda la suciedad. ¿Sabéis? En algunas culturas el pie es el símbolo de la sexualidad y todos necesitamos ser curados en ese aspecto, porque la sexualidad es un gran misterio para el ser humano; no sabemos cómo vivir nuestra sexualidad, es nuestra afectividad, nuestra afectividad está rota, no sabemos cómo amar, no sabemos cómo integrar nuestra sexualidad, así que necesitamos ser purificados. Más tarde vamos a tener un momento de reconciliación, que tratará sobre la purificación y tirar abajo esas barreras que nos impiden encontrarnos con Dios. Todos necesitamos ser purificados, pero también cuando Jesús lava los pies a los discípulos nos está diciendo algo también muy importante, que Dios no está arriba en los cielos, está abajo, muy abajo, en aquellos que son pobres y débiles.

El otro día hablamos de la mujer samaritana. Aquí de nuevo Jesús está abajo, la mujer samaritana estaba de pie; así que no os sorprendáis si en alguna ocasión Jesús os habla desde abajo, diciendo: `te necesito, necesito tu ayuda y quiero lavarte los pies, quiero servirte...` Para descubrir una visión nueva de Dios, para descubrir que el Todopoderoso está a veces indefenso, y eso es un misterio, está indefenso en el sentido de que depende de nosotros...; el Todopoderoso a veces no tiene ningún poder delante de nuestra libertad, porque Jesús no quiere imponernos, no quiere violar nuestra libertad, quiere que nos convirtamos en líderes, y en la medida en que nos hacemos libres nos arrodillemos ante la gente. Así que ellos también se vuelven libres, y entramos en un verdadero movimiento de liberar a la gente, ayudar a la gente a conocer el bien y descubrir lo bellos que son y las cosas bonitas que pueden hacer. Así que si estamos hoy aquí es para que nos lavemos unos a otros los pies, y... ¿por qué?, porque Jesús nos lo dice, no es la razón, es un locura.

Hace unos años fui al Consejo Mundial de Iglesia. Me pidieron que hablara a todos los representantes de todas las Iglesias; había doscientos veinte representantes de diferentes Iglesias y yo hablé del lavatorio de los pies. Algunos de ellos se excitaron terriblemente, pero lo hicimos y todavía recuerdo a un obispo ortodoxo, lavándole los pies a una mujer americana baptista. Si sabéis algo sobre los obispos ortodoxos y las mujeres americanas baptistas os daréis cuenta de que era una imagen muy especial. Tenemos que hacer gestos, no sólo palabras; y Jesús nos está pidiendo que nos sirvamos los unos a los otros, tales como somos, con tus deficiencias y con tu belleza, con tus problemas... ¡estamos aquí para servirnos unos a otros! Por supuesto, lo que hacemos en el grupo es simbólico; algunos de nosotros no nos volveremos a encontrar en bastante tiempo, así que lavarnos los pies unos a otros es un símbolo, pero también está revelando un deseo, un deseo de que crezcamos en el sentido del servicio, del amor y de la compasión.

Así que, como os digo, cuando lavemos los pies a la persona que está a nuestra derecha, será un símbolo del perdón para aquellos a los que estáis llamados a perdonar, y el deseo de perdonar y de ser perdonado cuando hiero a las personas. Los símbolos son muy importantes, no podéis decir: “Bueno, lo importante es el servicio, no que nos lavemos los pies...” Estáis totalmente equivocados... ¡estar con Jesús y vivir en Jesús! eso es lo importante. El simbolismo del pan es importante pero no es lo más importante, lo más importante es que Jesús vive en mi; como el agua del bautismo, es también una limpieza, es un símbolo, es un símbolo que también es fuente de gracia.

Así que ahora cuando nos juntemos para lavarnos los pies, en primer lugar vamos a recordar algo, vamos a recordar lo que Jesús ha hecho por nosotros. En algún momento nos ha dicho: `hago esto por ti como un ejemplo`. Así que nos está recordando algo muy importante: cuando nos lavemos los pies unos a otros, pediremos la gracia para ser como Jesús. San Bernardo dice que el lavatorio de los pies es un sacramento; bueno para San Bernardo había muchas cosas que eran sacramento, pero lo que está diciendo es que es una fuente de gracia, es un lugar donde se da la presencia de Dios.

Así que, lo que vamos a hacer es algo importante, y en algún lugar estamos diciendo que queremos servirnos unos a otros; de algún modo queremos volvernos como Jesús. Todavía hay muchos bloqueos en mí, bloqueos en todos nosotros, un montón de cosas que necesito purificar, muchas cosas que todos necesitamos purificar, pero quiero crecer, necesito crecer, crecer en ese sentido del servicio, del amor y de la compasión. Así que para todos nosotros espero que signifique lo mismo, que exprese un deseo de ir más allá, más profundamente. Muchos de vosotros ya habéis vivido algún lavatorio de pies porque lo hacemos con frecuencia en nuestras comunidades de Fe y Luz, como lo hacemos también en el Arca, pero quiero recordaros lo que hacemos. Cuando yo termine de hablar podemos cerrar el círculo, porque ahora lo habéis abierto para poder mirarme cuando hablaba; entonces el responsable o alguno de cada grupo va a leer el texto de San Juan que está en el librito; yo lo he citado de memoria, pero el texto exacto lo tenéis en el librito. Os pido que os aprendáis cuando podáis el Evangelio de memoria porque son buenas noticias, meterlas en el corazón, no solo aprenderlas de memoria sino meterlas en el corazón, entonces empezaremos a vivir desde la palabra de Dios. Así que una vez que el responsable o uno de cada grupo haya leído el texto, lavaremos los pies de la persona que está al lado; tomaros tiempo, hacerlo como Jesús lo hizo...: con amor, con ternura. Una vez halláis lavado los pies, los secáis, los dos pies, no sólo uno; a veces esto lo veo en el Jueves Santo, con todos los niños pequeños que van a misa, las madres les han lavado los pies diez veces y los calcetines están limpios, sin agujeros y solamente se lavan un pie, no entiendo porqué, pero ese es otro problema... Cuando lavéis los pies a la persona que está a vuestra derecha, la persona a la que se le han lavado los pies pone sus manos sobre vuestra cabeza y tiene un momento de comunión, de mutualidad, de gratitud, con un sentido de que estamos juntos...; y entonces la persona que lavó los pies se sienta, y la persona a la que le han lavado los pies lava los pies a quien tiene a su derecha, y así completamos todo el círculo. Cuando hayamos completado todo el proceso, compartiréis juntos: qué te ha conmovido, qué es importante para mi... Estar juntos unos pocos minutos, no mucho tiempo, diez o quince minutos en total; después de eso todos saldremos en procesión a la capilla grande, y tendremos una cruz, y los sacerdotes irán detrás de la cruz e iremos a la capilla grande. Allí tendremos un periodo de reflexión y oración; estarán los sacerdotes para los que quieran tener unas palabras.....