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Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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miércoles, 4 de marzo de 2020

¿Cómo rezar? Responde el P. Jesús Higueras

Camino Católico.- ¿Cómo rezar? A esta cuestión responde en profundidad el padre Jesús Higueras, párroco de Santa María de Caná de Pozuelo de Alarcón, en el vídeo de Mater Mundi TV.
El padre Jesús Higueras nos explica que Jesús madrugaba todas las mañanas antes de que saliera el sol y rezaba. Hablaba con el Padre Dios. «De hecho él dice a los discípulos: rezad para no caer en la tentación», dice.
Uno puede pensar que la propia Iglesia habla mucho de la oración pero hay que personas que se pueden preguntar, ¿cómo hacer oración? «Hay gente que se sienta delante de un crucifijo o de un sagrario y dicen que se aburren. Tenemos que tener muy claro que la oración es un diálogo, igual que yo ahora estoy hablando contigo, puedo también hablar con Dios».
Un diálogo que además se compone de dos elementos: la escucha y de un querer responder a alguna cuestión que tengas en tu corazón. «Por ello, la oración desde el principio, desde que existe la humanidad, porque la oración no es un fenómeno cristiano, es una comunicación con la divinidad, lo que pasa que los cristianos hablamos con la divinidad a través de Jesús, en la carne de Jesús, en la humanidad de Jesús, encontramos un interlocutor que nos lleva al Padre. Él mismo es la Palabra y que nos da el Espíritu Santo», explica el padre Jesús Higueras.
Pero como no queremos sólo teorizar, ¿cómo se hace oración? Lo más importante de todo es encontrar tiempo. «Estamos tan ocupados, tenemos tantas cosas que hacer que a veces debemos plantearnos, ¿Tengo cinco minutos para Dios?».

sábado, 3 de abril de 2021

Palabra de Vida 3/4/2021: Sepultura del Señor / Por P. Jesús Higueras


 Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 3 de abril del 2021, Sábado Santo, Semana Santa, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual hoy comenta que la iglesia guarda un silencio absoluto, puesto que no hay ninguna celebración litúrgica, no hay misas y por tanto no hay evangelio para meditar. El P. Jesús Higueras habla de la Sepultura del Señor y el silencio que se guarda el Sábado Santo para meditar el dolor de la muerte de Cristo y también es un día para acompañar la soledad de la Virgen María.




domingo, 26 de marzo de 2023

Palabra de Vida 26/3/2023: «Yo soy la resurrección y la vida» / Por P. Jesús Higueras

 


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 26 de marzo del 2023, domingo de la 5ª semana de Cuaresma, presentado por el padre Jesús Higueras en el que se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 11, 1-45:

En aquel tiempo, había caído enfermo un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús, diciendo:

«Señor, el que tú amas está enfermo».

Jesús, al oírlo, dijo:

«Esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba.

Sólo entonces dijo a sus discípulos:

«Vamos otra vez a Judea».

Lo discípulos le replicaron:

«Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver de nuevo allí?».

Jesús contestó:

«¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche tropieza, porque la luz no está en él».

Dicho esto, añadió:

«Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo».

Entonces le dijeron sus discípulos:

«Señor, si duerme, se salvará».

Jesús se refiere a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural.

Entonces Jesús les replicó claramente:

«Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su encuentro».

Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos:

«Vamos también nosotros y muramos con él».

Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos quince estadios; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedo en casa. Y dijo Marta a Jesús;

«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».

Jesús le dijo:

«Tu hermano resucitará».

Marta respondió:

«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».

Jesús le dijo:

«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mi, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».

Ella le contestó:

«Si, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja:

«El Maestro está ahí y te llama».

Apenas lo oyó se levantó y salió adonde estaba él, porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole:

«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano».

Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió en su espíritu, se estremeció y preguntó:

«¿Dónde lo habéis enterrado?».

Le contestaron:

«Señor, ven a verlo».

Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:

«¡Cómo lo quería!».

Pero algunos dijeron:

«Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que este muriera?».

Jesús, conmovido de nuevo en su interior, llegó a la tumba.

Era una cavidad cubierta con una losa. Dijo Jesús:

«Quitad la losa».

Marta, la hermana del muerto, le dijo:

«Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días».

Jesús le replico:

«¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?».

Entonces quitaron la losa.

Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:

«Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».

Y dicho esto, gritó con voz potente:

«Lázaro, sal afuera».

El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:

«Desatadlo y dejadlo andar».

Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.


domingo, 5 de mayo de 2019

Palabra de Vida 5/5/19: «Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV  del 5 de mayo de 2019, domingo de la 3ª semana de Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 21, 1 – 19:
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo; Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Le dice él:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Le dice Jesús:
«Apacienta mis corderos».
Vuelve a decirle por segunda vez:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Le dice él:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Le dice Jesús:
«Apacienta mis ovejas».
Le dice por tercera vez:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez:
«¿Me quieres?»
y le dijo:
«Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero».
Le dice Jesús:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras».
Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme»

jueves, 24 de enero de 2008

Quiero ver a Jesús / Autor: P. Jesús Higueras

Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbolb junto al cual tenía que pasar Jesús. Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo:
–Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.
Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor:
–Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús le dijo:
–Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.
Lc 19, 1-10

Siempre me ha costado levantarme por las mañanas, siempre, excepto en algunas ocasiones especiales, en las que hay un plan interesantísimo para ese día. Entonces no me cuesta nada, y me pongo en pie casi sin despertador. Esto creo que nos pasa a todos: cuando algo nos importa mucho, no escatimamos los medios y los esfuerzos para llevarlo a cabo.

Así le sucedió a Zaqueo, el protagonista del Evangelio: tenía tanto interés en ver a Jesús, que intentaba distinguirlo ante el gentío, e incluso, sin miedo al ridículo, como un niño pequeño, se subió a un árbol, recordando tal vez su infancia y olvidando los achaques de su edad. Y este gesto conmovió a Jesús y provocó una intervención especial de Dios en su vida.

Ya me gustaría que el mismo deseo que tuvo Zaqueo por ver al Señor, lo tuviera yo y lo tuvieran tantos cristianos que tal vez hemos dejado que se nos meta la rutina y el “acostumbramiento” en las cosas de Dios. “Quiero ver a Jesús”, debería ser la exclamación interior de cada cristiano cuando se dirige a la Santa Misa, o cuando va a orar en su interior, o cuando va a socorrer a un necesitado. Porque ver a Jesús en el cada día, en cada persona, en cada acontecimiento, es una meta que puede ilusionarnos y volver a llenar de sentido nuestras jornadas grises y monótonas. Y Jesús claro que se deja ver, claro que se conmueve con los atrevimientos y los esfuerzos que la gente de buena voluntad hace por encontrarle. Pero hay que insistir. Zaqueo no se rindió a la primera, no le importó la opinión de los demás ni el sentido del ridículo. Cuántas voces nos dicen: ¡no luches más! ¡Dios no te oye! ¡No va a actuar en tu vida! ¡Es inútil que te esfuerces! Y hay que decirles a todas esas voces agoreras que no es verdad. Que Dios se sigue conmoviendo contigo y con tu ilusión por verle. Que Dios tiene sed de que tengas sed de Él. Lo hemos oído muchas veces: “El santo no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta de sus caídas”. Y yo tengo que levantarme cada día de mis cansancios, de mis desilusiones; y el único que puede hacerlo es el Espíritu Santo, que puede poner en mi alma el deseo de ver a Jesús.

El enemigo del alma siempre intentará provocar en ti la desesperanza, y como consecuencia de ésta, la indiferencia, de tal modo que tu vida parezca que está como tierra abrasada. Pero esta tierra tuya vuelve a germinar con la presencia del Espíritu de Dios, el gran Renovador de todo.

Si no tuviéramos cada día una renovación interior de nuestros sueños y deseos, caeríamos en ese pecado de la indiferencia ante la vida y sobre todo ante Dios. Por eso necesitamos al “Renovador” del interior, y hay que pedirle con insistencia: ¡Que nunca me canse de soñar, de esperar!.

Llegará el día en que Jesús, como a Zaqueo, te diga: “Baja, porque hoy quiero hospedarme en tu casa”. Y a Jesús no le importa que seas pecador o que tu vida sea de pecado. Se conmueve ante tu situación y quiere sanarla y salvarte. Basta con que tengas un poco de interés por Él. Pídeselo.

viernes, 5 de abril de 2013

Palabra de Vida 5/4/2013: «Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado» / Por P. Jesús Higueras

(13 TV/ Camino Católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 5 de abril de 2013, viernes de la Octavade Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 21, 1-14
«Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado»
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: - «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: - «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.
Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: - «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: - «No.»
Él les dice: - «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: - «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: - «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: - «Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

viernes, 14 de abril de 2023

Palabra de Vida 14/4/2023: «Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico
.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de abril del 2023, viernes de la Octava de Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras en el que se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 21, 1-14:

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:

«Me voy a pescar».

Ellos contestan:

«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:

«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:

«No».

Él les dice:

«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:

«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice:

«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.

Jesús les dice:

«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.

Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

martes, 12 de abril de 2022

Palabra de Vida 12/4/2022: «Uno de vosotros me va a entregar» / Por P. Jesús Higueras


 Camino Católico. Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 12 de abril del 2022, Martes Santo, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 13, 21-33. 36-38:

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:

«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.

Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:

«Señor, ¿quién es?».

Le contestó Jesús:

«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:

«Lo que vas a hacer, hazlo pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús:

«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:

“Donde yo voy, vosotros no podéis ir”».

Simón Pedro le dijo:

«Señor, ¿a dónde vas?».

Jesús le respondió:

«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».

Pedro replicó:

«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».

Jesús le contestó:

«¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

martes, 4 de abril de 2023

Palabra de Vida 4/4/2023: «Uno de vosotros me va a entregar...» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico
.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 4 de abril del 2023, martes Santo, Semana Santa, presentado por el padre Jesús Higueras en el que se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 13, 21-33.36-38:

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:

«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.

Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:

«Señor, ¿quién es?».

Le contestó Jesús:

«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».

Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:

«Lo que vas hacer, hazlo pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús:

«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:

«Donde yo voy, vosotros no podéis ir»»

Simón Pedro le dijo:

«Señor, ¿a dónde vas?».

Jesús le respondió:

«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».

Pedro replicó:

«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».

Jesús le contestó:

«¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

domingo, 1 de mayo de 2022

Palabra de Vida 1/5/2022: «Jesús se acerca, toma el pan y se lo da» / Por P. Jesús Higueras

 


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 1 de mayo del 2022, domingo de la 3ª semana de Pascua, presentado por el padre Jesús Higueras en el que se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 21, 1-14:

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo; Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:

«Me voy a pescar».

Ellos contestan:

«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:

«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:

«No».

Él les dice:

«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:

«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.

Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.

Jesús les dice:

«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.

Jesús les dice:

«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.