* «En esa iglesia vacía encontré por primera vez un silencio muy distinto al que estaba acostumbrado. Normalmente, ese silencio me decía: ‘No hay nadie, nadie me responde’. Pero esta vez el silencio me decía: ‘Estoy aquí y te escucho’»
Conchi Vaquero pertenece también al grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta meditación, el 23 de noviembre de 2009.
* “He recuperado la fe gracias a una gran confesión, a un cambio radical de vida. Yo puedo decir de mi conversión que es una palabra ¡enorme! Pero después, cada día, uno tiene que convertirse, tiene que decir: sí, Jesucristo, yo te amo, te quiero seguir; porque la tentación está siempre ahí”
* “Un converso o conversa es muy amado o muy detestado, porque no es sólo la prueba de que Dios existe, sino de que continúa actuando hoy, en este mundo, donde hay aborto, clonación, matrimonio homosexual, eutanasia. Eso es nuestra fe: un gran encuentro de amor”
* «Una crisis laboral, el agudizamiento del complejo paterno, la sombra del suicidio y sobre todo, la constatación de que el camino budista era un camino sin esperanza, sin recompensa, heroico a veces –sí, en casos especiales- pero solitario siempre, frío y sin alma; hicieron que me reconciliara con la imagen de mi padre en principio y por lo tanto, con el Padre Eterno a continuación. Fui a catecismo durante 8 meses e hice mi primera comunión a los 37 años…»
Leer más...* «Y desde entonces, mi angustia inveterada tiene un consuelo y un acompañante en el Jesús orando en el huerto, mi narcisismo tiene un llamado a la conversión diaria a través de la vida de sacramentos, mi sensualidad punzante tiene al fin delante el faro de la pureza y la mirada limpia, mi tan preciada libertad -de la que sin excepción coseché únicamente pecado- tiene como antídoto la obediencia de la Santísima Virgen María, mi sin sentido existencial se transformó cuando me asumí creatura de Dios y me inserté en la historia de salvación, mi autoestima tiene al fin la tranquilidad de saber que el Señor -en principio- nos ama así como somos: por cojos, por ciegos, por leprosos, por inválidos, por posesos, por usureros, y que desde ahí nos llama a la gracia, a la santidad y a la evangelización. Y sobre todo, mi miedo a morir, ese por el que toda mi vida me comporté como el mundo quería que fuera, tiene en Dios la fortaleza de dejar de ser miedo y sencillamente de aspirar a ser discípulo de Jesús de Nazaret»
«El Papa Francisco me ha confortado y ha dado un sentido nuevo a la poca sangre que he dado por Cristo»
«En La Guaira me llaman el milagro de Dios, pero yo prefiero pensar que soy un predilecto de Dios. Prueba de ello ha sido la Misa que he podido concelebrar esta mañana con el Papa Francisco»
* «Hice un Cursillo de Cristiandad. Allí experimente que Dios es amor, que Jesucristo había muerto por mí, y que ha resucitado»
* «Ante Jesucristo expuesto se me ocurrió preguntarle: ¿Qué quieres de mí? Y como si estuviera escrito en la pared del fondo de aquella capilla en la que estaba, vi: Sacerdote»