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miércoles, 16 de julio de 2008

Solicito, con urgencia, 1400 niños no deseados / Autora: Lucrecia R.de Planas


Hace aproximadamente un año, cuando se acababa de declarar legal el aborto en México, lanzamos desde Catholic.net una Campaña a la que llamamos “Baby Match” o “No lo mates, dámelo a mí” http://www.nolomates.catholic.net

El objetivo de la campaña era hacer un “match” uniendo niños no deseados con matrimonios deseosos de acogerlos. Pues bien, a lo largo de este año han llegado cerca de 70 mujeres que no querían a su bebé, y han sido atendidas por los Centros de ayuda que también se han registrado. Eso ha sido bueno, porque ninguna de ellas ha abortado y todas han querido conservar a su bebé. Por ese lado ha estado muy bien (Dios ha de estar contento), pero... por el otro, es triste pensar que no hemos logrado ni un solo “match”.

En un año se han inscrito más de 1400 matrimonios que están deseosos de acoger a un chiquito y... ¡no hemos podido darles ninguno! Vean los testimonios dando click aquí: matrimonios hermosos, familias fabulosas... de todas las edades, de todos los países, con muchos hijos o con ninguno, todos en espera de recibir a un bebé que otros no quieran tener. Pero... ¡no llegan los bebés! ¿No dice la prensa que hay miles de hijos no deseados? ¿Será acaso que realmente no existen tantas mujeres que quieren abortar? ¿Será que los orfanatorios del mundo están vacíos? ¿O será que las leyes son tan raras que es más fácil matar a un bebé que adoptarlo o darlo en adopción?

Me decidí a escribirles para pedir su ayuda. ¿Conocen a alguien que no quiera a su bebé? ¿Conocen a algún niño huérfano o abandonado? Por favor, mándenlos acá, que se registren en http://nolomates.catholic.net pues tenemos a muchos papás que los quieren acoger, educar y amar. Ustedes mismos pueden conocerlos haciendo click en http://nolomates.catholic.net/matrimonios.php

Son sólo 1400 niños no deseados los que necesito... ¿me ayudan a encontrarlos?

Dios los bendiga.

Nuestro hijo tiene daños, pero él no es un daño: Precisan padres de no nacido austriaco

VIENA, (ACI).- Emil Karg, un bebé que nacerá con una malformación conocida como "espalda abierta", ha sido declarado por las leyes de su país como un "daño total". Sus padres aseguran que su hijo "tiene daños, pero él no es un daño", y esperan que nazca en tres semanas, oponiéndose al deseo de algunos de abortarlo incluso el mismo día de su alumbramiento.

Según el sitio web Vorarlberg Online (VOL), los esposos residentes en Vorarlberg al oeste de Austria, se presentaron el jueves a una conferencia de prensa, junto con el ginecólogo Peter Schwärzler y el abogado Paul Sutterlüty, para anunciar que realizarán una queja a la República Austriaca mediante una acción declaratoria a favor del derecho de Emil al honor y cuidado de su dignidad como ser humano, así como a la no discriminación y la igualdad de trato a pesar de su discapacidad.

La Corte Suprema de Austria declaró recientemente lícito el aborto hasta el nacimiento de niños con severa discapacidad. Sin embargo muchos son los que se oponen a esta ley. "Solo queremos evidenciar que un niño no puede ser un error", afirmaron Sabine y Andreas Karg ante los periodistas. "Nosotros vamos a recibirlo (a Emil) tal y como es", añadieron.

Dios transformó a mi esposo y nuestro matrimonio / Autora: Heily Estrella.

(Despertar Carismático) La obra de Dios es tan perfecta que no hace nada incompleto, esta prueba sirvió para que Dios transformara a mi esposo.

Hace un año y medio yo participe en el Seminario de Vida en el Espíritu de un grupo de la Renovación Carismática Católica. Cuando fui tenía tres meses de embarazo. Al regresar a mi casa mi esposo me decía que estaba loca. Porque no era la misma, ya que Dios había tocado mi vida.

Antes de asistir al seminario de vida, yo era una católica tradicional, iba a la iglesia de vez en cuando. Lo mismo mi esposo. La experiencia vivida en el retiro, me cambio totalmente y las cosas que hacia antes ya no me llenaban. Pero mi esposo no lo entendía.

Entonces comencé a pedirle a Dios que cambiara a mi esposo. Le suplicaba que me diera un esposo nuevo.

El iba a la iglesia y sentía que el Señor lo tocaba y le hablaba a su corazón, pero no cambiaba. El era un buen esposo, trabajaba y cuidaba de nosotros. De un momento a otro comenzó a juntarse con un amigo, de un ambiente no muy bueno. Yo le decía que se alejara de el que no le convenía. Pero no me hacia caso.

Al amigo de mi esposo le gustaba mucho el dinero y pensó en conseguirlo de una manera fácil. Ya que a mi esposo nunca le gusto trabajar en eso; lo convenció para que lo acompañara. Mi esposo pensó que no estaba haciendo nada malo con solo acompañarlo.

Al siguiente día, mi esposo no daba señales de vida. Yo estaba preocupada porque no había llamado, ni había venido a dormir a la casa. Algo que nunca había hecho.

Recibí una llamada, era él diciéndome que estaba preso. Que era algo serio y que no saldría libre bajo fianza. Que podrían darle una condena de 30 años. Cuando supe esto le reclame a Dios. ¿Porque a nosotros si tu quieres que el venga a tus pies? Yo me cuestionaba ya que él no trabajaba en nada malo. Sentía que el mundo se me venia encima, pensaba que me iba a morir.

Entonces unos hermanos oraron por mí y Dios me regalo fe. El Señor me dio la fuerza y me levanto para que yo ayudara a mi esposo a salir de esto. Mi fe se incrementaba y tenía una confianza plena en Dios. De esta manera le pude ayudar emocionalmente a mi esposo. Era una batalla bien difícil. Pero a pesar de estar preso mi esposo sentía como Dios estaba con el.

Entonces un lunes cuando asistí al grupo de oración, pidiendo a Dios por mi esposo. El Señor comunico una palabra de conocimiento a través de un hermano la cual era que “un familiar que se encuentra preso saldrá libre en 2 semanas”. La palabra de conocimiento es un carisma ordinario profético, que todos tenemos por el don del bautismo, y que consiste en anunciar lo que el Señor hace o realizará en determinadas personas.

Yo no dude ni un instante que ese era mi esposo. En el momento que tenemos para dar gracias en al asamblea, me levante y en fe le di gracias a Dios por lo que El haría con mi esposo.

Esto para los hombres era algo absurdo e imposible de suceder. El abogado de mi esposo no me daba esperanzas y decía que no podía hacer nada por él. Incluso durante esa semana, todos me decían que era imposible que saliera de la cárcel sin pasar muchos años pagando la condena.

Pero yo pensaba si Dios esta conmigo quien contra mi. Pero Dios que es más grande que cualquier juez, cumplió su palabra. A mi esposo lo dejaron libre 2 semanas después que el Señor comunicó la palabra de conocimiento.

Jesús le regalo la libertad a mi esposo. A mi me dio un esposo nuevo, tal como se lo pedía. El Señor toco de una manera tan especial a mi esposo, que el ya no quiere volver a vivir la vida pasada. Se ha entregado totalmente a Dios. Incluso no estábamos casados por la iglesia y cuando el regreso nos casamos y bautizamos a nuestro hijo. También participó en el Seminario de Vida en el Espíritu.

Doy gracias a Dios que aunque la batalla fue dura y difícil , Él nos transformó con su gracia.

Testimonio: "Jesús me rescató del pozo en el que me ahogó el alcohol " / Autor: José Antonio Godina

José Antonio Godina, autor de este testimonio, a la izquierda de la imagen, junto al padre Jaime Burke O.P., el pasado mes de marzo en Cornellá de Llobregat

Hace unos 18 años mi vida dependía única y exclusivamente del alcohol. Tenía un buen empleo, una familia y no me daba cuenta de que cada día necesitaba beber más para desarrollar mi trabajo. Lo que empezó como eso que llaman “bebida social”, terminó haciéndome esclavo de la barra de los bares.

Me parecía que si dejaba de beber sería incapaz de hacer las cosas más sencillas, que la vida no tendría ningún sentido y que aquello de tomar copas era parte consustancial a mi existencia.

La convivencia matrimonial se fue deteriorando, no en un día, si no a lo largo de interminables meses; la falta de respeto a la vida familiar, mis continuas discusiones y mis borracheras hacían de mi hogar un verdadero infierno.

Trabajaba como jefe de área en una multinacional y mi tarea consistía en hacer visitas en el ámbito de gerencia. Naturalmente mis jefes se dieron cuenta de mi progresiva dependencia a la bebida y no tuvieron más remedio que cesarme en el puesto de trabajo. Yo, como casi todos los que beben en demasía, no me enteraba de la triste impresión que producía en los demás. Al poco tiempo me abandonó mi esposa.

Durante un año estuve dando tumbos, emborrachándome de buena mañana y llegando a la noche en condiciones deplorables. Mi única ilusión era conseguir una botella de vino. La meta más importante de mi vida era conservar la borrachera y vivir entre los vapores del alcohol. Si alguien dice que la bebida ahoga las penas yo puedo asegurarle que no es así. Las penas y los problemas flotan en cualquier copa de vino.

Poco a poco fui perdiendo a los amigos. El desmoronamiento en el que estaba inmerso me hacía imposible el conseguir algún empleo. Es más, tampoco lo buscaba. La bebida tiene una tremenda capacidad para ocultarte el porvenir. Si hoy has conseguido tu ración diaria de copas el mañana no existe. Ante este engaño te despreocupas de las cosas más necesarias.

Un buen día me cortaron la luz por falta de pago. Al cabo de poco tiempo, el agua. Más adelante se llevaron el teléfono. Debía ya unos cuantos recibos del alquiler. A todo esto mi familia no sabía nada de mi situación y yo, por un falso orgullo mal entendido, no les pedí ayuda.

En mi casa andaba con velas y por la noche bajaba hasta la calle para llenar un par de cubos de agua en una fuente pública. Me acostaba pensando de dónde sacaría cien pesetas para conseguir un litro de vino peleón... Esa era la meta de mi vida, ninguna otra. Había perdido la familia, el trabajo, las relaciones sociales y el respeto a mí mismo. Y tengo que decir que no pisaba una iglesia desde hacía más de veinte años.

Una noche llegué borracho a mi casa, como de costumbre. Encendí una de las velas y mirando a mí alrededor me di cuenta, por primera vez en muchos meses, de mi lamentable estado. Aquel día estaba desesperado.
Tenía un crucifijo en mi habitación, lo miré y aquella noche me arrodillé y llorando le dije: “¡Si tú no me sacas de este pozo yo no puedo salir!”

Unos días más tarde, mientras estaba en un bar de mi barrio, se acercó una mujer a la que conocía vagamente. Yo seguía tomando mis copas y ella, después de hablar de otras cosas, me dijo: “Jesús te ama”. Naturalmente me la tomé a broma. “¿Cómo puede Jesús quererme a mí, con la vida que llevo y riéndome de todas esas cosas de iglesia?” Y pedí otra copa.

Nos fuimos viendo, ella hablándome de Dios y yo siguiendo con la bebida. Un día me habló de un grupo de oración, en una iglesia cercana; me invitó a conocerlo. Me negué en redondo. Pero otro día y alguno más, insistió. Al fin, para quitármela de encima y no parecer un mal educado, acudí a aquel grupo de oración de la Renovación Carismática Católica. La primera impresión que saqué es que todas aquellas personas estaban locas. Levantaban las manos, cantaban. Pero algo había allí. La oración era sencilla pero directa. Parecía que el Señor estuviera sentado, acompañándoles, en cualquiera de aquellos bancos. Volví otras veces. En uno de aquellos días, intuyendo mi situación, se presentó en mi casa aquella mujer que me había invitado al grupo. Me traía comida. Naturalmente yo no había contado a nadie mi situación personal, pero no era difícil entenderla.

Empecé a trabajar en algunos empleos de corta duración y todavía seguía bebiendo. Algunos meses más tarde uno de los hermanos del grupo me proporcionó un empleo estable en un parquing. En el grupo yo no habría la boca, no cantaba y me sentaba lo más cerca posible de la puerta...
Un día me confesé, después de tantos años. Pero no podía comulgar, no me había perdonado a mí mismo. Más tarde ya lo hice. Volví poco a poco a la iglesia, participaba un poco más en el grupo y mi vida iba normalizándose.

Recuperé la luz, el agua, el teléfono y hasta me compré un coche de segunda mano... Pero todavía tenía el hombre viejo en mí. No había dejado totalmente el alcohol. Llevaba dos años trabajando cuando un día caí al suelo y no podía levantarme. Aquello pasó, pero unos días más tarde sucedió lo mismo. Me llevaron al hospital y después de una noche de exploraciones me dijo el médico de guardia: “Tienes un agujero en el pulmón como un puño, el hígado hecho polvo y una polineuritis”. Y se quedó tan tranquilo. Tenía, pues, una tuberculosis y todo lo demás.
Cuando todo parecía que iba viento en popa llegaba la enfermedad. Estuve ingresado en el hospital en situación verdaderamente grave.

Pues, bien, le doy gracias a Dios por ello, porque me sirvió de palanca para dejar definitivamente la bebida y para ver la vida bajo otro prisma. Estuve casi siete meses sin poder andar, sentado en un sillón, viendo cambiar el color de las hojas de los árboles.

Gracias a la oración de los hermanos mi curación fue, según los médicos del hospital que me trataban, espectacular. La tuberculosis quedó completamente curada, la polineuritis ha desaparecido, ando perfectamente, y en los controles hepáticos todo es normal.

Siendo importante la curación física creo que lo más importante ha sido mi sanación espiritual, porque ésta trae como consecuencia la otra. Todavía me queda mucho camino por recorrer, pero después de mi experiencia del poder salvador de Jesús el camino se hace más fácil.

Hace ya 18 años que no pruebo ni una sola gota de alcohol. Y no es mérito propio. El Señor quiso que pudiera entrar en todos los bares del mundo sin que me apeteciera tomar una sola copa. Y sigo en el Grupo de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de Barcelona, en el Santuario del mismo nombre, y veo que el Señor actúa en nuestras vidas diariamente, en las pequeñas cosas, como un amigo al que siempre se puede acudir.

Éste es mi testimonio, para mayor gloria de Dios.
El Señor está vivo entre nosotros y a Él le debo que me sacara del pozo en el que había caído. Y animo a los que tengan problemas con la bebida a que acudan al médico que puede curarles: Jesús.

La castidad NO ES no tener sexo / Autora: Rosario Alfaro Martínez

(Almas) Es la primera vez que deseo escribir un artículo en mi calidad de Directora de ALMAS A.C., y lo hago por la siguiente razón, escribo este artículo principalmente a las personas que están inscritas en el club de castidad APRENDIENDO A AMAR, del cual yo también soy miembro, y en segundo lugar para todos lo que leen nuestra página y están interesados como nosotros en vivir la castidad en su vida. Y la razón que me mueve ha hacer esto, es que veo que muchos confunden la castidad con el hecho de tener o no tener relaciones sexuales, como si casto fuera aquella persona que NO tiene ningún contacto genital. Y esto NO ES ASÍ.
Me explicaré mejor.

• La castidad NO es virginidad: Una persona puede ser muy virgen, jamás haber tenido relaciones sexuales con alguien, ni siquiera algún tipo de contacto físico, y eso no la hace casta. Por que la castidad es ordenar el afecto, ordenar el amor. Si el motivo por el cual no tienes relaciones sexuales, es por miedo, por el que dirán ó por escrúpulo, eso no es castidad eso es REPRESIÓN. Y la represión nos convierte en personas cerradas y sobre todo solitarias, lo cual dijo Dios que no era bueno (Ver: Génesis 2, 18). La castidad es amar a los otros, es aprender a relacionarse con los demás de una forma sana y de acuerdo al estado de vida, si eres soltero, casado, viudo o lo que seas. Para que nos quede más claro: ser virgen y ser casto no es lo mismo, tomemos como ejemplo a las personas casadas, evidentemente todos los casados ya no son vírgenes, pero una persona casada puede ser casta, cuando tiene relaciones sexuales sólo con su cónyuge porque lo está amando como merece ser amado. Los esposos pueden ser CASTOS, es más deben de ser castos, esto quiere decir que respetan la fidelidad conyugal y sobre todo son castos en el ejercicio de su vida conyugal cuando tienen relaciones sexuales que expresan amor. En cambio una persona que nunca ha tenido relaciones sexuales, pero que ve pornografía, que cuenta chistes en doble sentido, que se la pasa criticando a los demás, no es casta. Hay personas a las cuales les encantan seguir las reglas, y cuando escuchan no fornicarás creen que eso se refiere sólo a la penetración, entonces creen que se pueden hacer todo tipo de juegos sexuales en un noviazgo siempre y cuando no haya penetración y si conservan “la virginidad” se sienten castos. Bueno para empezar ser virgen porque no se ha roto el himen, no es virginidad; la virginidad es algo del corazón, no de una membrana, puede haber más impureza en los juegos sexuales que en “una relación sexual como Dios manda” (Por decirlo de alguna manera). Conservar el himen o no penetrar a una mujer no te hace casto.

• La castidad NO es ser moral: Una persona puede tener un comportamiento ético irreprochable, en cuanto a las normas socialmente aprobadas de la sexualidad y no ser casta, la castidad no es una cuestión de matemáticas, no es sumar o restar comportamientos, ni siquiera hacer actos virtuosos solamente, porque aunque la castidad es una virtud, no es solamente una virtud, también es un don, y es un modo de vivir; mejor dicho es un modo de amar, y uno puede comportarse “muy bien”, no hacer actos malos o pecaminosos, pero si no amas y si no esta puesto tu corazón en amar al otro, eso no es castidad. Por ejemplo: Los fariseos, eran personas que tenían un excelente comportamiento, sin embargo Jesús fue muy duro con ellos, porque su comportamiento era algo vacío, no había amor en lo que hacían; y sin embargo con otras personas como la adultera, la samaritana y sobre todo con la mujer que lavo sus pies con su cabello y un buen perfume, fue compasivo, incluso a esta mujer le dice: “Tus pecados te son perdonados porque has amado mucho”. Es el amor y no el NO TENER sexo lo que nos salva. Alguien podría ser muy “bueno y puro”, pero si sus actos son practicados por la soberbia, por la vanidad, para que todo el mundo vea lo bueno y piadoso que es, eso no lo hace casto, en la castidad no hay egoísmo; hay amor.

• La castidad NO es un don que nos va a bajar del cielo como por un milagro. Aunque ciertamente la castidad es un don, y es algo que necesitamos pedir a Dios constantemente, no es algo que se nos va a dar como por una varita mágica, no es algo que debamos esperar que baje del cielo. La castidad es algo que necesitamos trabajar. Algo así como lo que decía San Agustín: “El Dios que te creo sin ti no puede salvarte sin ti”. La Castidad es un don y una virtud que necesita que tú pongas tu voluntad para que se instale en tu vida. Es practicar a través de tus afectos, de tu mirada, de tus palabras y de tus actos, el amor. Solamente cuando amas eres casto, y mientras más te ames a ti mismo, más ames a los demás y más ames a Dios, más casto serás. Es decir aunque es un don que uno pide, necesitas practicarlo como la virtud que es, trabajando con ella. Si sólo la pides y estás en la capilla horas esperando que baje del cielo, esta un poco difícil que ocurra, la forma en que va a ocurrir es si la prácticas, si te relacionas con amor con los demás.

Si la castidad no es ser virgen, no es sólo una virtud, no es sólo un don. ¿Entonces que es?

• La castidad ES AMAR, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Por lo tanto no tiene que ver solamente con tu vida sexual, sino sobre todo con tu vida afectiva, con tus relaciones, con la manera en que te relacionas contigo mismo, con los demás, con Dios.

• La castidad ES AMARTE A TI MISMO, es aceptarte como eres, aceptar que eres hombre o mujer, es aceptar tu cuerpo como esta formado, alto, bajo, gordo, flaco; es que aceptes tus partes intimas y los cambios biológicos que corresponden a tu sexo: erección, eyaculación, menstruación, ovulación, respectivamente. Es saberte varón o mujer, aceptarte como eres y amarte a ti mismo.

• La castidad ES AMAR A LOS DEMÁS, es mantener relaciones sanas y afectuosas con nuestro prójimo. Es tener amistades, tener un trato de amor con nuestra familia, con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, con las personas que trabajamos, es amar a nuestro novio o a nuestra novia, con alegría con entusiasmo, con pasión, por que no, el Eros nos dice el Papa Benedicto, es algo que se necesita en las relaciones humanas, bueno y querido por Dios. El chiste es que siempre nuestras manifestaciones afectivas correspondan a dos cosas: al grado de amor que tenemos por esa persona y dos, que es tal vez la más importante, a que nuestro amor llegue a ser una bendición para la otra persona y lo lleve y acerque más a Dios. Justificar el hecho de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio por “amor” es no haber entendido que amar es llevar a la otra persona a Dios. Si tus manifestaciones de afecto llevan a Dios, entonces estas amando como Dios manda.

• La castidad ES AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN, para amar realmente con todas las de la ley, hay que vivir el primer mandamiento, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Sólo cuando se ama al Amor, cuando se ama a Dios, se puede realmente entender y vivir la castidad. Y sabes, el secreto para saber que ya eres casto, es porque ves El Rostro de Jesús en el rostro de cada una de las personas que esta frente a ti. Por eso la cita clave de nuestro club de castidad es: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado” Juan 13, 34. La castidad es poder amar a los demás con el mismo amor con el que los ama Jesús.

Sé que muchos pueden pensar que es difícil y que tal vez casto no sea nadie, yo misma me confieso pecadora y en muchas ocasiones no casta, no lo digo con orgullo, créeme que mientras lo escribo me siento sonrojada. Creo por lo tanto en lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica: “La castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados marcados por la imperfección y, muy a menudo, por el pecado”, que tal, nuestra santa madre la Iglesia, nos conoce muy bien, y sabe que muy a menudo no nos comportamos como nos deberíamos comportar, pero tenemos que recordar que la Iglesia como buena madre ha dejado también la forma de superarlo, acércate al sacramento de la reconciliación, a la eucaristía, a la oración, mientras más cerca de Dios estás más podrás amar. Eso es castidad, amar. El problema no es caer, sino no levantarse, no importa si no has sido casto mil veces, el problema es que te levantes mil una, si logras eso, ya no hay problema.

Por eso quiero invitarte a que dejes de preocuparte por el pecado, o por aquello inmoral que haces, si sientes que la lujuria te domina, quiero pedirte que no te preocupes por eso, que mejor te ocupes en poner tu corazón sobre el Amor, que te ocupes en amar. Que te preocupes y te ocupes en amarte a ti, en amar a los demás y sobre todo en amar y en dejarte amar por Dios, mientras más lo hagas te aseguro que todas las otras cosas pecaminosas o inmorales en las que caes por leves o graves que sean, cambiarán.

Por el pecado, te aseguro que Dios ya se preocupo y se ocupo, tanto que prefirió dar a Su Hijo, con tal de no perderte a ti, Jesús fue capaz de dejar el cielo para que tú pudieras ir a él, ahora lo único que hay que hacer es poner tu corazón sobre el corazón del Padre.

Creo que ahora se entiende un poco más el nombre de nuestro club de Castidad: APRENDIENDO A AMAR, porque la castidad es eso, es la virtud que nos ayuda a aprender a amar y amar es un proceso. Por eso es importante ser misericordiosos, sobre todo con nosotros mismos. Recordando que la misericordia no es ni rigidez ni laxitud, sino que es latir con el mismo corazón, en este caso, ser misericordiosos significa que nuestro corazón y el corazón de Dios latan al mismo ritmo, deja que tu corazón, aprenda a escuchar el corazón de Dios, y si tu corazón, puede latir al mismo ritmo que el corazón de Dios, entonces podrás aprender a sentir como Dios siente, a querer lo que Dios quiere y amar como Dios ama. Cuando esto ocurra serás casto, es más descubrirás porque el evangelio dice que los puros verán a Dios, lo descubrirás porque tú mismo lo verás.

Es el motivo de mi oración, que tú y yo podamos contemplar algún día Su Rostro cara a cara, mientras tanto, deseo con todo mi corazón que tú y yo, descubramos el rostro de Dios en los demás y que amando a los otros, y amándonos a nosotros mismos podamos cada día, corregir nuestros errores, perdonarnos por nuestros pecados y ser cada día más castos.

Ahora puedes ver por que decía que la castidad no es una cuestión de sexo o no sexo. La castidad es una cuestión de AMOR.

Testimonio: “En el amor de esa nueva familia descubrí el verdadero rostro de Dios” / Autor: L. K. – (Grecia)

(Movimiento de los Focolares) En camino hacia la JMJ 2008, proponemos la historia de un joven de Grecia, que ha hecho la experiencia de la fuerza del Espíritu Santo y ha encontrado en el Evangelio el ideal de su vida.

Tenía 6 años cuando mi mamá se fue de la casa. Somos 4 hermanos y con mi padre la vida se hizo cada vez más difícil: todos los días regresaba a la casa borracho y a menudo nos pegaba, sin motivo. Era una vida insoportable. Un día mi hermano más grande decidió ir a la policía para denunciarlo. Papá fue a la cárcel y a nosotros nos dejaron en un orfanato.

En ese ambiente no encontraba paz: dificultades por doquier. Una noche nos escapamos a escondidas y por algún tiempo encontramos refugio con algunos parientes. Hasta que el asistente social me confío a una nueva familia, junto con otros dos de mis hermanos, una vez más estaba asustado… En cambio en el amor de esta nueva familia, descubrí el verdadero rostro de Dios: Dios Amor. No lo había experimentado nunca.

Ahora me doy cuenta de que estos nuevos padres nos han amado “dando la vida” por nosotros, desde el primer día y siempre. Junto a ellos descubrí que el amor sanaba poco a poco todas las heridas de mi pasado. Pero ¿hacia dónde dirigir mis pasos? ¿Qué significaba para mí amar? Un día recibí una invitación y participé en un gran encuentro en Roma. Una experiencia extraordinaria, intuí que mi sed de un gran ideal, de un ideal auténtico por el cual vivir, encontraba una respuesta.

Después de algún tiempo me esperaba el servicio militar, que en Grecia es obligatorio. Estaba preocupado, nuevamente me encontraría en un ambiente pobre de esos valores que estaba descubriendo. Preparando la maleta, tomé conmigo un libro de Chiara Lubich que alguien me había dado y, en las largas noches de guardia, cuando era posible, lo sacaba del bolsillo y lo leía. La luz del Evangelio que Chiara me explicaba era tan fuerte que me sostuvo también en esos meses. También yo quiero amar de este modo, sin límites, quiero aprender mejor el arte de amar y después llevarlo a mi país, a Grecia. Realmente puedo decir que “todo lo vence el amor”.

"Has escondido estas cosas a los sabios..." / Video-reflexión: P. Jesús Higueras

viernes, 11 de julio de 2008

Una familia unida, alrededor del cuerpo silencioso de la madre: «¿Qué será de mis hijos, si la enfermedad se agrava?»

(Alfa y Omega) Lejos de sufrir por su enfermedad, Margarita, consciente de que se aproximaba un duro final, se preguntaba por el futuro de sus hijos y su marido, si los brotes de esclerosis se sucedían y se agravaban. Diez años después, su familia sigue viviendo, desde la fe, el dolor de la presencia ausente de su madre. Este testimonio es un extracto de la conferencia Sufrimiento y dependencia, pronunciada por el profesor Enrique Bonete en el Congreso de Bioética de la Universidad Católica San Antonio, de Murcia el año pasado.

Es 1997. Jesús y Margarita tienen cinco hijos (cuatro chicas -dos gemelas de 15 años, las otras, de 9 y 7-, y un niño de dos años). Jesús es profesor de Física y Química en un colegio de Secundaria. Margarita es enfermera en el Hospital Clínico de Salamanca. Cuentan cada uno con unos cuarenta años. Esta madre trabaja media jornada en el hospital para atender mejor a sus cinco hijos. De vez en cuando tiene fuertes dolores de cabeza que le llevan a pedir la baja. Va a diversos especialistas. Le diagnostican sinusitis. No mejora. Uno de los días de mayor incomodidad sufre un brote de esclerosis múltiple. Es ingresada en el hospital. Queda paralizado el lado derecho de su cuerpo. A duras penas puede caminar. Habla con dificultad. Ante tan inesperada adversidad, Margarita no muestra rebeldía ni amargura, sí confianza en Dios. Su única preocupación es el cuidado de sus cinco pequeños: «¿Qué será de ellos si la enfermedad se agrava?» Así transcurren unas semanas. Hasta que otro brote mucho más fuerte la deja prostrada y en estado de coma vigil. Tras un breve período en el hospital, y al constatar los médicos que su situación es irreversible, Jesús, su marido, decide instalarla en el domicilio familiar. Transcurre todo el día semidormida. Unas horas está sentada en una silla de ruedas, y el resto del tiempo, en cama. Jesús suele recordar la última oración de Margarita poco antes de que sufriera la lesión cerebral irreversible:
«Dios mío, cuida de nuestros hijos, de mi marido, y haz de mí lo que quieras».


Hace ya diez años que sufrió aquel primer brote de esclerosis. Sus hijos han vivido esta década alrededor de su madre enferma, inconsciente, totalmente dependiente de los cuidados de sus seres queridos, y de una señora contratada que durante las mañanas, mientras todos van al colegio, pueda estar atendida Margarita. Los hijos y el padre, tras el primer impacto de la enfermedad, quedan sobresaltados por la incertidumbre del desenlace. Se han ido adaptando a las nuevas circunstancias familiares. Hablan con su madre por si los escucha. Le cuentan sus problemas y le hablan de sus tareas. Rezan con ella los domingos. Todos han aprendido a alimentarla, limpiarla, atenderla. La alimentan e hidratan por sonda nasogástrica. Se distribuyen bien las tareas domésticas y siempre está alguno de sus hijos al cuidado de la madre. Y especialmente, el marido, Jesús, cuando acaba su jornada docente. Está con ella, velando y vigilante, porque, tras diez años de prostración e inconsciencia la situación es cada vez más precaria. Cualquier resfriado puede desencadenar la muerte.

En estos momentos, Margarita sigue necesitando de los cuidados de sus seres queridos. Es una persona dependiente que, aparentemente, no sufre. Los hijos y el padre, desde la fe cristiana, se han situado ante este sufrimiento con una entereza fuera de lo común. Las hijas han crecido y madurado, han atravesado la adolescencia amando a su madre, girando a su alrededor, como atraídas por la presencia de una debilidad luminosa. El niño pequeño, que tenía dos años cuando su madre sufrió el primer brote, hoy tiene doce. No sabe lo que es tener una madre sana. Ha hablado con ella durante años sin recibir nunca respuesta alguna. El cuerpo materno ha sido acariciado sin poder responder con ternura a sus hijos. Con la silenciosa presencia de su madre postrada en la cama ha crecido el pequeño hogar, han madurado las cuatro hijas, se ha fortalecido en la soledad su marido, Jesús, un hombre interrogado por Dios, un cristiano que contempla cada día en el lecho conyugal a su esposa frágil, indefensa, debilitada, yaciente, como presencia real de la cruz de Cristo... Margarita es una persona dependiente en estado vegetativo permanente. Ellos son una familia unida alrededor del cuerpo silencioso de la madre. Aún vive. Hasta hoy la cuidan, hasta hoy le hablan escuchando ecos de afecto a través de su mirada ausente.

"Presencié un Exorcismo" / Testimonio de José Manuel Vidal


Vista de la ciudad de Tucuman


PROFANAN UNA IGLESIA EN ARGENTINA DURANTE UN RITO SATÁNICO O AFRO-AMERICANO

(Argentinos Alerta) El parroco de la Iglesia La Virgen de Medalla Milagrosa (Tucuman) indico: "Esto lo atribuyo a las bandas de pandillas urbanas que emplearon un tinte satanico, ya que dentro de su filosofia siguen al demonio, y los chicos bajo la accion de la droga actuan de esta manera" .

Pandillas sociales, integradas por adolescentes y jóvenes de escasa preparación y absorbidos por la droga, se sumergen en submundos donde la maldad, la práctica de cultos extraños y los ritos satánicos forman parte de su realidad, escribía recientemente la periodista Sandra Herrera en el periódico El Siglo.

Precisamente, uno de esos grupos cometió todo tipo de destrozos y desmanes en una parroquia de Tucumán (Argentina). Este tipo de reflexión es lo único que podría explicar lo que ocurrió el pasado 13 de mayo en la iglesia de La Virgen de la Medalla Milagrosa ubicada en avenida Benjamín Aráoz al 800.

Allí, como una "hazaña" y parte de un ritual, un grupo de jóvenes sacrificó a tres perros. Tras degollarlos los depositaron al pie de la imagen de la Virgen, a modo de ofrenda. No conforme con ello, escribieron frases ofensivas contra Dios y María.

Elegir un día martes 13 para cometer este tipo de acto de maldad, parece relacionado con "San La Muerte" (el "santo" al que ofrecen reverencias los delincuentes) o los Umbandas, y no con un día dedicado a venerar a la imagen de la Virgen de Fátima adorada por toda la grey católica.

Los pandilleros violentaron el cristal que protege la imagen de la Virgen. Así, con la gruta a su merced, los vándalos, en abierta rebelión contra la Iglesia y sus principios, inscribieron leyendas. Con mucho asombro el sacerdote de la parroquia y un grupo de oradores advirtieron que, con la sangre de los perros los delincuentes habían dejado inscripciones tales como "666", una estrella de cinco puntas, además de imágenes confusas, extraídas quizás de sectas y grupos umbandas.

El párroco de la Iglesia La Virgen de Medalla Milagrosa, Marcelo Barrionuevo, en diálogo con El Siglo, indicó: "Esto lo atribuyo a las bandas de pandillas urbanas que tienen un modo particular de atentar contra el bien público". "Emplearon un tinte satánico, ya que estas pandillas dentro de su filosofía siguen al demonio, y los chicos bajo la acción de la droga actúan de esta manera"; explicó el sacerdote. También precisó que "las consignadas escritas en las paredes de la parroquia tienen un mensaje que marca de modo especial el rito propio que se establece con el pacto o cultura satánica".

Entre otras cosas sostuvo que, hechos como este deben llevar a la reflexión de que día a día estamos más invadidos por la droga en todos los sectores sociales. "Los jóvenes están "desbordados", con la acción desenfrenada de la droga y sus efectos. Esto hay que frenar para el bien de toda la sociedad", puntualizó.

El religioso resaltó que lo sucedido en su parroquia dejó al descubierto la falta de seguridad y control de parte de los organismos dedicados a cuestiones de esta naturaleza. "No puede haber ocurrido un hecho de estas características sin que nadie haya visto nada", admitió.

Finalizó diciendo que la extensión de la droga en la Argentina sigue en ascenso y quebranta a la sociedad moralmente y el resultado de todo esto es una juventud descontrolada, vacía de principios y valores.

Father Corapi iba a suicidarse y Dios le mostró su misericordia

¿Cómo vivir el amor en la adolescencia? / Autora: Lourdes Humana

Una amiga que vive en Estados Unidos me dijo algo que me hizo pensar: ‹Lo que a ustedes los latinoamericanos los salva el hecho de que aún hay romanticismo en sus jóvenes. Acá se acabó hace años.

La palabra “amor” está tan deslucida que casi da miedo nombrarla. El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca.

El amor implica exclusividad “sólo esta persona” y lleva la nota del “para siempre”. El amor tiende a la eternidad, a dar ya recibir: a ser amor eterno.

El amor es salir del “yo”, del egoísmo. Hay amores falsos que tienden al provecho personal, hay amores brutalmente posesivos; pero el verdadero amor es benevolente aunque no deja de tener su toque de posesivo.

Benedicto XVI escribió recientemente: “Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver siempre en mi prójimo solamente a otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina” (Deus caritas est, n. 18).

Quien no lucha por vivir la pureza no puede amar, es incapaz de entregarse a Dios y a los demás: es un egoísta. “La pureza, la fe y el amor no son fibras independientes. Existe un vínculo entre la pureza del corazón, del cuerpo y de la fe (cfr. CEC n. 2518). Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad” (1 Tes 4,7).

La fe es el criterio que define nuestro estilo de vida. “Los que viven según la carne sienten las cosas de la carne, en cambio los que viven según el Espíritu sienten las cosas del Espíritu” (Rom 8,5).

La pureza de corazón determina la profundidad de las demás virtudes de la persona. Si la persona joven se deja involucrar en relaciones sexuales, fácilmente caerá en nuevas relaciones y de este modo las consecuencias destructivas se multiplican si no sabe decir que no. La huella emocional que dejan las relaciones sexuales prematuras no se puede medir fácilmente, y este impacto puede ser mayor que el físico, según los expertos. Sin un nivel de madurez suficiente, los jóvenes se encuentran perdidos en el mar de la sexualidad, al ser usados para el placer o al usar el sexo para obtener gratificaciones de algo o de alguien. El resultado lógico es la pérdida de autoestima y una dolorosa desilusión. A menudo el alcohol y las drogas vienen a empeorar el problema afectivo, y crean un contexto en el que las relaciones sexuales rebajan a la persona.

El concepto de abstinencia sexual hasta el matrimonio no se desarrolla en el vacío, sino que los jóvenes deben de comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe de extrañar que las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta está diseñado para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el sexo, que es una maravilla, y valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese tesoro para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportuno; dentro del matrimonio.

¿Qué es la virginidad secundaria? La virginidad secundaria es la decisión de abstenerse de la actividad sexual, empezando hoy y continuando hasta el día del matrimonio; es una oportunidad para empezar de nuevo. La virginidad física puede haberse perdido, pero la virginidad es más que un simple estado físico; es una actitud, una manera de pensar. Se manifiesta en la manera como tú te ves a ti mismo/a y a los demás. La virginidad secundaria es un tiempo para cambiar los malos hábitos por los buenos y para cicatrizar heridas pasadas. Te permite purificarte y renovarte antes del matrimonio.

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Fuente: Almas

La alemana María Grundberger ha salvado a más de 500 bebés del aborto / Autora: María Martínez López

(Alfa y Omega) Es una más entre los muchos voluntarios que, a pie de abortorio, ofrecen a las mujeres embarazadas, a menudo «completamente desesperadas», todo tipo de ayudas para que no maten a los hijos que llevan en el vientre. Su éxito dio lugar, en Alemania, al documental Maria y sus niños (en la fotografia de la izquierda la carátula), que demuestra que, con la ayuda de la oración, este voluntariado puede ser y es muy eficaz.

Algunos días, está a las ocho de la mañana a las puertas de un centro abortista de Munich, donde puede pasar hasta seis horas. «Ahora voy algo menos, porque tengo un niño pequeño -explica esta joven comadrona de 26 años-. Desde mi primera experiencia delante de un centro abortista con una mujer, que después de mi asesoramiento cambió de idea, y decidió no abortar, no he dejado nunca este voluntariado». Aquello fue hace ocho años.

María siempre se ha sentido como en casa en los círculos pro vida. «Vengo de una familia numerosa y mi actitud hacia la vida es muy positiva. Cuando era niña, rezábamos en familia», pidiendo el final del aborto. Sin embargo, con eso no basta. «Mis amigos también defienden que el aborto es un homicidio de una vida humana inocente e indefensa, pero los que se comprometen en la lucha contra él son los menos».
En su caso, fue determinante escuchar una conferencia de monseñor Philip Reilly, fundador de Helpers of God’s Precious Infants (
Ayudantes de los Preciosos Niños de Dios), que ofrecen asesoramiento frente a las clínicas abortistas. «Me impresionó su carácter humilde y cordial -recuerda-. Pero sobre todo me fascinó que, con medios tan simples -oración, asesoramiento, ayuda concreta-, se pueda conseguir salvar a niños de una muerte inminente».

Después de aquella conferencia, María hizo un curso de formación para este tipo de asesoramiento en Viena, Austria. Su profesión de comadrona también le ha ayudado a explicar el desarrollo del no nacido, a entender los miedos y los cambios hormonales propios del embarazo..., todo lo cual facilita la comunicación con mujeres «completamente desesperadas». No obstante, María dice, tajante, que «no hay por qué ser comadrona para ayudar a una mujer con un conflicto debido a su embarazo». Es más, afirma que, para acercarse a una mujer que quiere abortar, no existe ninguna fórmula, «porque cada mujer es distinta, y es importante acercarse a ella de forma individualizada, saber escucharla y tomarla muy en serio, con sus problemas». Lo que sí conviene es despertar en las mujeres los sentimientos maternales, y explicarles con exactitud cuál es el desarrollo de su bebé, así como los problemas físicos y psíquicos que pueden seguir a un aborto. Hay que dejarles claro que «no muere sólo su hijo, sino una parte de ellas mismas», y es muy importante analizar el principal problema que tiene la mujer, el que le lleva al aborto, para «afrontarlo junto con ella».

Desde dinero, hasta canguro

Muchas mujeres «sólo ven una enorme montaña de problemas, y no se sienten fuertes y maduras para escalarla con un niño a cuestas». A estas mujeres se les ofrece ayuda económica mediante un apadrinamiento mensual, pero «también podemos hacer de canguro, ayudarles con la mudanza, a pintar el piso... También hablo con la pareja y con los padres, y les remito a un ginecólogo amigo que les hace una ecografía», tras la cual sólo una minoría aborta.

De este modo, en ocho años, María ha logrado salvar más de 500 vidas. «La mayor alegría para mí es cuando puedo coger en brazos a esos bebés». Aunque, claro está, no siempre es así: «Cuando una mujer, pese a todo, aborta, me entristece muchísimo. Es horrible, después de haberla acompañado durante semanas. En esos casos, siempre me ayuda ir con mi hijo al parque o a pasear por el campo. También suelo ir a la iglesia a encender una vela. Me consuela creer que ese bebé, pequeño e inocente, está en los brazos amorosos de Dios».

María se lamenta de que, «cuando una mujer quiere abortar, se le pone todo muy fácil. Sólo necesita un certificado de que ha recibido asesoramiento como mínimo tres días antes», una exigencia legal en Alemania. A pesar del gran éxito de iniciativas como la campaña Tú eres Alemania, para promocionar la natalidad, María no cree que, de momento, exista un mayor respeto al no nacido: «El aborto es un tema tabú. Los afectados se revuelven, pero callan. Espero que rompan el silencio. Ojalá que, cuando esto cale en las esferas políticas, cambie algo. Hay algunos políticos jóvenes de quienes sé que están en contra del aborto».

María Teresa Segura, Presidenta de Adevida:
«Tras hablar con ellas, ninguna ha abortado»

En España, una de las veteranas de la lucha por la vida es María Teresa Segura, Presidenta, desde su fundación, de Adevida-Madrid. Sus compañeras y ella (hoy son 56 asesoras, además de una psicóloga, una psiquiatra y personal médico) tienen a gala el haber empezado a ayudar a mujeres embarazadas en 1979, seis años antes de la legalización del aborto. Les ofrecen ayuda médica, asistencia social, la canastilla del bebé y leche para todo el primer año... Así han llegado a salvar hasta a 1.500 bebés en un solo año. En 2006, fueron 770, aunque en total ayudaron a 3.500 personas, contando a las madres y a sus familias. María Teresa explica que, «tras hablar con la psicóloga, que es fenomenal, ninguna mujer ha rechazado a su hijo». En los últimos meses, Adevida ha fletado un autobús que ha recorrido todo Madrid informando sobre el aborto y «sobre el daño que hace a la mujer». Muchas mujeres a las que habían ayudado se les acercaron a darles las gracias. Pero María Teresa se quita mérito: «El mérito lo tienen las monjitas de clausura, que son las madres espirituales de todos esos niños. Cada año escribo a todos los conventos de España para pedir oraciones, y nunca nos ha faltado ayuda».

Nace bebé brasileño que se gestó fuera del útero

SAO PAULO, (ACI).- La prensa local ha destacado el nacimiento del pequeño Valdir Gabriel, cuya gestación se realizó fuera del útero materno. El niño nació con buena salud y su madre se ha recuperado satisfactoriamente, a pesar de que podría haber sido abortado bajo el supuesto de riesgo de vida para su madre.

Valdir Gabriel nació en el Hospital das Clínicas de Sao Paulo a los ocho meses de gestación, pesó dos kilogramos y midió 42 centímetros. Es el segundo hijo de Maria Benedita, y solo después del quinto mes de embarazo se descubrió que estaba alojado fuera del útero, en una región próxima al estómago.

Según informo la prensa, estos extraños casos ocurren en una proporción de uno por cada 40 mil embarazos con una posibilidad de supervivencia del bebé de solo cinco por ciento.

El caso de Maria Benedita era aún más complicado porque tiene más de 40 años de edad. Sin embargo, decidió salvar a su hijo y todo resultó muy bien.

"Vencimos, gracias a Dios, nunca desistimos", dijo la feliz madre que optó por no abortar a su bebé.

El niño se desarrolló en un espacio entre el estómago y el útero y tuvo la ayuda decisiva de una capa de grasa llamada epiplón –un repliegue del peritoneo-, que sirvió como mecanismo de defensa para el niño. El epiplón envolvió la placenta e hizo las veces de útero.

Según los médicos, la concepción de Valdir Gabriel ocurrió en las trompas de Falopio y el óvulo fecundado nunca se implantó en el útero. Para los pro-vida brasileños el asombroso nacimiento de Valdir Gabriel testimonia que la vida comienza en la concepción y que los fármacos que impiden la implantación de un óvulo fecundado –como la píldora del día siguiente– son realmente abortivos porque eliminan a un concebido.

Eluana Englaro, "Terri Schiavo" italiana, condenada a muerte por tribunal en Milán

ROMA, (ACI).- La Corte de Apelaciones Civiles de Milán autorizó hoy al padre de Eluana Englaro, una mujer que desde hace 16 años permanece en estado vegetativo debido a un accidente de tránsito que sufriera en 1992, a interrumpir el tratamiento de hidratación y alimentación que la mantiene viva, de manera similar a la agonía de 13 días que padeció la estadounidense Terri Schlinder Schiavo antes de morir.

Eluana es una italiana de 37 años originaria de la localidad de Lecco. Desde hace 10 años su padre, Beppino Englaro, pedía la suspensión del tratamiento que la mantiene con
vida, argumentando que esto era lo que deseaba su hija. El tribunal ha fallado que el estado vegetativo de Eluana es "irreversible" y por lo tanto se puede proceder a la eutanasia dejándola morir sin darle alimentación e hidratación.

Con el fallo, Beppino Englaro puede solicitar inmediatamente a los médicos la interrupción de la hidratación y alimentación o puede esperar el recurso de casación que la procuraduría general tiene la facultad de presentar en un lapso de 60 días.

Grave decisión

Según informa la agencia italiana SIR, para Adriano Pessina, Director del Centro Ateneo de
Bioética de la Universidad Católica, este fallo "es una grave decisión que no considera el principio de la no disponibilidad de la vida humana, y del deber, también de toda sociedad civil, de no legitimar el abandono terapéutico y asistencial frente a los ciudadanos, que no están en capacidad de proveerse por sí mismos".

"Se le da así al tutor un verdadero poder de vida o muerte para la persona que le han confiado, contraviniendo el sentido de la tutela misma. No es concebible que lo mejor para alguien sea la muerte, la que no constituye nunca un bien que deba tutelarse", añade.

Además, esta decisión "introduce una serio y grave problema deontológico en la medicina: suspender el tratamiento ordinario como el que se le suministra a un paciente en estado vegetativo a partir de una decisión que no tiene fundamento clínico" no toma en cuenta "el deber fundamental de atender a los pacientes que no están en capacidad de entender el asunto o quererlo".

Tras explicar que esta acción legitima la eutanasia, Pessina indica que "resulta además inaceptable y viciada por una también inaceptable concepción antropológica definir la vida personal de quien se encuentra en estado vegetativo como pura vida biológica. La conciencia humana no define la identidad personal sino que simplemente la manifiesta. Por ello es un deber la cura de las personas en estado vegetativo".

Para el experto, "la interrupción de la alimentación y la hidratación redundarán en una lenta agonía para Eluana, culpable solo de seguir aún viva".

"Esperamos que esta decisión no llegue a plasmarse y pedimos una vez más al señor Beppino Englaro que permita que Eluana siga viviendo. Los padres de los pacientes que están en las condiciones de Eluana y que en estos años han luchado grandes y significativas batallas culturales y sociales para reivindicar la dignidad de sus seres queridos y su derecho a ser atendidos y custodiados con afecto en estructuras adecuadas, corren el riego de ver banalizada en esta sentencia su meritoria obra de civilidad", concluyó.

Abortistas contratan acosadores sexuales para hostigar a pro-vidas en Austria

Advertencia: este video contiene imágenes que pueden afectar su sensibilidad

lunes, 7 de julio de 2008

De misión, en el mundo de la prostitución / Autora: Inma Soler

Sentí que el Señor me llamaba a darlo todo
(Alfa y Omega / Asociación Villa Teresita) Era joven cuando me encontré con Cristo. Tenía 17 años cuando sentí que me llamaba a darlo todo y darme del todo. Su Amor me sedujo; me llevó a estar con los más pobres para construir un mundo más justo, más fraterno. Nunca he podido entender el Evangelio separado de la vida. En el barrio chino de Valencia conocí la labor de Villa Teresita con los más desfavorecidos, y decidí plantar allí mi tienda. No quería estar de paso; quería poner toda mi vida en juego. Desde entonces han pasado 17 años, que he vivido en disponibilidad al servicio del Reino, allí donde me necesiten. Su Amor me empuja y me sigue llevando a ser misericordia, alegría, vida..., en medio de los que sufren. Somos una asociación de mujeres consagradas que intentamos vivir el Evangelio en comunidad y entre los más pobres, especialmente en el mundo de la prostitución. Desde su nacimiento, en 1942, Villa Teresita ha estado siempre al lado de la mujer en situaciones de marginación y prostitución (madres solas, droga, sida, inmigración, tráfico de seres humanos...), ofreciéndoles amistad, apoyo integral, acogiéndolas en sus casas, saliendo a su encuentro en calles, bares, cárcel, hospitales... Somos conscientes de ser portadoras de esperanza, de Buena Noticia y, a la vez, de aprender mucho de las mujeres y las personas con las que compartimos vida.

Siempre empezamos el día poniéndonos delante de Dios, y después de rezar Laudes y celebrar la Eucaristía, ¡nos vamos a la misión! Cada día es distinto: visitar a una mujer en la calle o en la habitación donde vive, hacer de mediadora para buscar trabajo, acompañar a una mujer inmigrante a arreglar su documentación, visitar en la cárcel a quien no tiene familia...

Pasas y saludas

Y también hay trabajo en la casa, apoyando y acompañando los procesos de las chicas que en ella viven, y a todo aquel que llama a la puerta o al teléfono pidiendo ayuda. Es importante un clima de hogar para poder rehacer la vida. El día a día está marcado por luchas y, también, pequeñas celebraciones: la comida compartida, conseguir los papeles, poder dormir sin miedo, el primer sueldo, recuperar la sonrisa, conseguir un permiso carcelario, levantarse sin mono, una mirada que se ilumina, un cumpleaños.... ¡Es tan necesario reconocer los signos del Dios de la Vida en medio de tanta cruz! Las mujeres llegan muy rotas, con muchas heridas. La prostitución (tan unida a pobreza, malos tratos, droga, inmigración...) rompe por dentro.

En cada ciudad en la que estamos tenemos voluntarios y laicos comprometidos en la misión. Hace falta que muchas personas se impliquen para transformar la realidad y ayudar a que salgan de su situación de exclusión: psicólogos, trabajadores sociales, psiquiatras, abogados... Por eso es tan importante la coordinación con otras asociaciones y el trabajo en red junto a otros. En nuestras salidas nos acercamos a ellas en la calle y nos presentamos sin más, ofreciendo nuestro apoyo y cercanía, y a la vez los recursos que puedan ayudarles. Siempre procuramos que, vengan de donde vengan y a través de quién vengan, lo hagan libremente. Es importante que se pueda ir entablando una relación de confianza con nosotras, que sientan que nos importan. Para nosotras, cada mujer, con su rostro, su nombre, su historia, su cultura... es un tesoro.

La relación de amistad se fragua muy poco a poco, a ritmo de ellas. Hay que estar a su lado y respetar su propio proceso. ¡Cuántas veces, en la calle, pasas y saludas, vuelves a pasar y saludas, y después de meses o años, un día rompen a llorar o a hablar y te cuentan lo que realmente están viviendo! Tienen una enorme necesidad de ser queridas como personas, como mujeres (la prostitución les hace sentir que no valen nada). Las necesidades que presentan son de todo tipo: un trabajo digno (la mayor parte son inmigrantes, muchas de ellas indocumentadas, y sólo pueden acceder a trabajos precarios y mal remunerados); tener los papeles en regla, sin miedo a ser expulsadas; poder estar con sus familias cuanto antes... Pero también son mujeres fuertes y luchadoras. En nuestros encuentros posibilitamos que tomen conciencia de su situación, de su dignidad como personas y de sus propias posibilidades. Esto supone una intervención global, donde la relación humana que se entabla es fundamental además de los recursos adecuados.

Es imprescindible también la labor de denuncia. Detrás del fenómeno de la prostitución, está la mentalidad que cosifica a las mujeres; la sociedad de consumo, la desigualdad entre países ricos y pobres, la desventaja de oportunidades, la falta de formación, el sistema injusto que tendremos que ir transformando para poder hacer este mundo más humano, más fraterno, más Reino de Dios.

Todas las mujeres dejan una huella en tu vida y en tu corazón. Cada una es única y especial: Joy, María José, Lola, Patricia, Linda, Ester, Blessing... ¿La gratificación y alegría más grande? que una mujer se ponga de pie, salga de su situación de postración y empiece a vivir.

Las prostitutas nos precederán....

Comentando estas Palabras de Jesús con una amiga prostituta, me decía: "La prostituta sufre y aguanta mucho, por eso Jesús estuvo cerca... Siempre he hecho lo que no he querido hacer, he vivido donde no hubiese querido vivir... al final acabas creyendo que no vales, que no hay salida, que tu vida no importa para nadie... Tengo siempre presente al Señor, antes de salir "a buscarse la vida" y después al llegar, Él es el único que me puede comprender y perdonar, el que me da fuerzas y coraje para seguir adelante".

Hoy siguen siendo provocadoras las Palabras del Evangelio. No son letra muerta, son Buena Noticia. La experiencia y vida a lo largo de 60 años de hacer camino junto a ellas y abrir cauces de liberación en Villa Teresita, compartiendo techo, mesa, sufrimiento, luchas y alegrías, así nos lo demuestran. Ellas nos precederán en el Reino..., si no ¡Qué le pregunten a Ana! Que con 35 años, pasa horas y horas en la calle con la cara maquillada y la mirada triste, con historias acumuladas de maltratos, abusos... y personas que le recuerdan a diario que no sirve para nada. ¡Qué le pregunten qué le ilusiona! ¡Si es fácil su vida! Que se lo digan a Tessy, que con 21 años cruzó el estrecho soñando una vida mejor, que llegó sin papeles, sin conocer la lengua, con una deuda pendiente con la mafia y un "trabajo" en el club, que ya no aguanta más. ¡Qué le pregunten si esta era la tierra prometida que soñaba ¡ Que se lo digan a Viqui que lleva enganchada desde los 15 años, que ahora con 26 no tiene ganas de vivir, que ha estado 5 años en la cárcel y aún tiene causas pendientes... ¡Qué le pregunten como ve su futuro! ¿Qué espera en la vida?

Ellas van por delante... y esto es motivo de alegría para los que soñamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en que habite la justicia, para los empobrecidos, los sufridos, los que lloran, los oprimidos, los pequeños, (Mt 5, 1- 12; Mt 11, 25-27, 1Co,1, 27-29). Y a la vez, es denuncia a los que se creen puros, perfectos, los que creen tener "las llaves de entrada en el Reino"; denuncia a una sociedad que trafica con su sufrimiento, con sus necesidades económicas, con su sueño de felicidad, que ampara la vejación y esclavitud, que comercia con su cuerpo y trafica con su persona.

Habla Inma, madre de siete hijos, uno de ellos con parálisis cerebral / Autor: A. Llamas Palacios

«La mejor ayuda para nuestra hija: que seamos felices»
(Alfa y Omega) La tercera hija de Inma y Javier nació con parálisis cerebral. Poco tiempo más tarde, tuvieron cuatro hijos más. Lo que para muchos sería una desgracia, ellos, a golpe de fe y esperanza, lo han transformado en su felicidad particular, entretejida en una familia numerosa y unida, en la que se cuidan unos a otros y donde nunca falta la alegría.

Inma y Javier se casaron hace 19 años. Él tenía 27 años, y ella 24. Al poco, nació Almudena, que ya tiene 18 años. Después, vino Santiago, de 17, y dos años más tarde, vendría Pilar. Cuando Inma estaba embarazada de Pilar, comenzó a tener graves complicaciones, que le obligaron a permanecer en el hospital inmovilizada varios meses. Finalmente, Pilar nació a los seis meses de gestación, y pesó poco más de un kilo. Aunque al principio todo parecía que marchaba bien, a los quince días los médicos comenzaron a alertar sobre unas manchas en el cerebro de la niña, que se podían advertir en el scáner... El resultado, más adelante, estuvo claro: la niña padecía parálisis cerebral.

«Yo creo que la asistente social que nos atendió en su día estaba segura de que yo no sabía a qué me estaba enfrentando -dice Inma-, de que no acababa de darme cuenta qué suponía la enfermedad de mi hija. Supongo que era por mi juventud, pero no quise perder el ánimo en ningún momento. Esto era lo que tenía, y con ello tenía que salir adelante. En el fondo sentía como si Dios me hubiera dicho: «Mira lo que te mando, a ver cómo me lo cuidas. Y yo creo que Dios te da la gracia para sobrellevarlo».

«El neurólogo que trató a la niña -explica Inma- fue muy claro desde el primer momento. Nos dijo que la niña no avanzaría nunca, que tenía lesiones irreversibles, y que lo único que la ayudaría sería que nosotros disfrutáramos de la vida, que nos divirtiéramos, que, como matrimonio, estuviéramos muy unidos y fuéramos felices. Fue uno de los consejos más útiles que me han dado».

Después de nacer Pilar, les recomendaron que, ya que la niña necesitaba muchos cuidados, esperaran unos años antes de tener más hijos. Y de hecho, esperaron, hasta que decidieron fiarse de Dios, y cuatro años más tarde llegó Pablo. Y después Álvaro, y después Antonio, y después Inmaculada. «La gente me decía que si estaba loca, que cómo se me ocurría tener más hijos, con la dedicación que necesita Pilar. Pero mi marido y yo somos creyentes, estamos muy enamorados el uno del otro, y creemos que nuestros hijos son los que Dios ha querido poner en nuestras manos. Me hace gracia cuando me preguntan si Pilar era un hijo deseado. ¿Cómo no va a serlo? Cuando te casas con alguien a quien amas, estás abierto a la vida, y aceptas lo que venga y cuando venga, como una gran alegría».

Claro, si no estuvieras tú...

A Pilar le encantan las Navidades, y cuando coge una pandereta no hay quien la pare, aunque sólo mueva una mano. Casi no ve, pero conoce perfectamente a toda su familia y al personal del colegio. Aprende muy lentamente, pero se sabe todos los villancicos y todas las oraciones, hasta las más largas. Y es la favorita de sus hermanos, pues ninguno se olvida de ella. «El hecho de que los padres no lo veamos como un problema -opina Inma- hace que sus hermanos lo vean de la misma manera. Y es cierto que ella nos condiciona todas las salidas que hacemos en familia. Hasta hace poco no teníamos rampa, y cuando queríamos hacer algún plan, siempre había que pensar en que estaba ella, que había que cargar con la silla, etc. Y si a algún hermano se le escapa: Claro, si no estuviera Pilar..., con mucha gracia alguien le dice: Claro, si no estuvieras tú...»

Inma piensa que todas las cosas, las buenas y las malas, pueden llevarse con alegría y garbo. Sin grandes ostentaciones, con sencillez, el sufrimiento puede mirarse desde otro punto de vista si uno acepta la realidad que Dios le pone a cada uno en su camino. «Al poco tiempo de nacer Pilar -recuerda-, escuché el Evangelio que habla del ciego de nacimiento. Me acuerdo de que me ayudó muchísimo. En aquella lectura, se planteaba si el hecho de que hubiera nacido ciego era un castigo para sus padres. Y te explica que no, que es ciego y ya está. Me di cuenta de que, ante las dificultades, no puedes pensar: ¿Qué he hecho yo para merecer esto? No. Yo pienso: ¿Dónde iba a estar Pilar, mejor que con nosotros? ¿Dónde se la iba a querer y cuidar más?»