23 de julio de 2010.- El lenguaje tiene muchas dimensiones. Uno se expresa a sí mismo cuando habla. Al hablar se ve qué tipo de persona se es, qué grado de cultura se posee y en qué términos se valora a los demás. El lenguaje crea cultura.
Hoy está de moda decir malas palabras. A veces no hay más razones para explicar el uso de malas palabras que la de "todos hacen lo mismo". No nos damos cuenta de que "la estatura moral de las personas crece o disminuye según las palabras que pronuncian y los mensajes que eligen oír", dice Juan Pablo II. Además, nuestras obras nos siguen y quedan en nuestra alma, moldeándola.
Ana Catalina Emmerick escribe: "Todo cuento el hombre piensa, dice y hace tiene alguna vida y continúa viviendo como obra buena o mala. Lo malo hay que remediarlo con la confesión y la penitencia; de otro modo continuarán las consecuencias del pecado sin término" (tomo X, 478, n. 45). Leer más...