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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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martes, 2 de octubre de 2007

Octubre: Mes del Rosario / Autora: Tere Fernández

Origen e historia de esta devoción:

En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".

Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.

La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.

A finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses y decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.

Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral, alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.

En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.

Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.

Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.

El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.

En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas. Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.

¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?

El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de repente se levantó y anunció que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordena el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

La fuerza del Rosario

A lo largo de la historia, se ha visto como el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.

El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.

Todo cristiano puede rezar el Rosario. Es una oración muy completa, ya que requiere del empleo simultáneo de tres potencias de la persona: física, vocal y espiritual. Las cuentas favorecen la concentración de la mente.

Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.

Las Letanías

El Rosario no es una oración litúrgica, sino ejercicio piadoso. Las Letanías forman una parte oficial de la liturgia en cuanto que las invocaciones reciben permiso de la Santa Sede. Se cree que su origen fue, probablemente, antes del siglo XII.
La forma actual en la que las rezamos se adoptó en el santuario mariano de Loreto, en Italia y se llama Letanía lauretana. En 1587, el Papa Sixto V la aprobó para que la rezaran todos los cristianos. Todos los cristianos hemos recurrido a la Virgen en momentos de alegría llamándola “Causa de nuestra alegría”, en momentos de dolor diciéndole “Consoladora de los afligidos”, etc.

Podemos rezar las Letanías con devoción, con amor filial, con gozo de tener una Madre con tantos títulos y perfecciones, recibidos de Dios por su Maternidad divina y por su absoluta fidelidad. Al rezarlas, tendremos la dicha de alabar a María, de invocar su protección y de ser ayudados siempre ya que la Virgen no nos deja desamparados.

Cómo rezar el Rosario

Como se trata de una oración, lo primero que hay que hacer es saludar persignarnos y ponernos en presencia de Dios y de la Santísima Virgen.

Luego, se enuncian los misterios del día que se van a rezar y comenzamos a meditar en el primero de estos cinco misterios. Durante la oración de cada misterio, trataremos de acompañar a Jesús y a María en aquellos momentos importantes de sus vidas. Aprovechamos de pedirles ayuda para imitar las virtudes y cualidades que ellos tuvieron en esos momentos. Al meditarlos frecuentemente, estas guías pasan a formar parte de nuestra conciencia, de nuestra vida. Podemos ofrecer cada misterio del rosario por una intención en particular y se puede leer una parte del Evangelio que nos hable acerca del misterio que estamos rezando.

Cada misterio consta de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria. Usamos nuestro rosario pasando una cuenta en cada Avemaría. Así seguimos hasta terminar con los cinco misterios.

Al terminar de rezar los cinco misterios, se reza la Salve y se termina con las Letanías.

Los Misterios

Los quince misterios que se rezan nos recuerdan la vida de Jesús y, dependiendo del día, se rezan de la siguiente forma:

LUNES Y SÁBADO
MISTERIOS GOZOSOS VIRTUD (sugerida)

1. La Anunciación del ángel a la Virgen. La obediencia.
2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel. Amor al prójimo.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. Desprendimiento
4. La Presentación del niño Jesús en el templo. Pureza de intención.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo Sabiduría en cosas de Dios.

MARTES Y VIERNES
MISTERIOS DOLOROSOS VIRTUD (sugerida)

1. La Oración de Jesús en el huerto. Verdadero arrepentimiento de los pecados.
2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo. Espíritu de sacrificio
3. La coronación de espinas. Desapego a lo material
4. Jesucristo es cargado con la Cruz. Paciencia por mi cruz.
5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Generosidad

MIERCOLES Y DOMINGOS.
MISTERIOS GLORIOSOS VIRTUD (sugerida)

1. La Resurrección de Jesucristo. Fe, Esperanza y Caridad
2. La Ascensión del Señor a los Cielos. Deseo de ir al Cielo
3. La venida del Espíritu Santo. Deseo de vivir en Gracia
4. La Asunción de la Virgen a los Cielos. Amor a María
5. La Coronación de la Virgen en los Cielos. Perseverancia

JUEVES.
MISTERIOS LUMINOSOS

1. El Bautismo de Jesús en el Jordán 2 Co 5, 21; . Mt 3, 17.
2. Las bodas de Caná; Jn 2, 1-12.
3. El anuncio del Reino de Dios Mc 1, 15; Mc 2. 3-13; Lc 47-48.
4. La Transfiguración; Lc 9, 35.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Jn13, 1.

Aprender a equivocarse / Autor: José Luis Martín Descalzo

Una de las virtudes-defecto más cuestionables: el perfeccionismo. Virtud, porque evidentemente, lo es el tender a hacer todas las cosas perfectas. Y es un defecto porque no suele contar con la realidad: que lo perfecto no existe en este mundo, que los fracasos son parte de toda la vida, que todo el que se mueve se equivoca alguna vez.

He conocido en mi vida muchos perfeccionistas. Son, desde luego, gente estupenda. Creen en el trabajo bien hecho, se entregan apasionadamente a hacer bien las cosas e incluso llegan a hacer magníficamente la mayor parte de las tareas que emprenden.

Pero son también gente un poco neurótica. Viven tensos. Se vuelven cruelmente exigentes con quienes no son como ellos. Y sufren espectacularmente cuando llega la realidad con la rebaja y ven que muchas de sus obras -a pesar de todo su interés- se quedan a mitad de camino.

Por eso me parece que una de las primeras cosas que deberían enseñarnos de niños es a equivocarnos. El error, el fallo, es parte inevitable de la condición humana. Hagamos lo que hagamos habrá siempre un coeficiente de error en nuestras obras. No se puede ser sublime a todas horas. El genio más genial pone un borrón y hasta el buen Homero dormita de vez en cuando.

Así es como, según decía Maxwel Brand. "todo niño debería crecer con convicción de que no es una tragedia ni una catástrofe cometer un error". Por eso en las persona siempre me ha interesado más el saber cómo se reponen de los fallos que el número de fallos que cometen.

Ya que el arte más difícil no es el de no caerse nunca, sino el de saber levantarse y seguir el camino emprendido.

Temo por eso la educación perfeccionista. Los niños educados para arcángeles se pegan luego unos topetazos que les dejan hundidos por largo tiempo. Y un no pequeño porcentaje de amargados de este mundo surge del clan de los educados para la perfección.

Los pedagogos dicen que por eso es preferible permitir a un niño que rompa alguna vez un plato y enseñarle luego a recoger los pedazos, porque "es mejor un plato roto que un niño roto".

Es cierto. No existen hombres que nunca hayan roto un plato. No ha nacido el genio que nunca fracase en algo. Lo que sí existe es gente que sabe sacar fuerzas de sus errores y otra gente que de sus errores sólo casa amargura y pesimismo. Y sería estupendo educar a los jóvenes en la idea de que no hay una vida sin problemas, pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos.

No vale, realmente, la pena llorar por un plato roto. Se compra otro y ya está. Lo grave es cuando por un afán de perfección imposible se rompe un corazón. Porque de esto no hay repuesto en los mercados.

La Ancianita / Enviado por Vivy

La anciana campesina caminaba lentamente, cargando con dificultad un atado de leña para alimentar una hoguera en la que cocinaba. Su rancho era un pedazo de techo caído sobre una pared, formando un espacio triangular dentro de éste.

Un joven juez que en su tiempo libre paseaba por el campo, se encontró con ella y conmovido por la edad y las condiciones en las que vivía la humilde mujer, decidió buscar la manera de ayudarla.

La señora hablaba en forma alegre y determinada, le contó al juez que comía de lo que crecía en la granja, que tenía algunas gallinas y una vaca que le producían lo indispensable. No había tonos de queja ni de carencia en la conversación de la anciana, todo lo contrario, sus palabras estaban plenas de gratitud y esperanza. Después de haber conversado un buen rato, el juez le preguntó a la campesina:

-Disculpe señora, ¿hay alguna forma en la que la pueda ayudar? ¿Tal vez ropa, o medicinas? Si en algo puedo colaborarle solo dígame y con gusto haré lo que pueda.

La anciana guardó silencio por un momento, y finalmente respondió:

-Muchas gracias, en realidad no necesito nada para mí, pero sí para el viejito.

-¿El viejito?-, preguntó el juez.

-Sí -continuó la señora-, está muy enfermo, está adentro en la casa, ya no se puede ni parar, tiene muchos dolores, me toca hacerle todo porque el pobre no puede ni moverse.

-¿Y qué tiene su esposo?- replicó el juez, sorprendido.

-No es mi esposo -respondió la anciana-, es un viejito que encontré desamparado y ¿cómo lo iba a dejar solito? Por eso desde hace como dos años que lo estoy cuidando.

Nadie es tan pobre que no pueda dar, nadie es tan rico que no necesite recibir.

¿Mi psicología o mi pereza? / Autor: P. Fernando Pascual


Hemos convertido a la “psicología” en una excusa fácil, en una coartada para actuar según el capricho del momento.

Porque resulta muy fácil justificar la propia dejadez, o la avaricia, o la soberbia, o la envidia, o la crítica maldiciente, o tantas faltas graves, con la frase sencilla y confusa: “Es que mi psicología me lleva a esto”.

Nos hace falta valor para llamar a las cosas por su nombre. Porque si es verdad que existen fuerzas profundas que condicionan sentimientos e incluso algunos modos de actuar, también es verdad que muchas veces, con honradez y con un gesto de voluntad podríamos dar un cambio profundo en nuestras vidas.

El primer paso consiste precisamente en eso: reconocer que justificar nuestras malas acciones con la excusa de que “soy así” no nos lleva a nada bueno. Sobre todo cuando con esa justificación nos abandonamos a instintos bajos, a perezas egoístas o a hábitos mezquinos que nos impiden trabajar cada día por ser honestos, generosos y fieles a nuestros compromisos como seres humanos, como ciudadanos, como miembros de la Iglesia.

Una vez quitada la máscara fácil de la “psicología”, podremos dar el siguiente paso: identificar en qué aspectos necesitamos cambiar. Pensemos en lo pequeño. Podemos empezar por el orden en la propia habitación, la limpieza de la ropa, el aseo personal, la ayuda en las mil tareas de la casa. ¿No es hermoso dejar ese apego a la televisión o al periódico para ayudar a doblar calcetines y a limpiar platos? ¿No nos abrimos entonces a nuevas dimensiones de la vida que antes habíamos declarado “incompatibles” con la propia “psicología”?

Pensemos luego en lo grande. Hay situaciones de pecados profundos que uno arrastra durante meses y meses. En realidad, bastaría algo tan sencillo y tan enorme como abrirse a Dios, reconocer el pecado por su nombre y recurrir al sacramento de la confesión, desde un arrepentimiento profundo y sincero, para que inicie un cambio radical. Así ha ocurrido en tantos santos que vivían muy atados al pecado. Así sigue ocurriendo en tantas vidas “normales” que descubren que Dios ama al pecador y que repite sencillamente, profundamente, amorosamente: “Vete, y en adelante no peques más” (Jn 8,11).

Sepamos ser sinceros con nosotros mismos. La pereza nos ha acostumbrado a albergar, incluso a fomentar, vicios y miserias como si fuesen parte irrenunciable de una psicología enfermiza. La realidad es muy distinta. Porque mientras haya una pizca de libertad, mientras existan brasas de amor, siempre será posible el cambio.

Dios lo desea. Muchos familiares y amigos (los que me quieren de verdad) lo esperan. Incluso yo mismo, en el fondo, quisiera dar el paso... Quisiera, y hoy puedo empezar a darlo. Desde el amor extirparé la excusa fácil de “mi psicología”. Podré entonces iniciar el cambio, romper con el egoísmo, empezar a vivir según el Evangelio del amor y la esperanza.

Aniversario de la fundación del Opus Dei / Autor: Guillermo Urbizu

Era un 2 de octubre. El año 1928. La Providencia de Dios había ido preparando concienzudamente a san Josemaría Escrivá de Balaguer. Andaba inquieto. Sabía que el Señor quería algo de él. Se entregó al sacerdocio para estar mejor dispuesto. Iba recibiendo mociones interiores, pero no acababa de entender. Y rezaba más, y se mortificaba más. Su vida de piedad y su apostolado se intensificaban. Domine, ut videam!, ¡Señor que vea!, era una jaculatoría que repetía mucho por entonces.

Y ese día, el 2 de octubre de 1928, durante unos ejercicios espirituales en Madrid, y mientras repasaba algunas notas de esas inspiraciones que iba teniendo, Dios le hizo ver el Opus Dei. Desde ese día se puso a trabajar sin descanso, buscando vocaciones para sacar adelante aquella aventura divina. Rezando y haciendo rezar.

El espíritu del Opus Dei se cimenta en la filiación divina, en ese trato confiado y habitual con el Señor. Haciendo de cada momento un encuentro con Él. Con optimismo y buen humor, siendo el trabajo cotidiano verdadera oración, camino de santidad en la vida ordinaria. Sin desfallecer en la adversidad, con competencia profesional, luchando siempre, comenzando y recomenzando. “Una vez y siempre”. De esa tensión interior brota la verdadera alegría, la necesidad de hablar de Dios a los demás, amando la libertad de todos y viviendo la caridad.

Hoy el Opus Dei está presente en más de 60 países.

lunes, 1 de octubre de 2007

Oración Tengo Sed de Ti

"Mira que estoy a la puerta y llamo..."
(Apocalipsis 3, 20)

Es verdad. Estoy a la puerta de tu corazón, de día y de noche. Aún cuando no estás escuchando, aún cuando dudes que pudiera ser yo, ahí estoy: esperando la más pequeña señal de respuesta, hasta la más pequeña sugerencia de invitación que Me permita entrar.

Y quiero que sepas que cada vez que me invitas. Yo vengo siempre, sin falta. Vengo en silencio e invisible, pero con un poder y un amor infinitos, trayendo los muchos dones de Mí Espíritu. Vengo con Mi misericordia, con Mi deseo de perdonarte y de sanarte, con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión. Un amor en cada detalle, tan grande como el amor que he recibido de Mi Padre ("Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí..." (Jn 15,10). Vengo deseando consolarte y darte fuerza, levantarte y vendar todas tus heridas. Te traigo Mi luz, para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. Vengo con Mi poder, que me permite cargarte a ti: con Mi gracia, para tocar tu corazón y transformar tu vida. Vengo con Mi paz, para tranquilizar tu alma.

Te conozco como la palma de mi mano, sé todo acerca de ti, hasta los cabellos de tu cabeza he contado. No hay nada en tu vida que no tenga importancia para mí. Te he seguido a través de los años y siempre te he amado, hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de tus problemas. Conozco tus necesidades y tus preocupaciones y, si, conozco todos tus pecados. Pero te digo de nuevo que Te amo, no por lo que has hecho o dejado de hacer, Te amo por tí, por la belleza y la dignidad que mi Padre te dio al crearte a Su propia imagen. Es una dignidad que muchas veces has olvidado, una belleza que has empañado por el pecado. Pero te amo como eres y he derramado Mi Sangre para rescatarte. Si sólo me lo pides con fe, Mi gracia tocará todo lo que necesita ser cambiado en tu vida: Yo te daré la fuerza para librarte del pecado y de todo su poder destructor.

Sé lo que hay en tu corazón, conozco tu soledad y todas tus heridas, los rechazos, los juicios, las humillaciones, Yo lo sobrellevé todo antes que tú. Y todo lo sobrellevé por tí, para que pudieras compartir Mi fuerza y Mi victoria. Conozco, sobre todo, tu necesidad de amor, sé que tan sediento estás de amor y de ternura. Pero cuántas veces has deseado satisfacer tu sed en vano, buscando ese amor con egoísmo, tratando de llenar el vacío dentro de tí con placeres pasajeros, con el vacío aún mayor del pecado. ¿Tienes sed de amor?

"Vengan a Mí todos los que tengan sed..." (Jn 7, 37). Yo te saciaré y te llenaré. ¿Tienes sed de ser amado?, te amo más de lo que te puedes imaginar.... hasta el punto de morir en la cruz por tí.

TENGO SED DE TI. Si, esa es la única manera en que apenas puedo empezar a describir mi amor. TENGO SED DE TI. Tengo sed de amarte y de que tú me ames. Tan precioso eres para mí que TENGO SED DE TI. Ven a Mí y llenaré tu corazón y sanaré tus heridas. Te haré una nueva creación y te daré la paz aún en tus pruebas. TENGO SED DE TI. Nunca debes dudar de Mi Misericordia, de mi deseo de perdonarte, de Mi anhelo por bendecirte y vivir Mi vida en tí, y de que te acepto sin importar lo que hayas hecho. TENGO SED DE TI. Si te sientes de poco valor a los ojos del mundo, no importa. No hay nadie que me interese más en todo el mundo que tú. TENGO SED DE TI. Ábrete a Mí, ven a Mí, ten sed de Mí, dame tu vida. Yo te probaré qué tan valioso eres para Mi Corazón.

¿No te das cuenta de que Mi Padre ya tiene un plan perfecto para transformar tu vida a partir de este momento? Confía en Mí. Pídeme todos los días que entre y que me encargue de tu vida y lo haré. Te prometo ante Mi Padre en el Cielo que haré milagros en tu vida. ¿Por qué haría Yo esto? PORQUE TENGO SED DE TI. Lo único que te pido es que te confíes completamente a Mí. Yo haré todo lo demás.

Desde ahora, ya veo el lugar que Mi Padre te ha preparado en Mi Reino. Recuerda que eres peregrino en esta vida viajando a casa. El pecado nunca te puede satisfacer ni traerte la paz que anhelas. Todo lo que has buscado fuera de Mí sólo te ha dejado más vacío, así que no te ates a las cosas de este mundo; pero, sobre todo, no te alejes de Mí cuando caigas. Ven a mí sin tardanza porque cuando me das tus pecados, me das la alegría de ser tu Salvador. No hay nada que yo no pueda perdonar y sanar, así que ven ahora y descarga tu alma.

No importa cuánto hayas andado sin rumbo, no importa cuántas veces me hayas olvidado, no importa cuántas cruces lleves en esta vida, hay algo que quiero que siempre recuerdes y que nunca cambiará. TENGO SED DE TI, tal y como eres...No tienes que cambiar para creer en Mi Amor, ya que será tu confianza en ese Amor la que te hará cambiar. Tú te olvidas de Mí y, sin embargo. Yo te busco a cada momento del día y estoy ante las puertas de tu corazón, llamando. ¿Encuentras esto difícil de creer? Entonces, mira la Cruz, mira Mi Corazón que fue traspasado por tí. ¿No has comprendido Mi Cruz?, entonces escucha de nuevo las palabras que dijo en ella, te dicen claramente por qué Yo soporté todo esto por ti: ".... TENGO SED" (Jn 19, 28). Sí, TENGO SED DE TI. Como el resto del salmo que Yo estaba rezando dice de Mi:
"... esperé compasión inútilmente, esperé alguien que me consolara y no le hallé." (Salmo 69:20). Toda tu vida he estado deseando tu amor. Nunca he cesado de buscarlo y de anhelar que me correspondas. Tú has probado muchas cosas en tu afán por ser feliz. ¿Por qué no intentas abrirme tu corazón, ahora mismo, abrirlo más de lo que lo has hecho antes?

Cuando finalmente abras las puertas de tu corazón y finalmente te acerques lo suficiente entonces Me oirás decir una y otra vez, no en meras palabras humanas sino en espíritu: "no importa qué es lo que hayas hecho, te amo por ti mismo. Ven a Mí con tu miseria y tus pecados, con tus problemas y necesidades, y con todo tu deseo de ser amado. Estoy a la puerta de tu corazón y llamo... ábreme, porque TENGO SED DE TI...."

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Jesús es Dios, por lo tanto Su Amor y Su Sed son infinitos. El, Creador del universo, pidió el amor de sus criaturas. Tiene sed de nuestro amor.... Estas palabras:
"Tengo sed"
¿Tienen un eco en nuestra alma?"

Madre Teresa de Calcuta

Diez al Profe... / Autor: Manuel Cevallos Alcocer, L.C.

Recibí un mail de una amiga, excompañera de la preparatoria y entre todas las peripecias que me narraba, encontré una digna de mayor atención: «el viernes fuimos a una cena para reunir fondos para el maestro Cabrerita ¿Te acuerdas de él?».

Cuando cursábamos la preparatoria teníamos un excelente profesor de Literatura Universal y Literatura Hispanoamericana: Gerardo Cabrera. Por nosotros era conocido como “Cabrerita”, a pesar de que ni su inteligencia ni su corpulencia fuesen diminutivas, sino más bien muy grandes (ambas). Un hombre consagrado totalmente a la enseñanza que vivía en su casa, con la sola compañía de su hermana y de sus más de 4000 libros.

Mientras cada uno de nosotros hacía su carrera universitaria y se encarrilaba hacia su estado de vida, el profesor Cabreara cayó gravemente enfermo a causa de una rara dolencia. A esta siguieron varias complicaciones y lo que parecía una enfermedad pasajera se convirtió en un definitivo estado de postración en una cama: con todas las piernas llagadas e insuficiencias en algunos órganos vitales, “Cabrerita” lleva más de 10 años encerrado en su biblioteca. Sí, hizo de su biblioteca su habitación, estudio, y comedor.

Dejó de recibir su exiguo salario de profesor ante la imposibilidad de continuar su actividad docente. Su pensión, sus ahorros y aquello que podía obtener por su cuenta se acabó en pocos meses por los enormes gastos médicos y la necesidad económica llegó a un estado verdaderamente crítico. Su enfermedad consumió además de su cuerpo sus recursos económicos al grado de tener que pasar algún día sin comer por no tener nada.

Siendo un hombre de una profundísima fe en Dios, nunca dudó del auxilio divino y éste llegó de una forma muy gratificante.

Resulta que uno de sus exalumnos se enteró del estado de “Cabrerita”. Al visitarlo, no sólo se comprometió a frecuentarlo periódicamente, sino a ayudarle económicamente. Este exalumno les comentó a los demás compañeros de su generación la situación y organizaron cenas, rifas, y otros eventos entre los antiguos compañeros de clase para “recaudar fondos para Cabrerita”. Ni qué decir del éxito que tuvo aquella primera colecta. Esto fue hace ya unos años.

Volviendo al mail de mi amiga, me contaba que habían hecho una cena con los de mi generación para juntar dinero para el profe. Aquellos primeros exalumnos no sólo se comprometieron a recolectar fondos, sino que fueron pasando la voz a las distintas generaciones de exalumnos para que todos se solidarizaran con aquel que nos había ofrecido tantas horas de clase, de sabiduría y de profundo testimonio cristiano. Y “Cabrerita” sigue allí, con sus padecimientos, pero dándonos ejemplo de esperanza y de gratitud hacia su exalumnos.

La verdad es que el hecho me conmovió. No cabe duda que la huella que un profesor deja en las almas de sus alumnos es indeleble, cuando ha sabido transmitir su sabiduría con pedagogía y con amor. Un diez para el profesor Cabrera por su ejemplo; un diez a los exalumnos por haber aprobado el examen de la vida, que es el de la solidaridad y el de la gratitud.

Alguien dijo «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos» ¡Y qué cierto es!

La apariencia no lo es todo..../ Enviado por Vivy

A veces la apariencia no lo es todo...John Blanchard se levanto de la banca, aliso su uniforme de marino y estudio a la muchedumbre que hormigueaba en la Grand Central Station.

Buscaba a la chica cuyo corazón conocía, pero cuya cara no había visto jamás, la chica con una rosa en su solapa. Su interés en ella había empezado trece meses antes en una biblioteca de Florida.

Al tomar un libro de un estante, se sintió intrigado, no por las palabras del libro, sino por las notas escritas a lápiz en el margen. La suave letra reflejaba un alma pensativa y una mente lucida: En la primera página del libro, descubrió el nombre de la antigua propietaria del libro, Miss Hollis Maynell. Invirtiendo tiempo y esfuerzo, consiguió su dirección.

Ella vivía en la ciudad de Nueva York. Le escribió una carta presentándose e invitándola a cartearse. Al día siguiente, sin embargo, fue embarcado a ultramar para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante el año y el mes que siguieron, ambos llegaron a conocerse a través de su correspondencia. Cada carta era una semilla que caía en un corazón fértil; un romance comenzaba a nacer. Blanchard le pidió una fotografía, pero ella se rehusó.

Ella pensaba que si el realmente estaba interesado en ella, su apariencia no debía importar. Cuando finalmente llego el día en que el debía regresar de Europa, ambos fijaron su primera cita a las siete de la noche, en la Grand Central Station de Nueva York.

Ella escribió: "Me reconocerás por la rosa roja que llevare puesta en la solapa." Así que a las siete en punto, el estaba en la estación, buscando a la chica cuyo corazón amaba, pero cuya cara desconocía.

Dejare que Mr. Blanchard relate lo que sucedió después:

"Una joven venia hacia mi, y su figura era larga y delgada. Su cabello rubio caía hacia atrás en rizos sobre sus delicadas orejas; sus ojos eran tan azules como flores. Sus labios y su barbilla tenían una firmeza amable y, enfundada en su traje verde claro, era como la primavera encarnada. Comencé a caminar hacia ella, olvidando por completo que debía buscar una rosa roja en su solapa. Al acercarme, una pequeña y provocativa sonrisa curvo sus labios. '¿Vas en esa dirección, marinero?' murmuro.

Casi incontrolablemente, di un paso para seguirla y en ese momento vi a Hollis Maynell. "Estaba parada casi detrás de la chica. Era una mujer de mas de cuarenta años, con cabello entrecano que asomaba bajo un sombrero gastado. Era bastante llenita y sus pies, anchos como sus tobillos, lucían unos zapatos de tacón bajo."

"La chica del traje verde se alejaba rápidamente. Me sentí como partido en dos, tan vivo era mi deseo de seguirla y, sin embargo, tan profundo era mi anhelo por conocer a la mujer cuyo espíritu me había acompañado tan sinceramente y que se confundía con el mío. Y ahí estaba ella. Su faz pálida y regordeta era dulce e inteligente, y sus ojos grises tenían un destello cálido y amable. No dude más. Mis dedos afianzaron la gastada cubierta de piel azul del pequeño volumen que haría que ella me identificara".

"Esto no seria amor, pero seria algo precioso, algo quizás aun mejor que el amor: una amistad por la cual yo estaba y debía estar siempre agradecido. Me cuadre, salude y le extendí el libro a la mujer, a pesar de que sentía que, al hablar, me ahogaba la amargura de mi desencanto".


Soy el teniente John Blanchard, y usted debe ser Miss Maynell. Estoy muy contento de que pudiera usted acudir a nuestra cita. ¿Puedo invitarla a cenar? La cara de la mujer se ensancho con una sonrisa tolerante. 'No se de que se trata todo esto, muchacho,' respondió, 'pero la señorita del traje verde que acaba de pasar me suplico que pusiera esta rosa en la solapa de mi abrigo. Y me pidió que si usted me invitaba a cenar, por favor le dijera que ella lo esta esperando en el restaurante que esta cruzando la calle.

Dijo que era algo asi como una prueba, no es dificil entender y admirar la sabiduria de Miss Maynell. La verdadera naturaleza del corazon se descubre en su respuesta a lo que no es atractivo.

"Ay de mi, si no evangelizara" / Autor: P. Manuel Iglesias, S.J.


I-"La mies, ciertemente, es mucha, pero los obreros, pocos; pedid, por tanto, al dueño de la mies que mande obreros a su mies" (Mateo 9, 37-38). Me gustaría oírtelo, Señor, una vez más el próximo día 21; antes lo
llamábamos Día de las Misiones (DOMUND) y ahora, como la palabra
"misiones" va siendo desterrada poco a poco, se llama DIA DE LA
EVANGELIZACION DE LOS PUEBLOS. Digo que sería bueno que intervinieras, porque temo
también que la palabra "evangelización" pueda ir contaminándose: a
veces ya nos hablan sólo, o casi sólo, o principalmente de inculturación,
de promoción cultural, de la carrera de los armamentos: cosas así. Como
si "evangelizar" fuese inoportuno, poco respetuoso con los demás ¡No
hay que molestar ni ser tan fanáticos! (Jesús, ¿me habré vuelto desconfiado por escaldado, o es que soy el mismísimo espíritu de la
contradicción?)

II. ¡Qué buena pieza lograste con Saulo de Tarso, que no tenía miedo a "hacer proselitismo"! "Si evangelizo, eso no es para mí motivo de
orgullo
-decía-, porque es un deber que pesa sobre mí, pues ¡ay de mi, si no evangelizara!". Y comentó lo de la paga: ¿Cuál es mi recompensa por evangelizar? ¡Ofrecer gratis el Evangelio! (1ª Corintios 9, 16. 18). El
trabajo de evangelizar es inacabable; pero el sueldo es infinito.

Sí, Jesús, prefiero ese lenguaje de la primera Iglesia. Para aquellos
"misioneros" el objeto de la evangelización era, simpemente, "hablar de tí", anunciarte a ti como enviado del Padre y salvador único (cfr. por ejemplo, Hch 5, 42; 8, 35; 11, 20). La fe llega al corazón a través del oído, pero, claro, "¿cómo van a escuchar, sin uno que predique? Y
¿cómo van a predicar, si no se les envía (= si nos son enviados, si no hay
"misioneros")? ... La fe depende del mensaje que se oye, y ese mensaje llega a través de "la palabra acerca de Cristo" (Rom 10, 14-15. 17). El contenido del mensaje es un nombre, una persona: ¡Tú, Jesús!

III. Misión es "envío", y el misionero es el "enviado". Tú, el primer misionero, dijiste: "Como el Padre me ha enviado, también os envío yo" (Juan 20, 21). Misiones y misioneros, para una tarea: ¡evangelizar! "Hablar de tí". Si nos quedamos en la preevangelización, en hacer las cosas que cualquier pagano medianamente filántropo puede hacer, ¿qué conciencia tenemos de enviados por tí y para lo que tú nos envías?
Para que el mundo crea, ya sé lo que tengo que pedir el día 21 y todos
los días, hoy en concreto a santa Teresa del Niño Jesús, pues todos los
días, son Día de las Misiones (perdón, de la Evangelización de los
Pueblos): que el Padre y tú enviéis a la mies obreros obedientes a tu
mandato: "Id a todo el mundo y predicad el Evangelio... El que crea y se
haga bautizar se salvará, pero el que no crea se condenará"
(Marcos 16,
15-16). No son palabras de broma.

Y te doy gracias, Señor, porque sigues enviando obreros a la mies,
dorada ya para la siega (cfr. Juan 4, 35). Te doy gracias porque, por medio
de tus enviados, "a los pobres se les predica el Evangelio" (Mateo 11, 5); porque "a toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje" (Salmo 19, 5). Da a tus misioneros un corazón
universal como el tuyo, capaz de entregarse como tú te entregaste "en
rescate por todos"
(1ª Timoteo 2, 6).

"¡Oh Dios, que te alaben todos los pueblos, que todos los pueblos te
alaben!"
(Salmo 67, 4).

domingo, 30 de septiembre de 2007

Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona de las misiones / Autora: Coro Marín


"La Florecita", "Santa Teresita de Lisieux"

Fiesta: 1 de Octubre
Patrona de las misiones

Doctora de la Iglesia

"En el Corazón de mi Madre, la Iglesia,
yo seré el AMOR"


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BIOGRAFIA

Santa Teresa del Niño Jesús nació en la ciudad francesa de Alençon, el 2 de enero de 1873, sus padres ejemplares eran Luis Martin y Acelia María Guerin, ambos venerables. Murió en 1897, y en 1925 el Papa Pío XI la canonizó, y la proclamaría después patrona universal de las misiones. La llamó «la estrella de mi pontificado», y definió como «un huracán de gloria» el movimiento universal de afecto y devoción que acompañó a esta joven carmelita. Proclamada "Doctora de la Iglesia" por el Papa Juan Pablo II el 19 de Octubre de 1997 (Día de las misiones).

«Siempre he deseado, afirmó en su autobiografía Teresa de Lisieux, ser una santa, pero, por desgracia, siempre he constatado, cuando me he parangonado a los santos, que entre ellos y yo hay la misma diferencia que hay entre una montaña, cuya cima se pierde en el cielo, y el grano de arena pisoteado por los pies de los que pasan. En vez de desanimarme, me he dicho: el buen Dios no puede inspirar deseos irrealizables, por eso puedo, a pesar de mi pequeñez, aspirar a la santidad; llegar a ser más grande me es imposible, he de soportarme tal y como soy, con todas mis imperfecciones; sin embargo, quiero buscar el medio de ir al Cielo por un camino bien derecho, muy breve, un pequeño camino completamente nuevo. Quisiera yo también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección».

Teresa era la última de cinco hermanas - había tenido dos hermanos más, pero ambos habían fallecido - Tuvo una infancia muy feliz. Sentía gran admiración por sus padres: «No podría explicar lo mucho que amaba a papá, decía Teresa, todo en él me suscitaba admiración».

Cuando sólo tenía cinco años, su madre murió, y se truncó bruscamente su felicidad de la infancia. Desde entonces, pesaría sobre ella una continua sombra de tristeza, a pesar de que la vida familiar siguió transcurriendo con mucho amor. Es educada por sus hermanas, especialmente por la segunda; y por su gran padre, quien supo inculcar una ternura materna y paterna a la vez.

Con él aprendió a amar la naturaleza, a rezar y a amar y socorrer a los pobres. Cuando tenía nueve años, su hermana, que era para ella «su segunda mamá», entró como carmelita en el monasterio de la ciudad. Nuevamente Teresa sufrió mucho, pero, en su sufrimiento, adquirió la certeza de que ella también estaba llamada al Carmelo.

Durante su infancia siempre destacó por su gran capacidad para ser «especialmente» consecuente entre las cosas que creía o afirmaba y las decisiones que tomaba en la vida, en cualquier campo. Por ejemplo, si su padre desde lo alto de una escalera le decía: «Apártate, porque si me caigo te aplasto», ella se arrimaba a la escalera porque así, «si mi papá muere no tendré el dolor de verlo morir, sino que moriré con él»; o cuando se preparaba para la confesión, se preguntaba si «debía decir al sacerdote que lo amaba con todo el corazón, puesto que iba a hablar con el Señor, en la persona de él».

Cuando sólo tenía quince años, estaba convencida de su vocación: quería ir al Carmelo. Pero al ser menor de edad no se lo permitían. Entonces decidió peregrinar a Roma y pedírselo allí al Papa. Le rogó que le diera permiso para entrar en el Carmelo; el le dijo: «Entraréis, si Dios lo quiere. Tenía ‹dice Teresa‹ una expresión tan penetrante y convincente que se me grabó en el corazón».

En el Carmelo vivió dos misterios: la infancia de Jesús y su pasión. Por ello, solicitó llamarse sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Se ofreció a Dios como su instrumento. Trataba de renunciar a imaginar y pretender que la vida cristiana consistiera en una serie de grandes empresas, y de recorrer de buena gana y con buen ánimo «el camino del niño que se duerme sin miedo en los brazos de su padre».


Padres de Sta. Teresita
Luis Martin y Acelia María Guerin

A los 23 años enfermó de tuberculosis; murió un año más tarde en brazos de sus hermanas del Carmelo. En los últimos tiempos, mantuvo correspondencia con dos padres misioneros, uno de ellos enviado a Canadá, y el otro a China, y les acompañó constantemente con sus oraciones. Por eso, Pío XII quiso asociarla, en 1927, a san Francisco Javier como patrona de las misiones.

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ORACION DE STA. TERESITA
A LA VIRGEN MARIA


"Para que una hija
pueda a su madre querer,
es necesario que ésta
sepa llorar con ella,
que con ella comparta
sus penas y dolores.

¡Oh dulce Reina mía!,
cuántas y amargas lágrimas
lloraste en el destierro para ganar mi corazón,

¡oh Reina!
Meditando tu vida
tal como describe el Evangelio,
yo me atrevo a mirarte
y hasta a acercarme a ti.

No me cuesta creer que soy tu hija,
cuando veo que mueres,
cuando veo que sufres como yo".


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ORACION
A SANTA TERESITA


¡Santa Teresa del Niño Jesús! Durante tu corta vida en la tierra llegastes a ser espejo de pureza angélica, de amor fuerte como la muerte y de total abandono en manos de Dios. Ahora que gozas de las recompensas de tus virtudes, vuelve hacia mi tus ojos de misericordia, pues yo pongo toda mi confianza en ti.

Obtenme la gracia de guardar mi mente y corazón limpios como los tuyos, y que aborrezca sinceramente cuanto pueda de alguna manera empeñar la gloriosa virtud de la pureza, tan querida de nuestro Señor.

Encantadora rosa y reinecita, recuerda tus promesas de que jamás dejarías sin atender ninguna petición que te hiciera, que enviarías una lluvia de rosas y vendrías a la tierra para hacer el bien.

Con la confianza que me inspira tu poder ante el Sagrado Corazón imploro tu intercesión en mi provecho y me concedas esta gracia que yo tanto deseo (Mencione lo que desea).

Santa "Teresita", recuerda tu promesa de "hacer bien en la tierra" y que enviarías "lluvia de rosas" sobre quienes te invoquen. Obtenme de Dios las gracias que quiero de su infinita bondad. Que yo experimente el poder de tus oraciones en cualquier necesidad.

Consuélame en todas las amarguras de la vida presente, en especial cuando me llegue la hora de la muerte, para que yo sea digno de tener parte en la felicidad eterna de que tú disfrutas en el cielo. Amén.

Oración final

Padre celestial, por medio de Santa Teresa del Niño Jesús, quieres recordar al mundo el amor misericordioso que llena tu Corazón y que pongamos en El nuestra confianza como los niños en sus padres. Humildemente te damos gracias por haber coronado de tanta gloria a tu hija Teresa, siempre fiel, y por haberle dado el admirable poder de acercar a ti día tras día innumerables almas que te alaben eternamente.

¡Oh Señor! Tú dijiste: " Si no.....vuelven a ser como niños no podrán entrar en el Reino de los Cielos" (Mt 18,3). Concédenos, te rogamos, seguir las huellas de tu virgen Teresa con humildad y pureza de intención para que podamos alcanzar los premios eternos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Compañeros de viaje / Autor: Teresa Fernández

Los ángeles son mensajeros de Dios. Se encargan de cuidarnos aquí en la Tierra. Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos. En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, han podido ser oídos y vistos materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, el profeta Daniel y Zacarías.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus mensajeros, cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, protectores y ministros de la justicia divina.

Los ángeles nos comunican mensajes del Señor importantes en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente, descubrir la verdad; por ejemplo tenemos las apariciones a la Virgen María, San José y Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, cuando muramos, hasta el Trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Éste será el último servicio que nos presten, pero el más importante, pues al morir no nos sentiremos solos. Como ejemplo de ello, tenemos al arcángel Rafael cuando dice a Tobías: “Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor” (Tob 12,12-16).

Los ángeles nos animan a ser buenos. Ellos ven continuamente el rostro de Dios, pero también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber cómo obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. Como ejemplo de esto, tenemos el texto que nos dice: “Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente” (Lc 15,10).

La misión de los ángeles es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.

Es muy fácil que nos olvidemos de la existencia de los ángeles por el ajetreo de la vida y principalmente porque no los vemos. Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles. Por esta razón, la Iglesia ha fijado estas dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos este día para pedir su ayuda.

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Angeles / Autor: Padre Jordi Rivero



«He pensado que estos ángeles pueden volar porque no se encuentran bajo la gravitación de las cosas materiales de la tierra, sino en la gravitación del amor del Resucitado; y que podríamos volar si nos saliéramos algo de la gravitación de los material y entráramos en la nueva gravitación del Resucitado». -Benedicto XVI, 3 Marzo, 2007

v Los ángeles están de moda-Libros, películas…
-Es bueno que se hable de los ángeles mientras que se hable la verdad.
-Desafortunadamente lo que abunda es fantasía que responde al afán de novedades. Se dice que los ángeles son: Energía; dioses; Seres humanos re-encarnados o que los seres humanos seremos ángeles.

v La respuesta a estos errores no es rechazar a los ángeles sino conocerlos bien, según la revelación de Dios. Veamos porque conocer y recibir bien a los ángeles es importante.

v Recordemos: Los ángeles buenos nunca son agentes independientes, nunca se centran en si mismos. SIEMPRE están al servicio de Dios y siempre nos guían a la Verdad plena que es Jesucristo. Cuidado con historias de ángeles que ignoran o contradicen la fe cristiana. Los ángeles de Dios son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20). CIC 329

v Los ángeles existen.
o Es doctrina de la fe católica, fundamenta en las Sagradas Escrituras y en la unanimidad de la Tradición Apostólica. “Confirmado en el Concilio Lateranense IV (1215), cuya formulación ha tomado el Concilio Vaticano I en el contexto de la doctrina sobre la creación (Const. De fide Cath... DS 3002). “ Ver CIC 328s.
o En el Credo proclamamos y confesamos a Dios creador de todo lo invisible e invisible.

v Angeles buenos y demonios.
o Dios creó a todos los ángeles para compartir su felicidad eterna. Pero los ángeles fueron probados y una porción de ellos se rebeló contra Dios. “ángeles llamados a declararse en favor de Dios o contra Dios mediante un acto radical e irreversible de adhesión o de rechazo de su voluntad de salvación”. (JP2, 30,VII,86)
o Destino: San Pedro: Jesús "está a la diestra de Dios, después de haber ido al cielo, una vez sometidos a El ángeles, potestades y poderes" (1 Pe 3, 22).

v Naturaleza angelical
o Seres espirituales, no corporales CIC 328
o Los ángeles y los seres humanos son de diferente naturaleza. Ni los hombres se convierten en ángeles ni los ángeles en hombres.
o Los ángeles no tienen "cuerpo" (si bien en determinadas circunstancias se manifiestan bajo formas visibles a causa de su misión en favor de los hombres), y por tanto no están sometidos a la ley de la corruptibilidad que une todo el mundo material. Jesús mismo, refiriéndose a la condición angélica, dirá que en la vida futura los resucitados "no pueden morir y son semejantes a los ángeles" (Lc 20, 36). (JPII; 6,VIII,86)
o Son inmortales" Cf CIC 330.
o Tienen inteligencia y voluntad.
o Superan en perfección a todas las criaturas visibles.
o “Los ángeles son seres personales y, en cuanto tales, son también ellos, "imagen y semejanza" de Dios.

v Ordenes y grados de ángeles
o “La Sagrada Escritura se refiere a los ángeles utilizando también apelativos no sólo personales (como los nombres propios de: Rafael, Gabriel, Miguel), sino también "colectivos" (como las calificaciones de: Serafines, Querubines, Tronos, Potestades, Dominaciones, Principados), así como realiza una distinción entre Ángeles y Arcángeles. Aún teniendo en cuenta el lenguaje analógico y representativo del texto sacro, podemos deducir que esto seres-personas, casi agrupados en sociedad, se subdividen en órdenes y grados, correspondientes a la medida de su perfección y a las tareas que se les confía. Los autores antiguos y la misma liturgia hablan también de los coros angélicos (nueve, según Dionisio el Areopagita). La teología, especialmente la patrística medieval, no ha rechazado estas representaciones, tratando en cambio de darle una explicación doctrinal y mística, pero sin atribuirles un valor absoluto.” (JPII, 6, VIII,86)
o Algunos autores y místicos, dividen a los ángeles entre Asistentes al Trono Divino (los grados mas altos) y Mensajeros de Dios que cumplen diversas misiones por encargo suyo.

v Aunque la Biblia habla de siete arcángeles (Cf Tb 12,15, Ap 1,4) solo revela el nombre de tres. Estos son los que la Iglesia honra con culto litúrgico: Miguel, Gabriel y Rafael.
o La fiesta de los arcángeles es el 29 de septiembre.
o Cada uno de los nombres termina con “El” que significa “Dios”.
o El primero es Miguel Arcángel (cf. Dan 10, 13. 20; Ap 12, 7; Jdt 9).
§ Su nombre expresa sintéticamente la actitud esencial de los espíritus buenos. "Mica-El" significa en efecto: "¿Quién como Dios?".
§ En este nombre se halla expresada la elección salvífica gracias a la cual los ángeles "ven la faz del Padre" que está en los cielos.
o El segundo es Gabriel: figura vinculada sobre todo al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios (cf. Lc 1, 19. 26).
§ Gabri-El significa: "Mi poder es Dios" o "Poder de Dios", como para decir que el culmen de la creación, la Encarnación es el signo supremo del Padre Omnipotente.
o El tercer arcángel se llama Rafael.
§ "Rafa-El" significa: "Dios cura". Él se ha hecho conocer por la historia de Tobías en el Antiguo Testamento (cf. Tob 12. 15. 20, etc.).

v Cada una de estas tres figuras: Mica-El, Gabri-El y Rafa-El reflejan de modo particular la verdad contenida en la pregunta planteada por el autor de la Carta a los Hebreos: "¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio en favor de los que han de heredar la salud?" (Heb 1, 14).” (JPII, 6, VIII,86)
o Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San Uriel, San Barachiel ó Baraquiel, San Jehudiel, Saeltiel) no aparecen en la Biblia. Se encuentran en los libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en la literatura rabínica. Estos nombres pueden tenerse como referencia pero no son doctrina de la Iglesia ya que provienen de libros que no son parte del canon de la Sagrada Escritura.

v Nos acercamos a los ángeles a medida que estamos en gracia de Dios:
o "Vosotros os habéis allegado al Monte Sión, a la Jerusalén Celestial y a las miríadas de Ángeles..." Hebreos 12,22. (Cf. Ap. 5,11 y Mt. 26,53).
o Aunque invisibles, tienen una misión de gran importancia para nosotros.
o Vemos además que son innumerables.

v Que hacen los ángeles buenos
o La Sagrada Escritura les llama “ángeles” de “angelus” significa “mensajero”.

§ El término hebreo “malak” utilizado en el A.T. significa “delegado” o “embajador”
o San Agustín dice respecto a ellos "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel". CIC 329
o Fueron creados, como los hombres, conocer, amar y servir a Dios.
o Ante todo los ángeles adoran a Dios.

§ “Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20). CIC 329

§ “Lo dice Jesús mismo: "Sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos" (Mt 18, 10). Ese "ver de continuo la faz del Padre" es la manifestación más alta de la adoración de Dios. Se puede decir que constituye esa "liturgia celeste", realizada en nombre de toso el universo, a la cual se asocia incesantemente la liturgia terrena de la Iglesia, especialmente en sus momentos culminantes. Baste recordar aquí el acto con el que la Iglesia, cada día y cada hora, en el mundo entero, antes de dar comienzo a la plegaria eucarística en el corazón de la Santa Misa, se apela "a los Ángeles y a los Arcángeles" para cantar la gloria de dios tres veces Santo, uniéndose así a aquellos primeros adoradores de Dios, en el culto y en el amoroso conocimiento del misterio inefable de su santidad.” (JPII; 6, VIII,86)

§ “Los Salmos de modo especial se hacen intérpretes de esa voz cuando proclaman, por ejemplo: "alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo, todos sus ángeles..." (Sal 148, 1-2). De modo semejante el Salmo 102 (103): "Bendecid a Yahvé vosotros sus ángeles, que sois poderosos y cumplís sus órdenes, prontos a la voz de su palabra" (Sal 102/103, 20). “ (JPII; 30,VII,86)
o Toman parte en el gobierno de Dios sobre la creación como poderosos ejecutores de sus órdenes.
o Dios también los asigna a cuidar cada nación. Cf. Daniel 10, 13-21.
o También el cuidado de las iglesias: Apocalipsis 1:20 “las siete estrellas son los Angeles de las siete Iglesias”
o Dios les ha confiado en particular un cuidado y solicitud para con los hombres

§ Presentan a Dios las peticiones y oraciones del los hombres. Tobías 3,16-17 “Fue oída en aquel instante, en la Gloria de Dios, la plegaria de ambos y fue enviado Rafael a curar a los dos: a Tobit, para que se le quitaran las manchas blancas de los ojos y pudiera con sus mismos ojos ver la luz de Dios; y a Sara la de Raquel, para entregarla por mujer a Tobías, hijo de Tobit, y librarla de Asmodeo, el demonio malvado.”

§ Nos ayudan a ser fieles al Señor y cumplir nuestra misión

§ Salmo 91,11-12 “El dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos. Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie”

§ Tobías 12,6 “Entonces Rafael llevó aparte a los dos y les dijo: «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los bienes que os ha concedido, para bendecir y cantar su Nombre. Manifestad a todos los hombres las acciones de Dios, dignas de honra, y no seáis remisos en confesarle.”
o “Son también los ángeles quienes "evangelizan" (Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación, y de la Resurrección de Cristo.” CIC 333.

§ A los pastores “La gloria del Señor los envolvió con su luz y se llenaron de temor” “No temáis pues os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo… ”
o Tienen por lo tanto una función de mediación y ministerio en las relaciones entre Dios y los hombres.
§ ¿Pero no dice Pablo que solo Jesús es mediador? Si. Pero los ángeles y los santos le ayudan. Dios ha querido compartir su obra de salvación.
§ Pablo a los Hebreos: a Cristo se la ha dado un “nombre”, y por tanto un ministerio de mediación, muy superior al de los ángeles” cf. Heb 1,4.
o “Cristo es el centro del mundo de los ángeles y de toda la creación. Los ángeles le pertenecen: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles... (Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para El: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él" (Col 1, 16). CIC 331

§ (Jesús) “los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hb 1, 14). CIC 331

v Actúan desde la creación y a lo largo de toda la historia de la salvación
o los encontramos, anunciando la salvación y sirviendo al designio divino de su realización:
o Cierran el paraíso terrenal
o protegen a Lot
o salvan a Agar y a su hijo
o detienen la mano de Abraham
o la ley es comunicada por su ministerio (Cf. Hch 7, 53)
o conducen el pueblo de Dios
o anuncian nacimientos y vocaciones
o asisten a los profetas
o Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús.

v “De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles” CIC 333.
o Cuando Dios introduce "a su Primogénito en el mundo, dice: `adórenle todos los ángeles de Dios'" (Hb 1, 6).
o Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista Cf. Lc, 1,11
o Es enviado a la Virgen María para comunicarle la elección divina y pedirle su FIAT Cf. Lc 1, 26-37
o Un ángel avisa a San José sobre la encarnación y sobre su misión.
§ Mateo 1,20-21 “El Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»o Anuncian a los Pastores el nacimiento y cantas alabanzas por el: "Gloria a Dios... (Lc 2, 9-14)
o Protegen la infancia de Jesús ante el peligro de Herodes Cf. Mt 2,13
o Sirven a Jesús en el desierto. Cf Mt 4,11
o En Getsemaní. Lo reconfortan en la agonía, cuando El habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos como en otro tiempo Israel.
o Después de la resurrección de Cristo un ángel se apareció en forma de un joven y le dijo a las mujeres que habían acudido al sepulcro y estaban sorprendidas por el hecho de encontrarlo vacío: "No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí... Pero id a decir a sus discípulos..." (Mc 16, 6-7).
o María Magdalena, que se ve privilegiada por una aparición personal de Jesús, ve también a dos ángeles (Jn 20, 12-17; cf. también Lc 24, 4).
o Ascensión. Los ángeles "se presentan" a los Apóstoles para decirles: "Hombre de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hch 1, 11).

v En la segunda venida de Cristo, la “parusía” anunciada por los ángeles, éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor Cf Mt 25, 31.
o El Hijo del hombre... vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles. (Cf. Mc 8, 38; Mt 16, 27; Lc 9, 26; 2 Tes 1, 7.
o “(Jesús) atribuye a los ángeles la función de testigos en el supremo juicio divino sobre la suerte de quien ha reconocido o renegado a Cristo: "A quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios" (Lc 12, 8-9; cf. Ap 3, 5). Estas palabras son significativas porque si los ángeles toman parte en el juicio de Dios, están interesados en la vida del hombre.” -(JPII, 6, VIII,86)

v “Se puede, por tanto, decir que los ángeles, como espíritus puros, no sólo participan en el modo que les es propio de la santidad del mismo Dios, sino que en los momentos-clave rodean a Cristo y lo acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los hombres. De igual modo también toda la Tradición y el Magisterio ordinario de la Iglesia ha atribuido a lo largo de los siglos a los ángeles este carácter particular y esta función de ministerio mesiánico.” -(JP2, 30,VII,86)

v Los ángeles en la vida de la Iglesia
- “Toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles”. -CIC 334
-En Los Hechos de los Apóstoles aparece la solicitud de los ángeles por el hombre y su salvación:
-El ángel de Dios libera a los Apóstoles de la prisión (cf. Hch 5, 18-20),
-Libera a Pedro, que estaba amenazado de muerte por la mano de Herodes (cf. Hch 12, 5-10)
-El ángel guía la actividad de Pedro respecto al centurión Cornelio, el primer pagano convertido (Hch 10, 3-8; 11, 12-13).
-Guía al diácono Felipe en el camino de Jerusalén a Gaza (Hch 8, 26-29).
-En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo. El cántico de alabanza en el nacimiento de Jesús resuena en la liturgia.
-Invoca su asistencia (así en el "Supplices te rogamus..." ["Te pedimos humildemente..."] del Canon romano.
-En la liturgia de los difuntos: "In Paradisum deducant te angeli..." ["Al Paraíso te lleven los ángeles..."]

2 de octubre: Angeles Custodios (Angel de la guarda)


Desde la infancia a la muerte, la vida de humana esta rodeada de su custodia. "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida". Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios. CIC 336

La vida humana comienza en el momento de la concepción. Es en ese momento que Dios crea nuestra alma y se deduce que es entonces cuando se nos asigna el ángel custodio. Los ángeles custodios están encargados de velar por cada uno de nosotros, protegiéndonos de los peligros y alentando nuestra vida en Cristo. Deberíamos ser agradecidos con nuestro ángel e invocar su protección y guía.

Fundamentos Bíblicos:

Exodo 23, 20-23a: Así habla el Señor: «Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él. Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi ángel irá delante de ti.»

Mateo 18,10: Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.

San Basilio: "Todo fiel tiene junto a sí un ángel como tutor y pastor, para llevarlo a la vida" (cf. San Basilio, Adv, Eunomium, III, 1; véase también Santo Tomás, S. Th., I, q. 11, a. 3).

La Iglesia recomienda el recurso a su protección.
La Iglesia celebra la fiesta de los ángeles custodios desde el Siglo XVII. Fue instituida por el Papa Clemente X.

Muchos santos han dado testimonio de una bella relación con sus ángeles custodios:
Sta. Francisca Romana veía a su ángel custodio

Oración

Angel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Angel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.

Himno de la Liturgia de las Horas

El Reino obra de Dios / Autora Mónica Heller

Señor, ayúdame a ser un cristiano
tan consciente, que me dé cuenta
de mis propias limitaciones;
tan valiente, que no me hunda
ante las inevitables dificultades de la vida;
y tan humilde que llegue a descubrir
que, sin Ti, nunca sabré llevar
mi cruz de cada día.
Haz, Señor, que cuando me llegue
el dolor o la prueba, no la mire nunca
como un castigo que Tú me envías,
sino como una oportunidad que me brindas
de poder demostrarte que mi amor
es serio y que soy consecuente
con la fe que profeso.
Que el dolor, Señor,
me haga cada vez más maduro,
como persona y como cristiano;
que me haga más comprensivo con los demás;
que me haga más amable, más tierno
y más humano; que cuando el dolor
llegue a mi puerta, lejos de hacerme
el mártir o de tomar actitudes
de víctima propiciatoria, sepa repartir
paz y alegría en medio de los que me rodean.
Amén.

El Reino de Dios no debemos hacerlo apoyados en nuestras fuerzas, sabiduría y cualidades, ni en técnicas y estrategias humanas, sino en el nombre de Jesús y en Su fuerza. Porque no es tarea humana, sino sobrenatural. Por eso, cuando nuestro trabajo apostólico no da fruto, ¿no será que nos apoyamos más en nuestras fuerzas que en las de Jesús, que las hacemos más en nuestro nombre que en el Su yo? ¿No será que, en vez de orar y pedir la ayuda y luz del Señor, nos preocupan más –y a veces sólo- las estrategias, técnicas y métodos humanos? San Agustín aconsejaba: “Antes de permitir a la lengua que hable, el apóstol debe elevar a Dios su alma sedienta, con el fin de dar lo que hubiere bebido y esparcir aquello de que la haya llenado”. Señor, que no olvide que el Reino es tu obra, no la mía, y sin contar contigo nada lograré.

Buscar lo mejor / Autores: Franciscanos de Corazón

Somos lo que elegimos, lo que optamos. Dios no impone nada, solamente ofrece, dejando al hombre la libertad de decidir. Muchos prefieren las joyas, los coches, los caminos fáciles. Hay sendas para los más variados deseos, pero hay cosas que la herrumbre no corroe. Son los ideales nobles, el bien, la fraternidad, la alegría, el Evangelio.

¿Por qué será tan difícil preferir la paz en lugar de la guerra; el amor, en lugar del odio; la generosidad, en lugar del egoísmo; la acción, en lugar de la comodidad; la confianza, en lugar del orgullo; el perdón, en lugar de la envidia; el desprendimiento y la pobreza, en lugar de la satisfacción; el corazón de niño, en lugar de la vanidad ?

¿ Por qué será tan difícil elegir al Creador en lugar de la criatura; el sacrificio, la renuncia, lo correcto, lo humano, el deber, en lugar del placer ?
¡Ojalá que todos sepan optar: los padres, las madres, los jóvenes, los niños!
En todo momento debemos decidir.
Podemos siempre escoger las cosas mejores:
la luz, en lugar de las tinieblas;
la comunión de vida, en lugar de la soledad;
la unión, en lugar de las separaciones;
la verdad, en lugar de la mentira;
Dios, los hombres y la familia, en lugar de la evasión y de la irresponsabilidad.

Para ser feliz, decídete por lo verdadero, lo justo, lo difícil.
Felicidad es sinónimo de sacrificio, de renuncia, de abnegación. En todo tiempo lleva a tus hermanos a vivir la fraternidad.
El mundo necesita de fraternidad, la que depende de ti y de tus elecciones. Trata con amabilidad a todos. El pasajero que viaja a tu lado no es tu enemigo ni tu competidor. Es un hermano a quien debes tratar con amabilidad.
No rezongues con el fin de desahogarte. Busca consolar, más que ser consolado. Y, aunque sea sin darte cuenta, serán recompensadas las benevolencias de tu corazón.
Nunca es tarde para hacer el bien, para ser hermano, para decir; cuenta conmigo.
La decisión es tuya.
Piensa y resuélvete siempre para lo mejor.

Entre tú y Dios / Enviado por Julio Orellana

A veces las personas son egoístas, ilógicas e insensatas.. .
Aún así, perdónalas.
Si eres amable, las personas pueden acusarte de egoísta e interesado.. .
Aún así, sé gentil.
Si eres vencedor, tendrás algunos falsos amigos y algunos enemigos verdaderos.. .
Aún así, vence.
Si eres honesto y franco, las personas pueden engañarte...
Aún así, sé honesto y franco.
Lo que tardaste años para construir, alguien puede destruirlo de una hora para otra.
Aún así, construye.
Si tienes paz y eres feliz, las personas pueden sentir envidia...
Aún así, sé feliz.
El bien que hagas hoy, puede ser olvidado mañana...
Aún así, haz el bien.
Da al mundo lo mejor de ti, aunque eso pueda nunca ser suficiente.
Aún así... da lo mejor de tí mismo.
Y recuerda que, a fin de cuentas...
Es entre tú y Dios, nunca fue entre tú y ellos...

El Ángel de la inspiración / Autora: Vivy

Soy el Ángel de la inspiración.
Cuanto me gustaría estar siempre en tu vida llenándote de ilusiones bellas, ideales divinos y logrando su cristalizació n porque tu eres la razón de mi alegría; tu me has traído hasta aquí para elevar tus pensamientos recuerdas.

Muchas veces me has llamado y siempre he acudido, pero después has olvidado de mí. Hoy sin embargo, he recibido una encomienda especial. Nuestro Padre divino te envía suspiros de amor para que los deposites en tu vida... En tu espacio... en tu día Y por eso entre fulgores Celestiales, luces de colores y aromas de flores, me presento ante ti para llevarte en divino éxtasis hasta los Cielos infinitos del Amor.

Escucharas nuestras voces angelicales, conocerás donde embelesados observamos tu vida cada vez que te motiva algún pensamiento de Amor inspirado desde aquí tu hogar Celestial. Ahora cierra los ojos y aspira profundamente escucha con tu corazón.
El Amor flota sobre ti....
el Amor se impregna en tu aura....
el Amor.

Las tres Avemarías / Autor: P. Ángel Peña Benito, O.A.R.

En las Revelaciones de santa Matilde se lee que la Virgen María le dijo
con relación a su petición frecuente de que la asistiera en la hora de
la muerte:

Sí, lo haré; pero quiero que por tu parte me reces diariamente tres
avemarías, conmemorando en la primera el poder recibido del Padre eterno;
en la segunda, la sabiduría con que me adornó el Hijo y, en la tercera,
el amor de que me colmó el Espíritu Santo.

Esta devoción de las tres avemarías fue recomendada por algunos Papas
como Pío IX, que las rezaba cada día después de cada misa. Y esta
costumbre de rezar tres avemarías después de la misa, la extendió el Papa
León XIII a todos los sacerdotes de la Iglesia. Muchos santos también
aconsejaron esta devoción, especialmente, san Leonardo de Puerto Mauricio y
san Alfonso María de Ligorio.

¡Cuántas personas han podido comprobar en su propia vida la eficacia de
esta devoción de las tres avemarías! Un pequeño obsequio, ofrecido a
María, nos puede obtener la salvación, aunque sólo sea un avemaría.
Veamos algunos ejemplos.

- Un famoso sacerdote, que tanto escribió en la prensa francesa, con el
seudónimo de Pierre L´Ermite, contaba el siguiente suceso como
auténtico:

Un maestro impío había descristianizado a sus alumnos en los diferentes
lugares en que había sido profesor. Al llegar la segunda guerra
mundial, se unió a un grupo de fugitivos. Pero los muchos sufrimientos que
debía soportar en los montes, lo llevaron a la desesperación y decidió
quitarse la vida. Se separó de sus compañeros y se sentó junto a un
árbol, sacando su revólver, con el que quería darse muerte. Pero, en ese
momento, acordándose de una costumbre que había tenido en su infancia y
que había olvidado durante 40 años, comenzó a rezar tres avemarías.
Apenas terminó de rezarlas, sintió una fuerza sobrenatural y desechó la idea
del suicidio uniéndose a sus compañeros. A partir de ese momento,
comenzó una auténtica vida cristiana, que procuraba inculcar a todos los
que encontraba. Las tres avemarías de última hora, le habían obtenido la
gracia de la vida y de la conversión.

TESTIMONIOS-

En 1959, el padre redentorista Luis Larrauri confesó a un mudo. Dice
así: Después de haber dirigido una misión popular, el hijo de un
caballero me suplicó que fuera a confesar a su padre, que llevaba tres meses
mudo y estaba gravísimo por efectos de una embolia. Fui a su casa y
entré en la habitación del enfermo. Le dije:

- Esté usted tranquilo, yo le haré preguntas y usted me responde sí o
no con la cabeza.

Entonces, el caballero rompió a llorar. Y con voz alta y distinta se
confesó. ¡Yo no salía de mi asombro! Y él me dijo:

- Padre, usted va a comprender inmediatamente por qué hablo en estos
momentos. Desde los diez años tomé la costumbre de rezar por la mañana y
por la tarde las tres avemarías, que me aconsejaron los misioneros.
Desde los catorce años, perdí toda práctica religiosa, menos las tres
avemarías. Ningún día las omití, pidiendo también la gracia de no morir sin
hacer una buena confesión, porque necesitaba confesarme bien desde mi
primera comunión a los ocho años…

Al terminar la confesión, quedó mudo otra vez. A las doce de la noche,
de ese mismo día, había muerto en la paz de Dios.

- Un misionero del Perú contaba que, en 1967, hizo una visita turística
a un pueblecito de la cordillera de los Andes. Al regresar, el coche
se averió en un pequeño poblado perdido en la inmensidad de aquellos
montes. Mientras el mecánico arreglaba el coche, se le acercó un hombre de
mediana edad que, dirigiéndose a él, que llevaba sotana, le dijo:

- Padrecito, le ruego venga conmigo a mi casa, porque mi madre anciana
está muy enferma y quiere un sacerdote. El sacerdote más próximo está a
300 km de aquí y no hay tiempo para ir a buscarlo, porque puede
morirse en cualquier momento.

Al llegar el sacerdote a su casa, la anciana le dijo que, durante toda
su vida, le había pedido a Dios la gracia de no morir sin confesión,
rezando tres avemarías por esta intención. Y Dios le concedía ahora esa
gracia por medio un sacerdote, que se había detenido en el poblado por
efecto de una avería, que Dios había permitido, para ayudar a aquella
anciana a morir bien confesada y preparada para el viaje a la eternidad.
Ciertamente, las tres avemarías, rezadas todos los días a la Virgen, le
habían obtenido esa gracia de Jesús por intercesión de María.

- Otro misionero, párroco en el Cuzco (Perú), decía: En mi extensa
parroquia y con la colaboración de los catequistas, he difundido la
devoción de las tres avemarías. En junio de 1969, pasé por una hacienda muy
alejada ,cuyo dueño era anciano. Había sido seminarista, pero se había
unido a su esposa sin casarse por la Iglesia. Aproveché la visita para
dejarle una estampa sobre la devoción de las tres avemarías,
recomendándole que las rezara todos los días.

A fines de octubre, vinieron a buscarme para que fuera con urgencia a
visitarlo, porque estaba muy grave y quería recibir los sacramentos. Me
dijo que había rezado todos los días las tres avemarías y que quería
confesarse y casarse con la bendición de Dios. Media hora después del
matrimonio y de recibir la comunión, murió en la paz de Dios.
Una vez más, María había demostrado que el pequeño obsequio de las tres
avemarías lo tomaba muy en serio, para recomendar a sus devotos ante
el tribunal de Dios.

- Un misionero redentorista contaba que, en 1959, envió la estampa con
la devoción de las tres avemarías a diez mil enfermos. Al poco tiempo,
le llamaba un hombre ilustre en el mundo de las Letras y de la
Jurisprudencia, al que conocía desde hacía ocho años. Le dijo que quería
confesarse, después de más de cincuenta años. El misionero le preguntó:

- ¿Por qué?
- Desde que recibí su carta, tomé la estampa y empecé a rezar las tres
avemarías. Y esta mañana he sentido el impulso de confesarme.

Y el padre dice: Lo confesé y, al mes exacto, moría de repente con la
alegría de estar bien confesado, pues se había confesado de nuevo dos
días antes de morir.

El arte de dar lo que no se tiene / Autor: José Luis Martín Descalzo

A Gerard Bessiere le ha preguntado alguien cómo se las arregla para estar siempre contento. Y Gerard ha confesado cándidamente que eso no es cierto, que también él tiene sus horas de tristeza, de cansancio, de inquietud, de malestar. Y entonces, insisten sus amigos, ¿cómo es que sonríe siempre, que sube y baja las escaleras silbando infallablemente, que su cara y su vida parecen estar siempre iluminadas?. Y Gerard ha confesado humildemente que es que, frente a los problemas que a veces tiene dentro, él "conoce el remedio, aunque no siempre sepa utilizarlo: salir de uno mismo", buscar la alegría donde está (en la mirada de un niño, en un pájaro, en una flor) y, sobre todo, interesarse por los demás, comprender que ellos tienen derecho a verle alegre y entonces entregarles ese fondo sereno que hay en su alma, por debajo de las propias amarguras y dolores. Para descubrir, al hacerlo, que cuando uno quiere dar felicidad a los demás la da, aunque él no la tenga, y que, al darla, también a él le crece, de rebote, en su interior.

Me gustaría que el lector sacara de este párrafo todo el sabroso jugo que tiene. Y que empezara por descubrir algo que muchos olvidan: que ser feliz no es carecer de problemas, sino conseguir que estos problemas, fracasos y dolores no anulen la alegría y serenidad de base del alma. Es decir: la felicidad está en la "base del alma", en esa piedra sólida en la que uno está reconciliado consigo mismo, pleno de la seguridad de que su vida sabe adónde va y para qué sirve, sabiéndose y sintiéndose nacido del amor. Cuando alguien tiene bien construida esa base del alma, todos los dolores y amarguras quedan en la superficie, sin conseguir minar ni resquebrajar la alegría primordial e interior.

Luego está también la alegría exterior y esa depende, sobre todo, del "salir de uno mismo". No puede estar alegre quien se pasa la vida enroscado en sí mismo, dando vueltas y vueltas a las propias heridas y miserias, autocomplaciéndose. Lo está, en cambio, quien vive con los ojos bien abiertos a las maravillas del mundo que le rodea: la Naturaleza, los rostros de sus vecinos, el gozo de trabajar.

Y, sobre todo, interesarse sinceramente por los demás. Descubrir que los que nos rodean "tienen derecho" a vernos sonrientes cuando se acercan a nosotros mendigando comprensión y amor.

¿Y cuando no se tiene la menor gana de sonreír? Entonces hay que hacerlo doblemente: porque lo necesitan los demás y lo necesita la pobre criatura que nosotros somos. Porque no hay nada más autocurativo que la sonrisa. "La felicidad -ha escrito alguien- es lo único que se puede dar sin tenerlo". La frase parece disparatada, pero es cierta: cuando uno lucha por dar a los demás la felicidad, ésta empieza a crecernos dentro, vuelve a nosotros de rebote, es una de esas extrañas realidades a las que sólo podemos acercarnos cuando las damos. Y éste puede ser uno de los significados de la frase de Jesús: "Quien pierde su vida, la gana", que traducido a nuestro tema podría expresarse así: "Quien renuncia a chupetear su propia felicidad y se dedica a fabricar la de los demás, terminará encontrando la propia". Por eso sonriendo cuando no se tienen ganas, termina uno siempre con muchísimas ganas de sonreír.

Dios no se da por vencido / Autora: Graciela Gutierrez

"Y Dios amo tanto al mundo que nos dio a su único Hijo. Quien crea en El no perecerá y tendrá vida eterna" ( Juan 3,16)

Esta es la joya, esperanza de la Biblia ..."Dios amo tanto al mundo que nos dio a su único Hijo"

Muchas de las veces metemos las narices donde no debemos, creemos que obtendremos algo y solo resulto caos, nos quedamos casi sin respirar. Menciona Max Lucado en su documental Juan 3: 16:

"En un establo había una vaquita que metió su nariz en un bote de pintura y ya no la pudo sacar, difícilmente podía respirar. Cuando vinieron a ayudarla huyo, y la persiguieron por tres días hasta que lograron lazarla y quitarle el bote de la nariz."

Asi somos los humanos Dios nos busca, nos trata de ayudar y huimos.
"¿Conocen a ustedes gente de corazón duro? Ofrezcanle este corazón duro al Señor". Saquemos la tensión descansemos con confianza en Dios.

"¿Conocen gente que mete la nariz donde no deba meterla?". Pues así surgen los problemas, el caos, la guerra, corazones destruidos. ¿Son ustedes personas enlatadas que no se dejan ayudar?. Cuando Dios viene a ayudarlos escapan, corren?

Demos esperanza y creemos corazones suaves que descansen en Dios,respiremos lento y tranquilos que Dios todo lo ve. ¿Que hay crueldad y locura en el mundo? Si el mundo es duro, pero nuestro corazón no. El mundo es duro y cruel pero nuestro corazón no tiene que ser así.

Cuantas almas mal nutridas, cuantas personas deshidratadas, cuantas personas hambrientas, cuantas niños abusados, cuantos rompe corazones y Dios ve ese mundo y aun así El nos ama. PORQUE DIOS NO SE DA POR VENCIDO, nos busca, nos sigue, nos ama.
Es tu corazón duro elevalo a Dios.
Max Lucado en su gradación Juan 3:16

Un abrazo hermanos católicos y amigos con mucho cariño el Señor los colme de bendiciones, descansemos en El, respiremos tranquilos el NO SE DEJA VENCER.

No metamos la nariz donde no podamos despues sacar la cabeza para respirar.