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viernes, 21 de septiembre de 2007

Cuándo y donde NO está permitido AMAR? / Autores: Conchi y Arturo


Sucedió que cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos. Algunos de los fariseos dijeron: "¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?" Y Jesús les respondió: "¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?" Y les dijo: "El Hijo del hombre es señor del sábado." Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: "Levántate y ponte ahí en medio." El, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: "Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla."Y mirando a todos ellos, le dijo: "Extiende tu mano." El lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús. (Lucas 6, 1-11)

"El Hijo del Hombre es Señor y tiene autoridad sobre el sábado"... domingo, lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, mañanas, tardes, noches, horas, minutos, segundos, primavera, verano, otoño e invierno. Desde el momento en que somos concebidos y hasta la hora del encuentro cara a cara con El y por toda la eternidad.

¿Cuándo debemos hacer el bien, sembrar vida, amar al conocido y al desconocido? ¿Cuándo? SIEMPRE. No hemos sido creados para nada más, ésta es la vida de todo ser pensado y deseado por Dios, por nuestro Padre, esa fue la vida de Jesús, hecho hombre, el ejemplo a imitar.

El era el mismo en los momentos íntimos con su Padre, en los momentos de desierto y tentación, en las fiestas y celebraciones (bodas de Caná), en su trabajo y ministerio, en los momentos en que sufrió el rechazo, el dolor ante la cerrazón y la incredulidad, la pérdida de un ser querido, la calumnia y la difamación, la traición, la alabanza del pueblo, la negación, la angustia, la tristeza, la agonía, la soledad, el dolor físico hasta el límite.

Si Jesús, el Hijo del Hombre, que es Señor y tiene autoridad sobre todo lo creado se vació de sí mismo, nos dio cada segundo y cada gota de su vida por Amor a nosotros y a la Voluntad del Padre ¿por qué malgastamos el tiempo que hemos recibido como regalo?

Seamos imagen de Jesús en el hogar, en el trabajo, en la calle, con los amigos, con los desconocidos, con los enemigos, seamos un vaso lleno del Espíritu Santo de Jesús, un vaso limpio y transparente para que no se nos vea a nosotros, pero que demos a beber el agua viva del Amor único y verdadero, el que transforma las vidas en las personas que pasan sedientas, hambrientas de Amor y Plenitud, con vidas mediocres que van arrastrando su vacío, su dolor, su soledad, desorientadas y sin rumbo.

Estemos a punto para sonreír, bendecir, ayudar, escuchar, pedir perdón, dar las gracias, atender... estar, para vivir para los demás y no acomodarnos en el egoísmo que me centra en mi y siempre me da una excusa para no amar en la entrega y el servicio.

Tener las actitudes de Jesús es estar en comunión. La comunión se destruye y carcome nuestro comunidad cristiana cuando no sabemos pedir la gracia que Cristo nos señala como llave de instauración de el Reino de Dios en Marcos 10, 43-45: "el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Otra de las características que el versículo 42 de los Hechos de los Apóstoles nos propone como pilar básico de la comunidad cristiana es: "Acudían asiduamente...a la comunión". Queremos hoy referirnos al aspecto de la comunión como la participación que los fieles tienen y gozan de los bienes espirituales, mutuamente entre sí, como partes y miembros de un mismo cuerpo, el de Cristo. En este sentido el ejemplo de la sinagoga con Jesús con la mano seca nos ha mostrado como debemos actuar. También en la 1ª carta de Pedro, 4, 11 se nos enseña: "Si alguno habla, sean palabras de Dios; si alguno presta un servicio, hágalo en virtud del poder recibido de Dios, para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén."

Una mujer murió y realizaba un servicio de limpieza en una parroquia. Sin previo aviso a nadie, ni siquiera al sacerdote, algunas personas se tomaron la libertad de ir a una mujer que también colaboraba en otras tareas: "no te vayas a pensar que tú vas a realizar el trabajo de mantenimiento de algunos elementos ornamentales porque no eres digna. Ya sabemos quien va a ser la sucesora". Esa persona no había ni tan siquiera manifestado a nadie interés por hacer ese servicio. Ella en lugar de sentirse curada por Jesús en su comunidad fue paralizada por el acecho de los escribas y fariseos de nuestro tiempo.

En otra parroquia hay personas que comparecen una vez al año para guardar una tradición piadosa. Luego desaparecen. Se sirven de la comunidad en lugar de servirla. Una de ellas, en los tres meses anuales que esta presente durante la organización de los actos se permite opinar incluso sobre el estado de las instalaciones parroquiales realizando todo tipo de criticas. Está claro que se permite tomar cualquier decisión sin compartirla con nadie, ni con los sacerdotes. Esta manera de actuar es contraria al Amor y a la comunión.

En una ocasión, una persona nos contó que había pedido al sacerdote, después de la Eucaristía diaria que la confesara. Ese día no era festivo pero muchos feligreses llevaban el nombre del Santo del día. El sacerdote respondió a la persona: "no creo que tus pecados sean muy graves y deben poder esperar puesto que ahora quiero charlar y felicitar a los que celebran el Santo. Vuelva otro día". Eran las 9,30 de la mañana y se supone claro está que el presbítero debía tener mucho trabajo después de estrechar manos y hablar un ratito. La persona que pidió confesarse nunca más se ha dirigido al padrecito para que la confiese.

Otra vez, en una iglesia donde había pocos jóvenes se les propuso que llevaran el palio en la procesión del Corpus. Ellos aceptaron para dar testimonio de comunión no porque sintieran la llamada a hacer ese servicio. Amigos nuestros vieron esa procesión y nos contaron como los jóvenes andaban recogidos junto a Jesús-Eucaristía. En el pueblo donde se celebraba la procesión hacia calor y los jóvenes se vistieron de verano, pero muy correctamente según los testigos. Una de las señoras que más años llevaba trabajando en esa comunidad con responsabilidades acusó a los jóvenes de escandalizar en la forma de ir vestidos, puesto que siempre se había llevado el palio con trajes de etiqueta. Los jóvenes ya no están en la parroquia, disminuyeron proporcionalmente a la velocidad de las habladurías y
calumnias.

Podríamos seguir contando historias que conocemos de personas heridas en múltiples comunidades cristianas. Ya sabemos que en nuestra comunidad estas cosas no ocurren y en cambio si conocemos anécdotas de las que están en nuestra ciudad, comarca o país. Pero Jesús hoy nos habla a todos y cada uno de nosotros. Él desea que curemos a cuantos están paralizados espiritualmente en nuestras comunidades, que le dejemos ser el Buen Pastor, que quitemos la viga de nuestro ojo. Cristo mismo nos recuerda que muchas veces nosotros hemos hecho de escribas y fariseos:

¿Por qué haces lo que no está permitido hacer en día sábado? le preguntaban a Jesús. ¿Cuándo y donde NO está permitido AMAR?

Señor Jesús, manifiéstate con poder en la vida de tus hijos y haz de nosotros antorchas encendidas, que sepamos prender fuego en los corazones de nuestros hermanos que no te conocen en profundidad o te conocen sólo de oídas. Ven, Hijo de Dios, vive Tú en nosotros, te damos permiso y la llave del alma que el Padre nos ha regalado por gracia, tómala, porque Tú eres su Hijo amado, el Señor de la perfección hecha hombre y cumplirás su voluntad en nosotros y en los demás. Gracias, Jesús, salvador de los débiles y oprimidos.

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