jueves, 27 de septiembre de 2007
Pequeñez, perdón y acción de gracias para consolidar la comunidad / Autores: Conchi y Arturo
El próximo sábado 29 de septiembre se celebra la festividad de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Miguel: (Ap 12:7-9) significa "quien como Dios". Venció y expulsó a Satanás del cielo.
Gabriel: (Lc 1:11-20; 26-38) "el que gobierna o mensajero de Dios".
Rafael: (Tobit 12:6, 15) "el que cura o sana". El arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.
Vamos a profundizar hoy en las actitudes comunitarias a través del significado de los nombres de los Arcángeles.
Se llama Rafael pero le gusta que le llamen Rafa. Es sacerdote, párroco y arcipreste.
A él queremos dedicar estas lineas no tanto por devoción y admiración personal como por agradecimiento. Desde hace un año es el responsable de nuestra comunidad parroquial. Hombre sencillo, callado, próximo, atento y sobre todo ungido por el Espíritu de Dios. Trabaja muchas horas aunque él no lo pregona. A veces está muy cansado, pero cuando predica con debilidad física, emocional y espiritual, cuando él cree que ya no puede, es en el momento que ha cumplido en nosotros y en muchas otras personas la misión del significado de su nombre: "el que cura o sana".
Todos tenemos la llamada a servir lavando los pies a nuestros hermanos y dejando que ellos hagan con nosotros lo mismo. Cuando dejamos más libertad a Dios es cuando le servimos cansados, pero creyendo en su presencia en nosotros y en los demás. Las palabras de San Pablo en 2º de Corintios 12, 9 son muy clarificadoras: "Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza". Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo.
Rafael Maroto Cifuentes es el nombre completo de nuestro párroco, amigo y sabio consejero desde su callado caminar. Él tiene claras sus limitaciones y con su testimonio el Señor ha hecho crecer en un año una comunión silenciosa pero real, ausente pero presente. No vive en nuestra casa pero está en ella. Y parece que sean alabanzas a alguien que desea ocupar los primeros lugares. Cuando puede delegar algo lo hace. Él confía en el Señor que habita en las personas y a quien intenta llevar en cada detalle cotidiano de su vida. Creemos que su presencia espiritual a impregnado muchas de las casas de las parroquias, comunidades y lugares de trabajo.
Explicábamos que es la primera vez que sentimos las presencia y a la vez la ausencia de alguien con quien desearíamos compartir más horas y a veces sólo son unos minutos muy breves, los suficientes para gozar dando gracias a Dios el resto del día. Sabes que él está ahí dispuesto a curar cualquier herida en nombre de Cristo.
Creemos que si Dios puede ser fuente de Agua Viva para los demás sin que él ni tenga la más mínima pretensión, es porque es humilde y muy consciente de sus limitaciones. El sentirse débil, ni necesario, ni imprescindible y muchas veces impotente, le hace entregar su corazón a Dios pidiendo perdón y dando gracias a la vez por todo.
No estamos escribiendo estas lineas para quedar bien sino para compartir lo que hemos aprendido de un sacerdote de 48 años, que hace un año conocimos y que ha sido luz para nuestro camino. Decimos esto porque si no fuera así no estaríamos intentando dar tres llaves del camino comunitario que el Señor ha profundizado en nuestro corazón a través de Rafa: la capacidad de perdón, el reconocimiento de la debilidad propia y el dar gracias siempre y en todo lugar por la vida que Dios nos ha regalado aunque esté repleta de dificultades.
Hablamos no de los esfuerzos de Rafa humanos, de sus cualidades y sus defectos, sino del rostro de Dios manifestado en su vida por el don del Espíritu Santo. Como diría San Pablo Dios nos libre de gloriarnos sino es en nuestro Señor Jesucristo. Eso es lo que Rafa pretende cada mañana cuando se levanta. Y nos lo ha enseñado en la práctica. Todos tenemos la llamada a dejar que Jesús crezca en nosotros y el ego personal disminuya hasta morir a nosotros mismos.Para que quede claroa nuestra intención hacemos servir el testimonio de Rafa para edificación de todos y de nosotros mismos en el sentido que explica San Pablo en la 1ª de Corintios, 2:
Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado. Y me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso. Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y del poder para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.
Sin embargo, hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero no de sabiduría de este mundo ni de los príncipes de este mundo, abocados a la ruina; sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra, desconocida de todos los príncipes de este mundo - pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria -.
Más bien, como dice la Escritura, anunciamos: = lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios = preparó = para los que le aman. =
Porque a nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu; y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios.
En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales también hablamos, no con palabras aprendidas de sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, expresando realidades espirituales. El hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad para él. Y no las puede conocer pues sólo espiritualmente pueden ser juzgadas. En cambio, el hombre de espíritu lo juzga todo; y a él nadie puede juzgarle. Porque = ¿quién conoció la mente del Señor para instruirle? = Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.
Rafa con su presencia ha hecho que el Espíritu Santo nos revelara profundamente que no es importante tener éxito sino Amar desde lo profundo del corazón a todos, incluso a los enemigos. Nuestra Parroquia es la de la Inmaculada Concepción. Como la Virgen María, Rafa va guardando en el silencio de su corazón todo y va entregando Amor sin que nadie lo sepa.
Nuestro párroco no es ningún superhombre. Hay una gracia de Dios grande en él que se regocija en su sencillez. Pero lo más importante para no agotarse en sus cansancios es que él da en silencio, pero sabe que cuando predica para los demás lo hace para si mismo. A la vez, es una esponja, que siguiendo el consejo de San Pablo sabe escuchar, ver la obra de Dios en los demás y quedarse con lo bueno, las bendiciones que el Espíritu Santo derrama en él por medio de todas las personas que se cruzan en su vida.
La Palabra Eucaristía significa literalmente "acción de gracias". Rafa nos ha mostrado que el vivir la Eucaristía diaria no es hacerlo en el tiempo limitado de la celebración, sino acoger todos los dones de Dios dejando en sus manos todos nuestros rompimientos, resentimientos, tribulaciones, debilidades e impotencias. Al salir de la Eucaristía es cuando empezamos a poner en práctica el memorial del Señor siendo Cuerpo de Cristo para los demás, en sus contrariedades, depresiones y muchas veces desesperaciones.
Para eso es necesario pedir perdón a Dios de corazón sentir como el Padre del Cielo nos da cada día el abrazo como Hijos pródigos y nos unge para ir al mundo. Sólo reconciliados con Dios, conscientes de nuestras imperfecciones y dando gracias y creyendo que Dios quiere darse a los demás en nosotros pero también que le recibamos en aquellos pobres, desesperados y deprimidos, porque el Espíritu Santo viene a bendecirnos cumpliendo las Palabras de Jesús: "lo que hagáis a uno de estos pequeños a mi me lo hacéis". Pequeños somos todos. Sólo Dios es quien puede mostrar su grandeza en nuestra pequeñez, su poder en nuestra obediencia a su única ley: "Amaros los unos a los otros como yo os he amado" . Si somos capaces de hacernos pequeños ante Dios cada mañana nuestra comunidad crecerá: la familiar, la grupal, la parroquial, la diocesana...
Dios siempre cumple. Nosotros por las mañanas tenemos tanto trabajo y tanta prisa que nos olvidamos de recordarnos a nosotros mismos quienes somos: hijos de Dios débiles llamados a crecer en su amor y hacernos fuertes en comunidad, siendo parte de su cuerpo. Sólo de esta forma podremos cumplir las misiones de los otros dos Árcangeles señaladas en el significado de sus nombres:
Gabriel: Mensajeros de Dios para que su Palabra permaneza en los demás.
Miguel: Ser semejantes a Dios, capaces de expulsar de nosotros y de los demás el espíritu del mundo y curar las heridas que nos ha causado la estructura social de pecado en la que vivimos.
Padre Santo, en el nombre de Jesucristo danos la gracia de creer, depender y confiar sólo en Ti. Empequeñécemos cada mañana por el don de tu Espíritu Santo para que veamos los regalos que nos haces a cada segundo a través de los demás. Padre del Cielo deseamos amar como Tú amas, desde la suavidad, la paciencia y el perdón.
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