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jueves, 27 de septiembre de 2007

El justo vive por la fe / Autor: Padre Jose Augusto, Comunidad Canción Nueva


Nuestro Dios no es el Dios del sufrimiento

Una cosa que el tentador hace mucho con nosotros es llevarnos a un sentimiento de que Dios no cuida de nosotros, de que Dios está lejos, que se alejó completamente. Y la tendencia de cuando nos sentimos de esta forma, es de abandonar a Dios.

Pero, hoy, nosotros necesitamos salir de aquí con nuestra fe perfeccionada. Yo necesito mejorar mi fe y tomar posesión de aquello que Dios hace en mi vida. Aunque yo no sienta, aunque yo no vea, yo no puedo abandonar a mi Señor.

Este libro de la Biblia, Habacuc, es un poco desconocido, pero yo quiero en este momento meditarlo junto contigo para que tú no abandones a Dios en los momentos difíciles de la vida. Porque siempre vamos a pasar por situaciones difíciles. No es porque acepté a Dios que ya no voy pasar por situaciones difíciles.

Este profeta pasó por la misma situación que tú debes estar pasando. El pueblo de Israel siempre pasó por grandes dificultades, y el profeta Habacuc comienza así: ¿"Hasta cuando, Señor, imploraré sin que escuchéis?" Aquí él está experimentando “el silencio de Dios”. Y cuando alguien está pasando por situaciones de muerte, de pérdida, de calumnia, ¿dónde está Dios?

Si hoy Dios está haciendo silencio en tu vida, debes saber que el Padre también silenció con Jesús cuando Él estaba en la cruz y decía "Dios mío, Dios mío, por qué me abandonaste?".


Vea lo que responde el profeta Habacuc: "Voy a quedarme de centinela, y me pondré sobre la trinchera; voy a acechar lo que va decirme el Señor, y lo que él va a responder a mi pedido" (Habacuc 2,1).

Nos quedamos ansiosos y no conseguimos oír la voz de Dios. También nosotros tenemos que hacer como el profeta Habacuc. No quiere decir que Dios atendió rápidamente al profeta. Yo necesito colocarme en la actitud de centinela. Yo voy a rezar y decir para mi alma: "Ten calma, alma mía, espera que el Señor va a hablar". En la hora en que estés pasando por una tribulación, vaya al libro del profeta Habacuc.


Él está diciendo así: "Ten calma, Habacuc. Yo estoy viendo lo que te está sucediendo, ¡quédate tranquilo!" Pues nuestro Dios no es el Dios del sufrimiento. Nuestro Dios es bueno, este mundo que es sólo maldad, y muchas veces nosotros acabamos revelándonos contra Dios y no contra el causante de todo el mal. "Si se tarda, espérala, pues vendrá ciertamente, sin retraso." (capítulo 2,3)

Si tú dices para Dios: "Mi Señor, ¿hasta cuando voy a vivir esto?" Esto no es murmuración, es oración de quien está sufriendo. Y el Señor responde: "Espérala, porque ella se realizará". "He ahí que sucumbe el que no tiene el alma íntegra, pero el justo vive por su fidelidad". (capítulo 2,4)

Debes saber que tu confianza está en Dios y que no va a fallar, porque el justo vive por la fe. Vivir de la fe no es decir "Señor yo quiero un vaso de agua", y el agua cae en tu boca. Eso no es tener fe. Tener fe es esperar en la tribulación y no desistir, pues el justo cree. El mundo necesita de testimonios así.

En el versículo 20 vemos: "Mas Yahvé está en su santo Templo: silencio ante él, tierra entera"

Delante de la tribulación debemos decir: "Él está vivo. Él es el Rey de reyes". La tentación viene, pero tú dices: "Dios no va dejarme en esta situación, porque Él es el Rey de reyes, Él es el Señor de todo".

Delante de la tribulación, mira hacia el cielo, el aire, para los árboles, porque mientras los pájaros estén cantando, significa que Dios está reinando.(Capitulo 3,3) El salmo 33 dice que los ojos de Dios están siempre hacía mí, hacía tí. ¡La gloria de Dios llena toda la tierra! No podemos dejarnos influenciar por el enemigo.

Dios vino a habitar en medio de nosotros, hace 2007 años. Estas entendiendo que no estamos solos, que Él nació en Belén, y ¡Él nunca nos va a abandonar!. El es un niñito, sí, pero es un Rey revestido de un niño.

Si el justo vive por la fe, aunque falte comida en mi casa, aunque la enfermedad me alcance, aunque todo eso suceda en mi vida, ¡yo no abandonaré al Señor!

Así como Pablo dice: ¿"Quién me separará del amor de Cristo? ¡Nada, nada me separará, yo seré de Dios hasta el fin!

Aún así estaré firme en el Señor, no Lo abandonaré, hasta la muerte yo seré fiel, pues sé en quien yo puse mi confianza. Mi confianza está en mi Señor. Y aunque tardase, yo esperaré, porque aquel que es justo vive por la fe. Y cuando te digan, que tu vida esta un infierno, di así: "El justo vive por la fe, porque mi socorro vendrá del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Él derrumba las montañas que están en mi frente".

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