jueves, 13 de septiembre de 2007
"No damos catequesis, somos catequistas". / Autor: Marcelo A. Murúa
En forma permanente resuenan en mí estas palabras que vengo escuchando desde hace tiempo, en distintos lugares, junto a diferentes personas. Las recuerdo en reuniones de la Junta Nacional de Catequesis, en cursos y talleres que he compartido a lo largo de muchas diócesis del país, hace muy poco en el Encuentro Anual de Catequistas de Buenos Aires (EAC, 12 de marzo 2005).
Al escribirlas (y seguramente a tí al leerlas) me surgen del corazón y la memoria los rostros de tantas personas que el Dios Bueno me ha permitido conocer a lo largo de mi vida, que impregnaron en mí mismo, con su testimonio fecundo, el perfume de una vida de Catequista.
Pienso en mi mamá, mi primer catequista, que me leía aquellas historias fabulosas de los personajes bíblicos mientras almorzaba de pequeño.
Pienso en los queridos y recordados hermanos y sacerdotes marianistas, mis catequistas de la escuela, primaria y secundaria.
Pienso en doña Adela, la catequista del paraje "Costa del río Azul", cerca de El Bolsón, en los tiempos de misión (tan llenos de Dios).
Pienso en los nombres de mis amigos y amigas catequistas, con quienes he escrito, dado cursos, compartido reuniones diocesanas y nacionales.
Pienso en los miles de rostros que he conocido en tantas partes, anónimos, tan distintos, todos entrelazados por el mismo Espíritu.
Quiero hablar y compartir de lo que han visto mis ojos, y han escuchado mis oídos. Lo que han palpado mis manos y estrechado mis abrazos. Lo que he aprendido por el ejemplo y el testimonio. Lo que me ha contado el Dios Vivo en la vida de tantos hermanas y hermanas, que me enseñaron (y lo siguen haciendo) a descubrirme y re-conocerme en esta vocación compartida, apasionante, de "ser catequista".
Porque el Dios de la Vida ha tomado mi vida, y cambiado mi rumbo, para que me deje llevar (y tanto me cuesta) por su proyecto… soy catequista.
Porque el Señor Jesús, mi amigo y compañero, camina siempre cerca mío (aún cuando yo me alejo), y me ha enseñado a acercarlo a otros… soy catequista.
Porque la vida de tantos ha sido "campana" que ha hecho "resonar" la voz de Dios en mi existencia, y yo quiero también ser lo mismo para los que estén a mi lado… soy catequista.
Porque siento, como María (con más miedo), que El ha llenado mi vida (tan pequeña!!!) para que la entregue llevándolo a los demás y quiero que "se cumpla en mi persona su llamado (palabra)"… soy catequista.
Porque creo, con Jeremías, que "desde antes que naciera" el Señor ya me "soñaba", me "preparaba" y … soy catequista.
Porque El me llamó, pronunció mi nombre, y yo, desde entonces, lo intento pero todavía me falta tanto!!!… soy y quiero ser catequista!!!
Magnificat del Catequista
Le canto con toda mi vida
al bueno de nuestro Dios,
y quiero compartir con todos
que estoy lleno de alegría
porque el Dios Bueno me llamó
para ser catequista.
Yo no sabía nada ni lo merecía,
¡nunca me lo había imaginado!
Pero El se acercó,
me miró a los ojos,
tocó mi corazón
y me llamó por mi nombre: Catequista.
Todos los que me rodean
y me conozcan,
van a ver que soy feliz,
porque El ha tomado mi vida,
y la ha cambiado,
¡no saben cuántas cosas buenas El hace en mí!
¡Es el Dios de la Vida,
el totalmente Bueno, el Dios Amor!!!
Su bondad es enorme
y actúa en el mundo
por los siglos de los siglos.
A los soberbios y poderosos,
que se creen sabios o fuertes,
El no los tiene en cuenta.
En cambio a los humildes,
a los pobres, a los pequeños,
a los que están marginados…
El les abre sus manos para atenderlos,
su corazón está con ellos.
Es un Dios compasivo y lleno de misericordia.
No quiere que nadie pase hambre,
detesta la injusticia,
aborrece la indiferencia
y la falta de compromiso.
El quiere cambiar el mundo,
para que haya Justicia, Paz y Vida para todos.
Es su Promesa de Siempre,
desde Abrahán hasta nosotros.
Es su Voluntad
y nos llama a construirla.
Mi corazón está lleno de alegría
porque me llamó a ser Catequista.
Quiero anunciar su Palabra,
ser Testigo de su Presencia
y Constructor de su Reino.
Dios Bueno,
ayúdame a serte fiel
en mi vocación de Catequista
todos los días de mi vida.
- Que así sea -
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