jueves, 27 de septiembre de 2007
El Pecado / Autor: José Miguel Arráiz
Definición
El Pecado lo definía San Agustín como “Toda palabra, acto o deseo contra la ley de Dios”
La definición clásica de pecado es: “la trasgresión voluntaria de la ley divina”Trasgresión: es decir violación o desobediencia
Voluntaria: porque se trata no sólo de un acto puramente material, sino de una acción formal, advertida y consentida
De la ley divina: o sea, de cualquier ley obligatoria, ya que todas reciben su fuerza de la ley eterna
Entendamos que significa pecar
El Sacerdote Jesuita Jorge Loring nos dice que el pecado es “La gran estafa” y “La gran canallada”, y nos lo explica con dos ejemplos:
El Pecado “La gran estafa”:
Un niño de 6 años iba por la calle y se encontró un billete de 100 dólares, caminando contento por el acontecimiento se lo mostró a otro niño de 10 y tuvo con él el siguiente dialogo:
Niño de 6: “¡Mira lo que me he encontrado!”
Niño de 10: “¡Aleja ese billete de mi! ¿No ves que está sucio? ¡No vale nada! ¡En cambio yo tengo un sabroso y delicioso caramelo!”
Niño de 6: “¿no quieres cambiarme el billete por tu caramelo?”
Niño de 10: “Bueno…, solo porque me haz caído bien, te lo cambio”
El niño de 6 años se va contento pensando: ¡Hay que ver, ese niño tan grande y tan tonto, me ha cambiado un sucio pedazo de papel por un caramelo! ¡Lo que pasa es que soy muy listo!
El niño pequeño no sabe que con el billete de cien dólares hubiera podido comprar 1000 caramelos y que realmente ha sido estafado. La verdad es que así somos nosotros cuando pecamos. Nadie puede ganar pactando con el Diablo, ya que el diablo es ciertamente más inteligente que nosotros, tiene inteligencia de ángel, y cualquiera que pacte con el, ¡pues es estafado! El nos ofrece un caramelo (un disfrute pasajero) y nos quita lo realmente valioso (la gracia de Dios). Al perder la gracia de Dios estamos muertos espiritualmente, como lo dice la escritura:
“Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6,23
Morir sin gracia de Dios nos lleva a la condenación, por eso debemos estar siempre preparados, porque no sabemos cuando moriremos
“«Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: "Mi señor tarda", y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” Mateo 24,42-51
El Pecado “La gran canallada”:
Había una vez un hombre rico que tenía una gran fortuna, y decidió confiársela a un gran amigo para que la invirtiera en la bolsa de valores, cuando el amigo recibió el dinero, en vez de invertirlo, compró un anillo de diamantes, se lo regaló a la esposa de su amigo rico, la sedujo, la conquisto y se la quitó. Aquí vemos un hombre que se ha comportado como gran un canalla, ya que con lo mismo que ha recibido del amigo, le ha utilizado para ofenderle. Pues la verdad así somos nosotros, ofendemos a Dios con los mismos tesoros que Dios nos ha dado. A muchas mujeres Dios les da el don de la belleza y las vemos posando en revistas pornográficas, a otros hombres les hace bien parecidos y tienen tantas mujeres como puedan engañar, a otros hombres les da el don de la inteligencia y les vemos realizando las más increíbles estafas. ¿No son esos regalos que Dios nos ha dado? No nos damos cuenta que con el pecado, tomamos esos regalos y los ponemos al servicio del peor enemigo de Dios, dando la espalda a quien realmente nos los ha dado y nos ama, y poniéndonos del lado de quien nos odia terriblemente y quiere la muerte para nosotros.
Tenemos que estar muy concientes siempre de que realmente significa pecar, para que no nos dejemos engañar de la ilusión que este representa.
El Pecado nos hace esclavos
Cuando pecamos, nos hacemos esclavos del pecado, Cristo nos lo explica de la siguiente manera:
“Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.” Juan 8,34-36
El libro de imitación de Cristo dice:
“Resistiendo, pues, a las pasiones y no doblegándose a su yugo como esclavo es como se haya la verdadera paz del corazón” Imitación de Cristo LI, 6,7
“Y cuando más tardo y perezoso es uno en oponerle resistencia, tanto más débil se va tornando cada día, y el enemigo cobra mayores fuerzas contra él” Imitación de Cristo LI, 13,21
La esclavitud del pecado destruye nuestra voluntad, y sino forjamos una voluntad fuerte no podremos seguir a Cristo.
Cristo nos exhorta a temer al pecado
“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.” Mateo 10,28
Por eso dice el libro del Eclesiástico:
“Como de serpiente huye del pecado, porque, si te acercas, te morderá. Dientes de león son sus dientes, que quitan la vida a los hombres.” Eclesiástico 21,2
Y Cristo nos pide que hagamos lo que sea necesario para apartarnos de las ocasiones de pecar:
“Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.” Mateo 5,29-30
Con esta hipérbole Cristo nos enseña que no es suficiente por tanto, proponernos no pecar, sino proponernos decididamente a apartarnos de cualquier ocasión que nos pueda llevar a pecar, si una amistad, un lugar determinado, un programa de televisión o cualquier otra cosa nos puede llevar a pecar es necesario apartarnos con voluntad de ellos.
¿Qué hacer si ya hemos pecado?
Si hemos cometido pecado grave debemos arrepentirnos de nuestro pecado, formar un verdadero propósito de enmienda y acudir a un sacerdote para confesarnos. Los sacerdotes recibieron de Cristo la autoridad de perdonar pecados:
“A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»” Juan 20,23
Y en la Biblia vemos los pecados deben confesarse:
“Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder.” Santiago 5,16
Ya desde tiempos de Cristo los creyentes acudían a los apóstoles a confesar los pecados
“Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas.” Hechos 19,18
Por medio de este poder otorgado a los apóstoles y sus sucesores, Cristo les ha confiado el ministerio de la reconciliación, y esto no es un invento de los hombres sino que proviene de Dios:
“Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.” 2 Corintios 5,18
Conclusión
El pecado es la desobediencia a Dios, cuando pecamos no solo le ofendemos a Él y perdemos la gracia sino que nos dañamos a nosotros mismos. Pecar siempre es una gran tontería de nuestra parte y una canallada contra Dios, cometer pecado nos hace esclavos y débiles de voluntad, por eso debemos temer al pecado, renunciar a él y apartarnos de toda ocasión de pecar. Si ya hemos pecados debemos arrepentirnos de corazón, hacer un firme propósit
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