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viernes, 14 de septiembre de 2007

Nadie se equivoca por buscar la voluntad de Dios / Autor: Renan Félix de la Comunidad Canción Nueva


Cuando Dios escoge a alguien es de forma definitiva

El joven tiene miedo de tomar una decisión definitiva. Muchas veces, al compartir con los jóvenes, que así como yo, se sienten llamados a una vocación, escucho siempre esta frase: “Yo tengo miedo de errar, de no ser ese el lugar que Dios quiere” Este es un cuestionamiento que siempre aflige el corazón de aquellos que están descubriendo su vocación.

Mirando para mi corta caminata vocacional, percibo que yo también me hice ese cuestionamiento, y que el no es más que miedo disfrazado de preocupación. Eso es: miedo.

El joven tiene miedo de decidirse por algo, de tomar una decisión definitiva, que solamente él va a acarrear con las consecuencias. Muchos buscan personas, palabras, señales, para confirmar su vocación, lo que – en muchas situaciones – puede significar el deseo de responsabilizar a alguien por sus actitudes. El joven tiene miedo de decidir por su vida.

Ese miedo comienza a partir del momento en que él va creciendo, madurando, comprometiéndose. Es en este momento que, en la gran mayoría de las veces, Dios entra en su vida y hace el llamado. ¡Ahora él tiene que decidirse!

Vivimos en una sociedad que ya no cree en las elecciones definitivas, en todo que es para siempre. Es en esa sociedad que los jóvenes de hoy se ven.

Pero hay un camino. Cuando Dios escoge a alguien es de forma definitiva. La elección de Dios es independiente de nuestro querer, de nuestro miedo. Claro, Dios te elige, pero tú eres quien da el SI. Aunque huyas, corras, el llamado siempre estará en el corazón de Dios, y si cambias de idea, Él estará listo para conquistarte nuevamente.

No tengas miedo de arriesgarte en el camino que lleva a la voluntad de Dios. No tengas miedo de errar, de percibir más adelante que no era aquel el lugar que Dios había preparado para ti. Dios va a aprovechar de todas tus experiencias para hacerte crecer. Si no fuera aquel el punto de llegada, durante la carrera Dios va mostrarte el desvío. ¡No tengas miedo de arriesgarte!

Independiente de la vocación – matrimonio, sacerdocio, vida consagrada o incluso una vocación profesional – en el mundo irán a existir siempre dos tipos de personas vocacionadas por Dios: las que se arriesgaron y descubrieron la verdad del Señor para ellas, y las que nunca dieron pasos y se quedaron siempre cuestionándose: ¿Y si yo hubiera dado pasos en esta dirección? Tú eres quien elige que tipo de persona quieres ser.

Miedo todos tenemos. Yo lo tuve. Yo lo tengo. Pero cada vez que ese miedo salta en mi corazón yo me acuerdo de Quien me llamó. Fue Dios quién me hizo el llamado, y Él puede cuidar de todo – basta que yo deje que Él cuide – y dé pasos en la fe.

¡El secreto es arriesgarse! Nadie se equivoca por buscar la voluntad de Dios. Si tú te lanzas, todo lo demás ¡Dios lo hará!


¡Dios bendiga tu vocación!

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