lunes, 10 de septiembre de 2007
Entrevista al: Dr. Philippe Madre, Doctor en Medicina, Diácono Permanente: "Fui ateo hasta los 23 años" / Autor: P. Dario Dodig
El Dr. Philippe Madre, es doctor en medicina y diácono permanente al servicio de la pastoral de la salud. Ha trabajado en el ministerio de enseñanza y salud a nivel internacional desde hace 15 años. El Dr. Madre vino a Medjugorje en julio de 2002. Es miembro de la Comunidad de las Bienaventuranzas, en la que ha fungido como Moderador General también desde hace 15 años. Asimismo es el fundador de la organización católica "Mother of Mercy", la cual trabaja en la protección de la vida humana.
Durante su estancia en el Santuario de la Reina de la Paz, él habló con el P. Dario Dodig acerca de su ministerio en la Iglesia y sus observaciones sobre la gracia especial de Medjugorje.
P. Dario Dodig : Dr. Madre, Ud. es casado, padre de familia, doctor en psiquiatría, diácono permamente, miembro de la Comunidad de las Bienaventuranzas donde fungió como Moderador General durante 15 años. ¿Cómo se desarrolló su vocación?
Dr Philippe Madre: Yo quisiera comenzar diciendo que fui ateo hasta la edad de 23 años. Crecí en el seno de una familia cristiana, pero no me interesaba personalmente la fe cristiana. Comencé a estudiar medicina y estaba por contraer matrimonio cuando, inesperadamente, presencié una curación milagrosa en el campo de la psiquiatría. Esta curación psiquiátrica me sorprendió grandemente porque no había una explicación posible. Y me dije: Si Dios existe, entonces vale la pena entregarle mi vida entera! Afortunadamente, mi esposa vivió también esa misma experiencia. Estábamos recién casados y decidimos cambiar nuestras vidas y edificarlas sobre fundamentos cristianos, primordialmente sobre la base de la oración diaira. Con otros amigos que también vivieron una conversión similar, iniciamos un grupo de oración en la ciudad donde vivíamos.
Después de dos o tres años de ese cambio tan profundo en nuestras vidas, nos dijimos: Esto no basta para seguir al Señor! Al tiempo en que nos hacíamos esta pregunta, Ephraim, hermano de mi esposa Evelyne, fundó la Comunidad de las Bienaventuranzas. Era una comunidad donde todos los diferentes estados de vida estaban presentes y convivían juntos, es una vida fraternal de oración, adoración y servicio regular. Decidimos ingresar a esta comunidad, que apenas comenzaba. Yo terminé mis estudios de medicina y poco tiempo después, la comunidad comenzó a recibir personas con diversos tipos de enfermedades que buscaban una ayuda especial dentro de la comunidad.
Esto fue lo que me llevó a mirar a las personas enfermas con una visión totalmente diferente y tratar de ver la forma como Dios podría ayudarles a través de nuestra intercesión. Poco a poco fuimos creciendo en las oraciones de sanación por las personas que padecían enfermedades físicas o psicológicas. Con el tiempo formamos también un equipo de terapeutas cristianos a fin de acoger a quienes sufrían severos problemas psicológicos por períodos que iban de varias semanas a varios meses. Sobre esta misma base se desarrolló mi llamado a ser diácono permanente. Después de algunos años, nuestro obispo me ordenó diácono con un carisma especial para los enfermos, especialmente aquellos cuya dignidad de vida era pisoteada o despreciada.
Las personas con necesidades especiales acuden a Ud. en busca de oraciones de sanación. ¿Qué es exactamente una oración por sanación?
Yo recibo dos tipos diferentes de peticiones. Muchos obispos y sacerdotes me solicitan dar conferencias en sus diócesis y parroquias, pláticas que se imparten durante encuentros de oración organizados para personas en dificultades. En respuesta a dichas solicitudes, doy una o más conferencias, después de las cuales oro por los enfermos. Esta es una manera de evangelizar, a través de la cual proclamamos a Cristo y Su amor y es también una oportunidad para pedirle al Señor que manifieste Su presencia. Una de las más grandes manifestaciones de la presencia de Dios durante un encuentro de oración es ciertamente el signo de una curación física o psicológica.
Algunas personas tienen severos problemas médicos; son personas por las que la medicina no ha podido hacer mucho. Ellas solicitan consejería personal. Durante esta asesoría, oramos por la persona y esperamos que se abran a la gracia y a la presencia de Dios, que el Señor pueda tocarlas en lo más hondo de su ser y les conceda la salud. En este caso, la oración por sanación se lleva a cabo no tanto en el contexto de evangelización sino más bien en el contexto de una relación de aconsejarlas.
¿Cuando hablamos de oraciones por sanación, existen obstáculos para la sanación? ¿Cuáles son?
Todos los bautizados en la Iglesia pueden orar por sanación. Es absolutamene normal que los fieles se vuelvan a Dios con la esperanza de alcanzar de Su amor la gracia de la sanación. Con todo, seguimos observando mucho miedo y reticencia dentro de la Iglesia en esta área, aunque, al mismo tiempo, la Iglesia alienta a sus hijos a orar por los enfermos. Naturalmente, esta oración por los enfermos debe hacerse de manera adecuada, tranquilamente y sin exageraciones, sin abusos, sin buscar el poder personal y el sensacionalismo. El hecho de que oremos por los enfermos no significa que Dios esté obligado a realizar una sanación cada vez! Dios sana a quien El quiere. Sin embargo, a veces Dios desea sanar a una persona pero ésta tiene dificultades para aceptar la curación que Dios quiere darle.
Generalmente, se observan dos grandes obstáculos. El primer obstáculo es una cuestión de perdón. A menudo, la curación física o psicológica que Dios quiere otorgar es bloqueada porque las personas tienen algunas experiencias de su niñez que las llenaron de amargura. No son capaces de abrirse suficientemente a Dios para permitirle que las sane, el Señor espera de ellas que perdonen o que pidan perdón. La reconciliación total precede a cualquier curación. Si ésta no ocurre, es difícil llegar a una sanación, aunque Dios la dé! El problema no es Dios, Quien, en Su misericordia, abre Su Corazón a los enfermos. El problema radica más bien en la persona enferma y que no es consciente de que en primer lugar, la sanación no es un alivio sino una apertura a Dios. La sanación viene cuando el corazón de la persona enferma se abre al dar o recibir perdón. Una de las mejores maneras de orar por la sanación de los enfermos es despertar en las personas la necesidad frecuente tanto de perdonar como de pedir perdón.
Existe otro obstáculo: el miedo a la curación misma. Muchas veces la persona enferma que pide al Señor que la sane, simultáneamente tiene en su interior un profundo miedo de ser sanada. Este miedo crea una especie de parálisis interior, de tal modo que -a pesar del deseo de ser sanada- la persona no puede abrir su corazón al amor de Dios. Para que Dios pueda sanar a los enfermos, El espera confianza de ellos. Es importante que las oraciones por sanación tengan lugar en una atmósfera donde se haya educado a la gente en la confianza, a fin de calmar los miedos de las personas que están enfermas. Esto les permite abrir su corazón al poder sanador de Cristo.
Estamos en Medjugorje. Ud. ha hablado de los obstáculos para la sanación. ¿Es cierto que aquí, en Medjugorje, desaparecen dichos obstáculos? ¿Es cierto que Dios está actuando aquí?
Me parece obvio que Medjugorje es un lugar donde mora Dios, donde mora el Cielo. Cuando las personas vienen aquí, sucede algo especial, parecen ser "domadas" por la presencia de Dios y la presencia de María, aunque no sean conscientes de ello. De este modo, los dos obstáculos de los que hablábamos tienen la tendencia de disminuir o quizá incluso de desaparecer. Por eso pienso que Medjugorje es un importante lugar de sanación y que cada vez lo es más. En los tiempos por venir, creo que Medjugorje tiene que vivir más y más esta gracia de sanación.
Ud. ha estado conectado a Medjugorje desde los primeros años de las apariciones. Ud. fue expulsado del país por el antiguo régimen comunista! Pero eso no lo intimidó para regresar. ¿Cómo ve Ud. a Medjugorje en relación con Lourdes y Fátima?
Este es un asunto delicado! Es cierto que conozco muy bien Lourdes y Fátima más o menos. Sin embargo, lo que más me impresionan son las gracias diferentes que se dan en estos tres lugares. Medjugorje tiene una enorme gracia de simplicidad, donde la persona más herida o los que están más alejados de Dios encuentran una atmósfera de acogida y de paz que nunca antes experimentaron. En Lourdes, por ejemplo, Nuestra Señora nos llama al arepentimiendo. En Medjugorje, Ella también lo hace, pero primordialmente nos llama a la paz. Personalmente, tengo la impresión que en Medjugorje, la misericordia de Dios se muestra de una manera inmensa, de una manera más sencilla, por eso la gente que está más alejada de Dios se siente aceptada por la Virgen. El peso que los agobia y con el que llegan aquí, parece aliviado porque de una forma muy sencilla, en la más grande simplicidad, experimentan la presencia de Dios y del Cielo. Aquí en Medjugorje esta presencia se siente tangible y poderosamente. Creo que muchos peregrinos se sienten acogidos a pesar de sus miserias. Aquí pueden iniciar un camino de reconciliación con Dios y también consigo mismos, un camino de crecimiento en la fe. También existe una pedagogía la cual es actualizada diariamente por los mensajes de Nuestra Señora; de este modo, las personas que prestan atención a los mensajes, son eduadas progresivamente. Esta es realmente la escuela del Corazón de María.
Nuestra Señora se presenta aquí en Medjugorje como la Reina de la Paz. En la historia, Ella se ha manifestado como Reina del Santo Rosario, como la Inmaculada Concepción, y aquí se llama la Reina de la Paz. ¿Es la paz la aspiración última de la vida humana, el fundamento de la sanación interior?
Creo que se trata de mucho más que sólo paz interior. Es la paz de la que habla Jesús el día de la Resurrección, cuando El se aparece a Sus apóstoles y les dice: "La paz con ustedes!" Esta paz es el don primero de Jesús Resucitado a Sus apóstoles. La paz es fruto de la Resurrección de Cristo en nuestra existencia humana. Para mí, desde esta perspectiva, la paz es de hecho - un gran poder de vida En esta paz, nuestra vida encuentra su sentido, toda su fortaleza y toda su vocación. Creo que esta paz está vinculada a la vida misma; cuánta falta le hace esta paz a nuestro mundo y por eso busca tanto una paz falsa. Sólo Dios puede dar la paz, que es vida.
Sería difícil hablar sobre los eventos de Medjugorje sin mencionar al P. Slavko...
Tuve la oportunidad de conocerlo y estar con él en diversas ocasiones. Creo que él fue realmente un individuo clave que facilitó que la gracia de Medjugorje fuera aceptada. La calidad de su presencia y especialmente de su presencia pastoral con los videntes, permitió que la gracia de Medjugorje se desarrollara. Creo que Medjugorje le debe mucho y que no debemos dudar en invocarlo a menudo en la oración.
Para terminar, ¿hay algo más que Ud. quisiera añadir, algo que considere muy importante y que no hayamos mencionado en esta conversación?
Hay algo que me impresiona profundamente en mis giras alrededor del mundo y creo que Medjugorje tiene algo que ver con ello. En esos viajes, conozco a muchas personas desesperadas que han perdido su confianza en la vida, personas que no son siquiera conscientes del don de la vida ni de la dignidad de la vida humana. Nuestra humanidad está llena de desesperanza y continuamente busca nuevos placeres como una forma de escapar a esa desesperanza. Podría decirse que muchas de nuestras sociedades son depresivas. Paradójicamente, la gracia más grande que Dios da a la Iglesia en este, nuestro tiempo, es justamente la gracia de la esperanza. El Señor nos recuerda que hay otra vida, que nuestra existencia en esta tierra - cualquiera que pueda ser la carga o el sufrimiento que nos agobie- no es propiamente la meta. Por el contrario, nuestra patria verdadera y nuestra vida verdadera están en el Cielo. La Virgen María abre la puerta del Cielo a todos los que así lo deseen, a fin de que podamos vivir nuestra vida auténticamente como si ya tuviéramos un pie en el Cielo. Pienso que uno de los elementos más importantes de la gracia de Medjugorje es que trae esperanza y vida a tantas personas. Al mismo tiempo, esta gracia de Medjugorje es una imagen de la gracia del Espíritu Santo que se concede en tantos lugares en el mundo. Esta gracia todavía tiene que crecer.
Que todos los que lean estas palabras confíen en la presencia de Dios aquí en Medjugorje, que realmente crean en el don de Dios en Medjugorje. Haciendo a un lado todas las preguntas sin respuesta y todos los conflictos entre la gente, aferrémonos a lo que es esencial y al don de Dios en Medjugorje. Tenemos que aferrarnos a ello y vivir de ello. De este modo, la presencia de Dios podrá crecer incesantemente en forma de esperanza y de una vida más fuerte para muchos de nuestros contemporáneos que viven en la desesperanza. Valoren la gracia de Medjugorje y vivan de ella, a fin de que muchas personas en el mundo puedan saborer esta esperanza que viene de Dios y disfruten la vida que es un don de Dios y que tanta falta les hace conocer.
Gracias, Dr. Philippe Madre
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario