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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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sábado, 8 de septiembre de 2007

Felicitemos a María el día de su Natividad




Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte.
Amén

viernes, 7 de septiembre de 2007

Acoger la Palabra de Dios para dar frutos comunitarios / Autores: Conchi y Arturo


Hoy queremos abordar el delicado tema de la vida en comunidad. Hay dos tipos básicos de comunidad cristiana: la familia y la parroquia. Entendemos por comunidad el lugar donde vivir la vida como Cristo la revela en los Evangelios, mostrando la voluntad del Padre del Cielo. Fe y obras aplicadas a cada instante de nuestra existencia.

Hay otras muchas variedades de vivir en comunidad cristiana: grupos de oración y profundización con compromisos concretos, comunidades de vida y asociaciones laicales, ordenes religiosas....Incluso los propios sacerdotes diocesanos deberían
formar una autentica comunidad como Jesús lo hizo con sus discípulos.

Vamos a descubrir que la verdadera comunidad cristiana crece y se fortalece sólo como fruto de la gracia de Dios. Constatar nuestras debilidades y excusas es algo que nos disgusta profundamente y solemos responsabilizar a los otros de la falta de frutos espirituales.

Los Hechos de los Apóstoles nos iluminan de como después de vivir Pentecostés nacen las primeras comunidades que son luz para el mundo. Analicemos como surgieron:

"Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas". (Hechos 2, 41)

Acoger la Palabra de Dios implica ORAR. Orar siempre y en todo lugar. La oración hace crecer en nuestro corazón la semilla de la Palabra de Dios escuchada. Siempre cuando leemos las Sagradas Escrituras o escuchamos su proclamación deberíamos abrir todo nuestro ser con la oración: "Señor haz que la comprenda, que la proclame y que la viva"

Los Apóstoles habían acogido la Palabra de Jesús, quien les indicó que permanecieran unidos esperando al Consolador. Y estaban reunidos orando cuando se produjo la venida del Espíritu Santo. Es como consecuencia de la efusión o fuego del Espíritu de la Verdad que les capacita, que proclaman la muerte y resurrección de Cristo como fuente de salvación.

Fijemonos en que los Apóstoles dan su testimonio de vida con Jesús y que sus explicaciones son ungidas por el Espíritu Santo para convertir a 3.000 personas. Sus frases se convierten en Palabra de Dios Viva y eficaz. Por tanto la Palabra del Padre puede ser anunciada por cualquier bautizado. ¿Realmente escuchamos a quienes nos dan la palabra hecha carne en nuestro grupo o parroquia? Muchas veces hemos oído que "a tal o a cual le falta formación y no puede hacer ese servicio". Nosotros en cambio nos sentimos preparados para todo.

Sólo la escucha del la Palabra de Dios en la Escritura y en los demás hará posible nuestro crecimiento y el de nuestra comunidad familiar, parroquial o de vida. Los 3000, que se unieron a los Apóstoles, escucharon tan profundamente que se hicieron bautizar y se pusieron al servicio de la comunidad. Sólo en la escucha podremos discernir los dones únicos que Dios nos ha dado para hacer crecer su Reino comunitariamente. Tener mil capacidades naturales no nos autoriza a querer ser el primero en todo, mandar en todo y generar confusión.

Jesús en Mateo 20, 25-28, habla de lo que significa realmente tener comunión y ser templos vivos del Espíritu Santo: "Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Lo explica Henri Nouwen en una meditación publicada este mismo mes: la comunidad supone negarse a uno mismo y dar la vida como Cristo la dio por nosotros por los demás. Debemos salir de nuestros placeres y egoísmos para hacer del Amor nuestra fuente de Agua Viva. Para ello no es necesario marcharse del lugar donde uno vive. Hay distintas llamadas y dones pero es el mismo Espíritu quien construye el Cuerpo de Cristo. Nosotros sólo podemos aplicar técnicas e ideas premeditadas que son castillos en el aire.

El Espíritu Santo nos ha sido dado para poder testimoniar con autoridad y autenticidad que Jesús está Vivo y nos salvó de nuestros pecados muriendo en la cruz y resucitando. Como dice también en su meditación José H. Prado Flores, publicada este mismo mes, el Espíritu Santo nos ha sido dado para evangelizar. La evangelización nuca es posible si no se hace en comunidad.

La ausencia de los frutos del Espíritu en cualquier actividad evangelizadora o pastoral, son sencillamente la constatación que no existe una autentica comunidad cristiana. San Pablo lo explica con concreción en la carta a los Gálatas 5, 16-26:

"Por mi parte os digo: Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. Pero, si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.
Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu.
No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente".


Uno puede desear acercarse al Señor y en cambio padecer hábitos sexuales como la fornicación, la impureza o el libertinaje en todas sus expresiones. Hemos visto que las necesidades afectivas sin el Amor de dios de por medio son fruto de heridas de relaciones en nuestra infancia y adolescencia. Dios desea que seamos conscientes que Él nos quiere regalar su Amor que nos dará fidelidad y dominio de sí. Pero la decisión es nuestra y si seguimos con nuestros hábitos eso va destruyendo nuestro corazón y minando nuestra comunidad, porque nos vamos incapacitando para servir con los dones únicos que Dios a sembrando para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Es muy sencillo y gratificante ser de una comunidad de cualquier tipo cuando las cosas funcionan. Lo dificil es permanecer fiel en nombre del señor dando testimonio cuando por ejemplo uno tiene en su comunidad familiar o parroquial personas con problemas síquicos importantes. Hemos conocido casos de esquizofrenía en donde el enfermo ha dejado la medicación y ha tenido una crisis mientras orábamos intentando matarnos con un cuchillo. Amar a esa persona siempre por fidelidad a Dios será siempre fruto de la comunidad.

Recordamos también a una mujer que se creía la patriarca de la familia, trataba a los hijos como si fuera una enviada de Dios. Les imponía sacrificios como comer de rodillas alimentos pisoteados por ella. Cometió incesto. Acabó trastornandose siquicamente y dividiendo a toda la familia y las comunidades cristianas por donde pasaba. Amarla era una cuestión de oración permanente ante el Señor. Fruto de eso sus hijos de fe piadosa y esforzados en comprometerse con el Señor crecieron con envidias, odios y celos entre ellos. No se sentían bien ni en sus casas con sus cónyuges e hijos, no en ninguna acción pastoral en la Iglesia. Ante esto sólo Dios puede convertir las tinieblas en luz y el odio en amor. Siempre en comunidad, acogiendo la Palabra de Dios.

Danos Padre Santo el don de tu Espíritu Santo para que podamos hacer crecer comunidades cristianas evangelizadoras donde el rostro de Cristo sea visible en todos sus miembros y pueda transformar en Amor el corazón de tantos corazones sufrientes. Capacitanos para ser fieles como miembros activos u vivos del Cuerpo de Cristo. Señor que crezca tu Reino.

Asómbrate / Autor: P. Jesús Higueras


Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar." Simón le respondió: "Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes." Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador."
Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres." Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

(Lc 5, 1-11)

El otro día me regalaron un libro con un título que en principio podría parecer irreverente, un libro de José María Rueda: “¿Cómo eres Dios?, ¡Dios, cómo eres!”. Pero ese titulo expresa muy bien el asombro del descubrimiento del modo de ser de Dios. Asombro aparece en el apóstol Pedro, después de haber visto cómo el Señor le manda echar la red y la saca llena hasta arriba, se tira a sus pies exclamando: “Apártate de mí, que soy un pecador” y todos se quedaban asombrados.

Estamos tan “acostumbrados” a Dios... Desde pequeños hemos visto cuadros, crucifijos, un arte magnífico, una cultura religiosa, que ha formado parte tanto de nuestra historia como de nuestra identidad. Esto es bueno y es positivo, pero hemos perdido tal vez la capacidad de asombrarnos ante la experiencia de Dios. El evangelio, lo que nos plantea a muchos creyentes es un reto, el reto de recuperar nuestra capacidad de asombro. Esa frase que hoy en día dice tanta gente: “qué alucine”. Qué alucinante ha sido, ver una película buena, que alucinante ha sido la primera vez que le he dicho a una persona que la quería, que alucinante y que maravillosa ha sido la experiencia de la primera vez que he visto el rostro de mi hijo, o cuando el medico me ha anunciado la sanación de una persona muy querida, porque el ser humano sigue teniendo una capacidad muy grande para asombrarse, para asombrarse de la belleza, para asombrarse de la ternura, para asombrarse de tantas cosas que no somos conscientes que están dentro de nosotros y que sin embargo forman parte de nuestro tesoro personal.

Deberíamos preguntarnos si Dios es capaz de asombrarnos, o si por el contrario se nos ha metido ya en nuestra práctica religiosa, en nuestro modo de vivir el evangelio tal rutina, tal acostumbramiento que todo nos parece igual. Siempre son los mismos sermones, siempre son las mismas cosas las que nos dicen los curas, siempre cabe esperar lo mismo de las personas creyentes. Sin embargo para el creyente que ha tenido un encuentro con Cristo y que ha sabido hacer una lectura profunda de la intervención de Dios en su vida, no debería de dejar cada día de abrir la boca y decir: Dios mío, ¡cómo eres!, ¡cómo te portas conmigo!, ¿porqué tienes tanto interés en mí?, porque si no, es muy posible que terminemos como tantas veces se nos ha reprochado desde ámbitos no creyentes, con una fe aburrida,
Podríamos recuperar nuestra capacidad de asombro ante Dios, si fuéramos capaces de recuperar nuestra posibilidad de ser orantes, de sacar un rato cada día para charlar con Él, para escucharle, para contarle, para dejarnos llenar, para cargar las pilas espirituales.

Señor, que yo siempre me asombre ante tus cosas, que no te trate como a uno más, sino que sea siempre alguien especial, que yo tenga ojos para ver y para comprender que todo lo que haces siempre, y especialmente aquello que es menos llamativo y menos conocido es algo espectacular. Espectacular. Lo menos importante es a veces lo más bello si está tu mano encima de ello.

¿Cómo hablar de la Eucaristía sin temblar? / Autor: P. Daniel Ange


Publicamos algunos pasajes de la meditación del monje francés Daniel Ange, fundador de la escuela de oración «Jeunesse lumière» pronunciada ante los jóvenes de la diócesis de Roma reunidos en la Basílica de San Juan de Letrán el año 2005 en un encuentro de preparación de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
* * *


¿Cómo hablar de la Eucaristía sin temblar? Nuestras palabras pueden deformar mucho lo que es el misterio más grande de los Misterios de Dios. Somos como Moisés ante la zarza ardiente, querríamos postrarnos en el suelo. El fuego del Espíritu, el fuego del Amor arde en la Hostia, y no nos parece más que pan, no vemos cómo se hace ceniza. ¡Cuando recibo este Cuerpo en el que arde el amor, es un milagro el que mi carne no prenda fuego! […]

Ahora nos sumergimos en el silencio. ¿Por qué el silencio? Porque es el canto más bello para la adoración. La Eucaristía es la Navidad: en Belén todo está rodeado de silencio. A parte de la música celestial de los ángeles, María, José, los pastores, los Magos, no dicen una sola palabra. Su sorpresa es tan grande ante la belleza del Niño que no pueden decir nada. Y él sólo habla con su sonrisa y con sus ojos. En sus ojos brilla la luz del cielo, y la luz es silenciosa.

La Eucaristía es la Pasión de Jesús. Y durante la Pasión, Jesús calla. Sólo pronuncia unas cuantas palabras, sobre todo las siete palabras en la cruz: las últimas, su testamento. Pero hay un gesto que es más fuerte que todas las palabras, es una firma al final de todas las demás, al final del Evangelio: una palabra silenciosa, un gesto: su corazón traspasado por la lanza. Inmenso grito, silencioso.

María y Juan no hablan: testigos silenciosos, todos están absortos por el misterio… Y nuestro Santo Padre se ha convertido totalmente como en un grito de silencio, inmenso, que grita ante el mundo, como Francisco: «¡El Amor no es amado!». Y como Teresita [del Niño Jesús, ndr.]: «Amar es hacer amar al Amor». Amar tanto que todos puedan amar al Amor, y dejarse amar.

La Eucaristía es la Resurrección. En el día de Pascua, Jesús invitó a contemplarle en silencio: María Magdalena, los discípulos de Emaús, Tomás… De su silencio sorprendido surgen algunas palabras, gritos de alegría: ¡Maestro amado! ¡Quédate junto a nosotros! ¡Señor mío y Dios mío! Es lo que tenemos que decir hoy, con Francisco: «¡Mi Dios y mi todo!».

Y ahora Jesús, en el cielo, sigue caminando con nosotros y nos habla. ¿Cómo? Sobre todo con la Eucaristía. Y la Eucaristía es misterio de silencio. Jesús nos espera. Nos escucha. Nos ama. ¿No es acaso el silencio el lenguaje más fuerte del Amor? El lenguaje de un corazón que está demasiado lleno, y al mismo tiempo demasiado herido [...].

El silencio de la adoración es un silencio que ama y que escucha. Escucha porque ama. Ciertamente hay que aclamarlo, alabarlo, cantarlo, como los jóvenes en la mañana de Ramos en Jerusalén (¡la primera Jornada Mundial de la Juventud!). Jesús estaba tan contento que les defendió: si ellos callan, las piedras gritarán. Pero después de haber cantado desgañitándose y antes de recibir su bendición, tenemos que prestar oído, escuchar el silencio, quizá Él tiene algo que decirnos. Dejémosle el micrófono. Él no nos lo pide, porque es tímido, el Señor… Su voz discreta no se impone nunca sobre nuestros decibeles. Susurra y yo no lo escucho […]. Quedémonos aquí. Escuchemos.

Teresa de Calcuta: Luz desde la oscuridad / Entrevista al padre Kolodiejchuk


(ZENIT.org).- ¿Cómo fue la «noche oscura» de la Madre Teresa de Calcuta? A esta pregunta responde en esta entrevista concedida a Zenit el padre Brian Kolodiejchuk, misionero de la Caridad.

El padre Kolodiejchuk acaba de publicar el libro «Come Be My Light» («Ven, sé mi luz»), en el que recoge escritos de la beata, en parte inéditos, que revelan cómo durante largos años de su vida experimentó el terrible sufrimiento de no experimentar el amor de Dios.

--La extraordinaria vida interior de la madre Teresa ha sido descubierta después de su muerte. Según sus directores espirituales, ¿cómo era su vida, especialmente su sufrimiento de oscuridad espiritual, oculto a todos los que la conocieron?

--Padre Kolodiejchuk: Nadie tenía ni la menor idea de lo que vivía interiormente, pues sus directores espirituales conservaban estas cartas. Los jesuitas conservan algunas, otras están en el arzobispado, y el padre Joseph Neuner, otro de sus directores espirituales, tiene algunas.

Estas cartas fueron descubiertas cuando buscábamos los documentos para la causa.

Cuando vivía, la madre Teresa pidió que su información biográfica no se diera a conocer.

Pidió al arzobispo Ferdinand Périer de Calcuta que no dijera a ningún otro obispo cómo empezó todo. Le dijo: «Por favor no les dé nada de los inicios porque, una vez que la gente conozca los inicios, cuando oigan hablar de las locuciones interiores, entonces la atención se centrará en mí y no en Jesús». Ella siempre decía: «Obra de Dios. Esta es la obra de Dios».

Incluso las hermanas más cercanas a ella no tenían ni idea de su vida interior. Muchos podrían haber pensado que ella tenía una gran intimidad con Dios y que ésta iluminaba su camino en medio de dificultades de la Orden o de la pobreza material que sufrió.


--El libro habla el voto secreto que ella hizo al principio de su vocación por el que prometió no negar a Dios nada que tuviera que ver con el dolor provocado por el pecado mortal. ¿Qué papel desempeñó este voto en su vida?

--Padre Kolodiejchuk: La madre Teresa hizo el voto, en 1942, de no negar nada a Dios. Sus cartas inspiradas por Jesús llegaron enseguida. En varias cartas, Jesús le pregunta, comentando su voto: «¿Dejarás de hacer esto por mí?».

Por tanto su voto es el sustrato de su vocación. Luego, en las cartas inspiradas, se ve que Jesús le explica su llamamiento.

Ella entonces sigue adelante porque sabe que Jesús lo quiere. Está motivada por el pensamiento del dolor de Jesús porque los pobres no le conocen y, por tanto, no le aman.

Este fue uno de los pilares que la mantuvo en su camino a través de la prueba de la oscuridad. Gracias a la certeza de su llamamiento y a este voto, en una de las cartas escribe: «Estuve a punto de dejarlo y entonces recordé el voto, y esto me hizo levantarme».


--Se ha hablado mucho sobre la noche oscura de la madre Teresa. Su libro la describe como un «martirio de deseo». Su sed de Dios ha sido desconocida durante mucho tiempo. ¿Puede describirlo?

--Padre Kolodiejchuk: Un buen libro para leer y comprender algunas de estas cosas es «Fire Within» («Fuego interior»), del padre Thomas DuBay's, habla del sufrimiento de la pérdida y del sufrimiento de la sed para explicar que el sufrimiento de la sed es más duro.

Como aclara el padre Dubay, en el camino hacia la auténtica unión con Dios, existe la etapa purgativa, llamada «noche oscura», y después el alma entra en un estado de éxtasis y verdadera unión con Dios.

En el caso de la madre Teresa, parece que la etapa purgativa tuvo lugar durante su formación en el convento de Loreto.

En el momento de su profesión, dijo a una compañera que a menudo experimentaba la oscuridad. Las cartas de esa época son las típicas cartas de una persona que está en la «noche oscura».

El padre Celeste Van Exem, su director espiritual en aquella época, dijo que probablemente en 1946 ó 1945 se encontraba ya cerca del éxtasis.

Después se da una referencia al momento en que aparecieron las inspiraciones y las locuciones interiores, el momento en el que las dificultades de fe cesaron.

Posteriormente, la madre Teresa escribió al padre Neuner, explicando: «Y usted sabe cómo actuó Él. Y fue como si nuestro Señor se me entregara plenamente. Pero la dulzura, el consuelo y la unión de aquellos seis meses pasados desapareció pronto».

De manera que la madre Teresa experimentó seis meses de intensa unión, tras las locuciones interiores y el éxtasis. Estaba ya en la etapa espiritual de la unión transformante. En ese momento, volvió la oscuridad.

Pero. a partir de entonces, la oscuridad que experimentaba se daba en medio de la unión con Dios. Esto no significa que vivió la unión y luego la perdió. Perdió la consolación de la unión que se alternaba con el dolor de la pérdida y con una profunda nostalgia de Dios, una verdadera sed.

Como decía el padre Dubay, «a veces la contemplación es deleitosa y otras es sustituida por una fuerte sed de Dios». Pero en el caso de la madre Teresa, a excepción de un mes, en 1958, no tuvo esta consolación de la unión.

Hay una carta en la que ella dice: «No padre, no estoy sola, tengo su oscuridad, tengo su dolor, tengo una terrible nostalgia de Dios. Amar y no ser amado, yo sé que tengo a Jesús en la unión que no ha sido rota, mi mente está fija en Él y sólo en Él».

Su experiencia de la oscuridad en la unión es sumamente rara, incluso entre los santos, pues para la mayoría el final es la unión sin oscuridad.

Su sufrimiento, entonces --utilizando el término del teólogo dominico Reginald Garrigou-Lagrange--, se debe más a los pecados de los demás que a al carácter purificador de sus propios pecados. Está unida a Jesús con una fe y un amor capaces de llevarla a compartir su experiencia del huerto de Getsemaní y de la cruz.

La madre Teresa comentó que el sufrimiento en Getsemaní fue peor que el de la cruz. Y ahora comprendemos de dónde venía esto, porque ella había comprendido la sed de almas de Jesús.

Lo importante es que se trata de una unión. Como indicaba Carol Zaleski en un artículo publicado en la revista «First Things», esta clase de prueba es nueva. Se trata de una experiencia moderna de santos de los últimos cien años: sufrir el sentimiento de que uno no tiene fe y de que la religión no es verdadera.


Sin el sufrimiento, la labor de la madre Teresa de Calcuta hubiera sido simplemente trabajo social y no obra de Jesucristo, explica el postulador de su causa de canonización citando a la misma beata. Hablamos ahora con el padre Brian Kolodiejchuk, misionero de la Caridad, del libro que acaba de publicar con el título «Come Be My Light» («Ven, sé mi luz»), en el que recoge escritos de la madre Teresa, en parte inéditos, que revelan cómo durante largos años de su vida experimentó el terrible sufrimiento de no experimentar el amor de Dios.

--El nombre del libro «Ven, sé mi luz» fue una petición de Jesús a la madre Teresa. ¿Cómo se relaciona su sufrimiento redentor por los demás, en medio de esa profunda oscuridad, con su carisma particular?

--Padre Kolodiejchuk: Durante los años cincuenta del siglo pasado, la madre Teresa se rindió y aceptó la oscuridad. El padre Joseph Neuner [uno de los directores espirituales que tuvo en su vida] la ayudó a comprenderlo, relacionando la oscuridad con su carisma: saciar la sed de Jesús.

Ella solía decir que la mayor pobreza era no sentirse amado, solicitado, cuidado por nadie, y era exactamente lo que ella estaba experimentando en su relación con Jesús.

Su sufrimiento redentor era parte de la vivencia de su carisma al servicio de los más pobres de los pobres.

De manera que, para ella, el sufrimiento era no sólo un medio para identificarse con la pobreza física y material, sino que, a nivel interior, se identificaba con los no amados, con los que están solos, con los que son rechazados.

Renunció a su propia luz interior para iluminar a quienes vivían en la oscuridad, diciendo: «Sé que no son más que sentimientos».

En una carta a Jesús, escribió: «Jesús, oye mi oración, si esto te complace. Si mi dolor y sufrimiento, mi oscuridad y separación, te da una gota de consolación, haz conmigo lo que quieras, todo el tiempo que desees. No mires mis sentimientos ni mi dolor».

«Soy tuya. Imprime en mi alma y vida los sufrimientos de tu corazón. No mires mis sentimientos, no mires ni siquiera mi dolor».

«Si mi separación de ti permite que otros se acerquen a ti y tú encuentras alegría y deleite en su amor y compañía, quiero de todo corazón sufrir lo que sufro, no sólo ahora, sino por la eternidad, si fuera posible».

En una carta a sus hermanas, hace más explícito el carisma de la Orden: «Mis queridas hijas, sin sufrimiento, nuestro trabajo sería sólo trabajo social, muy bueno y útil, pero no sería la obra de Jesucristo, no participaría de la redención. Jesús deseaba ayudarnos compartiendo nuestra vida, nuestra soledad, nuestra agonía y muerte. Todo esto él lo asumió en sí mismo, y le llevó a la noche más oscura. Sólo siendo uno de nosotros nos podía redimir».

«A nosotros se nos permite hacer lo mismo: toda la desolación de los pobres, no sólo su pobreza material, sino también su profunda miseria espiritual deben ser redimidas y debemos compartirlas; rezad entonces así cuando esto os resulte difícil: “Quiero vivir en este mundo que está lejos de Dios, que se ha alejado tanto de la luz de Jesús, para ayudarle, para cargan con una parte de su sufrimiento”».

Y esto resume lo que considero el fundamento de su misión: «Si un día llego a ser santa, seguramente seré una santa de la “oscuridad”. Seguiré estando ausente del Cielo para dar luz a quienes están en la oscuridad en la tierra...».

Así es como comprendió su oscuridad. Muchas de las cosas que dijo tienen más sentido y resultan más profundas ahora que sabemos esto.


--Entonces, ¿qué les dice usted a quienes califican su experiencia como una crisis de fe y que ella realmente no creía en Dios, o a quienes sugieren que su oscuridad era un signo de inestabilidad psicológica?

--Padre Kolodiejchuk: Ella no tuvo crisis de fe, o falta de fe, sino que tuvo una prueba de fe en la que experimentó el sentimiento de que ella no creía en Dios.
Esta prueba requirió mucha madurez humana porque, si no, no habría sido capaz de soportarla. Se habría desequilibrado.

Como dijo el padre Garrigou Lagrange, es posible experimentar simultáneamente sentimientos contradictorios entre sí.

Es posible tener una «alegría cristiana objetiva», como la llamó Carol Zaleski, y al mismo tiempo entrar en la prueba o sentimiento de no tener fe.

No hay dos personas aquí sino una persona con sentimientos a diferentes niveles.

Podemos realmente estar viviendo la cruz de algún modo --es dolorosa y nos hace daño--, y aunque la espiritualicemos esto no quita el dolor. Ahora bien, al mismo tiempo, podemos estar alegres porque estamos viviendo con Jesús. Y esto no es falso.

Aquí está el cómo y el por qué la madre Teresa vivió una vida tan llena de alegría.


--Como postulador de su causa de canonización, ¿cuándo cree que podremos llamarla santa?

--Padre Kolodiejchuk: Necesitamos otro milagro --hemos examinado algunos, pero ninguno es suficientemente claro--. Hubo uno para la beatificación pero estamos esperando el segundo.

Quizá Dios ha esperado que se publicara antes el libro, pues muchos tenían a la madre Teresa por santa pero era tan sencilla y se expresaba de una manera tan sencilla que no comprendían la profundidad de su santidad.

El otro día escuché hablar sobre ello a dos sacerdotes. Uno decía que él nunca había sido muy aficionado a la madre Teresa porque pensaba que era piadosa, devota, y que hizo obras admirables, pero que cuando oyó hablar de su vida interior, esto le cambió lo que pensaba de ella.

Ahora tenemos algo más que una mera idea de su evolución espiritual y una parte de su profundidad ha sido revelada.

Una vez que llegue el milagro, tardaremos al menos dos años, aunque el Papa podría acelerar el proceso si lo desea.


--¿Qué ha pasado con la Orden desde la muerte de la madre Teresa?

--Padre Kolodiejchuk: La Orden ha crecido casi en mil hermanas, de unas 3.850 a 4.800 hoy, y hemos añadido unas 150 casas en más de catorce países. La obra de Dios sigue.

Santa Regina, Virgen y Martir: 7 de septiembre


Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico.-

Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos.-

Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. En el momento de la ejecución (decapitación), apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.-

La devoción a la santa aumentó a partir del siglo VII.

Sé tú mismo / Autor: Carles Albert Leoz


Leí que se está organizando un congreso titulado "Sé tú mismo". Seguramente los ponentes y conferencistas hablarán muy elocuentemente sobre la autenticidad y sobre lo mucho que a los jóvenes nos hace falta la vivencia de esta virtud. Pero… ¿qué significa realmente ser uno mismo?

Me suena como frase de película, aunque de alguna no muy buena. Esta máxima suena muy manoseada. Podría pegar con una nueva publicidad para vender un refresco, algo como "sé tu mismo, bebe X-cola". Pero ese be yourself tan desprestigiado tiene un significado más profundo de lo que imaginamos.

No es el que algunas almas mediocres podrían manejar como narcótico de su conciencia. Ser uno mismo no significa hacer lo que me venga en gana. "Yo no trabajo porque así soy yo". O cambia "trabajo" por estudio, cumplir mis deberes, rezar, superarte. Ser auténtico significa luchar por el fin que quiero alcanzar, no conformarme con las cortedades que ya tengo.

¡Pero cuidado! También está la estafa de la moda. Todas las marcas nos dicen que usemos su ropa para ser nosotros mismos. Pero, ¿quién se hubiera atrevido a salir a la calle con los calzones por fuera antes de que se pusiera de moda? O ¿qué chica pasada en kilos hubiera enseñado las llantitas antes de que "todas lo hicieran"? Si alguien te tiene que marcar el paso de cómo te tienes que vestir, qué debes pensar o cómo debes hablar para estar in, no serás muy auténtico que digamos.

No tenemos que inventar grandes cosas para ser originales, basta con que saquemos lo que llevamos dentro, porque ¿cuándo has visto a dos personas que sean exactamente iguales? Hasta los gemelos monocigóticos suelen ser totalmente diferentes el uno del otro. Ser tú mismo significa no dejarte arrastrar. Ser tú mismo significa decir la verdad – aunque a veces duela –; Significa defender tus derechos y no tener miedo a pasar vergüenzas. ¡Eso es ser tú mismo! Y no las monadas que nos venden en la tele.

Hace unos cuantos siglos mataron a un hombre porque fue él mismo. El rey le pedía que firmara un documento que iba en contra de sus principios. No hubo remedio: le cortaron la cabeza. Y no se amilanó ni siquiera cuando su misma hija le rogó – con lágrimas en los ojos – que desistiera de su intransigencia. Si ese hombre hubiera cedido ante la peor presión de la sociedad, si hubiera dejado de ser él y sus principios para consentir lo que todos pensaban, hoy no conoceríamos su nombre. Sin embargo el correr de los años no ha borrado aún el nombre de Sir Thomas More, mejor conocido como Tomás Moro.

Oración por las relaciones en el hogar / Enviado por Isabel Asensio


SEÑOR:
Haz de nuestro hogar un sitio de tu amor.
Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión.
Que no haya amargura porque Tú nos bendices.
Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas.
Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros.
Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón.
Que sepamos marchar hacia Ti en nuestro diario vivir.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio.
Que cada noche nos encuentre con más amor de esposos.
Haz Señor de nuestras vidas que quisiste unir, una página llena de Ti.
Haz Señor de nuestros hijos lo que Tú anhelas; ayúdanos a educar, a orientar por tu camino.
Que nos esforcemos en el consuelo mutuo.
Que hagamos del amor un motivo para amarte más.
Que demos lo mejor de nosotros para ser felices en el hogar.
Que cuando amanezca el gran día de ir a Tu encuentro nos concedas el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

Explica a Dios / Autor: Daniel Dutton, 8 años de edad


Lo siguiente fue escrito por un niño de 8 años de edad, Danny Dutton de Chula Vista, California, como tarea para una de sus clases de tercer grado. La asignación era "Explica a Dios".

El principal trabajo de Dios es el hacer la gente. Los hace para reemplazar a todos los que mueren, para que así siempre haya suficientes personas que cuiden este mundo.El no hace gentes mayores. Creo que los pequeños deben ser más fáciles de hacer. De esa forma no pierde su valioso tiempo enseñándolos a caminar y a hablar. Eso se lo deja a las mamás y a los papás.El segundo trabajo más importante de Dios es el escuchar nuestras oraciones. Un montón de tiempo se le va en esto, ya que las personas rezan a toda hora y no sólo antes de acostarse. Dios no tiene tiempo de escuchar la Radio o ver la TV. Dios ve todo y escucha todo y está en todos lados, por eso siempre está muy ocupado. Por eso no debemos ocupar su tiempo pidiéndole cosas que papá y mamá dicen que no podemos tener. Los ateos son personas que no creen en Dios. No creo que haya muchos en Chula Vista. Por lo menos no hay ninguno que venga a misa.

Jesús es hijo de Dios y hace todo el trabajo pesado como caminar sobre el agua y realizar milagros. La gente finalmente se cansó de su predicación y lo crucificaron. Pero El era bueno y amable como su Padre y le dijo a su Padre que los perdonara, porque ellos no sabían lo que hacían y Dios dijo “O.K.”Su Padre (Dios) agradeció todo lo que él hizo y todo su trabajo en la tierra y le dijo que ya no tenía que volver para acá nunca más. Que se podía quedar en el cielo. Y así lo hizo. Y ahora le ayuda a su Papá escuchando nuestras oraciones y viendo cosas que son importantes para que Dios las resuelva y cuáles puede resolver él sin molestar a Dios. Se puede rezar a cualquier hora y ten por seguro que te ayudarán, ya que entre ellos (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo) arreglaron las cosas de tal forma que siempre uno está de guardia. Debemos ir a la iglesia todos los domingos porque eso hace feliz a Dios, y si hay alguien a quien debes hacer feliz es a Dios. No faltes a la iglesia solo porque piensas que hay cosas más divertidas que hacer como ir a la playa. Eso está mal. Además, de todos modos, aquí en California el sol no sale en la playa hasta medio día.Si no crees en Dios, aparte de ser un ateo, te la pasarás muy solo, porque tus papis no pueden estar siempre contigo, como cuando estás en el campo, pero Dios si puede. Es bueno saber que El está junto a ti en esos lugares obscuros que asustan o cuando los niños grandes te tiran al agua muy profunda y no sabes nadar. Pero... no solo debes pensar en las cosas que Dios puede hacer para ti. Me imagino que Dios me puso aquí y me puede llevar con Él cuando quiera. Y... Por eso creo en Dios.

Escrito por Daniel Dutton, 8 años de edad. Traducido por Héctor González Torres.

Enviado por: PAM
Pamela A. Martínez Ruiz de Castilla

Amar en vida / Enviado por Vivy


Dos amigos se encontraban tomando un café y uno le comenta en tono de queja al otro:

- Mi mamá me llama mucho por teléfono para pedirme que vaya a conversar con ella. Yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser. Ya sabes como son los viejos: Cuentan las mismas cosas una y otra vez. Además, nunca me faltan compromisos: que el trabajo, que los amigos...

-Yo en cambio - le dijo su compañero- converso mucho con mi mamá. Cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento solo, cuando tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y me siento mejor.

- Caramba - se apenó el otro -.Eres mejor que yo. -

-No lo creas, soy igual que tú - respondió el amigo con tristeza -.
Visito a mi mamá en el cementerio. Murió hace tiempo, pero mientras estuvo conmigo, tampoco yo iba a conversar con ella y pensaba lo mismo que tú. No sabes cuánta falta me hace su presencia, cuánto la echo de menos y cuánto la busco ahora que ha partido. Si de algo te sirve mi experiencia, conversa con tu mamá hoy que todavía la tienes, valora su presencia resaltando sus virtudes que seguro las tiene y trata de hacer a un lado sus errores, que de una forma u otra ya forman parte de su ser. No esperes a que esté en un cementerio porque ahí la reflexión duele hasta el fondo del alma, porque entiendes que ya nunca podrá hacer lo que dejaste pendiente, será un hueco que nunca podrás llenar. No permitas que te pase lo que me paso a mi.

En el automóvil, iba pensando en las palabras de su amigo. Cuando llegó a la oficina, dijo a su secretaria:

-Comuníqueme por favor con mi mamá, no me pase más llamadas y también modifique mi agenda porque es muy probable que este día, ¡¡se lo dedique a ella!!

¿Tú crees que esto solo se refiere a los padres? Desafortunadamente no. Siempre estamos devaluando el cariño o la amistad que otras personas nos ofrecen y en ocasiones los perdemos porque no sabíamos cuan importantes eran, hasta que ya no están a nuestro lado.

jueves, 6 de septiembre de 2007

El Espíritu Santo es para evangelizar / Autor: José H. Prado Flores


Pentecostés comenzó a las 9 de la mañana con 120 personas reunidas en el Aposento Alto, pero terminó por la tarde con 3,120 convertidos, llenos del Espíritu de la Promesa.
Es decir, Pentecostés incluye tanto el derramamiento del Espíritu Santo sobre los 120 reunidos en el Cenáculo, como la evangelización y la conversión de la multitud congregada de toda lengua y nación que hay bajo el cielo. Esa mañana Pedro y los once dieron testimonio de la muerte redentora y de la gloriosa resurrección de Jesús, que ha sido constituído Señor y Mesías. La abundante cosecha en el Espíritu Santo fue una multitud de creyentes que aceptaron a Jesús como el único nombre dado a los hombres para ser salvados.

El reloj de Pentecostés no se ha detenido. Sonó la hora de bajar del Aposento alto y testificar con el poder del Espíritu Santo la victoria de Cristo Jesús sobre el pecado y la muerte, anunciar la Buena Nueva de que tanto ha amado Dios a este mundo que ha enviado a su Hijo, de manera especial a los pecadores, para que se conviertan y vivan como hermanos que implanten la civilización del amor aquí en la tierra.

La Iglesia existe para evangelizar. Esta es su gran misión, pero desde hace 20 años esta misión tiene un nombre NUEVA EVANGELIZACION. Nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión.

Para quienes trabajamos en la evangelización, La Nueva evangelización tiene tres características que se sintetizan en La Palabra, que es la conjunción de Kerygma, los Karismas para evangelizar y la Koinonia que anuncia la Buena Nueva.

Kerygma:
Anuncio gozoso de la muerte y resurrección de Jesucristo. No hay otro evangelio que Jesús muerto y resucitado.

Karisma:
Con el poder del Espíritu Santo, (parresía) es decir con convicción, fuerza y libertad para manifestar que Cristo está vivo hoy en la Iglesia y el mundo. Los signos y prodigios son parte de la evangelización de Jesús y por tanto de todos los tiempos.

Koinonía:
Instaurando en este mundo el Reino de Dios mediante comunidades evangelizadas y evangelizadoras que se distingan por la santidad de vida. Familias santas, presbíteros santos, parroquias santas... Una Iglesia santa. Si el mundo de hoy tiene necesidad de santos(as), tiene más necesidad de comunidades santas.

Pentecostés no se reduce a lo que sucedió a las nueve de las mañana, sino que incluye el anuncio de la muerte y la proclamación de Jesús como Salvador, Señor y Mesías, acompañada de signos, prodigios y milagros que construyan la comunidad cristiana que es el cuerpo de Cristo.

Pentecostés es eminentemente evangelizador. El Espíritu Santo es para evangelizar.

Creer en Jesús / Autor: José Miguel Arráiz


Así dice el Señor:

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Juan 6,47

Si, con estas palabras, nuestro Señor nos dice que para tener vida, hay que creer en Él.

Pero ¿Qué significa creer en Jesús?

Creer en Jesús significa creerle a Jesús, creer que todo lo que dice es verdad, y conformar nuestra vida conforme a eso.

“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;” Juan 14,15

“Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.” Juan 14,23-24

Creer en Jesús significa aceptarle como Señor supremo de nuestra vida, y que en nuestra vida no se haga nuestra voluntad, sino la suya.

Jesús, único maestro

Muchas veces decimos creer en Jesús, pero cada vez que aceptamos o seguimos un maestro cuyas enseñanzas contradicen el mensaje de Jesús, no estamos creyendo en Jesús, sino que estamos creyendo en otro maestro, diferente.

“Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” Juan 14,6

Jesús debe ser nuestro único maestro, si deseamos ser de verdad discípulos de Él.
Y para poder saber cual es la enseñanza del maestro, para poder conocer la voluntad de Dios, debemos alimentarnos de su palabra y de la enseñanza de la Iglesia:

“Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ” Mateo 4,4

Si un cristiano no estudia a diario su palabra, y no se alimenta de ella ¿Podrá saber cual es la voluntad de Dios? ¿Podrá obedecer a Dios sino conoce su palabra?

No se puede hacer lo que no se conoce, no podemos saber que quiere de nosotros sino leemos su palabra, sino escuchamos la enseñanza de la Iglesia, a quien Cristo prometió llevar a la verdad completa:

“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.” Juan 16,13

Y les dio autoridad:

“Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»” Juan 20,21

Ya que escucharles es escucharle a Él:

“«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.»” Lucas 10,16

En fin, para saber cual es la voluntad de Cristo, lo principal es acudir asiduamente a las fuentes que nos ha dejado para conocerla, que son su palabra y la enseñanza de nuestra Iglesia.

Pero el cristiano no debe limitarse a escuchar la palabra de Dios, sino debe tratar por medio de la gracia de Dios, y de todas sus fuerzas en practicarla:

“No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; = apartaos de mí, agentes de iniquidad!" = «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»” Mateo 7,21-27

Si no tomamos en serio el estudio de la palabra, y no la practicamos, nos pasará como la tierra llena de espigas, donde al caer la semilla se vio ahogada y no dio fruto.

Creer en Jesús es guardar su palabra, que significa estudiarla, meditarla y practicarla, para que algún día podamos decir como Pablo:

“y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2,20

Eso es: Creer en Jesús…

La voz del silencio / Autor: Juan Tauler, o.p. (1300-1361)


Introversión

Es de todo punto necesaria la vuelta al interior, entrar dentro de nosotros mismos, para que Dios nazca en el alma. Apremia lograr un fuerte impulso de recogimiento, recoger e introducir todas nuestras potencias, inferiores y superiores, y trocar la dispersión en concentración, pues, como dicen, la unión hace la fuerza.Cuando un tirador pretende golpe certero en el blanco cierra un ojo para fijarse mejor con el otro. Así el que quiera conocer algo a fondo necesita que todos sus sentidos concurran en un punto, dirigirlos al centro del alma de donde salieron.

Al encuentro del Señor

Así nos habremos dispuesto para salir al encuentro del Señor. Salgamos ahora fuera y avancemos por encima de nosotros mismos hasta Dios. Se necesita renunciar a todo querer, desear o actuar propio. Nada más que la intención pura y desnuda de buscar sólo a Dios, sin el mínimo deseo de buscarse a sí mismo ni cosa alguna que pueda redundar en su provecho. Con voluntad plena de ser exclusivamente para Dios, de concederle la morada más digna, la más íntima para que El nazca allí y lleve a cabo su obra en nosotros, sin sufrir impedimento alguno.

En efecto, para que dos cosas se fusionen es necesario que una sea paciente y la otra se comporte como agente. Únicamente cuando está limpio el ojo podrá ver un cuadro colgado en la pared o cualquier otro objeto. Imposible si hubiera otra pintura grabada en la retina. Eso mismo ocurre con el oído: mientras que un ruido le ocupa está impedido para captar otro. En conclusión, el recipiente es tanto más útil cuanto más puro y vacío.

A esto se refiere San Agustín cuando dice: "Vacíate para llenarte, sal para entrar". Y en otro lugar: "Oh tú, alma noble, noble criatura, ¿por qué buscas fuera a quien está plena y manifiestamente dentro de ti? Eres partícipe de la naturaleza divina ¿por qué, pues, esclavizarte a las criaturas? ¿qué tienes tú que ver con ellas?".

Vacío y plenitud

Si de tal modo el hombre preparase su morada, el fondo del alma, Dios lo llenaría sin duda alguna, lo colmaría. Romperíanse, si no, los cielos para llenar el vacío.

La naturaleza tiene horror al vacío, dicen. ¡Cuanto más sería contrario al Creador y su divina justicia a abandonar a un alma así dispuesta!. Elige pues una de dos. Callar tú y hablar Dios o hablar tú para que El calle. Debes hacer silencio.

Entonces será otra vez pronunciada la palabra que tú podrás entender y nacer: Dios en el alma. En cambio, ten por cierto que si tú insistes en hablar, nunca oirás su voz. Lograr nuestro silencio, aguardando a la escucha del Verbo es el mejor servicio que le podemos prestar. Si sales de ti completamente, Dios de nuevo, se te dará en plenitud. Porque en la medida que tú sales, él entra. Ni más ni menos.

Silencio del alma

A ese sosiego del espíritu se refiere el cántico de la Misa que comienza: "Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía" (Sb 18,14). En pleno silencio, toda la creación callaba en la más alta paz de media noche. Entonces, oh Señor, la palabra omnipotente dejó su trono por acampar en nuestra tienda (Liturgia de Navidad). Será entonces, en el cenit del silencio, cuando todas las cosas quedan sumergidas en la calma, sólo entonces se hará sentir la realidad de esta Palabra. Porque, si quieres que Dios hable, hace falta que tú calles. Para que El entre, todas las cosas deberán haber salido.

Ídolos de Egipto

Cuando el Niño Jesús entró en Egipto, los ídolos se derrumbaron a su paso. Cualquier cosa, por buena y santa que parezca, si impide que Dios nazca interiormente en nuestras almas, esos serán los ídolos de Egipto para ti. "Yo he venido -dice el Señor- a traer espada. He venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra y sus propios familiares serán los enemigos de cada cual" (Mt 10,34). Tus peores enemigos son en verdad los más íntimos a ti. Las múltiples imágenes con que aprisionas al Verbo le oscurecen e impiden nacer, aunque la paz de su presencia no se ausente por completo. Esta paz en plenitud, tan limitada por la culpa, viene a ser la madre del nacimiento de Dios en el alma.Debes, pues, conseguir pleno silencio con frecuencia, hasta vivirlo habitualmente. La repetición de actos te llevará al pleno dominio de ti mismo, pues lo que resulta imposible a los bisoños, no implica la menor dificultad para el experto. La costumbre hace maestros.

A oscuras

Dios obra sin imagen, sin medios. Lo mismo el hombre. Cuanto más desnudo está de imágenes, cuanto más se interiorice, cuanto más de todo se ha olvidado, tanto más se acerca al modo de obrar de Dios. En tal sentido el divino Dionisio invita y exhorta a Timoteo, su discípulo, diciendo: "Tú, en cambio, Timoteo carísimo, ejercítate en la contemplación de lo divino. Deja los sentidos y las operaciones del espíritu, las cosas sensibles y las inteligibles, las que son y lo que no es. Únete a aquel que está sobre toda sustancia y toda ciencia. Encamínate a El dejando dormidas tus potencias, saliendo de ti mismo. De todas las cosas por completo liberado y puramente trascendiendo vuela al rayo suprasubstancial de la tiniebla divina. En desnudez total, en plena libertad". Así, así es de todo punto necesario desprendernos de las cosas. A Dios le disgusta actuar sobre representaciones de la imaginación. El actúa en el alma, en su misma esencia sin que nadie conozca su divino hornaguear.

Calma en la tempestad

Debemos estar, además, prevenidos sobre esto: el hombre que busca puramente a Dios experimenta a veces cierta angustia y tristeza. Teme que sus esfuerzos y trabajos sean perdidos. Esto proviene a veces de temperamento melancólico, clima, impresiones ingratas. También del enemigo, que busca por todos los medios turbar la paz de hombres tan nobles. Hace falta entonces armarse de paciencia. Algunos se hacen violencia por desechar la tristeza, hasta causarse dolores de cabeza. Otros acuden a médicos y a los amigos de Dios en busca de consejo. Tratan de evadirse y liberarse y no consiguen más que aumentar la turbación. Cuando estalla una terrible tempestad en el alma, el hombre deber proceder como hace la gente en las tormentas de lluvia y granizo, se refugian en cobertizos hasta que pase el mal tiempo. Así debe hacer el hombre que tiene realmente conciencia de no querer ni desear algo fuera de Dios. En la hora de la tentación y hasta hallar su calma, ha de evadirse prudentemente de sí mismo, refugiarse en abandono y esperar a Dios en la angustia. ¡Quién sabe dónde y en qué forma le agradará a Dios venir y darle sus dones! Que el hombre se mantenga, pues, en dulce paciencia, en el puerto de la divina voluntad.

Los cuarenta años

El hombre no hallará paz verdadera hasta los cuarenta años de edad. No será en su corazón un hombre celestial antes de haber cumplido dicha edad. ¡Tantas cosas le tienen ocupado! La naturaleza le impele de acá para allá inestable, emprende cosas diversas, es el yo quien domina cuando se creía que era Dios. No se puede quemar etapas, no puede el hombre antes de tiempo llegar a la paz verdadera y perfecta y hacerse del todo celestial. Sólo es posible por gracia de Dios, dada con abundancia excepcional, como ha sucedido en muchos casos.

Diez años más

El hombre debe esperar aún diez años más, para que le sea dado realmente el Espíritu Santo, el Consolador, el Espíritu que enseña todas las cosas de Dios. Llegan los cuarenta años; hombre reposado, celestial y divino, naturaleza vencida. Diez años más, los cincuenta. El Espíritu Santo le será dado de modo más noble, que le enseñe toda la verdad, en cuanto es posible aquí alcanzarla. En estos diez años, si el hombre ha llegado a vida divina y la naturaleza está vencida, llegará a recogerse, a sumergirse, a fundirse en el sumo y purísimo bien de la divinidad. Simplicidad donde la noble chispa de vida interior, estrella, precio del alma, atrae y torna a su origen con movimiento de amor parecido a aquel de donde brotó. Donde este reflujo se cumple, toda deuda está pagada, aunque iguale a la de todos los hombres que hayan vivido desde el origen del mundo. Gracia y felicidad rebosan ya. El hombre está divinizado.

Contemplación

Dios es unidad indivisible. Podemos, sin embargo, distinguir en El atributos y contemplar sucesivamente su realidad y bondad trascendente, la intimidad misteriosa de su naturaleza, su soledad y sus tinieblas. Moisés dijo: "Escucha, Israel, Yahveh es nuestro Dios, sólo Yahveh". En Dios no hay pluralidad, pero podemos sacar provecho de los nombres especiales, particulares y distintivos que atribuimos a Dios y su Ser, al comparar con El nuestra nada. Lo he dicho muchas veces: mientras que al principio el hombre debe dar a la meditación un contenido temporal, como el Nacimiento, las obras, la vida y ejemplos de Nuestro Señor, ahora tiene que levantar su espíritu y aprender a volar por encima del tiempo, en vida eterna.El hombre puede reflejar en su alma eficazmente los atributos de Dios. Hay que considerar que El es el Ser puro; Ser de los seres sin identificarse con ninguno de ellos; Dios; lo que es en todo aquello que es ser y bondad. San Agustín dice: "Si ves a un hombre bueno, un ángel bueno, un cielo hermoso, prescinde del hombre, del ángel y del cielo. Lo que queda es la esencia del bien: es Dios. El está en todas las cosas y muy por encima de todo. Las criaturas contienen, sin duda, un elemento de bondad y de amor, de todo lo que se puede llamar Ser, que el hombre puede desear".

Desasimiento

¿En qué consiste la desnudez espiritual? Consiste para el hombre en separarse por completo de todo lo que no es pura y simplemente Dios, ver si Dios sólo es el objeto de su intención. Si descubre algún otro deseo no relacionado con Dios, que lo corte y eche fuera. Esto, por lo demás, no es exclusivo del hombre noble y consagrado a la vida interior. Es deber de toda persona honrada. Hay, en verdad, muchas y honradísimas gentes que hacen cosas muy laudables, pero que no saben nada de la vida interior. Tienen asimismo obligación de examinar aquello que les podría separar de Dios a fin de abandonarlo por completo. Tal desapego es absolutamente necesario para quien desee recibir al Espíritu y sus dones. No ha de buscarse más que a Dios y desasirse de todo aquello que le desagrade.

Teólogos y contemplativos

Mejor es sentir estos misterios que hablar de ellos. No es muy agradable tener que explicarlo u oírlo, al comprobar que nuestras palabras corresponden a cosas exteriores. También a causa de la desproporción de su objeto inexpresablemente lejano y extraño a nuestra inteligencia. Superior a la inteligencia angélica también. Dejemos esto a profesores de Teología y otros Doctores. Es de su incumbencia tratar de estos misterios, para defensa de la fe y han escrito en realidad grandes volúmenes. A nosotros nos basta fe sencilla.

Opina Santo Tomás que «nadie debe temerariamente ir más allá de lo que han aportado los doctores, quienes, con su vida digna, han merecido que el Espíritu Santo les iluminase para poderlo exponer». Nada hay tan deleitable como sentir este misterio, pero nada más peligroso que errar en él. Conviene por eso dejar de lado toda discusión, creer sencillamente y abandonarse en Dios. Quede esto para los doctores, que muestran ahora más agudeza que nunca en estos temas. Procurad, pues, que la Trinidad nazca en vosotros de verdad, no por operación de entendimiento sino esencialmente, en el fondo del alma.

Dones del Espíritu

Dos de estos dones dirigen nuestra actividad: el de piedad, que hace al hombre compasivo, y el de ciencia, que discierne lo que sea más provechoso para el alma. Las virtudes correspondientes progresan y los dones las hacen crecer aún mucho más. Entrelazados siguen los dones que perfeccionan nuestra pasividad: consejo y fortaleza. Le sigue un don intuitivo: el de temor, que guarda y afianza lo que el Espíritu ha creado. Finalmente los dones más altos de inteligencia y de sabiduría, que es gustar del mismo Dios.

Dentro del alma

La búsqueda interna, en cambio, es muy superior a ésta. Consiste en que el hombre entre en su propio fondo, en lo más íntimo de sí mismo, y busque al Señor de la manera que nos ha sido indicada cuando El dijo: «El Reino de los cielos está dentro de vosotros» (Lc 17,21). El que quiere encontrar el Reino, que no es otro que Dios con todas sus riquezas, y su propia esencia y naturaleza, le debe buscar donde se halla, es decir, en el fondo más íntimo, profundo centro, donde El está mucho más íntimamente junto al alma, mucho más presente que ella lo es a sí misma. Este fondo debe ser buscado y encontrado. Debe el hombre entrar en esta casa renunciando a sus sentidos, a todo lo que le sea sensible, a todas las imágenes y formas particulares que los sentidos le hayan dejado impresas. Impresiones de la imaginación y sentidos. Sí. Incluso sobrepasar las representaciones racionales, operaciones de la razón, que sigue las leyes de la naturaleza y propia actividad.

Cuando el hombre entra en esta mansión, y allí busca a Dios, el Señor es quien cambia el alma de arriba a abajo.Siempre con Dios

Ahora os voy a decir algo que nadie entiende por más que yo hable bien el alemán. Solamente comprenderán este pensamiento aquellos que han tenido cierto presentimiento y luz de gracia. Ninguno más. Entrar en esta casa no consiste en penetrar alguna que otra vez, para salir enseguida y ocuparse de las criaturas. Es revolver toda la casa y la acción por la cual Dios busca al hombre. Todas las representaciones, todas las formas de cualquier género que fueren, por las que Dios se hace presente, desaparecen por completo cuando Dios llega a esta casa, en este fondo interior. Todo eso es desechado como si jamás lo hubiese poseído. Ideas y luces particulares; lo que hubiera sido manifestado o dado al hombre; lo que hasta ahora había gustado. Todo cae cuando entra de este modo el Señor buscando al alma. Si la naturaleza puede soportar este derribo siete veces setenta, día y noche; si el hombre pudiese pasivamente recibir la divina operación que así dispone, progresaría mucho más que cuanto pueda captar por su inteligencia y por todas las luces que pudiera él conseguir. En este derrumbamiento, el hombre que se abre dócilmente, receptivo de la divina operación, sube más alto de cuanto pudiera imaginar. Por encima del grado adonde pueden conducirle las obras, las prácticas o buenas intenciones que hayan sido jamás imaginadas o inventadas. Sí, aquellos que llegan hasta aquí, ciertamente, se transforman en los más amables de todos. La intimidad con Dios les es tan fácil que pueden en un abrir y cerrar de ojos, cuando lo desean, replegarse en su interior trascendiendo sus naturales impresiones.

Sensibleros

Hay otros un poquito mejorados. Reconocida su equivocación, han dado la espalda a los primeros extravíos. Su vida religiosa, sin embargo, descansa en los sentidos. No saben desprenderse de la imaginación. Piensan con frecuencia en la dulce humanidad de Jesucristo, circunstancias de su nacimiento, vida, pasión y muerte. Gran deleite se sigue y lágrimas fluyen como barcos deslizando por el Rin. Emociones sensibles, nada más. Esto es lo que en el Florilegio de homilías se dice amor camal y yo prefiero llamar amor sensible. Con esto se indica que tales personas consideran a Nuestro Señor de los pies a la cabeza nada más con los sentidos y la imaginación. Lo que atrae a estas gentes de ordinario es el gozo y sentimiento por ciertas devociones, mucho más que el amor realmente divino. Todavía les quedan restos de fariseísmo. Piensan más en su propia obra que en el Señor a quien las obras se dirigen. Anteponen sus gustos y comodidades a lo que debería ser centro de atención e intención. Lo accidental es preferido a lo esencial, el camino a la meta, el exterior al interior. Tan apegados están a lo de fuera que es mínima la parte de Dios en su intención. Tan de la mano van en ellos amor natural y amor de Dios que confunde amor divino y egoísmo.Ciertamente, será más provechoso al hombre hacer todo lo que pueda, privado de consuelos. Llegaría a mejor conocimiento de sí mismo. Sin embargo, quiera Dios que no falten gentes de esta clase, a pesar de su manera de vivir y de sentir.Anudamiento con Dios

Proclo, un filósofo pagano, lo llama sueño, silencio, reposo divino, y dice: «Hay en nosotros una búsqueda secreta del Uno, que sobrepasa mucho la razón y la inteligencia. Si el alma se recoge en este búsqueda, se hace divina y divinamente vive».

El hombre, por el contrario, se ocupa de las cosas exteriores y sensibles, está en actividad, no puede saber nada de esa búsqueda y ni siquiera cree que existe en él este tesoro. El impulso substancial, la raíz, está puesta en nosotros de tal modo que es planta con fuerza eterna de arrastre y atracción. El impulso substancial tiene inclinación eterna, profunda, de volver a su origen. Inclinación que no se extingue jamás, ni siquiera en el infierno. Esto constituye el mayor sufrimiento de los condenados, porque nunca pueden lograr satisfacer la radical tendencia de ir a Dios.

Ambiente para la contemplación

Mis amigos, la experiencia de este sentimiento depende de lugar, tiempo, recogimiento y desapego. La noche es el momento más propicio por ser larga y silenciosa. Si nos acaece sentir algo de estas impresiones divinas, la urgencia de quehaceres impide centrar la atención interiormente en desasimiento de todo lo creado. Llega entonces el diablo, que obstruye el camino de tal dicha para que nunca te sea concedida esta gracia, o Dios la reparte a otro alguno en tu lugar. Amigo, si Dios te da un reino, no te faltará un convento. Si te da tan grande gracia, te facilitará con mayor razón aquello que debe acompañarla. El mayor perjuicio os viene de que no os consagráis a ella del todo. Nadie debe mezclarse en los asuntos de almas parecidas, que ni el Papa ni la Iglesia interfieren. Dios directamente se va a arreglar con ellas.

Voces de silencio

Se podría bien probar la existencia de este estado de alma por muchas citas de escritos que dejaron los santos de todos los tiempos. David dice así: «Me acuesto en paz y enseguida me duermo, pues tú solo, Yahveh, me asientas en seguro» (Sal 4,9). San Pablo: «Paz de Dios que supera todo conocimiento» (Flp 4,7). San Juan: «Se hizo un silencio grande en el cielo, como de media hora» (Ap 8,1). Otros grandes santos de la Iglesia, San Dionisio y San Gregorio y muchos otros han escrito detenidamente a este propósito. Hagamos lugar a esta contemplación y apliquémonos a ella como advierte San Agustín: «Cuando Dios quiere actuar hay que esperar atentamente su operación».

Silencio de esperanza

Tales hombres oirán a Nuestro Señor que les enseña la dulzura y humildad y que su yugo es suave como la carga ligera. Yugo es algo de lo que se tira y arrastra. El Padre celestial conduce y atrae a estos hombres interiormente, en su foro interno y externo, por muchas y espantosas pruebas y prácticas penosas. Todo esto es suave a estos hombres y todos los pesos les son increíblemente ligeros. El Padre puede atraerlos como quiera. Si deja caer golpes duros sobre ti, guarda solamente calmado silencio. El desea oprimir tus espaldas con su peso. Dice el refrán: «Si pierdes la cabeza has perdido la verdad». Pero calla. En esta carga que Dios te ha impuesto no ha querido que te corten la cabeza, como hicieron con los santos.

Podamos nosotros seguir y ver de tal suerte que nuestros ojos sean dichosos. Dios nos ayude.

Fondo dinámico

San Pablo apremia: debéis renovaros en el espíritu, en el impulso substancial. Si el impulso substancial está en perfecta disposición, hay en él constante inclinación a replegarse hacia el fondo del alma, donde mora la imagen de Los Tres, más allá de las potencias superiores. La actividad del impulso substancial sobrepasa en nobleza y altura las otras facultades, más que un odre lleno de vino a una sola gota de agua. En este impulso substancial es donde el hombre debe renovarse, replegándose continuamente hasta su hondón, de cara a Dios, sin estorbo de otros medios, en caridad operante, fijos los ojos en él. Este poder de conversión es propio del impulso substancial, que puede orientarse sin ninguna interrupción, mientras que las potencias del alma no pueden constantemente estar unidas a su Dios. Así debe hacerse la renovación en el impulso substancial. Puesto que Dios es espíritu, el espíritu creado debe concentrarse en Dios, elevarse, dilatarse luego en el espíritu increado, como en una fuga del mismo impulso substancial. El hombre anterior a la creación era Dios en Dios. Así debe aquí esforzarse para volver a entrar en El completamente, con toda su naturaleza ahora creada.

Se preguntan los doctores si el espíritu del hombre muere cada vez que deliberadamente se orienta hacia las cosas que perecen. La mayoría responde que sí. Mas un noble y grande doctor dice: «Desde el momento que el hombre se vuelva con el impulso substancial y plena voluntad a juntar su espíritu con el espíritu de Dios trascendiéndolo todo tiempo, en ese mismo instante, todo lo perdido se recobra». Si esta conversión se pudiese realizar mil veces al día otras tantas sería el hombre renovado. Es esta interna operación la más noble, la más pura renovación que pueda darse: «Yo te he engendrado hoy» (Sal, 2,7).

Cada vez que el espíritu, con todo lo que él tiene, se sumerge plenamente en este fondo, para levantarse a lo más íntimo de Dios, será recreado y renovado. Dios inunda y sobreinforma entonces el espíritu, tanto más cuanto que éste, con mayor fidelidad y pureza haya seguido el camino, teniendo en Dios exclusivamente la intención. Dios se expande en él como el sol se difunde por el aire. La luz se extiende y penetra hasta tal punto que no hay quien perciba y discierna dónde una termina y sigue el otro.¿Quién, pues, podrá establecer separación en esta sobrenatural, divina unión en unidad, donde el espíritu es atraído y absorbido en el abismo del principio? Si alguien pudiese ver el espíritu en tal estado, divinizado, creería sin duda alguna haber visto al mismo Dios.

Fondo elevante

Mis amigos, en esta continua renovación y conversión, el espíritu se eleva en todo tiempo por encima de sí mismo, como jamás águila alguna haya volado a encontrarse con el sol. Se levanta hasta el cielo, como el fuego jamás lo ha conseguido. Es entonces cuando el espíritu se lanza a las tinieblas divinas, según advierte Job:«A un hombre el camino está cerrado ya quien Dios por todas partes ha cercado» (Job 3, 23). Se arroja, pues, el espíritu a las tinieblas de lo divino desconocido, allí donde está Dios, por encima de todo lo que se le puede atribuir, sin nombre, sin forma, sin representación. Por encima de todos los seres limitados, de todas las esencias. Éstas, mis amigos, son las verdaderas conversiones. El tiempo de la noche y su silencio le son muy favorables al espíritu, y una gran ayuda para estas conversiones. Al despertar del largo sueño, para acudir a maitines, el monje debe dar libertad a los sentidos y las otras facultades. Luego, concluidos, sumérjanse bien hondo, láncense por encima de imágenes y formas. Olviden las propias facultades. Al verse tan pequeño, no debe preocuparle acercarse a las nobles tinieblas. Un santo ha escrito de ellas: «Dios es una oscuridad más allá de toda luz». Impenetrable misterio. Podrán verlo los ciegos.

Que el hombre se abandone simplemente, nada pida, exija nada. Se contente con tener en Dios su pensamiento, su amor. Arroja, pues, todas tus cosas en este Dios desconocido, también tus defectos y pecados, y todo cuanto puedas proyectar con tus acciones. Ponlo todo en El con gran fervor. En la oscura, desconocida voluntad de tu Señor. Fuera de aquí, un tal hombre no debe jamás perseguir nada, ni querer de algún modo reposar o actividad, ni esto ni aquello, ni tal estado ni el otro. Sólo abandonarse simplemente en la desconocida voluntad de Dios

Actividad orante

Ocupado en esta obra interior, si Dios te pide abandonar operación tan noble y elevada, para servir a un enfermo y prepararle manzanilla, deberás hacerlo con gran paz. Si yo fuere tal hombre y debiera dejar este ejercicio para irme a predicar o cumplir un ministerio parecido, bien podría ser que Dios me estuviese más presente y que hiciese más bien por esta obra exterior que en la profunda oración. Cuando este hombre noble se ha ejercitado en conversión interior, durante la noche y también un poco en la mañana, podrá ir en paz a sus quehaceres, como Dios haya dispuesto a cada uno. Ponga en Dios su atención mientras trabaja, que Dios le acompaña. A veces mejor que en la contemplación momentos antes. San Pablo nos da a entender que debemos trabajar con nuestras manos, porque es bueno que el hombre trabaje para sí, y también para otros cuando la necesidad se hace sentir.

(Fragmentos extraídos de Juan Tauler, Instituciones:
temas de oración ED. SIGUEME).

Fundador de las Conferencias San Vicente de Paúl: Antonio Federico Ozanam / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM


Antonio Federico Ozanam nació en Milán el 23 de abril de 1813, tercer hijo del matrimonio Juan-Antonio Francisco Ozanam y Maria Nantas. Federico, dice el mismo, que da gracias al Señor por el don de sus padres profundamente cristianos.

Este seglar del siglo XIX, cristiano en un mundo secularizado, fue un auténtico profeta de su tiempo en la Iglesia a la que él "ama con gran amor y sumisión". Federico realizó sus estudios secundarios en Lyon y su carrera universitaria en París. Durante un periodo de su adolescencia tuvo grandes problemas de orden espiritual, pero se confió a la dirección del abad Noirot, gran filósofo, que le ayudó a superarlas, él mismo escribe "he prometido a Dios dedicar mi vida al servicio de la verdad que me colma de paz".

En tiempos de revolución en la sociedad y en la Iglesia, Ozanam y sus amigos se propusieron tener, además de las conferencias de historia, las conferencias consagradas a la caridad, unir la acción a la palabra y afirmar con las obras la vitalidad de su fe.


En 1833 con un grupo de siete amigos fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, al que eligen como patrono. El mayor de ellos Emmanuel Bailey, 39 años, Federico 20 años, sólo uno del grupo era más joven que él. Cuando deciden ir al encuentro de los pobres Emmanuel Bailey les envía a Sor Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, gran apóstol y sierva de los desheredados del barrio parisino de Saint-Médard. El estilo de las conferencias es la visita domiciliaria, la relación directa con el que sufre. Hoy las conferencias se han extendido por todo el mundo.

Federico como hijo, marido, padre y amigo, dotado de una rara sensibilidad, impresionó profundamente a todos aquellos que lo conocieron.

Fue testigo de la Caridad en toda su vida personal, familiar, profesional y cívica. Expresó un deseo ardiente "Es necesario abrazar el mundo en una red de caridad". Fue fiel defensor de los pobres.

Fue Profesor titular de derecho comercial, en la Facultad de Lyon, y más tarde profesor de Literatura Extranjera en la Sorbona.

Por motivos de salud tuvo que abandonar la enseñanza, que ejercía como un apostolado, dedicó sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Tras una larga enfermedad murió a los 40 años en Marsella, el 8 de septiembre de 1853 en una actitud de total entrega a Dios.

Fue beatificado por Pablo II en París el 22 de agosto de 1997, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Toma mi mano / Enviado por viviana Baigorria


Toma mi mano,
déjame ayudarte,
pero espera,
no soy muy fuerte,
así que toma impulso ,
para que el esfuerzo se
divida entre los dos.

A lo mejor mi mano,
nada más será una guía,
y el esfuerzo será nada más tuyo,
y lo único que necesitabas
era confianza para poder elevarte.

No titubees, mi mano sigue extendida,
sin condiciones ni requisitos ,
si la tomas , no estas adquiriendo
conmigo ningún compromiso
ni tampoco alguna deuda.

Quien diga, que no ha necesitado
de una mano amiga para caminar
hacia adelante, es que no ha recapacitado bien

El afirmar que somos lo que somos
gracias sólo a nuestro esfuerzo es
una verdad a medias.

Porque el hombre siempre ha necesitado
un estímulo para mirar hacia arriba,
nomás que a veces nos concentramos
tanto en nuestra tarea , que no le
damos importancia a las manos
que se extendieron, porque
fueron tan rápidas , que no
se notaron.

Ojalá que eso haya sido,
y no nuestra ambición y egoísmo,
que nos cegó de tal manera,
que no nos permitió ver la
existencia de esas ayudas,
durante nuestras vidas.

Así que, tomemos un respiro en
nuestras actividades , meditemos
y exclamemos.. .

! benditas esas manos anónimas
que se tendieron para ayudarme
a llegar hasta donde estoy !

Pero espera,
aun quedan planos más altos por subir,
pero no te preocupes ....aquí esta mi mano
extendida... .pero esta vez, si te pediré algo......

! Mira hacia abajo, y si hay alguien que
necesite una mano, extiéndele la
tuya , y.....


! SUBIREMOS TODOS!