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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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martes, 11 de septiembre de 2018

Maria Stella Barone iba a dar a luz a un bebé Down, pidió un milagro pero «Dios “se equivocó” y, en vez de a mi hijo, curó mi corazón herido»

*«Inicialmente se me cayó el mundo encima, la esperanza desapareció, pasé mi personalísimo pentecostés: 50 días de no vivir, de infierno, de muerte del alma… Después, en el quincuagésimo día, el Señor escuchó el grito de dolor de una madre que imploraba el milagro… Desde entonces todo ha sido un ‘reflorecer’, una vuelta a la vida, un renacimiento con una conciencia nueva: el Señor me había dado un don particular, Emanuele, y por medio de él me cogía de la mano haciéndome entender lo que verdaderamente cuenta en la vida, que es el amor gratuito y puro… Yo no me hice la amniocentesis por decisión propia, porque siempre he sido contraria al aborto, como lo es también mi marido, que es médico anestesista y objetor de conciencia. Juntos decidimos que aceptaríamos la criatura que el Señor quisiera darnos. La fe ha hecho que yo mirase con otros ojos el síndrome de mi hijo; no me ha quitado el dolor que a veces siento descender sobre mi corazón, condición normal para cada madre ‘especial’, pero me da cada día la fuerza para sonreír a la vida, a pesar de las dificultades que, inevitablemente, se encuentran»

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