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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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sábado, 23 de junio de 2007

Buscar a Dios toda la vida / Autor : Mamerto Menapace

Amar al prójimo como lo hizo el mismo Jesús, dándole todo lo que hemos recibido de Dios es instaurar el Reino de los cielos en medio de nosotros. A veces, nos cansamos y no vemos aparentemente el valor de nuestras acciones. Buscamos y no encontramos. Debemos asumir que es Dios quien siempre nos busca y se cruza en nuestro camino. Es Él quien desea acompañarnos toda la vida. El siguiente relato de Mamerto Menapace,que nos ha llegado, es la actitud evangélica que Dios espera a durante nuestra vida:

EL CUARTO REY MAGO

Cuenta una leyenda rusa que fueron cuatro los Reyes Magos. Luego de haber visto la estrella en el oriente, partieron juntos llevando cada uno sus regalos de oro, incienso y mirra. El cuarto llevaba vino y aceite en gran cantidad, cargado todo en los lomos de sus burritos.

Luego de varios días de camino se internaron en el desierto. Una noche los agarró una tormenta. Todos se bajaron de sus cabalgaduras, y tapándose con sus grandes mantos de colores, trataron de soportar el temporal refugiados detrás de los camellos arrodillados sobre la arena. El cuarto Rey, que no tenía camellos, sino sólo burros buscó amparo junto a la choza de un pastor metiendo sus animalitos en el corral de pirca. Por la mañana aclaró el tiempo y todos se prepararon para recomenzar la marcha. Pero la tormenta había desparramado todas las ovejitas del pobre pastor, junto a cuya choza se había refugiado el cuarto Rey. Y se trataba de un pobre pastor que no tenía ni cabalgadura, ni fuerzas para reunir su majada dispersa.

Nuestro cuarto Rey se encontró frente a un dilema. Si ayudaba al buen hombre a recoger sus ovejas, se retrasaría de la caravana y no podría ya seguir con sus Camaradas. El no conocía el camino, y la estrella no daba tiempo que perder. Pero por otro lado su buen corazón le decía que no podía dejar así a aquel anciano pastor. ¿Con qué cara se presentaría ante el Rey Mesías si no ayudaba a uno de sus hermanos?

Finalmente se decidió por quedarse y gastó casi una semana en volver a reunir todo el rebaño disperso. Cuando finalmente lo logró se dio cuenta de que sus compañeros ya estaban lejos, y que además había tenido que consumir parte de su aceite y de su vino compartiéndolo con el viejo. Pero no se puso triste. Se despidió y poniéndose nuevamente en camino aceleró el tranco de sus burritos para acortar la distancia. Luego de mucho vagar sin rumbo, llegó finalmente a un lugar donde vivía una madre con muchos chicos pequeños y que tenía a su esposo muy enfermo. Era el tiempo de la cosecha. Había que levantar la cebada lo antes. posible, porque de lo contrario los pájaros o el viento terminarían por llevarse todos los granos ya bien maduros.

Otra vez se encontró frente a una decisión. Si se quedaba a ayudar a aquellos pobres campesinos, sería tanto el tiempo perdido que ya tenía que hacerse a la idea de no encontrarse más con su caravana. Pero tampoco podía dejar en esa situación a aquella pobre madre con tantos chicos que necesitaba de aquella cosecha para tener pan el resto del año. No tenía corazón para presentarse ante el Rey Mesías si no hacía lo posible por ayudar a sus hermanos. De esta manera se le fueron varias semanas hasta que logró poner todo el grano a salvo. Y otra vez tuvo que abrir sus alforjas para compartir su vino y su aceite.

Mientras tanto la estrella ya se le había perdido. Le quedaba sólo el recuerdo de la dirección, y las huellas medio borrosas de sus compañeros. Siguiéndolas rehizo la marcha, y tuvo que detenerse muchas otras veces para auxiliar a nuevos hermanos necesitados. Así se le fueron casi dos años hasta que finalmente llegó a Belén. Pero el recibimiento que encontró fue muy diferente del que esperaba. Un enorme llanto se elevaba del pueblito. Las madres salían a la calle llorando, con sus pequeños entre los brazos. Acababan de ser asesinados por orden de otro rey. El pobre hombre no entendía nada. Cuando preguntaba por el Rey Mesías, todos lo miraban con angustia y le pedían que se callara. Finalmente alguien le dijo que aquella misma noche lo habían visto huir hacia Egipto.

Quiso emprender inmediatamente su seguimiento, pero no pudo. Aquel pueblito de Belén era una desolación. Había que consolar a todas aquellas madres. Había que enterrar a sus pequeños, curar a sus heridos, vestir a los desnudos. Y se detuvo allí por mucho tiempo gastando su aceite y su vino. Hasta tuvo que regalar alguno de sus burritos, porque la carga ya era mucho menor, y porque aquellas pobres gentes los necesitaban más que él. Cuando finalmente se puso en camino hacia Egipto, había pasado mucho tiempo y había gastado mucho de su tesoro. Pero se dijo que seguramente el Rey Mesías sería comprensivo con él, porque lo había hecho por sus hermanos.

En el camino hacia el país de las pirámides tuvo que detener muchas otras veces su marcha. Siempre se encontraba con un necesitado de su tiempo, de su vino o de su aceite. Había que dar una mano, o socorrer una necesidad. Aunque tenía temor de volver a llegar tarde, no podía con su buen corazón. Se consolaba diciéndose que con seguridad el Rey Mesías sería comprensivo con él, ya que su demora se debía al haberse detenido para auxiliar a sus hermanos.

Cuando llegó a Egipto se encontró nuevamente con que Jesús ya no estaba allí. Había regresado a Nazaret, porque en sueños José había recibido la noticia de que estaba muerto quien buscaba matar al Niño. Este nuevo desencanto le causó mucha pena a nuestro Rey Mago, pero no lo desanimó. Se había puesto en camino para encontrarse con el Mesías, y estaba dispuesto a continuar con su búsqueda a pesar de sus fracasos. Ya le quedaban menos burros, y menos tesoros. Y éstos los fue gastando en el largo camino que tuvo que recorrer, porque siempre las necesidades de los demás lo retenían por largo tiempo en su marcha. Así pasaron otros treinta años, siguiendo siempre las huellas del que nunca había visto pero que le había hecho gastar su vida en buscarlo.

Finalmente se enteró de que había subido a Jerusalén. Esta vez estaba decidido a encontrarlo fuera como fuese. Por eso, ensilló el último burro que le quedaba, llevándose la última carguita de vino y aceite, con las dos monedas de plata que era cuanto aún tenía de todos sus tesoros iniciales. Partió de Jericó subiendo también él hacia Jerusalén. Para estar seguro del camino, se lo había preguntado a un sacerdote y a un levita que, más rápidos que él, se le adelantaron en su viaje. Se le hizo de noche. Y en medio de la noche, sintió unos quejidos a la vera del camino. Pensó en seguir también él de largo como lo habían hecho los otros dos. Pero su buen corazón no se lo dejó. Detuvo su burro, se bajó y descubrió que se trataba de un hombre herido y golpeado. Sin pensarlo dos veces sacó el último resto de vino para limpiar las heridas. Con el aceite que le quedaba untó las lastimaduras y las vendó con su propia ropa hecha jirones. Lo cargó en su animalito y, desviando su rumbo, lo llevó hasta una posada. Allí gastó la noche en cuidarlo. A la mañana, sacó las dos últimas monedas y se las dio al dueño del albergue diciéndole que pagara los gastos del hombre herido. Allí le dejaba también su burrito por lo que fuera necesario. Lo que se gastara de más él lo pagaría al regresar.

Y siguió a pie, solo, viejo y cansado. Cuando llegó a Jerusalén ya casi no le quedaban más fuerzas. Era el mediodía de un Viernes antes de la Gran Fiesta de Pascua. La gente estaba excitada. Todos hablaban de lo que acababa de suceder. Algunos regresaban del Gólgota y comentaban que allá estaba agonizando colgado de una cruz. Nuestro Rey Mago gastando sus últimas fuerzas se dirigió hacia allá casi arrastrándose, como si el también llevara sobre sus hombros una pesada cruz hecha de años de cansancio y de caminos.

Y llegó. Dirigió su mirada hacia el agonizante, y en tono de súplica le dijo:
- Perdoname. Llegué demasiado tarde.

Se acercó a la Madre, y se presentó. Ella le condujo a la pequeña comunidad que triste y apesadumbrada sobrellevaba a penas la pérdida del Maestro.
El rey mago se cuestionaba sobre una vida gastada en vano, sobre una búsqueda que no pudo alcanzar su meta. Cuando pensaba iniciar el camino de regreso… el domingo siguiente… una gran luz iluminó el lugar donde los discípulos se reunían… e iluminó aun más el rostro del anciano, que sentía que todo su largo peregrinar había valido la pena. Cuando le pudo hablar se quiso disculpar por su tardanza… pero Jesucristo le dijo: "De todos, fuiste el primero que me encontró y el que más tiempo ha estado conmigo.. porque todo lo que a los más pequeños les hayas hecho, a mi me lo hiciste".

[Tomado de: Mamerto Menapace, Entre el brocal y la fragua, Buenos Aires, Editorial Patria Grande, 31987, 17-22]

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo / Autor: Facundo Cabral

San Pablo en sus epístolas, nos da un criterio de discernimiento para reconocer la voz de Dios: "Mírenlo todo y retengan lo bueno". Cuando hacemos silencio interior diario, ante el Dios del Amor, para que nos llene de su Agua Viva, nos será más fácil reconocer en todo cuanto leemos o escuchamos donde se encuentran la Palabras Vivas, que nos llevan hacía el Camino, la Verdad y la Vida. Creo que este texto de Facundo Cabral, llegado por correo electrónico es un buen ejemplo:

No estás deprimido, estás distraido… distraido de la vida que te puebla, distraido de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos.

No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones.
Además, no es tan malo vivir solo. Yo lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco ... algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene setenta años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.

Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.

De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.

No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte... hay mudanza.

Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel,
Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente.

No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida.

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.

Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.

Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.

Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas:
si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido.. . por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la
vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado.

Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.

El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.

Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. El te manda flores cada primavera. El te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, él te escucha, El puede vivir en cualquier parte del
universo, pero él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo, ¡él está loco por ti!



Meditación:
¡Oh Señor!. Quién pudiera
conocerte verdaderamente a Vos,
Señor que te hiciste Hombre y pescador,
para enseñarnos a trabajar en el Amor.
¡Oh Señor!, que a todos buscas.
Tú, el Rey, te sentabas en una barca
y desde el lago de Galilea enseñabas Tu Palabra.
Tú, que a los leprosos curabas y sanabas las almas.
Tu mirada era sólo Amor y ofrenda del dolor
que causaba el hedor de las almas putrefactas.
Tú, Señor, que conoces todos nuestros pecados
pero a pesar de eso nos sigues amando.
Tú, que por nosotros te sigues dando,
para que volvamos a Tu lado.
Tú, Señor, que por gran Misterio
nos quieres dar un corazón nuevo
para nacer a Vos y vivir
en unión con Nuestro Creador.
Señor, que nos regalas la esperanza de habitar
algún día en eterna alabanza en la Morada Santa ,
permite a este siervo Tuyo tirar las redes
para llevar a mis hermanos
hacia Tus Benditas Manos.

viernes, 22 de junio de 2007

Los actos nacidos del Amor de Dios Bendicen / Autores: Arturo y Conchi

Transcribimos por interesante la historia que nos han enviado en un correo electrónico. Todos nuestros actos tienen poder y pueden herir profundamente a las personas a quienes afecten. Dios quiere que seamos conscientes del hecho que sólo los actos de amor y nacidos de su Amor bendicen a los demás y a nosotros mismos. Jesús clamo a quienes le escuchaban: "Bendigan".

Esta es la historia de un muchacho que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta.

Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.

Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta...

Su padre lo tomo de la mano y lo llevo hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, y te enojas eres capaz de dejar cicatrices en las personas exactamente como las que aquí ves, y es necesario que estas luego sean sanadas ".

Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho o disculparte, pero del modo como se lo digas, lo devastará, y la cicatriz podría perdurar para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Los amigos son en verdad una joya rara. Ellos te hacen reír y te animan a que tengas éxito. Ellos te prestan todo, comparten palabras de elogio y siempre quieren abrirnos sus corazones.



Oración para vivir en paz en la familia

Señor, Dios nuestro, tu nos haz elegido para ser tus santos y tus predilectos.
Revístenos de sentimientos de misericordia, de bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia.
Ayúdanos a sobrellevar los unos a los otros cuando tenemos algún motivo de queja, lo mismo que tú, Señor, nos has perdonado. Sobre todo, danos esa caridad, que es el vínculo de perfección. que la paz de Cristo brille en nuestros corazones.
Esa paz que debe reinar en la unidad de tu cuerpo místico. que todo cuanto hagamos, en palabras o en obras, sean en nombre del Señor Jesús, por quien sean dadas gracias a ti, Dios Padre y Señor nuestro.
Amén.

miércoles, 20 de junio de 2007

Somos testigos si nos alimentamos de la Voluntad de Dios / Autores: Arturo y Conchi

Jesucristo siendo el hijo de Dios, diariamente dedicaba tiempo a estar a solas con su Padre. Los evangelios nos cuentan que se retiraba a solas a orar. También leemos en los evangelios la afirmación rotunda de Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra".

Cristo necesita cada día alimentarse y relacionarse con Dios Padre. Eso enseña Él a hacer a sus discípulos para convertirlos en verdaderos testigos. Sólo si diariamente nos ponemos ante el Señor en silencio seremos vaciados de nosotros mismos y nuestro corazón se irá llenando del Amor de Dios.

Para ser testigos de Cristo en nuestra vida cotidiana o pastoral necesitamos una permanente relación con Dios, donde el pueda hacernos cada día crecer más y más en el verdadero Amor.

Padre Santo, en el nombre de Jesucristo y por el don de tú Espíritu Santo, da la gracia de alimentarnos de Tú Voluntad a todos cuantos la deseemos ardientemente y permanezcamos a tus pies aunque no percibamos ningún signo sensible.

lunes, 12 de marzo de 2007

Acoger el Amor de Dios en el silencio interior / Autores: Arturo y Conchi

Dios es Amor. Desde el conocimiento intelectual esa afirmación es asumida por toda persona con alegría. Hacernos participes de ese Amor no es una cuestión menor. Se necesita tiempo de escucha y de silencio interior para dejarnos moldear por el Amor de Dios. Sólo una escucha diaria y comprometida nos irá conduciendo en nuestro crecimiento personal en el Amor de Dios.

Hemos sido creados para amar. Nuestro creador, Dios Padre, nos ha hecho a su imagen y semejanza en la medida que desea hacernos crecer permanentemente en su Amor.
Por eso este blog, sencillamente quiere compartir nuestra experiencia cotidiana de escucha de la voluntad de Dios para cada momento de nuestra vida y de aquellos hechos que nos preocupan, conmueven y nos hacen clamar a Dios por mediación de Jesucristo, el Señor. Por eso te invitamos ahora a orar:

¡Dame calma, Señor!


Déjame sentir la honda paz presente en cada experiencia, la armonía de vivir.

Dame calma, Señor, de manera que pueda entrar en la honda paz dentro de mi corazón.

Dame paz de manera que vea la bendición escondida en todas las cosas.

Guárdame de palabras ociosas y vanas fantasías. Calma la carrera de mi mente para que mis pensamientos tengan la claridad y movimiento fácil del fresco aire que respiro. Busco la serenidad de un lago tranquilo, la fuerza de un roble, el incambiable sólido poder de las montañas.

Dame calma, Señor, para que pueda emplear tiempo en gozar la paz, en la belleza que has creado a mi alrededor.

Necesito tiempo para pensar, tiempo para considerar soluciones a problemas; tiempo para confortar mi interno ser y mi vida en amor.