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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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miércoles, 19 de septiembre de 2007

Dios ama cada día / Autor: Evanibaldo Díaz


¡Gracias! Hace poco leí un artículo que empezaba con esas palabras. ¡Gracias! ¡Qué hermosa palabra! Un autor decía que es como una flor exótica en medio de la montaña de la vida. Es verdad, es muy difícil decir ¡gracias!, pero ¿Cómo no hacerlo con alguien que nos ha hecho tanto bien? Más de alguna vez he escuchado a personas decir que Dios no los ama, ya sea porque el sufrimiento no los ha abandonado, ya sea porque la fortuna nunca a tocado a su puerta. Es una dura afirmación y, a la vez, triste.

Sin embargo, creo que Dios no ha dejado nunca de amarnos, Dios nos sigue amando cada día, a cada paso, a cada instante. Me apena que los hombres no descubramos ese amor bendito que no se esconde y que nos acaricia siempre.

Dios me ama cada mañana cuando me levanto y me doy cuenta de que estoy vivo, cuando me dirijo a la calle y puedo salir con mis propias piernas y moverme de un lado para otro ¿Cuántos hombres desearían dar por lo menos una de mis zancadas o golpear una vez un balón de fútbol? Dios me ama cuando, día a día, me permite mover estos brazos con los que estrecho a un ser querido o saludo a un compañero. Me ama cada día cuando escucho la voz de un niño o cuando veo una sonrisa o las lágrimas en su rostro. Y qué decir cuando sé que tengo unos padres que me quieren y unos amigos que jamás me traicionarían. Y aún más, cuando me acerco a la mesa y observo que jamás me ha faltado un plato y un poco de alimento. Dios me ama, me ama a cada día, a cada paso, a cada instante. Basta dejar de ser miope y descubrir a Dios en las trastienda de la vida para contemplar el milagro inaudito de su protección.

Pero si es maravilloso sentirse amado por Dios y experimentarlo a cada momento, lo es más el saberse particularmente amado. Dios me ama personalmente. Y sé que es así porque nadie más ha recibido mi vida, porque nadie más que yo ha salido a la calle con mis piernas, porque cada vez que abrazo a alguien son mis brazos y es mi corazón el que se alegra. Mis ojos son los que no se cansan de ver una amanecer . Los regalos de Dios no se dan en promoción y en grandes cantidades. Cada tonelada de amor de Dios es para mí solo. Él no ama multitudinariamente sino a domicilio.

No obstante nos empeñamos en sacarle la vuelta. Y cuando perdemos alguno de esos regalos (porque son eso, regalos), entonces volvemos la cara e incluso nos sentimos menos amados, a pesar de que Dios también ama con el dolor. No es Dios el que nos vuelve la cara somos nosotros, que la tenemos tan pegada a la tierra, que no nos damos cuenta de todo su amor. Somos nosotros los verdaderos culpables de la miopía de la sociedad, porque no alcanzamos a ver más allá de nuestros gustos y de nuestras vanidades. No valoramos lo que tenemos, nos limitamos a poseerlo, pero no a gozarlo y a agradecerlo.

Los hombres fuera de la memoria y de la misericordia divina no existen. Dios sigue amando con toda su omnipotencia y a cada uno. No somos unos extraños para Él. Por eso, regresa a la primera línea, vuelve a leerla, repite esa primera palabra y deja que esa flor exótica de la montaña se convierta en la flor más abundante del jardín de tu vida. ¡Gracias! porque Dios no deja de amarnos cada día, a cada paso, a cada instante.

martes, 18 de septiembre de 2007

El Carisma de los Milagros / Autora: Madre Adela Galindo, fundadora SCTJM


San Pablo coloca este carisma "operaciones milagrosas" en seguida después del de curaciones. Son carismas diferentes. Esto es importante para no catalogar como milagro cualquier tipo de curación por ministerio nuestro y para no estar a la expectativa de milagros en todo momento. Tampoco caer en el extremo opuesto de negar la existencia de los milagros en la hora presente.

Desde el punto de vista teológico: los milagros son signos que muestran la presencia del prometido reino de Dios y que acreditan a los portadores históricos de esa promesa.

-es un testimonio del poder que debe producir en nosotros la salvación en Jesucristo. Es un signo del poder y del amor de Dios que quiere salvar a todo el hombre y a todos los hombres.

-signo de inclusión de la realidad entera de una economía histórica de Dios, que nos ama y quiere salvarnos.

En la obra de Jesús, los milagros ocupan un lugar cuantitativa y cualitativamente importante. Pero no como una proliferación de lo maravilloso, al margen del mensaje salvífico, sino que ellos mismos son evangelio, mensaje salvífico en acción.

-Milagro: acciones poderosas, "manifestaciones de poder". Poder, no solo indica el carácter excepcional de la manifestación, sino ante todo la presencia de la salvación, que vence los poderes del mal.


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I. El don de milagros

¿Que es el don de milagros?

Es una manifestación temporal del poder de Dios a través del cual, un obstáculo es removido o una oportunidad se da, de forma especial. Para que sea milagro, este efecto tiene que venir de la intervención directa de Dios en las realidades humanas.

Es un medio de conversión para algunos y aumento de fe para otros.

¿Que eventos son los que se pueden considerar milagros?

a) Una curación inmediata de una enfermedad de gravedad.

b) Un cambio completo de mente o de corazón de una persona.

c) La conversión repentina de un enemigo de la Iglesia.

d) El movimiento de objetos materiales (por ejemplo: que se pueden encontrar.)

e) Tanto la llegada de repente de una persona, como el ser removida de repente, lo cual hace posible la solución de algún problema.

** La Iglesia tiene mucha cautela en decidir definitivamente si ha ocurrido un milagro.

Si es tan difícil decir si ha ocurrido un milagro, ¿que valor tiene el conocimiento de este don?

Es importante saber y creer que Dios interviene a través de milagros porque así, si El inspira a una persona (o a un grupo) a pedir por un milagro, esta persona (o este grupo) podrán estar disponibles a cooperar con Sus inspiraciones.

¿Que propósito tienen los milagros?

Hay tres propósitos:

a)Corregir una situación que no se puede corregir de forma natural;

b)Apoyar y aumentar la fe de los que están envueltos;

c)Demonstrar la aprobación de Dios al ministerio de predicación.

¿Son evidentes los milagros en el movimiento de la Renovación Carismática?

Si. La apertura de estos grupos a la oración y a los dones carismáticos es la condición necesaria para que Dios manifieste su poder. Como el don de milagros es un don poderoso, se puede esperar mayor desarrollos en el ministerio de milagros a la medida en que las personas van creciendo en la vida espiritual.

Si los milagros son extraordinarios, ¿porque San Pablo los incluye en la lista de los dones carismáticos regulares?

Hay momentos en la vida de los grupos de oración o en la vida de un individuo, que hace falta un verdadero milagro para obtener algún designio que Dios quiere. Por tanto, aunque sea un ayuda extraordinaria, la necesidad de ella surge en cada grupo y en la vida cotidiana de los individuos.

II. Don de milagros en laS SagradaS Escrituras

¿No seria demasiado extraordinario la presencia del don de milagros como algo regular en la vida cristiana?

Los milagros fueron por seguro, una parte regular de la Iglesia Primitiva y sin embargo la vida de los primeros cristianos era una vida ordinaria. Los milagros eran intervenciones extraordinarias en vista de necesidades extraordinarias. Las personas llevaban una vida normal, pero creían que Dios intervendría en algunas situaciones para salvarlos.

¿Cual es la actitud del Antiguo Testamento en referencia a los milagros?

Es difícil decir cual es la actitud. En el Antiguo Testamento la naturaleza no era considerada como regida por leyes estables y tampoco existía una palabra en Hebreo para milagro. Algunas de las figuras del Antiguo Testamento si tenían poderes milagrosos (como Moisés y Elías) pero es difícil decir que fue lo que ocurrió.

¿Que enseñan los evangelios sobre los Milagros?

Los Evangelios usan la palabra poder para indicar milagros. También consideran que el poder de Dios entró en el mundo de forma especial en la persona de Cristo.

¿Cuales son los textos del Nuevo Testamento que testifican el poder que tenían los apóstoles de hacer milagros?

a) La muerte de Ananías y Safira (Hechos 5 : 1 -1 0)

b) Los milagros de Felipe en Samaria (Hechos 8 : 6)

c) La resurrección de Tabita (Hechos 9 : 36 - 43)

d) La resurrección de Eutico (Hechos 20 : 10)

e) La protección de Pablo después de haber sido mordido por una serpiente (Hechos 28 : 5)

III. EL DON DE MILAGROS Y OTRO DONES CARISMÁTICOS

¿En que manera se distingue el don de milagros del don de sanación?

El don de milagros abarca muchas situaciones y su naturaleza sobrenatural es mas patente. Una curación grande e inmediata sería considerada un milagro, mientras que en otras curaciones Dios actúa sobre un periodo de tiempo.

¿Como se relacionan el don de milagros y el don carismático de la fe?

Son muy unidos en que, a través de ambos, Dios eleva el poder de la intercesión a un nuevo nivel. También, porque el don carismático de la fe esta operante en el don de milagros.

Son distintos en que el don de milagros tiene un efecto externo, verificable y por tanto, es un signo extraordinario del poder y la protección de Dios. El don de la fe por lo general, no necesita este signo externo. Muchas veces la misma persona no esta consciente del poder que hay en su oración de fe.

¿Como están relacionados el don de milagros y la palabra de sabiduría?

Se puede decir que ambos operan en situaciones importantes o peligrosas. La palabra de sabiduría es Dios actuando mas en sentido espiritual o intelectual de forma que las personas son movidas a través del poder de la palabra que se dice. Los milagros intervienen en las situaciones por el poder de Dios y muchas veces sin que se digan muchas palabras.

¿Cuando ocurren los milagros?

a) Hay veces en que Dios esta dispuesto a obrar un milagro aun para las persona que Le huye. Este milagro se le atribuye a las oraciones de los demás.

b) A veces, cuando una persona esta recién convertida, Dios obra un milagro como un signo inolvidable para esa persona de su poder y de su fidelidad. Pero la presencia regular de milagros no es normal en los comienzos de la vida espiritual.

¿Que debe hacer una persona para predisponerse a este don?

Los milagros requieren una fe activa y un amor para los demás que mueve al individuo a rogarle a Dios continuamente, sin dejar de interceder. Además se requiere una sensibilidad extrema a las mociones del Espíritu Santo y al poder divino.

IV. CRECIMIENTO EN EL DON DE MILAGROS

¿Existen condiciones que alimentan el crecimiento del don de milagros?

Son los siguiente:

a) Como muchas veces son la confirmación de Dios a la palabra que se predica, los milagros se hacen mas presente cuando la palabra de Dios es predicada y vivida.

b) Como están supuestos a remover los obstáculos a la voluntad de Dios, los milagros se hacen mas presentes cuando la persona esta totalmente comprometida a Su Voluntad y a la promoción del Reino.

c) Los milagros se encuentran mas entre las personas que han madurado mas en la vida Espiritual.

¿No es una forma de presunción hablar de crecimiento en el don de milagros?

Aunque pueda parecer así, esta presunción se basa en:

a) El hecho que San Pablo considera los milagros como un ministerio que se da de forma regular a las comunidades cristianas.

b) Estos dones carismáticos extraordinarios se hacen cada vez mas abundantes en vista del bien que redunda a la Iglesia. En estos tiempos actuales, parece ser que estos son mas abundantes en las comunidades carismáticas.

V. APLICACIÓN PRACTICA DEL DON DE MILAGROS

¿No podríamos decir que la Era de milagros ya paso, ahora que el hombre ha descubierto las medicinas milagrosas y otras formas de cambiar la vida humana?

No porque:

a) Con la complejidad de la vida contemporánea, el hombre se enfrenta a problemas mayores hoy que en siglos pasados.

b) Aun con todos sus poderes humanos, el hombre se encuentra indefenso ante sus dificultades.

c) Son los mismos poderes humanos (poder nuclear, etc.) lo que son la causa de mucho de las problemas del hombre.

¿Cual es la actitud correcta ante el don de milagros?

a) Los milagros ocurren solamente cuando los medios humanos han fracasado o no están presentes.

b) El hombre no debe ver el milagro como algo normal, sino que lo debe ver como una intervención extraordinaria del amor de Dios.

c) El hombre no debe limitar las acciones de Dios con ideas preconcebidas de lo que Dios no puede o no va hacer.

d) El individuo deber entregarse totalmente a Dios y Su Reino utilizando todos los dones con discernimiento, sabiendo que, cuando se presenten obstáculos, el puede mirar con fe a Dios para conseguir los milagros necesarios en su favor.

21 de septiembre: San Mateo, "regalo de Dios"


San Mateo
Apóstol y Evangelista

Mateo significa: "regalo de Dios".

Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo.

Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios.

Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable. Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: "Ven y sígueme".

Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo. San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto.

Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles. Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. "¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?"

Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: "No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido". Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros.

Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.

En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.

El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.

Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo.

A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.

Que San Mateo, gran evangelizador, le pida a Jesús que nos conceda un gran entusiasmo por leer, meditar y practicar siempre su santo evangelio.

Decía Jesús "Convertíos y creed en el evangelio" (Mc. 1, 15).

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San Mateo, Apóstol y evangelista
Jesús lo vio y, porque lo amó, lo eligió
De las homilías de san Beda en Venerable, presbítero
Homilía 21


Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme. Sígueme, que quiere decir: «Imítame». Le dijo: Sígueme, más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo debe vivir como vivió él.

El –continúa el texto sagrado– se levantó y lo siguió. No hay que extrañarse del hecho de que aquel recaudador de impuestos, a la primera indicación imperativa del Señor, abandonase su preocupación por las ganancias terrenas y, dejando de lado todas sus riquezas, se adhiriese al grupo que acompañaba a aquel que él veía carecer en absoluto de bienes. Es que el Señor, que lo llamaba por fuera con su voz, lo iluminaba de un modo interior e invisible para que lo siguiera, infundiendo en su mente la luz de la gracia espiritual, para que comprendiese que aquel que aquí en la tierra lo invitaba a dejar sus negocios temporales era capaz de darle en el cielo un tesoro incorruptible.

Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. La conversión de un solo publicano fue una muestra de penitencia y de perdón para muchos otros publicanos y pecadores. Ello fue un hermoso y verdadero presagio, ya que Mateo, que estaba destinado a ser apóstol y maestro de los gentiles, en su primer trato con el Señor arrastró en pos de sí por el camino de la salvación a un considerable grupo de pecadores. De este modo, ya en los inicios de su fe, comienza su ministerio de evangelizador que luego, llegado a la madurez en la virtud, había de desempeñar. Pero, si deseamos penetrar más profundamente el significado de estos hechos, debemos observar que Mateo no sólo ofreció al Señor banquete corporal en su casa terrena, sino que le preparó, por su fe y por su amor, otro banquete mucho más grato en la casa de su interior, según aquellas palabras del Apocalipsis: Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.

Nosotros escuchamos su voz, le abrimos la puerta y lo recibimos en nuestra casa, cuando de buen grado prestamos nuestro asentimiento a sus advertencias, ya vengan desde fuera, ya desde dentro, y ponemos por obra lo que conocemos que es voluntad suya. Él entra para comer con nosotros, y nosotros con él, porque, por el don de su amor, habita en el corazón de los elegidos, para saciarlos con la luz de su continua presencia, haciendo que sus deseos tiendan cada vez más hacia las cosas celestiales y deleitándose él mismo en estos deseos como en un manjar sabrosísimo.

Oración

Oh Dios, que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Pidamos cada día que Dios inunde nuestro ser de su Agua Viva / Autor.Eduardo Sánchez Elizalde


Así como la tierra se seca por falta de lluvias, y produce destrucción, pobreza y desolación, así también se consume el alma de las personas cuando no recibe el agua de vida que proviene unicamente de la fuente mas abundante e inagotable que es Dios, quien está siempre dispuesto a darnos de beber de su agua en todo momento para que tengamos vida espiritual en abundancia, y de esta manera podamos transmitirla a quienes carecen de ella, ya por desconocimiento o por falta de fe, lo cual - de no actuar inmediatamente - desemboca en una espantosa sequía espiritual, la misma que puede terminar con nuestros sueños e ilusiones.

Lamentablemente, el mundo materialista que nos rodea contribuye en gran parte a esta llamada sequía espiritual, puesto que los jovenes y los adultos, nos dejamos envolver por sus frivolidades y deleites momentáneos, convencidos de que eso \"es vivir\", y que mientras más gocemos la vida y vivamos el presente no necesitaremos nada mas para estar bien. Criterio por cierto erróneo, y que ha llevado a más de una persona a su autodestrucció n, porque los placeres de la carne y del momento no llenan el alma, por el contrario, muchas personas se sienten más vacías y solas después de una larga jornada de intenso placer.

Me atrevería a decir que, muchas de estas personas viven en esta situación porque no tienen a Dios en su corazón; no han cultivado su espiritualidad y por lo tanto, viven en oscuridad y son analfabetas en lo relacionado a las cosas de Dios y lo que representa Él en nuestras vidas, algo por demás peligroso ya que frente a un quebranto - propio de la vida cotidiana - no tienen la suficiente fuerza espiritual para luchar y batallar, y se desmoronan facilmente, pudiendo en este trance cometer los errores más grandes, producto de ese estado anímico desesperado y fuera de sí, que los puede marcar para el resto de sus vidas.

Favorablemente, y hasta en el peor de todos los casos, hay una solución, hay una esperanza, y esa es Dios. Es la única, es la verdadera, es la que no es pasajera, sino para siempre; pero hay que buscarla, hay que llamarla y hay que darle un espacio en nuestro corazón. Hay que cultivar nuestro espíritu y nuestra mente, hay que dedicar tiempo a nuestra interioridad y a nuestra relación con Dios. Hay que meditar y reflexionar para poder actuar. Hay que regar diaria y permanentemente el barro seco de nuestra alma por medio de la oración. Hay que levantar los brazos hacia el Altísimo y pedir que inunde todo nuestro ser con su maravillosa agua de vida y nos libere de la sequía espiritual.

Que bello es vivir la vida con Dios / Enviado por Antonio Miranda


Que bello es tener a alguien a quien tú le puedas confiar todos tus secretos.
Que bello es saber callar cuando alguien necesita que lo oigas.
Que bello es oír la sonrisa de un niño mientras juega en el campo.
Que bello es aceptar que fallaste y tener el valor de decir lo siento.
Que bello es disfrutar la vida y no desperdiciarla en vanas preocupaciones.
Que bello es sonreír y mirar hacia delante sin obstáculos y si se presenta uno,
tener la fuerza de voluntad para decir:
"yo puedo superarlo".
Que bello es luchar por tus ideales aunque estos parezcan difíciles de obtener, recuerda "Solo el que persevera alcanza".
Que bello es tener la mirada puesta en un ideal, sonreír al mundo con sus problemas, guerras, hambre y soledad.
Después de todo, Dios mi creador y tú se preocupan por ellos.
Sonríe al fin y al cabo, la vida hay que vivirla.
Pero te digo un secreto:
"Vivirla con Dios es mas fácil"

lunes, 17 de septiembre de 2007

Perdón / Autor: P. Jesús Higueras


"Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!" (Lc 6, 27-33)

Cuando vemos en la televisión escenas dramáticas, surge de un modo espontáneo la compasión hacia las personas que sufren un daño. Pero cuando ese sufrimiento está motivado por personas concretas, desalmadas y crueles, junto a la compasión por las víctimas surge la rabia, la ira y el deseo que los culpables reciban un grave daño.

Cuando el Señor nos llama a amar a los enemigos, a ser comprensivos, a no condenar, no significa una invitación a ser blandos, cobardes y tontos. Todo lo contrario. Solo el fuerte, el valiente, el justo es capaz de sobreponerse a las emociones que le embargan y actuar, incluso con el deseo, de un modo humano y ecuánime.

Todos sabemos que el verdadero amor, también el amor a los enemigos, se fundamenta en la justicia; de tal modo que sin justicia no puede darse el amor verdadero. Justicia y amor se necesitan mutuamente.

Por eso, el evangelio nos llama a no condenar, a no juzgar, a ser compasivo y esto no es una utopía, sino un modo de ser, que tanta gente buena a lo largo de los siglos ha sido capaz de realizar.

No podemos ser como aquellos que nos hacen daño, no podemos permitir que el odio, la ira y el rencor aniden en nuestro corazón, hasta que lo envenenan y retuerzan, de tal modo que al final recibiríamos un doble daño: el que nos hicieron en el fuero externo y el que nos siguen haciendo en el fuero interno.

El cristiano es el hombre del perdón, que diariamente se libera de sus rencores, pues al mirar a Aquél que en la cruz perdonó a sus verdugos, se siente capaz de superar su rabia y dolor, y junto a incontables generaciones de mártires (anónimos muchos de ellos), es capaz de decir a aquellos que le hacen daño: “ No insistas, hay un santuario dentro de mí, más íntimo que yo mismo en el que tú y tu crueldad no podéis entrar. Ese santuario está limpio y desde él te perdono, te deseo el bien, que te des cuenta del daño que haces, que rectifiques, que dejes de renunciar a tu propia dignidad y que vuelvas a ser aquello para lo que recibiste la vida: autor del bien.

Todos deberíamos preguntarnos como vivimos diariamente la Buena Noticia del perdón y de la compasión. La pregunta es muy sencilla: ¿A quién deseo el daño ó a quién se lo estoy haciendo? Con mis críticas, con mi ira ó intolerancia ante sus defectos, ó con mi distanciamiento. Y veremos como el perdón hay que vivirlo primero en la familia, donde tantas veces hay rencores: hermanos que no se hablan por supuestos repartos de beneficios; hijos que sus padres les dan de todo y cuando reciben un “no”, se soliviantan y enfurecen contra ellos; esposos que al no ponerse de acuerdo, optan por la incomunicación y la indiferencia. Y es que el perdón abarca todos los ámbitos de las relaciones humanas (familia, trabajo, ocio, etc...), de tal modo que un mundo sin perdón supondría un regreso a la jungla, un volver a imperar la ley del más fuerte, del más duro. Necesitamos perdonar. Que sea esta nuestra súplica. ¡Señor, ayúdame a no guardar rencor! ¡Enséñame a perdonar!

Isaac, el niño del avión / Autor: Martin Valverde


Aprovecho que se me juntan varias cosas para poder escribir esta pequeña aventura que me sucediera en un avión.
Y digo que se me juntan varias cosas pues al momento de escribir esto, apenas ayer tocamos en Acapulco y ahora estoy en un avión; eso me trae a la memoria lo que les voy a contar y que tuvo que ver con un niño de 8 años llamado Isaac.

Un día después de la muerte de Juan Pablo II veníamos de regreso de mi país mi esposa Lizzy y yo. Habíamos estado en la boda de mi prima hermana Paola y su ahora esposo Rodolfo, y como somos pocos los que quedamos de familia decidimos asistir y pasar un rato interesante de esos que nos brindan los mil universos que vivo cuando estoy en Costa Rica.
El vuelo de regreso Costa Rica – México siempre es mañanero, por lo que después de abordar la mayoría de los pasajeros quedamos en estado vegetativo y nos dormimos por un buen rato.
Como a la hora de haber iniciado el vuelo me desperté y decidí estirarme, dar una caminadita y pasar al baño ahora que todo mundo estaba quieto.

En mi camino al baño me tocó ver a un niño, morenito, regordete y de cara muy tierna salir de detrás de la cortina al final del avión en donde estaban las azafatas, el niño venía llorando. Parecía que le habían llamado la atención y las cosas no le iban bien, a su lado venían otros dos niños de ascendencia oriental que por lo visto no hablaban el español (además venían en otro canal pues estaban muy sonrientes y en su asunto). Pasé al lado del niño que estaba sentado en la última fila antes de entrar al baño y, de alguna manera, el ver como estaba me conmovió de más. Yo de por sí traía conmigo muchas emociones encontradas de estar en mi tierra, ahora sin mi mamá, la muerte del Papa, etc. Mientras me lavaba las manos decidí que iba a hablar con él, sí o sí.

Salí del baño y me topé con la sorpresa de no verlo en su asiento y, de paso, no verlo en ninguna parte, pero en su asiento había quedado una Biblia con ilustraciones para niños, lo que me dio el empujón final de conversar con él a toda costa.

Me regresé a mi asiento y ahí estuve leyendo, pero con la cosa de voltear hacia atrás para intentar localizarlo; me extrañaba de más no verlo en ninguna parte.

Mientras esto pasaba yo hacía la memoria de acordarme en cuál pasaje de los Evangelios estaba el momento en que Jesús recibe a los niños, ora por ellos y los abraza (según yo, ése era el tema a tratar).

Finalmente y después de mucho ver para atrás, lo vi sentado en su asiento, igual, callado pero llorando, con sus mejillas llenas de lágrimas. Decididamente y sin saber qué iba a decirle, me fui caminando hasta su asiento, me coloqué de cuclillas a su lado y simplemente le empecé a hablar.

Le pregunté:
- ¿Cómo te llamas?
- “Isaac”, me dijo.

A leguas Isaac era hijo de padres no católicos, se podía sacar la conclusión con facilidad, su nombre era de uno de los Patriarcas del Pueblo Judío, del hijo de Abraham y, si agregamos una Biblia en su mano… Es triste decirlo pero lo cierto es que nuestros muchachos no son detectables porque traigan una Biblia en la mano, ojalá lo fueran.

Le pregunté:
- “¿Tienes familia en Costa Rica?”
- “Sí, mi papá”, me dijo.
- “¿Y en dónde vives?”
- “Soy de Acapulco - me contesto- y voy con mi mamá, allá vivo”.

Con mucho cuidado le pregunté si sus papis estaban separados; moviendo su cabeza me dijo que sí. A esta altura ya no hablaba, sólo sollozaba.

Empecé a hablar muy despacio y luchando porque cada palabra de mi boca fuera útil o no le estorbara a Dios.

Le dije:
- “Entonces tu papi quedó en Costa Rica y te duele dejarlo allá, te duele el verlos separados.
Isaac, yo pasaba por aquí y Dios me hizo fijarme en ti, creo que en algo están de acuerdo tus papás y es que tú debes estar bien y en que Dios debe cuidarte, por eso es que traes contigo, esa Biblia en tu mano”.

Para este momento había logrado su atención y simplemente le dije algo que ya he dicho en mil ocasiones:
“No fue tu culpa pequeño, ¿sí lo entiendes?
¡Que más quisiéramos todos que todo estuviera bien, que nada de esto hubiera pasado, y que tú tuvieras contigo lo que tanto quieres y a lo que tienes derecho: a tu familia. Pero en fin, aunque estás muy pequeño (aunque ¿cuál edad es buena para esto?) debes aceptar lo que pasa, perdonar a tus papás y por encima de todo entender que nada de esto es tu culpa, son cosas de papá y de mamá, son sus problemas, pero como sea no es tu culpa”.

En ese momento le pregunté:
- “¿Sabes lo que tienes en la mano?”
- “Sí, la Biblia”, me dijo.
- “¿Te la dio tu papi?”, con el movimiento de su cabeza me dijo que sí.
Retomé mis palabras:
- “Isaac, cuando tu papá te dio esta Biblia sin duda lo hizo con la intención de que Dios te ayudara o te dijera algo cuando más lo necesitaras. Y parece que el Señor escuchó a tu papá. Y créeme si no era yo, Dios iba a traer a otro.
Isaac, Él está acá contigo, Él no te ha dejado solo, Él es tu verdadero Padre y nunca te va abandonar; Dios ama a tus papás y créeme que Él no quisiera que nada esto pasara, pero como pasó, ahora es Él el que se queda contigo, el que está acá a tu lado, el que me puso a mí y pondrá todos los que necesites para ayudarte”.
Le dije: “Déjame y te muestro un pasaje”.

No había tenido tiempo de recordar dónde estaba el pasaje de los niños y Jesús así que me atuve a la A.D.C (Asistencia Divina en el camino) para que el Espíritu usara una vez más La Palabra.

Mi alma volvió a mi cuerpo cuando al abrir la Biblia (que de por sí lo hice buscando los Evangelios), se abrió justo ahí -valga la Dioscidencia- en el pasaje de Jesús y los niños, y como encima tenía imágenes e ilustraciones, la ayuda era doble. Me sonreí con Dios en mi interior por la mano que me dio y porque era una señal de que iba en la dirección correcta.

Le mostré el pasaje y mientras lo hacía le pregunté:
- ¿Qué hace Jesús con los niños en este pasaje?
- “Los abraza”, me respondió.

¡Era ahí! ¡Era en ese momento o nunca!

- “Isaac, ¿me dejas darte el abrazo que Jesús le dio a estos niños?”.
Sólo asintió con su cabeza y entonces con mucha delicadeza, simplemente puse mi brazo a su alrededor y le di un apretón mientras le limpiaba sus lágrimas y le di un beso en su cabeza mientras oraba por él en mi silencio.

- “Este abrazo es de Jesús, este beso es de Jesús”, le dije con insistencia, “es Él quien me puso aquí ahora y puedes estar seguro que pondrá más ángeles en tu camino”.

(Da terror pensar que justo aquí es donde muchos inocentes han sido destruidos en su inocencia y su impotencia de defenderse; Dios les tendrá su piedra de molino numerada a sus agresores, y no podrán preguntar por qué cuando llegue la hora, sin haberse arrepentido).

Finalmente le dije:
- “Hasta aquí llego yo Isaac. Dios se queda contigo. Papá está bien y mamá te está esperando con ansias. Sé feliz y abre bien los ojos pues Dios va caminando contigo. Tú eres especial para él, no hay nadie como tú y nadie te ama como Él.
¿Cómo estás?”
- “Bien, gracias”.

Al menos logró levantar la cabeza un poco y mostrar más calma.

Me volví a mi lugar sin fuerza, impotente, dando gracias a Dios por la experiencia y la oportunidad, y sabiendo que aunque sea poco lo que se pueda hacer, se debe hacer ese poco.

Los psicólogos insisten en que hay seis cosas que los niños que han vivido el duelo del divorcio de sus padres necesitan con desesperación:

1. Aceptación
2. Certeza de un ambiente seguro.
3. Ser liberados de cualquier sentimiento de culpa o acusación sobre la separación de sus padres, o la realidad de familia que viva.
4. Una estructura funcional para su nueva realidad.
5. Familiares fuertes y que den modelaje de fuerza en medio de la tormenta que se vive.
6. Poder ejercer el derecho de seguir siendo niños.

No ataquen a los niños o adolescentes con preguntas que no pueden ni saben cómo contestar o confrontar; no les pidan que hagan bandos, que vivan cosas que son estrictamente cosas de adultos, y no dejen que Dios tome cara de acusador, es lo último que podía pasar.

En fin, fue en un avión, Dios estaba ahí en el último asiento, esperándome en forma de niño.

Jesús te necesita, vamos en su Nombre, alguien debe ir en su Nombre.

Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
Marcos 10,16

Por los jóvenes de todo el mundo/ Autor: Juan Pablo II


Dios, Padre nuestro,

te confiamos a los jóvenes del mundo

con sus problemas,

anhelos y esperanzas.

Fija en ellos tu mirada de amor

y conviértelos en creadores de paz

y constructores de la cultura del amor.

Llámalos a seguir a Jesús, tu Hijo.


Hazles comprender

que merece la pena entregar

totalmente la vida por ti y por la humanidad.

Concédeles generosidad

y prontitud en la respuesta.


Acoge también, Señor,

nuestra alabanza y nuestra oración

por los jóvenes que,

a ejemplo de María, Madre de la Iglesia,

han creído en tu palabra

y se están preparando para las órdenes sagradas,

para la profesión de los consejos evangélicos

para el compromiso misionero.


Ayúdales a comprender

que la llamada que les ha hecho Dios

es siempre urgente y actual.

¡Amén!

¡Cúrame Señor! Sólo puedo contar contigo / P. Jonas Abib, Fundador de la Comunidad Canción Nueva


En el evangelio de Marcos capítulo 3 versiculos 1 y siguiente, el Señor nos pregunta a cada uno personalmente ¿Qué ha secado tu alma, que endureció tu corazón? Esto puede suceder frecuentemente, por eso Dios cuida de nosotros, porque más que nuestra mano es nuestro corazón y nuestra alma que pueden secarse. Por eso el Señor nos pregunta ¿hijo mío, hija mía ¿que ha secado tu alma, que endureció tu corazón? Y Él te llama para que te pongas en medio, ¿y que significa venir al medio? Es ante todo abrirse delante del Señor, pues muchas veces en situaciones como estas escondemos todo dentro de nosotros y negamos lo que sucede hasta para nosotros mismos, y también para el Señor. Hoy Él nos pide lo contrario: Que saquemos todo a luz, es necesario venir al medio.

Necesitamos aclarar todo, en primer lugar que nosotros veamos lo que sucede con nosotros y segundo, que con valentía lo presentemos al Señor, pues Él sabe todo, Él ya ve todo lo que sucede, pero guardamos todo dentro de nosotros debido a nuestra ingenuidad, como queriendo que Dios no vea, como nuestros primeros padres que pecaron y rápidamente se escondieron. Dios los buscó, como hoy te busca a ti y te dice: ¿Hijo mío qué secó tu alma? ¿Qué endureció tu corazón? ¡Coraje, ponte al medio, quiero curarte!

Muchas cosas pueden secar nuestra alma, por ejemplo: nuestros resentimientos, nuestras angustias, algo que te molestó, que te hirió, alguien que fue injusto contigo, alguien que te maltrató, tú sientes, pero al contrario de perdonar tu guardas esto, cuántos son los que guardan cosas del pasado. Mis hermanos el sufrimiento, el dolor, acaba secando nuestra alma e infelizmente, viviendo esto, nosotros permanecemos con el corazón endurecido en relación a Dios. De la misma forma en que pienso que fue Dios quien envió este sufrimiento, tengo la impresión de que Dios está lejos de mí. ¡No! Al contrario, en el dolor que ya pasó, en el dolor que tienes ahora, en el sufrimiento que vives actualmente Dios está mucho más presente que el dolor, más cerca que el dolor.

Además del dolor del alma y del corazón, también está el dolor físico que toca nuestro cuerpo, Dios está más cerca que el dolor que está en tu cuerpo. El dolor y el sufrimiento pueden acercarte más a Dios, porque en la cruz tenemos oportunidad de acercarnos más a Él. Él viene y se pone cerca de ti para socorrer, atender y consolarte.

Pensamos que si Dios realmente estuviese cerca debería de quitar el dolor, pero el sufrimiento también es parte de nuestra fragilidad humana, tenemos que excluir de nuestra mente esta idea equivocada de que es Dios quien envía sufrimientos, no, no es así.

Di conmigo: “Cúrame Señor, necesito ser curado también de mi mentalidad, te miraba casi como a un enemigo, pero eres un verdadero amigo, mi Padre, aquel que me ama, que no me envía sufrimientos, sino que al llegar el sufrimiento Tú haz llegado antes para estar conmigo, para ser mi fortaleza, cúrame Señor, no puedo continuar así”

Cuantos pasan por problemas familiares, en el matrimonio, eso acaba por secar sus almas y en esta hora es que necesitan mucho más de la fuerza de Dios. ¿Para que ponerte contra tu cónyuge en esta situación? Muchas veces por que él o ella abandonó el hogar, la familia, todo se derrumba, yo sé que todo provoca sufrimiento y que es un gran dolor, un dolor del alma, pero Dios no te quiere postrado, no, de ninguna manera, tú no puedes hacer como un niño que se tira por tierra y se irrita, porque pensamos que si Dios estuviese conmigo Él rehacería mi matrimonio, traería de nuevo a la persona que me abandonó, mas Dios nunca quiso esto y tú dices: pero yo recé tanto. Sí, tu rezaste, pero la otra persona no, y tampoco quiso encontrar la solución al problema, y como Dios nos hizo libres, si la persona no se decide a volver y rehacer el matrimonio, Dios, que es todopoderoso acaba siendo impotente delante de la libertad de una persona, es así que tenemos que pensar, no dejes tu alma secar por este motivo.

Cuantos están tristes, tirados al suelo, postrados, entrando en depresión o ya en depresión, mi hermano, mi hermana déjate curar hoy por el Señor. ¿Qué está secando tu alma? Así como el Señor mandó al hombre extender la mano, extiende ahora también la tuya, presenta al Señor lo que está secando tu alma, lo que está endureciendo tu corazón.

Aquel hombre no pidió porque el no imaginaba que Jesús iría curarlo, pero tú lo sabes bien, entonces pide: ¡Cúrame Señor! preséntale donde te duele, donde está endurecido y di, cura aquí Señor, en este lugar, en esta situación, yo te necesito, ahora sólo puedo contar contigo, ¡Cúrame Señor!

Estamos pidiéndote Señor, por tantas situaciones que ocurrieron, que suceden hoy, que endurecieron los corazones de tus hijos, de tus hijas, y hoy cada uno de nosotros nos rendimos, delante de Ti.

Sabiendo que mi gloria y salvación están en Ti, rindiéndome te pido: ¡Cúrame!

Durante todo este día Señor volveré a preguntarme: ¿Qué secó mi corazón? e inmediatamente que lo recuerde te lo presentaré con esta súplica: ¡Cúrame Señor!


Él Señor quiere verte feliz, hoy es el día de la salvación, déjate curar por el Señor.

¿Es bíblica la Confesión? / Autor: Francisco Javier Madueño


"¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: "Confesaré mis faltas al Señor". ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! Tú eres mi refugio, tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación. ¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón!"

En primer lugar, por la Biblia vemos que Dios es un Dios que perdona nuestros pecados, y que sólo Dios perdona los pecados. Esta es una enseñanza de la Iglesia Católica, con un fuerte antecedente en el Antiguo Testamento y aun más fuerte evidencia de su práctica en el Nuevo Testamento. La confesión ha sido parte de la vida de la Iglesia Católica durante ya veinte siglos. Ver el Catecismo de la Iglesia Católica, 1441.

En segundo lugar, el perdón de los pecados depende hoy de Jesucristo nuestro Señor, por cuya sangre derramada se nos limpia de todo pecado. El pagó nuestra deuda. Todo esto también está de acuerdo con la Biblia. Y lo cree la Iglesia Católica, y así lo enseña desde siempre. No depende solamente de Cristo, a pesar de la oposición y objeciones que algunos pudieran tener.

Esto es un hecho. ¿Crees que estoy siendo sincero hasta aquí? Pues sigamos. Sabiendo que sólo Dios perdona pecados, y sólo por Cristo nos llega el perdón, hay que ver un tercer punto: ¿Cómo perdona Dios esos pecados nuestros? ¿Cuál es la forma en que nos aplicamos los beneficios de la sangre de Cristo que nos purifica de todos nuestros pecados? ¿Por medio de una oración de arrepentimiento? ¿Por medio de acudir a un llamado al altar en una iglesia? ¿Citando Juan 3, 16 de memoria? Honestamente—miremos bien—porque en la Biblia está la solución a esta pregunta.

Antes de seguir, es necesario dejar claro que Dios podría no haber ordenado ningún procedimiento para que los cristianos obtuviéramos el perdón de los pecados. Pero por la Biblia vemos que esto no ha sido así, y que Dios si ha establecido un procedimiento para obtener el perdón.

El apóstol Pablo dice por ejemplo en Hechos 22, 16: "Ahora, pues, ¿Por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre." El apóstol Pedro dice en Hechos 2, 38: "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros para perdón de los pecados." Se ve en estos pasajes que la Iglesia desde el principio asocia el perdón de los pecados al Bautismo.

Aquí tenemos que ser totalmente honestos y creer que lo que dice la Escritura es cierto: “bautízate y lava tus pecados”, “bautismo para perdón de los pecados”. ¿Pero… qué ocurre después de nuestro bautismo, cuando pecamos nuevamente? Ya lo dice la Biblia, y concretamente el apóstol Juan en 1 Juan 1, 8-10: "El que dice que no tiene pecado, se miente a si mismo y a Dios lo hace mentiroso." Si estás de acuerdo conmigo en que después de haber creído en Cristo, y después de haber sido bautizados, pecamos, estarás de acuerdo conmigo que debe existir un remedio para estos pecados. Volvemos al principio.

El remedio es Dios, quien nos perdona en Cristo por Su sangre. Aquí surge la pregunta: ¿Cómo nos aplicamos ese perdón? ¿Decimos simplemente… "Gracias Señor porque tu nos perdonas siempre"? Bueno, esta frase es cierta, pero yo no estaba seguro que esto fuera exactamente lo que Dios quería de mi. Sobre todo al leer este pasaje de la Biblia: "Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1) Este versículo es claro por sí mismo. Se requiere una acción por nuestra parte. Esta acción requerida es la confesión de nuestros pecados, para lo cual tenemos la garantía de que Dios nos perdona y nos limpia siempre.

Que buena es la Palabra del Señor. De momento no hay nada que me impida ser evangélico en esto, puesto que —cuando yo era evangélico— pedía perdón directamente a Dios, y sabía que El me perdonaba. Pero la Biblia contiene más de un versículo. Si amas la Palabra, lo quieres todo, y no te conformas con una parte, aunque ésta sea buena. Ese versículo dice que confesemos los pecados, pero no dice, que confesemos directamente a Dios. Sólo dice que Dios nos perdona y nos limpia cuando confesamos.

Luego hay que considerar otro versículo de Juan un poco después, que dice que si pecamos tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo (1 Juan 2, 1-2). Este versículo tampoco aclara el método de la confesión de los pecados. No dice si hay que confesar a Dios directamente. Juan aclara, una vez que sabemos que sólo Dios perdona nuestros pecados y nos limpia, dice después, que Cristo es nuestro abogado, es decir, nuestro defensor ante el Padre.

Necesitamos seguir indagando en la Biblia con sinceridad y el corazón dispuesto y el Espíritu abierto. Siempre hay que estar atentos a lo que Dios nos dice en su Palabra, para aprender algo más. Dios ha dispuesto para su Iglesia un sacramento específico para la confesión y perdón de nuestros pecados.

Hay un texto del Antiguo Testamento que me parece interesante. Se encuentra en 2 Samuel 12, 7-10.

"Entonces Natán dijo a David: "¡Ese hombre eres tú! Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl; te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más. ¿Por qué entonces has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? ¡Tú has matado al filo de la espada a Urías, el hitita! Has tomado por esposa a su mujer, y a él lo has hecho morir bajo la espada de los amonitas. Por eso, la espada nunca más se apartará de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita. David dijo a Natán: "¡He pecado contra el Señor!". Natán le respondió: "El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás."

El Rey David había pecado, y el profeta Natán se lo hace ver. David reconoce su pecado, y Natán le dice en el nombre del Señor, que su pecado ha sido borrado. Por boca de un hombre, David recibe el anuncio de que ha sido absuelto y perdonado por Dios.

El Salmo 32 nos dice: "De David. Poema. ¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: "Confesaré mis faltas al Señor". ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! Tú eres mi refugio, tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación. ¡Alegraos en el Señor, regocijaos los justos! ¡Cantad jubilosos los rectos de corazón!"

Ahora volvamos de nuevo al Nuevo Testamento, que es donde Dios ha hablado definitivamente por Cristo, Señor nuestro. En el Evangelio de Marcos, capítulo segundo, Jesús iba a sanar a un paralítico. Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados son perdonados." A los escribas que contemplaban la escena atónitos, les pareció una blasfemia que un hombre pudiera decir a otro hombre: "Te perdono tus pecados." Sin embargo Jesús, no solamente es Hombre verdadero, también es Dios verdadero. Jesús les recrimina su pensamiento, y les deja claro que el, como Hijo del Hombre, tiene potestad para perdonar pecados. (Marcos 2, 10) Esto lo hizo Jesús muchas veces, según narran los evangelios.

Ahora bien, hasta aquí se podría argumentar que cuando Juan habla de que confesemos los pecados en el pasaje que hemos visto antes, está queriendo decir que lo confesemos directamente a Dios, y por Cristo se nos perdona, y ya está.

El Evangelio de Juan relata un hecho relevante, Jesús, que tiene poder de perdonar pecados, dice a sus discípulos después de resucitar: "¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y al decir esto, sopló y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis les quedaran retenidos."—Juan 20, 21-23. Este versículo no puede ser ignorado, ni tampoco se le puede dar un significado que no tiene. En él vemos que Aquel que tiene poder de perdonar pecados, envía y manda a sus apóstoles a hacer lo mismo, dándoles autoridad de perdonar o de no perdonar. Yo no encontré que esto se estuviera cumpliendo en las iglesias evangélicas. No me encajaba.

Había entendido que como dice el Señor, “no debemos pecar”. Pero como dice el apóstol Juan, si pecamos, tenemos que confesar nuestros pecados. Lo que no veía por ningún lado es que el método para confesar los pecados, faltaba en las iglesias evangélicas, y era todo muy subjetivo. Todo se centraba en reconocerse uno pecador y en clamar al cielo y dar gracias por que Jesucristo nos limpia, y confiar en que eso es así, pero como no tienes que confesar los pecados a nadie, excepto directamente a Dios, entonces el examen de conciencia no es tan necesario.

Y eso resulta en un problema para el crecimiento espiritual porque esa práctica no está totlamente fundamentada en la Palabra de Dios. La Biblia dice claramente que los Apóstoles recibieron poder de perdonar los pecados. Y la pregunta es: ¿De qué te van a perdonar, si no confiesas los pecados que has cometido? Y no puede bastar con decir, “soy pecador”, sino que para que alguien te perdone, tiene que saber de qué tiene que perdonarte. Ese es el origen de la confesión ante el sacerdote. La COnfesión Sacramental es totalmente bíblica.

Ahora todo se ve claro. Juan dice que si pecamos, que confesemos lo que hemos hecho, y que Dios nos perdona. Y Juan también escribe que el poder de perdonar se lo da Jesús a sus Apóstoles, es decir que en la Iglesia existe ese poder, y alguien lo tiene que ejercer. Estos son los sucesores de los apóstoles, que son hoy los Obispos y los Presbíteros (sacerdotes).

Si en tu Iglesia no existe ese poder, entonces tu iglesia tiene un serio problema. Sabiendo esto, no puedes permanecer quieto, como si todo diera igual. El asunto de la salvación es cosa seria. A Cristo le costó toda su sangre.

Al tiempo de mi conversión, ya empezaba a ver que después del bautismo, la única forma segura de que Dios perdone tus pecados, es confesándolos a quien tiene el poder de perdonarte en el Nombre de Jesús. Al tiempo encontré que esto se realiza en la Iglesia Católica desde el principio. Leí Hechos 19, 18 y tuve aún mas argumentos. Allí dice:

"Aquellos que habían creido, venían confensando y dando cuenta de sus hechos."— RVA.

"Muchos de los que habían creido, venían a confesar y declarar públicamente sus prácticas."—Biblia de Jerusalén.

Esos hechos o prácticas que confesaban eran sus pecados de practicar la magia y la superstición, y las confesaban delante del apóstol Pablo. La Iglesia Católica ha hecho esto desde el principio. Se confiesan los pecados ante un representante de Dios, en este caso el Sacerdote, y luego Dios te perdona. Al leer al apóstol Santiago, lo vi más claro aun. En el capítulo cinco, Santiago explica como los enfermos pueden llamar a los Ancianos de la Iglesia. Debo aclarar que Anciano, Presbítero y Sacerdote son términos que significan lo mismo. El punto aquí, es que hay una figura en la Iglesia que unge a los enfermos con aceite el Nombre del Señor y si ha cometido pecados, les serán perdonados. (Este es el Sacramento Católico de la Unción de Enfermos), y a continuación dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros para que seáis curados."— Carta de Santiago 5, 16

La versión católica dice “pecados”, pero es lo mismo ya que el pecado es una ofensa, sin embargo al emplear la palabra ofensa puede dar lugar a la confusión, eso ocurre ocasionalmente en las iglesias evangélicas. No podemos desligar este versículo de lo que ya hemos visto antes. Todo pecado es, primeramente una ofensa contra Dios. Por lo tanto no se puede tomar este tema ligeramente o hacer lo que uno le parece. Es necesario que revisemnos cuidadosamente nuestras acciones. Santiago habla de confesar nuestros pecados a otro (unos a otros), y en la escena vemos a un ministro de la Iglesia, que es el Anciano o Presbítero (Sacerdote), y la figura de un pecador en el enfermo que llama a los Ancianos de la Iglesia. Antes, Juan había dicho que si pecamos, confesemos, y seremos limpios, y el Señor había dado el poder de perdonar a sus Apóstoles, y los pecadores convertidos en Hechos 19, iban a confesar sus pecados ante Pablo. Aquí se puede ver con claridad una secuencia de acciones.

Es claro que, para interpretar la Biblia, es necesario usar más de un versículo, hay que ver el contexto, y hay que aplicar honestamente lo que aprendemos. Liberarse del prejuicio es muy importante. Dios no aprueba los prejuicios.

Tampoco podemos guiarnos por nuestros gustos. Si a mi no me gusta confesar mis pecados ante un hombre, o no me parece bien; eso no significa que no deba hacerse. Yo no soy Dios y mis gustos y pareceres no son mandamientos divinos y no pueden salvarme.

No es lo que nos parece a nosotros lo que va a valer para nuestra salvación: lo que importa es el parecer de Dios. La Biblia afirma con claridad el Sacramento de la Confesión

¿Es rentable ser bueno? / Autor: José Luis Martín Descalzo


Quiero contarles a ustedes la historia de Piluca. Resulta que, en el colegio donde yo fui muchos años capellán, había dos hermanitas –Piluca y Manoli- que eran especialmente simpáticas y diablillos. Y un día, hablando a las mayores (y a Piluca entre ellas) les expliqué como todos los que nos rodean son imágenes de Dios y cómo debían tratar a sus padres, a sus hermanas, como si tratasen a Dios. Y Piluca quedó impresionadísima.

Aquel día, al regresar del colegio, coincidió con su hermana pequeña en el ascensor. Y, como Piluca iba cargadísima de libros, dijo a Manoli: "Dale al botón del ascensor". "Dale tú", respondió la pequeña. "Dale tú, que yo no puedo", insistió Piluca. "Pues dale tú, que eres mayor", replicó Manoli. Y, entonces, Piluca sintió unos deseos tremendos de soltar los libros y pegarle un mamporro a su hermanita. Pero, como un relámpago, acudió a su cabeza un pensamiento. ¿Cómo la voy a pegar si mi hermanita es Dios? Y optó por callarse y por dar como pudo al botón.
Luego, jugando, se repitió la historia. Y comiendo. Y por la noche. Y todas las veces que Piluca sentía deseos de estrangular a su hermana, se los metía debajo de los tacones porque no estaba nada bien estrangular a Dios.

A la mañana siguiente, cuando volvieron del colegio, veo yo a Piluca que viene hacia mí, arrastrando por el uniforme a su hermana con las lágrimas de genio en los ojos, y me grita: "Padre, explíquele a mi hermana que también yo soy Dios, porque así no hay manera de vivir."

Comprenderéis que me reí muchísimo y que, después de tratar de explicar a Manoli lo que Piluca me pedía, me quedé pensativo sobre un problema que me han planteado muchas veces: ¿Ser buena persona es llevar siempre las de perder? En un mundo en el que todos pisotean, si tú no lo haces ¿no estarás llamado a ser un estropajo? ¿Hay que ladrar con los perros y morder con los lobos? ¿Es "rentable" ser cordero?

Las preguntas se las traen. Y, en una primera respuesta, habría que decir que ser bueno es una lata, que en este mundo "triunfan" los listos, que es más rentable ser un buen pelota que un buen trabajador, que para hacer millones hay que olvidarse de la moral y de la ética.

Pero, si uno piensa un poquito más, la cosa ya no es tan sencilla. ¿Es seguro que ese tipo de "triunfos" son los realmente importantes? Y no voy a hablar aquí del reino de los cielos. En ese campo yo estoy seguro de que la bondad da un ciento por uno, rentabilidad que no da acción alguna de este mundo.

Pero quiero hacer la pregunta más a nivel de tierra. Y aquí mi optimismo es tan profundo que estoy dispuesto a apostar porque, más a la corta o más a la larga, ser buena persona y querer a los demás acaba siendo rentabilísimo.

Lo es, sobre todo, a nivel interior. Yo, al menos, me siento muchísimo más a gusto cuando quiero que cuando soy frío. Sólo la satisfacción de haber hecho aquello que debía me produce más gozo interior que todos los triunfos de este mundo. Moriría pobre a cambio de morir queriendo.
Pero es que, incluso, creo que el amor produce amor. Con excepciones, claro. ¿Quién no conoce que el desagradecimiento es una de las plantas más abundantes en este mundo de hombres? ¡Cuántas puñaladas recibimos de aquellos a quienes más hemos amado! ¡Cuántas veces el amor acaba siendo reconocido... pero tardísimo!

Esa es la razón por la que uno debe amar porque debe amar y no porque espere la recompensa de otro amor. Eso llevaría a terribles desencantos.
Y, sin embargo, me atrevo a apostar a que quien ama a diez personas, acabará recibiendo el amor de alguna de ellas. Tal vez no de muchas. Cristo curó diez leprosos y sólo uno volvió a darle las gracias. Tal vez esa sea la proporción correcta de lo que pasa en este mundo.

Pero aún así, ser querido por uno de los diez a quienes hemos querido, ¿no es ya un éxito enorme? Por eso me parece que será bueno eso de amar a la gente como si fuesen Dios, aunque la mitad nos traten después como demonios.

¿Sabes?...Te amo / Enviado por Juan Jimenez


Un día cuando desperté no había luz, todo estaba oscuro. Las luces y las estrellas se encontraban lejos. Me vi sola y un par de lágrimas me hicieron compañía.
Caminé, caminé... mis rodillas y manos sangraban por las caídas, mis ojos no alcanzaban a ver nada, mi llanto era un diluvio de dolores, las cuáles la luz no traspasaba.

Lloré, lloré... caminé y caí, una... y otra vez; Caí y ya no pude levantarme más. El cansancio y la tristeza actuaron en mí. Y profundamente dormí...

¡Levántate!

Al instante desperté y un viento cálido me acarició.

¡Levántate! ¡Yo ya caí por ti tres veces!

Alcé la cara y busqué con desesperación. Fue inútil, mis ojos estaban cegados y nada distinguían. La voz se oyó con ternura, cargada de amor muy cerca de mí.
"Levántate, dame tu mano, tú no me has buscado con el corazón, no te asustes, yo soy el que ha velado tu sueño, el que ha secado tus lágrimas y tus heridas las he curado, ese corazón tan roto lo he pegado, anda siéntate acércate, ¡Te amo!"

No sé como, pero de pie me puse. Nada me dolía, ya no había pesar en mi alma.
Mis ojos... mis ojos ¡Veían! Levanté la cara y ahí, cerca de mí estaba Él. Era un hombre de mirada más dulce que la miel, y la sonrisa más hermosa que he visto, me extendía los brazos...

-" Ya no necesitas caer, ya no necesitas llorar, si estás herido, sólo, búscame, yo estoy cerca de ti siempre...".

Comprendí que nunca estuve sola, alguien me observaba, me cuidaba, ¡estaba junto a mí!...

¡Levántate!, ¡Levántate!
Yo he dado la vida por ti, he vencido a la muerte, vamos, el camino lo he abierto, no temas yo iré junto a ti, ¿sabes?... te amo.

domingo, 16 de septiembre de 2007

El caro precio del resquebrajamiento del matrimonio / Autor: P. John Flynn, L. C.


El matrimonio continúa en declive en Estados Unidos, algo que trae consigo numerosas consecuencias negativas para los individuos y la sociedad en general. Esta es una de las principales conclusiones de un reciente estudio.

El National Marriage Report hacía público este verano su informe anual: «The State of Our Unions: The Social Health of Marriage in America 2007» (El Estado de nuestros Matrimonios: La Salud Social del Matrimonio en América 2007). Este centro se encuentra en Rutgers, la universidad estatal de Nueva Jersey.

Los autores del estudio son dos académicos reconocidos por sus trabajos sobre temas de familia y matrimonio: David Popenoe y Barbara Dafoe Whitehead. Encontraron que desde 1970 al 2005 ha habido un descenso de cerca del 50% en el número anual de matrimonios por cada 1.000 mujeres adultas solteras.

Una parte significativa de esta caída se debe simplemente al hecho de posponer el matrimonio a una edad más madura. No obstante, muchas personas simplemente no se casan o son solteros, debido a la cohabitación y a un descenso en el número de gente que se divorcia y luego se vuelve a casar.

El informe cita estimaciones de que alrededor de un cuarto de las mujeres solteras de entre 25 y 39 años están viviendo actualmente con su pareja, y otro cuarto más ha vivido con su pareja durante algún tiempo en el pasado. Asimismo, cerca de la mitad de todos los matrimonios proceden de haber vivido juntos, algo que no existía hace 50 años.

La cohabitación es más común entre personas con niveles educativos bajos y menores ingresos, así como entre personas menos religiosas.

Mitos

El informe también rebate algunos mitos que suelen utilizar las fuerzas antifamilia. El primer mito es que vivir juntos antes del matrimonio es útil para saber si la pareja podrá durar, evitando así un mal matrimonio y un eventual divorcio. Esto no tiene apoyo alguno en los hechos, observa el informe.

«De hecho, evidencias sustanciales indican que quienes viven juntos antes del matrimonio es más probable que rompan después de casarse», comenta el informe.

El informe admite que hay diversas opiniones sobre la interpretación de los datos, pero atendiendo a un mínimo común los autores concluyen: «Lo que se puede decir que es cierto es que no se han encontrado todavía evidencias de que quienes cohabitan antes del matrimonio tienen matrimonios más sólidos que los que no».

El segundo mito refutado por el informe es la afirmación de que aunque se casen menos, quienes se casan tienen matrimonio de mejor calidad. No es así, replican Popenoe y Whitehead, observando que «las mejores evidencias disponibles sobre el tema» muestran un declive en los últimos 25 años en el número tanto de hombres como de mujeres que afirman que sus matrimonios son «muy felices».

Papel educativo

El informe también revela una creciente división social cuando se trata del matrimonio. Entre quienes han recibido una educación universitaria la institución del matrimonio se ha robustecido en el último par de décadas. Actualmente, las mujeres con estudios universitarios tienen un índice de matrimonios más alto que el resto de la población, y también son menos favorables al divorcio que las mujeres con menos educación.

Además, entres quienes retrasan la edad de casarse a más allá de la treintena, las mujeres con estudios universitarios son las únicas propensas a tener hijos después de casarse en vez de antes.

Hay, por tanto, una creciente «división matrimonial» en Norteamérica, observa el informe, entre aquellos que tienen estudios y los que no.

De hecho, para quienes carecen de estudios universitarios, «la situación del matrimonio sigue siendo triste», según el informe. Esto se debe a la combinación de un declive continuo en el índice de matrimonio y un creciente porcentaje de nacimientos fuera del matrimonio. En el año 2000, el 40% de las madres que habían abandonado sus estudios vivían sin sus maridos, en comparación con el 12% de las que habían logrado graduarse, indica el informe.

Después de alcanza su máximo a principios de los ochenta, el divorcio ha descendido de forma moderada. En general, la probabilidad de que un primer matrimonio acabe en divorcio o separación permanece entre el 40% y el 50%. El riesgo de divorcio, no obstante, varía ampliamente. La probabilidad de divorciarse es mucho más alta entre quienes son pobres, entre personas que abandonaron sus estudios, y entre parejas que se casaron antes de los veinte. Las parejas que tienen familias con un historial de divorcios, así como las que no tienen afiliación religiosa, son también más propensas a divorciarse.

El límite

Además de las consecuencias personales, la quiebra del matrimonio y la vida familiar en las últimas décadas ha tenido un grave impacto económico. Una sección del informe considera las ventajas económicas del matrimonio para la sociedad.

«Las parejas casadas crean, de media, más activos económicos que los creados por parejas similares solteras en cohabitación», sostiene el informe. Las parejas casadas viven de forma más frugal, si se compara con dos adultos que viven solteros, y también ahorra e invierten más para el futuro. Los hombres tienden también a ser más productivos económicamente tras el matrimonio, ganando, con educación e historial laboral similar, entre un 10% y un 40% más que cuando eran solteros.

El aumento del divorcio también ha dado lugar a más desigualdad y pobreza. El informe apunta que los resultados de muchas investigaciones han demostrado que tanto el divorcio como el criar a los hijos fuera del matrimonio aumentan la pobreza infantil. Un estudio incluso va más allá al mostrar que, si la estructura familiar no hubiera cambiado entre 1960 y 1998, el índice de pobreza infantil entre los niños de color habría sido en 1998 del 28,4% en vez del 45,6%, y, en caso de los niños blancos, habría sido del 11,4% en vez del 15,4%.

El divorcio también significa costes más altos para los gobiernos, debido a factores como los gastos sociales y el aumento de la delincuencia juvenil. Los 1,4 millones de divorcios del 2002 en Estados Unidos se estima que han costado a los contribuyentes más de 30.000 millones de dólares, afirma el informe.

El aumento de las familias monoparentales también impone altos costes a los hijos. En el 2006 cerca del 28% de los niños norteamericanos vivían con sólo uno de sus padres. «Esto significa que cada año más niños en familias que incluyan a sus propios padres biológicos casados, que, como afirman todas las evidencias empíricas disponibles, son el ámbito ideal para asegurar los mejores resultados en el desarrollo del niño», comentaba Popenoe en su ensayo introductoria al informe.

Invertir la tendencia

Popenoe se pregunta también como podría repararse la quiebra en el matrimonio y la familia. Una forma de hacerlo es a través de una transformación cultural gracias a la religión. Con el paso de los años, continúa Popenoe, los Estados Unidos y otros países se han vuelto cada vez más laicistas e individualistas. Este es el caso en particular de los jóvenes.

Robustecer la religión y la familia es uno de los temas comunes de Benedicto XVI. La familia es una prioridad de la nueva evangelización, declaraba el 5 de julio a un grupo de obispos de la República Dominicana presentes en Roma para su visita quinquenal.

El Pontífice afirmaba que «la Iglesia promueve que la familia sea de verdad el ámbito donde la persona nace, crece y se educa para la vida, y donde los padres, amando con ternura a sus hijos, los van preparando para unas sanas relaciones interpersonales que encarnen los valores morales y humanos en medio de una sociedad tan marcada por el hedonismo o la indiferencia religiosa»

Más recientemente, al responder el 1 de septiembre a las preguntas planteadas por los jóvenes reunidos con el Papa en Loreto, Italia, Benedicto XVI indicaba que la marginalización que afecta a tantas personas de hoy se debe en parte a la desintegración familiar.

La familia, apuntaba, «no sólo debería ser un lugar donde se encuentren las generaciones, sino también donde se aprenda a vivir, donde se aprendan las virtudes esenciales para la vida, está desintegrada, se encuentra en peligro». Necesitamos asegurarnos de que la familia sobreviva y esté una vez más en el centro de la sociedad", urgía el Papa.

No hay nada que reemplace la oración / Autor: Hº Jaume Ruiz Castro CM


A través de la oración, nuestros corazones se convierten a Dios y cuando nosotros somos tocados por esa gran gracia extraordinaria, podemos volvernos testigos, aún silenciosos, y suscitar en otros el cambio profundo de vida que lleva a la salvación.
Es por eso mismo que, una vez más, nuestra Madre del Cielo insiste en la importancia de la oración. La oración es insustituible. No bastan las obras de caridad y misericordia por grandes que parezcan si no hay oración porque acaban siendo obras humanas. La oración es insustituible e indispensable, como lo es el aire para respirar. Así como nuestro cuerpo no puede vivir sin respirar así tampoco el alma vive sin la oración. Sin oración languidece y muere espiritualmente. La oración llena la vida, más aún es vida.


LA ORACION DE LOS CINCO DEDOS

1. El pulgar es tu dedo más cercano. Comienza orando por aquéllos más cercanos a ti, porque son los que recuerdas con más facilidad. Rezar por los que amamos es, como dijo C.S. Lewis, “…un dulce deber.”

2. El siguiente dedo es el de apuntar. Ora por los que enseñan, instruyen y sanan. Ora por maestros, médicos, sacerdotes, religiosos y evangelizadores. Ellos necesitan apoyo para apuntar sabiamente nuestro camino hacia la dirección correcta. Manténlos siempre en tus oraciones.

3. El siguiente dedo es el más largo. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los legisladores, administradores de empresas e industrias. Ora por los padres y madres de familia, y también por los líderes de nuestra Iglesia. Estas personas guían nuestra nación, nuestra economía y nuestras familias. Ellos necesitan ser guiado por Dios.

4. El cuarto dedo es el anular. Es, sorprendentemente, nuestro dedo más débil, como nos diría cualquier profesor de piano. Debe recordarnos los débiles, los que sufren, los que tienen algún problema. Ellos necesitan nuestras oraciones constantes.

5. El meñique, nuestro dedo más pequeño, nos recuerda cual debe ser nuestro lugar en relación con Dios y los demás. Como dice la Biblia: “el más humilde será ensalzado.” Tu meñique debe recordarte orar por ti mismo. Después que hayas orado por los otros cuatro grupos, tendrás una mejor perpectiva de tus propias necesidades y podrás orar por ti con mayor efectividad.


Y recuerda: no le cuentes a Dios cuán grande es tu problema; dile a tu problema cuán grande es tu Dios.

La Felicidad / Enviado por Vivy


Normalmente todas las personas quieren triunfar y ser felices, pero sólo lo logran algunos, ¿quienes? Los que apuestan con su corazón, los que cultivan y desarrollan su mejor potencialidad con base en: TRABAJO, PERSEVERANCIA, DISCIPLINA, FE, CONFIANZA, OPTIMISMO y mucho, pero mucho AMOR!! Amor por sí mismos, por su tarea, por sus semejantes, por lo que son y por lo que hacen, Piénsalo.

Si tienes suficiente fe en ti mismo y en tus dones, atributos y capacidades, si perseveras con paciencia y disciplina, si trabajas con entusiasmo y perseverancia. .. podrás lograrlo!, podrás hacerlo realidad!. Encamínate hacia tu objetivo con la certeza de que puedes lograrlo.

Todo aquello que seas capaz de imaginar y visualizar, todo aquello que tu imaginación pueda crear en tu mente, si logras amarlo con intensidad y con todas las fuerzas de tu ser... podrás hacerlo realidad ¡
La imaginación y la creatividad son regalos gratuitos de nuestro Creador y los hemos recibido por alguna razón valedera y positiva. Indudablemente estas herramientas también requieren práctica de nuestra parte. La creatividad y la imaginación pueden ser la mejor solución para encontrar tu camino en las adversidades y en épocas de confusión. Cultívalas.

Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido. Serénate, sólo así podrás enfrentar tus dificultades con alguna posibilidad de solución. Si tienes dificultades, necesitas todas tus energías y tu paz interior, no las malgastes alterándote y dejándote llevar por algún desorden emocional. La paciencia, la calma y la objetividad serán la plataforma que te permitirán encontrar soluciones y respuestas adecuadas.

sábado, 15 de septiembre de 2007

¿Desgracias incomprensibles? / Autor: P. Fernando Pascual LC


¿Desgracias incomprensibles?
El hermano Jacinto sentía una pena profunda en su alma. Otra vez las noticias hablaban de un desastre. Cientos, quizá miles de muertos. Como si fuese una extraña ley de la fatalidad que todo tipo de mal ocurriese precisamente en los países más pobres, en los lugares que ya sufrían por miles de miserias e injusticias.

Su oración era casi un grito de angustia. “¿Por qué, Señor? ¿Qué ocurre para que sean los pobres los primeros en morir? ¿No tienen ya en sus corazones tantas lágrimas? ¿No son víctimas de un mundo de injusticias y pecados? ¿No merecen, al menos ellos, un poco de Tu Bondad divina, de la atención que diste a los pobres y a los enfermos cuando caminaste por tierras de Palestina?”

El padre abad había percibido la inquietud de aquel monje lleno de juventud, irruente y enamorado. No era la primera vez que la noticia de una desgracia natural había alterado el corazón del hermano Jacinto. Era viva la memoria del tsunami, del huracán, del terremoto, de los atentados terroristas contra familias y contra niños...

El hermano Jacinto mantuvo la mirada triste durante todo el día. Llegada la noche, el padre abad se dejó encontrar. Preguntas, rabia, lágrimas. El desahogo fue profundo, y el padre escuchaba a su inquieto y buen discípulo.

Al final, cuando las estrellas se hacían más intensas, cuando una lechuza lanzaba su canto sugestivo en medio de la noche, el padre abad pensó que era el momento de ofrecer una pequeña y humilde semilla a un corazón atribulado. No resultaba fácil decir aquello. Pero confió en la luz del Espíritu Santo. Miró la silueta de un Cristo crucificado que dominaba el jardín del convento, y empezó a hablar.

“Hermano Jacinto. Creo que a todos nos impresiona vivir en un mundo lleno de injusticias, de miserias, de pecados, de pobreza, de muertes violentas, de terremotos y disparos. Nos cuesta, sobre todo, ver morir a niños inocentes, ver llorar a las madres por sus hijos, ver la angustia de socorristas con pocos medios y con esperanzas mortecinas.

Pero hay un modo distinto y más profundo de ver las cosas. Desde Dios, a la luz del cielo, descubrimos que la muerte no es desgracia, no es condena, no es fracaso. Es simplemente, como decía un laico profundo y sencillo que vivió hace unos años en Italia, un paso, la entrada en una paz envidiable y profunda.

Ese laico, Renzo Buricchi, hablaba así a un amigo pocas horas de morir: «Marcello, lo que te digo a ti debes decirlo a todos: ¡morir es algo maravilloso! Se entra de repente dentro de una luz que no tiene igual, y sientes una paz y una alegría que no puede compararse con ninguna sensación».

Las personas por las que lloras acaban de dar el paso. Antes vivían en medio de dolores y de angustias. Ahora pertenecen al mundo de Dios. Allí no hay lágrimas, ni tinieblas, ni injusticias, ni angustias. Quienes acogieron la mano maravillosa del Dios amigo gozan en estos momentos de algo muy grande, algo que nada ni nadie podrá arrebatarles.

Es cierto que la prensa, la radio, la televisión, nos muestran cuerpos mutilados, ennegrecidos, despedazados. Pero lo más importante de cada una de esas personas, sus almas, es indestructible. Han empezado a vivir en una dimensión distinta. Han pasado a una nueva etapa de su existir humano.

En esa nueva etapa ellos nos esperan a ti y a mí. No quieren vernos tristes, no quieren que la angustia atenace esa capacidad que tenemos de amar y de acompañar a los vivos que no conocen la maravilla de la muerte, que sufren porque creen haber perdido a alguien que, en cambio, goza ya de la dicha de los cielos.

Hermano Jacinto, si vivimos de verdad como cristianos, si tenemos una fe profunda en Cristo muerto y resucitado, veremos cada acontecimiento con ojos nuevos. Lo que antes creíamos ser desgracia llega a convertirse en una bendición, en un momento de dicha indescriptible. La verdadera desgracia, el fracaso más profundo de una vida, consiste en no haber sabido amar, no haber sabido acoger el amor continuo que el Padre de los cielos ofrece a cada uno de sus hijos y de sus creaturas.

Hoy podemos, tú y yo, rezar para que las miradas de los corazones lleguen más lejos. La vida nace desde el Amor y avanza hacia el Amor. El Amor escribe la última página de la historia. Todo lo que no es Amor es pérdida. Si tenemos que llorar y lamentarnos, es precisamente por esos que se consideran satisfechos en sus riquezas y no son capaces de pensar en sus hermanos.

Te invito a venir conmigo, unos momentos, a la capilla. Junto a Cristo están ahora cientos de almas de corazones buenos. Otros tendrán que pasar un tiempo en el purgatorio, en espera de una purificación completa. Otros... no sé, tú y yo quisiéramos un infierno vacío, pero cada uno escoge lo que ama. Nadie será obligado a ingresar en el cielo, a amar a Dios eternamente”.

Dos sombras oran, en silencio, en la capilla del monasterio. Junto al abad, con su mirada llena de paz, su respiración serena, sus manos arrugadas, está el hermano Jacinto. Empieza a comprender aquello que tantas veces había leído en el Evangelio: “Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése. ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos” (Lc 12,4-7).

Pasa y deja una huella / Enviado por Viviana Baigorría


Por donde pases, deja una huella.

Para eso, no es necesario que pises fuerte, que te hagas notar con autoritarismo, que trates de llamar la atención con bombos y platillos.

No… No son tus voces de mando, ni tu aspereza, ni tu rigor lo
que marcará el lugar que has ocupado en el trabajo o en tu casa.

Será.. Eso de ti que has dado con amor; la palabra al que necesitaba aliento; la sonrisa al que se acercaba a ti; el consejo al que te lo pedía, la generosidad para comprender los motivos que llevan a algunos a cometer errores, a herir, a golpear.

Cuando no te agradecen algo que has hecho por otro…piensa que no lo has hecho con sinceridad… pues siempre se agradece lo que es generoso, auténtico.
Conozco mucha gente que sólo hace favores para que se los agradezcan, o para pregonarlos y que digan: “que bueno”, “que maravilla”.

Esos no dejan huellas, ni corazones encendidos con lámparas votivas.
Para dejar una huella, hay que quedarse un poco en lo que se hace; la tiza dibujando palabras en el pizarrón del grado, la esposa planchando la camisa del marido, la mano apretando con tibieza la manito del hijo…

Para dejar una huella… chiquita como una corola de violeta, no importa su tamaño, sino el signo que indique que pasaste por alli.

El Pan de Cristo / Autor: Rafael M. Estévez


El siguiente es el relato verídico de un hombre llamado Víctor. Al cabo de meses de encontrarse sin trabajo, se vio obligado a recurrir a la mendicidad para sobrevivir, cosa que detestaba profundamente. Una fría tarde de invierno se encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo.Víctor le pedía al hombre unas monedas para poder comprarse algo de comer.Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio -replicó éste. La mujer, que oyó la conversación, preguntó:

-¿Qué quería ese pobre hombre?

-Dinero para una comida. Dijo que tenía hambre -respondió su marido.

-Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no necesitamos y ¡Dejar a un hombre hambriento aquí afuera!

-¡Hoy en día hay un mendigo en cada esquina! Seguro que quiere el dinero para beber.

-¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo.

Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron. Avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer que le decía:

-Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer. Aunque la situación está difícil, no pierda la esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted.Espero que pronto lo encuentre.

-¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo. Jamás olvidaré su gentileza.

-Estará usted comiendo el pan de Cristo. Compártalo -dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre y no a un mendigo.

Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo. Encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvía guardar lo que le sobraba para otro día. Comería el pan de Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga eléctrica corría por su interior. ¡El pan de Cristo!

-¡Un momento!-pensó -. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo.

Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que había prendido en mi colegio o escuela..En ese momento pasó a su lado un anciano.

-Quizás ese pobre anciano tenga hambre -pensó-. Tengo que compartir el pan de Cristo.

-Oiga -exclamó Víctor- ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida?

El viejo se dio vuelta y lo miró con descreimiento.

-¿Habla usted en serio, amigo?

El hombre no daba crédito a su buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante un plato de guiso caliente. Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en su servilleta de papel.

-¿Está guardando un poco para mañana? -le preguntó.

- No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar. La ha pasado mal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé. Tenía hambre. Le voy a llevar el pan.

El pan de Cristo. Recordó nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa. A lo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a sus dos el viejo himno que le había sonado antes en la cabeza. Los dos hombres llevaron el pan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo. De golpe se detuvo y llamó a un perro, un perro perdido y asustado.

-Aquí tienes, perrito. Te doy la mitad ---- dijo el niño.

El pan de Cristo. Alcanzará también para el hermano cuadrúpedo. El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.

-Hasta luego -dijo Víctor al viejo-. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con el. No desespere. ¿Sabe? -su voz se tornó en un susurró-. Esto que hemos comido es el pan de Cristo. Una señora me lo dijo cuando me dio aquellas monedas para comprarlo. El futuro nos deparará algo bueno!

Al alejarse el viejo, Víctor se dio vuelta y se encontró con el perro que le olfateaba la pierna. Se agachó para acariciarlo y descubrió que tenía un collar que llevaba grabado el nombre del dueño. Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y llamó a la puerta. Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso contentísimo. De golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro para cobrar la recompensa, pero no lo hizo. Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo detuvo. En cambio dijo:

-En el periódico vespertino de ayer ofrecí una recompensa. ¡Aquí tiene! Víctor miró el billete medio aturdido.

-No puedo aceptarlo -dijo quedamente-. Solo quería hacerle un bien al perro.

-Téngalo! Para mi lo que usted hizo vale mucho más que eso. ¿Le interesará un empleo? Venga a mi oficina mañana. Me hace mucha falta una persona íntegra como usted. Al volver a emprender Víctor la caminata por la avenida, aquel viejo himno que recordaba de su niñez volvió a sonarle en el alma.Se titulaba "Parte el Pan de Vida"...

"NO OS CANSÉIS DE DAR, PERO NO DEIS LAS SOBRAS, DAD HASTA SENTIRLO, HASTA QUE DUELA".
QUE EL SEÑOR NOS CONCEDA LA GRACIA DE TOMAR NUESTRA CRUZ Y SEGUIRLO.
AHORA, SI LO DESEAS, COMPARTE ESTO CON LOS DEMÁS, "EL PAN DE CRISTO"... YO YA LO HICE. ESPERO QUE SIRVA DE ALGO EN TU VIDA...
¡QUE DIOS LOS BENDIGA SIEMPRE...!! !


Por favor, léelo en silencio, por favor
ES MUY CORTITO Y EFECTIVO
Señor Jesús:

"Te amo mucho, te necesito para siempre, estás en lo más profundo de mi corazón, bendice con tus néctares corporales, a mi familia, mi casa, mi hogar, mi empleo, mis finanzas, mis sueños, mis proyectos y a mis amigos".