* «Allí en la iglesia de la abadía, inmerso en los cantos de las horas monásticas y arrodillado ante un icono de Cristo sobre el Tabernáculo, irrumpí en llanto sobrecogido por la belleza de Su Presencia. Dios me abrazó. Siempre estuvo ahí, pero yo ahora lo sabía»
* «Había gente en oración silenciosa, de rodillas. También yo me arrodillé e hice la señal de la cruz. Al hacerlo, sentí una ola de electricidad que me recorría, y por fin reconocí la voz que siempre había oído»
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 3 meses