* “Días, meses y años pasaron. Dios cambió a mi padre. Lo hizo de verdad. Mi padre aceptó mi vocación cuando presenció la profesión de mis primeros votos. Luego hice mis votos finales en la orden dominicana. Participó en la celebración y gradualmente fue desapareciendo su prejuicio contra la Iglesia. Antes de mi ordenación le dije que me gustaría mucho que dejara a mi madre ir a la iglesia. Él aceptó y mi madre rebosaba de felicidad; después de 33 años podría finalmente practicar su fe”
28 de octubre de 2005.- (Hung Phuoc Lam, OP, Saigón (Vietnam) / Camino Católico) <