* «No se puede ser verdaderamente religioso en la queja: la queja envenena, te conduce a la ira, al resentimiento y a la tristeza, la del corazón, que cierra las puertas a Dios. Pidámosle hoy al Señor que nos libre de echar la culpa a los porque esto no es cristiano. Jesús nos invita a mirar la vida y el mundo desde nuestro corazón. Si nos miramos dentro, encontraremos casi todo lo que detestamos fuera. Y si le pedimos sinceramente a Dios que purifique nuestro corazón, comenzaremos a hacer el mundo más limpio. Porque hay una forma infalible de vencer el mal: empezar a vencerlo dentro de uno mismo. Los primeros Padres de la Iglesia, los monjes, cuando se les preguntaba: “¿Cuál es el camino de la santidad? ¿Cómo debo empezar?”, decían que el primer paso era acusarse a uno mismo: acúsate a ti mismo. La acusación de nosotros mismos. Que la Virgen María, que cambió la historia con la pureza de su corazón, nos ayude a purificar el nuestro, superando en primer lugar el vicio de culpabilizar a los demás y de quejarse de todo»
Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus
* «Sigo con gran preocupación la situación en Afganistán y participo del sufrimiento de quienes lloran por las personas que perdieron la vida en los atentados suicidas que se produjeron el jueves pasado, y de quienes buscan ayuda y protección. Encomiendo los muertos a la misericordia de Dios Todopoderoso y doy las gracias a quienes están trabajando para ayudar a esa población tan probada, especialmente a las mujeres y a los niños. Les pido a todos que sigan ayudando a los necesitados y que recen para que el diálogo y la solidaridad conduzcan al establecimiento de una convivencia pacífica y fraterna y ofrezcan esperanza para el futuro del país. Hago un llamamiento a todos para que se intensifique la oración y se practique el ayuno. Oración y ayuno, oración y penitencia. Este es el momento de hacerlo. Hablo en serio: intensificar la oración y practicar el ayuno, pidiendo al Señor misericordia y perdón»