* «Sentimos dirigidas a cada uno de nosotros, las palabras de Jesús a Lázaro: "¡Sal!"; sal del atasco de la tristeza sin esperanza; disuelve las vendas de miedo que obstruyen el camino; los lazos de las debilidades y de las preocupaciones que te bloquean, repite que Dios desata los nudos. En el seguimiento de Jesús aprendemos a no atar nuestras vidas en torno a los problemas que se enredan: siempre habrá problemas, siempre, y, cuando resolvemos uno, puntualmente llega otro. Podemos, sin embargo, encontrar una nueva estabilidad, y esta estabilidad se llama: Jesús, que es la resurrección y la vida: con él la alegría habita en el corazón, renace la esperanza, el dolor se transforma en paz, el temor en confianza, la prueba en ofrenda de amor. Y aunque los pesos no faltarán, siempre estará su mano que levanta, su Palabra que alienta y nos dice a todos, a cada uno de nosotros: "¡Sal! ¡Ven a mí! ". Nos dice a todos: no tengáis miedo»
En la noche..
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Las luces se esfuman y todo alrededor pierde forma, perfil, realidad. Todo
se desvanece. Nos gana la tristeza, la nostalgia por lo que teníamos y ya
no ...
Hace 2 días
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