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domingo, 1 de junio de 2014

María Loreto Parra fue agredida por su esposo: “Dios me sanó de la depresión en una misa. La Eucaristía es alimento, pasar con Cristo de la muerte a la resurrección”


“Pensaba que Dios se había olvidado de mí, que se había enojado conmigo, que no me quería, y a veces le pedía que tuviera misericordia, pero, sencillamente en algún momento pensé que tenía que irme de este mundo. Me molestaba todo, hasta mi propio dolor. ¡Tenía que escapar de esto! Y fue entonces que comencé a orar desgarrada suplicando…  «¡Dios mío, tu eres el arquitecto de mi alma, eres el único que puede ayudarme!», le repetía”

lunes, 3 de marzo de 2014

A Imma Martínez Vives la fe le ha ayudado a superar una depresión: «Cuando estás “muerta en vida”, el deseo de Dios te salva»



“La fe es básica. Sin ella no se sigue adelante. La fe te da la esperanza… Aunque sea un mero deseo de supervivencia, cuando estás perdida en la oscuridad, esperas, esperas que todo pase. Pienso que eso es la fe: creer sin ver, esperar cuando te parece que no se puede esperar nada. Pues, al fin y al cabo, estamos creados para ser felices amando y siendo amados y en lo más profundo del corazón este anhelo es tan fuerte que puede más que cualquier oscuridad”

sábado, 28 de abril de 2012

Juan García: De las drogas a la conversión a Cristo, pese a no tener fe, en la Comunidad Cenáculo

28 de abril de 2012.- Juan García, madrileño de 40 años, responsable de la primera casa en España de la Comunidad Cenáculo, da testimonio de su recuperación de su adicción a las drogas y su conversión a Cristo con el trabajo, la amistad y la oración viviendo en comunidad, pese a que no tenía fe. Lo entrevista Javier Alonso para el programa de 13 TV “Más que noticias”.

miércoles, 18 de abril de 2012

Matt Gibson: Del sexo, las drogas, las juergas inacabables y las ideas de suicidarse a convertirse al catolicismo por una hermosa chica católica

Era luterano y «perfecto», hasta que un día dejó de ser casto. Luego se bastó él solo para meterse en líos

18 de abril de 2012.- "Mi nombre es Matt Gibson y tengo 33 años".Así empieza su historia un joven converso que la ha relatado a Stephen Ray, converso él mismo y que recoge y difunde testimonios similares de personas que encuentran a Dios y a la Iglesia tras un pasado alejado de ambos.

Matt empieza explicando que era luterano y casi "perfecto". Criado en una familia devota -dos de sus tíos abuelos eran pastores-, iba casi todos los domingos a la iglesia: "Formaba parte del coro y era monaguillo y presidente del club juvenil de la iglesia luterana de San Pablo en North Star (Ohio, Estados Unidos). Estaba orgulloso de mi fe y discutía hasta la extenuación con mis amigos católicos". Leer más...

martes, 20 de marzo de 2012

El camino de Devin Rose: ateo orgulloso, agnóstico deprimido, protestante dudoso, católico ferviente


* Viviendo con ansiedad y continuos ataques de pánico llegó a desear la muerte hasta que, después de muchos años, rezó su primera oración: «Dios, tú sabes que yo no creo en ti, pero estoy en problemas y necesita ayuda. Si eres real, ayúdame»

* «Dios se precipitó y era como nada de lo que antes hubiera podido experimentar. Me dio el coraje y la fuerza para afrontar mis ansiedades y empezar a superarlas […] Dios me dio esperanza para hacerle frente a mi desesperación, y la fe y el amor empezaron a sanar mis profundas heridas»

26 de marzo de 2012.- Devin Rose nació en una familia de tradición cristiana, entendiendo con eso que lo eran sólo de nombre. De hecho, en casa le habían inculcado que los hombres provenían de una evolución del “fango original”. Por eso, no es de maravillarse que en su adolescencia, una vez obtenido el uso de razón, Devin se haya declarado con orgullo no creyente. Había nacido un ateo.

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domingo, 31 de julio de 2011

Kathleen Laplante olvidó a Dios, se divorció, perdió a sus hijos, bordeó el suicidio... pero Dios volvió a buscarla

La historia de Kathleen Laplante no tiene nada de extraordinario. Es justo lo tristemente habitual de casos parecidos lo que da valor a su testimonio

31 de julio de 2011.- "Lo recuerdo con claridad. Mi marido y yo decidimos dejar la Iglesia". Así empezó la cuesta abajo de Kathleen Laplante, que formaba junto a su esposo un matrimonio joven, católico, que poco a poco se había dejado imbuir de las ideas ambientes, y había pasado a defenderlas con acritud.De hecho, su primera iniciativa tras tomar esa decisión fue convocar a los padres de él, católicos también, para escandalizarles. Acababan de tener su primer hijo, y con él en los brazos Kathleen formuló ante su suegra una agresiva defensa del aborto, sorprendente en una madre primeriza que abraza a su recién nacido: "¿Quiénes se creen en la Iglesia católica que sonpara decirme que no puedo abortar si quiero hacerlo?".

"El demonio había ganado", afirma ahora Kathleen: "¿Cómo si no podía sostener, con el fruto de mi barriga en las manos, que habría podido abortarlo si hubiese querido?Estábamos esclavizados a los mensajes insidiosos de un mundo secularizado, y defendíamos que las mujeres debían poder ser sacerdotes y las parejas homosexuales adoptar hijos, que la confesión era innecesaria y que ver al Papa como un rey era algo arcaico y ridículo:¿quién era él para decirnos que no podíamos practicar el sexo antes del matrimonio o practicar el control de natalidad?". Leer más...

sábado, 30 de octubre de 2010

Alba Rosa, México: "Sané de mi depresión por el poder de Dios"


30 de octubre de 2010.- (Alba Rosa / Comunidad Siervos de Cristo Vivo) Hace algunos años caí en una terrible depresión, que me hizo creer que me volvería loca en cualquier momento. Yo conocí al Señor Jesús en 1980, cuando sólo tenía 16 años, y aunque me entregué a Él, lo hice sólo por poco tiempo: el matrimonio, el afán del prestigio y del dinero lograron sacar a Jesús de mi corazón; Él pasó a un segundo plano. Así vivimos mi esposo y yo durante 11 años. Apegados a lo material fuimos alejándonos el uno del otro, vivíamos como dos desconocidos en casa. Leer más...

miércoles, 22 de abril de 2009

Las parejas que abortan son más propensas a sufrir violencia en el hogar
Lo dice un estudio que certifica que las personas que pasan por la experiencia de un aborto tienen más probabilidades de tener depresiones y consumir drogas
22 de abril de 2009.-Un estudio revela que tras el aborto una pareja es tres veces más propensos a experimentar violencia en el hogar y más del doble de probabilidades de discutir sobre la posibilidad de tener futuros embarazos -hasta un 116% más-.

(Forum Libertas) El estudio desarrollado conjuntamente por la doctora Priscilla Coleman del departamento de Desarrollo Humano y Estudios de la Familia de la Universidad Estatal de Bowling Green State y Vicent Rue del Instituto de pérdida de embarazo y post-aborto de Florida lo publica la revista Salud Pública y explica que las parejas que han pasado por una experiencia de aborto aumenta en un 196% la posibilidad de vivir un cuadro de violencia doméstica. Además el estudio relaciona el hecho de haber pasado por esa experiencia con una mayor probabilidad de consumir drogas posteriormente.

La experiencia del aborto afecta en futuras relaciones

Asimismo, la investigación afirma que el aborto afecta de igual modo a futuras relaciones: “en el caso de los hombres y las mujeres la experiencia de un aborto en una relación anterior se relaciona con los resultados negativos en una relación actual”. Por otro lado, el estudio constata que “los hombres cuyas parejas habían tenido un aborto tenían más probabilidades de presentar celos -un 96% más de riesgo- y tener conflictos con drogas -hasta un 385% más-."

Los investigadores concluyen que “estos resultados sugieren que el aborto puede desempeñar un papel fundamental en la comprensión de la etiología de algunos problemas de relación”.

Este estudio apoya la conclusión de que hay tasas más altas de abuso de sustancias adictivas, depresión grave y casos de suicidio después de pasar por la experiencia del aborto.

martes, 19 de agosto de 2008

Lucia Otgongerel: Mujer sin manos ni piernas descubre "alegría de vivir" tras conversión al Catolicismo

Para ver el vídeo haz clic sobre la imagen

ULAANBAATAR, (ACI).- Lucia Otgongerel nació en Mongolia hace 30 años sin manos ni piernas. Vivió en una profunda depresión hasta el año 2002, cuando se convirtió al catolicismo y, como ella misma explica, descubrió la verdadera alegría. Hoy trabaja en la capital Ulaanbaatar, como maestra de jóvenes discapacitados.

Lucia sostiene que ahora "no puedo vivir sin mi fe" y sobrelleva los retos de su condición física con una intensa
vida de oración a través del rezo cotidiano del Rosario y la meditación de la Biblia; en medio de un país mayoritariamente budista.

En entrevista concedida a UCANews, Lucia cuenta cómo es su trabajo cotidiano con los 7 muchachos discapacitados que oscilan entre 15 y 19 años a los que enseña; pese a no tener manos: cocina, limpieza, lectura y escritura; en el Faith Center, una pequeña escuela de la Parroquia Saint Mary en Ulaanbaatar que abrió en septiembre pasado.

Lucia Otgongerel es la sexta de ocho hermanos. Nació en Zavhan, una remota provincial en Mongolia, país asiático ubicado entre China y Rusia. Tuvo una infancia complicada que mejoró en algo al usar sus primeras prótesis de piernas, gracias a las cuales pudo asistir siendo ya joven, a clases de cocina hasta convertirse en una muy buena cocinera.
"Incluso sin manos, no hay nada que no pueda hacer. Puedo abrir las puertas con sus llaves, tejer, trabajar en la computadora, cortar comida, cocinar: ¡Nada es imposible! Me gustan los tejidos y los adornos. A la gente le sorprende cuando ven la casa de mis padres decorada con mis trabajos de costura", comenta.

Tras relatar cómo comenzó a ir a
Misa en 2001 sin tener mucha fe, solo porque su hermana era amiga de la secretaria del párroco. Lo que más le gustaba eran las canciones que oía en inglés y pese a que no entendía las letras; Lucia explica que las melodías quedaban sonando en su mente. La fe en Cristo comenzó al año siguiente y fue un intenso momento de oración a través del Rosario, ante una gran dificultad en casa, lo que la decidió a convertirse al catolicismo.

"Desde entonces rezo mucho, todos los días, todo el tiempo. Rezo mucho y lloro. Cuando los jóvenes me ven así, me dejan sola; y cuando salgo de la
Iglesia riendo, saben que estuve rezando. Sería muy complicado todo para mí sin oración. Rezo todas las mañanas antes de salir de casa. También leo el evangelio del día y lo medito. Trato de poner por obra el mensaje leído lo que me da mucha fuerza. (…) Estoy también escribiendo un libo sobre la iglesia en Nisekh (localidad donde vive en Ulaanbatar) y sobre la fe. Mi fe es muy importante para mí. No podría vivir sin mi fe".

Seguidamente Lucia cuenta también cómo "solía estar deprimida mucho y sentirme incapaz de hacer las cosas. Era una persona muy diferente antes de ser católica. Quería contarle a mucha gente sobre mi fe, así que comencé con mi familia. Varias personas me siguieron. Mi sobrina está bautizada ahora, mi hermano menor, los hijos de mi hermano mayor y dos amigos míos van a la iglesia también. Las personas que me ven de algún modo se interesan en Dios y en la Iglesia. Nuestra iglesia en Nisekh es como una familia. Enseño además catecismo allí a siete adultos: cinco mujeres y dos hombres".


Al hablar de su trabajo, Lucia cuenta que aprendió varias de las cosas que sabe para tratar a discapacitados con una voluntaria polaca amiga suya llamada Violetta; leyendo algunos libros; pero básicamente de sus mismos alumnos. Ella cuenta que "la mayoría de mi tiempo la dedico a esta escuela. Este empleo es muy hermoso. Los muchachos no son comunes, así que no puedo tener a muchos. Ahora tengo siete alumnos y creo que pronto voy a necesitar un ayudante. Me hacen caso, pero al principio no entendían que yo era su profesora. Durante el primer año he aprendido cómo trabajar con cada uno".


Para Lucia los retos nunca terminan debido a su condición física; y pese a sufrir de los riñones porque las prótesis de las piernas los afecta al no poder doblarlas, no se amilana y relata que planea llevar a sus padres a la capital de Mongolia ahorrando los 100 dólares que necesita para pagarles el viaje; de los casi 150 dólares mensuales que gana en el trabajo (170 mil tugrugs en moneda local).


Sus padres, cuya pensión es menor a 60 dólares, necesitan leche y medicinas que Lucia por ahora no puede costear. Así que cuando logre ahorrar el dinero necesario podrá llevarlos a Ulaanbaatar (en la fotografia de la izquierda). "Tengo que trabajar bien para poder ayudarlos. Mis padres están muy orgullosos de mí porque soy muy exitosa. Toda mi vida se preocuparon mucho por mí. Los padres se preocupan por sus hijos incluso si tienen manos y piernas, pero los míos se preocupaban más por mi porque nací sin ellas", concluye Lucia.

viernes, 13 de junio de 2008

La psicología redescubre el poder del perdón

Entrevista con Robert Enright
El perdón es de Dios y no podemos pensar en el perdón como una técnica psicológica más


MADISON (Wisconsin), (ZENIT.org).- El mensaje evangélico del perdón ha llevado a la fundación de un instituto psicológico, que demuestra su eficacia para la curación personal y la paz en el mundo.

Robert Enright, psicólogo, creó el Instituto Internacional del Perdón en 1994 con el fin de aplicar años de investigación en la práctica del perdón. Es coautor de «Helping Clients Forgive: An Empirical Guide for Resolving Anger and Restoring Hope» (Ayudar a los clientes a perdonar: Guía empírica para Resolver el Odio y Restaurar la Esperanza”), publicado por American Psychological Association Books, 2000.

En esta entrevista, el doctor Enright comparte con Zenit sus conclusiones.

--¿Qué efectividad ha tenido el perdón como terapia?

--Enright: ha sido muy variada. Algunos grupos de investigación obtuvieron excelentes resultados científicos con la terapia del perdón, mientras que otros no.

Como afirma Richard Fitzgibbons en nuestro libro, una causa de los diferentes resultados es el tiempo y el cuidado que el terapeuta dedica al paciente.

Perdonar a otro por una profunda injusticia lleva su tiempo. Los instrumentos de cura a menudo insisten en la terapia «breve», la cual no da suficiente tiempo al cliente para recorrer el itinerario doloroso y terapéutico del perdón.

Uno de nuestros proyectos de investigación, con Suzanne Freedman, de la Universidad de Northern Iowa, era con sobrevivientes de incestos. Estas valientes mujeres necesitaron mucho tiempo, en torno a un año, para perdonar a quienes habían abusado de ellas. Valió la pena el esfuerzo.

Cuando comparamos el grupo experimental, que ha recibido terapia del perdón, con un grupo de control que no la ha recibido, en el primero se reduce de manera significativa la ansiedad y la depresión. Después de que el grupo de control iniciara y completara la terapia del perdón, ambos mostraron una mejora significativa en sus síntomas de ansiedad y depresión.

Aunque un año parece mucho tiempo, deberíamos darnos cuenta de que algunas de las mujeres sufrían desórdenes emocionales desde hacía 20 ó 30 años antes de perdonar.

Vemos resultados similares con otros grupos: hombres y mujeres en comunidades de rehabilitación de drogas; pacientes terminales de cáncer; matrimonios a punto de divorciarse; adolescentes presos; pacientes cardíacos y otros.

--¿Qué pasos debe dar una persona que desea curarse mediante el perdón?

--Enright: Seguir el propio itinerario de perdón es otra razón del éxito observado en la terapia del perdón. El doctor Fitzgibbons y yo ofrecemos un itinerario de perdón, científicamente avalado en nuestra obra. Este itinerario es ampliamente descrito en mi libro «Forgiveness Is a Choice» («El perdón es una opción») para el público en general.

En este itinerario, en primer lugar, las personas deben reconocer que han sido tratadas injustamente, reconocer humildemente que esto les ha supuesto un choque emocional y que están verdaderamente enfadadas.

A continuación, si desean empezar la terapia del perdón, deben explorar lo que es perdón y lo que no es perdón. Por ejemplo, cuando las personas perdonan, no están condonando, excusando u olvidando lo que han hecho contra ellas. Pueden reconciliarse o no reconciliarse.

Perdonar es reducir el resentimiento y aumentar la benevolencia y el amor hacia alguien que ha sido injusto. Esta es una opción personal, un acto de la voluntad. Reconciliarse es para dos personas recuperar la mutua confianza. Esto requiere la cooperación de ambas partes. Uno puede perdonar al ofensor y al mismo tiempo mirar a sus espaldas.

Luego recomendamos que la gente se implique en lo que el doctor Fitzgibbons llama «perdón cognitivo». Son pensamientos de perdón y declaraciones dirigidas a la persona que ha sido injusta. En ese estado, la persona no necesita abordar al ofensor sino realizar este perdón cognitivo en su interior.

Parte del perdón cognitivo es pensar en la persona como un todo, sin definirla sólo por sus pecados. Todos somos más que nuestras acciones. Somos vulnerables. Somos hijos de Dios.

Al perdón cognitivo sigue el perdón emocional, la apertura de uno mismo a la compasión y al amor hacia este hijo de Dios que te ha golpeado. Esto es difícil y puede llevar su tiempo. Algunas personas en la terapia no están preparadas para este paso y merecen comprensión.

Para nosotros sigue siendo un misterio saber cómo crece en el corazón humano esta compasión por quienes realizaron y realizan grandes injusticias. Seguramente la gracia de Dios actúa en este caso, pero nosotros como científicos no tenemos el lenguaje para describirlo plenamente. La ciencia es limitada, al igual que los intentos humanos de comprender el misterio.

Más allá del perdón emocional, está la difícil tarea de «soportar el dolor» de lo que ha sucedido. Quien perdona no puede hacer que el reloj vuelva atrás y deshacer el daño, pero puede tomar la valiente decisión de aceptar el dolor y ser un instrumento de bien para el ofensor.

Para un cristiano, esto nos lleva a identificarnos con Cristo que sufre en la cruz por nuestros pecados. Él soporta el dolor por nosotros. Nosotros hacemos lo mismo por los demás después de haber sido perdonados.

--¿Qué ha aprendido sobre los niños y el perdón?

--Enright: Los niños parecen tener corazones cálidos y abiertos al perdón. Por consiguiente, la educación al perdón es una posibilidad real para ellos.

Al mismo tiempo, pienso que a los niños se les puede desanimar a perdonar si están rodeados por quienes ridiculizan o son indiferentes hacia el perdón. Por consiguiente la educación al perdón es vital.

Mis colegas Jeanette Knutson, Anthony Holter y yo hemos trabajado en escuelas católicas y estatales de Belfast, Irlanda del Norte, los últimos tres años, ofreciendo programas de perdón para las primeras tres clases de educación general básica. Preparamos a los profesores y ellos imparten el programa a los niños.

Hemos publicado recientemente un libro gráfico infantil sobre el perdón, «Rising above the Storm Clouds» («Superar las Nubes de Tormenta»), para niños de entre 4 y 10 años, que usamos en el programa de tercero. Este año iremos al quinto curso y el siguiente, a la educación secundaria.
Hemos descubierto que niños tan pequeños como los de seis años, pueden aprender sobre el perdón y de esta manera reducir la cólera excesiva. Estamos en Belfast para ofrecer el don del perdón a esta ciudad circundada de guerra. Esperamos que los niños, al pasar los años, se conviertan en completos perdonadores, desde el punto de vista teológico, filosófico y psicológico

Esperamos que, armados con esta profunda comprensión del perdón, cuando sean adultos, forjen una paz más satisfactoria en su comunidad que la de sus predecesores.

Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI nos han enseñado que el perdón es la más importante vía hacia la paz en este mundo. Nuestro trabajo en Belfast es sencillamente actuar siendo conscientes de esto.

--¿Qué consejo daría a la gente sobre la práctica del perdón en su vida diaria?

--Enright: Primero, el perdón es de Dios y no podemos pensar en el perdón como una técnica psicológica más. Perdonar es entrar en el misterio de la cruz de Cristo.

Esta es una enseñanza difícil en efecto, pero vale la pena esforzarse por comprenderla. Aunque las personas perdonen sin pretender deliberadamente obedecer a Dios, este comportamiento les puede permitir abrirse a Él.

En segundo lugar, la gente que perdona necesita saber qué es el perdón y qué no es el perdón. Perdonar es ofrecer amor incondicional al ofensor. No es un acto de debilidad. Cuando una persona perdona, debería buscar justicia. Si a uno le estropean el coche, puede perdonar y al mismo tiempo presentar la factura de la reparación al causante.

En tercer lugar, el perdón está íntimamente ligado a la gracia de Dios. Por este motivo, la oración, la recepción de los sacramentos y la confianza en la acción de Dios en el corazón humano forman parte del perdón.

A quienes se sitúan fuera de estas avenidas de la gracia, les digo que no podemos entender completamente la obra de Dios.
Incluso tras veinte años de estudio del perdón, todavía me sorprendo. He visto ateos declarados y fervorosos cristianos perdonar con buenos resultados. Por tanto, un punto importante es estar abiertos al misterio del perdón, sin tener en cuenta el historial personal.

--¿Qué consejo daría a quienes tienen especial dificultad en perdonar a los demás, como quienes han perdido a sus seres queridos en los atentados del 11 de septiembre?

-- Enright: Perdonar a los demás no es algo puntual, como encender una luz en la oscuridad. Para muchos de nosotros, el perdón supone un camino en el que cargamos nuestra cruz por quien nos ha hecho daño.

Esto requiere tacto y paciencia con uno mismo y tiempo. Se aprende mucho cuando se acepta el peso y el dolor de la cruz.

Por eso, a quienes no pueden perdonar, les pregunto: «¿Estás listo para explorar lo que es o no es el perdón?». Esta pregunta no pide a nadie que perdone sino más bien examinar lo que es el perdón.

Cuando una persona ya conoce las dimensiones del perdón, yo le pregunto: «¿Estás preparado para examinar el perdón de la persona que te ha hecho daño, en su forma más básica? ¿Deseas tratar de no hacer daño a esa persona?». Esta pregunta no pide a la persona que ame al ofensor sino refrenar en sí misma lo negativo, refrenar el deseo de hacer daño incluso de modo sutil.

Luego viene la pregunta: «¿Deseas el bien para esa persona?». Esto cambia el enfoque hacia lo positivo, hacia al menos un deseo, aunque no sea una acción deliberada, el bien de otra persona.

Todas estas preguntas pretenden mover a la persona ofendida hacia una mayor cercanía en el amor. Si aún rechaza el perdón, debemos comprender que su «no» enfático hoy no es necesariamente la última palabra. Esta persona puede cambiar mañana.

--¿Qué añade a la comprensión del perdón el aspecto de la fe y la imitación de Cristo?

--Enright: Cristo es amor. El perdón que ofrecemos es un acto de amor. Siempre que se perdona, se sea o no consciente de ello, se entra en el amor de Cristo manifestado por su cruz.

Mi colega Jeanette Knutson logró hacer que yo lo comprendiera. A través de los años, he venido a comprobar un gran misterio, que brotaba con fuerza en la obra de Juan Pablo II el Grande «Salvifici Doloris»: perdonar es entrar en el sufrimiento redentor a favor de otra persona.

Nos unimos a Cristo en su cruz para la salvación de quien nos ha ofendido. Para decir «sí» conscientemente a esta gran alegría a pesar del sufrimiento. Perdonar es no dar importancia al sufrimiento que has tenido que experimentar a causa del pecado de otro.

De hecho, siguiendo la enseñanza del cardenal Walter Kasper en su libro, «Sacramento de unidad», no sólo imitamos a Cristo cuando perdonamos, sino que entramos en unión con él. Este es otro gran misterio análogo al de la unión de Cristo con su Iglesia. Cuando perdonamos, experimentamos este modo de unión con él por el bien de otra persona.

Así Dios en su sabiduría ha dispuesto muchos modos por los que podemos unirnos a su Hijo: mediante la participación en el cuerpo de Cristo, a través de la Eucaristía, y por medio del perdón amoroso e incondicional de los demás.

Necesitamos aclarar esto más a menudo a la gente que desea profundizar sobre el perdón.

--¿Qué proyectos tiene entre manos el Instituto del Perdón?

--En la próxima década o en la siguiente, trabajaremos con niños afectados por entornos de guerra y otros ambientes de violencia, mediante programas de educación al perdón en escuelas, casas y lugares de culto.

El perdón ha sido casi completamente ignorado por el movimiento pacifista, pero sin perdón no hay paz duradera. Dado que lleva tiempo aprender y apreciar el perdón, debemos empezar con niños para reforzar la probabilidad de que aprendan bien la lección.

De manera que tratamos de convencer a los filántropos de que el perdón, centrado especialmente en los niños, debe ser parte de cualquier esfuerzo en favor de la paz. Relacionado con esto, hay un programa para ayudar a los familiares.

Muy a menudo, en las zonas de guerra, la gente se casa con profundas heridas y odios que se prolongan durante generaciones. Deseamos ofrecer programas de perdón a las familias para que puedan reducir su propio odio y no lo transmitan a sus hijos.

Esencialmente, tratamos de introducir la noción de la escuela, la casa y el lugar de culto como «comunidades de perdón», donde la gente se anima mutuamente en su misterio de perdón. ¿Nos podemos permitir perder tiempo sin crear semejantes comunidades de perdón?

sábado, 7 de junio de 2008

Oregón: si pides la eutanasia, el Estado te la paga; si pides tratamiento para tu cáncer, no


"Tratar el cáncer avanzado prolonga la vida y no se cubre", le dijo el Estado a Barbara Wagner, con cáncer de pulmón.

Lo explica el diario The Register Guard, de Oregón y lo ha recogido LifeSite.net. Bárbara Wagner, enferma de cáncer de pulmón de 64 años, recibió una misiva de la aseguradora que maneja el Plan de Salud de Oregón en Lane County, en la que le decía "el tratamiento del cáncer avanzando no busca prolongar la vida, o cambiar el curso de esta enfermedad, y no es un beneficio cubierto por el Plan de Salud de Oregón".

La aseguradora especificaba otro servicio que sí está financiado: el suicidio asistido o eutanasia, legal en Oregón desde hace 11 años.

"Decirle a alguien: pagamos por tu muerte, pero no pagamos para que vivas, es cruel. Me molesté ¿Quiénes se creen que son?", comenta enfadada Barbara Wagner, fumadora empedernida durante años hasta que se le diagnosticó el cáncer de pulmón en 2006.

Tratada con quimioterapia y radiación, su cáncer ha remitido bastante y requiere ahora de una medicina llamada Tarceva que no cubre el plan de salud de Oregon. El oncólogo de Barbara Wagner habló con Genentech, la empresa que comercializa el fármaco en EEUU, la cual decidió aportar la medicina gratuitamente durante un año, al término del cual podrá solicitarla nuevamente. [Las medicinas para combatir el cáncer durante un mes, explica The Register Guard, cuestan entre tres mil y 6 mil. Tarceva cuesta 4 mil dólares para un mes de tratamiento.]

El Estado eutanásico no cuida a los enfermos de cáncer

El estado eutanásico no ofrecía nada mejor que financiar un suicidio asistido. Como recoge Kenneth R. Stevens Jr. (Presidente de la Fundación Physicians for Compassionate Care Education; en Diario Médico, 19-11-2007) la asistencia médica gratuita en Oregón cubre el coste del suicidio asistido, pero no el coste de un tratamiento médico curativo o local para pacientes con cáncer, incluso aunque determinados tratamientos puedan prolongar su vida.

En 2003 la asistencia médica gratuita dejó de pagarles los medicamentos a 10.000 ciudadanos bajo el umbral de la pobreza en todo el Estado; entre estos pacientes se incluían portadores del virus del VIH, gente a la espera de trasplantes de médula ósea o con necesidades de atención psiquiátrica. En 2004 y durante la primera mitad de 2005, a 75.000 ciudadanos más se les recortaron determinados servicios sanitarios para poder mantener equilibrado el presupuesto estatal.

Oregón: suspenso en cuidados paliativos

La organización nacional Last Acts publicó un informe en noviembre de 2002 sobre los cuidados paliativos en varios Estados y a Oregón se le otorgaba un deficiente en centros geriátricos y un insuficiente en programas de cuidados paliativos.

Después de los primeros cuatro años de aplicación de la ley, la Facultad de Medicina de la Universidad de Oregón publicó otro informe en el que se demostraba que los pacientes morían con el doble de dolores agudos o moderados que antes de la entrada en vigor de la norma.

Un informe publicado en The American Journal of Psychiatry en 2005 relataba el caso de un paciente con cáncer de pulmón y aquejado de depresión que había sido ingresado en una unidad psiquiátrica de un hospital. Cuando se le dio el alta, uno de los médicos de cuidados paliativos recomendó que se le proporcionase un asistente para su acompañamiento en casa; sin embargo, esta recomendación servía más bien de poco, ya que al paciente se le había prescrito una medicación para ayudarle a terminar con su vida en su propia casa. Su médico no hizo nada por su dolor ni por sus necesidades paliativas, pero sí se ofreció a sentarse a su lado mientras tomaba la sobredosis prescrita.


Nadie protege a los depresivos ni suicidas

No hay ninguna protección para los enfermos psiquiátricos ni para los que sufren depresiones. De hecho, en los últimos años, sólo el 5 por ciento de los fallecidos han tenido acceso a una consulta de salud mental. En 2006 sólo dos de los 46 pacientes que murieron bajo esta fórmula fueron remitidos a una de estas consultas para su evaluación psiquiátrica, y eso incluso sabiendo que la depresión es la causa más común de las tendencias suicidas.

Muchos médicos prescriben medicamentos mortales a sus pacientes sin preocuparse por ellos. Peter Rasmussen, por ejemplo, admitió que al 75 por ciento de los pacientes que acuden a él para acogerse al suicidio asistido no les ha visto antes.

Los Estados vecinos no lo imitan

De acuerdo con su ubicación geográfica, Oregón parece una anomalía aislada en la legalización del suicidio asistido. Los referendos sobre leyes similares que se han llevado a cabo en Alaska, Arizona, California, Hawai, Maine, Michigan, Washington y Wisconsin no han salido adelante.

La llamada "Ley de Muerte Digna de Oregón" fue aprobada por los votantes del Estado en 1994, no se hizo operativa hasta noviembre de 1997. Los primeros suicidios asistidos legalmente comenzaron a principios de 1998. Según el Departamento de Servicios Humanos de Oregón, que supervisa el cumplimiento de la ley, entre 1998 y 2006 se han provocado 292 eliminaciones "voluntarias" de enfermos.

En los cuatro primeros años, de 1998 a 2001, hubo unas 23 eutanasias al año. En los cinco años siguientes, hasta 2006, eran ya unas 40 al año. En 2006 se produjeron 46 muertes y un total de 40 médicos prescribieron 65 dosis mortales de diversos medicamentos.
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Fuente: Forum Libertas

miércoles, 21 de mayo de 2008

'Orar con los Salmos en la depresión', de Eduardo Jesús Orella (ed.) / Autor: David Amado

No suplen al médico ni a los amigos, pero la experiencia revela su fuerza en la tribulación.
La mejor presentación de este libro, que recoge una serie de salmos seleccionados por el autor es copiar algunos fragmentos de la presentación que hace el autor.


“En 1964, cuando era un joven de 44 años, me vi hundido en la depresión psicológica más honda de mi existencia. En mi soledad temblorosa y sin amigos; en mi angustia, sin medicinas; en pavor, debilidad mental y física, no acudí a un médico psiquiatra, me agarré a Dios. Pronto me vi acompañado de Él.

No comía y apenas dormía, me quedé esquelético, y por fin llegó a mis manos una medicina antidepresiva. Empecé a leer los Salmos y empecé a vivir. Me acerqué mucho más a Dios.

(…)Si deseas unirte más a Dios, con el Padre, con Jesús de Nazaret, pronto será tu mejor amigo, el que nunca engaña ni traiciona. Te dejo, hermano. Ya me he hecho viejo y agradezco el día en que me encontré con los Salmos. Sigo, sí, con tratamiento médico y amor a Dios y a Jesucristo.

(…)Después de leer, meditar y saborear los Salmos, llevo una vida escondida con Cristo en Dios y me trato con un médico psiquiatra”.

La depresión es una de las enfermedades más extendidas en nuestra sociedad. Sabemos que, muchas veces, quien se encuentra en esa situación pierde el gusto por todo, también por la oración.

Los Salmos, que son maneras de orar inspiradas por el mismo Dios y utilizados por Jesucristo durante su vida en la tierra, se nos presentan, en esta selección, como una ayuda muy adecuada.

No suplen la atención médica, cuando es necesaria, ni la compañía de los amigos, pero nos acercan al que es fundamento, Padre, amigo y salvador.
La selección hecha en este libro nace de la experiencia del autor y por ello nos ofrece la garantía de haber sido probada en la vida.

ORAR CON LOS SALMOS EN LA DEPRESIÓN
Eduardo Jesús Orella, S.J (Ed.)
Mensajero
Bilbao 2007
87 pág.

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Fuente: Forum Libertas