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miércoles, 25 de junio de 2008

“No podemos quedarnos impasibles ante la explotación sexual de la mujer”

La Asociación Comunidad Papa Juan XXIII pide una lucha “seria” contra la prostitución
CIUDAD DEL VATICANO, (
ZENIT.org) Los gobiernos deben afrontar seriamente el problema de la prostitución con medidas encaminadas a la supresión de este fenómeno, afirma el responsable general de la Asociación Comunidad Papa Juan XXIII, Giovanni Paolo Ramonda.
En un artículo publicado en L'Osservatore Romano, Ramonda afirma que "en el tercer milenio, la mercantilización de la persona es un fenómeno que aún hay que combatir", y ante el cual los cristianos "no podemos quedarnos impasibles y resignados".

"A las mujeres esclavizadas por la prostitución no hay que consolarlas ni asistirlas, hay que liberarlas", afirma. La explotación sexual de la mujer, afirma Ramonda, no supone "el encuentro de dos libertades, la de la prostituta y la del cliente" sino que es "consecuencia directa de sistemas injustos en los que las víctimas, para mejorar sus condiciones de vida o simplemente para sobrevivir, se convierten en mercancía fácil para traficantes sin escrúpulos".

Para el responsable de la asociación, la situación se ha agravado con la inmigración masiva al Occidente rico que ofrece el bienestar fácil, con lo que "intermediarios y explotadores han organizado verdaderas bandas a costa de las mujeres más indefensas, alimentando un incremento de violencias y crueldades".

Recordando las condenas expresadas por los dos últimos Papas, Ramonda pide a los Gobiernos que actúen de forma determinante contra la prostitución como una forma de violencia sexual. "El respeto por el prójimo no es sólo la regla fundante de nuestra religión, sino una conquista imprescindible en el plano de la cultura y de la civilización".
"Don Oreste Benzi, fundador de nuestra asociación, sostenía que ninguna mujer nace prostituta, pero que siempre hay alguien que la hace serlo".

Más penas a los traficantes
Para acabar con este fenómeno, Ramonda cree que no caben soluciones "tolerantes": no es posible, afirma, "hacer pasar por legítimo lo que es expresión de mera posesión de la persona reducida a objeto, de ofensa a la dignidad y a la libertad de las conciencias. Un acto injusto sigue siéndolo más allá de las situaciones que lo condicionan"

"Es desconcertante la tesis de quienes piensan poder resolver el problema circunscribiéndolo a áreas urbanas con luces rojas, o dando el negocio en gestión a cooperativas. ¿Cómo es posible contrarrestar un mal delimitándolo geográficamente o regulándolo con normas? También el robo es un mal, como tantas otras formas de abuso que niegan el sentido del prójimo, pero nunca se ha pensado combatirlo disciplinándolo o regularizándolo para concederle apariencia de legitimidad".

La solución es que los gobiernos aprueben instrumentos legislativos apropiados que "permitan la represión del fenómeno actuando contra los responsables de las bandas, agravando los controles y las penas".
Este endurecimiento debe ser acompañado de una regeneración de los valores, "indispensable para permitir a los jóvenes crecer en una sociedad más sana y menos hipócrita".

"Un Estado atento y prudente debe ser vigilante en la salvaguardia del bien común si quiere promover el verdadero crecimiento humano y cultural de sus ciudadanos, en lugar de someterse a soluciones hipócritas y rápidas, que son útiles a los 'listos' sin escrúpulos de siempre".

La Asociación Comunidad Papa Juan XXIII fue fundada en 1968 en Italia por el sacerdote Oreste Benzi (fallecido el pasado 2 de noviembre), y se dedica a la recuperación de ex drogadictos, personas con minusvalías, menores marginados y ex prostitutas. Está presente en veintisiete países de Europa, África, Asia y América Latina. La Asociación hasta ahora, ha ayudado a cerca de 6.000 chicas a abandonar la prostitución.
Más información:
www.apg23.org

Red abortista internacional usaría a obispos y grupos pro-vida en "proyecto multimedia"

Esclavitud doméstica en Latinoamérica: más niñas que niños / Autor: Víctor Ruiz

La mayoría es de escasa educación, empiezan a trabajar antes de los 11 años y, en muchos casos, reconocen haber sufrido acoso sexual
En el informe de
Save The Children sobre la esclavitud infantil doméstica en el mundo, al que hacíamos referencia en una anterior información, uno de los hechos constatados es que “la mayoría de la mano de obra infantil utilizada para el servicio doméstico es femenina”.

Esta cuestión es especialmente perceptible en Latinoamérica, según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sobre todo, el informe de Save the Children destaca los casos detectados en Paraguay, Perú, Brasil y Colombia, entre otros países.

Según el estudio
Esclavos puertas adentro, el porcentaje de niñas empleadas en el servicio doméstico sobre el total en estos cuatro estados ronda el 83,5%.

Otra característica común entre los niños explotados en los hogares latinoamericanos, que se inician en esta actividad antes de cumplir los 11 años, es su escasa formación educativa, ya que
“durante su vida como trabajador doméstico normalmente no van a la escuela”.

Acoso sexual

Además, como sucede en casi todo el mundo, abundan los casos de niñas que denuncian haber sufrido acoso o abusos sexuales “por parte de los hombres de la casa en la que trabajaban”.

El informe hace referencia a los datos de otro estudio centrado en Guatemala, realizado por Human Rights Watch, en el que se pone de manifiesto que “un tercio de todas las niñas empleadas en los servicios domésticos reconocía haber sufrido algún tipo de acoso sexual”.

Las niñas no sólo están expuestas a los abusos por parte de los “adultos masculinos y los niños mayores más fuertes de la casa”, sino que también están expuestas a “abusos por parte de visitantes u otros trabajadores domésticos”, añade el informe.

“Subestimación del trabajo infantil”

El informe aclara que, en algunos países centro y sudamericanos, “dado que la mayoría de las estimaciones proviene de encuestas de hogares, seguramente existe una fuerte subestimación del trabajo infantil en general y del trabajo infantil doméstico en particular”.

Aún así, por ejemplo, a pesar de las limitaciones para estimar la magnitud del trabajo infantil doméstico en un mismo momento en la subregión de Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, se puede adelantar que el trabajo infantil doméstico total de los siete países en 2000 abarcaba a unas 170.000 mil menores de 18 años, en labores domésticas fuera de su hogar.

El informe cita, entre otros casos, los de unos 40.000 niños en Guatemala que tenían entre 5 y 17 años y el 90% eran niñas. En Paraguay existían en el 2000 alrededor de 67.000 menores de entre 5 y 17 años que realizaban algún tipo de trabajo doméstico no remunerado.

También hace especial mención al caso de Haití, donde “se calcula que existen en torno a 250.000 niños empleados en trabajos domésticos, el 10% de los cuales es menor de 10 años”

En general, muchos de los niños trabajadores domésticos “afirman ser maltratados por sus empleadores, incluyendo ser insultados (33%), tener que comer las sobras (20%), ser golpeados o pateados (12%) o abusados sexualmente (5%)”

El informe concluye esta parte del estudio en Latinoamérica con algunas cifras:

“En Brasil hay en torno a 559.000 niños trabajadores domésticos entre 10 y 17 años.

En El Salvador existen unos 14.200 trabajadores domésticos menores de 19 años, de los cuales, 4.102 son menores de 14 años.

En Perú se calcula que existen en torno a 150.000 niños trabajadores domésticos.

En Honduras existen alrededor de 20.764 niños trabajadores domésticos.

En Nicaragua existen alrededor de 17.694 niños trabajadores domésticos.

En Costa Rica existen alrededor de 12.498 niños trabajadores domésticos.

En Panamá existen alrededor de 9.300 niños trabajadores domésticos”.


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Fuente: Forum Libertas

domingo, 22 de junio de 2008

Hay que tener temor, pero no miedo / Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del domingo.

* * *
XII Domingo del tiempo ordinario
Jeremías 20, 10-13; Romanos 5, 12-15; Mateo 10, 26-33

¡Tened temor, pero no tengáis miedo!

El Evangelio de este domingo ofrece varias sugerencias, pero todas se pueden resumir en esta frase aparentemente contradictoria: "¡Tened temor, pero no tengáis miedo!". Jesús dice: "No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna". No debemos tener temor ni miedo de los hombres; de Dios debemos tener temor, pero no miedo.

Por tanto hay una diferencia entre miedo y temor; tratemos de comprender por qué y en qué consiste. El miedo es una manifestación de nuestro instinto fundamental de conservación. Es la reacción a una amenaza para nuestra vida, la respuesta a un verdadero o presunto peligro: desde el peligro más grande, que es el de la muerte, a los peligros particulares que amenazan la tranquilidad o la incolumidad física, o nuestro mundo afectivo.

Según se trate de peligros reales o imaginarios, se habla de miedos justificados y de miedos injustificados o patológicos. Como las enfermedades, los miedos pueden ser agudos o crónicos. Los miedos agudos han sido determinados por una situación de peligro extraordinario. Si estoy a punto de ser atropellado por un coche, o comienzo a sentir que la tierra tiembla bajo mis pies a causa de un terremoto, entonces estoy ante miedos agudos. Estos sustos surgen improvisadamente, sin avisar, y así desaparecen al terminar el peligro, dejando quizá un mal recuerdo. Los miedos crónicos son los que conviven con nosotros, se convierten en parte de nuestro ser, e incluso acabamos encariñándonos de ellos. Los llamamos complejos o fobias: claustrofobia, agorafobia, etc.

El evangelio nos ayuda a liberarnos de todos estos miedos, revelando el carácter relativo, no absoluto, de los peligros que los provocan. Hay algo de nosotros que nadie ni nada en el mundo puede quitarnos o dañar: para los creyentes se trata del alma inmortal, para todos el testimonio de la propia conciencia.

Algo muy diferente del miedo es el temor de Dios. El temor de Dios se aprende: "Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor" (Salmo 33,12); por el contrario, el miedo, no tiene necesidad de ser aprendido en el colegio; la naturaleza se encarga de infundirnos miedo.

El mismo sentido del temor de Dios es diferente al miedo. Es un elemento de fe: nace de la conciencia de quién es Dios. Es el mismo sentimiento que se apodera de nosotros ante un espectáculo grandioso y solemne de la naturaleza. Es el sentimiento de sentirnos pequeños ante algo que es inmensamente más grande que nosotros; es sorpresa, maravilla, mezcladas con admiración. Ante el milagro del paralítico que se alza en pie y camina, puede leerse en evangelio, "El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: 'hoy hemos visto cosas increíbles'" (Lucas 5, 26). El temor, en este caso, es otro nombre de la maravilla, de la alabanza.

Este tipo de temor es compañero y aliado del amor: es el miedo de disgustar al amado que se puede ver en todo verdadero enamorado, también en la experiencia humana. Con frecuencia es llamado "principio de la sabiduría", pues lleva a tomar decisiones justas en la vida. ¡Es nada más y nada menos que uno de los siete dones del Espíritu Santo (cf. Isaías 11, 2)!

Como siempre, el evangelio no sólo ilumina nuestra fe, sino que nos ayuda además a comprender nuestra realidad cotidiana. Nuestra época ha sido definida como una época de angustia (W. H. Auden). El ansia, hija del miedo, se ha convertido en la enfermedad del siglo y es, dicen, una de las causas principales de la multiplicación de los infartos. ¿Cómo explicar este hecho si hoy tenemos muchas más seguridades económicas, seguros de vida, medios para afrontar las enfermedades y atrasar la muerte?

El motivo es que ha disminuido, o totalmente desaparecido, en nuestra sociedad el santo temor de Dios. "¡Ya no hay temor de Dios!", repetimos a veces como una expresión chistosa, pero que contiene una trágica verdad. ¡Cuanto más disminuye el temor de Dios, más crece el miedo de los hombres! Es fácil comprender el motivo. Al olvidar a Dios, ponemos toda nuestra confianza en las cosas de aquí abajo, es decir, en esas cosas que según Cristo, el ladrón puede robar y la polilla carcomer (Cf. Lucas 12, 33). Cosas aleatorias que nos pueden faltar en cualquier momento, que el tiempo (¡la polilla!) carcome inexorablemente. Cosas que todos queremos y que por este motivo desencadenan competición y rivalidad. (el famoso "deseo mimético" del que habla René Girard), cosas que hay que defender con los dientes y a veces con las armas en la mano.

La caída del temor de Dios, en vez de liberarnos de los miedos, nos ha impregnado de ellos. Basta ver lo que sucede en la relación entre los padres y los hijos en nuestra sociedad. ¡Los padres han abandonado el temor de Dios y los hijos han abandonado el temor de los padres! El temor de Dios tiene su reflejo y su equivalente en la tierra en el temor reverencial de los hijos por los padres. La Biblia asocia continuamente estos dos elementos. Pero el hecho de no tener temor alguno o respeto por los padres, ¿hace que sean más libres o seguros de sí los muchachos de hoy? Sabemos que no es así.

El camino para salir de la crisis es redescubrir la necesidad y la belleza del santo temor de Dios. Jesús nos explica precisamente en el evangelio que la confianza en Dios es una compañera inseparable del temor. "¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos".

Dios no quiere provocarnos temor sino confianza. Justamente lo contrario de aquel emperador que decía: "Oderint dum metuant" (¡que me odien con tal de que me teman!). Es lo que deberían hacer también los padres terrenos: no infundir temor, sino confianza. De este modo se alimenta el respeto, la admiración, la confianza, todo lo que implica el nombre de "sano temor".

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[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]


El Evangelio del domingo 22 de junio en video:
Mateo 10, 26-33
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"No tengáis miedo a los que matan el cuerpo" /
Video-reflexión: P. Jesús Higueras

sábado, 21 de junio de 2008

Decenas de trabajadores ya han abandonado voluntariamente sus puestos en la Expo



Hacen jornadas de hasta 12 horas y turnos de 6 y 7 días consecutivos.
Algunos abandonaron incluso antes de la inauguración oficial.

Decenas de trabajadores han dejado su puesto en la Expo antes de que la muestra cumpla su primera semana. En Ranillas trabajan más de 6.000 personas y las largas jornadas y el volumen de trabajo son ya los principales motivos de abandono.

Los trabajadores que se van aseguran que el sueldo (de 1.100 a 1.500 euros brutos al mes) no es suficiente para lo que se les exige. Turnos de seis o siete días seguidos, jornadas de hasta 12 horas o sólo 15 minutos de descanso en ocho horas son prácticas habituales.

Los despidos voluntarios se producen tanto entre el personal de los pabellones como entre la plantilla de atención al público contratada por la Expo. «Me contrataron para atender a visitantes y acabé en un torno de entrada haciendo el trabajo de los compañeros que se escaquean», comenta Sara G, una trabajadora que se acaba de despedir.

Expoagua no ha facilitado el número exacto de bajas registradas durante estos primeros días, aunque fuentes de la muestra señalan que no les han pillado por sorpresa. No en vano, hace mes y medio se creó una bolsa de empleo con más de mil currículos para cubrir vacantes.

Consideran que el sueldo es bajo para el esfuerzo que tienen que hacer
Las empresas de trabajo temporal que colaboran con los participantes también están cubriendo ya puestos vacantes. «En cuanto encuentran algo mejor, se van. Es normal, la Expo no es el trabajo de su vida», señalan.

El personal llegó a Ranillas la última semana de mayo y las primeras bajas se produjeron antes de la inauguración. «Aguanté diez días, lo que tardaron en darme el contrato, pero hay compañeros que se fueron al segundo día y otro cuando vio el uniforme », señala David S.

Ellos ya lo han dejado
«Ese trabajo era un caos. Me mandaban correos electrónicos por la noche para decirme a qué hora tenía que ir al día siguiente y a veces, cuando estaba de camino, me llamaban para que no fuera. Estaba 12 horas al día de pie y no podía beber agua porque decían que daba mala imagen», explica David, de 28 años, que trabajó en uno de los pabellones más emblemáticos de Ranillas.

«Pasar ocho horas seguidas de pie es agotador, sobre todo con los incómodos zapatos del uniforme. Además, me han asignado un puesto inferior a mi preparación, no han debido mirar ni el curriculum. Me voy porque creo que sirvo para algo más que recoger entradas en la puerta de la Expo», dice Sara, de 31 años, que acaba de presentar su dimisión.

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Fuente: Juventud Obrera Cristiana

"No podeis servir a Dios y al dinero" / Video-reflexión: P. Jesús Higueras

domingo, 15 de junio de 2008

La Iglesia existe para los cansados y oprimidos / Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

El padre Raniero Cantalamessa comenta la liturgia dominical
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del próximo domingo.

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XI Domingo del tiempo ordinario
Éxodo 19, 2-6a; Romanos 5, 6-11; Mateo 9, 36-10,8
En el Evangelio de este domingo nos encontramos con la presentación oficial del colegio apostólico: "Los nombres de los doce apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro...". Se menciona claramente el primado de Pedro en el colegio de los apóstoles. No dice: "Primero Pedro, segundo Andrés, tercero Santiago...", como si se tratara simplemente de una serie. Se dice que Pedro es el primero en el sentido fuerte de que es cabeza de los demás, su portavoz, quien les representa. Jesús especificará más tarde, en el mismo Evangelio de Mateo, el sentido de ser "primero", cuando dirá "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia...".


Pero no quería detenerme a analizar el primado de Pedro, sino más bien el motivo que lleva a Jesús a escoger a los doce y a enviarles. Se describe así: "Jesús al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor". Jesús vio la muchedumbre y sintió compasión: esto le llevó a escoger a los doce apóstoles y a enviarles a predicar, a curar, a liberar...

Se trata de una indicación preciosa. Quiere decir que la Iglesia no existe para ella misma, para su propia utilidad o salvación; existe para los demás, para el mundo, para la gente, sobre todo para los cansados y oprimidos. El Concilio Vaticano II dedicó un documento entero, la
Gaudium et spes, a mostrar cómo la Iglesia existe "para el mundo". Comienza con las conocidas palabras: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón".

"Al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor". Los pastores de hoy, desde el Papa hasta el último párroco de pueblo, se presentan, desde esta perspectiva, como los depositarios y continuadores de la compasión de Cristo. El fallecido cardenal vietnamita F.X. Van Thuan, que había pasado trece años en las prisiones comunistas de su país, en una meditación dirigida al Papa y a la Curia Romana, dijo: "Sueño con una Iglesia que sea una 'puerta santa' siempre abierta, que abrace a todos, llena de compasión, que comprenda las penas y los sufrimientos de la humanidad, una Iglesia que proteja, consuele y guíe a toda nación hacia el Padre que nos ama".

La Iglesia debe continuar, tras su ascensión, la misión del Maestro que decía: "Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso...". Es el rostro más humano de la Iglesia, el que mejor le reconcilia con los espíritus, y que permite perdonar sus muchas deficiencias y miserias. El padre Pío de Pietrelcina llamó al hospital que fundó en San Giovanni Rotondo "Casa de alivio del sufrimiento": un nombre hermosísimo que sin embargo se aplica a toda la Iglesia. Toda la Iglesia debería ser una "casa de alivio del sufrimiento". En parte, hay que reconocer que lo es, a no ser que cerremos los ojos a la inmensa obra de caridad y de asistencia que la Iglesia desempeña entre los más desheredados del mundo.

Aparentemente las muchedumbres que vemos a nuestro alrededor, al menos en los países ricos, no parecen "cansadas y abatidas", como en tiempos de Jesús. Pero no nos engañemos: tras la fachada de opulencia, bajo los techos de nuestras ciudades, hay mucho cansancio, soledad, desesperanza, y a veces incluso desesperación. No parecemos muchedumbres "sin pastor", dado que muchos luchan en todos los países para convertirse en pastores del pueblo, es decir, en jefes y controladores del poder. Ahora bien, ¿cuántos entre ellos están dispuestos a llevar a la práctica el requisito de Jesús: "Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis"?

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[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina]


El Evangelio del domingo 15 de Junio:
"El Reino de los Cielos está cerca" ( Mateo 9, 36-10, 8)
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"Lo que habéis recibido gratís, dadlo gratís" / Video-reflexión: P. Jesús Higueras

Ante la crisis alimentaria: Reformas, compartir, austeridad / Autor: Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, (ZENIT.org-El Observador).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, sobre la crisis alimentaria mundial que lleva por título "Reformas, compartir, austeridad".

* * *


VER

Las amas de casa, aún de las poblaciones más lejanas, están resintiendo el alza de precios en alimentos básicos. Los economistas avizoran que este panorama no tiene indicios de cambiar a corto plazo. Es un fenómeno típico de la globalización, que rebasa gobiernos e instituciones. La inestabilidad en los precios del petróleo, los subsidios de los países ricos a sus agricultores, el uso de alimentos para producir combustibles, la especulación financiera de las Bolsas, etc., intentan explicar en parte esta crisis.

¿Qué hacer? Se deben denunciar y atacar las raíces estructurales; pero, ¿qué nos toca a nosotros? Es un recurso fácil culpar de todos los males al gobierno en turno y al sistema neoliberal; pero reducirnos a lamentos y críticas no soluciona el problema. Quizá nos consuela aparecer como muy enterados del asunto y con muchas soluciones, pero el sistema no cambia sólo porque nosotros lo exigimos. Debemos buscar alternativas más cercanas y posibles.

JUZGAR

Jesucristo nos ordena preocuparnos por quienes no tienen con qué alimentarse. Cuando los corazones están dispuestos a compartir lo poco que tienen, se hace el milagro de la multiplicación; alcanza y sobra (cf Mc 6,35-44). Pero el egoísmo, que hace a unos enriquecerse y ser insensibles ante quienes no tienen qué comer (cf Lc 16,19-31), produce un infierno en la sociedad, por las desigualdades injustas, que hasta guerras pueden generar.

Dios da de comer hasta a los pájaros; pero no en el nido. Tienen que salir a buscar, para no morir de hambre. Si trabajan, nada les va a faltar. Quien no trabaja, no tiene derecho ni a comer (cf 2 Tes 3,10-12).
Hace poco, dijo el Papa Benedicto XVI a los participantes en una reunión de la FAO: "La creciente globalización de los mercados no siempre favorece la disponibilidad de alimentos, y los sistemas productivos con frecuencia se ven condicionados por límites estructurales, así como por políticas proteccionistas y fenómenos especulativos que dejan a poblaciones enteras al margen de los procesos de desarrollo. A la luz de esta situación, es necesario reafirmar con fuerza que el hambre y la desnutrición son inaceptables. El gran desafío de hoy consiste en globalizar no sólo los intereses económicos y comerciales, sino también las expectativas de solidaridad.

Os exhorto a continuar las reformas estructurales que son indispensables... La pobreza y la desnutrición no son una mera fatalidad. El derecho a la alimentación responde principalmente a una motivación ética: "dar de comer a los hambrientos" (cf. Mt 25, 35), que apremia a compartir los bienes materiales como muestra del amor que todos necesitamos y permite combatir la causa principal del hambre, es decir, la cerrazón del ser humano con respecto a sus semejantes que disuelve la solidaridad, justifica los modelos de vida consumistas y disgrega el tejido social, preservando, e incluso aumentando, la brecha de injustos equilibrios, y descuidando las exigencias más profundas del bien.

La Iglesia católica quiere unirse a este esfuerzo. Basándose en la antigua sabiduría, inspirada por el Evangelio, hace un llamamiento firme y apremiante, que sigue siendo de gran actualidad: "Da de comer al que está muriéndose de hambre, porque, si no le das de comer, lo matarás".

ACTUAR

Son necesarias reformas estructurales, sí; pero éstas nos rebasan a la mayoría. En cambio, la solidaridad, que es darse al que está solo, está al alcance de todos, incluso de los pobres. Hay que compartir con quien sufre más que nosotros, y abrir el corazón para estar cerca de quien más padece las consecuencias de la crisis alimentaria. Hay que evitar gastos innecesarios, lujos superfluos, modas transitorias, antojos momentáneos. En vez de consumir tanto refresco embotellado, hacer aguas frescas en casa; en vez de tanto uso de celular, moderación; en vez de gastar en caprichos personales, ahorrar; en vez de ir tanto a los centros comerciales, y gastar por gastar, reducirse a lo indispensable. Educar a los niños y jóvenes en la austeridad, asumiendo por convicción un estilo sobrio de vida.

Intercesores con Cristo / Autor: Maximiliano Calvo, fundador de la Comunidad de Jerusalén

La ley fundamental: Permanecer en Él

'Si alguno me ama, guardará mí Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la Palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.' (Jn 14,23-24).

1. Colaboradores secundarios, pero necesarios

El intercesor tiene que colocarse en el centro de distribución de la misericordia de Dios para influir en su reparto a favor de la humanidad. Esto es muy importante, pero insuficiente. El éxito de nuestros trabajos con Dios o para él depende en último caso de Dios y de nuestra colaboración sometida a él y dirigida por él.

Existe el peligro de equivocarnos, y creo que de hecho este error es muy frecuente y se produce cuando pensamos que nuestra colaboración con Dios se realiza en un plano de la igualdad, es decir, cuando creemos que nuestro trabajo es de la misma calidad que el suyo o tiene tanta importancia como el suyo; como si se tratara de una sociedad en la que uno pone una parte pequeña del capital al lado de otro que pone la parte mayoritaria. Ahora bien, lo que nosotros tenemos que aportar no es de la misma calidad ni del mismo valor que lo que aporta el Señor.

· Los discípulos somos, como intercesores, colaboradores secundarios y dependientes. Con esto queremos decir que nosotros no somos de la misma categoría que nuestro socio principal, sino que nuestra colaboración es necesaria únicamente porque él quiere tenerla, pero no porque la necesite; y por otra parte, que nuestra colaboración no serviría de nada, si no estuviera marcada por el sello de su poder y su presencia.

· En segundo lugar, esta colaboración, a pesar de ser tan pequeña, está condicionada por nuestra relación con el Señor. El cristiano es, no lo olvidemos, alguien que está en Cristo. Desde esta posición es como tiene que realizar todas sus operaciones de discipulo. Y es en definitiva su modo de estar en Cristo vitalmente lo que le califica como intercesor apropiado, ya que en último caso ~digámoslo una vez más- sólo hay un Sumo Sacerdote, un intercesor válido ante Dios, y éste es su Hijo.

2. Principio fundamental: permanecer en Él

Los acontecimientos y los trabajos de la vida suelen tener muchos puntos de referencia, suelen apoyarse en numerosas situaciones y circunstancias para desarrollar sus objetivos; por eso es necesario tenerlos todos en cuenta, si no queremos fracasar, y darles a cada uno la importancia que tiene ni más ni menos. Este principio hay que aplicarlo a la tarea de la intercesión. Por eso, hablamos de un principio fundamental del que hay que partir para no fracasar: se trata de «estar y permanecer en Cristo».

· Este principio no es resultado de una investigación ni de un acuerdo entre Dios y los hombres, sino simplemente una norma establecida por el Dios soberano. A nosotros sólo nos queda la oportunidad de aceptarla o rechazarla, pero nunca de cambiarla; aunque lo intentáramos y llegáramos a conseguirlo, veríamos que no funcionaba.

3. La permanencia en la Palabra de Dios

Puesto que la Palabra es la fuente de información a través de la cual Dios nos habla, y además es totalmente fiable, conviene que partamos de lo que ella nos dice, en este caso por boca de nuestro intercesor:

1) La permanencia en él es un mandato y la posición correcta para dar fruto: «Permaneced en mí como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por si mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros, sí no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos» (Jn 15,4).

2) Jesucristo es la morada normal de sus discípulos:

«Habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios» (Col 3,3). «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece en mi y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5).

3) La permanencia en él es la condición fundamental para un buen intercesor: «Sí permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7).

La permanencia no significa estar a su lado, sino estar viviendo en él su misma vida, con una vida personal tan transformada en la suya que parece fundida en la suya, perdida en la suya, hasta el punto de recibir la vida de él como el sarmiento la recibe de la cepa. Cuando no sucede esto, no podemos dar fruto o lo que el Señor llama fruto, que con frecuencia no coincide con lo que los hombres llamamos así.

· No hay distintas clases de cepas de las que podemos recibir vida y capacidad; sólo hay una y ésta es Jesucristo. Cuando nos autoinjertamos en otras cepas no recibimos vida y, en consecuencia, tampoco producimos frutos de vida. El intercesor es, según este planteamiento, aquel que vive en él, recibe vida de él, pide lo que quiere ~e acuerdo con el Sumo Intercesor con el que vive identificado, y por tanto no sabe pensar ni querer ni pedir otra cosa distinta- y para terminar consigue lo que pide.

4. La prueba de la permanencia

¡Separados de él no podemos hacer nada! Y sin embargo apenas nos preocupamos de ver si estamos en él o separados de él y, en el primer caso, si estamos bien o mal injertados. ¿Por qué será? Cuando tratamos asuntos importantes necesitamos pruebas y seguridades. ¿No es lógico que, tratándose de algo tan importante como de la posibilidad de alcanzar para el mundo la misericordia y el poder de Dios, tratemos de ver si estamos en condiciones de hacerlo? ~Cómo lo podemos saber? También tenemos la respuesta en la Palabra y por boca del mismo Señor: Si guardamos sus mandamientos.

1) Es la condición primera para ser discípulo, es decir, antes de soñar con una permanencia real y profunda en él y mientras estamos recorriendo el camino del acercamiento, ya hemos de caracterizarnos por guardar sus mandamientos. ¡Cuánto más habrá que guardarlos si queremos permanecer en él! Es imposible permanecer en él y no guardar sus mandamientos, como es imposible, por ejemplo, que estén juntas la luz y las tinieblas: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos» (Jn 8,31).

2) Guardar sus mandamientos -su Palabra- es la señal de que amamos a Dios: «En esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos» (1 Jn 5,3). Más aún: es señal de que el amor de Dios viene a nosotros: «Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor» (Jn 15,10).

3) Por tanto el resultado siguiente es la comunión en el amor de la Trinidad: «Si alguno me ama, guardará mí Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn 14,23). Y entonces y desde ahí nada es imposible.

5. A ejemplo del Sumo Intercesor

Dicen el Espíritu y la Palabra: «Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él» (1 Jn 2,6). Ni más ni menos. Jesús nos dio ejemplo de su modo de vivir la permanencia en el Padre y nos enseñó acerca de ella.

· Aunque el amor no se puede separar de la realidad, necesitamos tener algún tipo de baremo práctico para poder analizar nuestro amor y saber por dónde nos movemos:

este baremo es la propia vida. Los hechos concretos de nuestra experiencia dicen por si mismos algo acerca de lo que se esconde detrás de ellos, cuáles son las causas que los motivan, hacia dónde se dirigen, qué efectos producen, etc. Estos datos nos definen el amor real o, silo preferimos, la realidad del amor. ¡Vivir como él vivió! Pero ¿cómo vivió?

· Vivió unido al Padre:

«Yo vivo por el Padre» (Jn 6,57).

«El Padre y yo somos uno» (Jn 10,30).

· Para dar gloria al Padre:

«Yo te he glorificado en la tierra» (Jn 17,4).

«Todo lo que pidiereis al Padre en mí nombre, yo lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14,13).

· Haciendo la voluntad del Padre:

«He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 6,38).

· Llevando a cabo con perfección la misión encomendada:

«Te he glorificado. .. llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar» (Jn 17,4).

«Todo está cumplido» (Jn 19,30).

....................................
Texto extraido del apartado 15 del libro

INTERCESORES CON CRISTO
Aproximación a la misión intercesora del cristiano como miembro de un pueblo sacerdotal llamado y capacitado para interceder con Cristo ante el Padre.
Ed Luis Vives, 188 p. Autor: Maximiliano Calvo.
Primera Edición 1997, Sexta Edición 2001

Fuente: Comunidad de Jerusalén

sábado, 14 de junio de 2008

"A vosotros os basta decir sí o no" / Video-reflexión: P. Jesús Higueras

Diario inglés anuncia que Presidente Bush podría convertirse al catolicismo

ROMA, (ACI).- El diario inglés The Telegraph, en su edición de hoy al informar sobre el encuentro privado del Papa Benedicto XVI con el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, publicó una nota en la que señala que el mandatario estadounidense estaría cerca de convertirse al catolicismo.Esta publicación afirma que durante el encuentro, el Presidente subía las escaleras que daban a la Torre de San Juan, en los jardines vaticanos, repitiendo "¡Qué honor, qué honor, qué honor!"

Tras oír al coro que cantó para ambos, siguieron su camino hasta la gruta de la
Virgen de Lourdes, precisa The Telegraph, en donde Bush no se arrodilló, pero "se cree que sí rezó con el Papa en privado", como lo hicieron "en la Oficina Oval de la Casa Blanca".

The Telegraph indica luego que distintos diarios italianos han estado comentando la noticia, especialmente Il Foglio. Esta publicación italiana cita a un "eclesiástico que conoce bien la Curia romana y los Estados Unidos". Según esta fuente "todo es posible, especialmente para alguien renacido como Bush. Ciertamente si cualquier cosa debiera suceder, será después de culminar su mandato presidencial, no antes. Similar a (Tony) Blair, pero con contextos ligeramente diversos".

Este diario italiano recuerda también que el ex gobernador de Florida y hermano del mandatario, Jeb Bush, ya se ha converti
do al catolicismo; y que la conversión de George debería ser más sencilla que la del "líder laborista (Blair)".

De otro lado, ya el 13 de abril, antes de que el Papa llegara a Estados Unidos, el diario estadounidense The Washington Post publicaba un artículo titulado "A catholic wind in the White House" (Un viento católico en la Casa Blanca), en el que comparaba el caso de Bush con el de Tony Blair, ex Primer Ministro inglés que se convirtió al catolicismo al dejar su cargo.

Este artículo citaba, sin mencionarlo, al P. George William Rutler, un sacerdote converso del anglicanismo en 1979 y amigo de Bush, que comentaba que al mandatario "lo que lo fascina del catolicismo es su plausibilidad histórica. Aprecia la teología sistemática de la
Iglesia, su fuerza de persuasión y su estabilidad intelectual". "Bush respeta el modo en el que el catolicismo comienza, con la noción de que el papado es querido por Dios y que el Papa es el Sucesor de Pedro".

The Washington Post afirmaba también que George W. Bush "actualmente asiste a una iglesia episcopaliana en Washington y pertenece a una iglesia metodista en Texas".

viernes, 13 de junio de 2008

El silencio desencadena los frutos / Autores: Conchi y Arturo

"El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio.
El fruto del servicio es la paz."
( Beata Teresa de Calcuta)


La sabiduría de la Madre Teresa de Calcuta nos enseña el verdadero camino práctico para poner la fe por obras. Personalmente debemos tener tiempo para el silencio y acoger la gracia de Dios en el corazón. Nada de lo que hagamos en grupos o parroquias como actividad dará frutos si no tiene como fundamento la suma de muchas oraciones personales realizadas en el silencio para el bien propio y común.

Poner la fe por obras es cumplir el primer mandamiento: Amar al Señor sobre todas las cosas. Quien ama desea tener relación con el amado. La oración personal es el motor de toda la vida espiritual. Jesús advierte a sus discípulos: "vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí". (Juan 15, 4).

Acoger la fe y hacerla crecer en el Amor de Dios es algo que nos llevará toda la vida. El mejor bien que podemos aportar a nuestra comunidad es el de amarnos los unos a los otros como Dios mismo nos ama. Esa es la esencia de toda vocación cristiana.

El crecimiento personal en la fe se produce cuando aceptamos interiormente que somos débiles. Sólo Dios puede transformar con su Amor aquello que nos impide amar y entrar en comunión con los demás: egoísmo, orgullo, heridas emocionales, complejos, miedos, individualismo, autoritarismo...

María Armenteros, fundadora de la Comunidad de los Siervos de Cristo Vivo, cuenta como el Señor en su oración personal le pidió que tuviera tiempo para Él de silencio en el cual le mostraría las cosas que deseaba cambiar en ella. Cuando María tuvo el convencimiento interior de que el Señor le pedía ese tiempo añadido de silencio, ya predicaba por todo el mundo de forma masiva, realizando retiros y encuentros con laicos, sacerdotes y obispos.

Pero Dios siempre desea hacernos crecer más para poder utilizarnos como auténticos instauradores de su Reino. A María Armenteros el Señor le muestra cada día cosas que desea cambiar en ella y con la oración las va transformando. El Amor de Dios va apoderándose del corazón de María y la hace eficaz en cualquier servicio para su Iglesia.

La eficacia en el servicio es el Amor de Dios que damos a los demás con nuestra propia vida. El fruto debe ser que las personas tengan un encuentro y experiencia personal con el Amor del Señor y desde ese momento decidan convertirlo en el centro de su vida. Cuando somos nosotros los protagonistas de las actividades y la gente acude porque les caemos bien, somos divertidos, simpáticos, tenemos un lenguaje atractivo y una personalidad atrayente..., el resultado puede ser humanamente y en apariencia espectacular, pero vacio espiritualmente. Si nosotros somos el centro de la vida pastoral, no lo será Jesús. La evangelización consiste en eso, en llevar a las personas a sentirse amadas y amar a Dios.

Por eso, porque muchas veces hemos servido sin orar, nos sentimos vacíos y sin paz. El servicio es un fruto de la llamada del Amor de Dios en nosotros y para los hermanos. La beata Teresa de Calcuta lo resume así: "Dios no pretende de mí que tenga éxito. Solo me exige que le sea fiel. Nosotros predicamos un Dios bueno, comprensivo, generoso y compasivo. Pero, ¿lo predicamos también a través de nuestras actitudes? Si queremos ser coherentes con lo que decimos todos deben poder ver esa bondad, ese perdón y esa comprensión en nosotros".


Estamos llamados a ser como niños, a ponernos en el regazo de nuestro Padre para que nos alimente y nos haga crecer en la escucha de su voz para ser fieles a su voluntad. Por eso ahora te invitamos a que humildemente dejes que un niño oré por tí en el siguiente video en 1 minuto:

Ahora sigue orando ante el Santísimo Sacramento con fray Nelson Medina:

Eucaristía y pedagogía del amor contra la prostitución femenina / Autor: Mirko Testa

La experiencia de las Adoratrices, una congregación nacida en España en 1856

ROMA, (ZENIT.org).- La mayoría de las mujeres obligadas a prostituirse que recibe un apoyo personalizado e integral, a lo largo de un tiempo adecuado, logra cambiar de vida y recuperar la autonomía perdida.

Es la experiencia relatada por sor Aurelia Agredano, española, de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, durante un congreso internacional dedicado a las religiosas que luchan contra la trata de seres humanos, celebrado en Roma hasta el 6 de junio.

Interviniendo el 4 de junio, sor Aurelia explicó los proyectos llevados adelante por su congregación, nacida en 1856 en Madrid para combatir el tráfico de mujeres para la explotación sexual, y que hoy cuenta con cerca de 1.300 religiosas en 22 países (en casi toda América Latina y también en Japón, Camboya y Vietnam).

La fundadora, santa María Micaela del Santísimo Sacramento, pertenecía a la aristocracia española, y era muy activa desde la juventud en el apostolado y en las obras caritativas. Un vez, visitando a los enfermos del Hospital de San Juan de Dios en Madrid, y prestando asistencia a las muchachas afectadas por enfermedades venéreas, conoció a una joven enferma "la chica del chal", que había caído víctima de la mala vida, convenciéndola para que regresara con su familia. Fue entonces cuando descubrió la realidad social de la prostitución y decidió fundar colegios para ayudar a estas chicas, víctimas de la miseria y la ignorancia.

Sor Aurelia Agredano, que ha vivido durante ocho años en estrecho contacto con esta realidad y con muchachas de diversos países caídas en la red de la trata, ha hablado a Zenit del proyecto "Esperanza", creado en 1999 en España. "Es un programa que pone en el centro a la mujer, con su realidad concreta y que exige una elección hecha en plena libertad", explica.

"Más precisamente -añade--, es un camino marcado por etapas caracterizadas por objetivos concretos y por diversas estructuras de acogida, donde la mujer es la auténtica protagonista y la destinataria de una atención individualizada e integral desde el punto de vista físico, psíquico, social y espiritual".

"De este modo -afirma la religiosa- desde la ‘vida cotidiana' en nuestras ‘Casas de familia', empezamos a recuperar la confianza perdida, empiezan a participar activamente, a recuperar una vida normal con el estudio, la búsqueda de un empleo, hasta llegar a la completa autonomía".

Por las tres casa de acogida españolas han pasado unas cincuenta mujeres, pero son cerca de 300 las que están en contacto. "Somos muy activas en la denuncia social -relata--, con acciones programadas a través de los medios de comunicación, revistas, video; animamos acciones de sensibilización para generar espacios comunes de reflexión crítica, pero sobre todo nos empeñamos en la formación".

"Nuestra fundadora veía en la formación el único medio de salvación o rescate para estas chicas -añade--. Por esto son importantes la promoción y la reinserción sociales, de otro modo se corre el riesgo de hacerlas caer de nuevo en el mismo círculo vicioso".

"El itinerario de liberación de las jóvenes dura cerca de dos años -dice sor Aurelia- y no es sencillo. Al principio hacemos sensibilización en las comisarías, en los centros para inmigrantes, en las embajadas". "En las casa de acogida, vivimos junto a ellas, tratando de crear un clima de familia, con todas las dificultades que se derivan de la diversidad de lengua y de las dinámicas psicológicas consecuencia de los sufrimientos que han padecido".

A menudo, sin embargo, no faltan amenazas y riesgos de chantaje por parte de la criminalidad que gestiona el tráfico. "Tratamos de ser muy prudentes -admite sor Aurelia- y ágiles para cambiar vivienda de un puesto a otro. En Bélgica, hemos tenido que cerrar una casa porque nos habían amenazado".

Al final del itinerario, las chicas pueden decidir si vuelven a su país o se quedan. "En este caso, damos la oportunidad de estudiar la lengua, formarse y buscar un trabajo", precisa la religiosa.

La financiación de los proyectos proviene en general de la misma congregación o de fundaciones relacionadas, alguna vez de subvenciones públicas y privadas.

"Nuestra misión -añade- se alimenta en la adoración continua de Jesús Eucaristía, en espíritu y verdad, y encaminada a liberar y promover a la mujer explotada por la prostitución o víctima de otras situaciones de esclavitud".

"Nosotras las Adoratrices queremos mirar al mundo a partir de la Eucaristía -dice sor Aurelia--; el Dios que adoramos en el Sacramento es el mismo que encontramos cada vez en las mujeres a las que somos enviadas".

"Como Adoratrices, afrontamos la realidad de la mujer víctima de la trata, desde una espiritualidad y una pedagogía concretas: la espiritualidad eucarística y la pedagogía del amor".

El secreto, dice, esta todo aquí: "Educar en libertad y con amor, ‘sin castigos ni durezas', como afirmaba nuestra fundadora. Respetar a las jóvenes. Creer en ellas. Hacer que cada joven se sienta importante y protagonista de su camino".

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Traducido del italiano por Nieves San Martín

La fuente de todo amor / Autor: Henri Nouwen

Sin el amor de nuestros padres, hermanas, hermanos, cónyuges, los amantes y amigos, no podemos vivir. Sin amor morimos.
Sin embargo, para muchas personas este amor les llega roto y de forma limitada. Puede ser viciado por el juego del poder, los celos, el resentimiento, la venganza, e incluso el abuso. No hay amor humano
perfecto. Por eso nuestros corazones tienen deseo de amor. A veces el amor humano es tan imperfecto que apenas podemos reconocerlo como tal.

Con el fin de no ser destruidos por las heridas infligidas por
el amor humano imperfecto, debemos confiar en que Dios es la fuente autentica del amor. La fuente de todo amor. El amor de Dios es ilimitado, incondicional, el amor perfecto, y no está muy lejos de nosotros: es el regalo del Espíritu de Dios habita en nosotros.


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Fuente: Henri Nouwen Society

Brian Kolodiejchukl: «Madre Teresa no quería brillar»

-"Ella quería llevar Dios a los «agujeros negros» donde están los más pobres"
-"La Madre Teresa no podía pasarse ni un solo día sin la misa y sin recibir la comunión. Le daba una enorme importancia a la adoración del Santísimo Sacramento, mínimo una hora al día"

Publicamos una nueva entrevista editada por el diario La Razón, al padre Brian Kolodiejchukl, postulador de la causa de canozizzación de la Madre Teresa de Calcuta. Hemos incidido en los últimos días en este tema por la importancia del testimonio de la vida espiritual de la fundadora de las Misioneras de la Caridad, que sin duda sirve de luz para el camino de cuantos deseen seguir a Cristo. En las respuestas de hoy el padre Brian Kolodiejchukl aporta nuevas revelaciones sobre el día a día de Madre Teresa de Calcuta. La entrevista se realizó con motivo de la presentación por parte de la Editorial Planeta del libro sobre las cartas privadas de «La Santa de Calcuta»

Luisa Moreno
MADRID-El padre Brian Kolodiejchukl conoció a la Madre Teresa en 1977 y trabajó con ella hasta su muerte en 1997. Actualmente es el postulador de su causa de canonización y acaba de presentar en Madrid la versión en español de su libro «Ven, sé mi luz» (editorial Planeta).

-¿Qué pensaría la Madre Teresa si viera sus cartas publicadas?
-Si estuviera viva, estaría horririzada. Ella misma repitió varias veces que por favor se destruyeran todas sus cartas. Sin embargo, estoy convencido que ahora, viéndolo todo desde arriba, ella estaría de acuerdo. Su lucha espiritual, forma parte de su carisma y puede ayudar a regresar a la práctica de la fe a muchas personas.


-¿Podría considerarse a la Madre Teresa como la patrona de los que están buscando a Dios?
Efectivamente. También podría ser la patrona de los que no ven a Dios.

-¿Viene reflejado en sus cartas cómo se apoyaba la Madre Teresa en los sacramentos y en la oración?
-La Madre Teresa no podía pasarse ni un solo día sin la misa y sin recibir la comunión. Le daba una enorme importancia a la adoración del Santísimo Sacramento, mínimo una hora al día. Las 4 horas de oración diarías son lo que dan la fuerza y la capacidad a las hermanas para hacer lo que hacen.

-Algunos sólo resaltan la labor social de la Madre Teresa. ¿ Cuál sería su diferencia con una ONG?
-Las ONG hacen las cosas por algo. Nosotros lo hacemos por alguien. La intención de la Madre era ser compañía, amor, presencia del amor de Dios para la gente. Ella quería llevar Dios a los «agujeros negros» donde están los más pobres de los pobres. Ella no quería brillar, sino que brillara Dios a través de ella.

-¿Qué es lo que está resultando más complicado del proceso de canonización de la Madre Teresa?
-Conseguir demostrar un milagro por su intercesión. Nos presentaron un caso claro de una curación inexplicable médicamente. Sin embargo cuando lo investigaron formalmente, el enfermo explicó que también había pedido su ayuda al Padre Pío, con lo que no quedó demostrada la exclusiva intercesión de la Madre Teresa. Necesitamos que la gente le pida únicamente a ella.

-¿Cómo puede ayudar este libro a un no creyente?
-Ella es una prueba latente de que aún cuando no se tiene un sentimiento, se puede seguir siendo fiel. Si ibas a Calcuta, no te explicaba nada, simplemente te ponía a hacer cosas y entonces entendías.

-¿No tiene miedo de que puedan ser manipuladas las cartas?
-Estoy convencido de que al leer el libro se entenderá mejor el significado de la prueba, que no crisis de fe, de la Madre Teresa. Cuando más nos amos Jesús es cuando estaba en la Cruz. No hay contradicción entre la vida externa de la Madre Teresa y su vida interna.

-¿Se podría decir entonces tenía sed de Dios?
-Por supuesto. Y esa sed de Dios la veía también en los países más desarrollados. Por eso abrío tantas casas en los países ricos, por todos los que sentían abandono. «Lo importante es cómo das el plato de lentejas, no lo que les das de comer» repetía ella a menudo.

-La Madre Teresa, ¿una santa de nuestro tiempo?
-Ella misma decía que de ser santa, sería una madre ausente del cielo para traer la luz a las almas. Sobre todo para aquellos que se sienten no amados (que es el mal más característico de nuestro tiempo). Ella nos recuerda lo que el amor es caridad y que hay que ser fiel, independientemente de lo que esté sintiendo.

Testimonios de Iván y Mirsa de como el Señor les rescató de la droga

Viven en la casa de Medjugorje de la Comunidad Cenáculo con 80 jóvenes más
Trabajo y oración para salir de la heroína
L. Moreno/M. Velasco (La Razón)
MEDJUGORJE- Aunque la «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra sobre la colina de Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia, aquí, en Medjugorje, cerca de la colina de las apariciones de la Virgen, cuentan con una de las casas más numerosas, en la que conviven 80 jóvenes adictos a la droga. El alma de la comunidad es Sor Elvira Pettrozi, una religiosa italiana que, sin ninguna formación en psiquiatría o en psicología, fundó en 1983 la primera casa de acogida y ha conseguido liberar a cientos de jóvenes drogadictos de su adicción. Trabajo, oración y amistad verdadera es lo que consigue sacar a estos jóvenes de la desesperación, la tristeza y la dependencia. Un horario muy estricto, trabajo y oración: ése es el secreto de sor Elvira.


Uno de estos jóvenes es Iván, que llegó a la comunidad huyendo de la Policía: «Fuera de aquí yo era un esclavo. Tenía mucho dinero y, cuando empezó la guerra, como me daban dinero en casa, me sentía superior a los demás. No estaba a acostumbrado a esforzarme, me hacía muchas preguntas y busqué las respuestas en lugares equivocados, hasta que la heroína fue la respuesta a todo», recuerda.

«No sabía vivir»

«Llegué drogado. Pero nadie me preguntó nada, ni qué drogas había tomado, ni si había matado a alguien, ni de qué religión era. Nadie me juzgó. Sin embargo, todos me abrazaron», recuerda conmovido.

«Cuando llevaba aquí tres meses, me mandaron como trabajo ordeñar dos vacas, a las cuatro y media de la mañana. La primera noche no dormí. Si me quedaba dormido no habría leche para el desayuno, ¡y 80 ex-drogadictos me matarían! Al darme ese trabajo, entendí que confiaban en mí y entonces empecé a mejorar», prosigue Iván.

«Cuando entré me pusieron un ángel (cuidador), que era pesadísimo. Me decía por favor y gracias. Yo no estaba acostumbrado a eso y me ponía enfermo. Dormía en la litera encima de la mía, y hasta venía al cuarto de baño y llamaba a la puerta si tardaba para ver si estaba bien. Comprendí que el problema no era la droga: era que yo no sabía vivir. Aquí he aprendido a vivir. ¡Cristo es el Maestro que te enseña a vivir! El Señor nos ha dado otra oportunidad, ¡...a nosotros!», recalca Iván.

Mirsa, otro joven toxicómano reincidente, llegó a la comunidad cuando apenas tenía 16 años. «Empecé a drogarme muy joven. Mi vida era unos amigos que en realidad eran mis peores enemigos; una novia a la que nunca amé; la heroína y la música. Cuando llegué, yo ya había probado de todo; me había desintoxicado incluso durante dos meses, pero siempre volvía. Aquí me aceptaron como era. Desde que he entrado en la comunidad no he vuelto a pensar en drogarme», asegura Mirsa. «No tenemos chicas, ni tabaco, ni drogas, pero yo he vuelto a la vida. Estaba muerto, pero me han rescatado», asegura.

La fuerza de la oración

La comunidad del Cenáculo propone a los jóvenes que acoge un estilo de vida simple, familiar y disciplinado, basado en el redescubrimiento de la oración y del trabajo («ora et labora»). Una vida de amistad verdadera, sacrificio y fe en Jesús. La espiritualidad de la comunidad es profundamente eucarística y mariana. Se alternan en la jornada momentos de oración (rosario, adoración eucarística, liturgia de las horas) con momentos de trabajo y de ocio. Todo ello compartiendo la vida delante de la Palabra de Dios y de los hermanos. Sor Elvira está convencida de que la vida cristiana, en su simplicidad y plenitud, es la respuesta a toda inquietud del corazón y que el encuentro con Dios hace renacer el hombre a toda esperanza.