* «Se comprende que uno se la tome con otro más fuerte: puede ser la envidia la que te lleva a ello. ¿Pero los más débiles? ¿Qué tenemos dentro que nos lleva a esto? Y hoy lo vemos continuamente, en las escuelas, con el fenómeno del bullying, del acoso… Creo que es una de las huellas del pecado original. Así igual que cuando tenemos un buen deseo de hacer una obra buena, una obra de caridad, decimos que es el Espíritu Santo el que me inspira a hacer esto, cuando nos damos cuenta de que tenemos dentro de nosotros este deseo de agredir al otro porque es débil, no lo dudemos: es del diablo. Pidamos al Señor que nos de la gracia de la compasión: esa es de Dios, Él que tiene compasión de nosotros y nos ayuda a caminar»
* «Me senté allí, en silencio. Y rompiendo ese silencio oí la voz clara de Dios. Supe que era Dios porque decía cosasmás bien proféticas a las que yo reaccionaba diciendo: '¿Cómo? ¿Estás de broma?' Quedé transformado, con mi corazón sacudido. Fue como un contacto directo con Dios, me asustó. Poco después fui a confesarme, por primera vez en 20 años. Y me quebranté, con lágrimas. El cura me decía: 'vale, está bien, no pasa nada'. Yo sentía un arrepentimiento extremo por haberme alejado de Dios»