Toma tu vida entre tus manos y date cuenta de que es un don precioso, importante. Nuestra vida debemos vivirla con plenitud dentro de nosotros. Hay algo grande en nosotros que no podemos imaginar.
Comenzamos agradeciendo sin rabia por nuestra vida. El rencor, la ansiedad y los miedos, no le hacen bien a nuestra vida. Aprendamos a hacer análisis muy simples, como hacemos con los chicos y las chicas, a reconocer por los frutos que árbol somos.
Una chica vino a decirme que estaba muy agitada; entonces le pregunté en qué había estado pensando una hora antes, qué había visto, qué es lo que la había turbado para cambiar de humor. Algunas veces somos como el tiempo, porque estamos sumergidos en la naturaleza, somos de naturaleza frágil. No debemos asombrarnos porque cambiemos de humor. Ni nosotros ni otra persona tiene la culpa. No debemos culpar a nadie: es un momento de fragilidad que debemos aceptar y superar. Pero debemos reflexionar porque esto nos pone en la condición de conocernos y de aceptarnos, para luego finalmente amarnos así como somos.
Debemos estar siempre dispuestos a una vida de libertad, porque la verdadera libertad deriva de la verdad. Este es nuestro objetivo: descubrir que sólo en la verdad se puede sentir y vivir la libertad. Esto es lo que nosotros enseñamos a los chicos que siempre se han escondido, siempre han mentido.
Las mentiras las decían antes de drogarse y ustedes, padres, nunca se dieron cuenta porque eran como ellos. Hablaban muy libremente, por teléfono o personalmente, haciendo comentarios de otras personas… después esa persona llega a casa y le sonríes, la abrazas, ¡pero si hace poco la has criticado! Y tus hijos han escuchado todo, y te juzgan. Estas cosas desvían, perturban la mente y el corazón de los jóvenes porque son más sensibles que nosotros, están mucho más atentos a la parte interior, a la verdad.
Después se acostumbraban a todo esto y comienzan ellos también a mentir a sus padres. Ahora les estoy diciendo estas cosas, queridos chicos, y se los estoy diciendo delante de sus padres porque también ustedes mañana serán padres, y aquello que han sufrido cuando eran pequeños , no lo deben repetir otra vez para no hacer sufrir sus niños…
Los hijos deben encontrar unos padres distintos de cuando los han dejado. Nosotros no queremos su dinero porque sus hijos no tienen necesidad de dinero sino de vida transparente, leal, buena. Entonces cuando regresen a casa comprenden que la Comunidad no los ha engañado. La confianza final de los hijos está en ustedes ,padres, y no en nosotros.
La Comunidad les pide que recen, que tomen el Rosario en la mano, que lean la Biblia, que se acerquen a los Sacramentos… Todo esto nunca lo hemos hecho y entonces nuestros jóvenes no han creído en nosotros y se han ido alejando.
Pensamos que el cuerpo se debe mantener bien y comemos tres veces al día, ¿ por qué entonces tenemos miedo de rezar al menos una vez al día? Es una injusticia que le haces a tu vida.
Yo agradezco al Espíritu Santo que me ha inspirado para decir que no al dinero de las instituciones gubernamentales, porque la vida vale más que todos los millones que existen.
Queridos padres, deben dedicarse a hacer lo que les decimos, no basta solo ir al grupo, sino que deben obedecer a la Virgen que nos pide la oración, como hemos hecho nosotros.
Luego aprenderemos que no basta sólo con hablar a nuestros jóvenes, sino que hay que vivir lo que les decimos a ellos que deben hacer. Primero vivamos nosotros y ellos aprenden a vivir mirándonos. Y si tienen grandes heridas que no les permiten aceptar lo que la Comunidad vive en estos días, por favor vayan a confesarse, porque tenemos necesidad de liberarnos la conciencia. Es dentro de nosotros que se desarrolla toda la historia de la vida, no en la apariencia, la imagen, el maquillaje. Las cosas externas han engañado a todos y hay algunos que continúan engañándose.
Si hay alguien que tiene el corazón herido y triste y quizás se siente forzado porque la esposa lo ha traído a toda costa, sepa ese papá que está aquí, como cada uno de nosotros, porque ha sido invitado por la Virgen que está aquí en medio de nosotros y quiere sanar en estos días nuestro corazón.
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