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Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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lunes, 29 de marzo de 2021

Vísperas del Lunes Santo, 29-3-2021


Camino Católico
.- Vísperas del Lunes Santo, 29 de marzo de 2021, emitidas por 13 TV desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid, ubicada en la sede de la Conferencia Episcopal Española. En ‘Vísperas’, diferentes grupos representativos de la Iglesia participan in situ de este rezo en comunidad con los espectadores. El texto completo para seguir las vísperas es el siguiente:

Vísperas – LUNES SANTO 2021

Invitatorio

Vísperas

Invocación

  1. Dios mío, ven en mi auxilio.
    R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
Extiende por el mundo tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda, fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio tu reino de caridad;
alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
el río de la gracia apague la iniquidad.
La gloria por los siglos a Cristo libertador,
su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

Salmodia

Antífona 1: Sin figura, sin belleza, lo vimos sin aspecto atrayente.

Salmo 44,2-10

Las nupcias del Rey

¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25,6)

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Antífona 2: Le daré una multitud como parte, porque expuso su vida a la muerte.

Salmo 44,11-18

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
la traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.

Antífona 3: Dios nos ha concedido generosamente su gracia en su querido Hijo; por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención.

Ef 1,3-10

El Dios salvador

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Lectura Breve

Rm 5, 8-9

Dios nos demuestra el amor que nos tiene en el hecho de que, siendo todavía
pecadores, murió Cristo por nosotros. Así que con mayor razón, ahora que hemos sido
justificados por su sangre, seremos salvados por él de la cólera divina.

Responsorio Breve

V.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.- Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Canto Evangélico

Antifona: Así como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado
en alto el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Adoremos a Jesús, el Salvador del género humano, que muriendo destruyó nuestra
muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu
pasión,
— para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
— para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que
tú nos consuelas.
Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
— para que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
— concede a tus fieles obediencia y paciencia.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
— y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Movidos por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre:
Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y levanta nuestra débil
esperanza con la fuerza de la pasión de tu Hijo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

V.- El Señor esté con vosotros.
R.- Y con tu espíritu.
V.- Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.- Amén.
V.- La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +- y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.- Amén.

V.- Podéis ir en paz.
R.- Demos gracias a Dios.

domingo, 28 de marzo de 2021

Vísperas del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, 28-3-2021

 


Camino Católico.- Primeras Vísperas del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor de este domingo, 28 de marzo, emitidas por 13 TV desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid, ubicada en la sede de la Conferencia Episcopal Española. En ‘Vísperas’, diferentes grupos representativos de la Iglesia participan in situ de este rezo en comunidad con los espectadores. El texto completo para seguir las vísperas es el siguiente:

Vísperas – DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR 2021

Invitatorio

Vísperas

Invocación

  1. Dios mío, ven en mi auxilio.
    R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
Extiende por el mundo tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda, fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio tu reino de caridad;
alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
el río de la gracia apague la iniquidad.
La gloria por los siglos a Cristo libertador,
su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

Salmodia

Antífona 1: Herido y humillado, la diestra de Dios lo exaltó.

Salmo 109, 1-5.7

El Mesías, Rey y Sacerdote

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. (1Co 15,25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Antífona 2: La sangre de Cristo nos ha purificado, llevándonos al culto del Dios vivo.

Salmo 113B

Himno al Dios verdadero

Abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero. (1Ts 1,9)

No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Donde está su Dios»?

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:

tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;

tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.

Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.

Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.

Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.

Antífona 3: Array

Lectura Breve

Hch 13, 26-30a

Hermanos, a vosotros envía Dios este mensaje de salvación. Los habitantes de
Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, pero, al condenarlo a muerte, dieron
cumplimiento a las palabras de los profetas que se leen cada sábado. Y, a pesar de que no
encontraron en él causa alguna digna de muerte, pidieron a Pilato que lo hiciera morir.
Una vez que cumplieron todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo
depositaron en un sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

Responsorio Breve

V.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.- Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Canto Evangélico

Antifona: «Dice la Escritura: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño»; pero,
después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea; allí me veréis», dice el
Señor.

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Oremos humildemente al Salvador del género humano, que sube a Jerusalén a sufrir su
pasión para entrar así en la gloria, y digámosle:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu
pasión,
— para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
— para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que
tú nos consuelas.
Mira con bondad a aquellos a quienes hemos escandalizado con nuestros pecados,
— ayúdalos a ellos y corrígenos a nosotros, para que resplandezca en todo tu santidad y
tu amor.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
— concede a tus fieles obediencia y paciencia.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
— y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Porque la muerte de Cristo nos ha hecho agradables a Dios, nos atrevemos a orar al
Padre, diciendo: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y
muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu
voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un
día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

V.- El Señor esté con vosotros.
R.- Y con tu espíritu.
V.- Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R.- Amén.
V.- La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +- y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R.- Amén.

V.- Podéis ir en paz.
R.- Demos gracias a Dios.

sábado, 27 de marzo de 2021

Primeras Vísperas del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, 27-3-2021

 


Camino Católico.- Primeras Vísperas del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor de este sábado, 27 de marzo, emitidas por 13 TV  desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid, ubicada en la sede de la Conferencia Episcopal Española. En ‘Vísperas’, diferentes grupos representativos de la Iglesia participan in situ de este rezo en comunidad con los espectadores. El texto completo para seguir las vísperas es el siguiente:

Primeras Vísperas – DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR 2021

Invitatorio

Primeras Vísperas

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

Victoria, tú reinarás.
¡Oh Cruz, tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
Extiende por el mundo tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda, fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio tu reino de caridad;
alcancen las naciones el gozo de la unidad.
Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;
el río de la gracia apague la iniquidad.
La gloria por los siglos a Cristo libertador,
su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

Salmodia

Antífona 1: A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado.

Salmo 118,105-112

XIV (Nun) Himno a la ley divina

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros. (Jn 15,12)

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Antífona 2: El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes.

Salmo 15

El Señor es el lote de mi heredad

Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte. (Hch 2,24)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Antífona 3: El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Flp 2,6-11

Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Lectura Breve

1 Pe 1, 18-21

Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio
de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de la creación del
mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los tiempos se ha manifestado por

amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó.
Así vuestra fe y esperanza se centran en Dios.

Responsorio Breve

V. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Canto Evangélico

Antifona: Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron
como el Salvador que había de venir.

Ver antífona alternativa

Magnificat Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Adoremos a Cristo, quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por
ella, porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de nuestros
pecados, supliquémosle, diciendo:
Ten piedad de tu pueblo, Señor.
Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus polluelos bajo
las alas,
— enséñanos a reconocer el tiempo de tu visita.
No abandones a los fieles que te abandonaron,
— antes concédenos la gracia de la conversión y volveremos a ti, Señor, Dios nuestro.
Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo,
— concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu Espíritu.
Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado,
— para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu resurrección.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que reinas en la gloria del Padre,
— acuérdate de los que hoy han muerto.
Porque la victoria de Cristo es nuestra victoria, nos atrevemos a decir a Dios: Padre
nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Oremos:

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y
muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu
voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un
día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

V. Podéis ir en paz.
R. Demos gracias a Dios. 

lunes, 25 de enero de 2021

Papa Francisco en homilía de la Conversión de San Pablo, 25-1-2021: «Si permanecemos en Dios nos acercamos a los demás, y si nos acercamos a los demás permanecemos en Dios»

 


* «Necesitamos la oración como el agua para vivir. La oración personal, estar con Jesús, la adoración, es lo esencial para permanecer en Él. Es el modo de poner en el corazón del Señor todo lo que habita en nuestro corazón, esperanzas y temores, alegrías y penas. Pero, sobre todo, centrados en Jesús en la oración, experimentamos su amor…  Si oramos a Dios en espíritu y en verdad surge la necesidad de amar a los demás y, por otra parte, que «si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros» (1 Jn 4,12). La oración sólo puede conducir al amor, de lo contrario es un ritualismo fatuo. De hecho, no es posible encontrarse con Jesús sin su Cuerpo, formado por muchos miembros, tantos como son los bautizados. Si nuestra adoración es auténtica, creceremos en el amor por todos los que siguen a Jesús, independientemente de la comunión cristiana a la que pertenezcan, porque, aunque no sean “de los nuestros”, son suyos»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News con la homilía del Papa traducida al español

* «El Espíritu sopla donde quiere y por todos los lugares que quiere para conducirnos de nuevo a la unidad. Nos lleva a amar no sólo a los que nos quieren y piensan como nosotros, sino a todos, como Jesús nos enseñó. Nos hace capaces de perdonar a nuestros enemigos y los males que nos han hecho. Nos insta a ser activos y creativos en el amor. Nos recuerda que nuestro prójimo no es sólo el que comparte nuestros valores e ideas, sino que estamos llamados a ser prójimos de todos, buenos samaritanos de la humanidad vulnerable, pobre y sufriente —tan sufriente hoy en día— que yace en las calles del mundo y que Dios quiere levantar con compasión. Que el Espíritu Santo, autor de la gracia, nos ayude a vivir en la gratuidad, a amar incluso a los que no nos corresponden, porque es en el amor puro y desinteresado donde el Evangelio da sus frutos. Por los frutos reconocemos el árbol: por el amor gratuito reconocemos si pertenecemos a la vid de Jesús»

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