Elige tu idioma

Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

escucharlavoz@yahoo.es

Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

Página web de Escuchar la Voz del Señor

Página web de Escuchar la Voz del Señor
Haz clic sobre la imagen para verla
Mostrando entradas con la etiqueta Miedo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Miedo. Mostrar todas las entradas

jueves, 29 de mayo de 2008

Obispos piden a mexicanos no tener miedo para defender la vida

Publicamos el comunicado que emitió este martes la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) "Ante los retos que enfrenta la cultura de la vida".

* * *

Nuestro pueblo tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con unas condiciones más humanas: libres de las amenazas del hambre y de toda forma de violencia. Por esta razón, los Obispos consideramos que es nuestra obligación fomentar una cultura de la vida, don maravilloso que Dios nos ha entregado y que los católicos, creyentes, hombres y mujeres de buena voluntad; estamos llamados a cuidar y defender.

Nuestro país está inmerso en una espiral de violencia ocasionada por los cárteles de la droga. Reconocemos el esfuerzo de las autoridades que combaten este flagelo y elevamos a Dios nuestra oración por todos nuestros hermanos que han muerto víctimas del crimen organizado y pedimos por sus familias. Al Pueblo de México, le pedimos que no se desentienda; que no se siente a esperar la solución, porque ésta depende de todos. Ninguna iniciativa, programa u operativo logrará erradicar este grave problema si no cuenta con la colaboración de la sociedad.

Los Obispos pensamos que el respeto por la vida del ser humano debe comenzar en el momento de la concepción y continuar hasta la muerte natural, por lo que hemos seguido con gran interés las audiencias públicas convocadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, relacionadas con las acciones de inconstitucionalidad contra del dictamen por el que se despenaliza el aborto hasta la doceava semana en el Distrito Federal. Consideramos que los argumentos presentados, desde las diferentes disciplinas, han enriquecido este debate, en el que el factor común es la preocupación por la vida, la del concebido y la de su madre.

Como pastores, agradecemos y seguimos alentando las manifestaciones en favor de la vida que se han dado en varios estados de nuestra nación. Saludamos a todos los hombres y mujeres comprometidos con la promoción de una cultura de la vida y les pedimos que continúen con mucho ánimo e intensifiquen su trabajo en la formación de conciencias que valoren, respeten y promuevan la vida. Les pedimos también que este tipo de manifestaciones no sea coyuntural, sino permanente. Solo con el trabajo constante podremos permear en todos los sectores de la sociedad. Estamos con ustedes, no tengan miedo. La Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia y defensora de los pobres y los indefensos.

Ante las alzas en los precios de los alimentos básicos, ocasionadas por la crisis alimentaria mundial, los Obispos queremos manifestar que compartimos la preocupación de nuestro pueblo, mayoritariamente pobre, campesino, obrero e indígena, por las consecuencias dolorosas que traerán consigo estos aumentos. Existe el riesgo real de un mayor empobrecimiento, y de que aumente el número de personas que pasan hambre en nuestro país. Esta crisis alimentaria es sin duda la emergencia y el desafío mayor que tiene que afrontar el mundo actual, y presenta una tarea importante y urgente para las autoridades y para la sociedad civil.

Sólo a través de una mayor solidaridad y preocupación por los más vulnerables podremos hacer frente a los desafíos inmediatos, trabajando para asegurar que el progreso de hoy sea la piedra angular de un mañana más justo y seguro. Invitamos a todos los católicos a hacerse solidarios con la situación que viven nuestros hermanos más indefensos. La palabra de Jesús no nos permite la comodidad del egoísmo y de la pasividad, sino que nos lanza a que hagamos cuanto podamos por los más vulnerables. La Iglesia, que formamos todos los bautizados, no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la vida.

Por los Obispos de México,

+ Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Presidente de la CEM

+ José Leopoldo González González
Obispo Auxiliar de Guadalajara
Secretario General de la CEM


sábado, 9 de febrero de 2008

Reflexionar sobre nuestra propia vida / Autor: P. Cipriano Sánchez LC

El tiempo de cuaresma, de una forma especial, nos urge a reflexionar sobre nuestra vida. Nos exige que cada uno de nosotros llegue al centro de sí mismo y se ponga a ver cuál es le recorrido de la propia vida. Porque cuando vemos la vida de otras gentes que caminan a nuestro lado, gente como nosotros, con defectos, debilidades, necesitadas, y en las que la gracia del Señor va dando plenitud a su existencia, la va fecundando, va haciendo de cada minuto de su vida un momento de fecundidad espiritual, deberíamos cuestionarnos muy seriamente sobre el modo en que debe realizarse en nosotros la acción de Dios. Es Dios quien realiza en nosotros el camino de transformación y de crecimiento; es Dios quien hace eficaz en nosotros la gracia.

La acción de Dios se realiza según la imagen del profeta Isaías: así como la lluvia y a la nieve bajan al cielo, empapan la tierra y después da haber hacho fecunda la tierra para poder sembrar suben otra vez al cielo.

La acción de Dios en al Cuaresma, de una forma muy particular, baja sobre todos los hombres para darnos a todos y a cada uno una muy especial ayuda de cara a la fecundidad personal.

La semilla que se siembra y el pan que se come, realmente es nuestro trabajo, lo que nosotros nos toca poner, pero necesita de la gracia de Dios. Esto es una verdad que no tenemos que olvidar: es Dios quien hace eficaz la semilla, de nada serviría la semilla o la tierra si no fuesen fecundadas, empapadas por la gracia de Dios.

Nosotros tenemos que llegar a entender esto y a no mirar tanto las semillas que nosotros tenemos, cuanto la gracia, la lluvia que las fecunda. No tenemos que mirar las semillas que tenemos en las manos, sino la fecundidad que viene de Dios Nuestro Señor. Es una ley fundamental de la Cuaresma el aprender a recibir en nuestro corazón la gracia de Dios, el esfuerzo que Dios está haciendo con cada uno de nosotros.

Jesucristo, en el Evangelio también nos da otro dinamismo muy importante de la Cuaresma, que es la respuesta de cada uno de nosotros a la gracia de Dios. No basta la acción de la gracia, porque la acción de la gracia no sustituye nuestra libertad, no sustituye el esfuerzo que tiene que brotar de uno mismo. Cristo nos pone guardia sobre la autosuficiencia, pero también sobre la pasividad. Nos dice que tenemos que aprender a vivir la recepción de la gracia en nosotros, sin autosuficiencia y pasividad.

Contra la autosuficiencia nos dice el Señor en el Evangelio: “No oréis como oran los paganos que piensan que con mucho hablar van a ser escuchados”. Jesús nos dice: “tienen que permitir que su corazón se abra, que tu corazón sea el que habla a Dios Nuestro Señor. Porque Él, antes de que pidas algo, ya sabe que es lo que necesitas”. Pero al mismo tiempo hay que cuidar la pasividad. A nosotros nos toca actuar, hacer las cosas, nos toca llevar las situaciones tal y como Dios nos lo va pidiendo. Esto es, quizá, un esfuerzo muy difícil, muy serio, pero nosotros tenemos que actuar a imitación de Dios Nuestro Señor. De Nuestro Padre que está en el Cielo. Este camino supone para todos nosotros la capacidad de ir trabajando apoyados en la oración.

Escuchábamos el Salmo que nos habla de dos tipos de personas: “ Los ojos del Señor cuidan al justo y a su clamor están atentos a sus oídos; contra el malvado, en cambio esta el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo”. Si nosotros aprendiéramos a ver así todo el trabajo espiritual, del cual la Cuaresma es un momento muy privilegiado. Si aprendiéramos a ver todo esto como un trabajo que Dios va realizando en el alma y que al mismo tiempo va produciendo en nuestro interior un dinamismo de transformación, de confianza, de escucha de Dios, de camino de vida; un dinamismo de acercamiento a los demás, de perdón, de apertura del corazón. Si esto lo tuviésemos claro, también nosotros estaríamos realizando lo que dice el Salmo: “el Señor libra al justo de sus angustias”.

¿Cuántas veces la angustia que hay en el alma, proviene, por encima de todo, de que nosotros queremos ser quien realiza las cosas, las situaciones y nos olvidamos de que no somos nosotros, sino Dios? ¿Pero cuántas veces también, la angustia viene al alma porque queremos dejarle todo a Dios, cuando a nosotros nos toca poner mucho de nuestra parte? Incluso, cuando a nosotros nos toca poner algo que nos arriesga, que nos compromete; algo que nos hace decir: ¿será así o no será así?, y sin embargo yo sé que tengo que hacerlo. Es la semilla que hay que sembrar.

Cuando el sembrador, tiene una semilla y la pone en el campo, no sabe qué va a pasar con ella. Se fía de la lluvia y de la nieve que le va a hacer fecundar. ¿Cuántas veces a nosotros nos podría pasar que tenemos la semilla pero preferimos no enterrarla, preferimos no fiarnos de la lluvia, porque si falla, qué hacemos?

Sin embargo Dios vuelve a repetir: “ El Señor libra al justo de todas sus angustias” ¿Cuáles son las angustias? ¿De autosuficiencia? ¿De pasividad? ¿De miedo? Aprendamos en esta Cuaresma permitir que el Señor llegue a nuestro corazón y encuentre en él una tierra que es capaz de apoyarse plenamente en Dios, pero al mismo tiempo, capaz de arriesgarse por Dios Nuestro Señor.

--------------------------------------
Fuente: Catholic.net

jueves, 24 de enero de 2008

La Palabra de Dios te realiza en tu humanidad / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo

Cada vez estoy más convencida que la única fuente de vida es Dios. Nosotros hemos nacido de esa fuente de Luz. Aún inconcientemente el abrazo del amor de Dios envuelve nuestra historia; cada respiro nuestro es el aliento de Dios que sopla dentro de nosotros.

El encuentro que hoy vivimos con este Dios que se ha revelado espontáneamente en la plenitud de los tiempos, a través de la Palabra del Padre y que se llama Jesús de Nazareth, nos revela que nuestra historia es amada por Dios. Hoy tenemos la posibilidad de rescatar toda la verdad de nuestro Credo porque la fe se hace Amor que camina, que se entrega. No basta solamente creer, conocer a Dios con la mente: la experiencia de Dios no es sólo intelectual, científica, sino que Él es el Amor, así lo definió San Juan. Dios se reveló como don de amor, y con gestos concretos de amor.

En estos días me resuena en la mente esta Palabra: “El que cree en mí no cree en mí, sino en El que me ha mandado…Yo he venido al mundo como Luz y el que cree en mí no permanece en las tinieblas”¨ Tenemos la certeza de que si creemos en El no permanecemos en las tinieblas: la oscuridad no está solo en la noche sino también cuando estamos insatisfechos, también es la oscuridad de nuestras confusiones mentales, de nuestros miedos, de nuestras huidas. Cuando vivimos esto quiere decir que decaemos en nuestra fe, que no creemos en El, porque “Él como Luz ha venido al mundo”, principalmente Luz del mundo interior. Tenemos una luz dentro nuestro: la Palabra de Dios. Jesús no se burla de nosotros, Él es la verdad. Si hay algo que es verdaderamente concreto humano, profundamente humano, que te realiza en tu humanidad como mujer, como hombre, es la Palabra de Dios. Porque no es simplemente una Palabra, sino que es la Vida de nuestra vida, Carne de nuestra carne, la sustancia de nuestro ser, el camino de la verdadera libertad. A menudo me pregunto: “¿Por qué tenemos entonces tanto miedo?¿En que punto está nuestra Fe?”

El Amor y la Luz de Dios alejan el miedo, “en el amor no hay temor”. El Amor genera la Confianza, la Confianza genera la Paz, al principio de este año renovamos con alegría nuestra confianza en el Amor de Dios, que nos ha ofrecido María. Repitamos día y noche en nuestra mente en nuestro corazón y en cada situación que vivamos:”Jesús en vos confío”, con la certeza de que cada momento de nuestro vivir será iluminado por Su Luz.
¡Feliz Año nuevo a todos!

martes, 8 de enero de 2008

EL MIEDO Y LA MENTIRA: dos malas compañías / Autor: Narciso de la Iglesia Rodríguez, SdB

Cada vez compruebo más que el miedo da origen, la mayoría de las veces, a un defecto terrible: la mentira. A partir de su empleo las relaciones sociales se envenenan hasta que la vida se hace imposible. Y desaparece la esperanza, surge la desesperación, que es peor, y llega el “sálvese quien pueda” con el barco de la vida a la deriva o a pique.

Y cuando el miedo se mete entre los entresijos del alma, mentimos con la misma naturalidad con que respiramos. Mentimos para ocultar nuestras inseguridades, mentimos una y otra vez para librarnos del peligro.

Voy a hablar del “miedo” y de la “mentira”, dos malas hermanas, jimaguas, que destruyen las aspiraciones más nobles del ser humano y los ideales más sublimes.
Para el filósofo Kant, la mentira constituye la mayor violación que un ser humano –en cuanto ser moral- puede cometer contra sí mismo… “sí, contra sí mismo y no contra otro, porque el embustero utiliza su cuerpo físico como mero instrumento (una máquina de hablar) en contra de su fin interno propio, como capaz de comunicar pensamientos y razones.”

Una de las cosas que primero comienzan los padres a corregir en su hijos es la mentira, lo que más desagrada a un jefe es que sus empleados o colaboradores le mientan y algo que nadie tolera es que un amigo no le diga la verdad. Y es que “educar” o “dirigir” es cambiar la conducta de otros de manera que hagan lo que yo quiero. Pero no se trata de que los otros hagan lo que yo quiero, sino que quieran hacer lo que yo quiero. Ese es el punto central de todo educador o de todo aquel que quiera llevar adelante una empresa en la que es consciente que trata con personas y no con máquinas.

El secreto a voces, porque todos lo conocemos aunque no lo pongamos en práctica, para hacer fluidas y auténticas las relaciones sociales, con el objetivo de ser claros como el agua cristalina, tanto en el decir como en el actuar, está en el diálogo: a través de él podemos comunicar nuestro pensamiento, conocer al prójimo y enriquecernos mutuamente. Es cierto que también podemos lastimar, humillar y dañar al otro. Lo que digamos o hagamos por lo general tendrá repercusiones positivas o negativas en nuestros semejantes.

Solemos decir que tenemos muchas razones para mentir. O las inventamos
para justificarnos
comportamientos e intenciones sospechosos de buena voluntad. Muchas veces el que se cree superior o se abroga tal derecho utiliza como arma defensiva e invasora el miedo. Sin embargo, no se puede educar ni dirigir personas utilizando el miedo ya que impide la comunicación sincera y el compromiso serio en lo que se lleva entre manos. Más todavía, el miedo no sólo afecta al otro, sino también al que lo difunde, pues se rompe el ambiente de confianza y desaparece la comunicación real. Entonces se miente y se llega a mentir como la cosa más natural del mundo. Las relaciones se convierten en un juego de mentiras y el miedo mutuo acampa a sus anchas. Y lo cierto es que uno se acostumbra tanto a tener miedo como a mentir.

Cierto que “es humano tener miedo; lo que no es humano es temer al miedo” porque, como decíamos, el miedo engendra la mentira, la mentira engendra la desconfianza y la desconfianza engendra toda una serie de relaciones humanas viciadas que hacen de la vida un infierno.

La idea de un educador o dirigente autoritario y prepotente es arcaica y, sobre todo, poco eficaz. La familia y la sociedad están conformadas por seres humanos y reducir al niño o al empleado a una máquina que sólo debe entregar resultados es reducir la propia capacidad educativa o directriz.

De una forma básica, podemos decir, que los seres humanos sentimos miedo cada vez que enfrentamos una situación nueva. Esto es relativamente frecuente a lo largo de la vida, luego el miedo no se supera nunca mientras sigamos viviendo, pero podemos aprender, y de hecho es lo que hacemos, a manejarlo para que no nos paralice, nos invalide o nos lleve a la mentira crónica.

Por otra parte, los problemas que a lo largo del desarrollo del ser humano y de la conformación de una sociedad se generan son innumerables. Están relacionados con actuaciones familiares y sociales, que con frecuencia implican no sólo un dominio-sumisión, de unos a otros, y que provocan sensaciones, sentimientos, actitudes y estilos de comportamientos de inadaptación claramente patológicos, también faltas de apoyo y refuerzo consistente con las actuaciones, que generan incompetencia y desánimo, inseguridad, miedo y trampas.

¿Qué podemos hacer para educar el miedo y que no tenga tan terribles consecuencias para nosotros y para los demás? Porque yo creo que si existe, como algo connatural al ser humano podemos educarlo, dirigirlo, encauzarlo y, sin duda, sacar provecho para nuestra realización personal y organización social. Pues, tal como leo en un artículo de Zaldívar Pérez, frente a una situación novedosa y provocadora de miedo, lo más adecuado es tener la sensación de control. Para ello puede ser provechoso disminuir nuestra vulnerabilidad y aumentar nuestra resistencia, situación que llevamos a cabo a través del manejo de nuestros pensamientos (actitudes, distorsiones, exageraciones, creencias...) y sentimientos, así como el análisis de la situación externa a nosotros y la posibilidad de ejercer control para modificarla o ajustes internos para aceptarla y manejarnos en ello.

¿Por qué no hacemos un serio ejercicio de mente y corazón para aprendernos de memoria esas cinco verdades de a puño sobre el miedo y sus consecuencias y vivirlas andando por la calle con la cabeza bien alta?: que el miedo nunca desaparecerá de nuestras vidas, que la única manera de liberarse del miedo a hacer algo es hacerlo, que la única manera de sentirme mejor y no caer en la mentira es enfrentarlo, que no soy único o bicho raro sintiendo miedo ya que les pasa igual a los otros, y que vencer el miedo asusta menos que convivir con un miedo subyacente que proviene de la impotencia.

Mataríamos dos pájaros de un mismo tiro: el miedo ridículo e innecesario y su catastrófica consecuencia, la mentira. Creo que nos sentiríamos más felices, en paz con nosotros mismos y con los demás. E incluso, cosa muy importante, construiríamos un mundo más auténtico y humano que es lo principal en nuestro quehacer social.
Leo en San Pablo: “Que vuestro amor no sea una farsa”. Me pongo a reflexionar sobre la frase y llego a esta conclusión. Mire a ver si a usted también le convence: quien ama sinceramente al otro, quien desea y procura su bien, no le mete miedo para nada ni por nada del mundo, todo lo contrario, lo rodea de cariño y es constante su preocupación por su bienestar. Quien ama con todas las consecuencias al otro no tiene porqué mentirle en nada. Luego amor y verdad se implican mutuamente. Y todo lo contrario: si mis relaciones con el otro están cargadas de odio o de interés egoísta, entonces trataré de meterle todo el miedo posible en el cuerpo y le mentiré hasta la médula de sus huesos para conseguir yo mis turbios objetivos.

Optemos por la verdad, porque podrán adueñarse de nuestras cosas, pero no de nuestro espíritu. Podemos hacerlo, hagámoslo. Demos el paso necesario, marquemos hondamente nuestra huella más sincera que, al fin y al cabo, el suelo es nuestro como nuestro es el cielo si sabemos ganarlos a pulso desde el respeto al otro.

Me acuerdo de una historia del “jasidismo”, movimiento del judaísmo que se extendió por la Europa Oriental en el siglo XVIII:

“Un maestro solía decir que durante el lapso que empleaba en recitar para sí las Dieciocho Bendiciones, todas las personas que alguna vez le habían pedido que intercediera por ellas ante Dios desfilaban por su mente. Alguien le preguntó cómo era esto posible, ya que con seguridad no había tiempo suficiente. El maestro contestó: 'La necesidad de cada uno deja un rastro en mi corazón. En la hora de la plegaria abro mi corazón y digo: ¡Señor del Mundo, lee lo que está escrito aquí!”.
Que bueno sería que fuéramos metiendo en lo mejor de nuestro corazón todas las relaciones que desde la verdad entablamos con los otros. Encuentros a partir del respeto mutuo, nunca desde la imposición, ya que todos estamos llamados a construir una sociedad mejor y nadie tiene la clave para conseguirla por sí sólo, despreciando a los demás como inútiles u opositores a quienes anular desde el desprecio, la ignorancia o el miedo. Todo lo contrario, debemos traer todas las tardes a nuestra memoria, y también a nuestra oración, la gente buena que, como nosotros, quiere un mundo en progreso pero también en paz y armonía. Y creer en esa gente.

Precisamente la desconfianza hace nacer el demonio del miedo. Porque, hay que decirlo, existe también un ángel del miedo, pero es bueno y nos previene a veces para hacernos caer en la cuenta que hay cosas que nos pueden destruir la mente, el alma y la tierra que nos sostiene: la mentira, hermana y compañera de mala vida de ese otro miedo, el malo que es un asesino.

No le metas a nadie, amigo mío, ese miedo diabólico que es caldo de infierno, ya que tiene a la mentira como su mejor combustible.

--------------------------------------------
Fuente: http://cubacatolica.blogcindario.com/