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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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miércoles, 3 de diciembre de 2008

El Comité Médico Internacional del santuario reconoce curaciones inexplicables
Cinco nuevos milagros en el santuario de Lourdes
Las personas beneficiarias de las gracias tenían esclerosis, astenia, hernia inguinal, linfoma maligno y parálisis por traumatismo del raquis cervical
3 de diciembre de 2008.- Durante una rueda de prensa, el obispo de Lourdes presentó el pasado lunes los cinco nuevos casos. Aún no se han hecho públicos sus nombres, ni su nacionalidad. Sólo se ha explicado que son cuatro mujeres y un hombre, entre los 40 y los 70 años de edad que, de un modo científicamente inexplicable, se han curado de su enfermedad. Así lo refleja el último informe del Comité Médico Internacional de Lourdes, cuyos portavoces anunciaron el lunes los cinco nuevos casos, atribuibles a causas milagrosas y que se suman a los 67 ya reconocidos por la Iglesia.
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sábado, 9 de agosto de 2008

Milagros de Dios: testimonio del camino familiar de una consagrada de Regnum Christi / Autora: Doriana Vega

(Regnum Christi) Dios me creó porque pensó en una misión específica para mí. Yo no lo sabía, pero poco a poco Él me lo fue manifestando. Él me hizo ver que mi existencia es un milagro de su amor y que yo debo responderle cumpliendo con la misión que pensó para mí.

Pero, ¿por qué he dicho que mi existencia es un milagro de amor de parte de Dios? Para contestar a esta pregunta, me iré unos años atrás, a aquel año posterior a la boda de mis papás.

Foto de la familia de Doriana en el 25 aniversario matrimonial de sus papás (verano 2007).

Mi papá es originario de Sahuayo, Michoacán (México). Él creció en una gran familia; fueron 17 hijos, de los cuales ahora viven sólo 13, ya que los demás murieron a los pocos días de nacidos. Sus padres fueron católicos que transmitieron, con palabra y con testimonio, la fe a todos sus hijos. De hecho, los tres hijos mayores son sacerdotes. Mi papá también fue al seminario de los misioneros del Espíritu Santo para discernir su vocación y después de 10 años como seminarista, descubrió que Dios no lo quería como sacerdote, sino para otra misión muy especial.

Problemas para tener hijos
En uno de sus viajes de trabajo, estando en Jalisco, conoció a mi mamá. Cuando la vio supo que ella era la mujer que Dios quería para él. Así que después de 8 meses de noviazgo, se casaron el 23 de octubre de 1982. Ninguno de los dos se imaginaba la prueba que Dios les pediría al inicio de su matrimonio.


Pasaron unos meses después de la boda y mi mamá no quedaba embarazada. Como no sabían cuál podía ser el problema, mi papá decidió llevarla al doctor. Después del análisis, el doctor les dio el resultado que, un resultado que les ocasionó mucho dolor. Les dijo que mi mamá tenía un tumor en cada ovario del tamaño de una naranja y que por ello no podría tener hijos. Sólo había dos opciones ante esta situación. La primera era remover los tumores junto con los ovarios, lo cual causaría a mi mamá la imposibilidad de tener hijos. La segunda era esperar unos meses para ver si los tumores desaparecían y los ovarios volvieran a su tamaño normal, cosa que era casi imposible. Mis papás no se esperaban una prueba como esa a los pocos meses de casados. Ellos habían deseado muchos hijos, pero ahora se encontraban con que no podrían cumplir su sueño.

Doriana, Luis Francisco, Margarita y José Ramón.

A pesar del gran sufrimiento que ambos experimentaban, nunca perdieron la fe. Después de haber escuchado los resultados del análisis, mis papás fueron a hacer una visita ante una imagen de la Virgen de Guadalupe. Ahí le pidieron a la Virgencita que les concediera el milagro de tener por lo menos un hijo y que si se los concedía, ellos se lo consagrarían a Ella. La Virgen de Guadalupe, como buena madre, escuchó su plegaria.

Una promesa que nunca nos dijeron
Después de unos meses, mis papás volvieron al doctor. Se llevaron una gran sorpresa al escuchar los resultados del análisis: sin haber tomado tratamiento, el tumor del ovario derecho había desaparecido…y no sólo eso, ¡mi mamá estaba embarazada! El doctor no podía creer lo que había pasado. Era casi imposible que el tumor desapareciera y que el ovario volviera a su tamaño normal sin ningún medicamento…, pero así pasó. Nueve meses después nació la primera hija, Margarita. Mis papás, en acto de agradecimiento por el milagro que la Virgen les había concedido, la recostaron en su altar y la consagraron a Ella. Además la bautizaron el 12 de diciembre, fiesta de la Virgen de Guadalupe, para reafirmar su promesa hacia Ella.


Luis Francisco y José Ramón con el P. Carlos Mora, L.C. en la fotografia de la derecha

Pero Margarita no fue el único milagro. Un año y ocho meses después, llegué yo al mundo, y también fui consagrada a la Virgen. Cuatro años después nació el tercer milagro, Luis Francisco, después de un embarazo difícil, y él también cumplió con la promesa que mis papás le hicieron a la Virgen. Un cuarto regalo llegó a nuestra familia, José Ramón, y él también fue consagrado a María.

Mis papás eran los únicos que sabían sobre la promesa que le habían hecho a la Virgen de Guadalupe. Nunca nos lo mencionaron a nosotros porque querían dejarnos libres para que cada uno optara su camino de vida. Aún así, mis papás no tenían idea cómo se desenvolvería el plan de Dios en nuestra familia.

Dios llama a consagrarse
Pero el plan de Dios comenzó a manifestarse cuando el Movimiento Regnum Christi llegó a nuestra familia. Mis papás conocieron el Movimiento en 1996, cuando mis hermanos ingresaron al Colegio Cumbres Bugambilias de Guadalajara. En el momento en que entraron en contacto con la espiritualidad del Regnum Christi, se enamoraron del Movimiento y decidieron incorporarse. Dos años después, mi hermana y yo entramos al Alpes Bugambilias. Pocos meses después de haber ingresado al colegio, estando mi hermana en 2º de secundaria y yo en 6º de primaria, las señoritas consagradas nos hablaron del ECYD, un club de niñas que quieren amar a Cristo y cambiar el mundo. La idea nos gustó y decidimos incorporarnos.

En el año 1999, mi hermana Margarita fue invitada por el ECYD a la cuarta visita del Papa Juan Pablo II a México. Ahí tuvo contacto con el centro estudiantil, el cual es un centro para niñas de 14 a 17 años que quieren discernir lo que Dios les pide en sus vidas.

Irma y Francisco Vega, papás de Doriana.
Después de participar en el encuentro con el Papa en el autódromo, ella sintió que Dios le pedía que le consagrara su vida. Así que decidió entrar al centro estudiantil cuando tenía 15 años. Al llegar de México, nos comunicó su decisión y mis papás la apoyaron cien por ciento. Así, ese verano, mi hermana partió a México para cursar preparatoria en el centro estudiantil. Tres años después se consagró a Dios en el Regnum Christi y se fue a Madrid a realizar su período de formación. Ahora se encuentra en Sao Paulo, Brasil, trabajando pastoralmente con niñas del ECYD.

La partida de mi hermana fue un golpe muy duro para mí. Verme separada de ella me causó una gran soledad. A mí no me interesaba la idea de irme al centro estudiantil y menos de ser consagrada. A mí me gustaba la vida social, las fiestas, los amigos…, yo creía que Dios no me llamaría a una vocación así. Sin embargo, en diciembre del año 1999 decidí ir a una convivencia al centro estudiantil con el único propósito de ver a mi hermana. Pero Dios tenía otro plan. Al llegar al centro supe que yo también tenía que estar ahí y discernir mi vocación. Tengo que confesar que la idea me aterró, pero después de hablar con una señorita consagrada y sobreponerme a las dificultades humanas de dejar mi familia, mi ambiente y mis amigos, decidí entrar al centro estudiantil para empezar 3º de secundaria. Cuatro años después me consagré a Dios y ahora estoy en Rhode Island, Estados Unidos, terminando mi periodo de formación.



Pero la promesa no se quedó sólo en mi hermana y en mí. Mis hermanos también cumplieron con esa promesa. El P. Carlos Mora L.C. los invitó al centro vocacional de Guadalajara para discernir su vocación a ser sacerdotes legionarios de Cristo. A los dos les gustó la idea. Luis Francisco ingresó a la edad de 12 años. Ahora se encuentra en Monterrey en su segundo año de noviciado. José Ramón entró también, 3 años después, a la edad de 13 años. Un año después de su ingreso, se fue al centro vocacional de Ontaneda, España. Ahora se encuentra cursando 3º de secundaria.


Familia Vega, afuera del centro de estudios superiores de la Legión de Cristo, en Roma. Pentecostés de 2006.

Mis papás sabían que estábamos hechos para Dios. Lo sabían desde que nos consagraron a la Virgen, recién nacidos. Por ello, han apoyado enormemente nuestra decisión de seguir a Jesucristo como consagradas o como futuros sacerdotes. Eso no quita el dolor humano que puedan sentir por la separación física. Pero ellos lo han sabido ofrecer a Dios con mucho amor, como gratitud por haberles concedido el milagro de tener cuatro hijos. Además, ellos experimentan que Dios los acompaña muy de cerca, concediéndoles el ciento por uno en esta vida, al recibir abundantes gracias que emanan de nuestra vocación.

Mis hermanos y yo nos enteramos que habíamos sido consagrados a Dios hace sólo unos cuantos años, cuando mi hermano pequeño entró a la apostólica. Desde ese momento vemos nuestra vocación como la misión que Dios nos ha encomendado, porque para eso fuimos creados, para eso vinimos a este mundo. Margarita, Luis Francisco, José Ramón y yo fuimos unos regalos de Dios para mis papás. Y como regalos, mis papás nos han devuelto a Dios para que así cada uno cumpla con la misión que Él nos ha encomendado. Esto es lo que considero un milagro del amor de Dios.

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[Traducción del texto original Miracles of God’s Love]

miércoles, 6 de agosto de 2008

Testimonio de curación: ¡Por tus llagas, yo fui sanado! / Autor: Neil Velez, fundador de la comunidad Misioneros de Jesús

(Comunidad Canción Nueva) Hermanos, sin Jesús no hay esperanza, nosotros podemos pedir, pedir, pero sin Jesús en nuestras vidas, como Señor y Salvador no hay esperanza. Hay muchos que intentan vivir sin Dios, viven en el dinero, en la carne, en las fiestas, en las supersticiones, pero inmediatamente ellos perciben que hay un vacío en el alma, pues el único que puede llenar este vacío es Jesús, sin Él no vivimos. Nuestra mayor acción de gracias, de todos los días, la primera cosa que debemos hacer todas las mañanas es levantar las manos hacia Dios y agradecerle por habernos dado a Jesucristo, quién tiene a Él tiene todo.

En Hebreos 11, 1 dice: “La fe es el fundamento de la esperanza, es una certeza acerca de lo que no se ve.” A veces no sabemos esperar en Dios por las inseguridades que tenemos en Él y perdemos su gloria. Dios llega hasta donde nosotros lo llevemos y si yo no creo, Dios tampoco creerá, todo depende de nuestra fe. El secreto no esta en saber que Dios puede hacer aquello que pedimos, sino en saber que Él lo hará. Lo que nosotros obtendremos es aquello que pedimos creyendo que Dios ya nos lo ha concedido, tenemos que creer que tenemos un Dios que se manifiesta a través de nuestra fe, pues Él honra nuestra fe. Nosotros tenemos un Dios que desea manifestarse en nuestras vidas y que simplemente espera por nosotros.

Yo nací enfermo. Los médicos le dijeron a mi madre que yo nacería enfermo, los médicos decían que ella correría grandes riesgos si decidía darme a luz y los médicos le sugirieron que me abortara. Ella como una buena mujer católica resolvió darme la oportunidad de nacer y por esta decisión que ella tomó, hoy estoy aquí. Yo nací exactamente como los médicos habían dicho, las válvulas de mi corazón no funcionaban, yo tenía el cuerpo deformado y permanecí un año separado de mi madre.

Sufría de hemorragias internas, tenía meningitis y aparecían tumores por todo mi cuerpo, hasta quedé ciego. Especialistas me analizaron y llegaron a la conclusión de que yo tendría solamente tres meses de vida. En el hospital yo había acabado de tener una crisis cuando recordé un versículo que se encuentra en la Biblia y este versículo me incomodaba mucho, este versículo esta en 1Pedro 2, 24 y me incomodaba porque estaba en el pasado y decía que “por sus llagas fuimos curados”, me decía que yo no esperara la cura, porque yo ya había sido curado y yo no entendía porque estaba allí en aquella cama del hospital muy enfermo, casi muriendo.

Yo sentí que aquel versículo no hablaba solamente de mi salvación, sino decía también que yo estaba curado de mis enfermedades. En aquel cuarto de hospital comencé a pensar que, o eso era una mentira o de lo contrario yo no conozco a Dios y oí una voz bien clara diciendo: “Hijo mío, tú no me conoces”. Mi familia vivía en la Iglesia y en misión predicando, desde pequeño yo los acompañaba, servía, fui formado en la Iglesia, fui educado en la Iglesia y hasta fui a un seminario y ahora aquella voz me decía que yo no Lo conocía.

Cuestioné aquella voz, pues mi vida siempre fue dentro de la Iglesia y aquella voz venía a decir que yo no conocía a Dios, pero yo creía que conocía a Dios, pero en la verdad yo estaba muy lejos de Él. En mi caso, yo no perdía una Eucaristía, una Misa, no dejaba de rezar, pero no tenía una experiencia con Dios, de ahí pude entender lo que la voz quería decirme. En llantos, yo dije al Señor: “es verdad Señor, yo no te conozco, pero hoy yo quiero conocerte”, y en aquel momento algo muy fuerte vino sobre mí que me causó un fuerte dolor de cabeza, algo insoportable. Grité tanto, que los médicos vinieron al cuarto e intentaron calmarme, pero aquel dolor era muy fuerte y en el momento en que yo paré de llorar, abrí los ojos y percibí que podía ver de nuevo.

Los médicos se quedaron maravillados con los exámenes que me hicieron, pues los tumores desaparecieron, yo ya no tenía más meningitis y por eso yo podía volver a ver. Pero los médicos, sin creer, dijeron que yo podía haber mejorado, pero aquello era dudoso y que yo aún estaba muriendo y en la verdad quien estaba muriendo era mi corazón viejo. En aquella noche nacía un nuevo Neil, con una nueva fe y yo comencé a caminar en esta fe. Yo le dije a los médicos que yo no moriría y ellos me decían que no existía nada que me hiciera mejorar y yo insistí con ellos diciendo que yo no moriría. Ellos preguntaron:” ¿Quien le dijo a usted que no morirá? y yo les dije: “¡Dios me habló! ¡Porque, por sus llagas yo fui curado!”

Yo entonces necesitaba ejercer la fe, aquello en lo cual yo estaba creyendo, la fe es la acción del creer, es el verbo del creer. No podemos tener una fe parada, necesitamos tener una fe que glorifique a Dios. Si yo creía estar curado necesitaba demostrar que estaba curado, en pensamientos, actos y palabras. Insistí para volver a mi casa, los médicos no querían dejarme, pero fui para mi casa. Mi padre y mi madre, para que mi muerte no los sorprendiera, hicieron toda la preparación de mi funeral y en casa yo encontré los contratos de la funeraria y les dije a ellos:“o rasgan eso o lo venden, pues no moriré, PORQUE POR LAS LLAGAS DE JESÚS HE SIDO SANADO”

Todos me entregaban a la muerte, líderes, sacerdotes, obispos, me decían que yo moriría. Es triste cuando todos desisten de ti, la medicina, tu familia, la Iglesia, hasta mi propio cuerpo. Si la Palabra me decía que yo estaba curado, yo necesitaba actuar como tal. Fui a los grupos de oración a dar testimonio de mi cura y muchos sabían que yo estaba enfermo y cuando yo testimoniaba, ellos decían que yo estaba mintiendo, pero yo no estaba mintiendo, estaba sólo caminando en la fe.

Mi propia madre le dijo a mis hermanos de la comunidad Misioneros de Jesús que no me creyeran, pues la enfermedad estaba tomándome de tal forma que yo había quedado loco, pero yo sabía que esas cosas eran espirituales. Esas cosas a nosotros nos parecen locura, sin embargo, el espíritu comprende. Comencé a caminar y a salir en misión, pero fue difícil, pues todos habían desistido de mí. Tengo una Biblia en casa que en el mismo versículo que decía de mi sanación esta manchado de sangre, pues mientras yo testificaba, tenía hemorragias internas y la sangre goteaba sobre aquel versículo. Muchas veces yo terminaba de dar el testimonio y tenía convulsiones, y mis amigos me llevaban al hospital.

Hoy yo doy este testimonio porque Jesús hizo esto conmigo y también podrá hacer eso contigo. Yo llevo esta palabra a todo el mundo. Yo he visto al Señor sanar cáncer, SIDA, vi a Dios levantar a cinco muertos. ¡Cree en Dios y dejale ser Dios en tu vida, si tú crees verás la Gloria de Dios, si Él hizo esto conmigo, lo hará contigo también!

jueves, 26 de junio de 2008

Testimonio en el Congresso Eucarístico Internacional de Elizabeth Nguyen Thi Thu Hong, Docente, Canada.

Es la hermana menor del finado cardenal François-Xavier Nguyen Van Thuan, cuya causa de beatificación se abrió en septiembre de 2007.Ha iniciado la traducción al inglés y al francés de los escritos de su hermano sobre el Movimiento Mariano y de las cartas que envió a su familia durante sus años de cautiverio. Estas cartas están impregnadas de la fe que lo animaba.Para ver el video haz click sobre la imagen.

viernes, 2 de mayo de 2008

Francia: Reconocidas oficialmente las apariciones de Nuestra Señora de Laus / Autora: Nieves San Martín

El santuario celebra su fiesta con la presencia de siete cardenales

GAP, (ZENIT.org).- El domingo 4 de mayo, monseñor Jean-Michel di Falco Léandri, obispo de la diócesis de Gap y de Embrun, Francia, reconocerá oficialmente el carácter sobrenatural de las apariciones de la Virgen a Benoîte Rencurel, en el Santuario de Laus, en los Altos Alpes.Con motivo del acontecimiento tendrá lugar una celebración con la participación de siete cardenales, 17 obispos y tres abades. Esta medida resulta inusual porque las «últimas apariciones oficialmente reconocidas en Francia son las de Lourdes, hace 146 años», subraya el obispado de Gap en un comunicado.

La proclamación del reconocimiento oficial de las apariciones de la Virgen tendrá lugar en una misa presidida por monseñor di Falco Léandri, que ha firmado el decreto de reconocimiento. La homilía estará a cargo de monseñor Georges Pontier, arzobispo metropolitano de Marsella. La celebración será retransmitida en directo en Francia 2 a las 11 horas, en el programa «Le Jour du Seigneur».

Las festividades organizadas del 1 al 4 de mayo en este elevado lugar de peregrinación en Francia contarán con la presencia de numerosas personalidades. Entre ellos figuran altos cargos de la Santa Sede, como el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, el cardenal Sergio Sebastiani, presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, el cardenal Jorge Maria Mejía, archivista y bibliotecario emérito del Estado de la Ciudad del Vaticano, monseñor Renato Boccardo, secretario general del Estado de la Ciudad del Vaticano, así como varios cardenales obispos y abades franceses, y el nuncio apostólico en Francia, monseñor Fortunato Baldelli.

«Desde los primeros meses que siguieron a las apariciones, los peregrinos llegaron en gran número. Pero el reconocimiento no se había hecho», explica monseñor di Falco.
El Santuario se ha desarrollado en torno a la Basílica, edificada en el lugar en el que la Virgen María se apareció a una pastora de 17 años, Benoîte Rencurel, de 1664 a 1718, en una aldea aislada en la falda de la montaña, a 900 metros de altura, según indica el sitio web del Santuario.Este centro espiritual de la diócesis de Gap se ha convertido con los siglos en una meta de peregrinación más allá incluso de las fronteras francesas.

En el programa de los cuatro días figuraban la misa de la Ascensión el 1 de mayo, así como un coloquio los días 2 y 3 de mayo sobre las apariciones de Nuestra Señora de Laus. En lo alto de Saint-Étienne-le-Laus, pequeña aldea perteneciente entonces a la diócesis de Embrun, en mayo de 1664, la Virgen María se apareció a una pastora de 17 años, Benoîte, que habitaba con su familia en la aldea.

Durante cuatro meses, cada día, Benoîte llevaba a su rebaño cerca del lugar donde encontró a la «Bella Señora». Esta le reveló: «Soy la Señora María, la Madre de Jesús» y la preparó a convertirse en testigo de la gracia de la conversión. A partir del otoño, la Virgen María la saluda en la aldea de Laus, frente a Saint-Étienne. Le pide entonces la construcción de una iglesia, con una casa para los sacerdotes. El objetivo de esta iniciativa que tomará cuerpo rápidamente es atraer a los cristianos deseosos de vivir un camino de conversión, especialmente por el sacramento de la confesión. Benoîte se convierte entonces en miembro de la Tercera Orden dominica.

Benoîte, en el siglo de Luis XIV, del jansenismo y de las guerras de religión fue durante 51 años «uno de los resortes más escondidos y más potentes de la historia de Europa», según decía Jean Guitton, escritor y filósofo, dado que ella no sabía leer ni escribir.
Desde los orígenes de las peregrinaciones, las curaciones físicas y morales fueron reconocidas en gran número, especialmente por las unciones del aceite de la lámpara del Santuario aplicadas con fe, según el consejo que la Virgen María misma ofreció a Benoîte. Ésta murió a los 71 años, reconocida por todos como una santa por el fervor de su oración, su paciencia y su dulzura en la acogida a los peregrinos, y su obediencia a la Iglesia.

Más información en
http://www.notre-dame-du-laus.com

Video sobre el Santuario y las apariciones de Nuestra Señora de Laus

jueves, 31 de enero de 2008