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miércoles, 5 de septiembre de 2007

“Jesús te ama de forma especial y quiere sanar tus heridas” (I) / Autor: Jean Vanier


Publicamos una de las reflexiones de Jean Vanier impartidas a una de las comunidades de Fe y Luz;

Estoy contento de que Peluso esté aquí, porque todo tiene que ver con la comunicación, y... ¿desde dónde comunicamos?, ¿comunicamos desde nuestra cabeza?, ¿comunicamos desde nuestras heridas, nuestra ira, nuestro dolor o comunicamos desde el corazón?, o... ¿llevamos una máscara puesta? Pretendemos ser alguien. Y lo más importante en la comunicación con Jesús está muy profundamente en nuestro ser. Espero que estos días podáis encontrar una manera de comunicaros con Jesús.

Fe y Luz no es solamente pasarlo bien, sino que tiene que ver con encontrarnos con personas. Pero la pregunta siempre es: ¿quién soy yo?, ¿quién soy yo en lo más profundo de mi ser? y ¿qué me llama Dios a ser? Así que, la pregunta es: ¿cómo puedo crecer para ser cada vez más yo mismo? Yo no tengo que ser lo que vosotros queráis que sea; las personas con una deficiencia no deben que ser lo que sus padres quieren que sean, se les permite ser ellos mismos, eso es bueno. Nuestra tendencia es querer que las personas sean lo que queremos que sean; ¿cómo podemos ayudar a las personas a ser libres para que sean ellos mismos?, ¿cómo volverme yo mismo libre?, ¿libre del miedo?, ¿libre de no querer ser lo que los demás quieren que sea?, ¿libre de prejuicios?, ¿libre del impulso de tener siempre éxito? Estamos en una sociedad que empuja a las personas a tener siempre éxito, ¿tenemos que ser así?, ¿tenemos que tener siempre éxito?, ¿estamos siempre juzgados por la sociedad?, ¿hay verdad en mí? Las personas con una deficiencia son de las personas más oprimidas de este mundo y no lo digo de una manera ligera, he visto muchas cosas, he visto muchas instituciones. He visto muchas instituciones que son muy malas y he visto mucho sufrimiento, donde las personas con una deficiencia no son libres para ser ellas mismas, no son respetadas, no son vistas como personas importantes, y que tienen un don para ofrecer a la sociedad y a la Iglesia.

Conocéis un par de textos de san Pablo a los Corintios, unos textos muy fuertes. Un primer capitulo en el que dice: “Dios ha escogido a los débiles para confundir y avergonzar a los que tienen el poder y se creen inteligentes”. Es importante descubrir qué significa eso, cuáles son sus consecuencias, que Dios haya elegido a los débiles y a los necios para confundir a los que tienen poder y éxito. Y un poco después, Pablo en el capítulo tercero dice esto, hace una comparación entre la Iglesia y el cuerpo, dice: todas las partes del cuerpo son importantes, los ojos son importantes, los oídos son importantes, los pies son importantes... Estamos hechos de muchas partes; hoy podríamos hablar de cuántas células tenemos en el cuerpo, muchas, muchas, muchas... Pero cada una


de ellas, como parte del cuerpo, es importantes; y Pablo va más allá diciendo “esas partes del cuerpo que son más débiles y menos presentables, aquellas que escondemos, a veces en la familia, a veces en instituciones, aquellas que no queremos ver por las calles, aquellas partes que son más débiles y menos presentables, son importantes para el cuerpo y deben ser lavadas, honoradas.

Son necesarias para el cuerpo y deben ser honoradas. Esto es muy fuerte, ¿qué es lo que ha hecho nuestra sociedad? esconderlas. La Iglesia en concreto ¿ha estado lo suficientemente atenta de que son necesarias? no sé. A veces la Iglesia puede convertirse en una Iglesia para los ricos y los poderosos..., ¡muchas preguntas!

Y si Fe y Luz nació hace 30 años es porque Dios, Jesús tiene un mensaje para la Iglesia. Así que, Fe y Luz no es solamente un sitio donde nos juntamos y lo pasamos bien; Fe y Luz es un mensaje para la Iglesia y para el mundo, pero también un mensaje para cada uno de nosotros, para que crezcamos en la misión de los evangelios. Sabéis que siempre creamos sociedades bajo el modelo de una pirámide; cualquier sociedad está construida sobre este modelo; arriba del todo, la salud, el privilegio, el poder...; y según bajamos ¿quién está abajo del todo?, ¿inmigrantes, personas de Marruecos, musulmanes, personas con una discapacidad, personas sin trabajo...? Así es la sociedad, cualquier sociedad es así.
¿Qué es lo que quiere Jesús? Crear un cuerpo en el que cada cuerpo es importante, en el que cada uno tiene una misión que es diferente, el sacerdote, el obispo tiene una misión, los laicos tienen una misión, las personas casadas ¡todos tenemos una misión! porque todos pertenecemos al mismo cuerpo, todos somos partes del cuerpo. Así que, Jesús quiere esto. Siempre las Iglesias están muy influidas por la cultura. Y Fe y Luz, con las personas con deficiencia nos están enseñando algo, las personas con una deficiencia me están diciendo algo a mí.

Yo nací y fui criado en un mundo de guerra. Hitler llegó al poder en 1932. Estaba claro que Europa iba encaminada a la guerra, vosotros también vivisteis la guerra en vuestro país, y fue el preludio de algo mucho mas grave. Vosotros conocéis vuestra historia, vuestra situación; fue en el año 1933-1937, se fue preparando una guerra civil. Yo estaba en Francia cuando las tropas francesas invadieron el país. Mi familia fuimos capaces de escapar a principios de junio, en 1940. En 1942 me enrolé en la marina de guerra. No directamente en un barco, primero estuve en una academia naval.

Así que, esencialmente me crié en una visión de lo bueno y lo malo, que las personas en España vivieron muy profundamente entre el 1936 y 1939. Donde había los buenos y los malos. Posiblemente nuestras mentes son criadas, enseñadas de esa manera. Todos creemos que estamos en el grupo de los buenos. Podéis ir a un lugar como Jerusalén para sentir eso; los judíos saben que ellos son las personas de Dios, los musulmanes también saben que ellos son los hijos de Dios, los cristianos también se saben los hijos de Dios...; pero no es tan sencillo como eso, porque por ejemplo en los judíos tenéis a los ortodoxos y a los liberales; entre los musulmanes tenéis a los chinitas y a los unitas; entre los cristianos, tenéis un menú bien grande, ortodoxos, protestantes, anglicanos, católicos...; pero todos sabemos que tenemos razón y que los demás están equivocados, es obvio. Pero nunca nos tomamos el tiempo para escuchar a la gente y dividimos el mundo entre lo bueno y lo malo, aquellos que tienen razón y aquellos que están equivocados.

Dejé la marina, porque me di cuenta que estar en el ejército no era un camino hacia la paz, por lo menos para mí. Así que dejé la marina para seguir a Jesús e intentar entrar en una misión, en el mensaje del Evangelio. El mensaje del Evangelio es extraordinario, en todos los sentidos, desde el punto de vista antropológico, sociológico, filosófico, político y teológico. Es una visión del mundo, una visión del mundo de quién es cada persona; es una visión que rompe todas las divisiones, es una visión para unir a todas las personas; pero como os dije antes, mi educación consistió en lo bueno y lo malo.

Entonces estudié filosofía, estudié sobre Aristóteles. Cuando estudias filosofía, para estudiar algo, tienes que estudiar qué no es algo, ¿entendéis qué quiero decir? Aristóteles no es Platón y así. Nuestra mente muchas veces funciona no contemplando algo para ver lo que es, sino confrontándolo con algo para saber lo que no es. Por eso, muchas veces las personas discapacitadas son llamadas “discapacitadas” (sin capacidad), no son en primer lugar una persona, con un don particular, son definidas de una manera negativa; ellos no son capaces de ir a la universidad, los definimos por lo que no son. Es la manera de decir que son deficientes. Pero así es como funciona la raza humana, y tenemos una visión de lo normal y lo anormal. Pero todos sabemos que no existe eso que llamamos “normal”, todos somos “anormales”, somos todos únicos, somos todos diferentes, algunos son buenos en matemáticas, otros no, algunos son buenos en esto, otros en otro..., ¡y cada uno tenemos dones diferentes!

Así que yo me crié realmente en esta visión de lo bueno y lo malo, de lo normal y lo anormal. Y toda mi visión era ir ascendiendo en la escala y promocionándome en la marina, en estudios ser el mejor, tener un buen doctorado y ser alabado, y al final, enseñar. Toda mi visión era la sociedad como una pirámide, tenía la necesidad de subir, incluso subir para hacer el bien; no es malo subir en la escalera, pero tienes que saber lo que estás haciendo y porqué lo estás haciendo; pero esa es la visión de nuestro mundo. La visión de Jesús es una visión del cuerpo.

Me animaron a visitar una institución de personas con una deficiencia; fue el Padre Thomas Philippe mi consejero espiritual el que me animó a visitarlo. Fui a visitar la institución que me dijeron. Me encontré con unos 30 hombres con una deficiencia; estaba un poco nervioso... ¿Cómo comunicarme con alguien que no habla? y si habla... ¿de qué podemos hablar? Sabía mucho sobre cómo manejar un portaviones, sabía algo sobre Aristóteles, pero pensaba que las personas con una deficiencia no tenían ningún interés en ninguna de esas cosas, pensaba ¿de qué podemos hablar? Me conmovió mucho, porque todos venían a mí con una pregunta, una pregunta que algunos verbalizaban y otros mostraban a través de su cara, sus manos, su cuerpo... ¿me quieres?, ¿realmente me quieres?, ¿quieres ser mi amigo? Posiblemente esta es una cuestión que

existe en nuestros corazones, pero la escondemos. Mis estudiantes, mis alumnos nunca me preguntaban si los quería, querían utilizar mi cabeza y luego salir de allí y ganar dinero; pero esta gente quería mi corazón.

Encontré a personas realmente hambrientas de relación, y eso me conmovió, pero hay otro tema, algo más complejo que ellos no me dijeron, pero que era muy claro, muy visible en su cuerpo: “¿por qué?, ¿por qué soy así?, ¿por qué la gente se ríe de mí?, ¿por qué me caigo al suelo?, ¿por qué no puedo estar con mis padres?, ¿por qué me han traído aquí, a una institución?, ¿por qué?...” Y no hay respuestas, y es una gran pregunta. Yo no lo hice y ninguno de vosotros eligió nacer, fuimos concebidos por nuestros padres, no pedimos ser hombre o mujer, y ni siquiera elegimos nuestro nombre, no elegimos nuestra nacionalidad, simplemente llegamos a esta tierra, tenemos los padres que tenemos. Las personas con deficiencia no eligieron tener una encefalitis o una parálisis cerebral o una meningitis, no lo eligieron, simplemente sucedió y no pueden entenderlo.

Por qué nació así, por qué la sociedad no los quiere, esa pregunta: “¿por qué?” es una pregunta muy fuerte, es una gran pregunta para los padres, por qué mi hijo ha nacido con una deficiencia. A veces eso conlleva ciertas connotaciones... “¿qué le he hecho yo a Dios para que suceda esto?” y vosotros sabéis, no hay ninguna respuesta. Lo único que sé, es que ellos no hacen más esa pregunta si se sienten queridos y apreciados. Esa pregunta siempre surge de un lugar de dolor. Me conmovió mucho encontrarme con estas personas; y animado por el Padre Thomas sentí que Dios me estaba llamando a bajar hacia ellos y vivir aprendiendo. Por eso dejé la enseñanza y empecé a visitar hospitales psiquiátricos y diferentes instituciones y me encontré con un mundo lleno de dolor del que no sabía nada. Visité esa pequeña institución de 30 hombres, pero luego me encontré con cientos y cientos de personas. Encontré hospitales psiquiátricos que tenían hasta 4.200 personas enfermas, de los cuales la mitad, unos 2.000 eran considerados casos crónicos, estarían ahí siempre, durante toda su vida. Y la otra mitad, otros 2.000, eran considerados “mentales”, lo que la gente entonces normalmente denominaba “esquizofrenia crónica”. Me conmovió mucho por ejemplo, visitar lugares donde encontraba cientos de mujeres con esquizofrenia. Se habían vuelto feas, mal vestidas, andando de acá para allá , sin trabajar...; eso me creó muchas preguntas, tenía muchas preguntas sobre las enfermedades mentales. Las otras 2.000 eran hombres y mujeres con deficiencias mentales, y muchas de ellas estaban agrupadas en dormitorios donde había 40 ó 60 camas; cada cama al lado de la otra, sin trabajar, todo el día yendo de acá para allá, caminando y me preguntaba: “¿cuál es el sentido de todo esto?”

Intenté hablar con familias, con padres, para entender lo que los padres estaban viviendo y eso me conmovió mucho también. Era un momento en que las personas con deficiencia no podían hacer la Comunión y los padres se preguntaban: “¿por qué mi hijo no puede hacer la Comunión?”

Recuerdo haberme encontrado con un doctor, era el padre de una chica joven con una deficiencia y él me contó: “cuando mi hija nació, yo estaba presente, mi reacción inmediata fue pensar “¿qué he hecho yo a Dios para tener una reacción como esta?”

He conocido muchas familias que sentían que tener un hijo, una hija con deficiencia era un castigo de Dios. Esta reacción no solo la he encontrado en una sociedad cristiana, sino también en China, en Malasia..., en todo el mundo. Y una conjunción de la inconsciencia de la humanidad y eso me conmovió, me turbó.

Hace poco me encontré con una mujer embarazada de ocho meses; me pidieron que hablara con ella porque estaba herida; me encontré a una mujer muy deprimida, muy enfadada, un poco histérica. Rápidamente me di cuenta de que no podía decirle nada, porque no puedes discutir con alguien que está viviendo ese dolor; lo único que supe decir fue: “señora, yo he elegido vivir con personas con deficiencia, usted no, y es muy diferente, esto se le ha impuesto a usted, yo lo he elegido y para mí ha sido un gran don, un gran regalo de Dios”.

Quien tiene un hijo, una hija con discapacidad, sufre una gran decepción ¡y eso es normal, es una decepción! Cualquier pareja quiere un bebé normal, precioso, es obvio; pero... ¿qué es lo que sucede al chico, que siente que él o ella es una decepción? Así que, necesariamente vivimos en un mundo de dolor, y no escondamos el dolor, existe mucho dolor. Es muy difícil para las personas con discapacidad que saben que nunca serán las personas que los demás quieren que sean, que tienen dificultades para comunicarse, dificultades con su cuerpo, un montón de cosas que no pueden entender, muchos dolores físicos, dolores mentales..., ¡hay mucho dolor!

A veces los padres van a la iglesia, con su hijo o su hija, y son incapaces de volver al domingo siguiente porque su hijo está corriendo o gritando. En una de nuestras comunidades hemos acogido a tres niños; la comunidad fue a la parroquia local, pero los niños hicieron demasiado ruido y el párroco nos pidió que no lo trajéramos otra vez. Nosotros podíamos soportarlo, porque tenemos un coche y podíamos ir a otra parroquia...

(Una persona se pone enferma en la sala, pierde el conocimiento durante la charla y debemos interrumpir unos minutos...)
“Vamos a tomarnos un minuto de silencio para rezar por Concha...”

Os estaba contando una historia de estos tres niños y la familia en nuestra parroquia que se nos dijo que nos fuéramos porque armábamos mucho ruido. Nosotros como comunidad podemos soportar esto porque tenemos coche y podemos ir a otra parroquia; pero ¿qué puede hacer su madre, su padre, a los que les piden que se vayan? Así que podemos hablar sobre el gran dolor que existe en el corazón de los padres y podemos entenderlo.

Hace unos días estuve en Serbia, hablando con familias y había una misa para una de las comunidades, y entre las personas con una discapacidad, había una chica llamada Lora; era una chica de unos 40 años que era autista, una chica muy guapa, pero no podía estar sentada dos minutos, así que se movía entre silla y silla, acercándose cada vez más al sacerdote. Era muy divertido porque a veces hablaba y reía, y cada vez que se acercaba, se acercaba un poquito más. Al final encontró el micrófono y decidió que era importante hacer algunos ruidos en el micrófono. Pero me di cuenta de que la comunidad era excelente, nadie la paró y no molestó a nadie y fue muy bonito eso que ella estaba haciendo; y el sacerdote llevó realmente el tema con una gran paz, como es en una Comunidad de Fe y Luz. Pero para la madre de Lora, en una parroquia normal, no lo sé.

Así que podemos hablar mucho del dolor de los padres; así que descubrí todo este mundo de dolor. Y me sentí llamado a acoger a dos hombres e intentar aliviarles el dolor; eran dos personas que vivían en una institución. Raphaël había tenido una meningitis, había perdido parte del habla, su cuerpo era inestable. Philippe había tenido una encefalitis, con un brazo y una pierna paralizados, hablaba demasiado y ambos tenían reales problemas intelectuales. Fui capaz de comprar una pequeña casa en ruinas, en un pueblecito. Les pregunté si querían venirse a vivir conmigo; por supuesto, para salir de la institución dijeron que sí; así que empezamos a vivir juntos. Yo me encargaba de la cocina y lo hacía muy mal. Vosotros sabéis que cuando se juntan tres hombres se sabe mucho de cómo ensuciar pero poco de cómo limpiar; no quiero meterme mucho en el tema de las diferencias entre hombre y mujer, nos puede llevar a un camino un poco dificultoso en la Iglesia este tema; en cualquier caso, empecé a descubrir una serie de cosas, el dolor y aprender a escucharles. No sólo escuchar su lenguaje verbal, que estaba muy reducido en el caso de Raphaël y en el otro caso demasiado aumentado, sino que aprendí sobre todo a escuchar su lenguaje corporal, porque a veces sabemos hablar con nuestra boca, pero también hablamos con nuestros ojos, con nuestras lágrimas, con nuestras sombras, con nuestra ira, nuestra violencia..., nuestro cuerpo es un lenguaje. Así como os dije ayer, en Fe y Luz somos expertos en lenguaje, para entender a las personas. Este fue un gran cambio para mí, porque yo provenía de lo bueno y lo malo, hacia la gente, hacia ti, sin etiquetas; etiquetas de capaz, incapaz, católico, no católico. ¿Dónde está tu dolor?, ¿dónde está tu esperanza?, ¿dónde está tu deseo?, ¿cómo puedes hacer para ser más completamente lo que quieres ser?

Una de las cosas que más he aprendido en El Arca es olvidarme de un grupo con etiquetas e ir más a las personas; entender realmente quién eres tú, quizá con tu religión, con tu cultura..., pero ¿quién eres tú?, ¿y dónde está tu dolor? En el Evangelio de San Juan, las primeras palabras de Jesús, se dirigen hacia dos personas que dejan todo para seguirle, una de ellas es Andrés y el otro probablemente es Juan, aunque no lo sabemos. Estos dos hombres comienzan a seguirle y Jesús se da la vuelta y les dice: “¿qué estáis buscando?” les lanza la pelota a su tejado y les está preguntado: “¿por qué habéis venido aquí?, ¿qué estáis buscando?” Es muy importante saber lo que están buscando. Quizás habéis venido porque queréis estar cuatro días lejos de vuestro entorno habitual y piensan que lo que hicimos ayer en ese papelito fue poner “¿qué es lo que quieres?” Esas son las primeras palabras de Jesús; lanza ese mensaje a nuestro deseo ¿qué es lo que yo quiero, lo que tú quieres, lo que nosotros queremos? No para que yo me adapte a lo que los demás quieren que yo sea, yo quiero ser yo; eso no quiere decir que no deba tomarme en serio lo que los demás me digan, pero esencialmente, yo quiero ser yo mismo, quiero desarrollar mi propia conciencia personal en relación con Dios.

Empecé a tocar el dolor de esta gente... ¿qué significa para un hombre o una mujer que siempre ha sentido la decepción? Cuando sus padres mueren ser arrinconados en una institución también una gran tristeza ¿qué significa eso para Dios?, ¿qué significa para su situación personal?, ¿qué significa eso para la conciencia que tienen de ellos mismos? Porque la pregunta para vosotros, la pregunta para mí es ¿cuál es el sentido de mi vida?, ¿cuál es el sentido de sus vidas?, ¿qué conciencia tienen del sentido de sus vidas?

Así que, empecé a escuchar su dolor. Cuando acogí a Philippe, el director de la institución me dijo: “su madre ha muerto, pero no hemos querido decírselo porque le haríamos mucho daño” me costó entenderlo. Así que, cuando Philippe comenzó a vivir conmigo, encontré a un tío suyo y le dije: tienes que venir y decirle a tu sobrino que su madre ha muerto, y él me dijo: no, le voy a herir demasiado, pero... “ella ha muerto y debe saberlo”; en cualquier caso, el tío habló con Philippe, se lo contó y se deprimió. Llevé al día siguiente a Philippe a la tumba, porque quería que él tocara la realidad y no seguir viviendo en la sombra. Todavía recuerdo a Philippe tirándose a la tumba, con los brazos en cruz llorando, llorando, llorando... Yo creo que lloraba no porque su madre hubiera muerto, sino porque nadie le había tratado como una persona. Así que comencé a descubrir todo el dolor que había en él. También empecé a descubrir lo que le gustaba la celebración y ellos despertaron el niño que había en mí. Vosotros sabéis, todos tenemos un niño dentro de nosotros.

Cuando dejé la marina era una persona muy seria. Quizás un poco asustado por las relaciones. Estaba más cómodo cuando estaba por encima o por debajo. Tiene sentido porque por encima mandas, y por debajo obedeces. Pero el mismo nivel en las relaciones es más complicado. Probablemente tenía problemas para integrar mi sexualidad, así que, me sentía un tanto cerrado a las relaciones, era capaz de hacer cosas por las personas, y era capaz de ser enseñado por otros. Pero la relación se me hacía más difícil. Lo que empecé a descubrir con personas con deficiencia era que lo importante era la relación y entrar en relación significa hacerse vulnerable, no controlar siempre las relaciones; porque cuando verdaderamente amas a alguien, puedes controlar y estar con ellos; ellos van a controlar y estar contigo; así es el misterio de la amistad y del amor. No estamos ahí para poseer a las personas, para controlarlas, sino entrar en una confianza mutua en la relación.

Así que ellos despertaron el niño que había en mí. En El Arca también nos gusta mucho celebrar y en muchos lugares, el corazón de Fe y Luz es celebrar; lo vimos ayer con el Padre Fernando, ¡es un gran actor! ¡Eso es muy bueno! La risa, la celebración, la comunicación, bailar, estar juntos, pasárselo bien juntos, crear cuerpo juntos... Así que, pienso que personas como Raphaël despertaron algo muy profundo en mí, que probablemente yo había escondido.

Pero también descubrí algo sobre el mensaje del Evangelio. Hay un texto muy bello que descubrí, porque Jesús es una persona increíble. Jesús no te impone, no te dice lo que debes hacer..., Él te invita; siempre es una cuestión de invitar, y es muy bello cuando Jesús invita y dice: “cuando des una comida, no invites a los miembros de tu familia”; es extraño, creía que Jesús era muy pro familia, “no invites a los ricos, no invites a tus amigos, porque cuando des realmente una buena comida, un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos y así recibirás la bendición de Dios, serás bendecido”.
Y estar sentados a la misma mesa con los pobres, los paralíticos, los ciegos, los lisiados..., no significa sentarse a comer espagueti con ellos. En lenguaje bíblico, eso significa “hacerse amigo de ellos”. Si te haces amigo de alguien que ha sido excluido, recibirás la bendición de Dios.

Nuestro Dios está muy herido por la división. La visión completa de Dios y de la Encarnación es conseguir la unidad, que estemos unos junto a otros, traer, conseguir la unidad. Así que, la misión principal de Jesús es traer la paz, y la paz no es la coexistencia sin más. La paz no es sólo la ausencia de guerra, la paz es juntarnos unos con otros y encontrarnos. El deseo de Dios es juntarnos con personas con una deficiencia y crear Comunidades, de eso trata El Arca, de eso es de lo que trata Fe y Luz. Así que, he aprendido mucho, todavía tengo mucho que aprender, todavía hay muchas cosas dentro de mí que deben cambiar, pero estoy en camino ¡todos estamos en camino!

Ahora os invito a hacer un rato de silencio, tiempo de oración y de reflexión. Tiempo para que os pongáis en Su presencia, y escuchar a Jesús que nos pregunta: “¿qué es lo que quieres?, ¿qué es lo que quieres realmente?, ¿qué quieres hacer con tu vida?”

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