«La primera vez que leí las palabras de Jesús “ama a tus enemigos”, ni las entendí ni sabía cómo hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor, muchas cicatrices y he sido víctima mucho tiempo. ¿Perdonar? Eso me resultaba imposible. Tuve que rezar mucho y no fue fácil… pero, con la ayuda de Dios, finalmente lo logré»
31 de marzo de 2012.- ¿Qué reacción tendrías si te encontrases delante de quien ha asesinado a tu familia? Si el parámetro de nuestras acciones lo marcara lo que Hollywood u otros modelos nos facilitan, la respuesta sería obvia: «¡Denme una pistola inmediatamente, que pienso matar a este desgraciado!». Es algo comprensible, después de todo. Pero la respuesta de Kim Phuc a este dilema fue diametralmente opuesta.
Vietnam, 8 de junio de 1972. Un consejero militar estadounidense coordina el bombardeo de la aldea en que Kim vive; las bombas contienen napalm, un combustible gelatinoso que, en palabras de Kim misma, se siente como «quemarte con gasolina por debajo de la piel». En ese entonces, ella contaba con sólo nueve años y la foto en que aparece corriendo desnuda por un sendero y llorando, con el cuerpo quemado por el napalm, se convirtió en un símbolo. Leer más...