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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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martes, 15 de marzo de 2011

El testimonio de la corta vida de santidad de Chiara Luce Badano contado por quienes la han conocido























15de marzo de 2011.- Un partido de tenis cuando tenía 17 años fue el evento que cambió radicalmente la vida de Chiara Badano (1971 — 1990). Allí comenzó a sentir dolores muy fuertes. Era el principio de la enfermedad que meses después la llevó a la muerte. «Por ti, Jesús, ¡si tú lo quieres, yo también lo quiero!», eran las palabras que repetía durante su agonía.

Chiara pertenecía al Movimiento de los Focolares, fundado en Italia por Chiara Lubich en 1943. Fue beatificada el sábado 25 de septiembre de 2010 en el santuario del Divino Amor en Roma, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en representación del Papa Benedicto XVI, y  contó con la presencia del cardenal Ennio Antonelli y miles de personas, en su mayoría jóvenes, casi todos focolares venidos de 57 países para la primera beatificación de un miembro del movimiento que fundó Chiara Lubich.

En este vídeo de casi 43 minutos de duración puede verse el testimonio de la fructífera y corta vida de Chiara Luce Badano contado con textos en primera persona de la misma Chiara Luce, por sus propios padres, Teresa y Ruggiero Badano, y por personas que la han conocido. Un documental audiovisual de profundo calado testimonial y espiritual.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Los padres de la nueva beata Chiara Luce Badano explican como dió su sí a Jesús en la enfermedad


* "Advertimos enseguida que no era sólo hija nuestra. Era ante todo de Dios, y como tal teníamos que educarla, respetando su libertad”
* "Se dedicaba a las personas que tenía alrededor. En especial había una muchacha, en la otra habitación, que estaba allí para desintoxicarse de la droga. Chiara le lavaba el cabello y le hacía mucha compañía. Viéndola más cansada, le pedimos que se limitara, pero ella nos calló con un seco: “Ya tendré tiempo para descansar” * "Con el TAC supimos lo que tenía: un sarcoma óseo. En ese momento sentí que me moría. Abrazándome fuerte a Ruggero nos dijimos: “Sólo Jesús nos puede ayudar a decir nuestro sí” y le pedimos con fuerza a la Virgen que “tomara de la mano a Chiara por este nuevo camino” * "Las últimas palabras de Chiara cuando nos saludó fueron: “Adiós mamá. Sé feliz porque yo lo soy”, y su último acto de amor fue el don de las córneas a dos jóvenes" 1 de octubre de 2010.- Un partido de tenis cuando tenía 17 años fue el evento que cambió radicalmente la vida de Chiara Badano (1971 – 1990). Allí comenzó a sentir dolores muy fuertes. Era el principio de la enfermedad que meses después la llevó a la muerte. "Por ti, Jesús, ¡si tú lo quieres, yo también lo quiero!", eran las palabras que repetía durante su agonía. Chiara pertenecía al Movimiento de los Focolares, fundado en Italia por Chiara Lubich en 1943. Ha sido beatificada este pasado sábado 25 de septiembre en el santuario del Divino Amor en Roma, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en representación del Papa Benedicto XVI, y ha contado con la presencia del cardenal Ennio Antonelli y miles de personas, en su mayoría jóvenes, casi todos focolares venidos de 57 países para la primera beatificación de un miembro del movimiento que fundó Chiara Lubich. Cuando la joven Chiara Luce Badano fue proclamada beata y su retrato descubierto, una atronadora salva de aplausos de dos minutos saludó el acontecimiento mientras, entre los asistentes, dos personas recibían una peculiar atención: Teresa y Ruggiero Badano, los padres de Chiara, señalados por el privilegio especial de ver a su hija convertida ya oficialmente por la Iglesia en mediadora e intercesora entre Dios y los hombres, un caso prácticamente único en la Historia de la Iglesia. Él estaba más conmovido. Teresa, sin embargo, sonreía, fiel a las palabras con que su niña la animó antes de expirar: «Sé feliz, porque yo soy feliz». «Durante todo este camino Chiara nos enseñó a cumplir la voluntad de Dios, como hizo ella, porque no sólo hay que decirle sí cuando todo va bien», dijeron sus padres ante los micrófonos de Radio Vaticana. Ruggiero considera lo que les ha pasado como un «misterio», algo «demasiado grande». Y así fue la beatificación. Monseñor Amato resumió lo sucedido en una frase: «La santidad de Chiara es una alegre canción al amor de Dios. Que los jóvenes sepan cantar alegremente para que canten esta vida de gracia con su propia vida».

Teresa y Ruggiero, la acompañaron durante sus dos años de enfermedad y su testimonio ha permitido conocer cómo era y cómo vivió. Explican sus vivencias en una entrevista.

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miércoles, 13 de enero de 2010

Aprueban el primer milagro atribuido a Chiara "Luce" Badano, joven fallecida en 1990 a los 18 años

* Murió de un cáncer de huesos que progresivamente la fue invadiendo * En la forma de afrontar la enfermedad dio un testimonio profundo de fe que ha conmovido el corazón a miles de jóvenes y personas de todas las edades * “Si tuviera que escoger entre caminar o ir al Paraíso escogería sin titubear: ir al Paraíso. Ahora me interesa sólo eso” * Pide a su madre que actúe de la siguiente forma cuando muera: “Mamá, mientras me preparas deberás repetir siempre: ahora Chiara Luce ve a Jesús…. Sean felices, porque yo lo soy” 13 de enero de 2010.- Pronto la Iglesia proclamará beata a una joven, fallecida en 1990 a los 18 años: se trata de Chiara "Luce" Badano. Benedicto XVI aprobó la publicación del decreto que reconoce un milagro realizado por Dios gracias a la intercesión de esta muchacha italiana, bella y deportista, el pasado 19 de diciembre, 18 meses después de haber reconocido las virtudes heroicas en julio de 2008. Es el primer miembro del Movimiento de los Focolares, fundado por Chiara Lubich, que alcanza esta meta. María Voce, presidenta de los Focolares, ha anunciado esta decisión de la Santa Sede explicando que “acaba de ser publicado el decreto oficial firmado por Benedicto XVI que reconoce el camino de santidad recorrido por nuestra gen Chiara Luce Badano. Se acerca por lo tanto su beatificación. Ella, primera entre los nuestros del Movimiento que ha alcanzado esta meta, nos anima a creer en la lógica del Evangelio, del grano de trigo caído en tierra que muere y que produce mucho fruto. Su ejemplo luminoso nos ayudará a dar a conocer la luz del carisma y a anunciar al mundo que Dios es amor”. Publicamos su testimonio explicado en texto y un vídeo sobre su vida. Leer más...

miércoles, 16 de julio de 2008

Testimonio: “En el amor de esa nueva familia descubrí el verdadero rostro de Dios” / Autor: L. K. – (Grecia)

(Movimiento de los Focolares) En camino hacia la JMJ 2008, proponemos la historia de un joven de Grecia, que ha hecho la experiencia de la fuerza del Espíritu Santo y ha encontrado en el Evangelio el ideal de su vida.

Tenía 6 años cuando mi mamá se fue de la casa. Somos 4 hermanos y con mi padre la vida se hizo cada vez más difícil: todos los días regresaba a la casa borracho y a menudo nos pegaba, sin motivo. Era una vida insoportable. Un día mi hermano más grande decidió ir a la policía para denunciarlo. Papá fue a la cárcel y a nosotros nos dejaron en un orfanato.

En ese ambiente no encontraba paz: dificultades por doquier. Una noche nos escapamos a escondidas y por algún tiempo encontramos refugio con algunos parientes. Hasta que el asistente social me confío a una nueva familia, junto con otros dos de mis hermanos, una vez más estaba asustado… En cambio en el amor de esta nueva familia, descubrí el verdadero rostro de Dios: Dios Amor. No lo había experimentado nunca.

Ahora me doy cuenta de que estos nuevos padres nos han amado “dando la vida” por nosotros, desde el primer día y siempre. Junto a ellos descubrí que el amor sanaba poco a poco todas las heridas de mi pasado. Pero ¿hacia dónde dirigir mis pasos? ¿Qué significaba para mí amar? Un día recibí una invitación y participé en un gran encuentro en Roma. Una experiencia extraordinaria, intuí que mi sed de un gran ideal, de un ideal auténtico por el cual vivir, encontraba una respuesta.

Después de algún tiempo me esperaba el servicio militar, que en Grecia es obligatorio. Estaba preocupado, nuevamente me encontraría en un ambiente pobre de esos valores que estaba descubriendo. Preparando la maleta, tomé conmigo un libro de Chiara Lubich que alguien me había dado y, en las largas noches de guardia, cuando era posible, lo sacaba del bolsillo y lo leía. La luz del Evangelio que Chiara me explicaba era tan fuerte que me sostuvo también en esos meses. También yo quiero amar de este modo, sin límites, quiero aprender mejor el arte de amar y después llevarlo a mi país, a Grecia. Realmente puedo decir que “todo lo vence el amor”.

jueves, 24 de abril de 2008

Cien mil jóvenes focolares implicados en una carrera mundial por la unidad / Autora: Nieves San Martín

Los «Chicos por la Unidad» correrán en lugares simbólicos del planeta

ROMA (ZENIT.org).- Adolescentes del Movimiento de los Focolares correrán el próximo 10 de mayo la Run4Unity 2008, una carrera de relevos mundial según los husos horarios, para manifestar su compromiso por construir la unidad entre los pueblos. En el acontecimiento participarán cien mil jóvenes de todo el mundo con enlaces en directo.

Se trata de la segunda edición de este acontecimiento, en todos los husos horarios de las 16.00 a las 17.00 horas, con el paso del testigo de un huso a otro, «para cubrir la Tierra con un abrazo planetario», informa una nota de prensa enviada a Zenit por el Movimiento de los Focolares.
Los chicos correrán en lugares simbólicos del planeta: en las fronteras entre países en guerra, en los barrios olvidados, por las calles de las más grandes metrópolis, para extender en el mundo un arcoiris de fraternidad.

Bajo el lema «ColoreAMOs la ciudad», la carrera de relevos culminará con una transmisión en directo vía satélite y vía internet de las 18 a las 19.30 horas, desde la Plaza Navona de Roma.
Habrá coreografías, historias y proyectos en un acontecimiento en el que participarán dos mil chicos procedentes de los cinco continentes en Roma, y más de cien mil en todo el mundo, con informaciones y enlaces en directo desde las carreras de todas las latitudes, intervenciones vídeo de Chiara Lubich a los chicos, entrevistas a los primeros testigos del Movimiento.
«Llegará el momento en el que el adulto culminará su carrera --escribía Chiara Lubich en 1968- y el joven, convertido en adulto, correrá hasta que un chico, se ponga a su lado con la misma bandera. Hasta que todos serán verdaderamente uno y el testamento de Jesús se habrá cumplido».

Run4Unity 2008, en preparación desde hace más de un año, es la primera gran manifestación del Movimiento de los Focolares desde la última despedida a Chiara Lubich. Desde diversos países del mundo, por unanimidad, ha llegado de los chicos la propuesta de transformar este evento en un gracias a ella.
El acontecimiento está patrocinado por el secretario general del Consejo de Europa, Alto Patronato del Presidente de la República Italiana, Ministerio de Asuntos Exteriores y Región Lacio de Italia.

El inicio de la manifestación, según lo previsto, tocará a los chicos de las Islas Fiji en el Océano Pacífico, a las 16, hora local. A las 17, mediante un enlace vía internet, pasarán el testigo al siguiente huso horario. En el arco de 24 horas el relevo alcanzará localidades de todas las latitudes donde intervendrán personajes del mundo del deporte, de la cultura, autoridades civiles y religiosas. Concluirán la carrera los chicos de San Francisco, Vancouver, Lima y Santiago de Chile.

Las manifestaciones deportivas atravesarán lugares símbolo de paz, pasarán cerca de las fronteras entre países en guerra, bajarán a los barrios donde se viven fuertes tensiones, como en Tierra Santa, correrán sobre la línea del Ecuador y en las grandes capitales como Manila, Ciudad del Cabo, Budapest, París, Lisboa, Oslo, Nairobi, Ciudad de México, San Paolo, Lima, Buenos Aires y Nueva York.
Run4unity 2008 será también una ocasión para dar visibilidad a los centenares de proyectos concretos de «ColoreAMOs la ciudad», promovido por los «Chicos por la Unidad» a nivel local y mundial.

Esta iniciativa, lanzada en el 2005, tiene como objetivo llenar de color, con el amor, los «rincones grises» de las ciudades: residencias geriátricas, orfanatos, barrios marginados, parques públicos que limpiar. Grupos de chicos, de acuerdo con las instituciones del territorio y unidos entre ellos a nivel mundial por una página web (http://www.teens4unity.net/), serán protagonistas de una ciudadanía activa y promotores de un futuro de paz y unidad entre los pueblos.
Se trata de una competición dentro de la competición. Justamente el 10 de mayo se premiará a las siete ciudades que hayan realizado el mayor número de actividades por el proyecto «ColoreAMOs la ciudad» o que se hayan distinguido por la originalidad de las iniciativas.
La retransmisión desde Roma vía Internet y vía satélite de Run4unity 2008, tendrá lugar en varios momentos: a las 13.30, a las 18.00 y a las 20.45. Gracias a fotos, reportajes, intervenciones en directo desde las áreas geográficas que hayan cubierto ya su propio huso horario, se podrán seguir las fases de la carrera en cada localidad por la que haya pasado esta manifestación. Los chicos, con expresiones artísticas, juegos y experiencias de vida, testimoniarán que el encuentro de culturas y religiones diferentes no sólo es posible, sino que en muchos puntos de la tierra ya es una realidad.
En Roma, un equipo de jóvenes periodistas elaborará, en tiempo real, las noticias que lleguen de los diferentes nudos de la red mundial. Están previstas conexiones con Tierra Santa, el País Vasco, y con Bolívar, un pueblo andino a 3.300 metros de altitud.
Después de haber invitado a todos a vivir la «Regla de oro» del Evangelio «Haz a los otros lo que querrías que te hicieran a ti», presente también en los principales textos sagrados de las otras religiones, Run4unity 2008 se concluirá con una coreografía que tendrá como símbolo la luz, expresión del amor que alumbra las pequeñas y grandes noches de las personas y el mundo.

Los «Chicos por la Unidad» son los adolescentes del Movimiento de los Focolares, de pueblos y lenguas diferentes, pertenecen a varias Iglesias, pero también a religiones no cristianas o a culturas que no profesan un credo religioso. Actualmente son 150.000, presentes en 182 Países.

Para saber más: http://www.run4unity.net/.

Para ver los videos haz click sobre las imagenes



Video prohibido-Un mundo Unido

miércoles, 19 de marzo de 2008

«LA TÚNICA ERA SIN COSTURAS» / Autor: P. Raniero Cantalamessa O.F.M. Cap.


Predicación del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro

En la tarde de este Viernes Santo, Benedicto XVI ha presidido, en la Basílica vaticana, la celebración de la Pasión del Señor. Durante la Liturgia de la Palabra se ha dado lectura al relato de la Pasión según san Juan.

A continuación el predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., ha pronunciado la homilía, cuyo texto ofrecemos íntegramente.

La Liturgia de la Pasión ha proseguido con la Oración universal y la adoración de la Santa Cruz; ha concluido con la Santa Comunión.


* * *


«Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: "No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca". Para que se cumpliera la Escritura: "Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica"» (Jn 19,23-24).

Siempre ha surgido la cuestión de qué quiso decir el evangelista Juan con la importancia que da a este particular de la Pasión. Una explicación reciente es que la túnica recuerda al paramento del sumo sacerdote y que Juan, por ello, deseó afirmar que Jesús murió no sólo como rey, sino también como sacerdote.

De la túnica del sumo sacerdote no se dice, sin embargo, en la Biblia, que tuviera que ser sin costuras (Cf. Ex 28,4; Lev 16,4). Por eso los exégetas más autorizados prefieren atenerse a la explicación tradicional según la cual la túnica inconsútil simboliza la unidad de la Iglesia [1].

Cualquiera que sea la explicación que se da del texto, una cosa es cierta: la unidad de los discípulos es, para Juan, la razón por la que Cristo muere: «Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Jn 11,51-52). En la última cena Él mismo había dicho: «No ruego sólo por estos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17,20-21).

La alegre noticia que hay que proclamar el Viernes Santo es que la unidad, antes que una meta a alcanzar, es un don que hay que acoger. Que la túnica estuviera tejida «de arriba abajo», escribe san Cipriano, significa que «la unidad que trae Cristo procede de lo Alto, del Padre celestial, y por ello no puede ser escindida por quien la recibe, sino que debe ser integralmente acogida» [2].

Los soldados dividieron en cuatro partes «los vestidos», o «el manto» (ta imatia), esto es, el indumento exterior de Jesús, no la túnica, el chiton, que era el indumento interno, que se lleva en contacto directo con el cuerpo. Un símbolo éste también. Los hombres podemos dividir a la Iglesia en su elemento humano y visible, pero no su unidad profunda que se identifica con el Espíritu Santo. La túnica de Cristo no fue ni jamás podrá ser dividida. Es también inconsútil. Es la fe que profesamos en el Credo: «Creo en la Iglesia, una, santa, católica y apostólica».

* * *
Pero si la unidad debe servir como signo «para que el mundo crea», debe ser una unidad también visible, comunitaria. Es ésta unidad la que se ha perdido y debemos reencontrar. Se trata de mucho más que de relaciones de buena vecindad; es la propia unidad mística interior --«un solo Cuerpo y un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos» (Ef 4,4-6)--, en cuanto que esta unidad objetiva es acogida, vivida y manifestada, de hecho, por los creyentes.

Después de la Pascua, los apóstoles preguntaron a Jesús: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?». Hoy dirigimos frecuentemente a Dios el mismo interrogante: ¿Es éste el tiempo en que vas a restablecer la unidad visible de tu Iglesia? También la respuesta es la misma de entonces: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hch 1,6-8).

Lo recordaba el Santo Padre en la homilía pronunciada el pasado 25 de enero, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en conclusión de la Semana [de oración] por la unidad de los cristianos: «La unidad con Dios y con nuestros hermanos y hermanas --decía-- es un don que viene de lo Alto, que brota de la comunión de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que en ella se incrementa y se perfecciona. No está en nuestro poder decidir cuándo o cómo se realizará plenamente esta unidad. Sólo Dios podrá hacerlo. Como san Pablo, también nosotros ponemos nuestra esperanza y nuestra confianza en la gracia de Dios que está con nosotros».

Igualmente hoy será el Espíritu Santo, si nos dejamos guiar, quien nos conduzca a la unidad. ¿Cómo actuó el Espíritu Santo para realizar la primera fundamental unidad de la Iglesia: aquella entre los judíos y los paganos? Descendió sobre Cornelio y su casa de igual manera en que había descendido en Pentecostés sobre los apóstoles. De modo que a Pedro no le quedó más que sacar la conclusión: «Por lo tanto, si Dios les ha concedido el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poner obstáculos a Dios?» (Hch 11,17).

De un siglo a esta parte hemos visto repetirse ante nuestros ojos este mismo prodigio a escala mundial. Dios ha efundido su Espíritu Santo de manera nueva e inusitada en millones de creyentes, pertenecientes a casi todas las denominaciones cristianas y, para que no hubiera dudas sobre sus intenciones, lo ha derramado con idénticas manifestaciones. ¿No es éste un signo de que el Espíritu nos impele a reconocernos recíprocamente como discípulos de Cristo y a tender juntos a la unidad?

Esta unidad espiritual y carismática, por sí sola, es verdad, no basta. Lo vemos ya en los inicios de la Iglesia. La unidad entre judíos y gentiles en cuanto se realizó estaba amenazada por el cisma. En el llamado concilio de Jerusalén hubo una «larga discusión» y al final se llegó a un acuerdo, anunciado a la Iglesia con la fórmula: «Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros...» (Hechos 15,28). El Espíritu Santo obra, por lo tanto, también a través de otra vía que es el afrontamiento paciente, el diálogo y hasta los acuerdos entre las partes, cuando no está en juego lo esencial de la fe. Obra a través de las «estructuras» humanas y los «ministerios» instituidos por Jesús, sobre todo el ministerio apostólico y petrino. Es lo que llamamos hoy ecumenismo doctrinal e institucional.

* * *
La experiencia nos está convenciendo, sin embargo, de que este ecumenismo doctrinal, o de vértice, tampoco es suficiente ni avanza si no se acompaña de un ecumenismo espiritual, de base. Lo repiten cada vez con mayor insistencia precisamente los máximos promotores del ecumenismo institucional. En el centenario de la institución de la Semana de oración por la unidad de los cristianos (1908-2008), a los pies de la Cruz deseamos meditar sobre este ecumenismo espiritual: en qué consiste y cómo podemos avanzar en él.

El ecumenismo espiritual nace del arrepentimiento y del perdón, y se alimenta con la oración. En 1977 participé en un congreso ecuménico carismático en Kansas City, en Missouri. Había cuarenta mil personas, la mitad católicas (entre ellas el cardenal Suenens) y la otra mitad de diversas denominaciones cristianas. Una tarde empezó a hablar al micrófono uno de los animadores de una forma en aquella época extraña para mí: «Vosotros, sacerdotes y pastores, llorad y lamentaos, porque el cuerpo de mi Hijo está destrozado... Vosotros, laicos, hombres y mujeres, llorad y lamentaos porque el cuerpo de mi Hijo está destrozado».

Comencé a ver a los participantes caer, uno tras otro, de rodillas a mi alrededor, y a muchos de ellos sollozar de arrepentimiento por las divisiones en el cuerpo de Cristo. Y todo esto mientras un cartel sobresalía de un lado a otro en el estadio: «Jesús is Lord, Jesús es el Señor». Me encontraba allí como un observador aún bastante crítico y desapegado, pero recuerdo que pensé: Si un día todos los creyentes se reúnen para formar una sola Iglesia, será así: mientras estemos todos de rodillas, con el corazón contrito y humillado, bajo el gran señorío de Cristo.

Si la unidad de los discípulos debe ser un reflejo de la unidad entre el Padre y el Hijo, debe ser ante todo una unidad de amor, porque tal es la unidad que reina en la Trinidad. La Escritura nos exhorta a «hacer la verdad en la caridad» (veritatem facientes in caritate) (Ef 4,15). Y san Agustín afirma que «no se entra en la verdad más que a través de la caridad»: non intratur in veritatem nisi per caritatem [3].

Lo extraordinario acerca de esta vía hacia la unidad basada en el amor es que ya está abierta de par en par ante nosotros. No podemos «quemar etapas» en cuanto a la doctrina, porque las diferencias existen y hay que resolverlas con paciencia en las sedes apropiadas. Pero podemos en cambio quemar etapas en la caridad, y estar unidos desde ahora. El verdadero y seguro signo de la venida del Espíritu no es -escribe san Agustín-- hablar en lenguas, sino que es el amor por la unidad: «Sabéis que tenéis el Espíritu Santo cuando accedéis a que vuestro corazón se adhiera a la unidad a través de una sincera caridad» [4].

Meditemos en el himno a la caridad, de san Pablo. Cada frase suya adquiere un significado actual y nuevo, si se aplica al amor entre los miembros de las diferentes Iglesias cristianas, en las relaciones ecuménicas:

«La caridad es paciente...

La caridad no es envidiosa...

No busca su interés...

No toma en cuenta el mal (si acaso, ¡el mal realizado a los demás!).

No se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad (no se alegra de las dificultades de las otras Iglesias, sino que se goza en sus éxitos).

Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta»
( l Co 13,4 ss).

Esta semana hemos acompañado a su morada eterna a una mujer -Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares-- que fue una pionera y un modelo de este ecumenismo espiritual del amor. Con su vida nos demostró que la búsqueda de la unidad entre los cristianos no lleva a cerrarse al resto del mundo; es, más bien, el primer paso y la condición para un diálogo más amplio con los creyentes de otras religiones y con todos los hombres a quienes les importa el destino de la humanidad y de la paz.

* * *
«Amarse -se dice-- no es mirarse el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección». También entre cristianos amarse significa mirar juntos en la misma dirección que es Cristo. «Él es nuestra paz» (Ef 2,14). Ocurre como en los radios de una rueda. Observemos qué sucede a los radios cuando, desde el centro, parten hacia el exterior: a medida que se alejan del centro se distancian también unos de otros, hasta terminar en puntos lejanos de la circunferencia. Miremos, en cambio, qué sucede cuando, desde la circunferencia, se dirigen hacia el centro: según se aproximan al centro, se acercan también entre sí, hasta formar un único punto. En la medida en que vayamos juntos hacia Cristo, nos aproximaremos también entre nosotros, hasta ser verdaderamente, como Él pidió, «uno, con Él y con el Padre».

Aquello que podrá reunir a los cristianos divididos será sólo la difusión, entre ellos, de una nueva oleada de amor por Cristo. Es lo que está aconteciendo por obra del Espíritu Santo y que nos llena de estupor y de esperanza. «El amor de Cristo nos apremia al pensar que uno murió por todos» (2 Co 5,14). El hermano de otra Iglesia -es más, todo ser humano-- es «aquél por quien murió Cristo» (Rm 14,15), igual que murió por mí.

* * *

Un motivo debe impulsarnos sobre todo en este camino. Lo que está en juego al inicio del tercer milenio ya no es lo mismo que al principio del segundo milenio, cuando se produjo la separación entre oriente y occidente, ni es lo mismo que a mitad del mismo milenio, cuando se produjo la separación entre católicos y protestantes. ¿Podemos decir que la forma exacta de proceder del Espíritu Santo del Padre, o la manera en que se realiza la justificación del pecador, sean los problemas que apasionan a los hombres de hoy y con los que permanece o cae la fe cristiana? El mundo ha seguido adelante y nosotros hemos permanecido clavados a problemas y fórmulas de las que el mundo ni siquiera conoce ya el significado.

En las batallas medievales había un momento en que, superada la infantería, los arqueros y la caballería, la riña se concentraba en torno al rey. Ahí se decidía el resultado final del choque. También para nosotros la batalla hoy se libra en torno al rey. Existen edificios o estructuras metálicas hechas de tal modo que si se toca cierto punto neurálgico, o se mueve determinada piedra, todo se derrumba. En el edificio de la fe cristiana esta piedra angular es la divinidad de Cristo. Suprimida ésta, todo se disgrega y, antes que cualquier otra cosa, la fe en la Trinidad.

De ello se percibe que existen actualmente dos ecumenismos posibles: un ecumenismo de la fe y un ecumenismo de la incredulidad; uno que reúne a todos los que creen que Jesús es el Hijo de Dios, que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que Cristo murió para salvar a todos los hombres; otro que reúne a cuantos, por respeto al símbolo de Nicea, siguen proclamando estas fórmulas, pero vaciándolas de su verdadero contenido. Un ecumenismo en el que, al límite, todos creen en las mismas cosas, porque nadie cree ya en nada, en el sentido que la palabra «creer» tiene en el Nuevo Testamento.

«¿Quién es el que vence al mundo -escribe Juan en su Primera Carta-- sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (1 Jn 5,5). Siguiendo este criterio, la distinción fundamental entre los cristianos no lo es entre católicos, ortodoxos y protestantes, sino entre quienes creen que Cristo es el Hijo de Dios y quienes no lo creen.

* * *

«El año segundo del rey Darío, el día uno del sexto mes, fue dirigida la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Yehosadaq, sumo sacerdote...: ¿Es acaso para vosotros el momento de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras mi Casa está en Ruinas?» (Ag 1,1-4).

Esta palabra del profeta Ageo se dirige hoy a nosotros. ¿Es éste el tiempo de seguir preocupándonos sólo de lo que afecta a nuestra orden religiosa, a nuestro movimiento, o a nuestra Iglesia? ¿No será precisamente ésta la razón por la que también nosotros «sembramos mucho, pero cosechamos poco» (Ag 1,6)? Predicamos y nos esforzamos en todos los modos, pero el mundo se aleja, en lugar de acercarse a Cristo.

El pueblo de Israel escuchó la reprensión del profeta, dejó de embellecer cada uno su propia casa para reconstruir juntos el templo de Dios. Entonces Dios envió de nuevo a su profeta con un mensaje de consuelo y de aliento, que es también para nosotros: «¡Mas ahora, ten ánimo, Zorobabel, oráculo del Señor; ánimo, Josué, hijo de Yehosadaq, sumo sacerdote, ánimo, pueblo todo de la tierra!, oráculo del Señor. ¡A la obra, que estoy yo con vosotros!» (Ag 2,4). ¡Ánimo, a todos vosotros, que tanto os importa la causa de la unidad de los cristianos, y al trabajo, porque yo estoy con vosotros, dice el Señor!

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[Traducción del original italiano por Marta Lago]

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[1] Cf. R. E. Brown, The Death of the Messiah, vol. 2, Doubleday, Nueva York 1994, pp. 955-958.

[2] S. Cipriano, De unitate Ecclesiae, 7 (CSEL 3, p. 215).

[3] S. Agustín, Contra Faustum, 32,18 (CCL 321, p. 779).

[4] S. Agustín, Discursos 269,3-4 (PL38, 1236 s.).

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La imagenes de la conmemoración de la Pasión en la Basílica de San Pedro, y la sintesis de su contenido en video

lunes, 17 de marzo de 2008

Cardenal Bertone en el funeral de Chiara Lubich, «un canto al amor de Dios» / Autora: Roberta Sciamplicotti

En la Basílica de San Pablo Extramuros

ROMA, (ZENIT.org).- «Un canto al amor de Dios». Así ha definido el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, la vida de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolores, en su funeral celebrado este martes.

Miles de personas participaron dentro y fuera de la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma en el rito fúnebre, en el que católicos, cristianos de otras confesiones, así como personas de diferentes religiones o no creyentes, rindieron tributo a la promotora de la unidad, fallecida a los 88 años, el pasado 14 de marzo.

Media hora de aplausos saludó al féretro de Chiara Lubich, pionera de esta realidad, que ella inició en 1943, esparcida en 182 países, con más de dos millones de adherentes y una irradiación entre varios millones de personas.

El cardenal Bertone, quien presidió las exequias, recordó en la homilía «el ardiente deseo por el encuentro con Cristo», que ha caracterizado toda la existencia de la fundadora.

«Y aún más intensamente los últimos meses y días, en los que se agravó la enfermedad, que la desnudó de toda energía física, llevándola a una subida paulatina del Calvario, culminada en el dulce regreso al seno del Padre».

«Ahora todo se ha verdaderamente cumplido --afirmó el secretario de Estado--: el sueño de los inicios se ha hecho verdad, el anhelo apasionado se ha saciado. Chiara encuentro a aquél que amó sin ver y, llena de alegría, puede exclamar: "Sí, ¡mi redentor está vivo!"».

«La vida de Chiara Lubich es un canto al amor de Dios, a Dios que es Amor», constató el purpurado italiano.

«No hay otro camino para conocer a Dios y para dar sentido y valor a la existencia. Sólo el Amor, el Amor divino, nos hace capaces de "engendrar" amor, de amar incluso a los enemigos. Esta es la novedad cristiana, en esto consiste todo el Evangelio».

«¿Cómo vivir el Amor?»,
se preguntó Bertone.

Tras la Última Cena, Jesús reza «para que todos sean uno»; «la oración de Cristo, por tanto, sostiene el camino de sus amigos de todos los tiempos», respondió.

«Su Espíritu suscita en la Iglesia testigos de Evangelio vivo; es Él, el Dios viviente, quien nos guía en las horas de tristeza y de duda, de dificultad y dolor. Quien se encomienda a Él no teme nada, ni el miedo de la travesía de mares tempestivos, ni los obstáculos ni ningún tipo de adversidad. Quien edifica la casa sobre Cristo, edifica sobre la roca del Amor que todo lo soporta, que todo lo vence».

La fundadora del Movimiento de los Focolares, «con estilo silencioso y humilde», no creó «instituciones de asistencia y de promoción humana», sino que se dedicó «a encender el fuego el amor de Dios en los corazones».

«Suscita personas que ellas mismas sean amor, que vivan el carisma de la unidad y de la comunión con Dios y con el prójimo; personas que difundan el amor-unidad, haciendo de sí mismos, de sus casas, de su trabajo un "hogar" [focolare, en italiano, ndt.], en el que ardiendo el amor contagia e incendia todo lo que está a su lado».

Esta misión, observó el cardenal, es posible para todos, pues el Evangelio «está al alcance de cada uno».

«La preciosísima llave para entrar en el Evangelio», para Chiara Lubich, «era la Virgen, y decidió precisamente encomendar a María su obra, llamándola precisamente Obra de María. "Quedará en la tierra como otra María --afirmó--: toda Evangelio, nada más que Evangelio, y dado que es Evangelio, no morirá».

El purpurado concluyó la homilía dando gracias al Señor por este testimonio, «por sus intenciones proféticas que han precedido y preparado los grandes cambios de la historia y los acontecimiento extraordinarios que vivió la Iglesia en el siglo XX».

En este sentido, mencionó la «valiente apertura ecuménica y la búsqueda del diálogo con las religiones», que han promovido los Focolares, definidos por Juan Pablo II en una de sus cartas como «apóstoles del diálogo», camino privilegiado para promover la unidad: diálogo dentro de la Iglesia católica, diálogo ecuménico, diálogo interreligioso, diálogo con los no creyentes.

Esta obra estaba testimoniada en la basílica por representantes cristianos, como el reverendo Martin Robra, del Consejo Ecuménico de las Iglesias; el metropolita Gennadios Zervos, de la Iglesia ortodoxa; el obispo de la Iglesia luterana Christian Krause; así como numerosos representantes de comunidades surgidas de la Reforma evangélica.

Participaban en el funeral, además, Lisa Palmieri, representante ante la Santa Sede del Comité Judío Americano; el imán Izak-El M. Pasha de la Mezquita de Harlem (Estados Unidos); el director del Centro Islámico Cultural de Roma, Abdulá Redouane; y el presidente de la Comunidad Islámica de Florencia, el imán Elzir Ezzedine.

El mundo budista estaba representado por el presidente del Consejo directivo de la Rissho Kosei Kai, Watanabe Yasutaka, y por el monje tailandés budista Phara-Maha Thongratana.

Entre los representantes de movimientos y nuevas comunidades eclesiales, se encontraba Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio; Ernesto Olivero, fundador del Servicio Misionero Juvenil; el padre Laurent Fabre, fundador de la comunidad Chemin Neuf; el padre Julián Carrón, presidente de Comunión y Liberación; y Salvatore Martinez, presidente de la Renovación en el Espíritu, de origen carismático.

Sobre el féretro de Chiara Lubich se colocaron tres claveles, para recordar el día en que decidió consagrarse a Dios en la iglesia del colegio de los Capuchinos en Trento, su ciudad natal. Era el 7 de diciembre de 1943 y Chiara, antes de llegar al colegio, compró tres claveles rojos para el crucifijo.

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Carta de Benedicto XVI en el funeral de Chiara Lubich / Autor: Benedicto XVi

Da gracias a Dios por el don de la fundadora de los Focolares

Publicamos la carta que ha enviado Benedicto XVI al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, durante los funerales de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares (Obra de María), celebrado en la tarde de este martes, en la basílica de San Pablo Extramuros.

Al señor cardenal Tarcisio Bertone,
secretario de Estado


Participo espiritualmente en la solemne liturgia con la que la comunidad cristiana acompaña a Chiara Lubich en su despedida de esta tierra para entrar en el seno del Padre celestial. Renuevo con afecto mi profundo pésame a los responsables de toda la Obra de María - Movimiento de los Focolares, así como a quienes han colaborado con esta generosa testigo de Cristo, que se ha entregado sin reservas por la difusión del mensaje evangélico en todo ámbito de la sociedad contemporánea, siempre atenta a los «signos de los tiempos».

Hay muchos motivos para dar gracias al Señor por el don que ha hecho a la Iglesia en esta mujer de fe intrépida, mansa mensajera de esperanza y de paz, fundadora de una gran familia espiritual que abarca campos múltiples de evangelización.

Sobre todo quisiera dar gracias a Dios por el servicio que Chiara ha ofrecido a la Iglesia: un servicio silencioso e incisivo, siempre en sintonía con el magisterio de la Iglesia: «Los Papas --decía-- siempre nos han comprendido». Esto porque Chiara y la Obra de María siempre han tratado de responder con dócil fidelidad a cada uno de sus llamamientos y deseos.

El vínculo ininterrumpido con mis venerados predecesores, desde el siervo de Dios Pío XII y el beato Juan XXIII a los siervos de Dios Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, es un testimonio concreto. El pensamiento del Papa era para ella una guía segura de orientación. Es más, al ver las iniciativas que ha suscitado, se podría incluso afirmar que tenía casi la profética capacidad de intuirlo y de actuarlo de manera anticipada.

Su herencia pasa ahora a su familia espiritual: que la Virgen María, modelo constante de referencia para Chiara, ayude a cada focolarino y focolarina a seguir por el mismo camino, contribuyendo a hacer que la Iglesia sea cada vez más casa y escuela de comunión, como escribió el querido Juan Pablo II tras el Jubileo del Año 2000.

Que el Dios de la esperanza acoja el alma de nuestra hermana, consuele y apoye el compromiso de quienes recogen su testamento espiritual. Por esta intención, aseguro un recuerdo particular en la oración, mientras envío a todos los presentes en el rito sagrado la bendición apostólica.

Vaticano, 18 de marzo de 2008

Benedictus PP XVI


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[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]

El testimonio del médico sobre los últimos días de Chiara Lubich

*El homenaje de miles de personas a la fundadora de los Focolares
*Entre las personalidades venidas a rendirle homenaje a Chiara, el Card. Rylko y algunos responsables de Movimientos y Comunidades Eclesiales
*Han llegado además mensajes del Presidente de la República Giorgio Napolitano y del Presidente de la CEI, Card. Bagnasco.


En un clima denso de serenidad, conmoción y oración, es continuo el flujo de personas de todas las edades que vienen a rendir homenaje a Chiara Lubich. En la capilla ardiente, preparada en la sala de encuentros del Centro Internacional de los Focolares en Rocca di Papa, Chiara se encuentra acomodada en el centro de la sala, rodeada por muchísimas flores. Detrás de ella un icono de María con el Niño Jesús, regalo del Papa Juan Pablo II.

Entre las personalidades: un testigo de los últimos 30-40 días de su vida en el Policlínico Gemelli, el Dr. Salvatore Valente, titular de la Cátedra de Neumología quien le hizo el tratamiento: “En este tiempo Chiara ha soportado, ha tolerado todos los sufrimientos con una serenidad, con una participación constructiva, verdaderamente conmovedora. Muchas veces el sufrimiento es sólo un peso doloroso. En cambio ella ha mantenido una mirada serena que me ha impresionado muchísimo. Hasta el momento del “pasaje”.


También el Card. Stanislao Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos ha querido subir a Rocca di Papa: “He tenido varios encuentros con Chiara: el último con ocasión de las fiestas de Navidad. Pero cada encuentro con ella ha sido para mi vida un acontecimiento que ha dejado unas huellas muy profundas. Era una persona que, con su entusiasmo por las cosas de Dios, contagiaba a todos sus interlocutores”. El Cardenal ha dejado un mensaje a sus hijos espirituales: “lleven adelante esta llama del Carisma con mucha valentía: es una historia, en la Iglesia, que no se cierra, sino que se abre”. También el Subsecretario del Consejo Pontificio, Guzmán Carriquiry, vino personalmente.

Andrea Riccardi, de la Comunidad de San Egidio expresó, como fundador, una impresión personal: “Chiara me ha enseñado la dignidad del carisma, su valor, que es la cosa más preciosa que tenemos” y agregó “Chiara es de todos: es de la Iglesia, es también de la gente de otras religiones, Chiara es del mundo, porque ha sido de Jesús. Ahora que está en silencio debemos aprender a escucharla mejor y la podremos escuchar sólo si hacemos unidad entre nosotros”.

Salvatore Martínez, coordinador nacional de la Renovación Carismática italiana afirmó: “La herencia de Chiara es una herencia de amor signo de una maternidad espiritual de la cual todos nosotros laicos estamos agradecidos”. Resaltó el testimonio de esta mujer “que no se ha detenido ante los desafíos de la secularización y de los antagonismos culturales, ideológicos y religiosos”.

Permanecieron en oración ante Chiara también Frère Alois, el prior de la Comunidad de Taizé, sucesor de Fr. Roger, junto a dos hermanos. “Nosotros en Taizé –dijo Fr. Alois- damos gracias a Dios por la vida de Chiara. Es una luz para nosotros. Y esta luz permanece entre nosotros”. Y recordó “la gran estima y el gran amor que Fr. Roger sentía por ella”.

Mientras tanto siguen llegando mensajes de todo el mundo de personalidades políticas y religiosas:

El presidente de la República italiana Giorgio Napoletano define a Chiara Lubich como “una de las figuras más representativas del diálogo interreligioso e intercultural, una voz fecunda y límpida en el debate contemporáneo. Ha sabido fundar –se lee- un Movimiento entre los más extensos del mundo, en grado de confrontarse con espíritu abierto, con el mundo laico sobre la base de la supremacía de los ideales humanos de la solidaridad, la justicia y la paz entre los pueblos y naciones”.

El telegrama de la Conferencia Episcopal Italiana firmado por el Presidente Card. Bagnasco y por el Secretario General Mons. Betori, habla de la experiencia de Chiara, como de “una experiencia de comunión que enriquece la vida de la Iglesia en Italia y en el mundo”. Y recuerda “con particular reconocimiento la fuerza de su testimonio que ha propuesto un camino de fe fundado en el principio de la unidad, fuente en la Iglesia y en el mundo de itinerarios de vida bajo el signo de la plenitud de la alegría”.

Muchos los testimonios de fundadores y presidentes de Movimientos y nuevas Comunidades con los que Chiara tenía una relación muy profunda, en especial a partir de 1998 cuando Juan Pablo II los había invitado a la comunión recíproca. Citamos sólo dos:

La comunidad del Padre Benzi en las palabras del sucesor Paolo Ramonda, expresa la gratitud “por su amor por los otros Movimientos, asociaciones y nuevas comunidades para los que Chiara era una conductora incansable hacia la comunión”.

El Padre Julio Carrón, sucesor del Padre Giussani guía de la Fraternidad de Comunión y Liberación, en una carta “recuerda los largos años de amistad con el Padre Giussani. Habla de su Carisma “suscitado para hacer vivo el acontecimiento cristiano como luz que sostiene la esperanza”.

Oreste Basso, copresidente de1os Focolares, ha explicado a HM Televisión que «por una parte es el momento más bonito porque Chiara está en el Paraíso y nosotros estamos todavía aquí, nos abre el camino, por esto nos toca seguirla, no con palabras sino haciendo bien las cosas, con la vida. Es necesario un testimonio siguiendo lo que ella ha hecho, siguiendo lo que ella ha vivido, no hay otra, lo más bonito es vivir lo que Chiara ha vivido, la vida del amor, la vida de la unidad, la vida del amor recíproco».

Angela Punzi, focolar, ha relatado así sus últimas horas: «Antes de venir a casa, dos días antes, decía que sentía mucho la presencia de María y estaba muy serena y daba serenidad a todos los que estaban alrededor de ella...»

Horas antes de morir, explica, «yo le besé la mano. Otra le dio las gracias, otro le dijo: "mira prontito estarás en el seno del Padre para siempre". Y ella contesto: "sí". Porque estaba muy alerta aunque estaba tan mal. Y a las dos [en la madrugada del 14 de marzo] se fue tan suavemente», añade Punzi.

El funeral tiene lugar este martes en la basílica de San Pablo Extramuros presidido por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado. Chiara Lubich será enterrada en Rocca di Papa junto a Igino Giordani, cofundador de los Focolares en proceso de beatificación. Se espera la participación en el entierro de decenas de miles de personas. Antes del funeral habrá una hora de oración y cantos típicos de los focolares, así como testimonios de personas de otras confesiones y religiones.

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Fuente: http://www.focolare.org/ y http://www.zenit.org/

El Amor de Dios recibido de Chiara Lubich se manifiesta en su despedida: un saludo a Chiara
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Meditación sobre el Viernes Santo: la heroica lección de amor / Autora: Chiara lubich

Publicamos la meditación que escribió Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, para los lectores de Zenit con motivo del Viernes Santo del año 2000, jubileo de la encarnación de Jesús.

* * *

Lo había dado todo: una vida al lado de María, en medio de las incomodidades y en la obediencia. Tres años de predicación revelando la Verdad, dando testimonio del Padre, prometiendo el Espíritu Santo y haciendo toda clase de milagros de amor.

Tres horas en la cruz, desde la cual perdona a los verdugos, abre el Paraíso al ladrón, nos da a su Madre y, finalmente, su Cuerpo y su Sangre después de habérnoslos dado místicamente, en la Eucaristía. Le quedaba la divinidad.

Su unión con el Padre, la dulcísima e inefable unión con Él, que lo había hecho tan potente en la tierra, como Hijo de Dios, y aún en la cruz mostraba su realeza, este sentimiento de la presencia de Dios, debía ir desapareciendo en el fondo de su alma, hasta no sentirlo más; separarlo de algún modo de Aquel del que dijo que era una sola cosa con Él: "El Padre y yo somos una sola cosa" (Jn 10, 30). En Él, el amor estaba anulado, la luz apagada; la sabiduría callaba.

Se hacía nada, entonces, para hacernos partícipes del Todo; gusano de la tierra (Salmo 22, 7), para hacernos hijos de Dios. Estábamos separados del Padre. Era necesario que el Hijo, en el que todos nos encontrábamos, probara la separación del Padre. Tenía que experimentar el abandono de Dios para que nosotros nunca más nos sintiéramos abandonados. Él había enseñado que nadie tiene mayor caridad de quien da la vida por los amigos. Él, la Vida, daba todo de sí. Era el punto culminante, la expresión más bella del amor.

Su rostro está detrás de todos los aspectos dolorosos de la vida; cada uno de ellos es Él.

Sí, porque Jesús que grita el abandono es la figura del mudo: ya no sabe hablar.

Es la figura del ciego: no ve; del sordo: no oye.

Es el cansado que se queja.

Roza la desesperación.

Es el hambriento de unión con Dios.

Es la figura del desilusionado, del traicionado, parece haber fracasado.

Es miedoso, tímido, desorientado.

Jesús abandonado es la tiniebla, la melancolía, el contraste, la figura de todo lo que es raro, indefinible, que parece monstruoso, porque es un Dios que pide ayuda. Es el solitario, el desamparado. Parece inútil, un descartado, trastornado. Lo podemos ver en cada hermano que sufre. Acercándonos a los que se parecen a Él, podemos hablarles de Jesús abandonado.

A los que se descubren semejantes a Él y aceptan compartir su suerte, Él se convierte, para el mudo, la palabra; para quien no sabe, la respuesta; para el ciego, la luz; para el sordo, la voz; para el cansado, el descanso; para el desesperado, la esperanza; para el separado, la unidad; para el inquieto, la paz. Con Él, las personas se transforman y lo absurdo del dolor adquiere sentido.

Él había gritado el por qué, al que nadie había dado respuesta, para que tuviéramos la respuesta a cada porqué.

El problema de la vida humana es el dolor. Cualquier tipo de dolor, por más terrible que sea, sabemos que Jesús lo ha hecho suyo y transforma, por una alquimia divina, el dolor en amor.

Por experiencia puedo decir que apenas nos alegramos de un dolor, para ser como Él y luego seguimos amando haciendo la voluntad de Dios, el dolor, si es espiritual desaparece, y si es físico se convierte en yugo suave.
Nuestro amor puro en contacto con el dolor, lo transforma en amor; en cierto modo lo diviniza, casi continuando en nosotros --si así podemos decir-- la divinización que Jesús hizo del dolor.

Y después de cada encuentro con Jesús abandonado, amado, encuentro a Dios de un modo nuevo, más cara a cara, más evidente, en una unidad más plena.

La luz y la alegría vuelven y, con la alegría, la paz que es fruto del Espíritu.

La luz, la alegría, la paz que nacen del dolor amado impactan y conquistan a las personas más difíciles. Clavados en la cruz se es madre y padre de almas. La máxima fecundidad es el efecto.

Como escribe Olivier Clément «el abismo, que por un instante abrió aquel grito, se ve colmado por el gran soplo de la resurrección».

Se anula cualquier tipo de desunión, la separación y las rupturas son sanadas, resplandece la fraternidad universal, da lugar a milagros de resurrección, nace una nueva primavera en la Iglesia y en la humanidad.

Para ver la meditación em video haz click sobre la imagen

viernes, 14 de marzo de 2008

Chiara Lubich ha concluido su viaje terreno

Publicamos integramente la nota que puede leerse en el sitio internacional del Movimiento de los Focolares donde se informa del fallecimiento de su fundadora Chiara Lubich. Debajo publicamos también el articulo póstumo escrito para el mes de marzo.

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En un clima sereno, de oración y de intensa conmoción, Chiara Lubich ha concluido a 88 años su viaje terreno hoy, 14 de marzo de 2008, a las 2, en su residencia de Rocca di Papa (Roma), donde entrada la noche había regresado por su expresa voluntad después del internamiento en el Policlínico Gemelli.

Durante toda la jornada, en las horas conclusivas de su existencia, cientos de personas –parientes, estrechos colaboradores y sus hijos espirituales – han pasado para dirigirle el último saludo en la habitación, para luego detenerse en oración en la capilla del lado, permaneciendo largo rato en los alrededores de su casa. Una ininterrumpida y espontánea procesión. Con algunos Chiara intercambió algún gesto de acuerdo, a pesar de su extrema debilidad.

Están llegando del mundo entero mensajes de participación y condolencia por parte de líderes religiosos, políticos, académicos y civiles, pero sobre todo de tanta gente de “su” pueblo.

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Más información en http://www.focolare.org/home_es.html

Para ver los videos de la noticia haz click sobre las imagenes




Santo Padre envía sus condolencias por tránsito de Chiara Lubich
VATICANO, 14 Mar. 08 (ACI).- El Papa Benedicto XVI envió un telegrama de pésame a Don Oreste Basso, copresidente del Movimiento de los Focolares, por el tránsito a la Casa del Padre a los 88 años de edad de Chiara Lubich, fundadora de esta institución, ocurrido esta madrugada en su casa de Rocca di Papa, en Roma.

"He recibido con emoción la noticia de la muerte de Chiara Lubich, al final de una vida larga y fecunda caracterizada incansablemente por su amor hacia Jesús abandonado. En esta hora de separación dolorosa estoy cercano espiritualmente y con afecto a los familiares y a toda la Obra de María, Movimiento de los Focolares, que ella fundó, como a todos los que han apreciado su compromiso constante por la comunión en la Iglesia, el diálogo ecuménico y la hermandad entre todos los pueblos", afirma el Santo Padre en el telegrama.

"Doy gracias a Dios por el testimonio de su existencia dedicada a la escucha de las necesidades del ser humano contemporáneo en plena fidelidad a la Iglesia y al Papa. Mientras confío su alma a la Bondad Divina para que la acoja en el seno del Padre, deseo que cuantos la conocieron y encontraron admirando las maravillas que Dios cumplió a través de su entrega misionera sigan sus huellas manteniendo vivo su carisma", prosiguió el Pontífice.

"Con esos votos invoco la intercesión maternal de María e imparto a todos la bendición apostólica", concluyó.

Chiara Lubich falleció en su casa de Rocca di Papa hoy a las 2:00 a.m. (hora de Roma), luego de dejar voluntariamente el Policlínico Gemelli en donde había estado internada durante varios días para ser tratada por una severa afección respiratoria.

Muere Chiara Lubich, líder espiritual de más de dos millones de focolares

Tenía 88 años y era una de las mujeres más influyentes de la Iglesia; líderes religiosos, políticos, académicos y civiles envían mensajes de condolencia
La fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, ha fallecido a los 88 años de edad en la madrugada de este viernes, 14 de marzo, en el centro Mariápolis, en Rocca di Pappa, localidad cercana a Roma.

Lubich, que había permanecido ingresada en el Policlínico Gemelli de Roma por una fuerte insuficiencia respiratoria, era la líder espiritual de dos millones de focolares en todo el mundo y una de las mujeres más influyentes de la Iglesia.

Según el Servicio de Información del Movimiento de los Focolares en España, están llegando mensajes de condolencia por parte de líderes religiosos, políticos, académicos y civiles de todo el mundo, pero sobre todo de tanta gente de “su” pueblo.

El último adiós

De hecho, en las horas finales de su existencia, una ininterrumpida y espontánea procesión formada por cientos de personas pasaron a dirigirle el último saludo en la habitación. A pesar de su extrema debilidad, Chiara intercambió con algunos de ellos algún gesto de acuerdo.

Parientes, estrechos colaboradores y sus hijos espirituales, aguardaron pacientemente para darle el último adiós y luego detenerse en oración en la capilla contigua, permaneciendo largo rato en los alrededores de su casa.

Gran amiga del Papa Juan Pablo II, Chiara Lubich fundó en 1943, en plena Guerra Mundial, uno de los movimientos más fecundos del mundo católico, presente hoy en más de 180 países y con 780 comunidades esparcidas por el mundo: 140.000 miembros activos y más de dos millones de personas comprometidas con la espiritualidad del movimiento.

Lubich había comprometido a su movimiento en el diálogo ecuménico interreligioso y en la búsqueda de la paz, según datos facilitados por OMPress.

Entre sus iniciativas más creativas se encuentran el ‘Movimiento Políticos por la Unidad’, un movimiento al que pertenecen personas de partidos e ideologías diversas; y el empeño por la ‘Economía de Comunión’, iniciativa en la que están comprometidas más de 700 empresas.

Asistimos estos días a la muerte de varios grandes fundadores ya de edad avanzada. A inicios de febrero moría Eduardo Bonnín, uno de los iniciadores de Cursillos de Cristiandad; a finales de enero moría Marcial Maciel, fundador del Movimiento Regnum Christi; en noviembre de 2007 moría el padre Oreste Benzi, fundador de la Comunidad Papa Juan XXIII. En 2005 murieron el papa Juan Pablo II, el fundador de Comunión y Liberación Luigi Giussani, el Hermano Roger del movimiento de Taizé (asesinado por una desequilibrada) y la Hermana Lucía (la vidente de Fátima).

“Que todos sean uno”.(Jn.17,21)

“Por esas palabras hemos nacido, por la unidad, para contribuir a realizarla en el mundo” (Chiara Lubich)

Chiara nace en Trento el 22 de enero de 1920. Durante el fascismo vive años de pobreza: el padre socialista pierde el trabajo debido a sus ideas. Para mantener sus estudios, desde muy joven da clases privadas.

Su nombre de bautismo es Silvia. Asume el de Chiara (Clara), fascinada por la radicalidad evangélica de Clara de Asís, según publica Ecclesia Digital.

El 7 de diciembre de 1943 Chiara pronuncia su sí a Dios para siempre, en la iglesita de los Capuchinos de Trento. Está sola. Tiene 23 años. No existe todavía ningún presagio de lo que habría nacido. Los inicios del Movimiento se ven marcados por esta fecha.

Búsqueda de la verdad, búsqueda de Dios. Esta elección radical marca la primera etapa de un camino en apasionada búsqueda de la Verdad, de un conocimiento más profundo de Dios. Para encontrar una respuesta, después de haberse graduado como maestra de escuela elemental, se inscribe en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Venecia. Pero no puede proseguir los estudios, debido a la guerra y por tener que sostener el desarrollo del Movimiento naciente. Intuye que encontrará una respuesta en Jesús quien había dicho de sí: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Será Él su Maestro.

Loreto, una premisa de su aventura espiritual. En 1939, participando, en Loreto, en un curso para jóvenes de la Acción Católica, en el Santuario donde está custodiada, según la tradición, la casita de Nazareth que hospedó a la Sagrada Familia, intuye cuál será su vocación: una reproducción de la familia de Nazareth, una nueva vocación en la Iglesia, y que muchos habrían seguido este camino.

La primera audiencia con el Papa. En 1964 Chiara es recibida por primera vez en audiencia por el Papa de entonces, Pablo VI, quien reconoce en el Movimiento una "Obra de Dios". A partir de ese momento, se multiplican -con Pablo VI primero y con Juan Pablo II después- las audiencias privadas y públicas, y sus intervenciones con ocasión de las manifestaciones internacionales.

En 1984 Juan Pablo II visita el Centro Internacional de Rocca di Papa. Reconoce en el Movimiento los lineamientos de la Iglesia del Concilio, y en su carisma una expresión del "radicalismo del amor" que caracteriza los dones del Espíritu en la historia de la Iglesia.

A partir de Pentecostés '98, el inicio de un camino de comunión entre Movimientos y Nuevas Comunidades. En el primer gran encuentro de los Movimientos y las Nuevas Comunidades, la vigilia de Pentecostes’98 en la Plaza San Pedro, Juan Pablo II reconoce operante en estas nuevas realidades eclesiales la respuesta del Espíritu al proceso de descristianización en acto y les pide "frutos maduros de comunión y compromiso". Interviniendo, junto con otros 3 fundadores, Chiara Lubich le asegura su compromiso de contribuir a realizar esta comunión "con todas nuestras fuerzas". A partir de entonces inicia un camino de fraternidad y comunión entre muchos Movimientos y Nuevas Comunidades en el mundo.

A los Sínodos y a las Asambleas de las Conferencias Episcopales. Participa, en el Vaticano, en varios Sínodos de Obispos: por el XX aniversario del Concilio Vaticano II (1985); sobre la vocación y misión del laicado (1987), y sobre Europa (1990 y 1999). Chiara es nominada Consultora del Consejo Pontificio para los Laicos (1985).

En 1997 es invitada a presentar el Movimiento a la Asamblea General de la Conferencia Episcopal de Manila, en Filipinas. En los años siguientes es invitada por las Conferencias Episcopales de: Taiwán, Suiza, Argentina, Brasil, Croacia, Polonia, India, Chequia, Eslovaquia, Austria.
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Fuente: Forum Libertas

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Presentamos un escrito de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, fallecida este viernes, publicado en la revista «Ciudad Nueva» del 15 de diciembre de 1959, y presentado por esta nueva realidad eclesial como un «testamento espiritual».

* * *
Si tienes la ventura de viajar a Tierra Santa, en primavera, entre las mil cosas que Jerusalén te ofrece para contemplar y meditar, una te impacta de manera particular, debido a lo que te recuerda, en su extrema sencillez.

Resistiendo al tiempo y lavada por las intemperies de dos mil años, una larga escalera de piedra -salpicada aquí y allá por amapolas rojas como la sangre de la Pasión- se extiende casi como una cinta encrespada que desciende, límpida y solemne hacia el valle del Cedrón.

Ha quedado desnuda, al descampado, enmarcada por un prado, de modo que ningún templo pudiera reemplazar con su bóveda el cielo que la corona.

Desde allí - cuenta la tradición - Jesús descendió aquella última tarde, después de la cena, cuando, "levantando los ojos al cielo" henchido de estrellas, rogó: "Padre, ha llegado la hora..."

Impresiona poner los propios pies allí donde han tocado los pies de un Dios y el alma se te escapa por los ojos mirando el firmamento que los ojos de un Dios han mirado.

Y la impresión puede ser tal que la meditación te deje clavada en adoración.
Fue única su oración antes de morir. Y cuanto más irradia Dios este "Hijo del hombre" que tú adoras, tanto más lo sientes hombre y te enamora.

Su discurso fue entendido plenamente sólo por el Padre; sin embargo lo dijo en alta voz, quizás para que a nosotros también nos llegara un eco de tanta melodía.

1943. No se sabe por qué, pero fue así: casi cada tarde, las primeras focolarinas reunidas en busca del amor de Dios, a la luz de una vela - porque la luz muchas veces faltaba - leían aquel fragmento.

Era la carta magna del cristiano. Y allí, palabras que les eran desconocidas brillaron como soles en la noche: noche de un tiempo de guerra.

Jesús, durante tres años, había hablado muchas veces a los hombres: dijo palabras de Cielo, sembró en las duras cervices, anunció un programa de paz, pero ofreció Su divino patrimonio casi adaptándose a la mente de los suyos, y las parábolas dan prueba de ello.

Pero ahora que no habla a la tierra, y su voz se dirige al Padre, parece no frenar su ímpetu.

Es espléndido ese hombre, que es Dios, y derrama - como fuente de la que fluye la Vida Eterna - Agua que sumerge el alma del cristiano, perdida en Él, en los mares infinitos de la Trinidad bienaventurada.

Es hermoso como se presenta en ese último discurso: "Yo ruego por ellos, no ruego por el mundo... Cuida en Tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros".

Ser uno, como Jesús es uno con el Padre: ¿pero qué significaba?

No se entendía mucho, pero sí que debía ser algo grande.

Fue por eso que un día, unidas en el Nombre de Jesús, alrededor de un altar, le pedimos que nos enseñara él a vivir esta verdad. Él sabía lo que significaba y sólo él nos habría podido abrir el secreto para realizarla.

"... Pero ahora voy a ti, para que su gozo sea perfecto".

Por esa breve experiencia de unidad que habíamos hecho ¿acaso no habíamos experimentado una "nueva" alegría?

¿Era quizás esa de la cual habló Jesús? Es verdad que la alegría es el vestido del cristiano, y Alguien dentro de nosotros nos hacía entender que, para quien sigue a Cristo, la alegría es un deber, porque Dios ama al que da con alegría.

"No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno".

Una vida fascinante y nueva, por lo menos para nosotros: vivir en el mundo, que todos saben que está en antítesis con Dios, y vivir por Dios en una aventura celestial...

"Conságralos en la verdad. No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno."

¿Pero qué cristianismo habíamos vivido antes, si habíamos pasado uno al lado del otro con indiferencia -cuando no con desprecio y juzgándonos- mientras que nuestro destino era fundirnos en la unidad invocada por Cristo?

Con estos acentos nos parecía que Jesús arrojaba un lazo al Cielo y nos ligaba a nosotros, miembros dispersos en unidad - por él - con el Padre, y en unidad entre nosotros. Y el Cuerpo místico se nos desplegaba en toda su realidad, verdad y belleza.

"Como Tú, Padre, estás en mi y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros."

Como Jesús es uno con el Padre, así cada uno de nosotros habría tenido que ser uno con Jesús y, por consiguiente, uno con los otros: era un modo de vivir en el cual antes poco o nada habíamos pensado: un modo de vivir "a la Trinidad"...

"Para que el mundo crea que Tú me enviaste".

La conversión del mundo que nos rodeaba habría sido la consecuencia de nuestra unidad. Era tal vez por eso que, ya desde los albores del Movimiento, muchas almas volvían a Dios, sin que nosotros nos hubiéramos ocupado de convertirlas, sino sólo de mantener la unidad entre nosotros y de amarlas en Cristo.

"Yo les he dado la gloria que Tú me diste para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que Tú me has enviado...."

Los hombres habrían creído en Cristo si nosotros éramos perfectos en la unidad. Por lo tanto teníamos que perfeccionarnos en esta vida. Habríamos tenido que posponer cualquier cosa a la unidad.

1943 también había sido el año de la Mystici Corporis: Cristo en el Papa Pío XII hacía escuchar la voz de su Testamento. ¿Será que Jesús, que vive en su Cabeza y en su Cuerpo, también nos empujó a nosotras a subrayar la exigencia de la unidad y a hacer así un regalo a muchos?

¡Unidad, unidad, todos uno! Tal vez en momentos en que la idea fundamental de Cristo se estaba volviendo, deformada y empobrecida de lo divino, la idea-fuerza de la revolución atea, Dios nos la quiso subrayar en el Evangelio.

No se sabe. Sólo se sabe que el Movimiento de los Focolares tuvo ese sello inconfundible y que para nosotros nada tiene más valor que la unidad: porque formó el sujeto del Testamento de Aquel que queremos amar por sobre todas las cosas; porque la experiencia que tenemos hasta aquí es rica y fecunda de frutos para el Reino de Dios, para Su Iglesia.

"Yo les di a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos y yo también esté en ellos."

Jesús, después de haber dicho estas cosas, se dirigió con sus discípulos más allá del torrente Cedrón...