“Descubrí que Dios nos quiere incluso cuando nos odiamos a nosotros mismos. Descubrí que si dejaba actuar a Dios, mis errores podían ayudar a otros. Eso fue un giro copernicano para mí… No se trataba de ser cada vez más autoexigente, como pensaba antes, sino de tratarle como un hijo a un padre que le ama con locura. No era cuestión de hacer muchas cosas sino de aprender a amarle y dejarse amar por Él”
En la noche..
-
Las luces se esfuman y todo alrededor pierde forma, perfil, realidad. Todo
se desvanece. Nos gana la tristeza, la nostalgia por lo que teníamos y ya
no ...
Hace 5 días