* «Sí, Cristo había dejado una autoridad para guiarnos. No. No fuimos salvados solo por la fe. Sí, el Espíritu Santo era capaz de proteger las enseñanzas de Cristo. No, el libro del Génesis no era una narración científica. La Iglesia Católica, para mi propia sorpresa, era capaz de conciliar la fe y la ciencia… Roma me llamaba a casa y respondí. Cristo en su gran misericordia y amor abrió mi corazón y puso siervos suyos en mi camino, guiándome en última instancia a la misma Iglesia que Él fundó»
* «Recuperar, redescubrir sus propias raíces y recobrar fuerza para ir adelante, la fuerza para dar fruto y, como dice el poeta, ‘la fuerza para florecer del árbol florido, viene de lo que está enterrado. Precisamente esa relación entre la raíz y el bien que nosotros podemos hacer. Las resistencias pertenecen a los que prefieren el exilio, y cuando no hay exilio físico, el exilio es psicológico: el autoexilio de la comunidad, de la sociedad, aquellos que prefieren ser un pueblo desarraigado, sin raíces. Debemos pensar en esta enfermedad del autoexilio psicológico: hace tanto mal. Nos quita las raíces. Nos quita la pertenencia»