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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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miércoles, 22 de abril de 2009

¿Deseas en tu corazón que se haga la voluntad de Dios siempre? / Autores: Conchi Vaquero y Arturo López "Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros." (1 Tes, 5, 16-18). La profundidad de estos dos versículos de San Pablo es tan reveladora que nos disipa toda duda respecto a cual es la llamada en nuestra vocación cristiana.
La voluntad de Dios para todos testificada en Jesucristo es que siempre estemos alegres, oremos sin cesar y le demos gracias en cada circunstancia e instante que vivimos. Nadie puede estar alegre y dar gracias si no ora permanentemente. La alegría y la acción de gracias son un fruto del Espíritu Santo como consecuencia de nuestra relación con el Amor del Padre revelado en Cristo.

El primer paso para vivir en unión espiritual con Dios en medio del mundo es orar adecuadamente. Dios siempre responde a nuestras oraciones llenándonos de su Vida. Muchas veces no escuchamos ni comprendemos la respuesta del Señor porque no se cumple la premisa necesaria de toda relación con el Altísimo: desear siempre lo que Dios quiere para nosotros puesto que será lo que necesitamos para crecer en su Amor.

Ser como niños y pedir el Espíritu Santo

Jesucristo nos enseñó a orar cuando explicó a sus discípulos como hacerlo: "que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo." ( Mateo 6, 10). Jesús se retiraba a rezar a su Padre durante las noches según nos cuentan los Evangelios. En los textos bíblicos se nos narra que Cristo lo hacia sólo, apartado de sus amigos. Todas las cosas pedidas al Padre Celestial para las demás personas siempre le son concedidas. En cambio, cuando pasa el momento más difícil en el Huerto de Getsemaní y pide a sus apóstoles que lo acompañan orando una hora, le dejan sólo y como refiere Mateo 26, 39, las palabras que pronuncia son: "Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: "Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya"."

La manera de orar más sencilla es la de desear vivir lo que Dios quiere para nosotros. En Mateo 6, 7-8, el Señor antes de enseñar al Padre Nuestro da estas claras instrucciones: "Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan." Luego, San Pablo en Romanos 12, 2, concreta que el no hablar mucho consiste en: "Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto."

No hay méritos y sacrificios aportados por nosotros que puedan variar el resultado de una oración. Sólo una actitud hará que podamos acoger la voluntad de Dios y escuchar su voz: si somos capaces de ser como los niños en brazos de su Padre, confiados que recibiremos lo mejor para nosotros como respuesta. Los niños son traviesos y en muchas ocasiones incluso crueles, pero su seguridad son sus padres. Por tanto, en los niños muchas veces no hay bondad pero si confianza y total dependencia. La única plegaria eficaz es aquella que está basada en la transparencia y limpieza de corazón, reconociendo que sólo Dios es poderoso para salvarnos a cada instante, guiarnos y hacernos caminar hacia la Vida perdurable.

En este sentido, Jesús afirma:
"Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!" (Lucas 11, 13). Pidamos pues que el Espíritu de Dios nos ilumine como Cristo promete en Juan 14, 26: "Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho." Orar es dejarse enseñar cada día por Dios. Si no actuamos de esta forma no podremos ser testigos del Amor e imitar a Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra." (Joan 4, 34).

Elegir: caminos del mundo o senderos del Reino

Aceptar el Plan de Dios sobre nuestra vida ocupará todos los años de nuestra existencia. El problema yace en el interior del corazón: ¿En cada ocasión optamos por decir al Señor "hágase tu voluntad"?. En definitiva, el crecimiento de la imagen de Cristo en nosotros se resume en perseverar siempre orando, estando alegres, dando gracias a Dios, porque así cumpliremos la voluntad del Padre.

Jesús daba gracias al Padre en cada gesto que hacía, en cada curación. Todo su caminar por la Tierra fue en la práctica una adoración perpetua a su Padre. Por eso le dice a la samaritana:
"Pero llega la hora, ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque ésta es la clase de adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, por tanto, los que le adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad." Toda misión como testigos enviados por la comunidad cristiana debe estar fundamentada sobre la Roca: la adoración a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Seremos piedras sobre las cuales Cristo edificará su iglesia si adoramos a la Santísima Trinidad asumiendo con San Pablo la respuesta que recibió del Altísimo al hacerle una petición: "Mi gracia te basta, porque mi poder se manifiesta en la debilidad. Me gloriaré en mis debilidades para que el poder de Cristo permanezca en mi".
(2 Co 12, 9). Refiriéndose al Señor, San Pablo afirma en 2 Co 13,4: "Si bien fue crucificado por su debilidad, ahora vive por la fuerza de Dios. Nosotros somos débiles como Él, pero Dios que manifiesta su poder entre vosotros, hará que vivamos con Él".

El combate espiritual de andar por los anchos caminos del mundo, hacia lo que todo nos empuja, o los estrechos senderos del Reino, para los que hemos sido creados, debemos librarlo nosotros. Hay la historia de un leñador que ilustra muy bien el cruce de caminos en la cotidianidad de la vida:

El Leñador

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que decidió hacer un buen papel.

El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona. El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó 18 árboles.

-Te felicito, dijo el capataz, sigue así.

Animado por las palabras del capataz decidió mejorar su propio desempeño al día siguiente; así esa noche se acostó bien temprano. A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más de 15 árboles.

-Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.

Al amanecer se levantó y decidió batir su marca de 18 árboles. Sin embargo ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron 7, luego 5 y el último día estuvo toda la tarde tratando de cortar su segundo árbol. Inquieto por el pensamiento del capataz, el leñador se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer. El capataz le preguntó:

-¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez?

-¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.

Recibir el Reino

Cuántas veces estamos tan ocupados en lo que nos parece urgente, que le restamos tiempo a lo importante... Te invitamos a pensar... ¿Cuál es el hacha de tu vida que no estás afilando? ¿En qué estás ocupando tu tiempo y malgastando tu energía, tus esperanzas futuras, a qué le estás prestando atención que no te dará frutos de vida eterna? En Mt.6, 33 encontramos un indicador de ruta inequívoco: "Buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura". Lo demás, no es todo aquello material o afectivo que deseamos o creemos que necesitamos. Es el seguro de vida o plan de pensiones que hoy en día casi todo el mundo se hace para procurar por su vejez, pero no para la vejez terrena, que sólo Dios sabe si llegaremos a tener, sino para la vida eterna, en el Reino de los cielos con nuestro Padre y todos los santos que han estado alegres en el Señor, aun en las contrariedades y sufrimientos de sus vidas.

En palabras de San Pablo a los Rm. 14,17:
"El Reino de Dios no es cuestión de bebida o comida, sino que es, ante todo, justicia, paz y alegría que da el Espíritu Santo". Después el apóstol Pablo concreta en 1 Co, 4-20 que "Dios reina no cuando se habla, sino cuando se actúa". En la 1 Tim 6, 17-19 insiste: "A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos; que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que den con generosidad y con liberalidad; de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera."

Hay unas palabras sencillas y poéticas que nos han hecho llegar que son una llamada para todos:

¿De qué te sirve la lluvia
de oro que te visita
y hace madurar el fruto
del huerto que tú cultivas,
si desconoces la Mano
que tales dones te envía?
¿De que te sirve la nube
deshecha en limpios cristales
que da canción a tu fuente
y aromas a tus rosales,
si muere de sed tu alma
cautiva en lazos carnales?
¿De qué te sirve la noche
cuajada de pedrería
si es mirada de los cielos
que nunca del pobre olvidan
si para ti tal mirada
es inconsciente y es fría?
¿De qué te sirve el pan blanco
que nunca falta en tu mesa
y el vaso que cual topacios
liquidados centellea,
si está el pobre desvalido
muriendo de hambre a tu puerta?


En Col 1,13 se nos asegura que ya vivimos en el Reino: "Nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo. En el nos encontramos liberados y perdonados". Se trata de aceptar esa herencia cada día: "El Reino que recibimos es inconmovible, guardemos, por tanto, lo que se nos ha concedido: poder celebrar el culto que agrada a Dios". (Heb 12,28). Podemos vivir las delicias escritas en el libro del Ap 11,15: "El mundo ha pasado a ser Reino de nuestro Dios y de su Cristo. El reinará por los siglos de los siglos".

La joven que encontró al Señor esperándola

Conocimos una joven convertida que nos explicó cómo, con poco más de 20 años, tuvo su experiencia personal con Jesús que transformó su vida, aunque ella siempre se había considerado creyente. En su adolescencia dejó de ir a misa los domingos y demás fiestas de precepto. Siguió creyendo en un Dios al que realmente nunca había conocido porque así se lo habían enseñado. Era una joven tímida, estudiosa, una hija obediente, que no causaba problema.

Cuando acabó los estudios empezó a salir con un grupo de chicos/as, como cualquier otra joven. Eran jóvenes que se divertían sanamente, no bebían, ni tomaban drogas, ni eran violentos, no necesitaban estar toda la noche fuera de casa para pasarlo bien. En unos años se disgregó el grupo conforme cada uno encauzaba su vida y esta chica, junto con otra amiga buscaron nuevas amistades. Fue un cambio de ambiente radical: salían por la noche, bebían, tonteaban con las drogas...

La muchacha no consumía nada pero reconoció que aquella época, bajo la premisa de "hay que probarlo todo para tener experiencia", pudo haber truncado su encuentro con Dios. Tras un desengaño amoroso se separó de éste grupo de gente. Poco después, le diagnosticaron un cáncer a su padre. Aprovechando que trabajaba cerca de la iglesia comenzó a ir a misa a buscar a su madre, pero era el Señor quien la estaba esperando a ella.

En la Eucaristía encontró al Señor revistiendola, poco a poco, de su paz. Su vida comenzó a tener sentido. Durante muchos años andó perdida como oveja sin pastor en las tinieblas de la rutina. Cumplía con sus obligaciones familiares, laborales y sociales, sin causar problemas jamás, pero vivía, sin saber para qué, como el ciego, sentada al borde del camino. Tuvo conciencia de como el Señor cortaba las pesadas cadenas del sin sentido, que la tenían paralizada interiormente.

No hubo ningún acontecimiento extraordinario en su vida; sólo rutina y más rutina. Pero, sin embargo, todo era nuevo, ella era nueva, había una luz que la guiaba, una sed de Dios que nunca había experimentado. Cada palabra del Evangelio y cada palabra de los sacerdotes eran exclusivamente para ella. Sentía alegría, aun en la enfermedad de su padre. Los caminos del mundo le habían hecho perder las ganas de vivir y los senderos del Reino le habían dado todo por añadidura.


María el modelo de vida a imitar

Nosotros sentimos continuas contradicciones en nuestra vida no comprendiendo muchas veces lo que llamamos el silencio de Dios. Seguro que lo hemos meditado pero deberíamos hacerlo siempre como un ejercicio de crecimiento personal en el Amor del Padre: ¿Podemos situarnos 2000 años atrás y ponernos en el corazón de María cuando el ángel le anunció que sería la Madre del Hijo de Dios? ¿Qué debió pasar por su mente, por sus sentidos en aquél instante? Los Evangelios no cuentan mucho de María pero si su actitud expresada en el fruto de su respuesta a su prima Isabel cuando se marchó a verla embarazada de Juan el Bautista:

"Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!"

Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
como había anunciado a nuestros padres en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.""

(Lc 1, 40-55).

La oración del Magnificat resume cual debe ser nuestra actitud ante toda circunstancia de la vida: Aceptar y pedir a Dios que se haga su voluntad. Hacerlo con limpieza de corazón y darla gracias siempre, antes incluso de ver manifestada su gloria en nosotros. Demos gracias instante a instante por lo que hace el Todopoderoso en nosotros y hará siempre: llenarnos de su Amor. No esperemos los resultados. María debió esperar años a comprender que era la madre de dios aunque vivió llena de gracia.

Pidamos sabiduría

Nuestro corazón debe desear se enseñado por Dios hasta la eternidad. Por ello la mejor oración es dejarse coger por los brazos amorosos del Padre y pedirle que nos dé la Sabiduría, todo su conocimiento, su mirada sobre los acontecimientos. Pidamos al Espíritu Santo que nos bendiga profusamente para orar con algunos versículos de Libro de la Sabiduría:

"La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo:
se deja contemplar fácilmente por los que la aman
y encontrar por los que la buscan.

Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.

El que madruga para buscarla no se fatigará,
porque la encontrará sentada a su puerta.
Meditar en ella es la perfección de la prudencia,
y el que se desvela por su causa
pronto quedará libre de inquietudes.

La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella,
se les aparece con benevolencia en los caminos
y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.

El comienzo de la Sabiduría es el verdadero deseo de instruirse,
querer instruirse, es amarla;
amarla, es cumplir sus leyes,
observar sus leyes, es garantía de incorruptibilidad,
y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios:
así, el deseo de la Sabiduría conduce a la realeza."

(Sab 6, 12-20.

"En ella hay un espíritu inteligente, santo,
único, multiforme, sutil,
ágil, perspicaz, sin mancha,
diáfano, inalterable, amante del bien, agudo,
libre, bienhechor, amigo de los hombres,
firme, seguro, sereno,
que todo lo puede, lo observa todo
y penetra en todos los espíritus:
en los inteligentes, los puros y hasta los más sutiles.

La Sabiduría es más ágil que cualquier movimiento;
a causa de su pureza, lo atraviesa y penetra todo.

Ella es exhalación del poder de Dios,
una emanación pura de la gloria del Todopoderoso:
por eso, nada manchado puede alcanzarla.
Ella es el resplandor de la luz eterna,
un espejo sin mancha de la actividad de Dios
y una imagen de su bondad.

Aunque es una sola, lo puede todo;
permaneciendo en sí misma, renueva el universo;
de generación en generación, entra en las almas santas,
para hacer amigos de Dios y profetas.
Porque Dios ama únicamente
a los que conviven con la Sabiduría.

Ella, en efecto, es más radiante que el sol
y supera a todas las constelaciones;
es más luminosa que la misma luz,
ya que la luz cede su lugar a la noche,
pero contra la Sabiduría no prevalece el mal."

(Sab 7, 22-30).

"Dios de los Padres y Señor misericordioso, que hiciste todas las cosas con tu palabra,
y con tu Sabiduría formaste al hombre,
para que dominara a los seres que tú creaste,
para que gobernara el mundo con santidad y justicia
e hiciera justicia con rectitud de espíritu:
dame la Sabiduría, que comparte tu trono,
y no me excluyas del número de tus hijos.

Porque yo soy tu servidor y el hijo de tu servidora,
un hombre débil y de vida efímera,
de poca capacidad para comprender el derecho y las leyes;
y aunque alguien sea perfecto entre los hombres,
sin la Sabiduría que proviene de ti, será tenido por nada."

(Sab 9, 1-6).

"Contigo está la Sabiduría, que conoce tus obras
y que estaba presente cuando tú hacías el mundo;
ella sabe lo que es agradable a tus ojos
y lo que es conforme a tus mandamientos.

Envíala desde los santos cielos,
mándala desde tu trono glorioso,
para que ella trabaje a mi lado
y yo conozca lo que es de tu agrado:
así ella, que lo sabe y lo comprende todo,
me guiará atinadamente en mis empresas
y me protegerá con su gloria.
Entonces, mis obras te agradarán."

(Sab 9, 9-12)

"¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios
o hacerse una idea de lo que quiere el Señor?

Los pensamientos de los mortales son indecisos
y sus reflexiones, precarias,
porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma
y esta morada de arcilla oprime a la mente
con muchas preocupaciones.

Nos cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra,
y lo que está a nuestro alcance lo descubrimos con esfuerzo;
pero ¿quién ha explorado lo que está en el cielo?

¿Y quién habría conocido tu voluntad
si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría
y enviado desde lo alto tu santo espíritu?
Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra,
así aprendieron los hombres lo que te agrada
y, por la Sabiduría, fueron salvados".

(Sab 9, 13-18)

Demos gracias a Dios con el Salmo 136:

"¡Aleluya!

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!

¡Den gracias al Dios de los dioses,
porque es eterno su amor!

¡Den gracias al Señor de los señores,
porque es eterno su amor!

Al único que hace maravillas,
¡porque es eterno su amor!

al que hizo los cielos sabiamente,
¡porque es eterno su amor!

al que afirmó la tierra sobre las aguas,
¡porque es eterno su amor!

Al que hizo los grandes astros,
¡porque es eterno su amor!

el sol, para gobernar el día,
¡porque es eterno su amor!

la luna y las estrellas para gobernar la noche,
¡porque es eterno su amor!

Al que hirió a los primogénitos de Egipto,
¡porque es eterno su amor!

y sacó de allí a su pueblo,
¡porque es eterno su amor!

con mano fuerte y brazo poderoso,
¡porque es eterno su amor!

Al que abrió en dos partes el Mar Rojo,
¡porque es eterno su amor!

al que hizo pasar por el medio a Israel,
¡porque es eterno su amor!

y hundió en el Mar Rojo
al Faraón con sus tropas,
¡porque es eterno su amor!

Al que guió a su pueblo por el desierto,
¡porque es eterno su amor!

al que derrotó a reyes poderosos,
¡porque es eterno su amor!

y dio muerte a reyes temibles,
¡porque es eterno su amor!

y a Sijón, rey de los amorreos,
¡porque es eterno su amor!

y a Og, rey de Basán,
¡porque es eterno su amor!

Al que dio sus territorios en herencia,
¡porque es eterno su amor!

en herencia a Israel, su servidor,
¡porque es eterno su amor!

al que en nuestra humillación
se acordó de nosotros,
¡porque es eterno su amor!

y nos libró de nuestros opresores,
¡porque es eterno su amor!

Al que da el alimento a todos los vivientes,
¡porque es eterno su amor!

¡Den gracias al Señor del cielo,
porque es eterno su amor!"

sábado, 11 de abril de 2009

"El Señor es Dios; ¡Él nos alumbra!"
/ Autores: Conchi Vaquero y Arturo López
"El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Corrió entonces a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
–¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas, y vio además que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó. Y es que todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar".

(Juan 20, 1-9).

Jesús resucitó hace casi dos mil años. Los cristianos, que se supone intentamos seguirle, poniendo en práctica el mensaje del evangelio, que nos revela toda la historia de la salvación contenida en la Biblia, con asiduidad repetimos la escena de María Magdalena en muchas ocasiones y exclamamos:

–¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!

Eso sucede en nuestras vidas cuando vivimos momentos de dificultad ante los cuales no podemos hacer nada, sólo estar quietos esperando la resurección, la solución al problema que nos provoca desaliento, desesperanza, depresión, angustia y miedo. Estamos como Jesús en el sepulcro: con una gran losa, una piedra muy pesada, atados e inmóviles. Sólo el Amor de Dios Padre puede apartar esas dificultades de nuestra vida y restablecernos de manera providencial. Pese a que, en decenas de ocasiones, hemos vivido como de repente toda losa era quitada, todo camino allanado, no nos acabamos de creer la promesa de Jesús resucitado que prometió acompañarnos siempre.

Y hemos constatado todos lo que nos sucede: el problema ya no existe, ha desaparecido. Pero, la oscuridad, el miedo, la angustía y la depresión persisten. Nos preguntamos: ¿Es verdad o es un espejismo de mi mente? Cuando María Magdalena fue al sepulcro era oscuro y vió con sus propios ojos que Jesús no estaba. Entonces, no recuerda la promesa del Señor que resucitaría, el miedo le hace pensar que se han llavado el cuerpo. Hemos escuchado tantas veces estas Palabras de Vida del evangelio de Juan y en cambio no las sabemos vivir al mínimo tropiezo.

Pero eso no es todo, el discípulo amado se va con Simón Pedro al Sepulcro, ve las vendas desde fuera y no se atreve a entrar: el miedo le paraliza. Es como si pensará: "Bastante hemos sufrido ya, sólo falta que nos suceda algo más". Esto también lo vivimos nosotros cuando acompañamos a alguien en el dolor y sufrimiento: "A ver si no voy saber estar a la altura de las circunstancias".

Én todas las variantes en que la resurrección de Cristo no es actualizada en nuestras vidas seguramente es que necesitamos crecer dejándonos guiar por el auténtico resucitado: Jesús el Señor. Para ver la luz de Cristo sólo hace falta que nos acerquemos a Él con confianza, en todo el estado deplorable en que nos encontremos y reconozcamos que sólo Él tiene Palabras de Vida.

Como los apóstoles, muchas veces vivimos en la dispersión -ellos la experimentaron con la muerte de Jesús- y no entendemos las Escrituras porque no escuchamos la voz suave del Salvador que clama continuamente: "no tengaís miedo. Soy yo el que os hace caminar pese a vuestra debilidad". A cada uno de nosotros como toda respuesta sólo se nos ocurre gritar como Pedro cuando debía andar sobre las aguas: "Señor que me hundo!!!." Hasta ese grito es humano y positivo hacerlo porque nos muestra nuestra debilidad y el tener que depender de la providencia del Altísimo.

Claro que, a veces o casi siempre, y ese es el mayor de los problemas, los cristianos no comprendemos las Escrituras porque nos fabricamos una interpretación a nuestra medida de la Palabra de Dios. Realmente Cristo ha Resucitado!!! Aleluya!!! ¿Pero, donde está escrito que se nos quitarían las dificultades y los problemas que tenemos como consecuencia del pecado y del espiritu del mundo por la resurrección de Jesús? El oró al Padre para que fueramos preservados del maligno en medio del mundo y nos aseguró acompañarnos en todo momento hasta el fin del mundo por el don del Espíritu Santo. El Espíritu de la verdad es quien debe enseñarnos todo, entre otras cosas como afrontar el mal cogidos de la mano de Jesús resucitado.

Como el discípulo amado corrió delante de Simón Pedro, nosotros nos soltamos de la mano de Jesús para ver y discernir con ojos humanos lo que nos está pasando hasta quedar paralizados por el miedo. Dejemos que el Señor nos indique el camino y aunque sea angosto a primera vista oremos para poder saber a que ritmo debemos andar, para poder escuchar paso a paso la voz de Cristo que nos habla al corazón: "Soy yo. La paz este contigo."

Uno de los ejemplos contemporáneos de cuanto hemos explicado es la Madre Teresa de Calcuta. De la obra realizada por ella no dudan ni los cristianos, ni los creyentes de otras religiones, ni los mismos ateos o laicistas. Actualmente conocemos que Teresa de Calcuta vivió momentos de gran sequedad y oscuridad. Ninguna explicación intelectual, ni sicológica puede justificar que una mujer sóla iniciara a contracorriente y sin posibilidad de volver atrás la atención a tantos moribundos, pobres, enfermos y desesperados. Si a los problemas que supone atender humanamente con pocos medios a los más desprotegidos sumamos la sequedad espiritual y la oscuridad, sería imposible la consolidación de las Misioneras de la Caridad si no es porque la obra estuvo cimentada fuertemente en la creencia que Cristo estaba resucitado, a su lado, enseñándole el camino para construir sobre roca una obra que da gloria a Dios porque sólo Él la ha podido realizar.

Aclamemos la resurección de Cristo con el salmo 118 (117):

"Dad gracias al Señor, porque él es bueno,
porque su amor es eterno.
Digan los israelitas:
“El amor del Señor es eterno.”
Digan los sacerdotes:
"El amor del Señor es eterno.”
Digan los que honran al Señor:
“El amor del Señor es eterno.”

En mi angustia llamé al Señor;
él me escuchó y me dio libertad.
El Señor está conmigo; no tengo miedo.
¿Qué me puede hacer el hombre?
El Señor está conmigo; él me ayuda.
¡He de ver derrotados a los que me odian!
Es mejor confiar en el Señor
que confiar en el hombre.
Es mejor confiar en el Señor
que confiar en grandes hombres.

Todas las naciones me rodearon,
pero en el nombre del Señor las derroté.
Me rodearon por todas partes,
pero en el nombre del Señor las derroté.
Me rodearon como avispas,
pero su furia se apagó como fuego de espinos;
¡en el nombre del Señor las derroté!
Me empujaron con violencia, para que cayera,
pero el Señor vino en mi ayuda.
Yo canto al Señor, que me da fuerzas.
¡Él es mi salvador!

En las casas de los hombres fieles
hay alegres cantos victoriosos:
“¡El poder del Señor alcanzó la victoria!
¡El poder del Señor es extraordinario!
¡El poder del Señor alcanzó la victoria!”
¡No moriré, sino que he de vivir
para contar lo que el Señor ha hecho!
El Señor me ha castigado con dureza,
pero no me ha dejado morir.

¡Abrid las puertas del templo,
que quiero entrar a dar gracias al Señor!

Esta es la puerta del Señor,
y por ella entrarán los que le son fieles".

Te doy gracias, Señor, porque me has respondido
y porque eres mi salvador.
La piedra que los constructores despreciaron
se ha convertido en la piedra principal.
Esto lo ha hecho el Señor,
y estamos maravillados.
Este es el día en que el Señor ha actuado:
¡estemos hoy contentos y felices!

Por favor, Señor, ¡sálvanos!
Por favor, Señor, ¡haz que nos vaya bien!

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
Os bendecimos desde el templo del Señor.
El Señor es Dios; ¡él nos alumbra!
Comentad la fiesta y llevad ramas
hasta los cuernos del altar.

Te doy gracias y alabo tu grandeza,
porque tú eres mi Dios.
Dad gracias al Señor, porque él es bueno,
porque su amor es eterno.

Feliz Pascua de Resurrección!
Que la Luz de Cristo os llene de su Paz!
Alegraos con este vídeo

lunes, 6 de abril de 2009

Amar en el dolor, testimonio evangelizador y agradable a Dios / Autores: Conchi Vaquero y Arturo López
Ha pasado el umbral de las treinta operaciones. Sólo tiene 42 años. Desde que nació sus padres han vivido entregados a cuidarla. Tiene una rara enfermedad que le afecta desde el nacimiento a algunos órganos de su cuerpo. Nunca se ha rendido. Pese a haber pasado una parte importante de su existencia en los hospitales ha trabajado y ha querido ayudar a los demás de múltiples formas. No puede comer mucho ni tampoco sólido. Ha escuchado muchas veces de los médicos que no sabían lo que sucedería cuando la operaban y les ha oído apremiarse mutuamente temiendo que estaba muriendo.

Esta joven soltera existe. Se llama Julia. Ahora está en un hospital de Barcelona en la Unidad de Cuidados Intensivos. La acaban de operar por enésima vez y nuevamente no saben lo que pasará con ella. Cuando debemos preguntar por su estado de salud o cuando nos llama por teléfono nos faltan palabras para poder expresar cuanto la amamos y hacerle llegar nuestro amor y el de Dios. A veces es ella quien llama desde el hospital donde está ingresada para interesarse por nuestra vida porque nosotros
conscientemente procuramos espaciar el contacto por la impotencia que nos produce este sin sentido.

La tenemos presente siempre en nuestras oraciones a ella y a su familia. De alguna forma no es un caso único. Millones de personas sufren en el mundo situaciones terribles que las matan prácticamente en vida. Si difícil es para Julia que sufre la enfermedad y todas sus limitaciones también es muy cansado de llevar para su familia. La verdad es que ella sí que nos ha manifestado sus desánimos pero sus padres aún en el sufrimiento callan y aman. Jamás hemos escuchado una queja. Su hija es su vida.

Ayer otra mujer joven, Mercedes, nos comentaba el sin sentido del sufrimiento de su familia. Su padre sufre una grave enfermedad física que le mantiene imposibilitado desde hace ocho años. Su madre cuida de él pero está deprimida porqué ha sufrido muchas contrariedades en la vida. Eso la tiene llena de miedos y con la esperanza rota. Mercedes y su familia están también viviendo en la impotencia toda la situación y conversando nos decía: "uno debe creer que existe algo más porque hay momentos en la vida que no entiendes lo que está ocurriendo. No sé si a veces nos hacemos la ilusión de que existe Dios y una vida eterna por necesidad más que por realidad."

No lo entiendo Señor pero gracias de estar a mi lado


Las situaciones de Júlia y la del padre de Mercedes siempre hacen aflorar los interrogantes típicos: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué Dios calla? ¿Por qué Dios permite esto?. Es probable que ante las dificultades propias cualquiera haya tenido esas preguntas en lo más profundo del corazón. Como en el caso del ciego de nacimiento quizás tengamos la tentación de hacer la misma apelación que los discípulos: "Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?"
(Juan 9, 2).

La respuesta de Jesús es clara, contundente e imperativa para quienes le escuchan: "Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo."

Jesucristo es Dios y Él vino a enseñarnos como llevar a cabo las obras de su Padre. Es ante las contrariedades de la vida de cualquier índole que estamos llamados a ser luz del mundo para que se manifieste la gloria de Dios. Eso no quiere decir que siempre vayamos a tener un éxito mundano en el cual Dios nos hará ser protagonistas y quedar muy bien ante los demás porque hablamos de Él. Nada de eso.

Justamente porque tiene que manifestarse siempre la gloria de Dios y no la nuestra es cuando tenemos que ser humildes y se capaces de testimoniar el amor de Dios por cada persona como lo hacia San Juan María Vianney, el cura de Ars. El sacerdote francés afirmaba que si vieramos el amor que Dios tiene por cada persona moriríamos de gozo. Ahí está la llave de la sabiduría, hacer partícipes a los que sufren y no comprenden, que pidan a Dios que se les haga presente en cada situación de sufrimiento. O mejor dicho: Dios está presente en todo mal físico, moral, emocional y síquico que padecemos, pero cuando la oscuridad nos desespera somos incapaces de darnos cuenta que Dios está a nuestro lado.

En el caso de Julia y de la familia de Mercedes, Dios está en medio de ellos acompañándoles. Es estando a su lado y señalando hacia el Señor y explicándoles que la oración es la forma de comunicarse con Dios como ellos podrán acoger despacio la presencia del Amor del Padre en sus vidas. No obstante, aún en ese sufrimiento a oscuras que viven, quienes pasamos por su lado ya nos damos cuenta que la gloria de Dios habita en ellos. El amor que viven Julia y sus padres no es más que la gloria de Dios. La enfermedad pasará, esta vida pasará. Lo único que quedará es el amor inmenso que se han tenido en medio de tanto dolor y el gran amor que Dios les tiene. Ese amor será vivido intensamente y disfrutado en la presencia de Dios por toda la eternidad cuando desaparezcan los condicionantes humanos.

Sucede lo mismo en el caso de Mercedes y su familia. Ellos se aman profundamente en el dolor de sus impotencias. Lo díficil para quienes pasamos a su lado es hacerles conscientes de que ellos son luz para el mundo amándose como Dios les ama. En eso consiste evangelizar y el Señor nos llama a todos a hacerlo cuando nos encontramos con personas que están al borde del camino. ¿Qué decirles? "No tengo ni oro ni plata pero he descubierto a Dios que está a tu lado y a mi lado. Ahora que tú no tienes esa experiencia personal del Amor de Dios, pídele que se manifieste, porque está a tu lado, y te muestre que está caminando contigo."

Haz las cosas pequeñas con gran amor


La beata Madre Teresa de Calcuta llena de amor por los moribundos, sufrientes y desamparados nos ha legado algunas de sus sabias actitudes:

- "La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia nuestro vecino que vive al lado de la calle, asaltado por la explotación, corrupción, pobreza y enfermedad."

-"La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro precisamos que toda familia viva feliz."

-"Haz las cosas pequeñas con gran amor."

-"Nosotros predicamos un Dios bueno, comprensivo, generoso y compasivo. Pero, ¿lo predicamos también a través de nuestras actitudes? Si queremos ser coherentes con lo que decimos, todos deben poder ver esa bondad, ese perdón y esa comprensión en nosotros."

-"Dios no pretende de mi que tenga éxito. Sólo me exige que le sea fiel."

-"Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor."

-"En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño."

-"No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo. San Juan dice que somos mentirosos si afirmamos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo. Es muy importante para nosotros darse cuenta de que el amor para que sea auténtico tiene que doler."

La sonrisa es salud, física y espiritual


La Madre teresa de Calcuta habló también de utilizar la sonrisa como gesto profundo de amor:

"Una sonrisa en los labios alegra nuestro corazón,
conserva nuestro buen humor,
guarda nuestra alma en paz,
vigoriza la salud,
embellece nuestro rostro
e inspira buenas obras.

Sonriamos a los rostros tristes,
tímidos, enfermos, conocidos,
familiares y amigos.

Sonriámosle a Dios con la aceptación
de todo lo que El nos envié y
tendremos el merito de poseer
la mirada radiante de su rostro
con su amor por toda la eternidad.

Las palabras de Cristo son muy claras,
pero debemos entenderlas como una
realidad viviente, tal como El las propuso.
Cuando El habla de hambre,
no habla solamente del hambre de pan,
sino hambre de amor, hambre de ser
comprendido, de ser querido.

El experimentó lo que es ser rechazado porque
vino entre los suyos y los suyos no lo quisieron.
Y El conoció lo que es estar solo,
abandonado, y no tener a nadie suyo.

Esta hambre de hoy, que esta rompiendo vidas en todo el mundo destruyendo
hogares y naciones, habla de no tener hogar, no solamente un cuarto con
techo, pero el anhelo de ser aceptado, de ser tratado con compasión, y que
alguien abra nuestro corazón para recibir al que se sienta abandonado."


Teresa de Calcuta también escribió una oración para aprender a amar:

"Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo."

El amor da precio a todas las obras


Y es que la Madre Teresa de Calcuta escribió:

«Para mí, Jesús es
El Verbo hecho carne.
El Pan de la vida.
La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados.
El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios.
La Palabra, para ser dicha.
La Verdad, para ser proclamada.
El Camino, para ser recorrido.
La luz, para ser encendida.
La Vida, para ser vivida.
El Amor, para ser amado.
La Alegría, para ser compartida.
El sacrificio, para ser dado a otros.
El Pan de Vida, para que sea mi sustento.
El Hambriento, para ser alimentado.
El Sediento, para ser saciado.
El Desnudo, para ser vestido.
El Desamparado, para ser recogido.
El Enfermo, para ser curado.
El Solitario, para ser amado.
El Indeseado, para ser querido.
El Leproso, para lavar sus heridas.
El Mendigo, para darle una sonrisa.
El Alcoholizado, para escucharlo.
El Deficiente Mental, para protegerlo.
El Pequeñín, para abrazarlo.
El Ciego, para guiarlo.
El Mudo, para hablar por él.
El Tullido, para caminar con él.
El Drogadicto, para ser comprendido en amistad.
La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga.
El Preso, para ser visitado.
El Anciano, para ser atendido.
Para mí, Jesús es mi Dios.
Jesús es mi Esposo.
Jesús es mi Vida.
Jesús es mi único amor.
Jesús es mi Todo. »


San Agustín lo resume muy bien en pocas palabras: "Todo esta contenido en estas palabras, "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas: y ama a tu prójimo como a ti mismo". "Yo no viviré un instante en cual no viva en el amor".

Santa Catalina de Siena afirma: "El mérito consiste sólo en la virtud de la caridad, sazonado con la luz de la verdadera discreción".

San Francisco de Sales asevera: "Es el amor lo que da precio a todas nuestras obras; no es por la grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con que las hacemos". "Todo el bien que hagamos, hay que hacerlo por amor a Dios, y el mal que evitemos hay que evitarlo por amor de Dios".
Irradiar a Cristo


Oremos con las palabras que las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta repiten después de cada Eucaristia para irradiar a Cristo:

Oh, amado Jesús.
Ayúdame a esparcir Tu fragancia
por donde quiera que vaya.
Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida.
Penetra y posee todo mi ser tan completamente, que mi vida entera sea un resplandor de la Tuya.
Brilla a través de mi y permanece tan dentro de mi, que cada alma con que me encuentre pueda sentir Tu presencia en la mia.
¡Permite que no me vean a mi sino solamente a Jesús!

Quédate conmigo y empezaré a resplandecer como Tú, a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás. La luz oh, Jesus, vendrá toda de Tí, nada de ella sera mia;
serás Tú quien resplandezca
sobre los demás a través de mi.
Brillando sobre quienes me rodean,
permíteme alabarte como mas te gusta.

Permíteme predicarte sin predicar,
no con palabras sino a través de mi ejemplo,
a través de la fuerza atractiva,
de la influencia armoniosa de todo lo que haga,
de la inefable plenitud del amor
que existe en mi corazón por Tí.

Amen.


En nuestra pobreza acabemos diciendo interiorizando en nuestro corazón esta simple súplica:

Aquí estoy, Señor,
como el ciego al borde del camino
-cansado, sudoroso, polvoriento- ;
mendigo por necesidad y oficio.

Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz.
Costumbre, dolor, desaliento.. .
Sobre ellos han crecido duras escamas
que me impiden verte.

Pero al sentir tus pasos,
al oír tu voz inconfundible,
todo mi ser se estremece
como si un manantial brotara dentro de mí.

Yo te busco,
yo te deseo,
yo te necesito
para atravesar las calles de la vida
y andar por los caminos del mundo sin perderme.

¡Que vea, Señor!
Que vea, Señor, tus sendas.
Que vea, Señor, los caminos de la vida.
Que vea, Señor, ante todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón.

Amén.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Meditación: Señor, haz de mí una lámpara / Autores: Conchi Vaquero y Arturo López
Hay una oración escrita por un anónimo del siglo X que muy bien puede servirnos para pedir que se haga la voluntad de Dios en nuestra familia si la recitamos cada mañana con el corazón ardiente, como el de los discípulos de Emaús:

Vengo a pedirte, Dios mío,
por mi padre y por mi madre,
por mis hermanos y hermanas,
por mi cónyuge y por mis hijos.
Corrige Tú sus errores, borra sus pecados,
aleja de sus vidas todo peligro.
Perdónales, Padre Misericordioso,
no permitas que se pierdan.
Haz que se conviertan a Ti
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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Meditación:
La brújula de la esperanza / Autores: Conchi Vaquero y Arturo López

Alrededor, en una mirada general, palpamos dolor y sufrimiento en nuestra vida, en gente con la que convivimos, en noticias lejanas que leemos, escuchamos y vemos. Son inmensos colectivos de personas los que sufren por la enfermedad, por el hambre, por la injusticia de no tener trabajo o de tener uno en el que está explotado y mal pagado. También seres maltratado física, psíquica y emocionalmente en la familia o en otros ámbitos. Multitud de hombres, mujeres y niños atrapados en el alcohol, las drogas y en tantos infiernos de los que no se sabe como salir. El gran grito interior: ¿si Dios existe, como permite éste dolor generalizado?. Leer más...


jueves, 9 de octubre de 2008

¿Si no estas libre de pecado, por qué arrojas la primera piedra? / Autores: Conchi y Arturo

El capítulo 8 del evangelio de Juan empieza con el episodio de la mujer adúltera. Jesús ante las acusaciones de los maestros de la ley y los fariseos se inclina en el suelo y dice; "–El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra." La misericordia de Dios Padre manifestada en Jesucristo es tan poderosa que conlleva tres consecuencias inmediatas:

1.- Que los maestros de la ley y los fariseos tomen conciencia de sus pecados y se marchen en silencio. Se dan cuenta que no son mejores que la mujer adúltera.

2.- La mujer adúltera reconoce su pecado. No tiene esperanza y sólo desea que hagan lo que era habitual.

3.- La mujer adúltera es perdonada por Jesús mientras espera la ejecución de la sentencia de lo que dispone la ley. Jesús sólo le pide su conversión:
- Vete y no vuelvas a pecar.

Esta historia del evangelio que nos es tan conocida debiera invitarnos a una verdadera conversión cada día de nuestra vida:

-¿Cuántas veces hemos arrojado piedras de humillación, de calumnias, de injurias, de habladurías, cuando algún conocido ha tenido un problem a en la vida? Sin lugar a dudas, centenares de veces. Leer más...

domingo, 21 de septiembre de 2008

"Escucharé lo que Dios, el Señor, dice en mí" / Autores: Conchi y Arturo

Nuestro vivir cotidiano para disfrutar de una vida plena en abundancia debería ser esencialmente mantener una relación personal con Dios constante -Padre, Hijo y Espíritu Santo-. Si crecemos diariamente en el conocimiento de Dios, que nos ha revelado su amor en Jesucristo por el don del Espíritu Santo, vamos a desear tener una visión del mundo y de cada persona con la mirada única que el Padre del cielo tiene por cada hijo suyo. Leemos en Juan 6, 28-29 como interrogan a Jesús:

"Le preguntaron:
–¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?
Jesús les contestó:
–La obra de Dios es que creáis en aquel que Él ha enviado."


Creer a Cristo es hacer lo que Él realizaría ante cada situación. Pero eso no podemos llevarlo a la práctica sin mantener una relación profunda con Dios en la oración, para discernir cual es la actitud que espera de nosotros y testimoniar su amor persona a persona con la que nos encontremos en la vida. Si en la pobreza de nuestro espíritu deseamos conocer a Jesucristo como Salvador y Señor, lograremos penetrar en la mirada que Él tiene para cada hijo de Dios. Sólo con los ojos de Cristo que nos muestra la voluntad del Padre, alimentándonos con su Palabra podremos ver el corazón herido de la humanidad y ser misericordiosos por gracia de Dios. Leer más...

domingo, 31 de agosto de 2008

"Hay una Paloma Blanca", una canción nacida de la oración, que ha llegado hasta los confines de la tierra / Autores: Conchi y Arturo

Nunca deseamos hablar de nosotros mismos. Ser testigos del Amor de Dios es mostrar con obras lo que el Altísimo está realizando en nuestra vida, aquello que realmente ha transformado el Señor en nuestro corazón profundamente herido. Es lo que deseamos hacer siempre: explicar y enseñar aquello que hemos aprendido de Dios Padre por el don del Espíritu Santo, adorando a Jesús Eucaristía en el sagrario. Lo poco, lo único que conocemos del Amor de Dios, como vivirlo y como aceptar su voluntad nos lo ha enseñado Él, transformando nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. Leer.más...

lunes, 25 de agosto de 2008

La familia debe ser una escuela práctica del perdón: No hay amor sin perdón / Autores: Conchi y Arturo

Ese niño que contemplamos es Dios. Jesús nace en una familia humana fruto del amor de una familia divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estamos llamados todos los seres humanos a formar sagradas familias fruto de lo que dice San Juan: "la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio". ¿Hemos tocado con nuestras manos la Palabra de Vida? Tocar es más que ver. Es una relación física e interior. ¿Hemos leído, digerido y convertido en Vida en nuestra familia el Verbo encarnado en el Niño Dios? ...Leer más...

miércoles, 13 de agosto de 2008

En Dios todo es gracia / Autores: Conchi y Arturo

"Vivo yo pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi" dice el apóstol San Pablo en el capitulo 2 de la carta a los Gálatas. Este es el modelo de vida espiritual y real al que estamos llamados todos los cristianos.

Cuando estamos en medio de dificultades o muy ocupados siempre dudamos de todo cuanto debemos hacer. ¿Cómo se cual es la voluntad de Dios para mi vida?. Muchas veces hemos razonado con afirmaciones tales como: "Me pongo a orar en silencio, en casa o ante el Santísimo en la Iglesia y mi mente no se calla. Cuando termino estoy más confundido que cuando inicie la oración. ¿Como conocer la voluntad de Dios y ser consciente de que Cristo vive en mi?."

El mismo apóstol Pablo nos habla en sus epístolas de que en "Dios todo es gracia". Al intentar ponernos en silencio interior ante el Señor, para darle gracias y presentarle cada cosa que debemos realizar , no importa que nuestra mente se distraiga. Lo esencial es tener el deseo ardiente en nuestro corazón de que Dios actúe en nosotros. No es una cuestión de meditación o de concentración. Simplemente debemos querer poner nuestro corazón en el corazón de Dios.


Algunas veces, al orar por si debemos realizar un trabajo laboral o pastoral, podemos tener como una intuición o percepción suave. Esa es la voz del Señor que resuena en nuestro corazón. El Espíritu Santo se manifiesta como una brisa suave. Seguir ese impulso será lo más indicado,siendo conscientes que Dios todo lo hace concurrir para el bien de los que ama. Es como cuando Pedro le pidió a Jesús que le mandara andar sobre las aguas si era Él. Jesús le ordena que camine pero Pedro dice "me hundo". Sólo el caminar confiando, dependiendo y creyendo a Dios nos hará vivir en su voluntad.

En otras ocasiones, no tendremos ninguna intuición y nos sentiremos confusos o totalmente en blanco. Ante esta sensación no debemos creer que el Espíritu Santo de Dios no esta obrando en nosotros. Deberemos tomar una decisión en fe, ponernos a hacer lo que creamos más coherente, considerando como modelo la respuesta que daría el mismo Jesús ante la situación que vivimos. Nuestros actos siempre deben estar en concordancia con la Palabra de Dios.

Ser sencillos y estar en brazos de nuestro Padre Celestial como niños que confían plenamente en Dios es la actitud más segura para ser guiados por el Altísimo.


Si la decisión que debemos tomar es muy delicada para nosotros, sería adecuado ponerla en oración durante un tiempo y además encomendar a sacerdotes y personas de profunda espiritualidad que también lo hagan. Transcurridos los días podemos consultar a todos los que han orado y preguntarles que creen que debemos hacer. Normalmente si es la voluntad de Dios existirá unanimidad entre todos aunque ni se conozcan, ni tengan relación entre si. Entonces no dudaremos en tomar nuestra decisión.

Un testimonio a modo de ejemplo. Un matrimonio amigo, siendo propietario de una empresa que llevaba funcionando más de 30 años, no quería reestructurar de acuerdo al mercado competitivo el personal. Todas las empresas de su sector empezaron a realizar contratos a tiempo parcial de seis horas en 2004, pagando 400 Euros mensuales en España, y conviniendo que quien no acabara el trabajo en ese tiempo debía terminarlo sin percibir nada a cambio. En la actualidad, los miles de trabajadores del sector estan sufriendo serias dificultades con el misero sueldo y una inestabilidad total.

Visto el panorama, el matrimonio amigo, que intenta llevar, en cuanto pueden, una vida de acuerdo con los Evangelios y el magisterio de la Iglesia, ya que son católicos, decidieron poner en oración si debían cerrar su empresa, puesto que sus trabajadores cobraban mucho más y así no podían competir. Invitaron a orar a personas durante tiempo y todas coincidieron en discernir que debía cerrarse la empresa, de acuerdo con los trabajadores y para no perjudicar su futuro. Nuestros amigos tomaron la decisión de cerrar la empresa, hace más de dos años, pese a no tener ningún trabajo alternativo. La Providencia de Dios les ha hecho madurar y crecer espiritualmente en este tiempo, aunque no tienen un trabajo laboral y si dos niños pequeños. Hacen lo que pueden por proclamar el Reino de Dios con sus vidas. Y que conste que la falta de trabajo no es consecuencia de no haber buscado ya que han enviado más de 3000 currículos. Están dispuestos a trabajar en cualquier cosa. El problema es que tienen más de 40 años y las empresas no quieren personas con esa edad. No obstante ellos siguen escuchando la voz del Señor que ha sido y es Providencia para sus vidas y le dan gracias por cuanto reciben de Él. Hoy se dan cuenta que Dios les preservó de seguir con la empresa invirtiendo dinero dejado por los bancos, que hubiera terminado arriuinando su trabajo y su familia, ya que Dios les provee para el día a día, pero ahora estarían debiendo miles de euros a las entidades financieras.

Como dejo escrito el Papa Juan XXIII en su "Decálogo de la serenidad":

"Creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mi como si nadie existiera en el mundo".


Te proponemos terminar esta reflexión orando y meditando el siguiente vídeo, con interpretación de la Hermana Glenda. Viendo las imagenes comprobarás todo aquello que el Señor nos dice cada día y que muchas veces no escuchamos:

LO QUE DIOS QUIERE DECIRTE

lunes, 4 de agosto de 2008

Las palabras vanas destruyen la comunión y la comunidad / Autores: Conchi y Arturo

"Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado", afirma Jesús en Mateo, 12, 35-36.

El Diccionario de la Lengua Española nos puede ayudar a entender esta sería advertencia de Cristo. Analicemos los distintos significados que se le atribuyen:

1.-Falto de realidad, sustancia o entidad.

Muchas veces hemos hablado sin conocimiento de los hechos y vicisitudes de la vida de una persona. Lo hacemos de forma irreal, sin preocupación por sus consecuencias y calumniandola. Incluso nos atrevemos a explicar los sentimientos y los errores de esa persona sin tan siquiera haber hablado con ella.

A veces nos ocurre porque alguien de nuestra confianza nos ha contado algo que ha oído. En otras ocasiones nos sentimos contrariados porque tenemos miedo que esa persona pueda eclipsar nuestra presencia en el grupo social, familiar o eclesial al que pertenecemos. Esto que nos sucede en la vida cotidiana se amplifica mucho más en la vida espiritual y de la iglesia, en los movimientos, comunidades parroquiales y religiosas.

Cristo vino a darnos Palabras de Vida para hacer crecer su Reino en nosotros. Cada vez que pronunciamos palabras vanas, estamos sirviendo al espíritu del mundo, dañamos a los demás y sobre todo a nosotros. Al final de nuestros días seremos juzgados por el Amor real de Dios que ha servido a los demás a través de las acciones que hacemos. Las Palabras de Vida de Jesús eran no sólo pronunciadas sino puestas en práctica. Como cumplían la voluntad de Dios Padre, hacían crecer el Reino.

Las palabras vanas nos condenarán porque son contrarias al Amor. Una palabra hiriente puede dejar a una persona destruida como muerto viviente para el resto de su vida. Esto sucede en todas nuestras relaciones, pero eso es lo grave. Toda relación de trabajo, familiar, con conocidos y desconocidos, debería estar presidida por Palabras de Vida del Evangelio. Nuestras Palabras deben señalar a Dios como el único capaz de generar vida a través de nuestro pobre léxico.

En las comunidades eclesiales de cualquier tipo, las palabras a veces son de exquisitez lingüística probada, pero están envenenadas por la intención del corazón y no son puestas en práctica por aquellos que las pronuncian. Eso complica mucho el crecimiento del Reino, la Evangelización, la vida en comunidad y el crecimiento comunitario. En el libro de la Sabiduría 1, 3-11, leemos:

Los pensamientos tortuosos apartan de Dios,
y el Poder puesto a prueba, confunde a los insensatos.

La Sabiduría no entra en un alma que hace el mal
ni habita en un cuerpo sometido al pecado.

Porque el Santo Espíritu, el educador, huye de la falsedad,
se aparta de los razonamientos insensatos,
y se siente rechazado cuando sobreviene la injusticia.

La Sabiduría es un espíritu amigo de los hombres,
pero no dejará sin castigo las palabras del blasfemo,
porque Dios es el testigo de sus sentimientos,
el observador veraz de su corazón,
y escucha todo lo que dice su lengua.

Porque el espíritu del Señor llena la tierra,
y él, que mantiene unidas todas las cosas, sabe todo lo que se dice.

Por eso no podrá ocultarse el que habla perversamente,
la justicia acusadora no pasará de largo junto a él.

Los designios del impío serán examinados:
el eco de sus palabras llegará hasta el Señor,
como prueba acusadora de sus iniquidades.

Un oído celoso lo escucha todo,
no se le escapa ni el más leve murmullo.

Cuídense, entonces, de las murmuraciones inútiles
y preserven su lengua de la maledicencia;
porque la palabra más secreta no se pronuncia en vano,
y una boca mentirosa da muerte al alma.


Fijemonos en el resto de deficiones del diccionario de "Vana":

2.- Hueco, vacío y falto de solidez.

Es lo mismo que hablar por hablar pero con la intención de dañar. "Que vuestra conversación sea siempre amena, sazonada con sal, sabiendo responder a cada cual como conviene". Colosenses 4, 6.

3.- Dicho de un fruto de cáscara: Cuya semilla o sustancia interior está seca o podrida.

Cristo nos dio el discernimiento único, para distinguir a quienes hacen la voluntad de Dios y le siguen, con la afirmación: "Por sus frutos los conoceréis".Una fruta con la sustancia interior podrida es igual a cuando Jesús dijo "sois como sepulcros blanqueados".

4.- Arrogante, presuntuoso, envanecido.

En la 1ª carta de Pedro 3, 10-16, se nos instruye para cumplir con nuestro testimonio de Amor en el nombre del Padre, de Cristo Resucitado y por el don del Espíritu Santo y abandonar la arrogancia:

"Pues quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus labios de palabras engañosas, apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella. Pues los ojos del Señor miran a los justos y sus oídos escuchan su oración, pero el rostro del Señor contra los que obran el mal. Y ¿quién os hará mal si os afanáis por el bien? Mas, aunque sufrierais a causa de la justicia, dichosos de vosotros. = No les tengáis ningún miedo ni os turbéis. Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con dulzura y respeto. Mantened una buena conciencia, para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo. Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal".

5.-Insubsistente, poco durable o estable.

Sólo la Gracia de Dios puede cimentarnos en sus Palabras de Vida. darnos el don del silencio, la escucha y la estabilidad perdurable para servir a los demás. La 2ª Carta a las Tesalonicenses 2, 16-17, nos ilustra: "Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena".

Hemos querido subrayar algunas de los versículos de la Biblia referidos a la lengua para que tomemos conciencia que muchas veces nuestras comunidades no crecen, se ven paralizadas o disminuyen por las intenciones del corazón de las cuales habla la boca. El capitulo 3 de la carta de Santiago es luz para nuestro camino:

"No os hagáis maestros muchos de vosotros, hermanos míos, sabiendo que nosotros tendremos un juicio más severo, pues todos caemos muchas veces. Si alguno no cae hablando, es un hombre perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo. Si ponemos a los caballos frenos en la boca para que nos obedezcan, dirigimos así todo su cuerpo.

Mirad también las naves: aunque sean grandes y vientos impetuosos las empujen, son dirigidas por un pequeño timón adonde la voluntad del piloto quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande. Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos. Toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos pueden ser domados y de hecho han sido domados por el hombre; en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios; de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así.

¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga? ¿Acaso, hermanos míos, puede la higuera producir aceitunas y la vid higos? Tampoco el agua salada puede producir agua dulce. ¿Hay entre vosotros quien tenga sabiduría o experiencia? Que muestre por su buena conducta las obras hechas con la dulzura de la sabiduría. Pero si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca. Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad. En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía. Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz".


Desearíamos que este modesto articulo pueda servir como base de oración diaria. La Palabra de dios es Viva y Eficaz, penetra hasta el fondo de nuestro corazón. Por eso hemos querido usarla con fluidez en un tema tan delicado y a la vez tan peligroso para cualquier convivencia comunitaria que desee dar frutos que permanezcan.

Escuchar palabras vanas también nos destruye

Muchas veces intentamos adaptar las Palabras de las Escrituras y la revelación de Dios a nuestros intereses. La Biblia no se contradice y es revelada en plenitud con la venida de Cristo. En Mateo 7, 24-27, se lee que el Señor enseñó a quienes escuchaban:
"Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".


También, en Mateo 15, 7-9 las palabras de Jesús nos quieren convertir el corazón: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos".

Todo se resume en la respuesta de Jesús en Lucas 8, 20-21: "Le anunciaron: "Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte." Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen." Esta claro que la Voluntad de dios no es que escuchemos palabras vanas de otras personas, sino que nuestras conversaciones sean a imagen de semejanza de aquellas que el sostuvo con cuantos se le cruzarón en su camino. Si tú te has encontrado con Él y vives en continua conversión conoces la voluntad del Padre Celestial porque te la revela en el silencio y en su acompañamiento.

Abandono de la fe por criticas, calumnias y humillaciones

Pondremos ahora unos ejemplos del resultado de palabras vanas piadosas. Conocemos un hombre comprometido con la Iglesia que en el año 1990 tenía una lista de 1500 personas que estando en distintos grupos parroquiales y trabajos pastorales habían abandonado la vida comunitaria y de comunión eclesial heridos por personas que de forma consciente o inconsciente, por carácter o por perversión, los habían humillado, calumniado y criticado reiteradamente. Este hombre que tenía la lista de sus conocidos que habían dejado su vida comunitaria de fe se preguntaba con sabiduría: ¿Si yo un pobre laico tengo esta lista de 1500 que han abandonado su práctica de crecimiento en la fe, cuántos son los que huyen de la Iglesia Católica cada año?

Estando en gracia de Dios y cuando eramos novios, al comentarle a nuestro párroco que nos cambiabamos de domicilio porque nos casábamos nos hizo la siguiente confidencia:
"hace más de un año varías personas han venido a pedirme que os niegue la comunión porque estáis en permanente pecado. Yo sé que sois personas de oración y que trabajais para el Reino. Contesté a esas personas que yo no tenía ninguna prueba de ningún pecado grave y que consideraba eso una calumnia". Los comentarios habían provenido de personas que nos besaban y abrazaban cuando nos encontraban y se atribuían incluso nuestro crecimiento en la fe. realmente eran puras calumnias con el único objetivo de destruir. Si nosotros no quedamos heridos y dimos pasos atrás en la fe fue porque realmente estábamos anclados en la única Roca que Salva, Dios. A Él hemos de dar gracias pero comprendemos a cuantos se han sentido humillados.

Los sacerdotes lo pasan mal. Muchas veces, lo hemos visto en multitud de parroquias , congregaciones y movimientos. Hay rivalidad entre laicos y sacerdotes. Entre religiosas y sacerdotes. Entre religiosas y laicos. Y entre los mismos laicos hemos visto muchos que se creen propietarios del servicio o área pastoral que ocupan. Esas personas acostumbran a argumentar que sólo ellas están preparadas para hacer lo que hacen y que los demás no tienen formación. Es una excusa para mandar más que nadie e imponer cargas pesadas a los hermanos.

Jesús escogió a los doce discípulos y los enseño. Luego, envió a 72 y así sucesivamente. Por tanto debemos enseñar a los hermanos a hacer aquello que hemos aprendido gracias al mismo Dios para servirle. El Altísimo quiere multiplicar el Reino capacitandonos a todos para servir. Dejemos que nuestros sacerdotes y párrocos ocupen su lugar y sean nuestros guias. No les impongamos cargas pesadas hablando palabras vanas que les hieran y les humillen. Gracias a ellos el Señor se nos hace presente en la Reconciliación, en la Eucaristía y en los sacramentos. Si los vemos desorientados hablemos a Dios de ellos pero no a ellos de sus errores.

El arte de callar

Nos han enivado un texto de autor anónimo que es fuente de sabiduria y que compartimos:

Callar sobre la propia persona, es humildad.

Callar sobre los defectos de otros, es caridad. Callar cuando uno está sufriendo, es heroísmo. Callar ante el sufrimiento ajeno, es cobardía.
Callar cuando podemos consolar, es comodidad.
Callar ante la injusticia, es flaqueza.
Callar cuando otro habla, es delicadeza.
Callar cuando otro espera una palabra, es omisión.
Callar y no hablar palabras inútiles, es penitencia.
Callar cuando no hay necesidad de hablar, es prudencia.
Callar cuando Dios nos habla al corazón, es silencio creador.
Callar ante el misterio, es sabiduría.
Callar cuando queremos ser los primeros en dar una noticia, es templanza.
Callar ante los vicios ajenos, es complicidad.
Callar ante la oscuridad de la noche, es guardar el secreto del Rey.
Callar cuando buscamos a Dios y no lo encontramos, es fortaleza,
porque sabemos que Él jamás nos abandona.

Oremos con el Salmo 119, 161-176, y pidamos al señor que nuestra lengua sea para testimoniar su Amor:

Los poderosos me persiguen sin motivo,
pero yo temo únicamente tu palabra.

Yo me alegro en tu promesa,
como quien logra un gran botín.

Odio y aborrezco la mentira;
en cambio, amo tu ley.

Te bendigo muchas veces al día,
porque tus juicios son justos.

Los que aman tu ley gozan de una gran paz,
nada los hace tropezar.

Yo espero tu salvación, Señor,
y cumplo tus mandamientos.

Mi alma observa tus prescripciones,
y las ama intensamente.

Yo observo tus mandamientos y tus prescripciones,
porque tú conoces todos mis caminos.

Que mi clamor se acerque a ti, Señor:
instrúyeme conforme a tu palabra.

Que mi plegaria llegue a tu presencia:
líbrame, conforme a tu promesa.

Que mis labios expresen tu alabanza,
porque me has enseñado tus preceptos.

Que mi lengua se haga eco de tu promesa,
porque todos tus mandamientos son justos.

Que tu mano venga en mi ayuda,
porque yo elegí tus preceptos.

Yo ansío tu salvación, Señor,
y tu ley es toda mi alegría.

Que yo viva y pueda alabarte,
y que tu justicia venga en mi ayuda.

Ando errante como una oveja perdida:
ven a buscar a tu servidor.
Yo nunca olvido tus mandamientos.