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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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viernes, 9 de noviembre de 2007

Carta de la Madre Teresa sobre el aborto / Autora: Madre Teresa de Calcuta

Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar

(...) Yo siento que el gran destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra contra el niño, una matanza directa de niños inocentes, asesinados por la propia madre.

Y si nosotros aceptamos que una madre pueda matar incluso a su propio hijo, ¿cómo es que podemos decir a otras personas para que no se maten? ¿Cómo persuadimos a una mujer para no hacer el aborto? Como siempre, debimos de persuadirles con amor y debimos de recordarles que amor significa estar dispuesto a donarse hasta quebrarse. Jesús dio Su vida por amor a nosotros.

Así, la madre que piensa en abortar, debe ser ayudada a amar, o sea, a donarse hasta que quiebre sus planes, o su tiempo libre, para respetar la vida de su hijo. El padre de este niño, quienquiera que él sea, debe también donarse hasta que se quiebre.

A través del aborto, la madre no aprende a amar, sino que mata a su propio hijo para resolver sus problemas.

Y, a través del aborto, se dice al padre que él no tiene que tener ninguna responsabilidad por el niño que él trajo al mundo. Este padre probablemente va a poner a otras mujeres en la misma situación. Luego, el aborto sólo trae más aborto.

Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar, sino a usar de cualquier violencia para conseguir lo que se quiere. Por eso es que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto.

“Vamos a rescatar al niño”. El niño es el don de Dios para la familia. Cada niño es creado a imagen y semejanza de Dios para grandes cosas — para amar y ser amado. Cuando las personas más viejas son llamadas a Dios, solamente sus hijos pueden tomar sus lugares.

¿Pero que nos dice Dios? Él dice: “Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Míra, en las palmas de mis manos te tengo tatuada” (Is 49, 15-16). Nosotros estamos grabados en la palma de la mano de Dios; aquel niño que aún no nació está grabado en la mano de Dios desde la concepción y es llamado por Dios a amar y ser amado no solamente en esta vida, sino para siempre. Dios jamás se olvida de nosotros.

Por favor no mate a ese niño. Yo quiero a ese niño. Por favor denme a ese niño. Yo estoy dispuesta a aceptar cualquier niño que esté por ser abortado y dar este niño a una pareja que irá a amar al niño y ser amado por ella.

La forma de planear la familia es la planificación familiar natural, no la contracepción. Al destruir el poder de dar la vida, a través de la contracepción, un marido o esposa está haciendo algo para sí mismo. Atrae la atención para sí y así destruye el don del amor en él o en ella. Al amar, el marido y mujer deben volver la atención entre sí como sucede en la planificación familiar natural, y no para sí mismos, como sucede en la contracepción. Una vez que el amor vivo es destruido por la contracepción, fácilmente se sigue el aborto.

Tú también debes traer esta presencia de Dios para tu familia, pues la familia que reza unida, permanece unida. Existe tanto odio, tanta miseria, y nosotros con nuestras oraciones, con nuestro sacrificio, estamos comenzando en casa. El amor comienza en casa, y no se trata de cuánto nosotros hacemos, sino cuanto amor colocamos en aquello que hacemos.

Si recordamos que Dios nos ama, y que nosotros podemos amar a los otros como Él nos ama, entonces América puede hacerse una señal de paz para el mundo. De aquí debe salir hacia el mundo, una señal de cuidado para el más débil de los débiles — el futuro niño.

miércoles, 10 de junio de 2009

A sus 95 años, el misionero jesuita Luis Ruiz atiende 145 leproserías en China y diez mil enfermos dependen de él
10 de junio de 2009.-Nació en Gijón, le expulsó de España la Segunda República, impartió clases a Fidel Castro en Cuba, y le encarceló la China comunista. Pero ha sobrevivido a persecuciones y enfermedades siempre al servicio de los demás, salvando a miles de personas de la exclusión social absoluta.

(Pablo M. Díez / ABC) «Tengo sólo 95 años», bromea en su residencia de Macao el padre jesuita Luis Ruiz cuando se le pregunta su edad, que no ha conseguido robarle el sentido del humor. De esos «sólo» 95 años, casi 70 los ha pasado en China, ya que llegó a Shangai en 1940, en plena guerra con los japoneses, tras pasar una temporada estudiando Magisterio en Cuba. Coincidencias históricas, Ruiz fue maestro en el Colegio de Belén, donde asistía a clase un entonces jovencísimo Fidel Castro. Nacido en 1913 en Gijón, el religioso recaló en la isla caribeña después de que el Gobierno republicano disolviera en 1932 la Compañía de Jesús en España y confiscara sus bienes, lo que llevó a muchos de sus miembros al exilio.

Desde Cuba, Ruiz fue enviado a Pekín para estudiar mandarín, un idioma que considera «endiabladamente difícil», pero que habla con fluidez junto al español, inglés, portugués, italiano y cantonés. Durante su época estudiantil, los compases de la Segunda Guerra Mundial le obligaron huir de Pekín y refugiarse en Shangai. Ordenado sacerdote en 1945, estuvo luego impartiendo clases de inglés en la misión de Anking, en la provincia de Anhui, hasta que las tropas comunistas de Mao Zedong vencieron al Ejército del «Generalísimo» Chiang Kai-chek en la guerra civil (1945-50) y prohibieron la religión.

El padre Luis Ruiz fue detenido y, durante su arresto, estuvo a punto de morir, ya que contrajo las fiebres tifoideas y tuvo que ser trasladado a Shangai para curarse. Desde allí, fue expulsado a la entonces colonia portuguesa de Macao, donde se dedicó a ayudar a los refugiados que huían de la China roja. «Llegaban a la isla a nado desde la vecina provincia de Guangdong y no traían nada, así que los atendíamos en el centro de Cáritas con las donaciones que recibíamos del exterior», explica a ABC en la Casa Ricci, sede de la orden jesuita en Macao.

Como Teresa de Calculta

Pero la verdadera labor por la que el padre Luis Ruiz puede ser comparado con la Madre Teresa de Calcuta o Vicente Ferrer es la que empezó a desempeñar a mediados de los 80: la asistencia a los leprosos en China. «Un sacerdote me habló de este grave problema y fuimos a visitar la isla de Taekang, en Guangdong, donde me encontré que los enfermos estaban totalmente abandonados a su suerte y nadie se ocupaba de ellos», rememora el misionero, que gastó «unos dos millones de pesetas de aquella época para mejorarlo todo, arreglar las casas y dotar a la comunidad de agua y electricidad».

Desde entonces, Ruiz dirige ya 145 leproserías donde se asiste a unos 10.000 enfermos que, de otra manera, estarían condenados al rechazo social y a una muerte segura por la falta de atención sanitaria. «Por ser cura, al principio tenía problemas para conseguir el visado de entrada en China, pero luego el Gobierno se dio cuenta de que, en realidad, le estábamos ayudando a resolver este problema y ahora incluso nos da terrenos para construir escuelas para los hijos de los leprosos», razona el misionero, quien recuerda que éstos «vivían en unas condiciones terribles y, cuando les daba cigarrillos, no podían cogerlos porque ya habían perdido todos los dedos de las manos y sólo les quedaban los muñones».
Aunque el padre Ruiz no duda en asegurar que «la China de ahora es muy distinta a la de aquel entonces, cuando no había ni carreteras ni puentes y teníamos que cruzar los ríos en barcazas», también aclara que «la lepra sigue siendo un estigma en este país, donde aún hay persecución religiosa».

Pero él continúa con su labor. Este mes tiene previsto viajar a Yunnan, en el sur de China, para abrir un nuevo colegio en una colonia de leprosos, donde se han instalado duchas de agua caliente que funcionan con paneles solares. Junto al cuidado de estos enfermos, las religiosas al servicio del padre Ruiz también atienden a pacientes con sida, otro problema sobre el que todavía no está concienciada la sociedad china.

jueves, 26 de agosto de 2010

El mundo celebra 100 años del nacimiento de Madre Teresa de Calcuta: Un siglo de luz en la oscuridad

* "Soy un instrumento en manos de Dios", aseguró la religiosa, beatificada en 2003

* "Si alguna vez llego a ser santa, seguramente seré una santa de la oscuridad. Estaré continuamente ausente del Cielo, para encender la luz de aquellos que en la Tierra están en la oscuridad"

26 de agosto de 2010.- «Realmente nací el día en que un leproso abandonado en la calle murió en mis brazos y me dijo: ‘‘Viví como un perro, pero me voy de este mundo como un ángel''».
Un 26 de agosto de hace 100 años, nacía en la localidad de Skopje, Macedonia, Gonxha Agnes Bojaxhiu, quien más tarde tomaría el nombre de Madre Teresa de Calcuta.

Ni su familia primero, ni posteriormente las hermanas de la Orden de Loreto, congregación en la que ingresó a los 18 años para poder ser misionera, se imaginarían que la joven Gonxha era la persona elegida por Jesús para poder llegar a los más pobres de entre los pobres. Ofrecemos un vídeo biográfico y testimonial. Leer más y ver vídeo...

domingo, 28 de abril de 2013

Moira Kelly, misionera seglar católica, aprendió de la Madre Teresa de Calcuta y hoy hace de ángel de la guarda de 400 niños enfermos

Ha fundado la Children First Foundation, con el objetivo de transformar la vida de los pequeños que más ayuda necesitan por graves problemas de salud
28 de abril de 2013.- (Fernando de Navascués / Religión en Libertad/ Camino Católico) Moira, con ocho años, ya se escapaba de su colegio para ir a una escuela vecina en la que había niños y niñas con discapacidades mentales. Ahí comenzó su gran pasión. Después o antes, quizá, vio un video sobre la Madre Teresa de Calcuta, y su decisión fue clara: dedicaría su vida a la atención de los más desfavorecidos y abandonados. Sobre todo a los niños. Esta católica australiana, como misionera seglar, ha colaborado en medio mundo: desde la India a Estados Unidos, y desde Bosnia a Sudáfrica, haciendo el bien de forma desinteresada. Ahora lo hace desde su Fundación Children First, en su país natal, trayendo a chicos de todo el mundo para ofrecerles intervenciones quirúrgicas a sus graves problemas de salud. Leer más...

lunes, 3 de diciembre de 2012

Bear Grylls, aventurero de televisión, entre otros del programa «El último superviviente»: Un encuentro con Madre Teresa de Calcuta le cambió la vida

Da charlas en los cursos Alpha y confiesa que la fe «es su columna vertebral»y el «pegamento de su família
* “En realidad, lo más sorprendente es que todo lo que Dios nos pide es que le abramos la puerta y Él hará el resto”
* “A veces es difícil creer, realmente creer, que Dios se preocupa y quiere cosas buenas para nosotros (…) que en realidad Él sólo nos ama y que sólo quiere que estemos con Él”
3 de diciembre de 2012.- (Javier Lozano / Religión en Libertad / Camino Católico) Bear Grylls es un superviviente. Conocido en todo el mundo por sus exitosos programas de televisión en los que ha sobrevivido a duras experiencias en el desierto, la selva o en el Ártico, este británico reconoce que no sería nada sin su fe. De hecho, su ejemplo a seguir es el de otra aventurera, pero muy distinta a él: la Madre Teresa de Calcuta. Conocido por ser el protagonista de ‘El último superviviente” en canales como Discovery Channel o Cuatro, anteriormente fue miembro de las fuerzas especiales de Reino Unido y es una de las personas más jóvenes que ha conseguido escalar el Everest. Sin embargo, lejos de vanagloriarse por todos sus éxitos, Grylls dice apostar por las cosas más sencillas: “mi fe, mi familia, mis niños”. Leer más...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Paul Callaghan, de 43 años, curado milagrasomente de cáncer terminal de huesos

* Cuando al fundador de Madre de Misericordia le diagnosticaron el cáncer al principio sufría tantos dolores que pasaba todo el día a base de morfina y sin poder apenas moverse. Le llevaron a las aguas curativas de Holywell en Gales, en el Pozo de Santa Winefrida, que recibe peregrinaciones desde el siglo VII, y salió de ellas aún con cáncer, pero ya sin dolores. Esto dejó desconcertados a los médicos, pero impresionó tanto a los sin techo ver que Dios es real que nació todo un movimiento de oración en el hostal de Seel Street, que regentan las Misioneras de la Caridad en Liverpool

* "De repente fue como si todo se parase. No puedo explicarlo, pero sentí el poder del Espíritu Santo todo a mi alrededor y las palabras “Hechos 4, 10” aparecieron en mi mente. Como no soy un erudito en Biblia no sabía lo que decía esta cita. Lo miré y leí: “aquí está entre vosotros este hombre, curado en el nombre de Jesucristo el Nazareno”. Supe entonces que Dios me había curado, así que fui al hospital a ver al médico. Pedí a un amigo que viniese conmigo como testigo y que trajese una grabadora. Supe que algo sucedía por el aspecto de la cara del doctor. Me senté y le pregunté: “¿y bien, cuál es el daño?” Pero en mi corazón yo ya lo sabía por la lectura bíblica. Él dijo: “no podemos encontrar ningún daño de tu cáncer en tu esqueleto, en ningún sitio de tu cuerpo. Está totalmente normal. Nunca hemos visto esto antes. No sólo nunca he visto algo así, sino que en todos mis años en la profesión médica nunca escuché nada como esto”

20 de octubre de 2010.- Paul Callaghan, de 43 años, casado y con tres hijos, nació y aún vive en Liverpool, Inglaterra. De niño pensó en hacerse sacerdote, pero cuando tenía 14 años su padre murió, y Paul, enfadado con Dios, se alejó de la Iglesia e ingresó en el ejército. Durante diez años estuvo en algunos lugares peligrosos por el mundo. De vuelta al Reino Unido en 1997, su novia (y luego esposa) Christina le acercó de nuevo a la fe y, por consejo del padre Jimmy Collin se inscribió en un Cursillo de Cristiandad. Allí fue donde sintió por primera vez "la presencia del Espíritu Santo", en una misa, después de confesarse. Después se presentó como voluntario con las Misioneras de la Caridad (las monjas de la Madre Teresa de Calcuta) para atender gente sin hogar.

La primera parte de su historia la contó en 2008 la periodista Kristine Cooper, directora de Goodnews (www.ccr.org.uk), la revista inglesa de la Renovación Carismática Católica: cómo se desarrolló su cáncer, cómo milagrosamente éste no le dolía, cómo la Virgen le pidió organizar un grupo de voluntarios para alimentar a los sin techo en las calles (la Sociedad Madre de Misericordia, www.motherofmercysociety.com ) , y cómo este grupo creció. Pero en el último número de Goodnews, de septiembre-octubre 2010, Kristine Cooper explica la milagrosa desaparición del cáncer de Paul Callaghan, para escándalo del Hospital de Cáncer de Clatterbridge (www.clatterbridge.org), donde aún no entienden lo que ha pasado. Nos limitamos aquí a traducir del inglés el artículo de Kristine Cooper en Goodnews con la historia del milagro. Leer más...

sábado, 15 de octubre de 2011

Emmanuel Kelly, cantante iraquí, rescatado al nacer dentro de una caja de zapatos en una zona de guerra por las Misioneras de la Caridad

15 de octubre de 2011.- La audición del joven iraquí Emmanuel Kelly en el popular reality musical Factor X ha tenido un importante impacto y puede verse en este vídeo. Su historia de lucha y superación conmueve a australianos y extranjeros pero pocos saben que detrás de ella están la dedicación de su madre adoptiva, una conocida católica, y las Misioneras de la Caridad, fundadas por la Beata Teresa de Calcuta. Emmanuel no sabe cuándo nació pero sí sabe que está vivo gracias a que unas monjas lo rescataron junto a su hermano Ahmed cuando era muy pequeño. "Estábamos en una caja de zapatos, en medio de una zona de guerra", recuerda. Los hermanos conservan las huellas de la guerra química en Irak y padecen de serias malformaciones en brazos y piernas.

Moira Kelly, una conocida católica australiana dedicada a las obras humanitarias y que trabajó por años con la Madre Teresa de Calcuta, encontró a los hermanos en el orfanato de la Misioneras de la Caridad en Bagdad, los adoptó y los crió en Australia donde recibieron tratamiento médico, rehabilitación y mucho amor. Leer más y ver vídeo...

viernes, 5 de octubre de 2007

Llamados a ser Pan de Vida para hacer crecer la comunidad / Autores: Conchi y Arturo















Nuestra vida debe ser acción de gracias o sea Eucaristía. Sin cumplir en las vivencias cotidianas todo el memorial real de Jesús el Señor, nuestra comunidad cristiana, se debilita. El versículo 42 del capitulo 2 de los Hechos de los Apóstoles dice: "Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones".

Hemos explicado en las últimas semanas las actitudes que todo cristiano debe aportar para construir comunidad formando el Cuerpo de Cristo. Hoy nos centramos en la comunión Eucarística vivida con asiduidad y transformada en oración agradable a Dios a cada instante. Muchas veces no sabemos como orar y la mejor manera de hacerlo es convertir cada acto de nuestra vida en una encarnación de Cristo en nosotros, para que Él pueda ser el centro de nuestra vida y de todos cuantos encontremos en el camino.

En Mateo 26, 26-28 se explica el momento central de la presencia real de Cristo cuando se celebra la consagración: Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:"Tomen y coman, esto es mi Cuerpo".Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: "Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados".

La conciencia de la presencia de Jesús en el Pan y el Vino se adquiere a medida que crecemos espiritualmente y nosotros somos capaces de repetir en nuestra vida esta Eucaristía interior en nuestro corazón y trasladarla a los demás. Cristo elige el lugar más intimo de una casa para celebrar la institución Eucarística: un comedor, la mesa donde compartimos el pan de cada día.

Muchas personas creen que el lugar más intimo de una casa es el dormitorio, pero realmente la mesa del comedor lo supera. Alrededor de la mesa nos sentamos para alimentar nuestro cuerpo pero también nuestro espíritu. Allí estamos para comer tanto si nuestro estado personal es de optimismo, de depresión o de rompimiento. Jesús comparte su cena con Judas que le va a traicionar y conociendo lo que le iba a suceder, bendice la mesa y a todos sus comensales, respeta la vulnerabilidad y el carácter de sus invitados.

A ejemplo de Jesús, cuando nos sentemos en nuestras mesas comunitarias a comer el pan de cada día, la voluntad de Dios Padre es que seamos alimento para aquellos que nos rodean y capaces de amar hasta el extremo. Quizá nos vemos obligados a comer en el trabajo o en la familia con quién nos hace la vida imposible. Nosotros debemos bendecir esa mesa, el pan y quienes comen con nosotros. Esa es una actitud difícil de adoptar, sobre todo cuando en el comedor uno está vulnerable. Jesús sabía que iba a morir en unas horas para salvar nuestras vidas para siempre y libremente decide bendecir a quienes horas más tarde se iban a dispersar o le iban a negar.

En Juan 6, 51, Jesús nos hace la verdadera llamada comunitaria a encarnarlo: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo.Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo." Nosotros fuimos invitados a encarnar el Pan Vivo bajado del cielo en cada acción de nuestra vida. Debemos tomarnos a nosotros mismos y hacernos alimento para los demás cumpliendo la voluntad del Padre que es dar nuestra vida en Amor por los demás.

Por eso debemos "tomarnos" como Pan y estar dispuestos a ser "partidos" y "repartidos". Sólo si nos damos en plenitud perdiendo nuestra vida por los demás Jesús tomará posesión de nosotros y nos convertirá en alimento real para los oprimidos, los cautivos, los hambrientos y los pobres. Jesús recuerda a los suyos: "Si el grano de trigo no muere no puede dar fruto". ¿Estamos dispuestos a morir a nosotros mismos para que viva en el interior Cristo y sea nuestra vida triturada aprendiendo cada día a Amar desde el corazón de Dios?. Por eso a cada instante debemos tomar conciencia que el Señor nos pide que celebremos la Eucaristía en nuestro interior. A más pidamos esta gracia y más estemos dispuestos a aceptarla es cuando se nos revelará la presencia real de Jesús en nuestro corazón y en la comunión Eucarística.

Los discípulos de Emaús estaban tristes. Cristo se les aparece y les explica las Escrituras. Es al partir el pan cuando lo reconocen y el desaparece. A más ausente está el Señor es cuando se nos hace presente. Nuestro corazón debe tener celo por arder en cumplir el Evangelio y es cuando veremos a Jesús en nosotros y en los demás.

Si alimentamos a quienes vamos a testimoniar el Amor de Dios con nuestras vidas, Jesús se nos hará presente como Pan Vivo en aquellos con quienes compartamos. Nosotros también necesitamos ser alimentados. Es en ese partirnos y repartirnos los unos a los otros que la comunidad cristiana a cualquier nivel crecerá porque tendremos la capacidad de ver el Pan de Vida en cada persona.

Partirse supone no quedarse instalado. Repartirse supone multiplicar el Reino. Jesús instituyó la Eucaristía en el momento en que iba a dar el paso definitivo de dejar a sus apóstoles en el mundo para que dieran testimonio de Él. Partirnos supone dejar pasó a los demás en nuestras comunidades y a la vez multiplicar el Reino enseñando a otros aquello que hemos visto y oído. Fue al final de su vida terrena que Jesús mostró todo el rostro de Dios Padre para la salvación del mundo. Ser verdadera Eucaristía para los demás nos supondrá un aprendizaje permanente que nos llevará toda la vida. Por eso es urgente no posponerlo cada hora bajo el pretexto de justificarnos con nuestras muchas ocupaciones y obligaciones.

Tomarnos como Pan supone aceptar que somos únicos y que Dios desea darse a los demás como nos creó, con nuestros dones particulares. Somos templos del Espíritu Santo. Jesús vive en nosotros y el Padre también quiere morar en nuestro corazón. Para que esto de frutos es necesario que les reconozcamos como los auténticos motores de nuestra vida poniendo en sus manos virtudes y debilidades. Si no lo hacemos siempre empezamos a naufragar y dejamos de ser Pan de Vida para los demás.

Partir nuestro Pan y repartirlo es consecuencia de tomarnos. Nos partimos cuando somos vulnerables, cuando la honestidad y la verdad presiden nuestro itinerario vital. Partirnos es no guardarnos nada. Jesús explica a sus apóstoles: ustedes son mis amigos por que les he mostrado todo. Se vacía y da gracias al Padre por haber podido llevar a cabo su voluntad.

Repartirnos es no hacer excepción de personas. Dios ama a justos e injustos. Desea que los justos lo sigan siendo y quiere rescatar a los impíos de su maldad y las continuas injusticias. Nosotros tenemos que imitar al único maestro: Cristo.

Al explicar estas actitudes interiores podemos pensar que eso sólo pueden hacerlo personas muy preparadas. También tendemos a creer que los prodigios y señales deben acompañar a las personas que son capaces de tomarse, partirse y repartirse. Nada más lejos de la realidad. El Señor nos dice a todos como a Pablo: "con mi gracia te basta" . Es evidente que Dios sigue realizando curaciones interiores y físicas y que cuida providencialmente de todos y cada uno mucho más de lo que somos conscientes. Los millones de grano de arena que aportamos cada vez que somos capaces de vivir cotidianamente la Eucaristía, son muy superiores al mayor de los milagros, para la instauración del Reino.

Sólo Dios necesita nuestra humildad y nuestro deseo interior de ser templos suyos para convertirnos en Pan de Vida. Para ello, perseverar en el Sacramento de la Eucaristía y de la reconciliación nos será de una utilidad vital. Lo importante no es como nos sentimos nosotros en un acontecimiento de la vida, sino que deseemos que Dios manifieste su gloria en él por muy dolorosa que sea nuestra vivencia.

La Madre teresa de Calcuta es un buen ejemplo para lo que estamos contando. ¿Alguien piensa que le fue fácil tomar la decisión de marchar de su orden para iniciar las Misioneras de la Caridad?. Nosotros no. Ahora se ha conocido los grandes momentos de sequedad, pero eso no quita valor a su ministerio sino que se le añade. Cuando no entendía los caminos del Señor ella siguió fiel a su llamada atendiendo a los moribundos y los más necesitados. Dudar de la obra que Dios hizo en ella siendo Madre Teresa "un lápiz en sus manos", es estar ciego. Dios sigue haciendo crecer a las Misioneras de la Caridad como faro y luz para el mundo.

Nos es muy fácil seguir a Cristo cuando nos felicitan por como damos las catequesis, realizamos nuestro trabajo pastoral o vemos que tenemos ciertas habilidades que nos hacen sentir bien y muchas veces mejores que los demás. Seguir al Señor en las contrariedades de cada día es el llamado que tenemos. Sacerdotes, religiosos y laicos tenemos cada amanecer a Dios pidiendonos que mostremos su rostro a quienes nos contradicen, nos calumnian, nos humillan o nos pagan mal nuestro trabajo. La Eucaristia cotidiana consiste en por la gracia de Dios realmente Amar a nuestros enemigos y a quienes nos persiguen. Ser valientes mostrandoles nuestra vulnerabilidad y diciendo con Jesús: "Padre perdonalos porque no saben lo que hacen". Que cuando el día termine en nuestro cansancio podamos afirmar: "Dios mio no he sabido hacerlo mejor, pero he deseado llevar a cabo tu obra. En tus manos Padre encomiendo mi espiritu para que mañana al levantarme pueda servirte nuevamente. Hazme Pan de Vida".

viernes, 13 de septiembre de 2019

El día en que Santa Teresa de Calcuta dijo que «la amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto»

 «Jesús dio su vida por amor a nosotros. Hay que ayudar a la madre que está pensando en abortar; ayudarla a amar, aun cuando ese respeto por la vida de su hijo signifique que tenga que sacrificar proyectos o su tiempo libre. A su vez el padre de esa criatura, sea quien fuere, debe también dar hasta que duela… Al abortar, la madre no ha aprendido a amar; ha tratado de solucionar sus problemas matando a su propio hijo. Y a través del aborto, se le envía un mensaje al padre de que no tiene que asumir la responsabilidad por el hijo engendrado. Un padre así es capaz de poner a otras mujeres en esa misma situación. De ese modo un aborto puede llevar a otros abortos. El país que acepta el aborto no está enseñando a su pueblo a amar sino a aplicar la violencia para conseguir lo que se quiere. Es por eso que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto»
Camino Católico.-  El 3 de febrero de 1994, Santa Teresa de Calcuta intervino ante la clase dirigente estadounidense en el Desayuno Nacional de Oración que se celebra cada año en Washington D.C. (Estados Unidos). Este fue un día histórico. En aquel entonces asistieron el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, la primera dama Hillary Clinton, el vicepresidente Al Gore y su esposa, así como otras grandes figuras políticas que no estaban de acuerdo con ella.
Sin embargo, la fundadora de las Misioneras de la Caridad proclamó con valentía la verdad sobre el crimen del aborto: “la amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el abortoporque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo podremos decir a otros que no se maten? ¿Cómo persuadir a una mujer de que no se practique un aborto? Como siempre, hay que hacerlo con amor y recordar que amar significa dar hasta que duela”.

martes, 20 de noviembre de 2007

Testimonio de una ex prostituta conversa: "Algunas jóvenes vienen a mi puerta hasta sin dientes"


Una ex prostituta, Linda Watson, conversa, se encontró personalmente con Juan Pablo II para pedirle que rezase por ella y por su trabajo a favor de otras
mujeres que quieren abandonar el comercio sexual.


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Cuando Linda Watson se encontró con el Santo Padre se acordó del relato del Evangelio sobre la mujer de mala reputación que encontró a Cristo. «No podía creer que estuviera realmente frente a él», reconoció Watson a Zenit tras la audiencia con el Papa. «Ha sido verdaderamente extraordinario», declaró. «Empecé a decir en polaco, mi segunda lengua, “¡Padre Santo mío!”. ¡La experiencia ha sido entusiasmante, pero a la vez de gran humildad!»

Linda Watson pudo dejar las calles después de 20 años para convertirse y, con ayuda de su arzobispo, levantar casas para mujeres deseosas de salir de ese tipo de vida.

Se cuenta entre las principales promotoras de la campaña contra la legalización de la prostitución en su país, Australia, y fue elegida en 2003 en la nación como «la mujer más inspiradora del año». La propia Watson relata su implicación en las redes de la prostitución: «Tuve una vida difícil como madre soltera con tres hijos, cada uno de los cuales no tenía más que el suelo para dormir. Así que, cuando una mujer de apariencia pudiente me tocó en el hombro en el salón de té de mi humilde oficina y me dijo que podía ganar 2.000 dólares a la semana, me vi muy tentada».

La mujer en cuestión intentaba convencerla haciéndole ver la posibilidad de limitarse a una prueba de dos meses. «Nadie lo sabría y después podría dejarlo», le aseguró. En poco tiempo Watson se dio cuenta de la verdad, pero ya era demasiado tarde: «Tan pronto como empiezas, pierdes tu dignidad. Estás vendida. Mi primer cliente era directivo de alto nivel de los medios e inmediatamente fue como si hubiera sido vendida como un trozo de carne a todos sus millonarios».

En seguida, la situación pasó a estar «fuera de control». El dinero y la manipulación «eran un tipo de red de seguridad que te ponen alrededor y si intentas dejarlo para empezar una nueva vida no tienes dónde ir para recuperar el respeto y reconstruir una vida».

Dejarlo parecía imposible hasta que «invoqué a Dios en su corazón por pura desesperación. Fue el día en que murió la princesa Diana de Gales. Por primera vez me di cuenta verdaderamente de que la riqueza y el poder no eran la respuesta a todo. Ciertamente, a ella no le habían salvado la vida».

Linda decidió buscar trabajo, pero nadie la contrataba. Entonces sintió que Dios le había dado la misión de salvar a otras mujeres atrapadas, pero una vez más nadie se mostró dispuesto a ayudarla. «No sé cuántos me rechazaron, hasta que llegué a la puerta de la oficina del arzobispo católico. Él percibió mi visión de futuro».
Fr. Barry Hickey, arzobispo de Perth (Australia), relató a Zenit que antes de encontrar a Linda no sabía cómo desbaratar la industria del comercio sexual. «Sabía que enviar a un asistente social normal en el terreno no llevaría casi a nada. Necesitaba alguien que conociera la actividad desde dentro. Y ella fue mi ángel de la esperanza».

Así comenzaron las casas de recuperación «Linda’s Houses of Hope», para proporcionar refugio, asesoramiento y protección. “Algunas de las jóvenes vienen a mi puerta hasta sin dientes –revela Linda-. Algunos hombres les hacen saltar los dientes a golpes, así que debemos ocuparnos de atender todos estos aspectos”.

A la vista de la difusión de la violencia y de las drogas, Watson se irrita al oír a políticos que tratan de sacar adelante proyectos de ley para legalizar la prostitución. “Están tan destruidas que están como muertas, a modo de “muertos vivientes”. Si la gente viera esto nunca querría la legalización”.

«La prostitución te destruye. No te estimas a ti misma y te parece que nadie podría amarte jamás». Ella preguntaría a los políticos: «¿Les gustaría que esto le ocurriera a sus hijas o hermanas?».

En su labor, Watson se ha inspirado en la Madre Teresa de Calcuta y en Juan Pablo II. Su vida actual no está exenta de peligros. Su éxito en exponer los abusos contra las mujeres le han ganado muchos enemigos. Con todo, Watson lo considera como una pequeña cruz que hay que ofrecer a lo largo del camino.

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Fuente Zenit

miércoles, 22 de mayo de 2019

María Martínez López, enfermera de Bilbao, practicaba abortos, era «anticlerical» y feminista, pero Dios la convirtió en una misa en Nepal con las Misioneras de la Caridad

* «Sentí una emoción en el corazón, una voz que me decía: ‘bienvenida a casa’. Cuando escuché esto en mi interior busqué quién podía haber sido o si quizás era por la altitud. Volví a escuchar: ‘bienvenida a casa, ¡cuánto has tardado en amarme!’. Y ya supe donde tenía que mirar: la cruz. Caí de rodillas al suelo y sólo pude llorar, llorar y llorar. Lloraba por esa tristeza inmensa y profunda de haberme alejado del Amor. Lloraba también de inmensa alegría porque estaba experimentando la misericordia de Dios. En mi corazón había paz. Me sentí perdonada, me sentí amada, bendecida, resucitada»
Camino Católico.-  María Martínez López habla emocionada de su conversión, de su encuentro con Cristo. Esta enfermera vivió la experiencia de la misericordia de Dios con las Hermanas de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta en Nepal. A sus 45 años, la presentación de quién era ella antes de su conversión deja al auditorio – y a cualquiera que lo escuche- sin palabras. Su testimonio lo ha contado durante la Semana de la Familia 2019 de la Diócesis de San Sebastián, que se visualiza y escucha en el video. Antes se llamaba Amaia, pero al convertirse a Cristo se lo cambió por el de María, porque rezando por ella así se lo dijeron las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Marcilio Haddad recibió el milagro que ha hecho Santa a la Madre Teresa y cuenta su curación de 8 abscesos cerebrales graves


«Mi fe ha crecido mucho, veo la gracia. Yo estaba enfermo, no podía caminar, siempre tenían que ayudarme. Hoy camino, tengo una familia y estoy muy agradecido. Cuando veo a mis hijos, veo a la Madre Teresa. Este milagro hizo a mi familia más fuerte y unida. Ellos saben todo acerca de mi enfermedad y la curación. Siempre nos acompañan, y cuando vamos con las hermanas a rezar, entienden todo y rezan con nosotros»

Camino Católico.-  El brasileño Marcilio Haddad Andrino, la persona que recibió el milagro que hizo Santa a la Madre Teresa de Calcuta, compartió su increíble historia a la prensa de Italia y comentó que él y su esposa son solo unos “creyentes normales que recibieron un extraordinario signo de la Misericordia de Dios”. También explicó su experiencia vital en el Meeting de Rimini de 2016 y es el testimonio que puede escucharse y visualizarse en el Vídeo.

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viernes, 15 de abril de 2011

«Podemos hacer algo por el Jesús que agoniza hoy» / Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

Domingo de Ramos

Isaías 50, 4-7; Filipenses 2, 6-11; Mateo 26, 14-27,66

En agonía hasta el fin del mundo


El Domingo de Ramos es la única ocasión, aparte del Viernes Santo, en que se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo en el curso de todo el año litúrgico. Como no es posible comentar el largo relato por completo, detengámonos en dos de sus momentos: Getsemaní y el Calvario.

De Jesús en el huerto de los olivos está escrito: «Comenzó a sentir tristeza y angustia. Les dijo: "Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo"». ¡Un Jesús irreconocible! Él, que daba órdenes a los vientos y a los mares y le obedecían, que decía a todos que no tuvieran miedo, ahora es presa de la tristeza y la angustia. ¿Cuál es la causa? Se contiene toda en una palabra, el cáliz. «¡Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz!». El cáliz indica toda la mole de sufrimiento que está apunto de caer sobre Él. Pero no sólo. Indica sobre todo la medida de la justicia divina que los hombres han colmado con sus pecados y transgresiones. Es «el pecado del mundo» que Él tomó sobre sí y que pesa sobre su corazón como una piedra.

El filósofo Pascal dijo: «Cristo está en agonía, en el huerto de los olivos, hasta el fin del mundo. No hay que dejarle solo en todo este tiempo». Agoniza allí donde haya un ser humano que lucha con la tristeza, el pavor, la angustia, en una situación sin salida como Él aquel día. No podemos hacer nada por el Jesús agonizante de entonces, pero podemos hacer algo por el Jesús que agoniza hoy. Oímos a diario tragedias que se consuman, a veces en nuestro propio vecindario, en la puerta de enfrente, sin que nadie se percate de nada. ¡Cuántos huertos de los olivos, cuántos Getsemaní en el corazón de nuestras ciudades! No dejemos solos a los que están dentro.

Trasladémonos ahora al Calvario. «Clamó Jesús con fuerte voz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Dando un fuerte grito, expiró». Estoy a punto de decir ahora casi una blasfemia, pero me explicaré enseguida. Jesús en la cruz pasó a ser ateo, el «sin Dios». Hay dos formas de ateísmo. El ateísmo activo, o voluntario, de quien rechaza a Dios, y el ateismo pasivo, o padecido, de quien es rechazado (o se siente rechazado) por Dios. En uno y en otro existen los «sin Dios». El primero es un ateísmo de culpa, el segundo un ateísmo de pena y de expiación. A esta última categoría pertenece el «ateísmo» de la Madre Teresa de Calcuta, de quien tanto se ha hablado con ocasión de la publicación de sus escritos personales.

En la cruz Jesús expió anticipadamente todo el ateísmo que existe en el mundo. No sólo el de los ateos declarados, sino también el de los ateos prácticos, aquellos que viven «como si Dios no existiera», relegándole al último lugar en la propia vida. «Nuestro» ateísmo, porque, en este sentido, todos somos -quien más, quien menos-- ateos, «indiferentes» de Dios. Dios es también hoy un «marginado», marginado de la vida de la mayoría de los hombres.

Igualmente aquí hay que decir: «Jesús está en la cruz hasta el fin del mundo». Lo está en todos los inocentes que sufren. Está clavado a la cruz en los enfermos graves. Los clavos que le tienen aún cosido a la cruz son las injusticias que se cometen con los pobres. En un campo de concentración nazi se colgó a un hombre. Alguien, señalando a la víctima, preguntó iracundo a un creyente que tenía al lado: «¿Dónde está ahora tu Dios?». «¿No lo ves? -le respondió--. Está ahí, en la horca».

En todas las «deposiciones de la cruz» sobresale la figura de José de Ariamatea. Representan a cuantos también hoy desafían el régimen o la opinión pública para acercarse a los condenados, a los excluidos, a los enfermos de Sida, y se empeñan en ayudar a alguno de ellos a descender de la cruz. Para alguno de estos «crucificados» de hoy, el «José de Arimatea» designado y esperado bien podría ser yo, o podrías ser tú.


El evangelio del domingo en video:



jueves, 26 de agosto de 2010

Hogar y familia / Por Madre Teresa de Calcuta



La paz y la guerra empiezan en el hogar.
Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias.
Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro,
precisamos que toda familia viva feliz.

* Algunos padres están llenos de amor y de ternura hacia sus hijos.

Recuerdo el ejemplo de una madre que tenía doce hijos. La más pequeña de todos, que era niña, estaba afectada de una profunda minusvalía. Me resulta difícil describir su aspecto, tanto desde el punto de vista físico como emocional.

Cuando se me ocurrió brindarme a acoger a la niña en uno de nuestros hogares, donde teníamos otros en condiciones parecidas, la madre prorrumpió en sollozos:

—¡Por Dios, Madre Teresa, no me diga eso! Esta criatura es el mayor regalo que Dios ha hecho a mi familia. Todo nuestro amor se centra en ella Si se la lleva, nuestras vidas carecerán de sentido.

* No deberíamos vivir en las nubes, en un nivel de superficialidad. Leer más....

jueves, 8 de octubre de 2009

"¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? / Por Arturo López y Conchi Vaquero

"¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario" dice San Pablo en l Corintios, 3, 16-17. ¿Somos conscientes de que el Espíritu Santo de Dios habita en nuestro corazón? Muchas veces nos viene a la mente esta idea, pero en pocos instantes de nuestra vida actuamos como santuarios vivos de Dios, como presencias vivas de la Santísima Trinidad en el mundo. Un santuario es el Templo en que se venera la imagen o reliquia de un santo de especial devoción. En nuestro caso el único que puede santificarnos, Dios mismo. ¿Veneramos y adoramos la santidad de Dios en nosotros en cada acto y en cada situación? Lamentablemente no. Si lo hiciéramos el mal no tendría tanto poder en nosotros ni en los demás. Para venerar y adorar deberíamos pedir la gracia de orar permanentemente en nuestra vida cotidiana, deseando hacer aquello que Dios pusiera en nuestro corazón en cada momento. La madre Teresa de Calcuta decía que sólo era un lápiz en las manos del Señor. El lugar central del Templo es donde mora el Altísimo. En nuestro templo pocas veces Dios permanece en el centro del corazón y su lugar lo ocupan: Las heridas de convivencia familiar, laboral y social. Los planes de futuro para sobrevivir o prosperar. Las ansias de mantener siempre una buena imagen ante los demás, pese a estar destruidos, y decir en nuestro interior: "Que vida más inútil vivo". El consumismo nunca satisfecho. El deseo de nuevos placeres y emociones fruto del amor insatisfecho. En definitiva el vacío interior, el hastío, la soledad, la infelicidad..., porque Dios no ocupa el lugar central de mi templo y yo estoy roto. Portadores del mayor Tesoro ¡Qué gran contrariedad sentirnos vacíos y ser portadores del autor de la vida, del tesoro único. Precisamente el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra santuario como: "Tesoro de dinero o de objetos preciosos que se guarda en un lugar". Somos herederos de la plenitud, de la vida inmortal, del amor verdadero, y navegamos en la oscuridad del océano llevados por los vaivenes del mar, el azote del viento, la frialdad del agua, la oscuridad de la noche y abrasados por el sol a la intemperie y a la deriva sin brújula. Somos templos de un tesoro lleno y creador de vida y no de un ser inerte. Por eso estamos llamados a comunicarnos constantemente con Dios en nuestro interior para hacer crecer su vida en nosotros y para alimentarnos de su esencia llegando a ser como un bebé en el seno de la madre unidos por un cordón umbilical de la manera más natural y sencilla. Ese nexo de unión es la oración y la oración más íntima, más personal en la que la unión es máxima. Por eso Jesús seguramente deseó hacerse entender con la parábola de los talentos que encontramos en Mateo 25,14-30: El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado". "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor". Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado". "Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor". Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!". Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes".
Los talentos son los dones únicos que Dios nos ha dado como personas irrepetibles. Sólo si los ponemos a trabajar a la luz del Espíritu Santo que nos habita darán fruto en nosotros y en los demás. El gran tesoro que es Dios se ha hecho presente en nuestros corazones entregándonos todo su amor. Poner a trabajar los talentos es entregar la vida única que Dios nos ha dado a los demás. Esto es extender el Reino de Dios a nuestro alrededor y hasta los confines de la Tierra, porque en la medida que se multiplican nuestros talentos ayudamos a que otros hermanos activen los suyos, como un efecto dominó. Dilapidamos los talentos Demasiadas veces cuando uno tiene salud, estabilidad económica y sentimental, desea disfrutar de momentos placenteros vacíos. Dilapida la salud comiendo lo innecesario, bebiendo, tomando alcohol, no durmiendo lo suficiente. Dios desea que usemos nuestra salud para servir a quienes no la tienen, desgastándonos dando amor a aquellos que se sienten sólos y que dejemos de dormir para compartir las últimas horas con un moribundo o un enfermo terminal. En definitiva que nuestra salud sea realmente un sacrificio de alabanza de Dios que vive en nosotros, no un mero desgaste inútil. Con los bienes económicos sucede igual: Dios quiere que acumulemos riquezas para repartirlas, para dar trabajo a los que no tienen, para mejorar la vida de los más desfavorecidos. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos lo han regalado todo.
¿Qué méritos creemos tener para acumular riquezas y participar de la lista de los más poderosos? El problema actualmente es que las empresas compiten por ser las que más beneficios y más cuota de mercado tienen aunque estemos sumergidos en una crisis económica mundial. Todas publican que ganan mucho, aunque sea menos que el años anterior. Sin embargo, detrás de esas estadísticas hay los números ocultos: ¿De donde salen esos beneficios? ¿Se han despedido trabajadores? ¿Se paga menos a los proveedores? ¿Se cobra más al consumidor en comisiones o en el producto?. Las estadísticas que Dios desearía son que se publicará un gran número de trabajadores a quienes se les ha subido el sueldo, pese a que la empresa lo hace a cambio de no ganar tanto. O que se contratan trabajadores pese a renunciar a ganancias o que no se despiden empleados. En nuestra vida personal acostumbramos a hacer a los demás lo que nos hacen. En lugar de fijar los ojos en el interior de nuestro corazón y concienciarnos de la obra que Dios realiza cada instante que respiramos, miramos a nuestro alrededor y queremos imitar el egocentrismo envolvente que nos asedia. Así deseamos tener un sueldo, una casa y un coche superior, aunque tenga como consecuencia que el vecino no prospere o se quede sin trabajo. Queremos hacernos dios siendo portadores del verdadero Dios y es cuando elegimos dilapidar nuestros talentos. Todo esto lo aplicamos de forma automática a las relaciones humanas y sentimentales. No nos gusta que nos utilicen, y siempre tenemos razón cuando dejamos nosotros una relación. Cuando es la otra persona la que nos abandona nos sentimos profundamente heridos y traicionados. Dios quiere que nos relacionemos sabiendo que Él habita en nuestro corazón y en el de la persona que tenemos ante nosotros. Cada uno somos un Templo, un lugar sagrado y cuando nos dañamos nosotros mismos o a los demás estamos lastimando al mismo Jesús que dijo: ""Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". (Mateo 25, 40). Debemos expulsar de nuestro corazón, de nuestro templo, todos los vendedores de sueños imposibles que nos invaden, para poder encontrar la paz para comunicar con Dios que desea hacernos crecer en su amor, entregándole nuestra vida. A cambio el nos ha prometido mucha más vida, Vida en abundancia. Sólo si mandamos callar a las voces de los vendedores que nos confunden, apreciaremos la magnitud de nuestro templo y con Santa Teresa de Ávila podremos decir: "Sólo Dios basta" . Jesús expulsó a los vendores del templo con un látigo. Nuestro látigo debe ser el que nos legó Cristo, la oración. Oremos ahora con estos dos textos de San Agustín interioriorizando cada palabra;
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre en la vida
y en la alegría sin fin.
Amén.
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Respira en mi
Oh Espíritu Santo
Para que mis pensamientos
Puedan ser todos santos.
Actúa en mí
Oh Espíritu Santo
Para que mi trabajo, también
Pueda ser santo.
Atrae mi corazón
Oh Espíritu Santo
Para que sólo ame
Lo que es santo. Fortaléceme
Oh Espíritu Santo
Para que defienda
Todo lo que es Santo. Guárdame pues
Oh Espíritu Santo
Para que yo siempre
Pueda ser santo.
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Y ahora pidamos con confianza:
Señor concédeme: -La serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar
-El valor para cambiar aquellas que puedo
-Y la sabiduría para conocer la diferencia. Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre: - lo que debo pensar,
- lo que debo decir,
- como debo decirlo,
- lo que debo callar,
- lo que debo escribir,
- como debo de obrar. Para procurar vuestra Gloria, el bien de las almas y mi propia santificación. Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortifica mi voluntad. Señor dame el balance divino en mi vida. Gloria a ti Señor.
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Si lo deseas puedes ahora terminar orando con la canción-oración del cantautor Martín Valverde "Ven Espíritu Santo":

viernes, 7 de diciembre de 2007

¿No es una lucha extenuante durante toda la vida? / Autor: Alfonso Aguiló

Algunos luchan un día, y son buenos;
otros luchan un año, y son mejores;
unos pocos luchan toda la vida:
esos son imprescindibles.

Bertolt Brecht

— Ser generoso en ese diálogo con Dios supone una lucha constante durante toda la vida. ¿No es un poco extenuante ese planteamiento?

Todas las personas tienen que luchar y esforzarse por ser cada día mejores. Quienes lo hacen, alcanzan mucha más satisfacción y felicidad en sus vidas. En cambio, quienes se abandonan y eluden la lucha personal por mejorar, acaban teniendo que luchar más todavía por defender sus apegos y miserias, a pesar de que muchas veces son bajezas que les avergüenzan. En ese sentido, podría decirse que luchar es un descanso, pues, al menos a largo plazo, la virtud alivia y el vicio en cambio no satisface, sino que es como una droga, que crea adicción, que cada vez exige más y da menos. Hay que contar con el esfuerzo, con la lucha, con la cruz del Señor. El que no cuenta con la cruz, se la encuentra de todos modos, y entonces, además, encuentra en la cruz la desesperación. En cambio, cuando contamos con ella, aunque puedan venir momentos difíciles, estamos mucho más felices y seguros.

Satisface más el esfuerzo

Quiero con esto decir que no debe tenerse una imagen negativa de la lucha ascética o de la entrega a Dios. Estar en buena forma física supone un esfuerzo, pero esa misma buena forma hace que cada vez esos esfuerzos sean menores. Y de manera semejante podría decirse que cuidar el espíritu hace que cada vez nos cueste menos el camino de la virtud.

— Pero a veces vienen momentos malos en que no es así.

Es cierto. Igual que podemos estar en buena forma física pero, en determinado momento, pasar por una etapa peor, o por una enfermedad, o una lesión. Pero eso no quita lo anterior.

La vida tiene momentos de euforia y otros de abatimiento (a veces, dentro de un mismo día), y hemos de saber sobreponernos a los efectos negativos de esos ciclos del estado de ánimo. Esos malos momentos pueden provenir de que Dios ha permitido una etapa de sequedad interior, sin culpa nuestra, por motivos que Él bien sabrá (purificarnos, mejorar nuestra rectitud de intención, hacernos partícipes de su cruz); o pueden provenir de nuestro descuido personal, porque estamos eludiendo el esfuerzo necesario por mejorar.

La virtud se demuestra en la tentación

A esto último se refería Santa Teresa, al rememorar una larga etapa de desasosiego interior, provocado precisamente por eludir lo que Dios le pedía: "Pasaba una vida trabajosísima... Por una parte me llamaba Dios; por otra yo seguía lo mundano. Dábanme gran contento las cosas de Dios; teníanme atada las mundanas. Paréceme que quería concertar estos dos contrarios, tan enemigos uno de otro, como es vida espiritual y contentos y gustos y pasatiempos mundanos. (...) Pasé en este mar tempestuoso casi veinte años... Sé decir que es una de las vidas más penosas que me parece se puede imaginar: porque ni yo gozaba de Dios, ni traía contento con lo mundano. Cuando estaba en los contentos mundanos, en acordarme de lo que debía a Dios, era con pena; cuando estaba con Dios, las afecciones mundanas me desasosegaban. Ello es una guerra tan penosa, que no sé cómo un mes la pude sufrir, cuanto más tantos años."

— Pero, aunque te decidas a ser más generoso, vendrán esos días malos en los que costará mucho ser leal a la palabra dada a Dios.

En nuestra vida tendremos muchas ocasiones de no ser leales, pero en esas ocasiones es precisamente donde se prueba nuestro amor a Dios. La lealtad, la fidelidad de una persona, se demuestra sobre todo ante las situaciones difíciles, cuando lo bueno se presenta rodeado de inconvenientes y lo malo nos atrae mucho. La honradez se demuestra, por ejemplo, cuando a uno le intentan sobornar y necesita mucho ese dinero, la fidelidad conyugal cuando se presenta una solicitación, y la valentía cuando los demás están asustados. La virtud se reconoce cuando es capaz de obrar en la adversidad.

Lealtad en la oscuridad

— Eso suena un poco a tener que fastidiarse porque has dado antes tu palabra.

Puede verse así, como si fuera una simple obligación consecuencia de un contrato, pero eso es vaciar de contenido un compromiso de amor. Porque el compromiso vocacional es un compromiso de amor (igual que el matrimonio no es un simple contrato, aunque haya un contrato). Ser llamado por Dios es una gran suerte. Es estar entre ese grupo de discípulos que seguían más de cerca al Señor, porque Él llamaba a la santidad a todos, pero a esos de un modo especial.

Y aunque pueda haber momentos en que la fidelidad se sostenga por un simple sentimiento de lealtad a la palabra dada, eso no quita mérito –al contrario– ni eficacia a esa fidelidad. Sabemos por ejemplo, que Santa Teresa, una gran santa, pasó muchos años en los que decía que le parecía como si Dios no existiese, y sin embargo ha sido guía y modelo para infinidad de personas, porque fue leal a Dios. Y la Madre Teresa de Calcuta, como ya hemos comentado, pasó también por largos años de oscuridad interior, y su fidelidad en la oscuridad ha llenado de luz a millones de almas.

El conocido engaño

— Entonces, ¿qué recomiendas para los altibajos de ánimo, para los momentos de bajón?

En los períodos bajos, cuando nuestro mundo interior está frío y gris, cualquier pequeña tentación tiende a ocupar toda la mente y adquiere un peso desproporcionado. Entonces, es fácil engañarse pensando que nuestro entusiasmo de los inicios de la conversión o de la vocación tendrían que haberse mantenido siempre. O nos creemos que la aridez actual será una situación igualmente permanente y nos amargará la existencia. Si esa idea se fija en la mente, dejamos el campo abierto a la desesperanza, o a un voluntarismo que se empeña en recobrar los viejos sentimientos de entusiasmo por pura fuerza de voluntad, cosa siempre agotadora. O llegamos al convencimiento de que los primeros entusiasmos habían sido un ingenuo acceso juvenil que el tiempo está poniendo en su sitio, y que en realidad todo ha sido una "fase" de la vida que ya ha pasado.

Hay que contar con el dolor

— Pero es que algo de eso puede ser cierto.

Indudablemente. Pero si aplicas ese planteamiento a cualquier meta o logro que una persona se haya planteado, y lo haces cuando está pasando por un momento bajo, no hay meta de largo alcance que pueda lograrse, pues siempre hay momentos malos, y la perseverancia y la fidelidad dependen precisamente de la capacidad de superarlos. "Para construir la propia vida –explicaba Benedicto XVI–, nuestro futuro exige también la paciencia y el sufrimiento. La Cruz no puede faltar en la vida de los jóvenes, y dar a entender esto no es fácil. El montañero sabe que para hacer una buena experiencia de escalada tendrá que afrontar sacrificios y entrenarse, así también el joven tiene que entender que en la escalada al futuro de la vida es necesario el ejercicio de una vida interior."

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Fuente: Interrogantes.net