27 de abril de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, sábado de la 4ª semana de Pascua, presidida por el P. Félix Castedo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.
Dios es Amor.Hacernos participes de ese Amor no es una cuestión menor. Se necesita tiempo de escucha y de silencio interior.Sólo una escucha diaria y comprometida nos irá conduciendo en nuestro crecimiento personal en el Amor de Dios. Por eso este blog, sencillamente quiere compartir nuestra experiencia cotidiana de escucha de la voluntad de Dios para cada momento de la vida y de aquellos hechos que nos preocupan, conmueven y nos hacen clamar a Dios por mediación de Jesucristo, el Señor.
Evangelio: San Juan 14, 7-14:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
Evangelio: San Mateo 5, 13-19:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
Evangelio: San Marcos 16, 15-20:
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Vídeo del testimonio de Paola Petri en Mater Mundi TV
Camino Católico.- Paola Petri, 22 años, se dedica a poner “un poco de sentido común en esta sociedad sobre la salud, pero desde el punto de vista de la fe”. Esta experiencia de vida para iniciar esta vocación para aconsejar en el campo del bienestar y la nutrición le viene por un no tan lejano pasado de una complicada enfermedad que la alejó en su relación con Dios o por lo menos entendió de manera diferente el mensaje que Él quería transmitirle.
Para Paola el orden ahora es: Dios, alma y el cuerpo y cuidar del propio cuerpo como Dios cuida de nuestra alma, esa es su misión pero no hace mucho tiempo su historia era bien diferente. Esta historia empieza cuando Paola tiene nueve años de una manera que ni ella misma sabe por qué pero empezó a desarrollar lo que ahora sí que ella misma sabe que es un trastorno alimenticio llamado anorexia nerviosa. “Yo por aquel entonces pensaba que estaba haciendo lo que tenía que hacer primero para estar delgada y segundo para yo misma tener un autocontrol, una disciplina”, explica Paola en la entrevista que le hacen en Mater Mundi TV.
* «Ahora cada día experimento una alegría y una exultación en el Espíritu inconmensurables. Es casi imposible encontrar las palabras adecuadas. Este es mi testimonio de conversión. No es un camino fácil, pero es feliz, como diría san Pablo VI. Sólo puedo aconsejar a todos que nunca dejen a Dios fuera de sus planes. Sólo en Él hay alegría y esperanza. Una vida sin Dios es una vida que no vale la pena vivir»
Davide Lombardi cuenta su testimonio en el programa “Cambio de Agujas” de H.M. Televisión
Camino Católico.- A los quince años, Davide Lombardi empezó a alejarse de la vida de la Gracia. Dejándose llevar por algunos de sus compañeros de clase, empezó a odiar a Dios y a Nuestra Madre: “empecé a blasfemar y a no ir a Misa los domingos sin que se enterasen mis padres… Mi prioridad era el placer. Tenía dinero para mis vicios y libertad de movimientos, pero había algo que me dejaba insatisfecho y no me dejaba tranquilo”.
Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma
* «Pensemos en la atormentada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar, que están en guerra y muchos otros países. La guerra es siempre una derrota y quienes más ganan son los fabricantes de armas. ¡Por favor oremos por la paz! Oremos por la atormentada Ucrania: sufre mucho, mucho. Los jóvenes soldados van a morir. Oremos. Y rezamos también por Oriente Medio, por Gaza: Hay mucho sufrimiento allí, en la guerra. Por la paz entre Palestina e Israel, para que sean dos Estados, libres y con buenas relaciones. Recemos por la paz»
Evangelio: San Juan 12, 44-50:
En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la Palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre»